𓏲 ֗ ⁺ 13 ִֶָ

↷✦; y  t o d o  l o  q u e h a c e m o s 
e s . . . ❞

Si California fuese un humano, seguro sería un maldito bipolar.

Esos eran los pensamientos que asaltaban la mente de Christopher un 26 de Junio (o 27, si es que ya habían pasado de las 12). Su celular se había descargado completamente, no veía básicamente nada y para empeorar las cosas, se moría de frío.

Si bien de día prácticamente se convertía en una paleta derretida en la acera, de noche se sentía como un tempano de hielo ante el frío viento que lo azotaba. Tener una remera de mangas cortas no ayudaba mucho.

Sentado en el capó del auto se dedicaba a buscar constelaciones en el cielo (aunque realmente más allá de la Osa Mayor, no distinguía un carajo). Podría entrar al auto, pero no le apetecía por más frío que tuviese. Quizás porque se aburría aún más ahí dentro o porque había tanto aroma a cigarrillo que sentía una extraña opresión en el pecho...

Bufó, frotándose la cara con las manos.

La radio del auto encendida para no tener que escuchar el viento como única compañía.

Ese hijo de puta de Minho lo había dejado ahí y se había ido sin más. Sabía que no corría peligro alguno, pero el gesto en sí era ofensivo.

No tenía idea de por qué estaba tan "sensible", y por más que no le gustara la sensación, definitivamente no trataría de averiguar la razón. No quería pensar en esa clase de cosas...

De todos modos, tampoco es que tuviese tiempo para ello:

Algo lo empujó de la nada, se sintió caer de encima del auto con agresividad. Se incorporó lo más rápido que pudo, pensando en cómo deshacerse de su atacante misterioso en caso de que fuese otra persona. Más al ver que éste ocupaba el lugar de donde Bangchan había sido tirado, solo pudo bufar. Minho se recostó cómodamente en donde segundos antes estaba el pelinegro.

―Hola a ti también ―dijo con desagrado Chan, levantándose del todo y observando a su "amigo."

―Hola ―dijo como si nada el otro, poniendo sus brazos tras la cabeza, otro cigarrillo en boca.

En verdad que se está buscando un cáncer de pulmón a los 30...

Chan lo miró fumar despreocupadamente, esa fachada de indiferencia plasmada en él. La conocía bastante bien de usarla él mismo, y ahora que la veía en alguien más, era simplemente molesto.

Quería romperle la cara, hacerlo reaccionar y hablar. De lo que sea. No toleraba más esa situación que habían llevado por las últimas dos semanas.

Bien, quizás él la había empezado, pero Minho debería haberlo detenido.

Su razonamiento no tenía sentido, por supuesto. Pero aún así se acercó rápidamente hacia el de cabello morado e impactó su puño en su mejilla. El pelimorado cayó limpiamente de encima del auto sobre la arena del costado de la carretera. Su cigarro a un par de centímetros de él.

El de ojos avellana tocó su mejilla golpeada, que a pesar de la poca luz se presumía enrojecida.

Frunció el ceño y lo siguiente que Bang supo es que había sido agarrado del cuello de la remera por el más bajo y tirado al suelo, en donde Minho se sentó sobre él para asentarle varios golpes. Bangchan, dejando de lado la sorpresa, reaccionó inmediatamente, y luchó de la misma manera.

Golpes, patadas e incluso un par de mordiscos se entremezclaron en su pelea cuyo fuego los mantenía rodando por el suelo tratando de ganarla. Se llenaban de arena, polvo y suciedad del suelo. Rozaban con un par de rocas en el suelo y seguro estas atribuían más moretones de los necesarios para después.

La calma de la noche, con sus estrellas brillando perfectamente para una escena romántica, simplemente contrastaba con sus gruñidos e insultos mientras giraban de un lado al otro, rasguñando.

El cigarrillo de Lee consumiéndose lentamente a un lado de ellos, el auto con su radio encendida hablando de amores eléctricos.

(  ★  )

Lee Know se sorprendía a sí mismo no fumando un cigarrillo en ese momento. Es decir, por lo general necesitaba estar ocupado haciendo algo si es que quería no fumar tanto. Y en ese preciso momento, no estaba haciendo más que mirar la noche azul con sus estrellas resplandecientes y sus constelaciones inalcanzables.

El olor a tabaco, aún así, le llegaba a la nariz junto con el humo.

― ¿Sabes? Nunca le he encontrado lo verdaderamente adictivo a estas cosas ―comentó Chan, su voz alta y clara. Haciéndose oír incluso aunque no hubiese ruido que tapar.

― ¿Entonces por qué lo estás fumando? ―murmuró Minho, recostándose aún más contra el parabrisas del Ford Mustang.

―Llámalo "salvarte la vida," si quieres ―sonrió de costado.

Ninguno observaba al otro, ambos cubiertos por una manta que había estado tirada en los asientos traseros y que Bangchan casi abraza al tener en sus brazos. "¿No pensaste en buscar algo para cubrirte en el auto?" le había preguntado el pelimorado elevando una ceja. Chan simplemente se había encogido de hombros, no queriendo decirle que había tratado de evitar el entrar al coche.

No decían nada al respecto de que estaban prácticamente pegados. Sus puños aún hormigueando un poco por los anteriores golpes que habían dado. Sus mejillas algo coloradas (y que seguramente al día siguiente estarían moradas). El labio de Minho partido, con apenas restos de sangre seca. Cabello revuelto y ropa convertida en girones, llenos de porquería del suelo.

―Yo lo llamaría "manera de molestar a Minho ahora que no tengo más energía física para continuar golpeándolo"

Bangchan no pudo evitar dejar salir una risa que sonó casi a bufido.

― ¿Te molesta que fume? ―preguntó suspicaz.

―Sí cuando es mi último cigarrillo el que fumas.

El de cabello castaño entonces giró levemente la cabeza, sonriendo un poco.

― ¿Era el último? No lo había notado ―claro que lo había notado, hijo de puta―. Toma, puedes quedarte con lo que queda.

Y le extendió el cilindro a medio acabar, la punta aún brillando en naranja por la última calada dada. Cuando Minho giró a mirar a Chan, recibió todo el humo inhalado por última vez en la cara.

Una sonrisita se divisó detrás de las capas de humo. Los dedos del pecoso se movieron para tomar el cigarro (apenas un poco, no tenía que moverse mucho, sus brazos estaban rozándose entre sí), chocando con los del otro, que aún lo observaba con sus dientes apenas reluciendo tras sus labios finos y rojos.

Se miraron a los ojos una vez más, miles de cosas por decir pero solo pocas expresadas.

― ¿Qué es esto? ―antes de darle tiempo a Bangchan para responder algo irónico como "un cigarrillo," continuó― ¿Actúas como un completo idiota, nos golpeamos y vuelves a coquetearme?

Otra vez ese bufido-risa que Chan dejaba salir a veces cuando pensaba en qué responder a continuación. Dejó el marlboro entre los dedos del otro, sus manos entrelazándose en un extraño ángulo por un segundo.

― ¿Qué te sorprende? ―puso sus brazos extendidos por detrás de la espalda, dejando que estos lo sostuviesen, su cabeza cayendo levemente hacia atrás― Es lo que siempre hacemos.

La manta deslizándose por el hombro izquierdo, del lado donde no estaba Minho.

―Eso no significa que esté bien, ¿sabes?

El de ojos café inclinó la cabeza hacia el costado, mirando entonces a Lee Know. Sin decir nada se recargó levemente contra el otro.

― ¿Entonces quieres hablar de ello?

Lee bufó, como si estuviese sorprendido de lo increíblemente idiota que su compañero podía llegar a ser. Además de desconsiderado y con poco tacto, entre otras cosas.

―Puedo imaginar cómo acabaría eso... ―dijo poniendo los ojos en blanco, dando una calada al cigarro a medio terminar.

Bang se inclinó un poco más, su nariz rozando el hombro de Know con suavidad.

― ¿Cómo sería eso?

Lee Know torció la boca, observando de reojo a Bangchan, quien lo miraba fijamente a los ojos. Lo ponía un poco nervioso, era la verdad.

―No terminaríamos de hablar. Simplemente... ―el de cabello castaño enarcó una ceja― terminaríamos teniendo sexo y dejaríamos todo sin resolver.

Chan sonrió ante eso, una pequeña risita entre dientes. Minho se removió molesto ante aquello, haciendo que por el movimiento Chan tuviese que sacar su cabeza del brazo del pelimorado, donde estaba apoyada.

― ¿Hay algo que resolver?

―Nunca te tomas nada en serio.

El veinteañero se acomodó en su lugar, irguiéndose, apartando la mirada.

― ¿Qué necesidad hay de hacerlo?

Lee bufó, imitando a su compañero. La manta cayó un poco más de sobre los hombros de ambos. Ninguno dio importancia.

―Te crees un adulto pero sigues siendo un niñito caprichoso que todo lo que quiere es jugar ―espetó.

El otro frunció claramente el ceño, una pequeña arruguita formándose entre ellos.

―Podría golpearte por decir eso, ¿sabes? ―no sonó casi nada a broma (casi, porque normalmente todo lo que el castaño decía era un gran chiste irónico), pero aún así el pecoso no se dejó intimidar.

―Hazlo, ¿Qué más da? Todo lo resuelves a base de golpes y sexo ―escupió―. Eres un malcriado que no sabe qué hacer cuando la situación requiere un mínimo de madurez mental y emocional.

Ya está, lo estaba diciendo. Se estaba descargando y soltando todos esos pensamientos involuntarios (y normalmente distantes, interrumpidos por la gracia de la situación) que le llegaban de vez en cuando, ahora agolpándose y convirtiendo las molestias menores del día a día con Christopher Bang en un gran fastidio que solo crecía y crecía al alimentarse de recuerdos, palabras e ideas levemente reprimidas acerca del mismísimo pelinegro malcriado, inmaduro, estúpido e...

―Te propongo algo... ―el castaño había vuelto a inclinarse contra él, esta vez invadiendo un poco más su espacio personal, en un movimiento brusco. De la impresión, el cigarrillo cayó de los dedos del mayor. La manta se deslizó hasta quedar contra su espalda baja y muslos. California soplando el humo de un Marlboro que se deshacía en la oscuridad de un desierto casi muerto―. Hagámoslo ―su cuerpo moviéndose para quedar cada vez más sobre el de Minho―, resolvámoslo momentáneamente con sexo― su boca, en un punto intermedio entre el cuello y el lóbulo de la oreja, arrojando el vaho, erizando la piel―. Hablemos luego.

―Chan... ―susurró con la voz entrecortada.

―Vamos, Lee Know, sé un niño conmigo por un rato.

...e insensible.

(  ★  )

―...Bang... Chan... ―susurró tomándolo del cabello, estrujando entre sus dedos las hebras azabaches― Ahí... muerde ahí....

El menor obedeció. Sus cuerpos uno sobre el otro, las piernas enredadas entre sí, torsos chocando y labios por todas partes. Las manos de Bangchan hundidas dentro de la camiseta del mayor, acariciando sus costados; su cara, enterrada en la curvatura del cuello, dejando marcas que tardarían en desaparecer por un tiempo.

― ¿Aquí? ¿Te gusta aquí? ―susurró en su oído, dejando su aliento chocar suavemente contra la punta de la oreja del otro.

― Sí... Allí... sigue.

Sus pantalones a medio camino de salirse, junto con su ropa interior. Sus miembros chocando el uno contra el otro en un vaivén lento pero constante. Las rodillas del pelimorado cada vez más flexionadas.

Sonidos de placer escapaban de los labios entreabiertos de Min, sus mejillas con una tonalidad rosácea que incluso con la poca iluminación hacía destacar sus pecas. Los ojos avellana tapados por sus parpados, dejando las pestañas negras extenderse en toda su longitud.

El castaño se movía lentamente, teniendo el control de ambos cuerpos, tratando de encontrar puntos en el cuerpo del otro que lo hiciesen ponerse de la manera en que se estaba poniendo: tan sediento y suplicante.

De vez en cuando dejaba su escondite entre el hombro y el cuello del otro para sacar la cabeza y observar el gesto del más bajo. Sonreía levemente viendo su cara contorsionarse con ondas de calmo y relajante placer.

El lugar era tan silencioso, solo el viento y los jadeos de Minho se escuchaban (los últimos un poco más altos). No había nada que los interrumpiera y de alguna manera Chan sentía que por primera vez estaba tan concentrado en una persona de lo que jamás estaría; observando sus múltiples facciones, sus pecas pequeñas y de tonos marrones, su cabello lacio y morado (que ahora que observaba bien no se veía tan natural)... la manera en que una arruguita se formaba entre sus cejas al gemir...

― ¿Qué sucede? ―lo ronca que podía llegar a ser su voz.

― ¿Eh? ―Bangchan parpadeó un par de veces antes de notar que se había quedado quieto estudiando a su compañero―. Solo pensaba en que sería genial que un auto pasase ahora y parase a ver si estamos bien... ―mintió.

El pelimorado largó una risotada tirando la cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto, marcando su clavícula cubierta de pecas y lunares.

―Bueno, sería incomodo... ―su mano continuaba agarrada del cabello del otro, e inconscientemente acarició los mechones castaños. Bang se inclinó hacia el contacto― Imagínate si fuese un policía.... Acabaríamos nuevamente en prisión y sería genial que tuviésemos que explicarle a Hyunjin como fue que terminamos tras rejas una vez más...

El castaño sonrió ante la idea, pensando momentáneamente que Hyunjin seguramente no los reprendería mucho si se enterara de la razón por la cual podrían ser arrestados. Más dejó el comentario para luego y acercó su rostro un poco más hacia el otro que seguía sonriendo y probablemente imaginando más escenas en las cuales hipotéticamente acabarían siendo descubiertos en ese momento.

No dijo nada cuando tocó suavemente sus labios contra los de Lee Know. Dando un beso sin demasiada lengua y casi inocente, acabando con una pequeña mordida al labio inferior de Minho. Los labios continuaron un camino de efímeros besos por la línea de la mandíbula del colorado, hasta llegar a su oreja, en donde lamió el contorno de su oreja.

El agarre en su cabello se apretó y un suspiro escapó de la boca del otro.

Chan dejó un último beso entre la sien y la ceja del otro antes de incorporarse y acercarse a los asientos delanteros.

―Vamos a darle uso a esos condones con textura antes de que sea tarde... ―dijo mientras se estiraba para rebuscar en la gaveta, la mitad de su cuerpo colgando por sobre los asientos, sus piernas aún en la parte de atrás del auto.

Su culo quedaba en alto y Minho solo pudo sentarse correctamente para poner sus manos sobre ambas nalgas, jugando un poco para molestar al otro.

―Sep, seguro que disfrutarás los pequeños relieves... ―Bangchan lanzó una patada hacia atrás, sin saber exactamente qué golpearía. Min rió ante eso.

El castaño finalmente encontró los sobrecitos de profilácticos y volvió a su lugar junto al pelimorado, quien sonreía un poco por lo anterior dicho.

―Debes ser más idiota de lo que aparentas si crees que hoy te dejaré ser el activo, moradito ―dijo poniendo una mano sobre el pecho del otro y tirándolo una vez más sobre el asiento. Luego, se metió arrodillado en el espacio entre sus piernas.

― ¿Qué? ¿Te ofendió mi toqueteo? ―preguntó en broma el de ojos avellana extendiendo una mano para apoyarla sobre la cadera desnuda del otro.

El castaño volvió a inclinarse sobre el cuerpo del otro, sus caras quedando a centímetros una vez más. La boca entreabierta de Lee esperando a la otra impactar. Más lo que recibió fue la escurridiza lengua del menor, lamiendo cada labio de punta a punta, encargándose de hacerlo lentamente para llegar a tragar ese largo suspiro entrecortado que el pecoso largó.

―Me ofendería a mí mismo ―murmuró con tono rasposo sobre los labios del más bajo, mientras éste entrecerraba sus ojos, recibiendo cada palabra de Bangchan como una droga― si no te follara tan bien que cada vez que entres a este auto lo recuerdes ―su pelvis describía movimientos lentos contra la del otro.

Lee Know jadeó ante la visión de los ojos café del otro brillando con autentico y puro deseo. Había tantas cosas en sus pupilas al mismo tiempo, hablaban más cosas que su boca misma. Y si bien acababa de decir aquello que dijo, sus ojos simplemente gritaban "te haré gritar mi nombre hasta que sea lo único que conozcas."

No podía decir que no deseaba que le hiciera justamente eso.

Levantó su mano derecha y enredó sus dedos una vez más en el cabello de Bang. No tiró de él. Se elevó unos centímetros usando el antebrazo izquierdo como soporte. Chan había parado de moverse y lo observaba sin decir nada, los labios entreabiertos. Sus flequillos despeinados se mezclaban como cables morados y marrones.

―Me ofendería ―susurró Min, tan bajo que Bangchan se preguntó si no era el sonido del viento―, si no cumplieras tu palabra.

Se miraron fijamente por un momento, como si fuese la primera vez.

Chan jadeó cuando Lee besó brevemente su labio inferior. Su mano apretando la piel bajo ella. Labios encontrándose una vez más, lentamente, sus ojos sin cerrarse del todo para observar a su compañero. Los dedos del pelimorado moviéndose hacía las mejillas del otro, acariciando con el dedo pulgar.

Cuando se separaron, el sonido de chasquido les sacó una sonrisa.

La mano de Minho se movió una vez más para acariciar el rostro del otro, corriendo el cabello que caía sobre su frente. El de hebras castañas, aun sonriendo, chocó su nariz suavemente contra la del chico debajo de él.

― ¿Por qué tan cariñoso, Honnie? ―su mano, sin embargo, acariciaba en círculos la cintura del pelimorado.

Minho sonrió aun más, recorriendo la cara y mandíbula de su compañero con la yema de los dedos.

―Honestamente... ―respondió, dejándose caer sobre el asiento trasero nuevamente, y elevando esta vez ambos brazos para envolverlos en el cuello de su amigo― No lo sé.

Chan sonrió un poco.

―Quizás es el ambiente post-pelea que nos pone así, ¿no crees?

Minho imitó su sonrisa, mostrando la línea de blancos dientes (quizás demasiado blancos para tratarse de un fumador) superiores.

― ¿Entonces qué? ¿Tu plan es que peleemos siempre para tener buen sexo después?

Bangchan se acercó para mordisquear su cuello juguetonamente.

―No parece un mal plan.

Y quizás... tan solo quizás, la conversación comenzaba a sonar a promesas hacia futuro lejano. Pero lo sorprendente... es que eso no les molestaba en lo absoluto.

Al menos no por ahora.

(  ★  )

Se encontraban nuevamente en el capó del auto, ya casi salía el sol, y ver el amanecer juntos por más cursi que sonara no se sentía tan empalagoso en ese momento.

―Le temo a la oscuridad, ¿sabes? ―dijo Chan, apoyado contra el parabrisas del auto a pesar de las quejas de Minho―. Cuando era pequeño me quedé encerrado en el sótano de nuestra casa, la puerta se cerró tras de mí y no pude hacer fuerza para que se volviese a abrir... Felix estaba en la habitación de la segunda planta estudiando como siempre, Jin-young y Si-won habían ido a hacer las compras: nadie me escuchó, salí luego de un par de horas cuando mi hermano se percató de que no estaba por ningún lado.

Minho se sorprendió ante aquello, apoyado en el otro de espaldas, casi sentado sobre su regazo. Giró la cabeza para mirar a su compañero, su nariz rozando contra la mandíbula de Chan por el movimiento.

― ¿Y tus padres? ―preguntó sonando más preocupado de lo que esperaba.

―Fuera de casa, casi nunca estaban en ella ―suspiró―. Según Felix no estuve mucho tiempo en el sótano, pero yo era pequeño y me pareció una eternidad... Desde entonces temo a la oscuridad.

Lee tragó duro. Mierda. Lo había dejado solo por un buen rato en medio de un desierto de noche.

Trató de ver la expresión de Bangchan pero la poca luz y el ángulo no ayudaban, además de que éste se encontraba mirando hacia el frente.

―Dios, Chan... De haberlo sabido... ―movió una de sus manos hacia la barbilla de Chan y lo hizo mirarlo, queriendo disculparse apropiadamente. El castaño se apoyó en el toque y giró a verlo con una pequeña sonrisa.

Luego comenzó a reír.

―Debiste ver tu cara ―dijo riendo levemente ante el rostro pasmado del pecoso―. Ten cuidado, Lee Minho, eres muy ingenuo a veces. No me sorprende que el rubio haya logrado engañarte tan fácilmente.

Recibió un golpe (bastante contundente) en el brazo, claro está. El pelimorado cambiando rápidamente su gesto a uno inmensamente ofendido.

― ¡¿Era mentira?! ―se alejó rápidamente del cuerpo del otro, dejando de apoyarse en él para darse la vuelta y volver a golpearlo en el brazo― ¡Eres un imbécil! ¡Me sentí muy culpable!

Bangchan continuó riendo, tratando de parar los golpes del otro con sus propias manos. Al final logró sostenerle un brazo por la muñeca, y acto seguido tiró de él para volver a pegarlo a sí mismo. Lo inmovilizó apretándolo entre sus brazos de una manera no exactamente cariñosa ni delicada, mientras continuaba carcajeándose.

El de cabello morado se quedó quieto, con el ceño fruncido y lo que parecía un puchero. Queriendo seguir golpeando al idiota junto a él.

Finalmente el menor apoyó su cabeza sobre la del otro, un poco más tranquilo ahora. Liberó un poco la presión ejercida por sus brazos sobre el cuerpo de Minho, pero no lo soltó, acomodándolo mejor entre sus piernas, haciéndolo apoyar su espalda contra su pecho.

―No era mentira, la historia es cierta. El maldito de Felix no me encontró hasta pasadas tres horas ―se escuchó a Minho murmurar algo como "te lo merecías" más Chan lo ignoró―. Y sí me quedaron secuelas de lo ocurrido. Pero no le temo a la oscuridad, soy claustrofóbico ―el de pecas hizo un sonido como poniendo en duda lo dicho, y Bang sonrió―. Es cierto, no puedo usar los baños químicos. Hacen que me ponga nervioso y no pueda hacer lo que voy a hacer a ellos...

―Ugh...

―Por si necesitabas aclaración ―Minho rodó los ojos.

Se quedaron en silencio un rato más, el sol ya asomando sus primeros rayos. Los pájaros comenzando a volar en el horizonte de rosas y anaranjadas tonalidades.

―Solo tratas de evadir el tema, ¿no? ―preguntó entonces el mayor.

―Eso creo ―admitió.

―Para ser alguien tan directo a veces... Sueles temer el enfrentar problemas.

Lee Know dejó caer su cabeza un poco hacia atrás, apoyándose en el hombro de Chan.

―Tengo problemas con el alcohol, me siento atraído por las personas incorrectas y tengo... ¿Cómo habías dicho?: siquiera un mínimo de madurez emocional. Mi vida entera es un problema, si tratara de enfrentarla tendría que suicidarme.

―Que trágico estás sonando ahora mismo ―dijo entonces el de ojos avellana―. No, peor que trágico. Suenas como un niño mimado que tiene un par de problemas serios por primera vez en su vida y no sabe qué hacer más que sentarse a quejarse esperando que alguien le resuelva todo.

El castaño soltó una carcajada.

―Sí que me tienes totalmente visto. Y yo que pensé que eras despistado...

―Lo soy, no noto detalles, solo veo el entorno general.

Ambos entrecerraron los ojos al mismo tiempo cuando un rayo de luz los golpeó de lleno. El sol estaba cada vez más arriba, a punto de despegarse de la unión entre el cielo y la tierra para elevarse durante el resto del día.

―Y en general... ¿Qué ves que esté pasando con nosotros? ―preguntó el de hebras oscuras mientras elevaba una mano para taparse el rostro de la claridad del amanecer.

―Que no sabemos callarnos casi nunca, pero por alguna razón tampoco sabemos hablar cuando es necesario.

―Es más acertado de lo que esperaba.

― ¿Qué le hace falta para que sea totalmente acertado?

―Que no tenemos ni la más mínima idea de lo que estamos haciendo la mitad del tiempo.

―Bueno, eso lo noté.

Suspiraron a la vez, aún viendo el sol ponerse. El ruido del planeta comenzaba a sonar una vez más para iniciar un nuevo día, cada vez la naturaleza mostrándose más viva. Un desierto convirtiendo su arena insípida en diminutos granos de oro.

―Yo... no sé qué me pasa contigo. Es extraño ―hubo unos segundos de silencio, en el cual Bangchan pareció buscar la palabra adecuada―. Me gustas, eso lo sabes... pero es diferente.

Minho sintió que perdía un latido al escuchar aquello. Lo sabía; es decir, era obvio. Uno no va y se acuesta conscientemente con alguien sin que le guste aunque sea un poco. Sin embargo, escucharlo en boca de su compañero le provocaba una extraña sensación burbujeante que no le era del todo ajena.

― ¿En qué es diferente? ―cuestionó.

No lo vio, pero escuchó a Chan sonreír.

―En que lo mismo fue con todos los demás, todos me gustaron... solo que contigo, aún no termina.

Minho se quedó en silencio por un momento. No sabía si tomar eso como algo bueno del todo. No tenía realmente experiencia en este tipo de relaciones (¿era siquiera una relación? ¿Abierta quizás?), solo había tenido una novia a los catorce años con la cual compartió un par de besos y hasta ahí. Luego, a los dieciséis, comenzó a salir con Han.

Jisung fue su mayor proveedor de experiencias románticas por gran parte de su vida. No era sorpresa que saliendo de esa relación, Minho se sintiese tan desorientado.

― ¿Qué cosa no acaba?

―Ya sabes... mi interés, mis ganas de coquetearte, pasar tiempo contigo...

Lee Know quizás no podía ver el rostro del otro, pero asumía que se encontraba bastante sonrojado. Al menos por el tono vergonzoso de su voz.

― ¿Y crees que acabe?

―No lo sé.

Y eso, sinceramente, lo aterraba.

―Tú deberías saber más acerca de esto, ¿no te parece? ―dijo retomando el hilo, Chan―. Estuviste en pareja por siete años, aún sigues. Yo jamás he tenido novio o novia, solo amigos con derechos y la palabra fidelidad no está en mi vocabulario.

Sonaba a un completo desastre, pero era la verdad. Era lo que era, y una parte en el fondo de su mente dijo "si va a aceptarme que sea con todo lo malo."

¿En qué momento su mente había comenzado ver esto como una... relación?

Bueno, no es que realmente dictaran mucho de serlo. Excepto por el claro detalle de que Minho continuaba viéndose con Jisung y él... él se había visto con Seungmin un par de veces. Pero, sinceramente, ya no sentía interés en él.

Dios, estaba jodido.

―Soy menos que un maldito queso en este tema de las relaciones, no he te- Momento ―se pausó, habiendo captado algo en lo dicho por Chan―, ¿cómo que sigo?

Chris suspiró, removiéndose en su lugar, Minho giró un poco la cabeza para mirarlo.

―Bueno, el otro día fue a tu casa, ¿no? Y de pronto son muy amigos ―Know elevó una ceja―. Te vi el otro día, lo saludaste cuando pasaba por la entrada.

―Pero eso no signifi-

―Mira, no estoy tratando de hacer una escena de celos, no tengo por qué. Solo... quiero saber donde estoy parado.

Hubo un silencio. Minho tratando de procesar todo lo escuchado. Entonces... ¿Bangchan creía que él había vuelto con Jisung? Y todo porque se enteró de que se vieron y porque lo había saludado un día...

La risa le salió, sinceramente, desde el fondo del alma.

― ¡JAJAJA! ―sintió lagrimear sus ojos mientras Chan bufaba, empujándolo para sacárselo de encima suyo, claramente ofendido. Murmuró algo como "y soy yo el que no se toma nada en serio."

Y es que, era hasta hilarante.

― ¿Sabes? Ni siquiera sé para que lo intento. Si tanto quieres que intente ser un adulto, tómame en serio ―se quejó, mientras se bajaba del auto, frustrado.

El pelimorado se arrepintió al momento por su comportamiento. Bajó del auto también y siguió al otro. Bang había entrado al auto y estaba sentado en el asiento de copiloto, brazos cruzados y lo que parecía un puchero.

―Oye, discúlpame... ―Bangchan solo dejó escapar otro bufido―. No quise reírme... es solo que tu conclusión fue bastante estúpida.

Oh, el señor tacto. El de cabello castaño le envió una mirada fulminante.

Minho asomado por la ventana de Chan, tragó saliva y quiso dar un par de pasos hacia atrás. No dudaba que el menor pudiese encajarle un golpe allí mismo.

― ¿Estúpida por qué? ―preguntó en un tono más cortante de lo necesario.

―Porque no tiene sentido y... no es verdad. No he vuelto con Han, ni nada parecido. ―Chan no respondió, mirando hacia delante, el sol golpeándole directo en los ojos pero su orgullo siendo demasiado más grande para correr la mirada hacia Minho.

― ¿Amigos con derecho, entonces? ¿Amantes?

Lee Know se pasó una mano por el cabello, nerviosamente. Dios, desearía tener un cigarrillo ahora mismo.

―No, solo amigos. Nosotros... estamos intentando volver a ser amigos. Es lo que siempre fuimos y...

―Oh, qué mal por ti, ¿no? ―dijo con un tono casi monótono el castaño. Si Minho no estuviese tan seguro de lo contrario, diría que hasta había sido cambiado por su hermano mayor.

El sol casi en su máximo punto, golpeando con sus líneas amarillentas el cuerpo inclinado del pelimorado. La noche eterna convirtiéndose en una mañana que solo dejaba ver su cualidad efímera. Cualquier secreto susurrado en la oscuridad ahora tomando más importancia ante la luz.

―No realmente ―dijo entonces el otro, sonriendo un poco―. Él de verdad ama a su novio... se ve feliz. Y yo...

Bangchan dejó salir un bufido que sonó a risa. Una pequeña sonrisa ladina instalándose en su rostro. Finalmente giró a mirar al pelimorado, quien se detuvo de seguir hablando cuando vio la mirada divertida de su compañero.

― ¿Y tú qué? ―salió de manera muy ruda. Casi agresiva. ¿Estaba tratando de atacar o de defenderse?― ¿También amas a tu novio? ―rió, si Minho lo conociese un poco mejor sabría que se trataba de una risa nerviosa―. No me hagas reír, nos conocemos desde hace menos de un mes. Tú no me amas.

Y contrario a lo que esperaba. Minho no se echó hacia atrás, no agachó las orejas.

Sonrió un poco, casi tímidamente.

―Lo sé. Apenas estoy aprendiendo a entenderte. No te amo... ―torció el gesto, como dudando si decir lo siguiente―. Pero... sé que esto no es solo lo que es.

Bangchan contuvo la respiración cuando Minho abrió la puerta y se inclinó para ingresar al auto desde el mismo lugar donde él estaba sentado. Se tiró un poco hacia atrás, moviéndose hasta casi estar en el lado del conductor, Min cada vez más encima de él, los pies aun fuera del coche y los brazos a cada lado del cuerpo de Bang.

―Oye...

―Tú mismo lo dijiste: no es lo mismo que con los demás ―volvió a sonreír, su rostro acercándose al chico acorralado bajo de sí―. No es solo una diversión de un rato.

El de cabello castaño tragó saliva, sinceramente nervioso y con el corazón latiendo como loco. Cientos de tambores golpeando a la vez en el interior de su torrente sanguíneo, enviando cosquillas a todo su cuerpo.

Una estúpida mariposa revoloteando en su estomago. La muy hija de puta.

― ¿Cómo estás tan seguro? ―logró articular como pudo.

El pelimorado simplemente se encogió de hombros, con una sonrisita infantil.

―No lo estoy. Pero... eso es lo que lo hace aún más emocionante, ¿o no?

Y Chan no pudo más que imitar el gesto, contagiándose de la pequeña sonrisa.

Ambos mirándose a los ojos. De pronto, miles de posibilidades volando alrededor de ellos.

Y con ellas, millones de dudas.

―Acaban de romperte el corazón, Lee Know ―dijo entonces―. Yo solo... yo solo podría empeorarlo.

―Lo mismo digo por ti. Pero supongo que se trata de arriesgar ―se acercó para rozar su nariz con la del otro de manera juguetona―. Además, si te preocupa aunque sea un poco qué pase con mi corazón, imagino que no vamos por tan mal camino, ¿sabes?

Y quizás, estaba llevándolos a sus propias perdiciones. Tal vez estaba haciendo justamente lo que había recriminado hacía horas a Bangchan: ser un crío y jugar.

No sabía qué hacía. Puede que en realidad no hubiesen solucionado nada. Es más, incluso podrían estar creando un problema más grande.

Pero Chan solo rió, y levantó la mano para posarla en el cuello del otro. Ese chico era imposible.

Tiró de él hacia abajo e hizo que lo besara.

De algo estaba seguro, y es que jamás creyó sentir esas mariposas de mierda en el estómago. Y mucho menos, sentirse tan cómodo con ellas.

(  ★  )

― ¿Y cómo será a partir de ahora?

―No lo sé... supongo que lo veremos sobre la marcha.

El sol, finalmente posándose en lo alto.

(  ★  )


y llegamos al último capítulo,
queda solo el epílogo y diganle
adiós a otra adaptación 🤧

cualquier error ortográfico
o de nombre no duden en
decírmelo, nos vemos <3

atte: minnie ♡

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