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↷✦; d e s v i o e n l a 4 0 5 ❞

Minho levantó la mirada de su consola de juegos y observó al chico de cabello castaño a unos centímetros de él; Bangchan se encontraba acostado a un lado del pelimorado, de espaldas a la cama y con la cabeza colgando de ésta, mirando televisión. Lee Know, por su parte, se encontraba con el estomago contra el colchón y su videojuego en mano.

Estaban aburridos. Malditamente aburridos.

Era un domingo en la tarde y no había nada para hacer. El calor era insoportable para estar afuera, así que se encontraban resguardados del clima caliente de California dentro de la casa de Minho, haciendo nada.

Bang tenía una expresión de aburrimiento en el rostro (mucho más acentuada que de costumbre) y largaba profundos suspiros cada cierto tiempo, cada vez siendo estos intervalos silenciosos más cortos.

Sus ojos café se apartaron de la pantalla en la cual pasaban una película a la cual había dejado de prestar atención hacía al menos media hora. Miró a su compañero de cama, que parecía estar igual de irritable que él. El de cabello castaño se incorporó, sentándose más correctamente en la cama, dando la espalda a la televisión. Se frotó el rostro, incluso con el ventilador prendido en la potencia más fuerte, el calor era tanto que sentía su cuerpo pesado.

Podría ir a bañarse, pero sabía que en cuanto saliese de la ducha el calor azotaría con una fuerza abrumadora, comenzaría a transpirar aun más y... agh, no gracias.

Suspiró nuevamente, Minho había perdido la cuenta de cuantas veces lo había escuchando hacerlo. Probablemente va unas treinta ya, pensó mientras oprimía botones en su juego, sin realmente estar tan metido en este. Ni siquiera sentía ganas de fumar, sabía que empeoraría su de por sí caluroso estado.

Sintió entonces que otro cuerpo se subía sobre él. Chan con todo su torso sobre las espalda de Minho, aplastando a este aun más contra el colchón. El pelimorado gimió de frustración, hacía mucho calor para pensar en tener al pesado de Bang sobre su cuerpo, molestando.

―Bangchan, bájate de encima de mí, hace un calor de los mil demonios. Ni el infierno debe ser tan caliente ―trató de sacarse al menor de encima suyo, pero el de ojos café había decidido tirar todo su peso sobre él, como si de una bolsa de papa se tratara.

El chico sobre él se removió inquieto, lanzando otro suspiro profundo.

―Estoy caliente, Minho ―dijo con tono quejoso.

―Bueno, sí, por si no lo has notado hacen unos 35° fuera y aquí no estamos mucho más fríos.

El castaño se movió para que sus piernas quedaran estiradas sobre las del pelimorado, de manera que se notaba la ligera diferencia de altura entre ambos, puesto que Bangchan era unos centímetros más alto.

Así alineados como estaban, Minho entendió de qué estaba hablando Chan, un ligero sonrojo extendiéndose en su rostro pecoso. El de ojos café bajó su cabeza para mordisquear el hombro expuesto por la musculosa de mangas anchas que llevaba puesta el mayor.

―Estoy caliente, Minho ―repitió, haciendo énfasis en cada silaba, embistiendo levemente con sus caderas hacia el frente. Una erección más que notoria en sus pantalones.

El pelimorado bufó, una pequeña sonrisa divertida extendiéndose en su rostro. Volvió a hacer fuerza para impulsarse, esta vez para voltearse y quedar frente a frente con el otro. Bang se lo permitió, dejando que el de cabello morado quedase aplastado bajo su cuerpo, mirándolo a la cara.

―No me sorprende, siempre estás caliente ―dijo el chico, dejando olvidado su juego para levantar un brazo y rodear así el cuello del más alto.

Se besaron por un buen rato, perezosos. Hacía demasiado calor para querer moverse siquiera, las manos de ambos recorriendo con lentitud el cuerpo de su contrario. Sus pantalones apenas siendo bajados junto con la ropa interior. Sus erecciones frotándose lentamente, creciendo la una contra la otra.

Minho ni siquiera estaba seguro de que fuesen a hacer el acto por completo, hacía mucho calor y obviamente ambos estaban agotados por la misma razón. Y si lo hacían, Know prefería quedarse lo más quieto posible y dejarle el trabajo a su compañero, denuevo, por más egoísta y vago que aquello sonara.

Más los besos siguieron, algunos gemidos y jadeos saliendo de los labios de ambos cada tanto. Las manos de Bangchan le subían la camiseta y le tocaban el pecho y el estomago con parsimonia. Lee simplemente jugueteaba con el cabello del otro, retirándoselo de la cara y del cuello (en donde se pegaba por el sudor).

Se sacaron la ropa un poco más rápido, aun así, agradeciendo el alivio que esto les daba a sus cuerpos sudorosos. Quedando completamente desnudos y volviendo a la posición inicial, con besos lentos y profundos.

Continuando con su plan, Minho cumplió la ley del menor esfuerzo, apenas extendiendo un poco las piernas mientras el otro lo preparaba y dejando a Chan elegir el ritmo de las estocadas. Terminaron siendo lentas y certeras, con un par de chupones de por medio, moviéndose con lentitud casi relajante. Min solo flexionaba un poco las rodillas permitiéndole entrar más, ni siquiera sintiendo dolor al principio, puesto que estaba más ocupado en no morir sofocado por los rayos del día que entraban por la ventana.

Acabaron casi al mismo tiempo, sus cuerpos empapados en asqueroso sudor y pegoteados entre sí. Sus pieles soltaron un ligero chasquido allí donde se separaron. Bang se levantó de encima de su compañero, saciado y satisfecho, dejándose caer contra su espalda. Minho, en un estado igual, se quedó en la misma posición que antes.

Ambos agradecieron la ligera brisa que entró por las persianas no totalmente cerradas, allá por las 7 de la tarde, mientras el sol comenzaba a ponerse. Sus cuerpos una vez más pesados, pero relajados y cansados.

―...podríamos ir... a la playa... ―Bangchan se interrumpió a sí mismo con un bostezo, su rostro girando para mirar al pelimorado, que con los ojos entrecerrados a punto de quedarse dormido, solo asentía un poco―...seguro la brisa allá es más... fría... ―los ojos del castaño comenzaron a cerrarse igualmente.

Y finalmente, ambos estuvieron dormidos.

( ★ )

Luego de su primer encuentro sexual, toda la semana siguió el mismo rumbo.

El miércoles, luego de que lo hubiesen hecho por primera vez (y de que Chan se hubiese ido), el comportamiento de ambos había vuelto a la normalidad. Ninguno dijo nada sobre el "incidente" y Min creyó que eso sería todo, que Bangchan ya había conseguido lo que quería y que así quedaría.

Más en cuanto terminadas las clases Minho llevó a Chan a su casa, y éste ultimo invitó al primero a quedarse a comer algo, acabaron repitiendo el acto, allí mismo, en la cocina.

Lo mismo sucedió el jueves. Cuando fueron a comer a un McDonald's y acabaron por hacerlo en la parte más oscura del estacionamiento, en el auto, riéndose entre beso y beso ante el nerviosismo de ser atrapados.

Y el viernes, cuando fueron a cenar a casa de Felix y Hyunjin, todos acabaron un poco ebrios por el champagne que habían bebido, y Hyunjin no les permitió volver conduciendo a casa de ninguno de los dos. Por lo cual se quedaron a dormir en uno de los tantos cuartos de la mansión. Lo hicieron sobre el escritorio, agradeciendo que Lee Know tuviese condones en el bolsillo.

El sábado, Bang quiso ir a la casa de Minho, y acabaron yendo allí. La vecina no pudo evitar ser más obvia al tratar de ver con quien entraba a la casa el pelimorado. Así que ese día lo hicieron en la pequeña sala de estar, sobre el sofá, cuidando de dejar las cortinas entreabiertas por si la vecina cotilla tenía ganas de seguir curioseando.

Y finalmente, el domingo, en donde perezosamente tuvieron sexo sobre la cama de Bangchan, ambos sudorosos y pegajosos.

Min no podía evitar preguntarse qué carajos estaban haciendo, cada vez que acababan el acto y Chan comenzaba a hablar (si es que no se quedaba dormido) tranquilamente y como si nada hubiese pasado.

Algunas veces sentía la necesidad de preguntarle al otro que pensaba de todo eso, qué significaba: ¿era un acostón de un rato? ¿O significaba que también sentía esa atracción no llanamente física y sexual por él?

¿Seguiría viendo al mesero?

Pero Bang lo empujaba riendo y le preguntaba en qué tanto pensaba. "¿Quieres repetir?" decía, con una sonrisita burlona, "vamos, te dejo elegir quien la mete esta vez"

Y Minho lo empujaba de vuelta, riendo con un burlón "¿aguantas otra ronda?", dejando sus dudas de lado por un rato, dejándose llevar.

( ★ )

Lunes, tres de la tarde, clase de psicología y Bangchan muriéndose de aburrimiento. El mentón apoyado en su mano izquierda y con la derecha molestando a su compañero de banco; pinchaba a Jeongin con una lapicera y se reía cuando el peliblanco pegaba pequeños saltos en su asiento, para luego dirigirle una mirada ceñuda seguido de un "¿puedes parar? Pareces un chiquillo de primaria", a lo que Chan sonreiría y seguiría fastidiando. Tratando de sacar por completo de quicio al de ojos celestes.

― ¿Se puede saber qué te sucede? ―preguntó el peliblanco mientras los dos se sentaban en una mesa para su siguiente clase. Aún era tiempo del receso, pero no había mucho para hacer afuera y dentro de las aulas había aire acondicionado.

― ¿Mhm? ―dijo distraído el castaño― ¿De qué hablas?

―Estás perdido en tu mundo, y no que eso no sea normal, pero hoy estás aún peor que de costumbre ―levantó una ceja, analizando al de ojos café―. Estás así desde la semana pasada, ¿es por lo que te dije del ex de tu novio?

―Ya te dije que Minho no es mi novio ―respondió con fastidio Bang, a lo que el otro sonrió levemente, divertido.

―Pero te acuestas con él, ¿no es así? O al menos ya están en algo más porque tontean más que de costumbre. El viernes lo besaste antes de salir del auto... ―comentó Jeongin.

Bang ni siquiera se preocupó por parecer sorprendido. Solo se preguntaba en donde carajos se metía su mejor amigo para notar esa clase de cosas.

―Sí, me acuesto con él. Y no, no estoy así por lo que me has dicho ―bufó― Es más, ni siquiera estoy así como dices. No me pasa nada.

―...ajá ―dijo Jeongin, con gesto escéptico.

Obviamente no creía lo que el otro decía. Chan bufó y desvió la mirada. No le pasaba nada, no entendía por qué su amigo tenía que insistir con el tema. Estaba un poco distraído, sí, pero no era nada por lo que preocuparse.

Quizás estaba pensando un poco mucho en algunos temas suyos, pero nada que ver con Minho.

Por supuesto que no.

Nada involucraba al pelimorado, ni al reciente cambio de su relación. No pensaba en él, ni se preguntaba qué mierda pasaba con ellos. No le comía la cabeza el hecho de pensar que Han Jisung volviese a ser parte de la vida del otro, ni el que Lee Know hubiese podido retomar su noviazgo con éste...

― ¡Mierda! ―dijo en voz alta, refregándose el rostro y bufando en claro gesto de frustración―. Es que, ¿qué espera de mi? Se puso celoso por el tema de Seungmin, como si tuviese el derecho de estarlo. Yo no digo nada acerca de que haya vuelto con su noviecito-

― ¿Nombra a Jisung?

Bangchan pareció notar que estaba hablando en voz alta, pero en vez de callarse, siguió desahogándose.

―No, pero-

― ¿Has siquiera pensado en hablar con él de esto?

― ¿Qué? Claro que no. ¿Por qué lo haría?

―Bueno, obviamente ustedes tienen problemas por resolver.

Chan bufó.

―Eso es lo que hacen las parejas. Y por si debo recordártelo una vez más-

―Minho no es tu novio ―repitió con tono monótono el peliblanco, poniendo los ojos en blanco―, ya me sé esa parte del discurso, gracias.

―Exacto, gracias por entenderlo. No era tan complicado, ¿verdad? ―suspiró―. De todos modos, no tenemos problemas, simplemente me estresa un poco su actitud.

― ¿Qué actitud?

―Su actitud nerviosa y distante, es como si no entendiese qué pasa. Creo que jamás ha tenido un amigo con derechos, porque no parece saber ni donde está parado.

― ¿Y tú lo sabes?

Jeongin sonrió apenas elevando las comisuras de los labios. Bangchan pareció a punto de decir algo, más fue interrumpido por la campana sonando en el pasillo, seguido de los alumnos entrando ruidosamente.

Suspiró, aun mirando a su amigo, sin quitarse la sonrisita.

―Oye, voy a hacer algo que me agradecerás luego ―anunció Jeongin mientras caminaban hacia donde los autos pasaban a recoger a diversos estudiantes.

El Ford Mustang se veía a unos cuantos metros de ellos, brillando bajo el caliente sol californiano, reluciendo por lo rojo. Lee Minho se encontraba apoyado en él, fumando y mirando a la gente pasar, esperando por el castaño.

― ¿Una mamada? Si logras que me corra con tus pocas habilidades, claro que te agradeceré luego ―dijo con tono cínico Bangchan, su humor de perros aun en pie.

Jeongin se contuvo de decir algo como "oh, disculpa si no llego al nivel de Bang reina de las mamadas Christopher" y decidió simplemente efectuar su plan. Antes de que el mal trato de su amigo le hiciese cambiar de idea.

―Es equivalente a una mamada ―fue todo lo que dijo cuando estuvieron a solo dos metros de Minho. Quien ya los había visto y levantaba la mano en señal de saludo hacia Chan (y quizás hacia él también).

Yang quiso reír al ver la leve sonrisa en labios de Minho caer dramáticamente, cuando estampó su boca contra la de Bangchan.

( ★ )

― ¿Nuevamente el trato frío, Minho?

No hubo respuesta, el pelimorado ni siquiera lo miró.

―Oh, vamos, que ni siquiera sé por qué Jeongin me besó. Pensé que hacía rato habíamos dejado eso...

Nada. Minho solo giró el volante para entrar a la autopista.

―De todos modos, no es como que tengas derecho a hacerme una escena.

Minho apretó la mandíbula antes de finalmente hablar, tono seco y cortante.

―No estoy haciendo ninguna "escena" ―Chan puso los ojos en blanco, Lee frunció el ceño―. No estoy celoso, si es lo que tu ego te quiere hacer creer para que te sientas mejor contigo mismo.

―Bueno, ¿si no lo estás entonces por qué te pones así luego de que me ves con alguien más?

―Quizás simplemente me siento un poco insultado ―cortó―. Hay algo que se llama respeto, deberías buscar su significado en el diccionario y luego implementarlo en tu vida. Evidentemente te hace falta.

Bang bufó, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño.

―Mira quién habla de respeto ―soltó, con el fastidio tangible―. El que se acuesta con su contratista incluso luego de haberse arreglado con su noviecito.

Lee Know elevó las cejas.

― ¿Cómo sabes lo de Han?

―Todos se enteran de todo en el campus.

Hubo un silencio que duró por un par de minutos mientras el auto avanzaba a marcha lenta.

―Han no es mi novio.

Bangchan soltó una risilla entre diente, mirando por su ventana.

― ¿Entonces qué? ¿Solo amantes hasta que decida si se queda contigo o con el pitufo?

―No seas idiota, él no está decidiendo nada. Solo somos amigos.

―Oh, ¿amigos? ¿Ni siquiera el titulo de amante te llevas? ―dijo con veneno―. Tranquilo, ya has estado practicando conmigo, seguro logras complacerlo lo suficiente para que esta vez no deba buscarse a otro.

― ¿Puedes parar de ser un imbécil por una vez en tu vida? No entiendo qué necesidad tienes de atacarme justo ahora.

Otro silencio prolongado.

―No bajes en esta intersección, sigue conduciendo por la autopista.

― ¿Qué? ¿Para qué? ―dijo confundido el pelimorado―. Si sigo derecho llegaremos a las 405, es básicamente un desierto.

―Lo sé, quiero ir. Conduce ―Lee Know lo miró ceñudo―. Soy tu jefe, es una orden.

Y eso fue lo que Minho hizo.

( ★ )

― ¿Cómo que no hay combustible?

Minho sacó el cigarrillo de su boca con un gesto vago, sin girar hacia su compañero, la cabeza inclinada hacia arriba. Volutas de humo salieron de su boca, elevándose hasta dispersarse rápidamente con el viento frío de California en la noche.

No había muchos árboles alrededor que pararan las ráfagas ventosas en el desierto solo interrumpido por una carretera vacía. Vacía a excepción de ellos.

―Bueno, no sé tú, pero cuando digo "no hay más combustible" suele significar... no te sorprendas, pero suele significar que ya no hay combustible.

―Deja el sarcasmo para luego, estoy hablando en serio.

Era extraño verlo así, pensó Minho, con el ceño levemente fruncido y la mirada sin atisbo de broma. Parecía francamente preocupado y quizás fue eso lo que logró que Lee tirara su cigarro al suelo y lo aplastara con sus zapatillas antes de suspirar y hablar.

―Estaba por menos de la mitad cuando salimos del campus.

― ¿No tienes una reserva de gasolina o algo?

El pelimorado se encogió de hombros.

―Está en mi casa. Sabía que me estaba quedando sin combustible pero me alcanzaba para ir a buscarte, llevarte a tu casa y luego volver yo a la mía... No contaba con que tuvieses la grandiosa idea de entrar a una carretera desértica a tan solo horas del anochecer.

Dio una inclinación hacia el cielo, donde para demostrar su punto se veía el sol casi escondiéndose. Tonos rosados, purpuras, anaranjados y amarillos mezclándose en una de las mejores acuarelas naturales.

Romántico, pensarían varios. E incluso ellos bromearían con eso si la situación no se sintiese tan tensa.

―No te opusiste demasiado que digamos.

El de pecas miró a Bangchan, su ceño frunciéndose en un casi reflejo del otro.

― ¿Qué más querías que hicieras? Me trajiste prácticamente a rastras.

―Tú eras el que conducía, yo solo iba de piloto. Que te convenciese es otra cosa.

―Oh, convencer no es la palabra que yo usaría. Sería algo más como obligar.

―Jamás te he obligado a nada. En el fondo siempre quieres seguirme.

Un silencio en que sus miradas chocaron. El café contra el avellana. Había demasiadas emociones en sus ojos y el que estas fueran idénticas solo les hacía más imposible entenderlas, puesto que no podían ni con las propias.

Entonces una sonrisa de costado por parte de Chan, desviando la mirada.

―Supongo que no estamos hablando solo de combustible...

Minho apretó la mandíbula ante el comentario. Se incorporó de donde estaba, apoyado contra el auto y como si no hubiese escuchado a Bangchan, lo pasó de largo. Manos en los bolsillos y caminando lentamente, comenzó a alejarse en dirección opuesta por donde habían venido.

― ¿A dónde carajos vas?

El de cabello castaño observó con gesto compungido al de ojos avellana dar pasos cada vez más lejos de él y el auto. En dirección a ningún lado.

―Quizás haya una gasolinera en unos kilómetros. Veré si consigo algo.

― ¿Estás demente, verdad? ―cada vez tenía que hablar más fuerte, los metros entre él y el pelimorado aumentaban. Dentro de nada tendría que comenzar a gritar― ¡Si hay alguna gasolinera no la alcanzarás hasta dentro de 5 horas a pie!

― ¡Pero la alcanzaré eventualmente!

El cielo se oscurecía cada vez más, las estrellas empezaban a verse con más claridad y la luna en estado creciente era la única iluminación. Estaba muy oscuro.

El de ojos avellana escuchó pasos acercarse rápidamente y en pocos segundos tuvo a Bangchan a su lado, caminando a su misma velocidad en cuanto lo alcanzó.

― ¿Qué quieres?

― ¿Realmente planeabas dejar a un menor a sus costas en un desierto durante la noche?

―Bangchan, tienes veinte años.

―Sigo sin ser del todo un adulto. Adolescencia tardía, ¿te suena?

Minho bufó sonoramente.

―Contigo definitivamente.

Caminaron por un par de minutos en silencio, la oscuridad siendo cada vez mayor.

― ¿Cuál es el plan? ¿Caminar hasta que nos sangren los pies?

―O llegar a la gasolinera, lo que suceda primero ―ironizó.

― ¿Qué con el auto?

―La idea es que tú te quedaras cuidándolo.

―Oh, ya veo, muero por el Mustang mientras tú vas a buscar combustible tranquilamente.

―Primero que nada, no creo que vayas a "morir" por quedarte a "cuidar el auto" ―ignoró el alguna pandilla del desierto podría atacarme y también el o coyotes (de todos modos no estaba seguro de que hubiese coyotes por allí... además, ¿para qué querrían un auto?)― Segundo, no voy "tranquilamente", me dolerán los pies y los pulmones dentro de aproximadamente dos kilómetros o diez pasos, uno nunca sabe.

Más silencio, por otro par de minutos. Chan volteó para ver si lograba distinguir el auto, y solo pudo divisar una mancha roja apenas iluminada por la luna amarillenta.

― ¿Realmente crees que haya una gasolinera?

Lee había sacado ya otro cigarrillo, y le daba una calada sin mirar a Bangchan cuando sonrió irónico.

―Seguro habrá una, pero tardaré horas en llegar a ella, y el mismo tiempo o más en volver. Cuando lo haga seguro algún otro auto habrá pasado y llenado el tanque un poco o algo así.

― ¿Entonces para qué mierda vamos? ―Bang estaba irritado, se notaba en su tono y las expresiones corporales que lograba divisar por el rabillo del ojo.

―Inicialmente iba a ir solo yo, pero entonces decidiste que querías venir y te colaste en mi escapada sin avisar, como siempre.

― ¿De qué jodida escapada me hablas?

Mi escapada. Yo, escapándome por aunque sea un par de horas, de ti.

Minho no se detuvo cuando el otro lo hizo, ni siquiera miró cuando ya no escuchó pasos siguiéndolo, y en cambio los sintió alejarse.

( ★ )

minnie ♡

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