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↷✦; e n f e r m o s d e o r g u l l o ❞

Minho observó a Chan, que con un rostro semi-apenado miraba el suelo, y se preguntó qué tan estúpido podía ser. Miró al tercer hombre junto a ellos (un tipo de cabello oscuro, despeinado, y que se le hacía levemente conocido), y chasqueó la lengua antes de darse la vuelta y caminar furiosamente hacia su auto.

Bangchan se acostó con él, fue todo lo que pudo pensar en esos momentos.

Y realmente, no se había equivocado.

( ★ )

Si encontrar a la persona que te gusta (porque sí, muy a su pesar le gustaba ese hijo de puta llamado Bang Christopher Chan) en una escena comprometedora con otra persona (aka recién acabados de follar) es incomodo y doloroso. Aun más lo es cuando lo haces con una sonrisa de felicidad que llevas pegada desde hace básicamente dos días en el rostro (solo para verla destruirse en un milisegundo, claro)

Recapitulando, Minho había esperado al siguiente día de que Han lo visitara para ir a ver a Chan (puesto que había recordado que éste le dijo que dormiría todo el día) y ver que tal todo; sinceramente no tenía un plan en mente, simplemente pararse frente a él con sonrisa de tonto y quizás (más que probablemente) besarlo. No era lo más ingenioso o más complejo que Minho había hecho en su vida, pero, hey, quizás se estaba enamorando y quería seguir ese impulso.

Así que la primer parte del plan fue acorde a éste: condujo hasta la casa de Bangchan por eso de las cinco de la tarde (imaginaba que Chan daría signos de vida para esos momentos), y con una gran sonrisa cruzó el jardín (muy mal cuidado) del castaño hasta llegar a la puerta.

Nada de flores o discurso en mente, solo verlo, besarlo y riendo decir "creo que me gustas más de lo esperado." Luego de eso, vería como irían las cosas.

La puerta tardó en abrirse, y eso no le pareció extraño puesto que de algún modo u otro sabía que Bang no era una persona de madrugar (incluso si ya fuese de tarde). Pero los sonidos procedentes del interior de la casa lo alertaron un poco. Y si no estuviese tan ocupado en preocuparse de que hubiese alguien peligroso en casa de su amigo (porque, por un momento, le pareció razonable pensar en eso), habría notado que esta escena era muy parecida a otra desagradable que había vivido hacía un mes.

El revoltijo en su estomago pudo habérselo advertido, o incluso el que su sonrisa ya se estaba desvaneciendo mientras la puerta se abría. Porque cuando la puerta acabó por abrirse del todo, y quien apareció allí no fue Bangchan, sino un tipo de por su edad, con cabello negro y ojos castaños, sintió simplemente decepción, nada de sorpresa.

Despeinado y con los ojos entrecerrados tratando de adivinar quién carajo iba hasta a su casa a interrumpir, apareció Chan (trayendo consigo un claro aroma a sexo que sirvió para hacer a Minho apretar los dientes), por detrás del otro hombre. Al ver a Minho, solo pudo abrir la boca para intentar decir algo... más enseguida la cerró, tragando saliva y bajando la mirada. Tampoco parecía sorprendido.

―Ya veo ―fue todo lo que dijo, antes de voltear y caminar de vuelta hacia su auto.

Esperó, sinceramente, el grito de Bangchan. Un "¡Minho! ¡Espera!" que nunca llegó, ni un Chan semi-desnudo corriendo tras él para detenerlo y disculparse. Al subir al Mustang y echar una última mirada a la pareja, pudo solo ver al tipo observar confundido la escena y volver a entrar a la casa. Bangchan lo miró unos segundos más, cruzó miradas con Lee Know (y éste esperó algo, cualquier cosa), pero tan rápido como el pensamiento de perdonar (porque sí, estaba en su ADN al parecer el ser idiota) pasó por la mente del pelimorado, Bang entró a su casa y cerró la puerta.

( ★ )

―Seungmin, así se llama, ¿no? ―dijo Minho―. Ahora lo recuerdo, es el mesero lindo que nos atendió en el restaurante.

Chan solo pudo dar un sonido de afirmación.

Era lunes otra vez, la tercera semana en la cual Know trabajaba como chofer de Bang Christopher Chan. Y sinceramente, la situación no podía ser más incómoda. No sería seguro decir para quien más.

Bangchan apostaba por sí mismo, igualmente. ¿Qué le dices a la persona que besaste días atrás para luego "engañarla"? Honestamente no esperaba que "hola." Aunque tampoco había esperado que Lee lo fuese a buscar para llevarlo a la Universidad. Así que, burlándose de su propia desgracia, murmuró:

―Hola ―carraspeó―. Sí, era él.

Y nada, eso. ¿Qué se supone que tenía que decir ahora?

―Ah, no lo reconocí al principio, por el cabello despeinado ―dijo serio, mientras arrancaba el coche.

Tenía que admitirlo, Chan estaba nervioso. No sabía cómo actuar a continuación, y luego de que al intentar hacer una broma, Minho no respondiese, aun peor se puso.

¿Debía disculparse? Parecía lo más razonable, obviamente. Pero la mente de Bang no funcionaba como la de otros, y decir que tenía cero conocimientos acerca de relaciones humanas era quedarse corto.

―Entonces... ¿Vamos a comer algo luego? ―dijo mientras ingresaban al campus de la Universidad―. Hay un Applebees a unas dos horas de Pacific Beach, permiten alcohol, no cómo en esa mierda de Dennys-

―No me apetece, gracias igualmente ―le cortó Minho, sin expresión en la voz, ni siquiera lo miró mientras sacaba un cigarro de su bolsillo y lo encendía, esperando a que el otro bajase del coche.

Y Chan, con el rostro mostrando total confusión ante la frialdad del otro, hizo eso.

( ★ )

―Alguien no se ve de humor hoy.

Lo que me faltaba. Pensó Bangchan, rodando los ojos y acomodándose aun más entre sus brazos, tratando de que el otro se creyese que estaba dormido (aunque ninguna de las veces anteriores había funcionado, y sinceramente, tampoco esperaba que esta sí)

―No, Jeongin, siempre tengo cara de culo. La diferencia es que ahora notas que eso significa desagrado. Lamento que ahora sepas por qué tu mamá siempre te mira así.

―Rebajándote a insultos acerca de mi mamá, definitivamente no estás bien... ―se sentó junto al castaño―. Bah, nunca lo estuviste, ambos sabemos eso.

―Oh, perdona, no recordaba que fueses experto en cuanto a mi persona.

―Bueno, se supone que soy tu mejor amigo, a pesar de que ahora me evitas y repeles como a la peste negra.

―Chistes con referencias históricas, alguien está de buen humor, al parecer ―farfulló, apenas levantando la cabeza para apoyarla en su mano.

Definitivamente, no estaba de buen humor.

― ¿Ves como sí nos conocemos? ―ironizó el peliblanco, mientras el profesor entraba a la clase.

―Lamentablemente ―gruñó el castaño, mirando aun hacía el frente con malhumor.

―Agh, cállate, ¿te peleaste con tu novio o qué? ―preguntó entonces, sin tono de broma o sarcasmo. Realmente le estaba preguntado aquello.

El castaño se enderezó un poco y frunció aun más el ceño.

―Yo no tengo novio ―dijo, pronunciando la palabra como si de algo extraño y toxico se tratase―. Nunca he tenido uno ―recalcó.

―Bueno, ¿te peleaste con tu absolutamente-no-novio? ―dijo entonces, blanqueando los ojos. Su voz un poco más baja puesto que el profesor se había puesto a explicar algo, no que ambos no supiesen ya el tema desde hacía rato.

― ¿De qué carajos hablas? ―preguntó ahora verdaderamente confundido Chan, su voz elevándose sin importarle nada.

―Señor Bang, sé que le gusta tratar de demostrar su poquísimo interés por mi clase ―comenzó el profesor―, pero le agradecería que por un momento se comportase como un adulto y me dejase explicar al resto del grupo lo que estoy enseñando. No deseará que lo saque del aula como a un niño de primaria, ¿o sí?

Algunos en la clase soltaron risitas. Aunque Bangchan sinceramente no le encontró la gracia. Suspiró y rodó los ojos.

―No, señor.

―Bien ―y volteó, continuando con lo suyo.

Jeongin observó a su amigo, un poco sorprendido de que éste no hubiese respondido nada sarcástico (e ingenioso, ¿para qué mentir?) al profesor. Definitivamente algo no iba bien.

"Hablamos cuando termine la clase" decía la nota que deslizó hacia Chan. Éste volvió a suspirar y se hundió nuevamente en su asiento.

( ★ )

―El chofer es tu novio, eso entiendo por el momento ―comenzó Jeongin, mientras caminaban en dirección a su siguiente clase―. Y pelearon, por lo que veo.

― ¿Por lo que ves? ¿Qué carajos ves? ―dijo Chan. Estaba más arisco de lo usual.

―Bueno, hoy cuando bajaste del auto no te quedaste tonteando con él. Así que asumo que discutieron o algo.

Bangchan detuvo su caminar.

―Hola, sí ¿Eres mi acosador personal o algo por el estilo? Nadie me lo había comentado, gracias ―bufó―. Y no, Minho no es mi novio. No sé cómo te entró esa idea a la mente.

A pesar de todo, el peliblanco rió un poco. Chan parecía sinceramente perdido.

― ¿Entonces no te acuestas con él? ―elevó una ceja.

―Si sabes que el acostarte con alguien no lo convierte en tu pareja automáticamente, ¿no?

Jeongin rodó los ojos.

―Oh, y yo que pensé que ya estábamos casados, Bangchan ―dijo con sarcasmo. El de ojos azules no pudo hacer otra cosa que chasquear la lengua.

―Si así fuese ya ambos tendríamos más cuernos que una docena de renos ―miró a su compañero― Los novios no se engañan mutuamente ―pareció que sus palabras trataban de llegar a otro tema, pero ni él quería meterse en ello, así que habló rápidamente― Y no, no me acuesto con él.

― ¿No? ―el de ojos celestes pareció sinceramente confundido.

―Solo fue una vez y ambos estábamos ebrios. Fue incluso antes de que nos conociésemos realmente.

Los dos retomaron su caminar, ahora un poco más lento que antes, y sin Chan tratando de caminar rápido para perder a Jeongin en el camino (cosa que igualmente no hubiera sido posible)

― ¿Ambos ebrios? ―elevó una ceja―. No puedo ver como algo así pudo haber funcionado

―Bueno, él no lo estaba tanto, yo sí.

―Entonces él lo recuerda.

―Sí, lo sabe.

―Pero no sabe que tu también.

― ¿Quién eres, Sherlock Holmes?

―Claro, y tú eres Watson ―ironizó.

―Holmes y Watson cogían, todos lo saben ―comentó.

Jeongin ignoró el comentario, y continuó.

―Volviendo a tu problema, peleaste con él porque... ―dio pie al otro para que siguiese. Bangchan gruñó, pateando una botella vacía que había en su camino por el pasillo.

―No peleamos. Simplemente... ―se calló, no le apetecía contarle esa clase de cosas a Jeongin.

En realidad, preferiría no decírselas a nadie, gracias.

―Pensé que habían discutido porque su ex estuvo en su casa el sábado...

Bangchan levantó la mirada de pronto. Miró rápidamente a su amigo, sus ojos pidiendo respuestas, que con una sonrisita triunfante levantaba las cejas.

―...pero veo que no estabas enterado.

― ¿Cómo que su ex estuvo en su casa?... ―entrecerró sus ojos― ¿Quién te dijo?

―Beomgyu. Siempre sabe todos los chismes ―comentó―. Además es medio cercano al peliazul, el novio de Han.

Chan pensó en el chico, entonces. Beomgyu era un chico bastante metiche, le gustaba estar en medio de problemas y líos (si no encontraba uno, solía causarlos). Solía saber quien se había acostado con quien a tan solo media hora del acto, y era quien principalmente esparcía rumores por el campus.

Era amado y odiado en partes iguales por casi todos en ese sitio. Bang realmente no sabía que pensar al respecto de él, pero si tenía que ser sincero consigo mismo, la actitud del otro le causaba cierta culpable simpatía y diversión.

A Chan siempre le habían agradado las personas problemáticas.

―De verdad, ¿es que ese chico tiene cámaras por todo el lugar?

Jeongin soltó una leve risa. Bang notó que tenía cierto toque de cariño en ella, como si recordase algo que le provocase cierta ternura.

No puedo creer que en verdad lo hayas empezado a querer. Pero no quería pensar en eso, así que se concentró en el tema que (ciertamente) le causaba más intrga (y cierto) pánico que el que su mejor amigo pudiese enamorarse de un chico como Han: Minho volviendo con Han.

―Según yo sé, se enteró por parte del mismísimo Seo Changbin; son compañeros en las mismas clases ―dio una pausa como dándose aires de misterio. Al parecer algo de chismoso se le había pegado―. Beomgyu ayer fue a devolver unos apuntes a Changbin y le preguntó dónde estaba Jisung (así se llama el rubio, por cierto), y Bin le respondió que estaba en casa de su ex-novio ―elevó las cejas como si aquello le pareciese una completa locura―. Al parecer fue a hablar de ciertas cosas con él y reconciliarse.

Bangchan ignoró lo último. En su mente repitiéndose una y otra vez aquello: Minho y Han se habían visto el sábado. Y el domingo cuando Lee Know fue a su casa no parecía exactamente triste. Sería posible...

― ¿Pero volvieron? ¿Son novios otra vez?

La frialdad de Minho, la manera en que comenzaba a poner distancia...

―Si no sabes tú... ―dijo Jeongin, encogiéndose de hombros―. Seo tampoco contó toda su vida a Han. Lo cual lo dejó con una gran intriga y, para ser francos, a mí también.

Chan asintió lentamente mientras entraban a su clase, su mirada perdida y su mente haciendo conjeturas y líos en su cabeza.

Jeongin sonrió para sí mismo al ver el gesto del otro, puede que quizás sí supiese.

( ★ )

Si la situación había sido incomoda mientras Minho lo llevaba a la Universidad, aun peor era ahora, con Chan enterado de ciertas cosas y Lee Know con cara de fastidio.

Bueno, en realidad, ambos tenían rostro de fastidio y enojo.

La cabeza de Bangchan era con completo caos. Al mediodía había pensado que Know estaba enojado porque él se había acostado con otro tipo luego de haberlo besado. Es decir, no que fuese un genio en noviazgos, pero eso debería ser una buena razón para cabrearse. Como cuando Jeongin y él dejaron de follar puesto que el peliblanco había decidido hacerlo con otra persona.

Bufó, sus "relaciones" (ya fuesen amistades o cualquier otra coas) siempre eran una mierda.

Ahora mismo ya no estaba seguro de que el enojo de Lee se debiese a su "traición" o algo así. El rostro de fastidio del pelimorado lo llevó de pronto a la idea de que quizás este estuviese irritado por tener que pasar tiempo con él y no poder hacerlo con Han.

Era una estupidez, su cerebro se lo decía, pero por el momento le parecía factible.

Chan siempre había sido un niño caprichoso y mimado, por más que lo negase. Minho había sido su nuevo juguete, uno divertido, y ahora que se lo habían sacado, sentía ganas de patalear y hacer un berrinche.

Gruñó un poco, no quería que le quitaran al pecoso, no todavía.

―Se supone que soy yo el que debería estar gruñendo, ¿sabes? Soy yo el enojado ―comentó Minho, su vista no se despegó de las calles, pero obviamente se dirigía al castaño junto a él, que se encontraba recostado contra la ventana todo enfurruñado.

― ¿Y se puede saber por qué estás enojado? ―y en realidad, la respuesta era evidente. Pero él necesitaba escucharlo, por alguna estúpida razón.

Se acercaban a su casa, mañana no tendría clases, mañana no vería a Minho. Podría buscar una excusa para invitarlo a algún lugar, como siempre. Pero Lee Know no parecía dispuesto a dejarse arrastrar a una de sus locuras así como si nada.

―Eres un imbécil, Bang Christopher Chan ―dijo, frunciendo el ceño. Solo quería acelerar y tirarlo del auto, ver la cara de sorpresa en el otro cuando no fuese amable como usualmente.

También quería tomarlo de los hombros, estamparlo contra la ventana en que se apoyaba y comerle la boca. Morderle los labios de la manera más dolora que pudiese y frotarse contra él como un perro en celo.

―Gracias, no estaba enterado ―dijo con sarcasmo. Revoleó los ojos―. Quiero ir a la playa ―murmuró de pronto, y quiso reírse cuando el otro finalmente giró el rostro para verlo.

― ¿Qué?

― ¿Eres tonto? Lo que escuchaste, llévame a la playa ―sí, sonaba completamente como un niñito malcriado, pero estaba desesperado, tenía que admitirlo.

―Bangchan, honestamente, ahora mismo no tengo las más mínimas ganas de pasar tiempo contigo.

Auch.

Bueno, eso había dolido más de lo que le gustaría admitir. Pero no iba a rendirse, si Minho quería humillarlo, él haría lo mismo.

―Bueno, Minho, lamento informarte que esto no se trata de que lo que tengas ganas o no. Eres mi empleado, y quiero ir a la playa, es tu deber llevarme ―dijo, dándose aires de importancia que muy a su pesar le aumentaban el ego―, y quedarte también.

El pelimorado gruñó.

( ★ )

Chan odiaba la playa, dios, realmente le jodía la sensación de arena entre los dedos y el viento de mar golpeando su rostro. Sobre todo cuando al abrir la boca sentía un asqueroso sabor salado en el paladar.

Pero estaba desesperado por mantener un rato más a Minho, así que lo había arrastrado a un lugar que ni siquiera a él le gustaba.

Lee Know estaba apoyado contra el capó del auto, un cigarro en su boca y los brazos cruzados. Fingía mirar las olas, pero no podía evitar que su mirada se fijase en Bangchan cada tanto. Él chico en cuestión se encontraba sin sus zapatillas, con los bordes del pantalón arremangados y el cabello despeinándosele por el viento. Saltaba cada vez que se le acercaba una ola y se echaba para atrás.

Jugaba con el mar como un niño pequeño.

El atardecer se posaba al fondo como el paisaje de una obra espectacular.

Se veía atractivo, y Minho quería golpearlo por ello.

Tiró su cigarrillo y lo pisó mientras se alejaba del auto, en camino hacia donde el de ojos café estaba. Y sin pensarlo demasiado, se colocó tras de él. Antes de que el de cabello castaño pudiese reaccionar, había sido empujado hacia el agua. Empapándose completamente.

― ¡¿Qué carajos te pasa?! ―gritó el castaño, mientras se levantaba a duras penas, chorreando agua.

Minho rió, sinceramente, al ver al otro actuar como un gato al ser arrojado a la bañera.

La risa del pelimorado terminó por fastidiar a Bang. Y, como cualquiera hubiese esperado, lo empujó devuelta, mojándolo.

― ¡Mis cigarrillos! ―fue lo que dijo cuando se hubo levantado devuelta. El paquete de Marlboros estaba completamente mojado, inservibles ya― ¡Eres un tarado!

― ¡Tú empezaste! ―dijo el otro, que había comenzado a reír por su pequeña venganza.

Como siempre, acabaron empujándose el uno al otro, y antes de darse cuenta ya había oscurecido, la poca gente que allí estaba se había ido. Y ellos habían olvidado momentáneamente sus problemas más importantes.

( ★ )

―Solo entra y date una ducha, por dios. Hueles a pescado muerto, Chan ―dijo Minho, puesto que el otro se negaba a bañarse en casa del de ojos avellana, alegando que lo haría en su propia casa.

―Gracias, pero me puedo duchar en mi casa ―aseguró el castaño.

―Ah, claro, y mientras tanto empaparás y llenarás de olor a pescado el auto.

―Mañana no tengo clases, lo lavaré ―dijo ahora no tan seguro.

―No te lo crees ni tú.

Al final el de ojos café desistió. Aceptó ducharse en casa de Minho y tomar un poco de su ropa prestada.

El castaño se encontraba aplicándose jabón por el cuerpo cuando escuchó la puerta del baño abrirse. Tragó saliva, pero de alguna manera se lo había estado esperando.

La cortina de la ducha se abrió y por allí ingresó Minho, completamente desnudo.

―Minho... ―ni siquiera gritó "espantado," porque él mismo sabía que en cuanto aceptara entrar a la casa del otro terminarían teniendo sexo.

―California tiene problemas de escases de agua. Estoy contribuyendo al estado. ¿Acaso no te interesa a ti el bienestar del planeta, Chan? ―y no debería sonar tan sexy, definitivamente no.

Estaba hablando idioteces sobre cuidar el mundo, cuando Bangchan lo había visto miles de veces aventar envoltorios de caramelos al suelo. Pero no importaba porque Bang desde hacía rato estaba duro, sabiendo que eventualmente Minho entraría a ducharse con él.

El de ojos avellana bajó la mirada y sonrió un poco. No comentó nada, y como quien no quiere la cosa tomó el shampoo que se encontraba en una especie de estante tras Bang, sus brazos rodeando el cuerpo pecoso del otro momentáneamente al realizar aquella acción.

La ducha no era grande, tenía el tamaño para una persona estándar. Y con dos hombres dentro de ella se hacía bastante pequeña. La cortina había quedado descorrida, por lo cual el agua se salía y mojaba todo el suelo. Estaría muy resbaloso, pensó Chan, cuando tuviese que arrastrar a Minho hasta su cama para así poder follarselo.

Bangchan trató de no ser tan obvio, de no mostrar esa desesperación que sentía por tomarlo allí nomás. Trató de no mirar el cuerpo de Minho que, aunque bastante delgado, tenía varios músculos no demasiado marcados. Ni tampoco bajar la vista hacia el vello que se acumulaba al sur de su cuerpo, vello tan negro y oscuro lo contrario a su cabeza y cejas.

El cuello de Know parecía pedir a gritos ser mordido y chupado mientras su dueño lo estiraba para aplicarse en su cabello el producto. En ningún momento había quitado su mirada del otro. Siempre haciendo contacto visual, con una media sonrisa que no acarreaba nada bueno y unos ojos que no podían expresar ninguna pureza en su alma.

Los labios de Minho nunca le habían parecido tan rojos. Y cuando este se arrodilló en el resbaloso suelo de la ducha, Chan no supo qué estaba más colorado: la boca de Lee Know o la punta de su maldita erección.

La mano de Lee se elevó por unos momentos, siguiendo con la yema de los dedos el recorrido de cabello castaño que comenzaba en el ombligo y acababa sobre el pene del otro. Luego, con firmeza, tomó la erección y comenzó a balancear su mano. Adelante, atrás, bombeando.

Bang solo atinó a cerrar rápidamente y con movimientos torpes el grifo para que dejase de salir agua.

La boca de Minho se había acercado a la excitación del otro mientras se encargaba de masturbarlo, tirando exhalaciones profundas sobre la punta de éste, sus labios a solo centímetros. Cuando finalmente tocó (aunque levemente, casi como un aliento) el final del miembro del otro en un suave beso, Bangchan solo pudo suspirar fuertemente, su cabeza echándose hacia atrás.

Los labios volvieron a abrirse, tomando con delicadeza la punta del falo, su lengua jugando con la uretra del otro de manera casi infantil, pasándola por el borde y luego girando en un movimiento rápido, rodeando la punta.

Minho alternaba lamidas con besos a boca abierta, poniendo empeño en hacer sentir a Bang Christopher Chan que le estaba dando el mejor beso de su vida en el pene. Cosa que logró.

Sin más preparaciones Minho comenzó a ingresar el pene en su cavidad bucal, cubriendo sus dientes con sus labios y relajando la garganta. Contuvo la primera arcada y comenzó a mover su lengua por el miembro como pudo, deslizándola a lo largo de manera pausada.

Chan dejó salir un gruñido gutural. Sus manos instintivamente yendo a agarrarse del cabello morado de Minho. El de ojos avellana emitió un sonido que podría pasar por risa, haciendo su garganta emitir una suave vibración que logró sacudir todo el cuerpo del pecoso.

La mano de Min se movía perezosamente sobre la base del miembro del otro, describiendo trayectos cortos. Su cabeza se movía de atrás hacia delante, auto-penetrándose la garganta, nunca sacando por completo el pene de su boca, haciéndolo deslizarse por entre sus rojísimos e hinchados labios.

Movía sus labios ejerciendo succión, sonidos escapando de su boca a medida que aceleraba el ritmo. ¿En qué momento habían pasado de un beso en su auto a una maldita mamada en la ducha?

Cuando los dedos largos y pálidos del pelimorado viajaron desde la base hasta las bolas de su compañero, comenzando a apretarla levemente en su mano y acariciando lentamente, Chan supo que no podría sostenerse mucho más, así que se apoyó contra la pared de la ducha.

Sonidos erráticos salían de la boca del castaño, sus ojos mirando fijamente (casi sin pestañear) al hombre que se encontraba haciéndole la mejor mamada de su vida. Éste le devolvía la mirada con cierta diversión y travesura impregnada en sus ojos. Sus comisuras aun más estiradas en una sonrisita de satisfacción.

―Dios, Minho... ―fue todo lo que pudo decir mientras su respiración se volvía más pesada.

La boca del de Minho se sentía tan bien, y su lengua no paraba de describir círculos. Las manos no se quedaban quietas, moviéndose una aún en sus testículos y la otra viajando por su abdomen, enredándose en el vello oscuro que allí encontraba.

Sacó el pene de su boca, y sin dejar de mirar a su "jefe" , dio una lamida desde la base hasta la punta, terminando con otro beso allí. La sonrisa juguetona extendiéndose en su cara.

No podía más, necesitaba tenerlo bajo de sí ya, jadeando, gritando. Quería borrarle esa sonrisa creída del rostro a base de mordidas y chupetones dolorosos. Lo necesitaba de espaldas a él con el culo levantado, o dándole la cara de piernas abiertas. Necesitaba hacerlo gritar de tal manera que no tuviese tiempo de decir estupideces, hacerlo gemir su nombre tan fuerte que la vecina tendría que reconocerlo solo de vista luego.

No quería el nombre de ningún ex en su mente, solo el suyo, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Que su nombre se volviese la única palabra conocida para él. Que se volviese su puto nuevo idioma.

La cabeza de Minho comenzó a moverse más rápidamente, mientras que Chan no podía parar de jadear y gemir. Se corrió se improvisto, dentro de la cavidad bucal del mayor. Dejó caer su cabeza hacia atrás una vez más, golpeándose contra los azulejos de la pared. El pelimorado tragó.

Inmerso en el estupor post-orgasmo, Bangchan no vio a Min pararse. Recién reaccionó cuando este giró el grifo y el agua caliente comenzó a caer otra vez. Lee se dio la vuelta para tomar el bote de acondicionador y de esa manera, quedó de espaldas a Bang. El castaño no pudo evitar farfullar un "¿Qué?" que el de cabello morado ignoró deliberadamente.

Parecieron horas las que Know tardó en hacer espuma en su cabeza y luego enjuagarla. Cuando acabó, volteó, sonrió a Bang burlonamente y salió de la ducha. Así sin más.

― ¿Qué? ―dijo ahora más fuerte el castaño. Minho había tomado una toalla y parecía dispuesto a secarse para a continuación vestirse.

― ¿Pasa algo, Channie? ―dijo el de ojos avellana aun sin voltear, dejando a su compañero observar todo su cuerpo mientras él se dedicaba a secarse el cabello.

― ¿Qué carajos fue eso? ―preguntó, su boca abierta de par en par. Y sus ojos buscando hacer contacto con los del otro (aunque de vez en cuando se les desviaban a otras partes)

―Mmm, una mamada ―pareció pensarlo―. Una felación, sexo oral, blowjob... hay varias maneras de llamarlo.

Chan sintió la necesidad de golpearlo por enésima vez en el día.

-Creo comprender esta parte, gracias -dijo con fastidio. Bufó-. ¿Y eso es todo?

Cerró el grifo de agua, el sonido de ésta cayendo lo estaba poniendo aun más histérico de lo que ya estaba.

Minho lo observó por sobre su hombro desnudo, su rostro impasible, una mirada que solo quedaba a juego con la erección que portaba sin vergüenza.

― ¿Acaso debería haber más?

Bangchan vio el reto en sus ojos, estaba jugando con él, como siempre. Lo hacía enojar, gruñir por lo bajo hasta que no aguantase más y mordiese. Era un maldito niño manipulador en busca de un juego y Bang se odiaba, pero le encantaba ser su juguete.

Sacándose el rostro atónito, y poniendo su mejor expresión seria. Salió de la ducha entonces, Lee Know había vuelto a mirar al frente. No pareció sorprenderse cuando sintió las manos de Chan cerrarse en torno a su cuerpo por detrás.

―Viendo tu estado... ―observó por sobre el hombro del otro el miembro claramente duro de Minho―. Yo creo que sí.

Dio un suave beso en el cuello del pelimorado, luego, con su lengua, delineó el contorno del mismo.

―Puedo encargarme solo.

Sí, claro.

Hizo el amague de alejarse, pero Chan lo detuvo donde estaba.

― ¿Y cuál es tu plan exactamente? ―preguntó, su voz sonaba tan ronca―. ¿Tocarte allá, en tu cama? ...¿Pensando en mí?

El castaño pudo ver el momento exacto en el que la saliva pasaba por la garganta de Minho, su nuez de Adán moviéndose de arriba hacia abajo con la acción.

― ¿Te importa?

―Bueno, sí, sería un desperdicio ―su mano se deslizó por el abdomen del de ojos avellana, acariciando durante todo el recorrido antes de llegar al erecto pene―, considerando que aquí me tienes.

Lee Know giró la cabeza, observó al castaño unos centímetros más bajo que él, iba a sonreír burlón y decir algo irónico probablemente. Pero cuando vio la mirada en las orbes del otro, solo pudo sentir su boca secarse y las palabras volviéndose imposibles de decir.

Si el pecado tuviese color, sería marrón. Marrón como los ojos de Bangchan llenos de deseo.

Giró rápidamente y como si estuviese arreglado y acordado, ambos acercaron sus rostros al mismo tiempo y con la misma velocidad.

Lo besó ferozmente y el efecto fue eclipsante. Los labios hinchados y rojos contra los suyos, moviéndose lentamente, con la boca totalmente abierta, su lengua lamiendo su labio superior. Bangchan empujó su boca contra la otra aun más fuerte, impulsando su propia lengua al interior de la del otro. Recorrió con ella todo lo que pudo, acariciando toda la extensión que esta representaba.

Un gemido largo y agudo salió de la boca de Minho cuando Chan mordisqueó su labio inferior, tirándolo hacia atrás y devolviéndolo en un chasquido. Necesitaba más de esos sonidos, más fuertes, más duraderos.

Las manos del castaño se dirigieron al cuerpo del otro, empujándolo más fuerte contra sí mismo, pegándolo más a su propia anatomía. Piernas contra piernas, pecho contra pecho y sus erecciones tocándose. Ambos gruñeron placenteramente. La boca de Bang se movió hacia el cuello blanquísimo del otro una vez más, y decidió llenarlo con sus marcas.

Mordisqueó y chupó mientras las manos del pelimorado se deslizaban hacia su nuca, en donde tiraba del cabello castaño como el café, indicándole que continuara. Estiraba lo más que podía su cuello, dándole vía libre a esa caliente boca que parecía querer acaparar toda la extensión entre su cabeza y el hombro. Sus manos descendieron y se prendieron de las caderas de su compañero, comenzando a moverlas de manera que su miembro se frotase contra el suyo. Chan siguió conscientemente el movimiento, soltando su cuello para mirarlo. Minho tenía la boca abierta de manera que varios sonidos escapaban de ellas, más la sonrisa había vuelto a ella. Se mordió el labio cuando notó que Bang lo observaba, dando un espectáculo, como siempre.

Sin pensarlo demasiado, el castaño impulsó al pelimorado contra la pared más cercana del baño, de manera que quedó apretado entre esta y el cuerpo de Minho. Chan reanudó sus movimientos ahora un poco más fuertemente, deslizando su pelvis contra la del mayor, arrancándole un gemido ronco. El de cabello morado tomó su boca antes de que el sonido hubiese parado incluso, besándolo salvajemente, ahogando sus propios sonidos en la boca del otro.

Minho se soltó del beso y elevó la cabeza mientras respiraba pesadamente.

―Más te vale ―soltó un jadeo―, que seas mejor que cualquier fantasía sexual que pueda tener contigo.

Chan sonrió ante eso.

―Seré mejor que cualquier fantasía sexual que puedas tener. Punto.

Min rió, su garganta vibrando mientras los labios del castaño se deslizaban por ella.

―Entonces demuéstralo.

Se observaron, el reto puesto sobre la mesa. Sonrieron con los ojos nublados de deseo. Sin siquiera acordarlo, se movieron entre besos y toques indecentes hacia el cuarto de Minho. Quizás aventaron un par de cosas en el camino, no importaba realmente.

Al llegar, el pelimorado empujó a su nuevo compañero de cama, y lo dejó caer de espaldas contra el colchón. Luego se sentó a horcajas sobre él y sonrió con autosuficiencia mientras apoyaba sus manos sobre su pecho.

Comenzó a moverse levemente, creando fricción entre ambos penes. Aumentando a medida que los sonidos salían más ruidosos de la boca del castaño. Él mismo estaba haciendo bastante escandaloso con sus gemidos. Se inclinó sobre el cuerpo del otro, sus torsos pegándose. Ambas bocas se unieron una vez más, moviéndose con una lentitud llena de humedad y calor.

Minho no pudo ver que hacían las manos de Chan, pero estaban buscando algo tras él. Abrió los ojos para verlo sostener frente a él un condón y un poco de lubricante. Sonrió al ver la mirada llena de deseo y ferocidad contenida en el castaño. Mordisqueó su cuello un segundo, soltando ambos productos junto a la cabeza del castaño. Luego llevó su boca hacia su oído y mordió el lóbulo de la oreja.

― ¿Vas a follarme, Channie? ―preguntó con un tono para nada casual―. ¿Quieres que te monte, Christopher?

Sus caderas volvieron a moverse para crear esa fricción deliciosa con el cuerpo de Bang. El castaño jadeó sonoramente y cerró los ojos, mordiendo sus labios ante la atenta mirada del otro.

―Sí, dios, lo haré... ―dijo sin aliento―. Maldición, sí.

Riendo quedamente, el pelimorado tomó el bote de lubricante y vertió un poco del pegajoso líquido en su mano izquierda. La llevó hacia su trasero, e ingresó un dedo hasta la primera falange, ante la atenta mirada de Chan. Minho movió la palma de su mano derecha por todo el torso del otro, jugando con la piel donde hubiese marcas. El castaño llevó su mano hacia el pene de Lee y comenzó a moverla, rápida y firmemente, observando las reacciones del otro.

Minho tenía el cabello pegado al cuello, por el agua de la ducha y la nueva transpiración. Su boca seguía emitiendo gemidos cada tanto, más ahora trataba de callarse un poco mordiendo sus labios fuertemente. Ingresó un segundo dedo y cerró los ojos mientras largaba un suspiro. Bangchan se incorporó y quedó sentado con Minho sobre él. Continuó moviendo su mano, dejando su rostro contra el del otro, deseando tragarse cada uno de los sonidos provenientes de los labios de su compañero.

― ¿Ansioso? ―dijo como pudo Min, sonriendo arrogantemente mientras metía un tercer dedo en su cavidad.

Una mano de Chan tomó su cadera, sosteniéndolo mientras con la otra seguía bombeando su erección. Sonrió.

―Bastante.

La mano libre de Lee Know entonces tomó el preservativo, mientras que la otra continuaba moviéndose en su interior, provocando sonidos vulgares y como de chasquidos que solo lograban que la respiración de Bangchan se volviese más entrecortada.

Era difícil tratar de abrir el paquete solo con una mano, pero era lo que más divertía al pelimorado: observar el rostro de desesperación de Bangchan, que casi gritaba "¡apurate!". Al final llevó el envoltorio hacia su boca y terminó de romperlo con los dientes, escupiendo hacia un costado el plástico que había quedado dentro de su cavidad.

Tomó el circulo de latex entre sus dedos y se levantó de encima de Bang, sacando los digitos de su interior a la vez que hacía lo otro. Casi riéndose de su ocurrencia posó el preservativo entre sus labios, y se deslizó por el cuerpo de Chan hasta quedar con la boca justo frente a la dura y palpitante erección del otro.

La boca de Chris se abrió en su jadeo sonoro a la vez que la de Minho hacía lo mismo, poniendo sus labios cubiertos por latex sobre la punta del pene. Con una mano tomó la base y comenzó a acariciarla, mientras que su cabeza bajaba para tomar completamente dentro de su boca la punta del miembro.

Luego, movió más hacia abajo su cabeza, acabando por poner en su lugar el condón.

La cabeza de Chan se echó hacia atrás mientras cerraba los ojos. Su boca fuertemente apretada, tratando de contener cualquier sonido que pudiese salir en ese mismo momento. Una nueva vibración se sintió a lo largo de su pene cuando Minho rió contra éste. Dio una última lamida y se incorporó un poco, siguiendo con su lengua el camino de vello, pasando por el vientre, luego el ombligo (el cual rodeó un par de segundos), y finalmente llegó a los pezones del otro.

Mordió uno juguetonamente y luego lo succionó, escuchando al castaño maldecir seguido de un gemido. Min estaba al tanto de que amaba esos sonidos que salían de boca del otro. Subió su cabeza y mordió un poco el cuello de su compañero, volviendo a sentarse sobre su regazo, moviendo levemente la cadera para crear fricción una vez más.

Chupó el cuello ancho de Chan y dejó una marca roja que más tarde acabaría por ponerse morada. La dejó justo bajo la mandibula, de manera que sería imposible para el castaño taparla, mucho menos con el calor en el Estado donde vivían.

Quizás Jeongin la vea, pensó. Y el pensamiento solo logró que su sonrisa se ensanchara.

Las manos de Bangchan entonces formaron parte de la acción también. Una de ellas se quedó sobre la cintura del de ojos avellana, mientras que la otra viajó hacia el culo de éste. Ingresó un dedo donde antes habían estado tres, y comenzó a meterlo y sacarlo con un ritmo lento.

El pelimorado soltó una sonrisita que acabó en jadeo cuando un segundo dedo entró. El de ojos café ahora metía más profundamente sus dígitos, buscando en especifico la próstata del otro. Aun no la hallaba, pero estaba moviendo sus dedos de una manera que hizo que Lee soltara un largo gemido y volviese a morder el cuello anteriormente marcado. En algún punto sus propias caderas comenzaron a seguir el ritmo establecido por su "jafe" , puesto que las movía en dirección a los dedos de forma cada vez más rápida.

El pelimorado volvió entonces a buscar su camino hacia el miembro de Chan, masturbándolo un poco más rápido que anteriormente, y posicionándolo de manera que le quedase más fácil ingresarlo dentro de él. Detuvo con la otra mano la muñeca de Bang, haciendo que retirara sus dedos.

El menor obedeció y en vez de ello llevó sus manos hacia el cabello morado del mayor, a la vez que hundía su rostro por breves segundos en su cuello, dejando un par de mordidas, antes de salir y mirar al miel profundo en los ojos de Minho.

Lee se dejó caer lentamente sobre el miembro de Bang, sus ojos nunca dejando el contacto visual con los del otro. Sus bocas a solo centímetros compartiendo suspiros.

―No sabrás decir ni tu propio nombre luego de esto ―murmuró Chan sobre los labios del otro cuando su miembro estuvo completamente dentro de Minho.

―Está bien, de todos modos, luego de esto, tú solo sabrás el mío.

Y comenzó a moverse, de arriba hacia abajo, lento, luciéndose lo más que pudo. Sus manos jugueteando con el cabello de Bangchan como si nada, mientras sonreía asomando la lengua por entre los dientes.

Era como estar drogado, tener a Minho ahí, moviéndose y tocándolo. Lo dejaba entumecido y con la mente en blanco, solo quería que se moviese más fuerte, más rápido. Tenía la imperiosa necesidad de pegarse lo más posible y mantenerlo así contra él.

Era como una droga, la estaba probando, y sabía que luego querría más. Y más.

Lee Know susurraba cosas en su oído. Cosas obscenas de seguro, cosas que nadie debería decir frente a nadie de día. Pero ya era de noche, estaban solo ellos dos y Bangchan podía asentir y decir que sí. Sí a lo que sea que quisiese hacerle. Con un carajo, sí a todo.

El cuello de Minho se estiraba una vez más, invitando a su compañero de cama a marcarlo completamente. Bang no tardó en aceptar y se prendió del más pálido. Pasando su boca abierta en un paseo que comenzaba en la mandíbula y acababa en la clavícula.

Los movimientos de Minho aumentaron, sus brazos agarrándose de los hombros del otro para impulsarse. Se estaba cansando pero necesitaba seguir, quería cerrar los ojos y dejarse llevar por completo por las sensaciones tan placenteras que lo rodeaban. Pero no, necesitaba mantenerlos abiertos y ver el preciso momento en que Bangchan sucumbiera por completo al placer.

No tardó mucho, cuando los movimientos de las caderas de Minho se volvieron más lentos y pesados debido al cansancio, Chan lo tomó y lo empujó dejándolo esta vez a él sobre el pelimorado. Guió su erección dentro de Min una vez más y con una mano sostuvo sus piernas abiertas.

Las estocadas llegaron con fuerza. Ni las olas rompiendo contra rocas en la costa oeste resonaban tanto como el sonido de ambos cuerpos colisionando, de ambas pieles embarrándose una de la otra.

La boca de Minho se abrió para dejar salir un gemido bastante más fuerte y sonoro que los otros, y luego, se encontró incapaz de cerrarla. Los jadeos y sonidos salían uno tras de otro, sin pausa. Dios, Chan lo hacía muy bien.

Jamás había sido muy fanatico de ser el pasivo en el sexo, normalmente los tipos con los que se acostaba eran demasiado apresurados y se preocupaban por completo de su propio placer. Al final tenía que terminar masturbándose para llegar. Cuando decidió por sí mismo ser el que recibiera por esta vez con Bangchan, tuvo la corazonada de que sería distinto, Chan parecía ser brusco y amable a la vez. Yendo con fuerza pero procurando golpear el lugar exacto para hacerlo temblar.

Entonces Bang tocó ese punto dulce que todos los hombres poseían, ese que le hacía disfrutar tanto estar con ellos. La próstata de Minho fue golpeada y un grito escapó de su garganta.

Supo que no se había equivocado.

― ¡Oh, dios! ¡Chan! ¡Ahí!

Sus piernas se elevaron y encerraron el cuerpo de Bangchan. Sus brazos se aferraron al cabello y espalda del otro mientras gritaba incoherencias. Ni él mismo sabía lo que decía. Solo tenía un pensamiento en mente.

Más.

Estrujó las hebras de cabello castaño entre sus dedos, tironeando junto a lloriqueos que salían de su garganta. Chan, más fuerte. Chan, por favor. La otra mano rasguñó la espalda cubierta de músculos del menor cuando éste obedeció sus peticiones y aceleró los movimientos.

Minho tenía los ojos fuertemente cerrados y ya no podía parar de sacar sonidos desde el fondo de su garganta. Bangchan lo observaba con los ojos entrecerrados por el placer, necesitaba ver cada una de sus reacciones. Necesitaba verlo cuando su cuerpo entero se sacudiese en el clímax.

Lee Know pareció sentirse observado porque abrió levemente los ojos, inundado en un mar de placer que ni él había creído posible. Su boca aun emitiendo sonidos erráticos al igual que su compañero.

Estaba cerca, lo sentía. No esperaba que fuese tan pronto, Lee era de durar bastante, pero ahora mismo su cuerpo se sentía tan caliente y sensible, su anatomía entera era una zona erógena. La mano de Chan que se encontraba contra su muslo quemaba, más cuando el castaño se encargaba de apretarla y estrujar la piel bajo la suya propia.

Las piernas del pelimorado se abrieron un poco más, deseando por un momento ser un poco más flexible y levantarlas por completo. La mano que estaba en la espalda de Bangchan bajó hacia su propia erección y se dedicó a acariciarla con rapidez y casi desesperación en busca de más de ese calor que le quemaba todo el cuerpo.

Y a la vez, tratando de aliviarse.

Los ojos de ninguno de los dos se desprendieron cuando Minho en un último gemido, él más sonoro y más duradero, gritó "¡Bangchan!" (tirando fuertemente de su cabello y apretando las piernas contra el cuerpo del otro) antes de finalmente correrse. Ni tampoco cuando en una fuerte estocada, Bang se derramó, jadeando sonoramente.

Ambos continuaron moviéndose unos pocos después de pasado el orgasmo, inundados aun por temblores y sacudones desde la punta de los pies hasta los mechones de cabello.

Chan se dejó caer sobre Minho, suspirando pesadamente, aun con el corazón latiéndole a mil.

―Dime cómo te llamas ―susurró, en parte en broma y en parte no.

―No importa, sé que tú te llamas Bangchan...

( ★ )

Lee Know se levantó lentamente de la cama, procurando no despertar al chico dormido a su lado. Bangchan se encontraba acostado ocupando casi todo el espacio en el colchón, con una pierna tirada despatarradamente sobre Lee. El pelimorado tuvo que moverla con suavidad, intentando que el otro continuase con su sueño. Cuando estuvo al fin libre, caminó con más tranquilidad hacia el cuarto de baño, en donde tomó la ropa que había dejado la noche anterior para ponerse luego de bañarse (aunque, por obvias razones, no pudo completar la tarea)

Se vistió en su habitación puesto que el baño se encontraba aun como todo el suelo mojado. Cuando se hubo puesto la ultima prenda, volteó a ver al castaño. Este se encontraba en la misma posición en la que lo había dejado cuando se levantó de la cama.

Su rostro era relajado mientras dormía...

Suspirando, tomó las llaves de su auto y se fue de la habitación.

Cuando escuchó la puerta principal de la casa cerrarse, Chan dejó de fingir y abrió los ojos.

( ★ )

intenso.

uff,,, si ven algún error de
nombre, ortográfico, etc
no duden en decírmelo pls,
me costó mucho adaptar
esta parte TT

la última parte sé que es confusa, incluso
para mí cuando leí la historia original.
Sí, min se fué de su propia casa
porque aún sigue molesto con chan
y lo que tuvieron sólo fué un revolcón,
no se emocionen todavía
mis criaturas ^^'

en fin, espero que les haya
gustado! nos vemos <3

atte: minnie ♡

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