ONE


Inhalando profundamente para darle la bienvenida al olor a neumático quemado y goma, el piloto numero 13 sonrió bajando casi de inmediato al visera de su casco.

Las enguantadas manos se aferraban firmemente al volante del Ferrari, sus dedos tamborileaban de vez en cuando pero sin llegar a perder esa emoción que los regía.

Sus manos y la gran mayoría de su cuerpo siendo mecido por las vibraciones del motor.

Bienvenidos a la ronda de apertura del campeonato mundial fórmula 1 20XX.

Les damos la bienvenida al vigésimo tercer gran premio de Australia, aquí en MELBOURNE GRAND PRIX CIRCUIT en la tradicional primer carrera de la temporada.

Soy Andrew Miller y me acompañan las leyendas de la fórmula 1: Niki Lauda y Keke Rosberg.

El público comenzó a estallar en un bullicio que hizo que la mayoría de los pilotos hicieran rugir el motor.

La gente grita con más euforia cuando los equipos comienzan a retirar los calentadores de neumáticos.

—Hasta acá puedo escuchar los latidos de tu corazón, bájale un poco antes de que te de un infarto —escuchó la voz de su director de equipo y el hombre a quien llamaba padre —Escúchame bien mocoso, tu madre me aplastara la cabeza con su auto si algo te pasa, así que no me metas en problemas.

— ¡Animo, rueditas! —la voz de su hermano menor y jefa de mecánicos se escuchó de fondo junto a un bullicio y otra de parte de sus amigos.

—Tú solo concéntrate en no matarte.

El piloto sonrió dando unas cuantas inhalaciones profundas, pero nada podría parar la adrenalina que le recorría las venas en esos momentos.

A pesar de todo, dicha emoción no debía interferir con su concentración, al momento de correr mantener la calma es vital, porque estar dentro de un auto a 320 k/h su mente debería igualar a la de un piloto de caza o todo podría terminar en caos.

Un segundo instinto que se desarrollaba conforme a la experiencia y la marcha de las cosas.

Si no quería acabar con las ruedas para arriba bebía ser cuidadoso y confiar en ese instinto.

¿Quién será el piloto que dará la vuelta más rápida hoy y comenzará la carrera de mañana en la pole position? —anuncio el portavoz.

Bueno, si me lo preguntas a mí, tenemos grandes pilotos este año, muchos novatos y veteranos, veremos quien toma la cabeza.

Bueno, es una carretera ya conocida para estos veteranos, lo que significa que arrancaran sus autos de manera esplendida.

Alan Carver en particular tomara pronto el liderazgo.

Pero bueno, no hay que fiarnos, dicen que los alumnos llegan a superar a su maestros, tenemos grandes novatos que van a demostrar su valía es esta temporada, esperemos que la competencia se vuelva más emocionante con los nuevos corredores brasileños y americanos.

No olvides al nuevo piloto español que viene con Mercedes, me estoy emocionando Niki.

—Bien, escucha, la clasificación no lo es todo, esto te dará un lugar, te quiero en los primeros cinco, no importa si no eres el primero, rebasa los que puedas pero no te arriesgues porque sin piloto el 13 no corre ¿entendido?

—Entendido.

Pero no quiero el quinto lugar.

En la clasificación todo estaba diseñado para establecer el orden del inicio de la carrera.

Woo, Andrew, parece que los pilotos novatos la tendrán difícil este año.

Pues a mi parecer todos lo tendrán, Keke. Porque este es el tiempo que todos tendrán que vencer.

El actual campeón de fórmula 1 Alan Carver cruza la línea con un tiempo de 1:21.1.

El comenzar con una buena posición otorgaba mayores posibilidades de ganar aunque bien siempre un buen corredor como cualquiera de los grandes, podría reponerse en unas vueltas sin problema.

Era por eso que en la clasificación era visto como los autos eran llevados al límite absoluto, y los pilotos tendían a esforzarse tanto que olvidan cual era el límite.

Muchos pilotos caían en esa prueba, pero él no pensaba ser uno más que volteaba las ruedas.

El sonido chirriante de las llantas derrapando contra el asfalto lo sacó de sus pensamientos hasta escuchar el primer choque contra el muro de contención.

Oooh, ese fue Sergio Valtteri.

Ese fue valtteri arruinando su clasificación y destrozando su auto.

Solo esperemos que puedan repararlo para mañana.

—Bien, es tu turno, ya lo hablamos, no te mates.

—Sí, sí, nada de morir o mamá se enojara.

—Calentando fibra de carbono, tienes 3 minutos.

Sus manos apresaron el volante y su corazón amenazó con salirse de su pecho, la cuenta regresiva sonando en su cabeza.

Una a una las luces rojas fueron se encendieron para iluminar el capó de su auto acelerando su ansiedad.

La multitud de gente espera en silencio a que uno de los grandes salga finalmente a la pista.

Las luces se apagan para señalar el comienzo de la clasificación, y sin perder el mas mínimo segundo, su pie estampa abruptamente contra el acelerador para precipitarse a la recta carretera antes de llegar a la primera curva.

Los neumáticos chirriando contra el pavimento fueron como música para sus oídos, para alguien como el quien ya había competido en otra carreras parecía sufrir de algo llamado túnel en la pista, siempre eran la carretera y él, ignorando la presencia de los demás corredores.

Aquí tenemos a uno de nuestros grandes corredores, Niki.

Ya lo creo, aquí llega Min Yoongi, conduciendo para el equipo de Scuderia Ferrari F1.

La presión que se vivía en la clasificación era algo a lo que casi estaba acostumbrado en su totalidad.

Por eso no se preocupaba por dejarse ganar por la ansiedad.

No tenía miedo a la hora de conducir, porque nunca pensaba en las consecuencias de chocar su auto. Y tampoco le preocupaba morir.

Sabía que si moría, lo haría con el acelerador hasta el fondo.

Por eso siempre solía darlo todo para tener os mejores resultados.

—mira el semáforo en la línea blanca.

—Lo tengo.

Aquí viene El corredor 13, le fue bastante bien en los sectores 1 y 2 ¿Cómo será su tiempo?

Aceleró a fondo hasta cruzar el marcador que mostraría su clasificación.

Wow, un tiempo de 1.23.1, una vuelta sensacional de Ferrari.

—Excelente, lo hiciste muy bien.

—Claro que lo hice bien, ¿Qué esperabas?

—Voy a ponchar tu ego como a un globo niño grosero, ahora ven aquí.

Con una gran sonrisa Yoongi dirigió su auto a Pits con su equipo siendo recibido por su hermana en un salto que casi los hace caer.

Qué actuación de Ferrari, quedaron en el segundo y tercer lugar para la carrera de mañana.

—Buen trabajo, estoy muy orgulloso de ti —felicitó su padre dejando unas palmadas en su espalda puesto que su equipo no parecía querer soltarlo.

—Bien chicos, los felicito a todos, fue un gran trabajo —felicitó la jefa de mecánicos.

—Bien ahora solo falta esperar la carrera, comenzaras a la par que Carver, no quiero escucharlos pelear ¿oíste? —advirtió su padre tendiéndole una soda.

—Díselo a él —espetó el piloto quitando su casco apenas su equipo lo soltó —Solo son peleas verbales.

—Peleas que podrían acabar con acciones, escúchame.

—Ya, está bien, concéntrate en mañana —Aconsejó, tratando de calmar la tensión de su padre.

Para Yoongi siempre fue un hombre que pensaba con la cabeza fría, pero eso no quitaba el hecho de que también podría perder el control como todo padre lo haría al ver a sus hijos en riesgo, por eso solía ayudarlo a entrar en razón e insistir en que no se estaba de más que paranoia y un tanto de inseguridad y trataba de hacerlo pensar positivo siempre.

Aunque a veces...a veces no comprendía que era el quien tenía que escuchar a esa paranoia, por más tonta que sonase.

...Yoongi...

El sonido pronto comenzó a volverse lejano, en un vaivén donde apenas podía escuchar la voz de las personas, sus oídos apenas captaban la voz de su hermana ¿Por qué estaba de cabeza todo?, ¿o era él? ¿Por qué?

...Yoongi...

La respiración entrecortada salía de sus pulmones volviéndose cada vez más difícil para él inhalar ¿Por qué había tanto humo? Sentía que estaba quemando su garganta.

...Escuchas...

¿Escuchar qué?

— ¡Mierda, prepárate!

Apenas pudo girar su cabeza para encontrar otro auto frente a él, un escalofrió le pasó en seco antes de que pudiera cerrar los ojos.

Siendo incapaz de moverse y con el cuerpo atrapado entre el halo protector no tuvo de otra más que recibir el impacto del auto número 8.

Su cuerpo fue azotado de forma brusca haciendo que su cabeza rebote contra los tubos y comience a dar vueltas desorientándolo nuevamente.

Los autos continúan girando sin control hasta que el 13 choca contra la barrera de contención detenido al 8 en el proceso. Su cuerpo dolió como el mismo infierno y su pecho ardía con cada respiración.

—Mierda, Cruz, ¿estás bien? —Logró gritar al piloto del 8 que colgaba de la misma forma que él, solo que este parecía ya estar en completa inconciencia con brazos y cabeza colgando y sangre saliendo de su casco — ¡Cruz!

—Yoongi, escúchame, el equipo va para allá, no te mue-

El piloto desabrochó la banda de seguridad haciendo que callera al suelo y dejara su cuerpo finalmente libre, importándole poco se sacó el casco y lo lanzó a donde pudo antes de comenzar a arrastrarse sobre el asfalto hasta llegar al piloto que seguía colgando.

Con todo el dolor de sus brazos pudo sacar el casco donde pudo escuchar la voz de sus compañeros de equipo que parecían más alarmados que los suyos porque el piloto no contestaba.

Recordando las instrucciones de su madre, logró revisar los signos vitales del piloto.

—Tiene pulso y su respiración es fuerte, parece que solo se golpeó la cabeza —informó al casco que no paró de gritar hasta que escuchó su voz.

— ¿Yoongi?

—Sí, está vivo, pero no sé por cuanto así que apúrense —gruñó antes de acostar su cuerpo boca arriba para evitar que los fragmentos de vidrio siguieran hiriéndolo.

Sintiéndose jodidamente impotente esperó hasta que el equipo de seguridad logro sacarlos de dentro de todo el desastre a lo que se habían reducido sus autos.

Ignoró a los paramédicos que se aseguraban de que no hubiera tenido ninguna lesión grande, recibiendo el visto bueno ya que al parecer no se había roto nada, o al menos nada que lo pudiera dejar fuera.

Nada salió roto a excepción de su ego y su orgullo al no poder darle la cara a su familia o equipo.

Conociéndolo perfectamente su equipo no se molestó en dar falsas palabras de ánimo, porque sabían que estaba enojado y claro que tenía razón para estarlo, ellos también lo estaban, claro que no con él, sino con el idiota que había provocado el accidente.

Tras las suplicas de su padre, es llevado a la pequeña habitación de descanso.

Sus pulmones seguían ardiendo y su cuerpo seguía doliendo con cada paso.

Apenas recostarse enla cama escuchó sintió su cuerpo acalambrado y pesado, al punto de que suvisión poco a poco se volvió borrosa hasta caer en la inconciencia.

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