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Las agujas puntiagudas y doradas del reloj de pared señaló el número guía superior, que daría por entrada el mediodía, y por el que tomó un nivel mayor de atención al manifestarse con un leve sonido que simulaba tres toques perfectos, consecutivos entre severos espacios de silencio pero que su ritmo parecía perpetuo en la taciturna y gélida oficina. 

La radio, sin cortes de publicidad y acotaciones por parte de los conductores del canal en sintonización, liberaba, a través de sus parlantes, música típica de una época en particular que todos los avanzados en su edad anhelaban por rememorar y disfrutar con semblantes nostálgicos como si fuesen máscaras especiales. Camouflage fue la primer banda en acercarse a los paisajes de la nostalgia ubicados en la mente de Simon, quien se hallaba abstraído en su laptop respondiendo varios emails de posibles trabajos como productor.

Some people suppress you, they parch you...— canturrea a medida que sus finos y largos dedos evocan sus palabras profesionales transformando simples pensamientos en algo escrito, algo que existe y coexiste como un todo, como lo es, en este caso, un email narrando y describiendo su carrera profesional y su misión. —...and reap a disaster— emite una risita al prestar atención a la letra de aquella canción que logró cautivar su alma y entretener su atareada mente. —Preciso...

Al finalizar su redacción profesional, lo relee nuevamente con frenesí dejándose llevar por la música y luego accede a enviarlo con convicción y seguridad. Al menos un porcentaje de su trabajo ya se encontraba hecho y eso aliviaba el estrés que estaba acumulando desde el inicio de sus problemas. Por otro lado, dispuso a concentrarse en el siguiente email a responder, que era ni más ni menos que una oferta de trabajo de un amigo muy cercano que apenas contaba con los recursos para editar, producir y grabar un sencillo, pues era un proyecto que tan sólo había nacido hacía pocos meses pero que ya contaba con material para producir y publicar. Aquella noticia lo tomó desprevenido y causó en él una agradable sensación que poco frecuentaba en su ser, ya que su vida se había oscurecido por completo ante la gran carga de dramas laborales y legales, al igual que sentimentales, y toda aquella amargura disipaba la belleza que la vida le regalaba en pequeños detalles. Esta vez no permitió que esos pensamientos erráticos lo embarguen y permitió sentirse emocionado y feliz, como si hubiese sido exorcizado, ante una situación como la que su amigo, compañero de juicio y ex Nameless Ghoul, le comentaba.

No obstante, la regla de la vida implica generalidades de que todo es finito, como lo es así también la felicidad puntualmente. Aquel pensamiento lo abrumó desde el momento en que tres golpes precisos y, que habían logrado imitar los tintineos del reloj de pared, le dio la pauta que aquella señal era proveniente de una sola persona en particular. Los vellos de sus extremidades se erizaron cuando un nombre se dibujó en su mente con respecto a su visitante que lo neutralizó en su parcialidad.

—Adelante— pronunció en un tono alto y profundo.

Sin dudar mucho en el exterior, la persona que había perdido su tan flamante trabajo para siempre se adentró con un paso seguro y poco discreto, un detalle del que eran responsables sus tacones atezados. Llevaba un traje coreano azul zafiro con un patrón a rayas en toda su extensión, que lo completaba con unos tacones más oscuros que el color original de su ropa formal, pero que por su brillo y su altura destacaban mucho más ante su íntegro estilo. Sus rizos dorados artificialmente brincaron como liebres a medida que su apresurada caminata hacia el interior del despacho de Simon se desencadenaba, detalle que Simon admiró en la distancia pero que luego ignoró por completo. Lo único que había llamado su atención en estos pocos segundos era la cantidad de carpetas del mismo tono que venía cargando inhabilitando ambas de sus impecables manos, de tal forma que un simple desliz y todo aquello que sostenía podría venirse al suelo sin mediaciones.

—Buenos días, Simon— exclama al ubicarse en el asiento frente a él. —No creerás las excelentes novedades que traigo aquí— señala una de sus carpetas con euforia, mientras que Simon permanece en su lugar con una expresión imperturbable.

—Pues, dime qué te traes en manos esta vez— hace un gesto con desgano y luego se reclina en su asiento estableciendo un lenguaje corporal claro que intuía cierta distancia y poco interés en lo que respecta a la rubia que se situaba frente a él.

—Estuve pensando en un nuevo truco ¿sabes? Una nueva estafa, parte de mis juegos sucios, para ganar mayor posición en el juicio— explica abriendo su carpeta. —Tengo la carta manuscrita a pulso del señor Berg, aquella que comenta detalladamente la citación a Eva para que forme parte de nuestro conjunto de testigos— hace una breve pausa que le congeló la sangre a Simon. —Se encuentra firmada y sellada por el juzgado, es decir, es oficial. Será nuestra aliada. Ya sabes lo que dicen: "Manten a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca". Pero no sólo eso, sino que se le aplicarán restricciones y multas graves, en caso que ella no acceda a testificar en contra de Tobias, como una detención, a mi gusto sería por tiempo indeterminado, pero legalmente no debe exceder...

—¡Detente!— alza la voz Simon. —¿Acaso escuchas lo que dices, Cassidy? Estás cegada por el odio— sus palabras lograron tomar por sorpresa a Cassidy y ella permaneció en un profundo y petrificado silencio. —Ambos sabemos que Eva no tiene nada que ver con el juicio, que por más que haya estado en el tour con nosotros, nunca estuvo enterada de cómo se efectuaban los pagos con Tobias. Por consiguiente, ella no tiene nada para aportar en nuestro lado— dictamina. —Te diré algo más: este juicio es nuestro, no tuyo, no has salido afectada por la situación como ha pasado con nosotros y eso no te da autoridad para hacer lo que has hecho hasta este momento. No tienes poder aquí, Cassidy, que te quede claro y si entregas esa carta, te la invalidaré en el juzgado desplazándote del caso. Aleja tus asuntos personales de nuestros asuntos, busca la forma de arreglarlos en otro fuero.

En lugar de entrar en pánico debido a la consistencia y la rudeza de las palabras de Simon, la ex asistente río en su sitio como si de una eterna y fascinante broma se tratase, aún sin comprender la situación que su compañero le enseñaba. No cabía un grado de temor en su personalidad; no existía la forma de hacerla retorcer de miedo, ya que ella siempre tenía preparado un as bajo la manga, lista para contraatacar cuando el momento lo considere adecuado.

—¡Oh, ya veo!— pronuncia con dificultad a causa de sus carcajadas sin fundamentos. —Eva killed the Alpha star— agrega haciendo alusión a la clásica canción que se reproducía en sintonía con la conversación. —Se nota que tienes o has tenido sentimientos por la niña azulona. Tu mirada lo delata, toda tu existencia te delata, mi querido. Está en mi derecho recordarte que no debes demostrar debilidad, ni debes mezclar tu cual-sea situación sentimental con la niña, puesto que estamos a juicio con su actual pareja, Tobias Forge, Papa Emeritus III, actual Cardinal Copia ¿lo recuerdas o debo recordártelo gráficamente?— se burla.

—Ya sé de antemano contra quién vamos, Cassidy. Y a él es a quién únicamente atacamos, a nadie más— finiquita. —Libérala del caso, maldición.

—Lamento desilusionarte, mi querido Alpha, pero las medidas ya han sido tomadas y no fui partícipe de esta seguidilla de atrocidades legales, sino que fui la inventora, la que incentivó tal idea hasta su materialización— él la observa con recelo. —Michael fue el precursor y yo la estimulación. Mi idea fue la causante de todo esto que se está desencadenando actualmente y que atraerá consigo el peor de los infiernos para el maldito Tobias Forge que osó por destituirme en mi mejor trabajo, por haberme usado como si fuera su puta y, por sobretodo, por haber jugado con mis sentimientos...

Simon deja escapar una risita al escuchar sus últimas palabras. Este signo generó que Cassidy lo fulmine con la mirada como una verdadera asesina apuñalaría a su víctima hasta morir, pero aquel efecto incrementó la risa del ex Nameless Ghoul.

—¿Tienes sentimientos, Cassidy? Oh, espera...— detiene alzando una mano los intentos en vano de Cassidy de contraatacar. —¿Pensabas que Tobias sería capaz de amarte de la misma forma que tú lo "hacías"?— el mismísimo silencio bastó como respuesta. —Cielos, estás demente, mujer. Esto es mucho peor de lo que imaginaba... Primero, engañas a mi amigo Pär, por el cual he velado y defendido durante todo este tiempo sin mencionar que detesto a Tobias por lo que hizo, y segundo te enamoras de tu amante aún sabiendo que él ama a alguien más. Y este alguien más conlleva dentro de sí una suerte inimaginable que no es accesible para nosotros— suaviza. —¿Comprendes la gravedad de la situación?

—Una situación que se te asemeja, Simon. Tú también pensabas que Eva sería la mujer de tu vida, pero, sin embargo, se acuesta todas las noches con tu enemigo— enfatiza esta última oración logrando el resultado que buscaba en Simon, es decir, una reacción desfavorable y saturada de resentimiento y dolor. 

—Yo al menos no rompí ninguna relación ni tampoco traicioné a mi amigo.

—¡Ajá, ahí es adónde iba a ir!— exclama gloriosa. —Me he enterado de tu irrupción en la ducha mientras tu amada azulona se bañaba plácidamente, además de haberla besado incontables veces— Simon palidece paulatinamente. —Abusaste de su confianza, tus intentos de quebrantar su tóxica relación con Papa, en aquella época, fueron en vano. De todas formas, dime: ¿Cuántas veces la putita accedió a usarte como un juguete sexual y pasajero, del que luego desechará como escoria inútil?

Como si aquello hubiese logrado colmar la paciencia del ex Ghoul hasta el punto de convertirlo en un ser completamente desconocido y que obra bajo sus impulsos, se incorporó sumido en un violento gesto y que no alteró en ningún momento las intenciones viles de la ex asistente. Seguidamente, Cassidy se unió a su juego y se incorporó con exasperación hasta que ambos quedaron frente a frente, en el sentido más estricto de la expresión, mientras que se observaban como si fuesen contrincantes.

—Cierra la maldita boca. No te atrevas a propasarte de esa forma, Cassidy— vocifera. —Lárgate de mi oficina. Desaparece de mi vista en este mismo instante antes de que llame a seguridad.

Ella se limitó a sonreír con un brillo victorioso en sus gestos, como si todo aquel acting había dado sus frutos y había logrado satisfacer su insaciable sed de venganza y odio. Tomó sus carpetas sin quitar su mirada de la de Simon y aseguró su huida de allí sin antes dejar un breve aviso sobre lo que acontecería al cruzar las puertas del establecimiento.

—Debes entender, Simon, que esto no lo hago por mí sola, sino por ti también, porque entiendo tu dolor y tu angustia al ver a la persona que quieres en los brazos equivocados...

—Tú no sabes una mierda de mí— interrumpe ofuscado.

—Déjame terminar— espeta. —Sé que ambos compartimos el mismo sentimiento y la exacta situación que subordina esas emociones. Ten asegurado que saldremos victoriosos sin Eva en el camino, o al menos en el mío. Deja que la corriente fluya en su natural caudal y verás que me lo agradecerás con el tiempo— lentamente se aleja hacia la puerta del despacho, simulando una despedida misteriosa y amenazadora. —Nada ni nadie podrá detener el infierno que se aproxima gracias a Michael y a mí.





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