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Cuando le notifiqué a Arvid que precisaba volver a Linköping, es decir, mi hogar, asintió en silencio y el motor del sedan alemán rugió por sobre las calles de Estocolmo. Ya insertados en el tráfico, él enciende el estéreo y una melodía comienza a sonar a través de los parlantes del auto. A juzgar por su apariencia, no lucía un músico con tintes de rock o pertenecientes a algún derivado de ese género, por ende la música majestuosa de Depeche Mode se asemejó con su personalidad e inundó el ambiente con una canción tranquila recargada de una letra particular.

«Don't say you're happy
Out there without me
I know you can't be
'Cause it's no good»

—Jamás hubiese imaginado que Pär y tú eran músicos— confieso mientras Arvid mantiene la velocidad moderada. —Y que compartían el mismo estilo de autos.

—Ahora que lo mencionas... Él me ha comentado que has viajado con él también en su auto— cuchichea. —Por lo que entendí, Tobias no podía llevarte al trabajo y por eso se lo pidió a él.

Le dediqué una mirada sorprendida mientras quitaba un mechón azul de mi rostro. Mientras intentaba razonar sobre la situación y más aún sobre lo que Arvid había expuesto, él miraba a través de uno de los espejos retrovisores para chequear el tránsito pesado en plena avenida. Me asombraba que Pär haya contado algo tan irrelevante como llevarme a mí al trabajo.

—¿De verdad te lo contó?— cuestiono dubitativa. —Que extraño...

Arvid deja escapar una risita mientras se encoge de hombros. Nos conduce hacia el bulevar y, con el paso libre y aumentando un poco la velocidad, empezamos a dejar la ciudad de Estocolmo atrás.

—De hecho se ha estado comportando bastante inusual este último tiempo— comenta dedicándome algunas miradas rápidas. —He llegado a pensar que le gustas, Eva.

Me volteo casi de manera exagerada para otorgarle una de mis miradas más controversiales y llenas de confusión. No tenía una gran relación con Pär, es decir, sólo nos habíamos visto pocas veces y siempre la hemos pasado bien cuando nos encontrábamos de casualidad. Pero tal conclusión no parecía coincidir con mi realidad ni la común. Era imposible que eso pasara y aún más sabiendo que Tobias es uno de sus colegas y posible amigo cercano. Fijarse en su novia era realmente un pecado.

—¿Cómo es eso posible, Arvid? No nos conocemos tanto— aclaro y él sonríe con travesía observando la carretera mientras que, con el brazo apoyado en la ventana, acariciaba su barba. —Además no lo noté con deseos de tener algo nuevo con una mujer luego de lo que le pasó.

Aún en la misma posición en la que conducía, arqueó ambas cejas con asombro en su mirada y ascendió su mano libre para llevar su corta melena rubia hacia atrás.

—¿Te lo contó todo?— asentí con vacilación. —Este hombre no se pierde una oportunidad... Acabas de confirmar mis sospechas.

—No sé qué es «todo», pero me ha contado bastante— hago una pausa. —No creo que haya usado esa oportunidad para algo en concreto, ya que lo noté muy desanimado— él tuerce el gesto y yo vuelvo mi visión hacia el frente. —Pobre Pär... ¿Sabes si su relación con su hermano ha cambiado en algo?

Arvid se aclara la garganta y observa varios puntos de manera consecutiva en su horizonte. Presiona la tecla de Siguiente en la pantalla táctil del tablero y se reproduce otra canción un poco más alegre titulada Love In Itself, según la brillante pantalla. Aquel detalle me tomó desprevenida y lo observé todo con expectación, como si se estuviera preparando para tirarme una bomba de mal augurio en la cara.

—Pues, esa es una de la parte de la historia que debo refutar— sentencia y luego exhala con pesadez. —Pero antes confirmo que su relación con su hermano y sus padres ha cambiado drásticamente. Hace largos años que han dejado de visitarse y hablarse, por lo que Pär ha estado muy solo este último tiempo de su vida.

—Oh...— me lamento. —Pero no entiendo... ¿Qué es lo que debes refutar?

Él toma una pronunciada bocanada de aire y la deja escapar lentamente como si intentara deshacerse de lo que sea que lo estaba afectando en ese momento. Noto que su mano ocupada sujetaba el volante con fuerza y sus venas resultaban más sobresalientes exponiendo su tensión.

—Pär cree que su novia lo ha engañado con su hermano porque eso es lo que ella le dijo... Pero en realidad fue...— hace una pausa brusca ladeando la cabeza. Debido a su expresión molesta, aquello le afectaba demasiado como para expresarlo con palabras. —Fue Tobias.

Mi respiración se detiene al igual que los latidos regulares y normales de mi corazón. Una sensación de amargura y malestar embargó mi organismo hasta que comencé a padecer que mi cuerpo me resultaba pesado y que podría descompensarme en el auto de Arvid. Me sentía sin fuerzas y lo único que podía pronunciar eran balbuceos torpes.

—¿Qué...? ¿Tobias? ¿Có... Cómo es posible, Arvid? ¿Cómo sabes eso?— balbuceo. —Tienes que estar mintiendo... ¿Y quién era la novia de Pär en ese momento?

—Ha sido hace muchos años, Eva. Tranquila. Eso está medianamente solucionado.

—Aún así quiero saber quién era la mujer. Ya has tirado la piedra, ahora hazte cargo del golpe— sentencio dedicándole toda mi atención. —Habla, Arvid.

—De acuerdo— cede. —Pär estuvo en pareja desde toda su vida con Cassidy Leviels, la ex asistente de Ghost— explica y yo siento mi cuerpo fallecer en mi asiento. —Pude enterarme de esto gracias a Martin*, quien los ha encontrado por primera vez en uno de los hoteles a los que han asistido en su primer tour. Pasaron varios años de estos encuentros entre Cassidy y Tobias hasta que él se enteró que ella estaba embarazada...

—Espera— espeto casi en un grito ahogado. —Quieres decir que...— hago una pausa ensimismada en mi mente perturbada por la información. —Tobias me dijo que ella había perdido a su hijo en el parto y a partir de allí ellos comenzaron a salir... Luego Pär me comentó que ese hijo era de su hermano y por ende terminó su relación con ella por ese motivo— agrego y él me observa con los ojos entrecerrados como si estuviera procesando toda la información. Se permitió unos segundos casi eternos de silencio para asimilar mis teorías hasta que la desesperación se apoderó de mi cordura. —Maldición, Arvid. Háblame.

—Lo siento, Eva. Todo lo que dices es cierto, excepto en la parte que Tobias afirma que él y Cassidy comenzaron a salir a partir de su pérdida— refuta parcialmente. —Y en la parte que Pär dice que ese hijo era de su hermano, pues, en realidad... Era de Tobias.

Vuelvo mi visión hacia el frente y me dejo caer en el respaldo del asiento del flamante Volkswagen. Con la mirada perdida y la expresión apagada, me mantuve en silencio y él pareció comprender mi intención, ya que no acotó nada y permitió que la música vuelva a ser el centro de sonido del tenso ambiente.

—Otra vez me mintió— dejo escapar. —No puedo creerlo...— cuando noté que Arvid amagó para agregar algo, alcé la mano y él se mantuvo en silencio engullendo sus deseos de manifestar algo. —Ahórratelo. Necesito estar en silencio un rato.

—Entiendo, Eva. Lamento que te hayas enterado por otras personas que por Tobias mismo— expresa con pena.

—Se lo han ocultado a Pär durante todo este tiempo... ¿Para qué? ¿Cómo pueden ser tan viles?— espeto sin importar que haya pedido silencio antes.

—Créeme, él estaría peor si se entera que uno de sus mejores amigos arruinó su relación— se encoge de hombros. —No podría soportar una traición de ese mismo calibre, así que ahora formas parte del secreto y procura, por favor, de que así sea— pronuncia con una tensión disfrazada de calma y permanecimos en silencio hasta que llegamos a Linköping.

Caído el atardecer y en vísperas de la Luna brillante para adornar y redecorar nuevamente el panorama, atravesé la pasarela de la calle hasta llegar a la puerta de mi casa. El auto de Arvid salió despedido de su ubicación y sólo dejó como presente una fuerte humareda gris proveniente de su auto. Al finalizar aquella desastrosa conversación, no hubo palabras suficientes para continuar con otro tema nuevo. Simplemente, decidimos viajar con la presencia amena de la música y con las bocas calladas.

Ingresé a paso cansado y pesado al living de mi hogar y noté que contaba con la ausencia de Tobias en ese momento. Suspiré rendida y, sin perder más tiempo allí, me dirigí a nuestra habitación con la intención de descansar un poco para la fiesta de Lennart esta noche. La puerta se hallaba entreabierta y despedía una melodía suave de Franz Schubert proveniente de su tocadiscos, a la vez que percibía un naciente aroma a cigarrillo en la distancia. Atravesé la extensión de la habitación y divisé la espalda de Tobias, quien se hallaba apoyado en los bordes de nuestro pequeño balcón que daban una hermosa vista panorámica del terreno teñido por los colores del ocaso. Sostenía un cigarrillo a medio fumar y sólo llevaba unos pantalones de jogging grises que acentuaban sus piernas tonificadas.

—Hasta que apareces— exclama aún concentrado en la vista y su cigarrillo. —Ya me estaba preguntando cuándo regresarías— comenta y luego da una calada profunda para después expulsar un repulsivo humo blanco. Se acerca a uno de los ceniceros de la mesa con el juego de sillas de jardín y apaga el que llevaba encima. —¿Qué traes ahí?— cuestiona extrañado al dedicarle una mirada a mis vinilos nuevos.

—Cortesía de Martin y Arvid— respondo con una calma forzada y él asiente sin ánimo pero con el ceño fruncido. —Si tanto te preguntabas cuándo regresaría, podrías haber llamado— sugiero asegurando la seriedad en mi expresión y tono.

—No era necesario. Una parte de mí sabía que volverías— agrega soberbio mientras se adentra en la habitación para cambiar la pista que sonaba. —Que bueno que te hayas divertido con otros...

—¿Cuándo ibas a decírmelo?— exclamo sin divagar y él me dedica una mirada confusa.

—¿Qué cosa exactamente?

—Ya sabes— pronuncio dejando mis vinilos sobre mi pequeña colección. —Que el hijo que perdió Cassidy era tuyo.


*Esto lo explico en la otra historia titulada Original Sin.

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