23
La presencia de Lennart se avecinó en mi despacho y, con pasos apresurados, se posicionó a mi lado sin antes echar un vistazo hacia atrás para verificar que la puerta estaba exitosamente cerrada con su impulso anterior.
—Eva ¿Qué ha pasado?— pregunta con la mirada perdida a mi alrededor. —¿Qué tienes ahí?— detiene su paranoica mirada en la pequeña nota sutil que llevaba en mis manos.
—Alguien ha entrado a mi despacho y dejó esto sobre mi escritorio— sentencié abatida. —No tengo idea qué será pero estoy segura que, quién lo hizo, ha estado muy convencido que ésto debe significar algo para nosotros— Lenn toma la tarjeta mientras me ofrece una mirada preocupada y luego la lee en voz alta.
—07/05/2018 Michael Berg— pronuncia con extrañeza. —Bajo mis propios instintos, hay un punto a favor. Es evidente que no es una amenaza por la prolija caligrafía del responsable— comenta observándola con determinación e interés. —Pero tampoco es una cita que yo haya programado o alguna visita de un posible cliente. Da por hecho que este nombre que figura aquí no sería capaz de cometer una transgresión como la persona que entró sin permiso a tu despacho... Se trata de alguien más.
—Pues, en tal caso, es posible que tengas razón, ya que no conozco a nadie que tenga ese nombre— afirmo. —Aún me aterra la idea de que alguien más haya estado merodeando por aquí en mi ausencia. Puedes contar con mi teoría que es alguien relacionado con la empresa y que tiene las llaves de todas las oficinas— reflexiono. —Sé que Tobias las tiene, pero él nunca pasa por aquí últimamente... Por ende, lo descartamos.
—¿Quizás algún empleado de limpieza y mantenimiento? El jefe de mantenimiento se las provee a los empleados y ellos acceden fácilmente.
—Eso no es posible. Quienes tienen cargos más altos requieren de un aviso telefónico en el cual se otorgue el permiso para que luego el jefe les entregue las llaves— refuto. —He recibido el llamado el viernes pero lo he denegado porque no iba a estar en la oficina ese día— Lenn asiente concentrado en mis palabras mientras lleva su índice al mentón.
—Entonces es alguien de aquí que tiene particularmente la copia de tu llave, Eva— su convicción sólo me hizo sentir una tempestad en mi estómago, la cual manifesté con la mirada. —Tranquila, lo resolveremos. ¿Has verificado que no hayan robado algo o que esté todo en orden? Ya sabes, alguna clase de vandalismo.
Lennart se aproxima a la otra punta de mi escritorio y lo observa a distancia como si estuviera inspeccionando cada detalle que adornaba mi lugar. Por un momento decide buscar debajo de él por si el vándalo había dejado caer de manera irresponsable algún objeto que lo incrimine.
—Lenn, sólo he entrado y he visto a simple vista que todo estaba como lo había dejado. Solamente he encontrado esa tarjeta y listo— comento de brazos cruzados. —¿Qué sugieres que hagamos nosotros solos?
Él se incorpora y luego arregla su traje sin quitar su visión de todo el perímetro. Algo en su mirada me hacía comprender que algo andaba mal y no evité el malestar que, no sólo me consumía la mente, sino que, a partir de ahora, me haría percibir que mi despacho ya no es seguro de ahora en más.
—Por ahora sugiero que consultemos las cámaras del Departamento de Seguridad de la empresa y verifiquemos quién ha sido el que ha estado merodeando por aquí— hace una pausa observando la tarjeta por segunda vez. —He sacado varias conclusiones de todas formas. No es una persona «totalmente» ajena a la empresa porque, en tal caso, no hubiese podido atravesar la segunda pasarela del lobby. A su vez, estoy muy seguro que, quién escribió la nota e ingresó sin dejar evidencias ni daños en el despacho, es una mujer.
—¿Una mujer?— exclamo casi alterada. —Si me lo ha dejado a mí es porque este Michael Berg está relacionado con Tobias, sino nadie haría algo así. Pero aún no hallo tal conexión...
—Escucha, haremos esto...— se acerca a mí a la altura de mis oídos. —Yo indagaré en las cámaras y tú investiga este Michael Berg. Cuando ambos hallemos las respuestas, las uniremos y formaremos una idea de posible resolución ¿De acuerdo? Sólo así podremos basarnos en datos factibles y viables.
—Me parece buena idea, Lenn. Lo haré ahora mismo— él asiente con el semblante serio y deposita la nota sobre mi escritorio. —Con respecto a la fecha... ¿Qué piensas que significa?
Su seriedad mezclada con una pizca de interés y reflexión avivaban mis instintos de curiosidad. Lo observé de tal forma que parecía que lo estaba admirando con la mirada y él se percató de mi insistencia que manifesté físicamente. Sólo me analizó en la cercanía como si quisiera escarbar en mis sospechas y pensamientos que todo este dilema había creado, pero únicamente consiguió que el silencio se propague en la sala hasta que la indagación nos explotó en la cara.
—No lo sé con exactitud, Eva. Pero es la semana siguiente, una fecha muy próxima. Por eso tenemos que apurarnos— exclamó con desasosiego.
La voz de Tobias resonó en la habitación cuando las notas más altas se aproximaron a su canto y lo atraparon para que de su garganta se escapen transformadas en un coro como de ángeles. Era consciente que aún le quedaba mucho por grabar, pero, sin importar cuánto trabajo restaba, sonreía a medida que, la melodía que sus auriculares recitaban, lo embargaban complemente.
Sus compañeros lo observaban con devoción mientras tocaban sus instrumentos también ahogados por aquella deslumbrante sensación que les transmitía la voz de Tobias y la música que estaban creando. Aquella era una oportunidad de crear arte de manera inusual y ellos demostraban esa gratitud con su trabajo arduo.
Cuando la canción había llegado a su fin y su grabación ya estaba lista para mezclarse y consumarse, Tobias recibió la noticia que alguien lo estaba esperando en el pasillo de la entrada de la sala de estudio y que, a juzgar por las emociones y las expresiones que manifestaban los demás cuando supieron de quién se trataba, no era una persona grata allí dentro.
Tobias atravesó la sala insospechado y examinando los rostros de sus colegas a medida que se iba a acercando a la puerta de salida. Una vez allí, la abrió con pesadez hasta que todos captaron nuevamente de quién se trataba aquella sorprendente visita.
—Ca... ¿Qué mierda haces aquí?— exclamó Tobias en un susurro mientras cerraba la puerta a sus espaldas para que sus colegas no puedan presenciar la conversación. —¿Cómo llegaste hasta aquí si hay un guardia en la primera planta?
—Eso no te interesa en lo más mínimo, Tobias— pronunció altanera. Aquella rubia exuberante había creado el peor de los infiernos en la vida de Tobias y que actualmente aparentaba estar dispuesta a arrastrarlo allí otra vez. —Ya sabes a qué vine— comenta mientras esconde un mechón platinado detrás de su oreja.
—Mira, no me importa si Elinn te ha comentado nuestra charla, estoy harto de tus juegos y de ustedes dos— vociferó. —Así que ahórrate las palabras y lárgate de aquí antes que llame a seguridad.
Cassidy sonrió enseñando su perfecta dentadura blanca y su labial rojo rubí brilló en la luz cuando se inclinó un poco para reír. Aquellas imprevistas reacciones de su ex secretaria sólo ponían los pelos de punta a Tobias y era casi imperceptible debido a la fuerte coraza que había creado con el tiempo.
—Tobias, haz lo que quieras. Si llamar a seguridad es lo que quieres, pues hazlo. Pero el trato sigue en pie y ya sabes que yo no soy mi hermana. No tengo pudor para las cosas que tengo pensado hacerte y que sé que haré tarde o temprano— sentenció con seguridad. —Tú decides.
—Entonces no hay más trato, Cassidy. Intenta destruirme que no lo lograrás— él se voltea y regresa a paso rápido a la entrada del estudio fingiendo que era el ganador de aquella batalla.
—De todas formas, sabía que íbamos a llegar a esto... Incluso le he dejado un regalito a tu novia Eva el fin de semana para que esté al tanto de lo que va a pasar— Tobias detiene su paso en brusco cuando escuchó el nombre de su prometida escaparse por los labios de aquella arpía. —También tengo un regalo para ti, un poco más grande que el de tu novia, ten fe de eso. ¿Por qué no vienes a reclamarlo?
Tobias observa a través de su hombro que Cassidy estaba alzando una carpeta gris sin portada en su mano. Él suspiró como primera reacción y su mente automáticamente calculó un sinfín de posibilidades.
—¿Qué es eso?— pronunció con pesadez.
—Verificalo tú mismo.
Se acercó a paso lento y desconfiado nuevamente a la posición frente a su ex asistente. Lo tomó con descortesía y leyó las primeras páginas A4 impresas con rapidez. No pretendía perder ni un minuto más allí con ella.
—¿Quieres demandarme por daños y perjuicios?— cuestiona sorprendido. —¿Qué? ¿He pronunciado tu nombre con desprecio y eso te dañó moralmente?
—Los documentos y las pruebas establecen que he estado en rehabilitación, Tobias. Tengo todo para presentar esta demanda colectiva— al oír aquella última palabra, sus piernas comenzaron a flaquear. —Y como sé que no tienes una contrademanda o, por el contrario, una oferta, yo te daré un precio— Tobias permaneció en silencio y petrificado. —Sabes que soy capaz de presentar esto por más que tenga que falsificar miles de documentos y al mismísimo sistema jurídico sueco para destruirte.
—Hija de p...
—Insulta todo lo que quieras, Tobias. El reloj sigue corriendo y tú estás fuera de serie— exclama autoritaria. —¿Qué dices?— él sólo prefirió no cercenar el silencio. —Bien. Te ofrezco lo siguiente: he oído por otras lenguas que el tour comenzará en breve, por lo que el trato sigue vigente y, además, te daré la valiosa posibilidad de que elijas algo.
—¿Qué habría de elegir?— pregunta Tobias con la expresión caída.
—Cuál de las dos hermanas Leviels te acompañarán en el tour como tu asistente— dictamina. —Es un requisito excluyente y que tienes que seleccionar antes del final del día de hoy ¿De acuerdo? Sólo así no presentaré esta demanda colectiva. Pero si hoy antes del ocaso no recibo respuesta, entonces te veo en el tribunal, Forge— pronunció en un susurro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top