19
Me dejé caer sobre el sillón de la sala y el sonido de los cojines desinflándose se expusieron de tal manera que parecían haber inundado el salón de una forma inquietante a través de su acústica. Mi mala experiencia con las casas amplias estaba relacionada directamente con el silencio atroz que emanaban de las lejanas paredes y que cualquier sonido ocurrente quedaría revelado en el ambiente.
Tomé el control remoto de la televisión y lo encendí buscando la aplicación de películas que habíamos empezado a usar con Tobias desde hace un par de semanas. Aún no tenía idea sobre qué clase de género gustaría él para mirar ahora, ni siquiera yo estaba tan segura con las opciones que me ofrecían. Sin embargo, comencé a examinar cada película por su caratula, como quien dice: 'Juzgar un libro por su portada', hasta que encontré Devil's Hand, una película basada en un supuesto mito satánico que se desenvuelve en un pequeño pueblo cristiano ortodoxo en Nueva Inglaterra como si fuera una profecía. A juzgar a simple vista, parecía una trama prometedora y la síntesis lograba atrapar al lector, pero era algo moderna y, teniendo en cuenta los gustos cinematográficos de Tobias, había un gran porcentaje en que quizás no llame su atención.
Cuando quité la síntesis en pantalla, mi celular comenzó a sonar frente a mí sobre la mesa ratona. Me asomé un poco y era Lennart quien estaba llamando y osaba interrumpir tal sesión. Tomé mi celular y deslicé la llamada para responder de manera afirmativa.
—Hola Lenn— dije con una alegría escondida en mis palabras confusas. —Buenos días ¿A qué se debe tan grata llamada?
—Eva, esto es rápido— pronuncia con voz preocupada, algo que poderosamente me poseyó al instante. —¿Puedes hablar? ¿Está Tobias allí contigo?
—Claro que puedo hablar. Estoy sola, Tobias está estacionando el auto. ¿Qué pasa?— cuestiono sujetando ambas piernas con mi brazo libre como si estuviera haciéndome una bolita en el sillón.
—Tobias me ha llamado para preguntarme sobre la identidad del productor de ayer— comenta con un tono rápido. —No lo noté muy confiado en mi palabra, así que es probable que te pregunte a ti.
—¿Qué... Qué le has dicho?— respondí con la voz entrecortada y con el corazón galopando a miles de kilómetros por hora.
—Le he dicho que se llama Sigurd Nüremberg— hace una breve pausa. —Sé que suena trillado, pero fue lo primero que se me ocurrió para improvisar. Si dudaba mucho, Tobias me descubriría y sería un problema para nosotros dos... Y entre ustedes también.
—¿Sigurd Nüremberg? Suena idéntico a Simon Söderberg, Lennart. Maldita sea— maldije en voz baja y espiando sobre mi hombro la puerta principal a la vez. —¿No se te pudo ocurrir otro nombre menos sospechoso?
—Lo sé y lo siento, pero sabes que tu futuro esposo me pone nervioso, Eva. Fue mi mejor intento— suspira. —¿Tienes idea por qué me ha llamado para preguntarme eso?
—Igual eso no quita que eres el mejor, Lenn. Te lo agradezco mucho— exclamé aún con temor por la futura conversación que tendré con Tobias al respecto en breve. —Pues, ha sido una noche larga y densa...— la risita pícara de Lennart se asoma a través del auricular. —No en ese sentido, tonto. Me refiero a que hemos discutido sobre el juicio... En especial sobre lo que te he contado ¿recuerdas?— él sólo emite un sonido. —Y hoy a la mañana ha estado distante, inclusive serio y no parecía estar dispuesto a conversar sobre algún tema en particular. El estrés lo había poseído y, a consecuencia de eso, echó a perder el desayuno, por lo que decidimos desayunar en una de sus confiterias favoritas que solía visitar cuando era más joven... El detonante fue habernos encontrado a Simon y sus amigos allí, es decir, otros Nameless Ghouls que nunca había visto sin el traje.
—Mmm, ya veo...— exclama Lenn analizando el asunto. —Los planetas parecieron alinearse sólo para arruinarte aún más el día.
—Claro. Todo parecía haber mejorado hasta que llegaron ellos y él cambió su expresión repentinamente. Cuando me di cuenta de la situación, escapamos de allí y comenzó a cuestionarme sobre Simon... Así que es probable que te haya preguntado por él gracias a ese suceso.
—Entiendo. Supe que era urgente por el tono de su voz, estaba seguro que...
El sonido de las llaves de Tobias se hizo presente en la conversación cuando me volteé a verificar que estaba abriendo la puerta. Rápidamente me recosté en el sillón con la intención de esconderme usando el respaldo del mismo como escudo.
—Lenn, tengo que colgar. Gracias por llamar, te tendré al tanto si sucede algo nuevo— exclamé tan velozmente que no le di tiempo a contestar.
Con disimulo y sigilo, deposité mi celular de vuelta en su lugar sobre la mesa y me estiré como simulando cansancio para evitar levantar sospechas.
—No me digas que te has dormido...— la voz de Tobias se adentra en la sala a medida que se iba acercando a mi posición.
—No, sólo me recosté un poco mientras leía sinopsis— me incorporé de manera inocente y él se ubicó a mi lado observando la pantalla frente a nosotros. —No encontré nada que nos pueda gustar.
—¿Con quién has tenido una reunión ayer?— pregunta a la milésima de segundo de haber terminado mi frase. —Sólo curiosidad— imita una expresión de relajación en vano.
—¿Disculpa?— cuestiono confundida. —¿A qué se debe eso? Tú nunca me cuestionas mis reuniones.
—Es que quería saberlo, pues es importante tener a alguien excelente en Ghost que se encargue de la grabación y las mezclas de Prequelle— agrega con convicción. —Sólo quiero asegurarme que estás haciendo un buen trabajo.
Me crucé de brazos y lo examiné como si fuese un espécimen de otro universo. Mientras él permanecía inmóvil escondiendo las manos en los bolsillos de sus jeans. Su mirada no me engañaba, a simple vista estaban claras sus intenciones. Aquel brillo de inseguridad sólo opacaba sus intentos de parecer neutral.
—Lo hago, Tobias. Ya lo sabes eso— me limito a decir.
—Por eso mismo es que me llenas de orgullo, querida. Aún así me gustaría saber quién es el productor... Así me organizas una conversación previa con él sobre sus antiguos trabajos— aquellas palabras me helaron.
—No... Estamos en casa ¿recuerdas? Nada de charlas sobre trabajo o el juicio— exclamé usando su estrategia para evadir diálogos en su contra.
Él sólo se quedó petrificado y no quitó su mirada de mí los siguientes segundos de haber proclamado tal regla creada por él. Su expresión tensa pareció relajarse de verdad y me sonrió de lado poniendo los ojos en blanco. Con los brazos entrecruzados, hizo un vaivén con su cabeza y rió bajo causando en mí una sensación de ternura inmensa que no pude evitar manifestar con una radiante sonrisa.
—De acuerdo, tú ganas. Tienes razón— hace una pausa. —Pero eso no quiere decir que lograrás escapar de mí el lunes— agrega con un brillo especial sus ojos. —Retomaremos esta conversación— se incorpora con agilidad y se encamina a su estudio, que estaba a pocos pasos de la escalera al segundo piso.
—¿No veremos la película?— él niega con la cabeza aún dándome la espalda. —¿Entonces qué harás?
—Traeré a Cardinal... Hay algo que quiero comentarte— se voltea y me guiña un ojo con una expresión lasciva.
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