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Maratón 1/3

Rats, el primer single del álbum Prequelle, ya había sido grabado en lo que correspondía el período de tiempo diurno del último día de la semana. Luego de un arduo trabajo, el ambiente del estudio había llegado al punto máximo de satisfacción y conformismo, por ende el humor del común denominador era agradable y carismático. Una atmósfera contagiosa para cualquier ser que esté teniendo un día de malas vibras.

Aún teniendo su primera canción terminada y lista para ser lanzada como single en cualquier momento, en la mente de Tobias se jugaba un duelo entre el regocijo de tener algo en concreto disponible y la ansiedad y ambición de seguir creando material en lo que quedaba de la mañana. No quedaba mucho tiempo para la llegada del almuerzo, quizás una media hora, y ya podía ver que tal complacencia por la materialización de Rats había dispersado al grupo. Entretanto el equipo de músicos conversaba alegremente sobre distintos tipos de cuestiones ajenas a Prequelle y a Ghost en general, Tobias releía sus anotaciones referidas a la próxima canción que pretendía grabar.

—¿Cómo llevas eso?— pregunta uno de sus colegas ubicándose cerca de él, precisamente frente a su taburete.

—Pues, bien. Contento, pero no satisfecho del todo— confiesa el pelinegro. —Mínimamente quiero grabar una última canción en el día de hoy y luego los liberaré si así lo desean— su compañero ríe y Tobias alza la vista hacia él. —Gracias Pär por llevar a mi novia a la oficina. Significa mucho para mí que lo hayas hecho.

—Tu prometida querrás decir. Te felicito— Tobias sólo le dedicó una sonrisa complacida. —No te preocupes, amigo. Es mi mejor forma de agradecerte por haberme tenido en cuenta a mí y a los demás para crear tu proyecto— alza los hombros rascando su nuca. 

—Arvid y tú están haciendo un trabajo excelente, al igual que Martin— comenta dedicando su mirada a Martin quien se hallaba abstraído en una charla con su hermano menor. —Me alegra que sean ustedes los que colaboren con nosotros— hace una repentina pausa y ambos se sonríen cálidamente. —Cuéntame sobre el trayecto a la oficina. ¿Qué te ha parecido Eva?

La imprevista seriedad de Tobias dejó trastocado a Pär, quien lo observaba ya con un semblante un poco más nervioso y difícil de disimular. Respetaba muchísimo a Tobias, su amigo de la adolescencia y ahora su colega. Lo suficiente como para sentirse presionado por esos cambios sorpresivos en sus actitudes y sus maneras de relacionarse con sus allegados. Su diferencia de edad no era extrema, quizás un año o pocos meses de distinción, siendo Tobias mayor que él, pero aún así Pär consideraba que tales comportamientos eran típico de un padre y es motivo por el cual sus reacciones resultaban ser de esa manera. Tales portes ameritaban tal incomodidad.

—Pues, es bastante agradable— confiesa escondiendo sus manos en los bolsillos de sus jeans. —Tampoco hemos tenido el tiempo suficiente como para entablar una verdadera conversación— Tobias lo observa expectante, entrecerrando un poco sus ojos y ladeando un poco la cabeza.

—Verdadera conversación... Entonces cuéntame aquella 'falsa' conversación— espeta cínico sin importar lo tóxico que podría llegar a resultarle a su amigo.

—Bueno, le he comentado mi...— Pär se detiene en seco al escuchar resonar los tacones de Elinn, la secretaria de Tobias, a través de la pasarela.

Ambos hombres la observaron frunciendo el ceño y luego volvieron a conectar sus miradas con suspicacia. No fue necesario que Pär finalice su oración, era evidente que el tema había terminado sin mediaciones, por lo que éste aclaró su garganta y se distrajo con otro punto de la sala. Intentó evitar la mirada incómoda de Tobias a toda costa y viceversa.

—Iré a terminar de escribir esta canción en la otra sala— Pär asiente y Tobias se incorpora sujetando su pequeño cuadernillo. —Vayan a almorzar. Luego proseguiremos con la grabación.

Ambos rompieron su improvisada reunión de colegas y cada uno tomó su camino hacia donde le correspondía. Tobias atravesó un pequeño pasillo que conectaba la sala más grande de grabación con la más pequeña, donde ensayaba por sus propios medios y donde se encontraba su piano, y con el salón extenso de donde venía de conversar con Pär y los demás, que también utilizaban para ensayar en conjunto.

Se adentró en la oscuridad de la sala y cerró la puerta detrás de sí, mientras que con otra mano buscaba el interruptor de la luz. Automáticamente se disipó aquella lobreguez y el foco esclareció el entorno de su pequeño espacio de creación e inspiración. Sonrió cuando vio todo tal y como lo había dejado la última vez.

Ya ubicado en su asiento sin respaldo, descubrió el teclado y buscó entre las hojas del atril las partituras de la canción que estuvo componiendo en el poco tiempo que tuvo a solas. Pro Memoria había sido de su total agrado y consideró que necesitaba al menos una canción más de ese estilo, con una buena lírica, instrumentos de cuerda menos frecuentados por Ghost y el estilo que nunca faltaba en su música. Aquel ingrediente que siempre debía permanecer presente.

Posicionó sus delgados dedos sobre las teclas y respiró profundo cuando sus pensamientos se alinearon con sus sentidos.

«Can you hear me say your name forever?
Can you see me longing for you forever?»
  

Life Eternal había sido una de las canciones que más le había costado unificar sus partes hasta encontrar el punto de equilibrio con su estilo en general. Sus dedos danzaban hábiles sobre las teclas generando debajo de ellas una melodía suave y que se enternecía con su delicada voz.

«Would you let me touch your soul forever?
Can you see me longing for you forever, forever?»

En ese momento pensó en que necesitaba de más instrumentos para adornar la siguiente estrofa. Cuanto más lo pensaba, más ansioso parecía con su proyecto.

—Que ternura, señor Forge— exclamó una voz femenina. Aquel tono que parecía un chillido más que la voz de una mujer.

—Estoy trabajando, Elinn— pronuncia presionando su mandíbula con fastidio. —¿No viste que estaba cerrada la puerta?— cuestionó observándola por sobre su hombro.

Sus tacones resonaron estridentes dentro de la sala y luego un portazo bajo. Definitivamente ambos estaban del todo solos a partir de ese ruido innecesario. Ella tomó una silla y la ubicó al lado de Tobias, en la que se sentó adrede para que con su indeseada presencia estorbe el momento de inspiración.

—¿Qué tocas?— pregunta apegándose un poco más a él. Su perfume a flores ahogó a Tobias, lo cual generó que entrecierre los ojos por el exceso de aroma concentrado en su cuello.

—El piano ¿Qué más?— responde con sarcasmo.

—¿Con ese tono le hablas a las mujeres, Tobias?— optó por eliminar las formalidades de su discurso. Lo miró fijamente y cruzó una pierna con la intención de rozarla con la de Tobias.

—No, sólo contigo porque eres una niña insolente, Elinn— espeta cubriendo el teclado con fastidio. —¿Qué quieres?

Ella sólo rió complacida y satisfecha por lo que había logrado. Al fin y al cabo sólo con 20 años estaba manejando a un hombre adulto a su gusto. Aquella sensación de poder sólo la hizo estimular. Se incorporó y se ubicó estratégicamente detrás de Tobias, que aún permanecía sentado de espaldas a ella.

—Vengo a recordarte que debes cuidar tu lengua, Tobi. El trato aún sigue en pie, cariño— exclamó lo suficientemente bajo como un susurro y bordeando su cuello con sus brazos blanquecinos. —Y recordarte también que se viene una etapa muy importante en tu juicio ¿recuerdas?— él sólo asintió con pesadez. —Bien. No debes permitir que Eva testifique a favor tuyo porque sino las consecuencias para ti serán graves ¿de acuerdo? Evítala a toda costa. Mantenla al margen lo más que puedas... Esa será tu tarea de ahora en adelante.

Dio unas palmaditas en su hombro y sus pisadas malévolas se alejaron de la sala dejando a Tobias hundido en su propia miseria.




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