Capítulo 19: Templo.
A la mañana siguiente hemos abandonado aquel pueblo, Itachi aún no me decía exactamente a donde nos estábamos dirigiendo y eso me inquietaba un poco.
—¿No piensas darme ni siquiera alguna pista? —pregunté mientras caminaba. Itachi no respondió, simplemente siguió mirando al frente mientras caminaba. —¿Itachi?
Él se encontraba con la mirada perdida por lo que me coloqué frente a él deteniendo sus pasos; Itachi reaccionó segundos después para luego mirarme confundido.
—¿Qué sucede?
—Eso debería preguntarte. —dije acercando mis manos a su rostro. Acaricié su rostro con las yemas de mis dedos suavemente. —¿Anda algo mal?
—Simplemente estaba pensando. —suspiró agotado mientras posicionaba una de sus manos sobre la mía. —Pronto será el día...
—¿Mmm? —ladee mi cabeza hacia un lado confundida ante lo que me dijo. —¿Qué sucederá?
—Ya te contaré.
Él golpeó levemente mi frente para luego sostener mi mano y seguir caminando. Me sentía feliz al ver la iniciativa de Itachi, pero había algo que me inquietaba y era el hecho de lo que me dijo segundos atrás.
¿Qué quiso decir con eso?
Dejé de pensar en eso para seguir caminando, pero inesperadamente Itachi comenzó a toser bastante por lo que me preocupé y me acerqué para ver que le sucedía, pero antes de que pudiera acercármele, él me detuvo con su mano y entonces dejó de toser.
—¿Te sientes mal? —pregunté preocupada. Él miró hacia otro lado limpiándose así con su manga para luego verme con una media sonrisa. —¿Te enfermaste? Deberíamos de ir con un ninja médico.
—No sucede nada. —me decía con una sonrisa. —En veces me da un ataque de tos.
—¿Seguro que no quieres que te revisen?
—Estoy bien.
Él alborotó un poco mis cabellos para luego seguir caminando. A pesar que él decía que todo estaba bien, a mí no me convencían demasiado sus palabras y esperaba que pronto me contara que estaba sucediendo con su salud.
❇❇❇
Ambos habíamos caminado durante horas hasta llegar a un templo antiguo. No tenía la menor idea de porqué Itachi había venido a este lugar, cuando hemos entrado a aquel templo nos encontramos con un anciano y este al vernos nos dedicó una cálida sonrisa.
—Es un gusto volver a verte, Itachi-san. —aquel anciano me miró fijamente. —Veo que al fin la has traído.
—Furukawa. ¿Tiene todo preparado?
—He guardado muy bien tu encargo. —dijo gentiliza. —Lo traeré para comenzar con todo lo que has planeado.
Aquel anciano se fue a otra habitación.
—¿Qué tienes planeado, Itachi? —pregunté intrigada. Él me miró unos segundos para luego colocar sus manos en mi cara y acariciar suavemente mis mejillas. —¿No me dirás?
Él soltó un leve suspiro sin dejar de acariciar mis mejillas.
—He estado planeado esto desde hace bastante tiempo... La verdad pensaba buscarte después de capturar a aquel Jinchuriki, pero tú me has encontrado antes de lo previsto. —escuchaba atentamente todo lo que me decía. —La ultima vez que vine a este lugar le dije al señor Furukawa que volvería...pero volvería con la mujer que siempre he amado. —no pude evitar sonreír y sentirme avergonzada ante sus palabras. —Eres la persona que siempre he amado y por eso te traje a este lugar...
—Ya está todo listo.
El señor Furukawa había regresado y casi me caí al suelo al ver lo que traía en sus manos e inmediatamente miré a Itachi con sorpresa esperando a que me explicara que estaba sucediendo.
—Quiero que te cases conmigo.
Me golpeé mi rostro con las palmas de mis manos asegurándome de que no estaba soñando y al darme cuenta de la realidad no pude evitar sentir demasiadas emociones, todo estaba sucediendo tan rápido que apenas podía procesarlo.
Itachi me miraba esperando alguna respuesta de mi parte, no pude evitar soltar una risa haciendo que él me mirara confundido y entonces sentí como mis lágrimas comenzaban a mojar mis mejillas. En verdad todo esto era una gran sorpresa.
—En verdad siempre te adelantas a todo. —dije limpiando mis lágrimas para sonreírle dulcemente. —Supongo que ya sabes cuál sería mi respuesta.
—Lo sé. Pero me gustaría oírla.
—Acepto casarme contigo. —dije con felicidad para luego abalanzarme a abrazarlo. Lo abracé fuertemente, no quería soltarlo, él me estaba haciendo la mujer más feliz del mundo en este preciso momento. —Nunca podría decirte que no...
—Supongo que ya podemos comenzar. —habló el señor Furukawa. Me he separado de Itachi para ver al anciano que traía consigo dos anillos. —Les pediría que se arrodillen. —con Itachi nos hemos mirado unos segundos para luego arrodillarnos ante aquel anciano. El señor Furukawa aclaró su garganta unos segundos para luego vernos fijamente. —El día hoy se unirán dos personas que se aman mutuamente en sagrado matrimonio y yo, Furukawa tengo el agrado de unirlos.
El señor Furukawa tocó levemente mi cabeza para luego tocar la cabeza de Itachi. Él comenzó a recitar algunas palabras para finalmente entregarnos aquellos anillos.
Itachi tomó mi mano con delicadeza para luego colocarme aquel anillo y entonces besó mi mano dulcemente haciendo que nuevamente las lágrimas comenzaran a salir, él limpió aquellas lágrimas para luego dedicarme una sonrisa. Le he sonreído para luego tomar su mano y al igual que él le he puesto aquel anillo sin algún tipo de problema.
—Díganme... ¿están completamente de acuerdo con todo esto? —preguntó viéndonos fijamente esperando alguna respuesta de nuestra parte. Con Itachi nos hemos sonreído mutuamente para luego responder que sí. —En ese caso...desde hoy ambos están unidos en sagrado matrimonio.
—Desde hoy tú eres una Uchiha...—murmuró Itachi mientras pasaba sus manos detrás de mi cuello y comenzando a acortar la distancia que nos separaba. —Eres mi esposa.
Sin dudar un segundo más me besó con mucha dulzura. Ambos estábamos casados desde este momento y todo era como un sueño, no podía creer que yo era la esposa de Itachi, que me casé con el hombre que amé durante mucho tiempo.
Después de tanto tiempo separados...por fin ambos estábamos juntos.
—Gracias...—agradecí con una cálida sonrisa mientras juntaba nuestras frentes. —Gracias, Itachi. Gracias por darme esta felicidad...gracias por pensar en mí.
—Siempre pensaré en ti.
Nos hemos sonreído mutuamente para nuevamente besarnos, pero nos hemos separado enseguida al sentir la mirada del señor Furukawa y al verlo hemos notado que él nos miraba sonriente.
—Itachi-san. Espero que puedas vivir feliz.
—Le agradezco por todo lo que hizo por mí.
—No tienes nada de que agradecer. —el señor Furukawa nos dio la espalda para comenzar a irse. —Asegúrate de nunca cambiar tu manera de ser, Itachi-san.
El anciano se fue dejándonos solos, he mirado a Itachi quien se encontraba viendo en la dirección en que se fue el anciano y entonces toqué su hombro haciendo que me mirara.
—¿Qué se supone que debemos hacer ahora? —pregunté con mis mejillas coloradas. —Digo...sé lo que se hace después de esto...pero...esto...
—Te he dicho que no te haré nada.
Él golpeó levemente mi frente para luego levantarse, él me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie. Sostuve su mano con fuerza y entonces me aferré a su brazo para luego verlo con una gran sonrisa.
—¿Qué tal si vamos por unos dangos? —pregunté animadamente. —Es una buena oportunidad para celebrar.
—Me parece bien.
Todo esto estaba siendo maravilloso, me sentía la persona más feliz del mundo y todo era gracias a él.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top