Capítulo 8: Un día sin el bastardo; primer problema

Sus dedos hoy no estaban del todo finos. Tocaba la guitarra intentando adecuarse a los ritmos que Kirishima proponía sentado a la batería y, sin embargo, aunque para él, era algo sencillo, hoy notaba algo diferente. Se detuvo dejando que el último acorde siguiera sonando en una lenta disminución hasta silenciarse. Bakugo miró entonces la ventana del estudio de música donde estaban. Fuera llovía. Era un mal día.

Rozó las yemas de sus dedos entre ellas sintiendo un leve cosquilleo. ¡Sí! ¡Hoy era un día extraño! Por raro que sonase, esperaba algún problema. No estaba seguro si era una maldición o una bendición, pero en las ocasiones en que notaba ese cosquilleo en sus dedos, solían ocurrir cosas malas.

— ¿Estás bien? – preguntó Kirishima al ver que su compañero miraba fijamente las gotas de lluvia golpeando el cristal.

— Sí – susurró Bakugo dejando de frotar las yemas de sus dedos –. Estoy bien. Será mejor continuar.

— ¿Has hablado con Todoroki esta mañana?

— Le vi cinco minutos mientras terminaba de desayunar – comentó Bakugo, afinando nuevamente la guitarra al no estar del todo conforme con el sonido que producía.

— ¿Estaba bien?

— Sí, más o menos. Trabajaba en una composición, pero supongo que es normal en él verle siempre ocupado.

— Algo así. En el conservatorio era muy trabajador, se esforzaba por ser el mejor pero, la verdad es que cuando empezamos con el contrato... ha ido a más. Intenta llegar a todo y le piden demasiado. Quieren explotar al máximo su potencial. Me da un poco de miedo que caiga enfermo si sigue a este ritmo.

— Parará – susurró Bakugo – no creo que sea idiota. Sabrá cuándo parar.

— No lo sé. Siempre está pensando en el bien de la banda, en nosotros y a veces, creo que no se da cuenta de que está al límite.

— Si tanto te preocupa... díselo – susurró Bakugo dando por finalizada aquella conversación –. Martes y jueves... – pensó en los dos días que Shoto parecía tener libre, aparentemente, porque en el fondo, se llevaba sus apuntes para continuar trabajando –. ¿Le dejan los representantes ausentarse esos dos días?

— No les gusta demasiado, pero estaba en la cláusula del contrato cuando lo firmamos. No pueden hacer nada con ello, pero sí se aprovechan de eso para presionarle más los días que está aquí.

— ¿Qué hace esos dos días?

Kirishima se encogió de hombros. No tenía ni idea, Shoto siempre había sido muy reservado para sus temas y ni siquiera se lo había dicho a los representantes. Dejaba que manipulasen su vida pública, pero... no permitía a nadie adentrarse en su vida privada, bueno... sólo a Izuku Midoriya.

— ¿Retomamos desde la quinta estrofa?

— Claro – susurró Bakugo volviendo su mirada a la partitura frente a él.

Ni siquiera tuvieron tiempo para iniciar ni un acorde cuando la puerta del estudio se abrió súbitamente y el representante que solía comprobar algunos ensayos apareció frente a ellos.

— Bakugo, al despacho, ahora mismo.

Kirishima abrió los ojos por la sorpresa sin entender qué ocurría; Bakugo, en cambio, enarcó una ceja. Problemas. Ese tono de voz de ese hombre y la sensación en las yemas de sus dedos que había tenido hacía unos segundos le indicaban eso.

— ¿Qué ocurre? – preguntó Kirishima, pero el representante cerró la puerta con rapidez tras él. Corriendo por el pasillo tras el hombre, llegaba Izuku tratando de explicarle algo completamente abrumado, intentaba hacerle entender alguna cosa.

— Problemas – susurró Bakugo – ya conozco esta sensación – sonrió.

— ¿Estás seguro de...?

— Seguramente es por lo de ayer, el enfrentamiento que tuve con el nerd. Nos verían discutir.

— Todas las bandas tienen sus roces al inicio, es una tontería – susurró Kirishima, pero viendo a Izuku tan nervioso tratando de dar su punto de vista para evitar problemas, se dio cuenta de que Bakugo seguramente tenía razón.

Bakugo resopló al ver que ni siquiera tenían intención de escuchar al nerd. Le ignoraban y no detenían su paso hacia la oficina pese a que el chico trataba de hacerles entender que no había ocurrido nada. Llevó sus manos a la cinta de la guitarra y la pasó por encima de la cabeza para quitársela. Con tranquilidad, la dejó en la funda, cerró y una vez guardada, salió al pasillo para ir a la oficina.

Para cuando Kirishima asomó la cabeza, vio a Iida en el estudio de al lado. También sacaba la cabeza al pasillo para ver qué ocurría. Seguramente, Izuku estaba ensayando con él cuando habían ido a buscarle.

El silencio reinó en un instante. Izuku, observando el rostro enfadado de su compañero, intuyó que era mejor no decir nada, sin embargo, no podía dejarlo pasar. Su primera frase con él fue una disculpa por lo que estaba ocurriendo, pero Bakugo no hizo mención alguna de querer hablar. Siguió al representante hasta la oficina y cerraron la puerta tras ellos.

Quince minutos después y frente a la expectación que había provocado en Iida y Kirishima, ambos chicos salieron. Izuku buscaba su teléfono en el bolsillo y Bakugo, sin pronunciar palabra, entraba a la sala de estudio a recoger su guitarra. Algo no iba bien, todos lo intuyeron.

***

La melancolía le invadía cada vez que pisaba aquel lugar. Él siempre decía que habría dado lo que fuera por solucionar ese problema... pero hasta el momento, el milagro no parecía querer aparecer.

El teléfono vibró en su bolsillo. Shoto, sentado en la silla del cuarto, lo sacó para ver de quién se trataba: era Midoriya. Entornó los ojos. Él nunca le llamaba los martes y los jueves, sabía lo que ocurría y no molestaba, pero si estaba llamando, era por algo importante.

Shoto se levantó y salió del cuarto para atender la llamada. Los enfermeros caminaban por los pasillos atendiendo a los pacientes, pero él trató de apartarse para no molestar. Respondió.

— ¿Midoriya? ¿Ha ocurrido algo?

— Tienes que volver enseguida, tenemos un problema con Bakugo. Quieren echarle por su actitud de ayer en el ensayo.

— Voy para allí. No dejes que se vaya.

— Vale. Date prisa, por favor.

Con un profundo resoplido, Shoto guardó su teléfono y buscó la salida. Hablar con los representantes no era fácil, ellos tenían sus exigencias y debían cumplirlas, controlaban absolutamente todo de sus vidas: dónde ir, cómo vestir, con quien salir... todo para formar la imagen perfecta del "ídolo" que buscaban presentar a la sociedad. Bakugo tenía un carácter fuerte y dominante, era difícil tratar con él, pero no esperaba tener problemas tan pronto. Ni siquiera le habían dado una oportunidad, sólo llevaba un par de días en la casa.

Tuvo que tomar un par de trasbordos hasta llegar a la casa. Cubierto con la capucha de la sudadera, pasó desapercibido entre las fans y llegó hasta la entrada sin problemas. El hombre de seguridad, al reconocerle, abrió la puerta para permitirle entrar.

Corriendo escaleras abajo, venía Izuku con la respiración entrecortada para explicarle lo que estaba ocurriendo.

— ¿Dónde está? – preguntó Shoto cortando toda conversación.

— ¿Bakugo? En su cuarto. Está recogiendo sus cosas. Le he dicho que se esperase a que tú llegases, pero...

— No te preocupes. Voy a arreglar esto.

Izuku le siguió en silencio hacia el pasillo de los dormitorios y al llegar a la puerta entreabierta de la de Bakugo, ni siquiera tocó por educación. Entró para ver a Bakugo meter algo de su ropa en la mochila.

— Deshazla – le ordenó Shoto.

— ¿Qué? ¡No me des órdenes, bastardo!

— Deshazla ahora, tú no te vas a ningún lado. Obedece, no querrás verme enfadado.

Con un portazo, Shoto cerró la puerta tras él habiendo dejado las cosas claras. Con un rostro de completo enfado, Bakugo se frustró al ver que ese chico ni siquiera le escuchaba y encima, se dignaba a darle órdenes a él. Pese a los chasquidos de enojo que salían de sus labios y las palabras malsonantes, empezó a deshacer de nuevo la mochila. ¡Odiaba a ese bastardo! ¿Cómo se atrevía a darle órdenes a él?

Midoriya continuaba a la espalda de Shoto, pero no pudo seguir acompañándole cuando tocó a la puerta del despacho de los representantes y entró. A partir de ahí, supo que Shoto arreglaría el problema él solo.

— Buenos días, Todoroki, creía que hoy era tu día libre.

— Y lo es, por eso mismo no entiendo que hayáis tomado una decisión así sin consultármelo. Yo pedí permiso para traer un nuevo integrante y...

— Y fuiste a buscarlo sin siquiera tener en cuenta nuestra opinión.

— Creía que confiabais en mi criterio. Yo elegí a cada uno de los miembros de la banda y no parecéis disgustados, al contrario, estamos en el top diez con los que elegí. ¿Qué está ocurriendo con Bakugo?

— Su mal carácter no es algo que encaje bien en nuestra compañía. No queremos una publicidad negativa cuando salte sin previo aviso porque no quiera firmar un autógrafo o porque le dé una de sus rabietas.

— De eso me ocupo yo. No habrá publicidad negativa, os lo aseguro.

— ¿En serio crees que puedes controlar su carácter?

— Él sabe muy bien que hay sacrificios si quiere dedicarse a esto y dudo que vaya a poner en peligro su sueño sólo por su mal genio.

— Sé que Midoriya y él tuvieron una discusión. Pasé el otro día por el pasillo cuando ensayabais. No quiero problemas internos.

— No los hay. Es nuevo, siempre hay roces al principio. Intentamos que encaje y lo conseguiremos a tiempo para el próximo concierto.

— ¿Quieres que retire su salida del grupo?

— Sí – dijo Shoto con total sinceridad.

— Entonces... vas a tener que hacer algo por mí. Mira esto, está corriendo por internet...

Shoto revisó los papeles que el representante dejó sobre la mesa. Con un par de dedos, les dio la vuelta para leer. Sólo eran mensajes de fans en algunos blogs hablando sobre él y sobre Izuku Midoriya. Shoto abrió los ojos al ver de qué iba todo eso.

— Esto es falso – dijo sin más.

— Ya sé que es falso. No tienes una relación sentimental con Izuku, pero... la mayoría de la gente parece querer que algo así suceda.

— ¿Y qué quieres que haga?

— Bakugo puede quedarse en la banda si tú finges interés por Midoriya en público.

— ¿Fingirlo? ¿Cómo?

— No voy a pedir muestras de amor, tranquilo, pero no sé, finge miradas tiernas en su dirección cuando diga algo, muestra algo más de interés por él, ponte a su lado cuando puedas, deja entrever y juega con la imaginación de los fans. No te será difícil, has estado con Midoriya durante cinco años en el conservatorio, compartiendo habitación con él, las fans suponen que hay algo más que una amistad, sólo dale un empujoncito a esa historia.

— Si lo hago... ¿dejáis en paz a Bakugo?

— Sí, al menos hasta el concierto para ver cómo reacciona ante el público.

— No voy a decidir esto yo sólo – se quejó Shoto – Izuku está en el mismo barco que yo, hablad con él. Si está dispuesto a fingir, entonces acepto.

Shoto movió los dedos de nuevo para voltear las hojas y devolvérselas al representante. ¡Era un asco! Pero ya... ¿qué más daba? Serían unos meses hasta que consiguiera que Bakugo funcionase al cien por cien con la banda. Sólo tenía que convertirle en alguien indispensable a quien no quisieran ni pudieran expulsar de la banda.

— Dile a Izuku que entre, quiero hablar con él del asunto y además, quiero que termines la maldita composición de la primera canción del segundo álbum para mañana. Llevas días diciéndome que casi la tienes.

— Claro.

Al abrir la puerta, Izuku se levantó con rapidez del suelo donde estaba esperándole. Se le notaba nervioso y esperaba una respuesta directa.

— Bakugo puede quedarse si... aceptas lo que te van a proponer. Es mejor que entres y te lo expliquen – susurró Shoto.

— Entonces... ¿Se queda? – sonrió Izuku con entusiasmo pese a no saber lo que iban a proponerle. Ya daba por hecho que aceptaría con tal de que Shoto tuviera al guitarrista que deseaba en la banda.

— Depende de ti.

Izuku, ahora mucho más calmado al entender que Shoto había arreglado la situación, llegó hasta la puerta y colocó su mano en el picaporte para abrir.

— Izuku... – le llamó Shoto antes de que éste abriera el picaporte de la puerta –. Sé que hemos sido amigos desde hace muchos años, pero... me gustaría que por una vez, no pensases en mí cuando tomes una decisión. Toma una decisión por ti mismo. Si no te sientes cómodo con la propuesta, no hay problema...

— Tranquilo – sonrió Izuku para calmarle aunque todavía no era consciente de lo que iban a pedirle –. Todo estará bien.


Aviso importante: El mes que viene lo tomaré de vacaciones, así que nos vemos en Agosto para el siguiente. La única historia que saldrá en julio es la siguiente ya que la tengo finalizada y no tengo que escribir más en ella:

- Hear me out


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top