Capítulo 27: Desaparecido

"El número al que llama está apagado o fuera de cobertura".

Escuchar esa frase le hizo colgar el teléfono de nuevo. Había perdido la cuenta de las veces que había llamado al número de Shoto, pero nadie respondía. Izuku le miraba desde el otro lado del salón. Sentado en el sofá, trataba de distraerse mirando las partituras para el ensayo que les obligaban a hacer. Ninguno estaba realmente concentrado y los representantes lo sabían, aun así, los tenían allí recluidos como si fuera más un sistema por evitar que fueran a buscar a Shoto en vez de estar preocupados por los ensayos.

— Maldita sea – se quejó Bakugo mirando su teléfono.

— No creo que vaya a responder – susurró Izuku – le he mandado mensajes también pero...

— ¿Pero qué? Ya debería haber salido del quirófano, ¿no? Incluso despertado de la anestesia – preguntó Bakugo mirando el reloj. Era casi de noche y la operación debió ser por la mañana.

— No lo sé. Hay veces que te ingresan por las mañanas pero operan por las tardes cuando van terminando con ciertos pacientes. Los médicos tienen sus listas. No sé a qué hora habrán metido a Shoto, lo que sí sé es que el teléfono de Shoto era de la compañía.

— ¿Qué quieres decir?

— Que Shoto usaba el teléfono que le dio la empresa, como todos nosotros. Es posible que hayan quitado ya esa línea cuando cancelaron su contrato.

Bakugo miró su teléfono. Era verdad que estaba usando también el que le dieron cuando entró en la banda, dejando el suyo a un lado. Shoto le llamaba a ese número, lo que quería decir que tampoco tenía su número real. Tan sólo Kirishima allí tenía su teléfono y porque habían sido amigos mucho antes de entrar en la banda.

— ¿Tú no tienes su teléfono? – preguntó Bakugo hacia Izuku sabiendo que fueron amigos en el conservatorio.

— No. Mi teléfono se rompió en uno de los conciertos y lo cambié al poco tiempo. Se me olvidó pedirle su teléfono porque ya tenía el de la empresa.

— Eres un idiota.

— Supongo que sí – dijo Izuku mirando por las ventanas hacia los pasillos – no pensé en ese momento que fuera a hacerme falta. Fui olvidándome de que era un teléfono de la compañía con el tiempo al usarlo como si fuera mío. Supongo que le pasó lo mismo a Shoto.

Había guardias y sabía que estaban allí para vigilarles. No querían que fueran a ver a Shoto y por eso les habían metido trabajo extra. Iban a hacer que Shoto desapareciera de todos los lados. Ya no sería un ídolo nunca más.

— Tengo que ir al hospital – susurró Bakugo mirando también hacia los guardias que Izuku miraba.

— Lo sé. Sigo pensando un plan para que puedas ir.

Bakugo sonrió al escucharle. Al menos tenía un aliado de su parte.

— Podríamos distraerles – comentó Kirishima – quizá no podamos escaparnos todos, pero sí podemos hacer que al menos Bakugo salga de aquí... él podría informarnos al regresar.

— Sí. El problema es cómo despistarles – comentó Izuku.

Pensaba y pensaba, pero no se le ocurría nada por el momento y entonces, surgió una idea.

— Quizá... podría funcionar – sonrió Izuku – es una estupidez pero quizá por ser tan estúpido... no crean que es para escaparnos.

— ¿Qué podría funcionar?

— Venid aquí, os contaré el plan.

***

El plan no fue demasiado elaborado, pero para ser sincero, Bakugo agradecía que hubiera funcionado. Izuku era un buen actor, tanto como para haberse llevado a los guardias a la cocina diciendo que necesitaba comer algo y fingiendo ahogarse para que fueran a ayudarle.

Todos los integrantes del grupo se acercaron a Izuku, por lo tanto, los guardias creyeron tener a todos controlados y, mientras tanto, Bakugo se escabullía por la puerta de atrás antes de que reaccionasen a su desaparición.

Corriendo por los pasillos del hospital, Bakugo tenía un lugar muy claro al que ir: la habitación de Touya Todoroki. Sólo estuvo una vez allí pero todavía recordaba perfectamente el lugar donde estaba el hermano de Shoto, sin embargo, cuando llegó a ella, no había nadie.

La cama estaba hecha, la luz apagada y posiblemente, acababan de terminar de limpiarla para ocuparla de nuevo en breve por algún otro paciente. Incluso el nombre del paciente en la puerta había sido quitado. Posiblemente le habían dado el alta y eso era raro. Pese a ello, Bakugo entendió una cosa: era un hospital privado. Eso daba algunas ventajas a sus pacientes y familiares, incluso el propio padre de Shoto pudo pedir un cambio de habitación así que... ahora no tenía ni idea de cómo encontrarles y no podía simplemente preguntar por ellos a esas horas de la noche porque ni le darían la información por no ser de la familia, ni eran horas de visita. Ya se había colado demasiado lejos.

— ¡JODER! – dejó escapar parte de su frustración antes de ponerse a mirar de un lado a otro.

No podía simplemente haber desaparecido, ni él ni mucho menos su hermano por la forma en la que estaba. Aunque su hermano hubiera despertado, sus quemaduras y el haber estado años postrado en esa cama le habrían dejado secuelas, lo que quería decir que necesitaría cuidados médicos, rehabilitación... entonces cayó en algo que Izuku dijo hace tiempo: Enji Todoroki era uno de los mayores inversionistas en temas de inmobiliarias. Debía tener mucho dinero y el dinero siempre abría puertas.

¿Era posible que se los hubiera llevado a casa a sus hijos y puesto los cuidados necesarios allí? Si era así... no podría encontrarles porque no tenía ni una mínima idea de dónde podía vivir Shoto Todoroki fuera de la casa de la banda.

Antes de que le pillasen, decidió echar un último vistazo por los pasillos por si se hubieran cambiado de habitación mientras esquivaba a las enfermeras, pero al final, con su ánimo completamente destruido, no le quedó más remedio que regresar a la casa y esperar la bronca que iba a caerle por escaparse.

***

Dolorido pero contento, así se encontraba Shoto al poder ver a su hermano de nuevo. Estaban en casa y aunque las puertas se abrían y cerraban por culpa de los enfermeros que su padre había contratado para cuidarles, Shoto sólo estaba atento a su hermano. Apenas podía sostener la cuchara en su mano. En todos esos años de coma, había perdido musculatura, coordinación... todo, tanto como para no ser capaz ni tener fuerzas suficientes de agarrar una cuchara, pero él lo intentaba. Tragar también le dolía, lo notaba por las caras que ponía cuando debía tragar el caldo de la sopa de miso.

Enji estaba feliz de tenerles allí con él, de eso no cabía duda en nadie. Shoto era consciente por la forma en que intentaba ayudar a su hijo mayor a adaptarse a la casa, cómo estaba pendiente de él en todo momento, incluso por si necesitaba ayuda para comer. Shoto miró su cuchara... no tenía hambre. La garganta le ardía y eso le hacía perder el apetito. La medicación empezaba a dejar de hacer efecto y eso le provocaba mayor malestar, aun así, no se quejó ni una vez.

La operación había salido bien pero... ¿volvería el cáncer? Ni los médicos podían saber eso y si ése era el caso, él acabaría muriendo. Intentaba no darle demasiadas vueltas a las cosas pero era difícil no pensar en todo: en su futuro, en qué haría a partir de ahora, en su hermano, su familia, en si el cáncer volvería... todo eran dudas ahora mismo. Su vida había dado tal giro que se sentía completamente desorientado.

En la esquina de la mesa, el periódico yacía inmóvil. Era el de esa misma mañana así que Shoto lo agarró mientras Enji ayudaba a Touya con la sopa. La noticia de que Touya había despertado estaba casi en primera plana y no le extrañaba teniendo en cuenta que su padre era importante en la ciudad. Shoto dio vueltas al periódico, abrió páginas y buscó sobre su banda casi por instinto hasta encontrar la noticia. ¡Sus representantes se habían dado prisa dando la noticia de su retiro! Bajo la noticia sobre el concierto y su retiro, la fotografía suya junto a Bakugo cantando. Aquella fue su última canción, pero no fue eso lo que Shoto miraba, sino a su compañero a su lado. ¿Cómo se habría tomado la noticia de su renuncia? Posiblemente nada bien. Estaría enfadado con él y mucho. Shoto suspiró.

Mirando la fotografía de Bakugo, sólo podía pensar en lo que habían vivido juntos. Él nunca pensó enamorarse, ni tener una cita... pero ese chico había hecho posible esas cosas, aunque ahora mismo, todo le parecía como un sueño demasiado lejano al que no podría volver. Bakugo jamás le perdonaría y además, ahora pertenecían a dos mundos muy diferentes. Bakugo era un ídolo, controlarían su vida y más la personal. No volverían a verse.

— ¿Quién...? – intentó preguntar Touya a su hermano pese a que su garganta todavía dolía demasiado como para hablar bien.

— "Bakugo Katsuki" – dijo Shoto con una sonrisa aunque cuando quiso darse cuenta, sus labios se habían movido, pero el sonido jamás salió.

Esos segundos captaron la atención de su padre y su hermano. No le habían escuchado por culpa de que le habían extirpado sus cuerdas vocales. Había hablado de forma instintiva pero ya no era el mismo de antes. No volvería a cantar, ni a hablar... todo en su vida cambiaba y debía adaptarse. Su familia ahora le miraba con cierta lástima al verle intentar pronunciar una palabra.

Al no ser capaz de encontrar su teléfono en los bolsillos de su pantalón ni de su chaqueta, ni un papel o bolígrafo para escribir, Shoto pasó el periódico hacia su hermano.

La mano de Touya temblaba mucho como si el simple hecho de estirarla ya le supusiera un gran esfuerzo, pero agarró el periódico para poder ver lo que su hermanito miraba. Enji tuvo que sostener parte del periódico que estuvo a punto de caerse de su mano por el peso que no podía soportar todavía.

— Es su banda – susurró Enji a Touya – tu hermano ha estado trabajando en la música. Ése fue su último concierto antes de... bueno, de la operación.

Touya miró con interés la noticia y la fotografía. ¡No! Aquello no fue una mirada de tristeza por el concierto o eso creía él. Su hermano sentía una melancolía mucho mayor a todo eso y había estado con la mirada fija en esa imagen. ¿Era ese chico? ¿Podía ser realmente que añoraba la música o la banda? No podía preguntarle pero estaba claro que le costaría dejar atrás todo ese mundo que vivió.

— ¿Quién... es? – preguntó Touya.

— Es el nuevo integrante de la banda – comentó Enji – Bakugo Katsuki, ¿no? – preguntó su padre hacia Shoto como si le hubiera costado recordar el nombre, Shoto asintió dándole a entender que lo había dicho bien – es el nuevo vocalista del grupo. Va a sustituir a tu hermano. Él lo convenció para que entrase en la banda. No se han despedido – dijo Enji.

— ¿Por qué? – preguntó Touya dando preguntas cortas por el dolor de su garganta quemada.

— No lo sé – dijo Enji mirando a Shoto.

Esta vez Shoto se levantó de la mesa y se dirigió hacia una de las estanterías en busca de papel y bolígrafo. Cuando lo encontró volvió a sentarse y escribió. Ahora ésa sería su nueva forma de comunicarse y debería acostumbrarse.

— "Está enfadado conmigo. Intenté explicarle lo que ocurría el último día pero él no quiso escucharme" – fue lo que Shoto escribió.

Touya alzó los hombros en un gesto de no entender el motivo todavía.

— "No le conté que estaba enfermo, fue mi culpa pero no quería romper el buen ambiente del grupo antes del concierto. Cuando intenté contárselo, simplemente era tarde. Supongo que ahora ya lo sabe y estará todavía más enfadado conmigo"

— Ve... a buscarle – dijo Touya como si eso fuera una solución fácil.

— No puede – dijo Enji – para romper su contrato por la enfermedad, tuvo que firmar más papeles, entre ellos es que no podía volver a contactar con su banda. Ellos son ídolos, los representantes crean una imagen pública de ellos y ahora mismo, Shoto no es de la empresa, sólo es un chico normal y corriente, como cualquier otro fan. No le dejarán acercarse a la banda.

— Eso no es... justo. Es su banda. Sus amigos – señaló Touya.

Shoto se encogió de hombros como si lo supiera pero no pudiera hacer nada frente a la parte legal. Sabía a lo que se exponía cuando decidió convertirse en un ídolo y ahora, debía enfrentarse a las consecuencias por dejarlo. No había más remedio.

"Una única vez se enamoró... y ahora sólo parecía un sueño lejano, algo que quedaría en sus recuerdos y nada más".

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top