Capítulo 2: Un músico de primera con mal carácter.
Reunidos en el salón, los chicos se miraban unos a otros sin dar con una buena solución. Tras haber escuchado las explicaciones de Shoto para mejorar el grupo incorporando una segunda guitarra eléctrica, no quedaban dudas al respecto. Confiaban en Shoto y sus indicaciones, él era su compositor, pero encontrar a alguien así iba a ser complicado.
Ante el silencio de todos, Kirishima les observaba atentamente y algo temeroso de hablar. Él conocía a alguien. Un amigo de la infancia. Fueron al conservatorio juntos un par de años, luego él abandonó. Sabía que Izuku o Shoto no deberían conocer al genio de su generación, pues siendo dos años más pequeños que ellos, entraron cuando él ya había abandonado.
— Yo... – susurró Kirishima – conozco a alguien, creo.
Shoto le miró realmente interesado. Quería saber quién era, quería escucharle tocar y cantar para saber si realmente su problema podía ser solucionado ese mismo día. Conseguir a alguien así lo antes posible le quitaría un gran peso de encima y mucho estrés.
— Iba al conservatorio.
— ¿Y no lo conocemos? – preguntó Izuku algo confuso.
— Lo dudo. Entramos juntos con dieciocho años, pero cuando cumplió los veinte, dejó el conservatorio. Vosotros entrabais ese año con dieciocho años. Nunca os lo cruzasteis, pero era un auténtico genio, como Shoto, aunque... tenía muy mal carácter.
— Da igual. ¿Dónde puedo localizarle? – preguntó Shoto.
— No lo sé – dijo Kirishima – perdimos el contacto poco después de que se marchase. Le escribí varios mensajes. Al principio respondía, luego empezó a distanciarse cada vez más. Su nombre es Bakugo Katsuki. Era increíble con la guitarra. Su voz es un poco tosca, pero cuando canta, es increíble, podría congeniar con la de Shoto, creo y además también sabe tocar la batería.
— ¿Me das su número?, por favor – suplicó Shoto.
— No creo que te respondiera, pero puedo intentar comunicarme con él.
— Vale, hazlo.
***
"JoySound" era uno de los karaokes nocturnos más concurridos de la ciudad de Shizuoka. Muchos universitarios acudían después de sus clases para tomar algo, comer y pasar un buen rato con sus amigos cantando juntos.
La realidad era que, para Shoto Todoroki, aquella era la primera vez que entraba al lugar. Incluso ya en el conservatorio, pese a que su mejor amigo Izuku Midoriya le insistía para que fuera con ellos allí, él nunca asistió. Su padre le habría matado si hubiera dejado de practicar sólo para irse con amigos a divertirse. Sus años de conservatorio los pasó entre practicar, exámenes y formar la banda con la que ahora disfrutaban su gran éxito.
Para su gusto, la decoración del lugar era un poco ostentosa y sus paredes, pintadas en tonos oscuros, daba la sensación de que el lugar fuera más pequeño de lo que en realidad era. Al fondo, un grupo de chicos destrozaban una canción. Shoto frunció el entrecejo y arrugó la nariz ligeramente como si le molestase esos alaridos sin sentido que llegaban a sus oídos. Movió la cabeza negativamente para intentar quitarse esa imagen de la cabeza, y siguió a sus compañeros por el pasillo hacia la barra.
— Ahí está – sonrió Kirishima, elevando la voz hacia sus compañeros para que pudieran escucharle entre los gritos de los que cantaban en el escenario.
Iida, Izuku y Shoto, llenos de curiosidad, movieron la cabeza evitándose los unos a los otros para mirar hacia la zona donde Kirishima había señalado con muy mala educación, pero mucha confianza. No había nadie en la barra.
— Trabaja aquí – les indicó finalmente Kirishima para que se fijasen en el chico tras la barra con los brazos apoyados en ella y deslizando sus dedos por la pantalla del teléfono. Parecía aburrido –. No pude contactar con él, pero otro compañero del conservatorio me dijo que le encontraría aquí.
Con todos detenidos y mirando al chico como si así pudieran identificar cuán bueno era en la música, Shoto resopló, apoyando su mano en el hombro de Izuku para apartarlo un poco y poder avanzar, imitando la misma acción con los dos siguientes compañeros y poniéndose en cabeza de la fila para avanzar hacia el chico.
Al ver cómo Shoto avanzaba impasible, Kirishima reflejó un rostro de auténtico terror. Ellos no conocían el carácter de Bakugo Katsuki: explosivo. Era un genio, realmente lo era, pero... tenía muy, pero que muy mal carácter.
— Shoto... no es apropiado que tú... – susurró Kirishima tratando de detener el brazo de Shoto para que no fuera allí. Conocía a Bakugo y conocía a Shoto. Uno tenía mal carácter y el otro era demasiado directo hablando, lo que significaba: muy mala combinación. – Creo que debería ir yo primero... – intentó intervenir Kirishima, pero Shoto continuó caminando hasta llegar a la barra.
— ¿Me pone un té verde, por favor? – pidió Shoto al mismo tiempo que tomaba asiento frente al chico. Él ni se inmuto.
— ¿Ha pedido... un té verde? – preguntó Kirishima sin poder creérselo. En un lugar así, la gente tomaba alcohol, no iban a beber té. Iida y Kirishima miraron hacia Izuku. Él era quien le enseñaba a socializar y, desde luego, no parecía estar dando un gran resultado.
— ¿Qué? No me miréis así. Hago lo que puedo con él, pero... sigue siendo... muy... – pensó la palabra mirando fijamente a Shoto Todoroki –... él – se excusó Izuku con una inocente sonrisa.
Sentado frente a la barra, Todoroki agarró el folleto para ver lo que servían allí simplemente por curiosidad, porque él tenía muy claro que quería un té y era lo que estaba esperando. Elevó la mirada por encima del panfleto y observo a ese chico rubio vestido con una camisa blanca y un chaleco gris que seguía con sus ojos fijos en el teléfono. Un hilo salía del aparato hacia sus oídos. Estaba escuchando música o algo. Elevando su mano, Shoto agarró con un par de dedos el cable y tiró de él para quitarle uno de los auriculares. Bakugo elevó la mirada para observar al chico que se había atrevido a hacer algo semejante.
— Un té verde, por favor – repitió Shoto.
— Estás de coña, ¿no? Si quieres un té, ve a una casa de té.
— ¿Por qué no tenéis té? Es la bebida que más se pide en este país.
— Madre mía – se quejó Kirishima al escucharles.
— Pues no tenemos té. ¿Vas a pedir otra cosa?
Shoto regresó sus ojos al folleto para ver qué tenían. Casi todo venía con alcohol. Él no bebía alcohol, nunca.
— ¿Te decides ya?
— Cualquier cosa que tengas sin alcohol.
— Vale – se quejó Bakugo como si hubieran interrumpido algo importante.
Un botellín de cerveza sin alcohol fue colocado frente a la mano derecha de Shoto antes de que Bakugo volviera a apoyar sus codos en la barra, se pusiera el auricular y revisase su lista de música en la pantalla de su móvil. Shoto miró la botella con asombro antes de agarrarla en su mano. Tampoco había bebido nunca cerveza. Una mano sobre su hombro como si alguien se apiadase por él le hizo girarse. Izuku tomaba asiento a su lado.
— Cerveza – sonrió Izuku.
— Nunca he...
— Lo sé – comentó su amigo –. Pruébala y si no te gusta, yo me la beberé.
— Vale. Gracias – sonrió con sutileza Shoto a su amigo.
Kirishima se sentó enseguida al otro lado de Shoto, dejando a Iida en la esquina. Con total confianza, Kirishima pasó su mano frente a la pantalla del móvil de su amigo y cuando éste elevó la mirada, pareció quedarse atónito unos segundos.
— ¿Kiri...shima? – preguntó Bakugo con seriedad, pero al ver la sonrisa de su amigo, sonrió antes de quitarse los auriculares.
— Ha pasado mucho tiempo.
— Sí, claro. No esperaba verte por aquí.
— Kaminari me dijo dónde trabajabas.
— Ya veo.
— Fue duro cuando te marchaste del conservatorio. Este tío de aquí era el mejor de mi clase. ¿Qué digo? Era el mejor del conservatorio – les dijo Kirishima a sus compañeros señalando a Bakugo.
— Claro que era el mejor – sentenció Bakugo sin duda alguna.
— ¿Tan bueno eras? – preguntó Shoto mirando con complicidad a Kirishima.
Habían hablado sobre el tema. Para que Bakugo se dignase a tocar o cantar algo, deberían provocarle y eso no resultaría del todo difícil de conseguir con lo temperamental que era. Kirishima sonrió al ver que Shoto iniciaba el plan de provocación.
— Si eras tan bueno, ¿por qué te fuiste del conservatorio?
— Porque me salió de los huevos – se quejó Bakugo mirando a Shoto –. ¿Quién coño es éste, Kirishima? – preguntó Bakugo algo molesto señalando al vocalista del grupo.
— Es... Shoto Todoroki. Entró al conservatorio el mismo año que tú lo dejaste. Es un genio. Compone, canta y toca el bajo eléctrico.
— ¿Un genio? – preguntó Bakugo mirando al chico sin terminar de creérselo –. Ya, claro. No mejor que yo. Sólo toca el bajo.
— Y canto – sentenció Shoto.
— Yo también sé entonar, puedo cantar, toco la guitarra eléctrica y también la batería.
— Vale, no toco otro instrumento como tú, pero compongo canciones.
Bakugo ladeó la cabeza. Era cierto que él era muy malo componiendo cosas. Lo intentó una temporada, pero no se le daba nada bien.
— ¿Y qué hacéis por aquí? –preguntó Bakugo.
— Verás... no sé si lo sabrás, pero tenemos un grupo, uno de éxito – empezó Kirishima con la explicación.
— No veo la televisión, lo siento. ¿Sois famosos o algo así?
— Sí, Bakugo, lo somos. Estamos luchando por llegar a los primeros puestos del top diez de grupos de rock aquí en Japón. Ya casi lo conseguimos.
— Suena genial. No has respondido a mi pregunta.
— Verás, Bakugo, estamos los número cinco en la lista y Shoto, nuestro compositor, quiere añadir una guitarra eléctrica al grupo. He pensado en ti.
— Ni de coña – sonrió Bakugo – yo ya no me dedico a la música.
— Vamos, Bakugo, piénsalo al menos, ganarías mucho dinero.
— Yo no he dicho que fuera a aceptarle – añadió Shoto – no le he escuchado tocar.
— Ni lo harás, mitad-mitad – se inventó un apodo Bakugo al ver ese cabello y ojos tan extraños en el chico. Shoto echó la cabeza hacia atrás con una mueca de sorpresa al escuchar el apodo recibido –. Yo tampoco he dicho que me interese tu banda.
— Perdemos el tiempo, Kirishima – susurró Shoto, agarrando la chaqueta que se había quitado y dejado sobre sus piernas para ponerse en pie dispuesto a marcharse – larguémonos, este tipo ni siquiera sabe hacer eso de lo que presume.
— Shoto – susurró Izuku con timidez creyendo que iban a meterse en algún lío con ese chico que, desde luego, tenía un fuerte carácter.
Cabreado pero con una sonrisa arrogante, al ver que Shoto se levantaba sin haber probado su cerveza, Bakugo le agarró del brazo con fuerza para evitar que se marchase.
— No pierdas de vista el escenario, bastardo.
Bakugo dejó los auriculares sobre su teléfono en la barra y buscó una de las guitarras eléctricas de la trastienda. Cuando volvió a aparecer, echó a gritos al grupo de jóvenes que destrozaban las canciones, lo cual alegró a los oídos de Shoto. Una vez el local quedó en silencio, enchufó la guitarra, la dejó sobre el caballete y se fue primero a dar unos golpes de ritmo sobre la batería. Todos los del grupo escucharon atentamente.
— Os dije que era mejor que yo – sonrió Kirishima al escucharle. Él, que tocaba la batería en el grupo, sabía reconocer perfectamente el talento de ese chico.
— No está nada mal – comentó Shoto al escucharle.
Con un ruido chirriante del platillo, Bakugo cerró su pequeña audición en la batería y se dirigió a la guitarra. Colocó la cinta sobre su hombro, revisó que estuviera afinada y deslizó sus dedos por las cuerdas.
¡Era bueno! Shoto se sentó de nuevo para observar mejor. Escuchaba atentamente las notas y miraba la posición de sus dedos. ¡Era realmente bueno! Sonrió y lo hizo con mayor énfasis cuando le escuchó cantar. Su voz era más grave que la suya pero su registro era muy alto. Escuchando la canción, Shoto identificó fácilmente que podía cantar en tenor, en bajo o barítono, aun así, el color de su voz era oscuro, en contraste con su eufonía que era clara. No llegaba a un contralto o, al menos, no lo estaba mostrando allí aunque pudiera hacerlo, pero le servía. Shoto podía cubrir bien un contralto con su voz.
— ¿Qué te parece? – preguntó Kirishima hacia Shoto.
— Que tenías razón, tiene un don para la música. No sé qué hace perdiendo el tiempo aquí sirviendo... – Shoto miró su botellín y sonrió – sirviendo cervezas sin alcohol.
— ¿Entonces lo aceptas en el grupo?
— Si los demás están de acuerdo, sí – le dijo Shoto. Tanto Izuku como Iida, afirmaron con la cabeza: Bakugo estaba dentro.
El ruido del micrófono al caer les hizo girarse a todos. Bakugo acababa de darle una patada para tirarlo, aún tenía la guitarra en su pecho colgada, pero enseñaba a Shoto el dedo corazón de ambas manos y le sacaba la lengua como todo un rockero.
— ¡MUÉRETE, MITAD-MITAD! – gritó antes de que desenchufase la guitarra tan brusco que el sonido chirriante que salió hizo que todos allí se tapasen los oídos.
— Su temperamento es... explosivo – sonrió Shoto hacia Kirishima.
— Te dije que su carácter sería un problema. Además, es muy competitivo y sabiendo que tú eres un genio, seguro que estaría siempre rivalizando contigo. Tampoco sé si él aceptará unirse a la banda – aseguró Kirishima.
— Entonces tendré que insistir.
Notas al pie de página:
Cerveza sin alcohol existe: https://es.wikipedia.org/wiki/Cerveza_sin_alcohol
El color de voz es la técnica empleada, o bien la conducta vocal, que determina el color del canto, siendo éste claro u oscuro. Dentro del color la eufonía es el que el cantante emplea en la emisión vocálica: un cantante puede presentar una eufonía clara u oscura.
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