Capítulo 16: Un acercamiento desafortunado.

¡Se había desvelado! Y por eso mismo, se puso a dar un paseo por el edificio llegando finalmente hasta el sitio donde creía que podría encontrar a otra persona que se desvelaba igual que él: Shoto Todoroki. Acertó de lleno. Estaba allí, en la sala de música componiendo. ¡Como siempre! Parecía tener prisa en acabar las cosas aunque él no entendía esa presteza para hacerlo todo, quizá se lo pedían los representantes del grupo. No estaba seguro.

— ¿No deberías estar durmiendo y descansando la voz para mañana?

— Bueno, tú también deberías estar durmiendo pero... no creo que mañana pueda cantar.

— ¿Sigues tocado de la garganta? – preguntó Bakugo.

— Sí, creo que sí – susurró Shoto sin querer explicarle que aquella dolencia no desaparecería ya en las semanas que le quedaban allí –. Estaba pensando que quizá, podría descansar la garganta hasta el día del concierto y mientras tanto, ensayar si tú cantases.

— ¡Ni de coña! Yo no llego a algunas de tus notas.

— Las retocaré un poco.

— No funcionará, tu voz es muy diferente de la mía.

— No tanto, puedo ayudarte a cantar.

— Nunca se me ha dado del todo bien cantar.

— Pero sabes hacerlo, sólo que no es lo que más practicas, así que... podrías practicar estos días. Te ayudaría a encajar lo que no te salga bien.

Bakugo no estaba nada conforme con aquella idea, pero decirle que no a Shoto Todoroki era difícil. Nunca le había costado hacerlo con otras personas pero él... con esa mirada de niño pequeño esperando un sí...

— Por favor – susurró Shoto con una inocente sonrisa terminando de rematar aquellos extraños sentimientos que Bakugo sentía hacia él. Un leve sonrojo subió a sus mejillas al escuchar esas palabras y ver su sonrisa de niño bueno.

— Vale – dijo al final cayendo en su trampa – lo haré, pero sólo estas semanas para que descanses la garganta. Nada más.

— Me es suficiente. Gracias.

¡Enigmático! Esa fue la palabra que le dijo Bakugo a Kirishima para referirse a Shoto y seguía pensando lo mismo, era demasiado enigmático. Le daba la impresión de que siempre ocultaba algo y no eran cosas pequeñas, ocultaba cosas quizá importantes que se negaba a compartir con sus compañeros. Era un chico inteligente, tanto como para querer resolver todo por sí mismo y desde luego, sabía a la presión que debía estar sometido con los representantes presionándole con todo el tema de la banda, las canciones, la composición, ensayos, coreografías, sesiones de fotos, etc... pero él nunca se quejaba. Ni siquiera con ellos con los que se suponía debía tener confianza.

Bakugo se quitó la sudadera, la dejó sobre una de las sillas y tomó las hojas de las canciones para poder cantar. No se sabía la letra de las canciones de la banda. Shoto sonrió, sería más complicado convencerle de que debía aprendérselas que de hacerle cantar, pero algo se le ocurriría para conseguirlo, igual que había conseguido que cantase estos días sin decirle la verdad: que era el futuro cantante del grupo.

Al ver cómo Bakugo tomaba asiento en una de las butacas, Shoto agarró el bajo para poder acompañarle cuando él cantase. Siempre era más fácil hacerlo cuando sonaba algún instrumento. Bakugo le miró y sonrió. Puede que lo más característico de Shoto y lo que los representantes buscaban de él era su físico y su voz, pero el condenado tenía un don para la música. Tocaba muy bien la guitarra, puede que incluso mejor que él mismo, aunque eso Bakugo jamás lo diría en voz alta.

— Cuando quieras – dijo Bakugo para indicarle a su compañero que podía iniciar a tocar cuando quisiera.

— Vamos allá.

***

Séptima vez que lo repetían y la séptima vez que no conseguía llegar a esa nota tan aguda. Odiaba esas cosas y por eso, Bakugo siempre prefirió tocar instrumentos que cantar.

— No cantes desde el pecho, tienes que cantar desde cabeza y eso es difícil, sobre todo para las voces masculinas.

— Sé cuál dices, pero esa voz me resulta demasiado falsa.

Shoto sonrió.

— Sí, a mí también me lo pareció al principio, y creo que a todos los hombres pero... en realidad es la forma para llegar a los agudos.

— Hace años que no canto de cabeza – dijo Bakugo recordando las clases del primer año de conservatorio que dio para intentar llegar a eso.

— Toma un tono agudo, empieza con suavidad, no eleves el tono de voz, canta muy suave y ve subiendo el volumen intentando mantenerlo.

— Vale, intentémoslo de nuevo. Odiaba esto – se quejó Bakugo.

— La voz sigue siendo un instrumento, Bakugo, sólo es practicar hasta que llegues al tono que deseas. Luego, todo empieza a ser más fácil una vez ensayas.

Esta vez la nota se mantuvo, sin embargo, Bakugo llevó la mano a su garganta al sentir que la voz empezaba a bailarle, lo cual era un claro significado de que estaba perdiendo el control. Detuvo la nota al instante observando a Shoto.

— Lo estaba haciendo bien, ¿no? – preguntó Bakugo creyendo que esta vez había seguido todas las indicaciones y el agudo estaba saliendo, hasta que su voz empezó a temblar.

— Sí, es tu laringe. Cuando elevas el volumen y sigues manteniendo la nota, si la laringe no está relajada, vibra y por eso sonaba como si tu voz bailase. Intenta relajar la laringe. Deja que el sonido salga con fluidez, no fuerces.

¡Una vez más! ¡Y otra más! No eran ejercicios fáciles de hacer. Controlar todos los componentes que hacían que la voz saliera de una u otra forma era complicado, pero al final y tras casi tres cuartos de hora después, al menos, salió una vez bien, lo cual hizo sonreír a ambos chicos.

— Esa ha sido buena – alabó Shoto ese sonido y el esfuerzo.

— No sé si seré capaz de repetirlo.

— Es practicarlo.

Shoto dejó el bajo a uno de sus lados y estiró los brazos desentumeciéndose. Por raro que sonase, ese gesto captó la mirada de Bakugo. ¡Era atractivo! No podía negar que ese chico tan exótico y diferente le atraía de una forma poco habitual. Cuando quiso darse cuenta, se había lanzado hacia él y unido sus labios a los de un sorprendido Shoto.

Por un instante en el que ni él se daba cuenta del motivo que le había impulsado a hacer aquello, sintió que los labios de Shoto, al inicio inertes, se movieron en un intento por seguir su ritmo, pero a los pocos instantes, se apartó como si hubiera recordado algo por lo que no pudiera hacer aquello. ¡Extraño! Fue lo que le pareció a Bakugo.

No se lo estaba imaginando, o eso creyó. Shoto había seguido su ritmo unos instantes antes de apartarse y entonces... rompió todo el momento. Quizá pensaba en los representantes y en que no podía estar con quien él quisiera, sino con quien dijeran los representantes por la imagen pública.

— Lo siento – se disculpó Shoto ante la sorpresa de Bakugo, puesto que en principio, él debió haber sido quien se disculpase al lanzarse como lo hizo – yo... no debí dejar que esto pasase.

— No debí lanzarme – dijo Bakugo – no sé ni por qué lo he hecho.

— Quizá porque estabas feliz de haberlo logrado. De verdad que lo lamento, quizá te he dado señales equivocadas.

¿Señales equivocadas? ¡No! Bakugo frunció el ceño porque él nunca confundía las señales. Vio en Shoto por un breve instante que quería aquello, pero algo le frenaba a avanzar, algo que él no sabía.

— ¿Es por tu imagen pública?

Aquello sorprendió a Shoto, pero al momento, éste sonrió. Bakugo firmó el mismo contrato que ellos, así que todos estaban sometidos a las mismas normas.

— Yo... salgo con alguien – mintió.

— Oh... entonces los rumores son ciertos.

— ¿Rumores? – preguntó Shoto.

— Tú con Midoriya.

— Eso – susurró algo cabizbajo Shoto sabiendo que aquello era todo una falsa, pero sinceramente, en parte, ahora le venía bien para alejar a Bakugo de su lado. Era mejor decirle eso a decirle que quizá se moría de cáncer.

— Sí... Izuku y yo llevamos un tiempo saliendo juntos – dijo sin más –. Queríamos mantenerlo en secreto pero supongo que ya se ha filtrado por algún lado. Supongo que me espera una bronca de los representantes si todo esto ve la luz de forma completamente cierta. Bueno... seguiré negando que tengamos algo y a ver si calmo a los representantes – sonrió Shoto fingiendo que todo aquello iría contra el contrato y sin contar que todo era un plan urdido por los propios representantes para que Bakugo se quedase en la banda.

***

Izuku le miraba completamente anonadado tras la explicación de su amigo de lo sucedido aquella noche donde él dormía.

— Eres idiota – dijo Izuku de golpe antes de taparse la boca con la mano como si se le hubiera escapado. Shoto le miró muy sorprendido de que él hubiera dicho una palabra malsonante – lo siento. Se me escapó.

— Sabes que no podía decirle la verdad.

— En realidad sí podías, pero no quieres decírselo y me has metido a mí por medio.

— Midoriya... sabes tan bien como yo que en un par de semanas dejo el grupo. Bakugo se hará famoso y yo... bueno, o moriré en un hospital o seré una persona normal y común sin voz. ¿En serio crees que podríamos tener un futuro juntos ese chico y yo? Para él, seré algo pasajero. Encontrará el amor en alguien de su estatus cuando empiecen las giras y esas cosas.

— O quizá es un chico como tú, de esos que creen en un amor único y verdadero y cree haberlo encontrado en ti y tú le has pisoteado.

— No le he pisoteado, le he ahorrado sufrimiento a la larga.

— Pero la química que tienes con él y él contigo no va a desaparecer así como así. Y él no es idiota, seguro que se ha dado cuenta de que algo no encaja contigo. Tú no sabes mentir ni fingir bien. Estoy convencido de que Kacchan sintió que tú querías algo con él y ahora estará confuso.

— No lo sé... puede que le siguiera el beso unos instantes, pero solté enseguida.

— Ya... pero alguien que no quiere ser besado, no continúa el beso, ni siquiera unos segundos – reclamó Izuku.

— ¡Mierda! – fue lo único que dejó exclamar Shoto al darse cuenta de que había metido la pata y confundido a ese chico.

***

Dando vueltas y vueltas en la habitación de su mejor amigo, Bakugo seguía dando vueltas en su cabeza al asunto.

— Me vas a desgastar el suelo si sigues así – dijo Kirishima.

— ¿En serio? ¿Quién continúa un beso si tiene pareja y se supone que no siente ni quiere nada contigo?

— Quizá sólo se sorprendió.

— No sigues un beso cuando te sorprenden. Se quedó estático un momento que fue cuando le sorprendí, pero estoy seguro de que siguió mi ritmo unos instantes, como si lo quisiera. ¿Por qué aceptó entonces ese beso? No entiendo nada.

— ¿Quizá lo imaginaste? – preguntó Kirishima ganándose una mirada de odio absoluto e irritación de su mejor amigo.

— Yo no imaginé una mierda, él siguió el beso... unos segundos – matizó.

¡Confundido! Muy confundido era como se encontraba. Había sentido esa química fluir entre ambos, él deseaba besarle y sintió que Shoto también lo deseaba, entonces... ¿por qué le había alejado y luego le había dicho que salía con alguien? Si sentía algo por Izuku, ¿por qué notaba que en realidad algo fluía entre ellos dos y no con Izuku?

— ¿En qué piensas?

— En que es demasiado raro todo. Mientras estoy aquí en la casa con vosotros, no siento esa química entre Midoriya y Shoto, sé que son amigos, muy amigos, pero no se han comportado nunca como enamorados.

— Quizá se lo guarden en secreto y fingen en público.

— ¿Shoto, fingir? – preguntó Bakugo.

— Vale... es raro. A Shoto no se le dan bien esas cosas. Él suele ser muy directo con todo. Demasiado diría yo.

— No... hay algo que no me cuadra en todo esto. Me pone de mala leche no saber qué narices pasa con ese chico. ¿En qué piensa Shoto Todoroki?

— Ni idea – sonrió Kirishima.

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