18
Una suave alarma comenzó a retumbar en su cabeza, sintiendo demasiada pesadez en sus ojos al intentar abrirlos, tan sólo pudo hacer el intento de buscar con su mano el dichoso aparato que provocaba este ruido.
Tomó su celular entre sus manos, en un intento nulo de apagar su alarma, pues tan sólo la pospuso para que sonara dentro de 10 minutos.
Recostó su brazo en la cama, aún con el celular en su mano. Miró hacia el techo, tratando de pensar en todo lo que había pasado en su vida. Cada vez estaba más perdido, no sabía que hacer, lo único que sabía era que su único momento de felicidad era mediante alucinógenos, una triste historia de un círculo vicioso del que creía jamás salir. La paz que sentía con esta, más la felicidad y tranquilidad, era una combinación que amaba, pero tan sólo pedía que algún día pudiera llegar a sentir esos sentimientos en la vida real, mientras era consciente.
La alarma volvió a sonar, esto asustó a Sunoo ¿Ya pasaron 10 minutos? Solo había mirado el techo por un rato.
Apagó la alarma, se sentó sobre su cama y miró sus piernas... Las odiaba, no eran bonitas o eso pensaba él, tenía un lunar en su muslo, no le gustaba para nada, lo hacía ver feo... Pero tan sólo era un lunar.
Se levantó de su cama, dirigiéndose al baño. Kim tenía una muy rara costumbre. Cuando es de noche o está muy oscuro, él jamás prende la luz de su baño, en cambio prende la linterna de su celular, dejándolo apoyado sobre el mesón para que ilumine todo el baño de forma sutil y única, para luego poner música desde su mismo celular. Era raro pero le encantaba, es una costumbre que el mismo adoptó para cuando necesitaba de paz, además de que bañarse lo relajaba mucho, más cuando tenia dolor de cabeza. Simplemente era una terapia.
Dió por terminada su sesión de baño, pero ahora tendría que buscar su uniforme, una misión casi imposible, ya que siempre perdía su corbata o su saco.
Cinco minutos antes de salir decidió mirarse al espejo, no lo había hecho desde hace tiempo. Miró su reflejo... Su rostro estaba pálido, sus labios secos, tenía ojeras, sus mejillas estaban regordetas y su cabello... Oh, su cabello, era bastante largo, sin forma y despeinado. Sintió un nudo en su garganta, no podía creer que esa era su apariencia, no podía reconocerse.
Pensó en como intentar arreglarlo, Riki no podía verlo así, porque aunque sabía que jamás se fijaría en él, tenía que estar bonito o por lo menos intentarlo. Añadió un poco de maquillaje en su cara, tratando de dejar ese color tan pálido en su rostro, y delineando muy sutilmente sus ojos con un color café. Miró por última vez su reflejo pero aunque no le gustó la imagen que veía, salió de su departamento.
Caminó por las calles, viendo la mañana muy tranquila. No habían muchos carros ni personas, era algo inusual, pues siempre habían muchos carros a esa hora del día, pero no le importó, era mucho mejor para él, podría pensar sin interrupciones.
Iba bastante temprano a su colegio, eran apenas las 6:36a.m, mientras que la hora de entrada era a las 7:20a.m. Vivía bastante cerca a su colegio, tal vez a unos diez minutos si caminaba a paso normal, así que aprovechó para caminar lo más lento que podía.
Aún pensaba en todas las cosas que vivió o que imaginó vivir, porque aún sus sentimientos por Riki estaban intactos. Quería llegar a su aula, sentarse a su lado y hacer pequeñas bromas con él... Sabía que eso jamás iba a pasar, lo único real fue esa sonrisa que le regaló cuando sin querer tropezó con una mesa... Pero eso le bastaba, sabía que una persona como él, con un rostro no tan atractivo, de estatura promedio, con una vida tan desorganizada, no podría ser amado. Era una lógica tonta, porque en el fondo de su corazón creía que todos debian ser amados... Pero él no.
Caminó y caminó, de forma lenta, tratando de recordar todo lo que había pasado. Tratando de recordar el aroma de cada uno, el brillo de sus ojos y su dulce voz, porque no sólo extrañaba a Riki, extrañaba a los otros 4 chicos. Había sentido una amistad demasiado real, tan real que tenía que ser mentira.
Empezó a ver desde lejos su escuela, sintiendo unas ganas de llorar inmensas, no entendia sus sentimientos y jamás los lograría entender.
Cada vez más cerca de este, vio a una chica en la entrada, no es muy común ver a personas que no fueran estudiantes o directivos.
Siguió caminando, cada vez más cerca de esta joven señorita. Vio que su pelo era largo y muy negro, sus piernas eran largas, el color de su piel era muy pálido, aunque no se podía ver muy bien, pues tenía su cuerpo lleno de ropa negra.
Dudó bastante si debería de quedarse en la entrada o simplemente irse, pero optó por sentarse en el andén, en frente de esta chica que tenía su rostro cubierto por un tapa bocas y una gorra.
- ¿Sunoo? ¿Kim Sunoo? - Habló la chica. Esa voz juraba conocerla de alguna parte. Volteó su cabeza y mirando para arriba se encontró con los ojos de la chica.
- Sí ¿Pasa algo? - Kim intentaba reconocer esa voz, sabía que la conocía, pero no entendía de donde.
- Riki te dejó esta carta - La chica sacó un sobre de un pequeño bolso que colgaba desde su hombro.
Sunoo tomó el sobre con desconfianza, no entendía nada en ese momento ¿Por que le haría una carta a él?
Abrió el sobre y en este había una hoja perfectamente doblada. La sacó y empezó a desplegarla con cuidado y lentitud, teniendo miedo de lo que hubiera en este sobre.
De : Nishimura Riki
Para : Kim Sunoo
Hola Sunoo!
Sé que en estos momentos tienes muchas preguntas, yo también. Quisiera contarte algunas cosas. Para empezar, nunca entendí porque me mirabas tanto, suena tonto lo sé, pero esas miradas siempre las noté, y de alguna manera lograron despertar algo en mí. Me hubiera gustado tener algo contigo, por lo menos una amistad... Perdon por jamás hablarte.
Muchas veces me dió miedo hablarte por todas las cosas que decían de tí, y en algún momento llegué a juzgarte por lo que consumes, pero no me quiero imaginar el dolor en tu cuerpo a causa de la leucemia.
Esa última vez donde nuestras miradas de cruzaron, fue el mejor día de mi vida. Sé que no sientes nada por mí, tal vez solo me miras por otra razón, pero no importa, no quiero nada a cambio. Amarte es suficiente para mí.
Perdon por esta carta, tal vez solo la ignores y no importa. Una de las razones de esta carta es que hoy daré fin a mi vida, estoy cansado de todo, de simular ser perfecto, no quiero ser reconocido por mis notas, también hay muchas más razones, por ejemplo, estoy cansado de mi familia, no hay un solo día en el que no haya alguna discusión,en la que me recuerden que yo no sirvo para nada y tan solo en el momento en el que sea perfecto, nunca nadie me va a respetar o mirar como un ser humano, pero eso solo son detalles. Solo quiero ser feliz. Está presión me consumió por completo. Jamás hablamos, nunca te miré a los ojos... Nunca intenté nada por nosotros... Perdón.
Para tí debe ser una sorpresa gigante todo lo que estoy diciendo, pero no hay necesidad de que entiendas. Hace poco soñe contigo... Éramos pareja, fue todo tan hermoso. Lo sé, sueno como un loco, pero no me importa, ya nada importa.
Gracias por todo.
Pd: Siempre te amé en silencio. Fue el mayor silencio en mi vida, pero lo amé
Sunoo sintió su mirada borrosa a causa de las lágrimas, no lograba comprender nada ¿Todo este tiempo estuvo enamorado de alguien que lo correspondía? ¿Riki está muerto? ¿Que estaba pasando? Solo se drogó por unos días...
Dejó de mirar la carta, no pida pensar, todo su cuerpo dejó de ser de él, no tenía control al igual que sus lagrimas. Sentía su pecho doler y su garganta arder. No pudo hacer un solo ruido, su cuerpo no se lo permitía, tan sólo las lágrimas que salían de forma brusca.
Miró hacia todos lo lugares, intentando que alguien le dijera que era mentira. Que era mentira que jamás logró llegar a tocarlo, a saludarlo, a ver a sus ojos, a sentir su aroma, a abrazarlo.
No, eso no podría estar pasando, tenía que ser una broma, rápidamente se puso de pie y miró a aquella chica, que al igual que él, tenía los ojos llenos en lágrimas. La chica lo abrazó con bastante fuerza y eso basto para que Kim empezará a soltar todo su dolor. Lloró como nunca en su vida había llorado, sintiendo el peor dolor en su vida. El universo le había quitado al mayor de su vida, odiaba todo y a todos.
Su cuerpo no podía más y ni hablar de su corazón, dolía, dolía como nada en este mundo ¿Por que una persona tan hermosa debía de tener ese final? Porque él era hermoso, el ser más brillante en el mundo... Pero ya no iba a estar esa luz... Su luz.
Tiempo despues, Kim logró hablar con la chica... Konon, la hermana mayor de Riki. Le contó muchas cosas de su vida y una de las muchas razones de su suicidio.
Riki era menor que Konon por 2 años, sin embargo, para la madre fue su peor error según ella, él era idéntico a su padre y eso lo detestaba con su corazón, y durante toda su vida se convirtió en el juguete de desquite de su madre, sufriendo de golpes, malos tratos, insultos y más cosas durante toda su vida. Riki no tenía más familia, tan sólo su madre y Konon, pues su padre se fue de la vida de ellos, según por el maltrato que sufría al lado de su madre. Durante su vida Escolar sufrió muchas veces de matoneo ¿Por que? No se sabe. Se refugió en sus notas al punto de obsesionarse con ellas, buscando la perfección en todo. Hasta que colapsó y causó su propia muerte.
Al pasar el tiempo de la muerte de Riki, Sunoo cayó en una depresión, lloraba todas las noches, buscando una razón de vivir o seguir adelante. Jungwon siempre estuvo a su lado, tratando de que se distrajera pero eso solo funcionaba algunas veces, porque la mayoría del tiempo, su llanto no podía parar por horas.
No pudo seguir hiendo a su escuela, los recuerdos lo volvían más vulnerable, así que decidió vender sus pinturas y vivir de ellos, ganaba bastante bien así que no fue un problema.
El tiempo continuó, y el arte de Sunoo también, reflejándose en ello el enamoramiento y el sufrimiento que sentía, porque jamás pudo superar u olvidar a Riki, no pudo enamorarse de nadie aunque muchas veces lo intentó, siempre terminaba comparando a las personas con el menor... Su enfermedad fue superada, venció la Leucemia y en parte su adicción, aunque no totalmente
Y esa fue la vida que Kim Sunoo, que a la corta edad de de 17 años sufrió su peor enamoramiento y a la vez su peor pérdida.
En sus pinturas y dibujos relataba la historia de dos almas enamoradas, que aunque jamás tuvieron una historia real, sintieron los sentimientos más profundos que pudieron haber existido, porque no hace falta tocarse o verse a los ojos para enamorarse, porque de eso trata el amor... No?
FIN
Holaaa, muchas gracias por todo su apoyo, jamás pensé que tantas personas leyeran mi historia... Porque realmente es mi historia, solo que relatado de otra forma.
Si gustan, podría hacerles un extra de la vida de Sunoo y como siguió con su vida, al igual que la de Jungwon.
También quiero contarles que este capítulo si fue basado en hechos reales, menos lo de la carta y la ahora enfermedad de Sunoo. La carta fue una forma de expresar la noticia, de resto, todo fue real. Espero que esta historia les haya gustado lo suficiente y perdon por el final, sé que le faltó mucho.
MUCHAS GRACIAS <3
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