TERCER DÍA:
Apenas conseguimos dormir por lo que a la mañana siguiente, Daniel y Brenn decidieron salir a investigar. Brenn buscó más trampas en el bosque y Daniel fue a vigilar el camino. Lydia y yo nos quedamos abrazadas y al poco rato oímos el coche volver a toda prisa. Cuando salimos, nos encontramos con que Daniel no volvía solo. Dana iba dormida y llena de sangre a su lado.
- ¿Patrick? ¿Dónde está Patrick? - empezó a sollozar Lydia.
Daniel aparcó de mala manera y se dirigió a la otra puerta para bajar a Dana.
- ¿Dónde está Patrick? - gritó Lydia desesperada.
- Yo... lo siento mucho - empezó a decir Daniel.
- No. No. Esto no está pasando. Esto es solo un sueño - comenzó a murmurar Lydia.
- Lydia - la llamé intentando captar su atención en vano.
- ¿Dónde está? No estoy para bromas - gritó enfurecida.
- Un árbol nos cayó encima cundo volvíamos - explicó Dana medio dormida.
- ¡Dana! - gritó Brenn mientras corría hacia su novia - ¿Qué ocurre? ¿Por qué no habéis ido a un hospital?
- A mitad de camino había un árbol enorme bloqueando el paso. Tuvimos que volver pero nos cayó encima un tronco. Lo siguiente que recuerdo es a Daniel sacándome de la camioneta - explicó.
- El tronco le dio de lleno a Patrick. Cuando llegué estaba muerto - dijo Daniel atragantándose con sus propias palabras.
- Es demasiada casualidad que dos árboles hayan caído - digo más para mí que para los demás.
- El que no les dejaba pasar no lo he visto pero el que cayó sobre la camioneta lo han talado. El corte era limpio - añadió Daniel.
- ¿Viste a alguien? - preguntó Brenn.
- Me pareció ver a alguien en el bosque pero Patrick dijo que sería una alucinación por la perdida de sangre. También recuerdo un ruido fuerte. Pensamos que era un aviso de que iba a llover pero no parece haber caído ni una gota.
- Y no parece que vaya a hacerlo - añadió Daniel mirando el cielo completamente despejado.
- ¿Cómo va tu pierna? - preguntó Lydia preocupada.
- Dejó de sangrar hace mucho pero me da miedo aflojar el torniquete.
- Patrick dijo que había que ajustarlo cada poco tiempo - recordó Daniel.
- No creo que eso sirva de nucho ahora - musitó Dana.
- ¿Por qué dices eso? - preguntó Brenn.
- No me di cuenta hasta despertar esta mañana pero no creo que esto sea normal - dijo enseñando la pierna de un color entre el violeta y el negro.
Lydia apartó la vista y yo miré al suelo.
- Lo sé, es asqueroso. No me he atrevido a mirar la herida - contestó ella.
- Mientras no sangre... - dijo Brenn.
- Vamos a llevarte dentro - sugirió Daniel.
Entre Brenn y Daniel la trasladaron al sofá y colocaron la pierna sobre una montaña de cojines. Brenn tuvo el valor de quitarle la sudadera ensangrentada y cambirla por una toalla limpia. Nos dijo que la herida tenía mala pinta pero que el tampoco entendía del tema. Lydia se retiró al baño y yo la dejé sola. Volví a mi cuarto y encontré el bloc de dibujo en el suelo. Revisé las páginas temiendo encontrarme algún otro dibujo. La camioneta de Brenn apareció aboyada por un árbol y se apreciaba como había hundido con fuerza el lado del piloto. Fui a cerrar el cuaderno cundo otro dibujo llamó mi atención. Una chica, muy similar a Lydia, reposaba en la bañera llena a la mitad con los brazos abiertos goteando un líquido oscuro. Una risa me hizo levantar la vista del cuaderno. Era aquella niña. Estaba frente a mí a plena luz del día y no parecía fruto de mi imaginación.
- ¿Quién eres?
Su respuesta fue una risa que ocultó tapándose la cara.
- ¿Qué quieres?
No hubo cambios en su comportamiento. Segundos después empezó a caminar hacia mí. Asustada retrocedí aunque también intenté verla la cara sin éxito. El pelo le caía ocultando su rostro en sombras como si la noche la acompañara hasta de día. A medida que se acercaba, una sensación de vacío me invadía y un sudor frío comenzaba a caer por mi frente. Oí un grito y tardé en darme cuenta de que había sido yo. Daniel entró corriendo con un bate de aluminio en la mano.
- ¿Qué ocurre? - me preguntó mirando a todos lados.
- Había alguien aquí.
- Mierda, ha debido salir por la ventana - dijo asomándose para ver si veía a alguien.
No sabía como explicarle que había sido una niña y no un posible asesino en serie. Daniel se quedó junto a mí hasta que me tranquilicé y después de comer se tumbó a mi lado en uno de los sofás. Habíamos decidido no separarnos en la medida de lo posible asi que nos quedamos todos en el salón. También decidimos hacer guardias por la noche para evitar que quien estuviera haciéndonos esto nos pillara por sorpresa. Cuando mi guardia terminó desperté a Brenn y me aseguré de que se espabilaba antes de irme a dormir. Pensé que podría dormir tranquila cuando oí el grito de Lydia. Me desperté completamente desorientada y miré a mi alrededor para ver que ocurría. Lo primero que noté era que aún no había amanecido. Lo segundo que Dana estaba tumbada en el sofá, más pálida de lo normal pero lo que llamó la atención de todos fue que el cinturón que hacía de torniquete estaba en el suelo y que la toalla estaba tan ensangrentada que había manchado todo el sofá. Daniel cogió una de las mantas y tapó el cadáver.
- ¿A quién le tocaba la última guardia? - preguntó Brenn enfadado.
- A mí pero no debería empezar hasta dentro de una hora - contestó Daniel.
- Yo... yo me quedé dormida... era mi turno - sollozó Lydia asustada.
- ¡Por tu culpa mi novia está muerta! - gritó Brenn.
Lydia me miró y yo no supe bien como interpretarlo. Segundos después apartó la mirada y se escusó para ir al baño. Esta vez la seguí, preocupda porque el último de mis dibujos se cumpliera. Llamé a la puerta y la oí llorar al otro lado. Al final me dejó pasar y cuando sentí que estaba más decidida la dejé sola. Cuando salí sentí un frío a mi espalda pero no fui capaz de darme la vuelta antes de notar que las piernas me fallaban y la visión se tornaba oscura.
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