Primera plana
¡TITULAR DE ÚLTIMO MOMENTO!
LA GRAN NOTICIA QUE SE HA VUELTO TENDENCIA EN REDES Y HA DADO A LA PRENSA DE QUE HABLAR EN MENOS DE UNA NOCHE
"RYU D'ANGELLO LEPRINCE EL HEREDERO COMPROMETIDO"
***
La noche de ayer, varios periodistas y reporteros fueron invitados a la mansión Leprince, propiedad de la cabeza de familia, lady Leprince; una lujosa vivienda de varias hectáreas a lo largo de la calzada Afrodita, al sur de la ciudad.
Según rumores e informes de nuestros asistentes en el lugar, esta fiesta no era solo para celebrar una bella reunión como en ocasiones pasadas, ¡Era una fiesta para sellar el compromiso entre la joven Lia Wang y Ryu Leprince!
Ambos jóvenes parecían encantados con su mutua compañía, y se alejaron en el clímax de la fiesta para celebrar por su cuenta.
Uno de nuestros reporteros logró capturar un momento en donde ambos se ven muy acaramelados, y apasionados. Se puede apreciar en la foto que las prendas de ambos son un desastre, y el rubor en el rostro de la señorita Wang es demasiado intenso. ¿Será acaso que este par de tortolitos querían saltarse el matrimonio y pasar directo a la luna de miel?
Algunos testimonios dan a conocer que la joven pareja lleva en relación poco más de un año, y que esta velada fue hecha en el momento justo para que ambos por fin puedan sellar su amor dando un paso más allá en la relación que mantienen.
El único problema que nos ha hecho dudar de algunos testimonios, es la actitud que presentó el joven Leprince luego del encuentro y la publicación de este y más artículos similares. Una actitud fría y distante. ¿Son celos tal vez?
Tenemos poco pan para morder, pero lograremos presentar el resto de noticias más adelante. Mientras tanto solo podemos decir:
¡Enhorabuena! ¡Esperemos que se haga oficial su unión en menos de lo que se espera!
.
.
.
Daniel
—Pareces decaído.
La voz de Kian me hace apartar de golpe la mirada de la pantalla, y del artículo que estaba leyendo.
¡Madre santa, purísima concepción de los chicles! ¡Este hombre y sus entradas repentinas van a sacarme el corazón un día de estos!
Me recupero en un instante luego del susto, lo único que asusta de Kian son sus entradas y sus músculos, fuera de eso es tan tierno que les hace competencia a los pandas.
—No pude dormir bien. —Respondo a la par que regreso mi móvil al interior de mi bolsillo izquierdo.
—Y Ryu se comprometió. —Tivye reclama su espacio en la mesa, lleva una enorme caja de rosquillas recién hechas y en distintas presentaciones, nos ofrece tomar una por pura cortesía. Kian acepta, cuando agarra dos, Tivye lo fulmina, pero no lo obliga a regresar la dona de más, yo solo niego, ahora no tengo apetito. —O eso dicen los chismes. —Finaliza Tivye dando su primera mordida a la rosquilla de chocolate más grande.
—¿Cómo estás Daniel? —Kian me observa preocupado, eso me da una sensación extraña de incomodidad.
Se supone que estoy dolido, no enfermo.
Mirarme de ese modo me hace sentir que es como estar en un consultorio, charlando con el doctor que pregunta del porqué de tu visita.
—¿Cómo se supone que esté? —Recargo mi cabeza sobre mi mano y suspiro. —No es como si tuviéramos algo, solo me ayuda, puede hacer de su vida lo que quiera, puede casarse con quien quiera también.
—Mira que eres masoquista. ¿Eh? —Tivye toma otra rosquilla. —Te gusta Daniel, y que nos mientas no es el problema, que te mientas a ti mismo sí.
Como si hablar de él hubiera servido para invocarlo, la silueta familiar de su persona se muestra en una de las entradas de la cafetería. Viste igual que siempre, luce igual que siempre siempre.
Nos busca con la mirada, y antes de que conecte conmigo me agacho y comienzo mi huida.
Daniel Jelavick es experto en huir.
Pensándolo ahora, parece como un pasatiempo.
—¿Te vas? —Tivye me susurra.
—Ahí viene.
—Ooh. —Ella se levanta y cubre el camino por el que pienso salir. —Vamos, corre, si se acerca más te va a ver.
¡Oh Lucifer, que bella alma me has mandado como ayuda!
¡Bendíganla todos!
¡Alábenla todos!
¡Más tarde también encenderé un incienso en tu honor!
Aprovechando la ayuda espontánea, me doy media vuelta y escapo entre la gente. El aire del exterior me hace suspirar de alivio, todo ha salido de maravilla.
—¡Hola bebé!
—¡Aahh! —Salto y mi cabeza choca contra una de las columnas. —Auch, auch...
—¡Lo siento mucho! —Zaegan se aproxima preocupado. —¡¿Estás bien verdad?! ¡¿Verdad?!
Lo aparto, mis oídos duelen por sus gritos tan alterados. Si Kian es un dios del drama, Zaegan viene siendo como su aprendiz, ambos igual de ruidosos y expresivos en momentos tan innecesarios.
—Estoy bien, bien, gracias, ya... Oye... —Sus ojos están vidriosos, tiembla y me siento culpable.
¿Por qué justo cuando todo va mal vienes tú y te pones modo cachorrito?
Eres un idiota...
Uno adorable, por cierto.
—Ya, ya, no llores. Estoy bien. —Le revuelvo el cabello y esas lágrimas cristalinas desaparecen de golpe.
¡Oh vaya!
¡¿Solo era actuación?!
—¿Por qué vienes corriendo? —Zaegan observa por detrás mío y al percatarse de que no hay nada en particular frunce el ceño. —¿De qué huyes bebé?
—Yo... —La puerta se abre a mis espaldas, el viento arrastra esa fragancia tan familiar tensando mis músculos y congelando la expresión de mi rostro en una perfecta sonrisa forzada. No lo pienso demasiado, tomo a Zaegan por la mano y lo conduzco escaleras abajo, corriendo como alma que lleva el diablo. —No hay tiempo para explicarlo a detalle, solo huye y corre lo más rápido que puedas.
—¿Estamos escapando de Ryu? Porque sí es así debo decirte que te apresures, parece desesperado por llegar aquí.
Girar para comprobar si lo que dice es verdad o no es demasiado tonto, acelero de inmediato al escuchar su palabrerío, y no paro hasta que hemos llegado a una de las aulas vacías en el edificio de dibujo y pintura.
Inhalo y exhalo aire, fatigado, uso una mano para apoyarme en la pared y otra más para sentir los latidos acelerados de mi corazón.
—¿Pero qué rayos está pasando aquí? —Zaegan se toma su tiempo para recomponerse y hablar, sus palabras suenan entrecortadas y un poco roncas debido a la falta de aire. —Me hiciste correr de Ryu cuando antes, estoy muy seguro de que te lanzarías a sus brazos.
—No digas eso.
—Pero lo harías.
—Sí pero ya no.
—Espera... ¡¿Qué?! ¿Se te metió un demonio?
—Sí, gracias por notarlo. Idiota.
—¿Qué hacen aquí ustedes dos?
—¡Aaah! —Salto hasta el costado derecho de Zaegan, quien también se muestra un poco descolocado por la pregunta tan espontánea antes de reconocer la voz y regresar a su habitual modo despreocupado y simple.
Rosse aparece, igual de hermosa e imponente que siempre, sus ojos nos miran intentando descubrir razones ocultas o algo que quizá no sepa.
—¿Y bien? Es medio receso, Daniel, según tengo entendido lo aprovechas al máximo. ¿Por qué ahora vendrías a mi aula tan temprano? Ni siquiera tenemos clase hoy.
—Profesora Rosse.
—¡Aaaah! —Tres pares de ojos se posan sobre mí, avergonzado aclaro mi garganta y planeo huir de nuevo, y de una manera más silenciosa, una mano aprende mi brazo cuando lo intento. Zaegan hace una mueca y yo me quedo sin fuerzas para seguir forcejeando, Ryu Leprince podrá parecer un flacucho no tan flacucho, pero esos músculitos no están solo de adorno.
Tanto piano y violín ayudan. ¿Eh?
—Vayan afuera, no quiero una pelea en este santuario sagrado.
Ryu se disculpa y sale sin piedad, arrastrándome con él. Rosse se despide con una mano, mientras se encarga de retener a un Zaegan molesto con la otra.
Hago pucheros todo el camino hasta el final del pasillo, donde por fin me suelta en una esquina.
Bien pensado príncipe, bien pensado.
Me acorralas, me obligas a que te escuche y yo como buen debilucho no podré salir corriendo de nuevo por el simple hecho de que no hay escapatoria.
Ignoro por vez primera esos ojos que me hacen parecer pequeño, muy pequeño.
—Daniel...
—Felicidades por tu boda. —Cruzo mis brazos y no pienso a la hora de hablar. Ignoré la mirada de Ryu, creo que también puedo ignorar su mueca de dolor y decepción. —Me hubieras dicho que la amabas, ni siquiera hubiera mantenido esperanzas.
—No es eso, yo no la amo.
Ay cosita, podré ser idiota pero no ciego...
Esa foto...
Recordar la foto es una auto puñalada que hiere con todo un frágil corazón que ni siquiera debería estar tan embobado con un príncipe azul de rostro angelical y bolsillo mágico.
—La foto dice lo contrario.
—¿Crees en eso o en mí?
—¿No eres tú el que sale ahí? Dime. ¿No te contradices? Oh vamos, igual no es como si tuvieras que excusarte conmigo, no somos nada... ¿Sabes? Solo eres un modelo y yo un dibujante, como dije antes, cuando terminé lo que tengo que hacer te devolveré el favor de alguna manera y todo entre nosotros habrá terminado. Bueno no, eso suena muy triste, seguiremos siendo amigos... ¿Cierto?
—¿Es lo que tú quieres?
Me permito verlo.
Y también me permito mentirme.
Lo he hecho tantas veces que una más no hace mayor diferencia.
Una vez mi abuela dijo que era una persona demasiado crédula, demasiado frágil, también dijo que los corazones eran algo fácil de romper, hasta ahora nunca eh estado más de acuerdo.
—Sí. —digo, miento. —Es justo lo que quiero. ¿Después de todo quien no quisiera tener de amigo al poderoso Ryu Leprince?
Chasquea la lengua y se aparta.
No sé si se ha rendido conmigo o se siente ofendido.
Si es ambas mejor, así podremos mantener más fácil y mejor la distancia entre ambos.
—Entonces que así sea.
—Me agrada, pero no pongas esa cara de asesino, das miedo.
Sonríe con dificultad, como queriendo disipar las sombras que cubren su rostro como un velo suave y delicado, apenas perceptible.
—¿Mejor?
Le pellizco una mejilla y asiento.
—Mejor sin duda.
—¿Tienes la tarde libre?
La tengo, gracias a él, pero prefiero no pasar más tiempo con alguien que está próximo a casarse.
Y que, además, es la causa de un corazón roto, mi corazón para ser más claros.
Aunque creo que no faltaba, ya es de por si bastante obvio.
—No. Tengo que...
—¡Daniel Jelavick! —El grito enfurecido de Zaegan me dan una nueva excusa para ser un cobarde y hacer lo que mejor se me da...
—¡Huir!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top