extra 3: jennie sólo quería ver clazas.
—Recuerdame de nuevo porqué acepté venir y no quedarme en mi casita, sobre mi camita y viendo una peli mientras comía palomitas. —Jisoo escuchó a Jennie quejarse luego de haber hecho que el grupo parara por, ¿quinta? ¿sexta vez? -había perdido la cuenta.- para poder descansar un poco.
Tranquilamente respondió: —Porque querías ver a Rosé en calzas. —Jennie asintió de acuerdo. Claro que no desaprovecharia eso. —Y porque no soportabas la idea de que Bae Joohyun también hubiera sido invitada.
Como si hubiese tomado la bebida energizante más potente del mundo, Jennie se reincorporó y miró al frente con el ceño fruncido, viendo a Irene y Rosé conversando tranquilamente. Y todo estaría bien, de no ser porque ella sabía y estaba cien por ciento segura de que la mujer mayor estaba más que interesada en la menor.
—¿Viste que Rosé es buena para atraer a mujeres mayores que ella? —Provocó Jisoo a su mejor amiga. Sabía lo celosa que estaba de la situación que estaban presenciando. —Dejas de hablarle por unos días y te parece con una lista enorme de milfs. —Rio al escuchar el bufido de Jennie. Qué enojada se sentía por no poder reclamarle, después de todo no son pareja y dentro de su manual imaginario de culos estaba la regla de no armar ningún show ni decirles nada al respecto.
Apretó los mangos de la cicla queriendo entrar a su subconsciente y quemar el dichoso libro, pero simplemente no podía.
—¿Esa mujer no podría ser más disimulada? —Preguntó molesta mientras seguía mirandolas. —Es que mírala. —La señaló. —Está que le salta encima. Conozco esa cara porque es la que yo uso cuando le quiero saltar encima. —Renegó con indignación. —Por favor Irene, puedes hacer eso sola. —Miró a la mujer mayor pidiéndole ayuda para lo que parecía era ajustarle las correas de la riñonera que llevaba. —¿Quién necesita tantas correas? Nadie, sólo ella. —Siguió mirando como Rosé se acercaba más a ella y la rodeaba con sus manos para revisar que estuviese bien colocada. —¿Quieres que te ayude con algo más, linda? —Trató de imitar la voz de la mujer más alta. —Oh, claro que sí. Ahora se me desacomodó el coño de lo mojada que estoy por ti. —Imitó la voz de Irene. —Te ayudo con eso también, déjame te cojo sobre la cicla para acomodarlo. —Siguió. Jisoo estaba a su lado riéndose a más no poder, llamando la atención de las mujeres que estaban delante de ellas. Rosé se preocupó cuando la vio roja y se acercó a ella.
—¿Estás bien? ¿Quieres que nos devolvamos? Puedo marcarle a Sehun para que venga por nosotras. —La miró con notable preocupación, esperando una respuesta.
Jennie rodó los ojos, cosa que sorprendió a Rosé y le respondió de mala gana: —Estoy bien, sigamos.
Rosé miró a Jisoo preguntadole con la mirada que sucedia, a lo que esta simplemente se encogió de hombros con una sonrisa y se acercó a su mejor amiga que estaba junto a Lisa hablando. La mujer más alta del grupo suspiró y se acercó de nuevo hacia Irene, quién la esperaba paciente al lado de su cicla. La mujer mayor le sonrió, sonrisa que fue devuelta y se acomodaron para seguir andando.
Luego de un rato, Lisa tomó el mando y las condujo hacía un lago que había cerca de donde estaban, alegando que sería un buen sitio para tomar un descanso y refrescarse.
Al llegar ordenaron sus cosas, Rosé y Lisa sacaron de sus maletines algunas mantas para colocar en el piso sabiendo que terminarian en ese sitio y se las entregó a cada una. También empezaron a repartir algunos sandwiches y jugos.
Al ver la intención de Lisa por entregarle el suyo a Jennie, Rosé le dijo que lo haría ella y se acercó hacía la mujer más baja que refunfuñaba enojada. Se encontraba distraída dándole la espalda, así que no notó la presencia detrás de suyo sino hasta que le posó la mano sobre su cintura haciéndola sobresaltar.
—Dios, Roseanne. Sabes lo nerviosa que soy, no hagas eso. —Volteó molesta, viendo que Rosé la miraba divertida.
—Perdona, sólo quería traerte esto y preguntarte si está todo bien. —Extendió su mano, mostrándole la bolsita con comida dentro de ella. Jennie la tomó y le agradeció.
—Está todo bien, sólo estoy algo estresada. —La miró, dándose cuenta que Rosé no terminaba de creerle. Se paró más derecha queriendo darle más credibilidad a sus palabras y prosiguió: —No acostumbro a hacer este tipo de actividades, ¿vale? Es por eso que me enojé un poco, pero estoy bien. —Suspiró con cansancio. —Y me disculpo por como te hablé, no tienes la culpa. —Bueno, sí la tienes por haber invitado a Irene. ¿Sabes lo que estaríamos haciendo ahora si ella no estuviese acá? Nos habríamos alejado de Lisa y Jisoo y estarías cogiéndome detrás de la roca gigante que está en el lago. Quiso decirle pero no quería que supiera lo celosa que estaba.
—Está bien, lo tomo. —Rosé sonrió. —Si necesitas algo me avisas. Iré a nadar un poco. —Señaló el lago. Jennie volteó a mirarlo, dándose cuenta que Lisa y Jisoo ya se encontraban dentro de éste jugando. —¿Quieres meterte?
—No, gracias. —Respondió sin más.
Rosé asintió y se alejó de ella. Miró como empezaba a sacarse los zapatos, luego la camisa quedando en un top deportivo dejando a la vista parte de su torso desnudo. Miró sus tatuajes como si fuese la primera y su mente empezó a divagar recordando las veces que lamió y besó su piel marcada o también cuando se aferraba con fuerza a su marcada espalda. Después se empezó a sacar las calzas a las que ahora mismo tanto maldecía porque eran las culpables de que estuviese en ese estúpido lago, después de haber pedaleado quién sabe cuántos estúpidos kilómetro en su estúpida cicla, mirando a la estúpida de Irene coqueteando con la estúpida de Rosé quién no hacía más que hacerle estúpido caso.
—Está buena, ¿no? —Escuchó la voz de Irene a su lado llamadole la atención y sacándola de sus pensamientos, volteó a mirarla con el ceño fruncido. —Me encanta cuando usa ese tipo de ropa interior. —Dejó de verla para centrarse nuevamente en Rosé. Ya se había desecho de sus calzas y había quedado únicamente en un boxer femenino corto marca Calvin Klein.
—A mí también. —Respondió con recelo.
—Sabía que eras su nuevo culo. —Rio. —Nos salió buena persona Rosie, ¿no crees? —Preguntó con sarcasmo Irene volteandola a mirar.
Jennie al sentir su mirada también volteó para verla y responder con sorna: —Lo sé, sólo es cuestión de pedirle que nos coja y ella lo hace con gusto.
—Y coge muy rico. —Rio al escuchar el bajo gruñido de Jennie. —Creí que Rosé aprendería a dejar de meterse con niñitas rabiosas después de lo de Dahyun. —Volvió a centrar su atención a la imagen de las tres mujeres divirtiéndose.
Jennie al escuchar la comparación frunció el ceño. Claro que sabía la historia de Kim Dahyun; una chica dulce que empezó siendo uno de los culos de Rosé pero que terminó obsesionadose a tal punto de seguirla hasta su apartamento y hostigarla a ella y a las chicas con las que salía.
—Nada se compara a la enfermita. —Contratacó. —Lo que sí he notado es que parece que tiene un gusto por las viejas. —Se burló.
Irene frunció el ceño. —Ay por favor, Jennie. No soy tan mayor. —Le reclamó.
Jennie se encogió de hombros restándole importancia y corrió hacía el borde del lago, llamando la atención de Rosé quién estaba sobre los hombros de Lisa.
—Rosie, ¿tienes ropa que me prestes? —Le habló de la manera más dulce que podía haciendo enojar a Irene.
—Para mí también, Chaeng. Por fi. —Irene utilizó el mismo tono de voz que Jennie haciéndola apretar la mandíbula.
Rosé quedó en blanco porque únicamente tenía dos mudas de ropa. La que ella usaría y otra por si Jennie deseaba meterse al lago. No esperaba que la mayor quisiera hacerlo, ya que nunca lo había hecho con anterioridad las veces que habían ido. Se aclaró la garganta y respondió con pena: —Sólo tengo dos mudas, una para mí y otr-
No tuvo la oportunidad de terminar la frase porque vio a Jennie correr hacía su maleta seguida de Irene, quién la tomó del brazo y la echó hacia atrás haciéndola tambalear para evitar que llegara más rápido. Jennie agradeció no haberse caído y agarró a la mujer mayor de la cintura con ambos brazos, queriendo detenerla también.
Rosé miraba sorprendida la escena frente a ella mientras que Lisa y Jisoo se reían. Quiso bajar de los hombros de su hermanastra para detenerlas pero ésta no la dejó y el agarre en sus piernas se intensificó; pocas veces veía a dos chicas pelearse por ropa, nadie le detendría la diversión.
—¡Lisa! Déjame bajar. —Le reclamó dándole un golpe en la frente.
—No, tengo que disfrutar unos segundos más la pelea de ese par. —Contestó sin quitar de encima la vista a las dos mujeres que seguían peleando por el buzo grande de Rosé.
—Me van a dañar el buzo. —Susurró con pesar Rosé mirando como éste se iba estirando con cada forcejeo.
Jisoo al escucharla miró hacía arriba y viendo su carita de malestar, supo que ya tenía que intervenir. Por eso había ido además de querer despejarse un poco, claro. Nadó hacía la orilla del lago y gritó hacía ambas mujeres, sobresaltandolas.
—A ver, que dejarán a Chaeyoung sin su buzo si siguen así. —Les recriminó arrebatándoles la prenda de las manos a las dos. —Miren esa linda carita triste en donde tanto les gusta sentarse. —Señaló a Rosé, quién se puso roja ante lo dicho, Lisa rio, Jennie gruñó al darse cuenta que no era la única que tenía ese privilegio e Irene se cruzó de brazos y viró los ojos. —Debemos hacer esto justo. —Levantó la prenda de la más alta. —Este buzo se lo llevará quién gane.
—Yo no me prestaré para esas cosas. —Jennie soltó con rabia.
Jisoo se encogió de hombros y tendiendoselo a la mujer mayor dijo: —Vale, entonces se lo queda Ir-
—¡No! —Gritó rápidamente.
Mientras las tres mujeres más bajas estaban discutiendo para llegar a un acuerdo de cómo sería justo ganarse el buzo, Lisa y Rosé seguían mirando la escena. La más alta había logrado que su hermastra la bajara de sus hombros, pero ahora la tenía abrazada desde la espalda, con sus brazos al rededor de su cuello.
—Podría simplemente darle un buzo a cada una, yo podría irme en top. —Reflexionó Rosé. No le gustaba estar metida en ningún tipo de riña y evitaba siempre cualquier clase de confrontación. Iba a caminar hacía ellas para mencionarles su idea pero el agarre de Lisa la detuvo.
—Ay, déjalas. Es divertido verlas sacarse de sus casillas mutuamente. Luego les das tus buzos.
—Qué mala eres, Lalisa. —Dijo con desaprobación. —Yo no tengo ningún problema, en serio. Sólo quiero que no sigan discutiendo.
—Es tu culpa por invitar a Irene. —Se burló Lisa, escuchando a Rosé quejarse.
—Te lo he estado diciendo todo el viaje: yo no la invité, ella se invitó sola. —Respondió molesta. Y es cierto, lo último que quería era ver a sus dos culos en el mismo lugar, sabía el temperamento que tenían ambas mujeres y tenerlas juntas era equivalente a empezar la tercera guerra mundial. —Y ni siquiera sé cómo supo, nunca se lo mencioné. Sólo quería pasar el rato con ustedes y con Jennie.
Escuchó la risa nerviosa de Lisa en su espalda. —Puede que yo lo haya mencionado sin querer. —Confesó e intensificó el agarre cuando sintió la intención de Rosé por moverse para, seguramente, pegarle.
—¡Lisa! -Se quejó. —¿No puedes mantener tu pico callado un segundo? Tan solo uno.
—En mi defensa, me distraje. -Se quejó. —Mencionó rápidamente como si fuera la mejor excusas del mundo.
—¿Con qué? Con sus tetas seguramente. —Volvió a reprocharle. Agarró fuerte las piernas de su hermanastra y con toda su fuerza empezó a caminar con ella encima por el peso que estaba le haciendo a propósito, ganadose un quejido por parte de la mujer que se encontraba colgada a su espalda y provocando que ésta aflojara más el agarre para que pudiese andar sin problemas.
—No es mi culpa ser débil. Y bajame, no soy ninguno de tus culos para que me muestres que tan fuerte eres y luego querer que me cojas. —Le pegó en los hombros pero Rosé simplemente la ignoró y siguió caminando con ella en brazos.
Al llegar frente a las tres mujeres se aclaró la garganta llamando la atención de todas que seguían discutiendo por el buzo. La primera en mirarla fue Jennie, quién casi se derrite al verla con Lisa en su espalda, haciendo que sus abdominales y brazos se marcarán más debido al peso y fuerza que estaba utilizando. Su cabello estaba húmedo dándole un aire más sexy. Y ni hablar de sus piernas y el boxer; ¿cuando se había vuelto fan de ver a alguien con esa ropa interior cuando ella misma también suele usarla?
Se mordió el labio imaginando que la agarraba del brazo, olvidándose de las demás mujeres que estaban con ellas y la llevaba lejos para que pudiera tener una de las sesiones de besos calientes que tanto le gustaba. Se encargaría de tocarle los abdominales y los brazos. Le comería la boca como tanto le gustaba hacerlo, Rosé la tendría agarrada de la cintura con sus deliciosas manos mientras la arrinconaba contra uno de los árboles que había en la zona. Luego ella se colocaría de rodillas para bajarle el box-
—¿Gemiste? —Preguntó con notable confusión Irene.
Jisoo, Lisa e incluso Rosé se rieron al escuchar la pregunta de la mujer más mayor. Sabían lo que significaba que Jennie se perdiera en sus pensamientos y gimiera de la nada. Ella al contrario de avergonzarse, tomó la pregunta como ventaja y respondió con aires de superioridad: —Sí, es que a veces recuerdo lo rico que me coge Rosie que simplemente se me salen los gemidos, perdona si te incómodo.
Comentario que hizo reír más fuerte a Lisa y Jisoo y dejar de hacerlo a Rosé, quién se sonrojó a más no poder. Irene sin querer dejarse ganar también respondió: —Lo sé, cariño. Aún recuerdo como la semana pasada la mantuve en mi apartamento por dos días, cada mueble pasó por nosotras. Es increíble como apesar de llevar tanto tiempo siendo cogida por ti siempre se siente tan rico como la primera vez. —Se acercó a Rosé tomándole un brazo y acariciándolo. Lisa aprovechó esto para bajarse de su hermanastra y acercarse a Jisoo, ambas mirando divertidas la escena.
—¿Ah, sí? —Irene asintió mostrándole una sonrisa falsa. —Qué curioso, acabo de recordar la vez que Rosie me regaló un vibrador a distancia con control remoto. —Se acercó y tomó su otro brazo. —¿Recuerdas como después de comerme de la manera tan deliciosa y rica como sólo tú sabes hacelo me lo pusiste y salimos al cine solamente porque tenías ganas de verme en un lugar público con eso? Lo único que estaba pasando por mi mente era que la película acabara rápido para llegar a mi apartamento, colocarte el juguetito que te regalé y montarte como tanto te gusta verme haciéndolo. —Su vista estaba clavada en la mujer mayor y viceversa. Rosé por otro lado se sentía demasiado avergonzada y tenía su rostro rojo por lo mismo.
—Uh, quién diría que la dulce Chaeng era tan sucia. —Se burló Jisoo haciendo reír estruendosamente a Lisa y provocando que Irene y Jennie se mordieran la lengua porque, a pesar de estar compitiendo, el comentario les había causando mucha gracias.
Irene volvió a prestar atención y quiso continuar, pero fue interrumpida por Rosé quién se alejó de ambas con brusquedad.
—¿Podrían callarse y comportarse? —Preguntó con enojo hacía las demás mujeres. Las cuatro se sorprendieron ya que Rosé solía ser la persona más paciente y tranquila entre ellas. Verla así de enojada las hizo caer en cuenta de lo ridículo que se estaba tornando todo. —Ya sé que me acuesto con las dos, Jisoo y Lisa lo saben y ustedes también, no tienen porque estar diciendo todo lo que hacemos como si fuese una competencia, no soy el premio de ninguna. Y esto tampoco. —Le quitó el buzo a Jisoo de las manos. —De paso lo estiraron. -Lo mostró. —Lisa, ayúdame a recoger las cosas cosas mientras llamo a Sehun para que venga por nosotras, por favor. —Y sin decir nada más pasó por en medio de las dos, alejándose de ahí para poder cambiarse.
Lisa siguió la orden que le dio su hermanastra y empezó a recoger sus cosas junto a Jisoo, quién apenaba había decidido ayudar. Irene y Jennie habían tomado caminos distintos recogiendo cada una sus pertenencias.
Luego de un rato esperando, Sehun había llegado en su camioneta todo terreno 4x4 a recogerlas. Después de guardar todas sus pertenencias y acomodar las ciclas en la parte de carga, siguieron su viaje.
Jennie veía a Rosé con el buzo por el que estaban peleando sentada en el copiloto hablando animadamente con Sehun. Jisoo y Lisa estaba a su lado también platicando e Irene se encontraba en la otra esquina del auto mirando al igual que ella a la mujer menor.
Una hora después, se detuvieron en lo que parecía el edificio donde vivía Irene ya que Jennie vio a la mujer mayor bajarse del auto y a Rosé también, siendo esta quien le ayudaba a agarrar sus pertenencias. Las observó hablar y luego darse un pequeño abrazo amistoso, provocandole un silencioso suspiro, no tenía ganas de llamar la atención de los demás presentes. Al montarse nuevamente, Sehun arrancó el auto y un cómodo silencio se instaló él.
Jennie estuvo recapitulando todo lo sucedido en su cabeza. Literalmente había hecho lo que su manual imaginario decía que no hiciera nunca: armó un show a su culo simplemente porque estaba celosa. Es cierto que podría llegar a ser tóxica, pero eso salía a relucir sólo con sus parejas y Rosé no era una. Recostó la cabeza en la ventana y miró como se iba acercando hacía su edificio, ya le tocaba a ella bajarse.
—¿Te quedas conmigo? —Preguntó a Jisoo.
—No, quedé con Lisa para ir a mi apartamento. Gracias igual, Jen. —Respondió con cierta pena. Desde lo que pasó hace unas horas sentía vergüenza al hablar, ya que creía que saldría algo que no debería de su boca.
Jennie asintió y se preparó para bajar del auto, al abrir la puerta notó a Rosé también bajarse, yendo hacía la parte trasera de la camioneta y bajar sus cosas. la acompañó hacia la puerta del edificio, se despidió bajito y cuando estaba dispuesta a irse, la mujer más baja la agarró del brazo.
—¿Podemos hablar? —Preguntó tímidamente. Rosé miró hacia Sehun, quién le hizo una seña para que no se apurara y miró de nuevo a Jennie.
Era la primera vez, desde que se conocían, que veía a Jennie así de apenada. Cuando Irene le había pedido hablar, se le notaba más relajada y menos avergonzada, suponía que tenía que ver su forma más fría de ser. Pero con la mujer que estaba frente suyo era diferente, puede que llegue a compartir ciertas similitudes con la mayor, pero había notado que Jennie podía llegar a ser más empática.
—Quería disculparme por todo lo que pasó hoy, lo último que quiero es que pienses que soy igual a la chica que me comentaste. —Todo lo que decía lo hacía mirando sus zapatos deportivos, cualquier cosa parecía correcta mirar menos los ojos de la más alta. Se sentía demasiado avergonzada. —No sé qué me pasó realmente. O puede que sí. La verdad sí sé: los celos me ganaron y estallé. No podía soportar ver como esa mujer acaparaba toda tu atención y saber que también tienes algo con ella me puso los nervios de punta. —Admitió. —Sé que no tengo ningún derecho pero no pude aguantarlo, perdón. —Rosé negó con la cabeza y la tomó de la mano acercandose más, lo que provocó que Jennie levantara la vista para ver ese par de ojos tan bonitos y que tanto le gustaba. —Me gustan tus ojos. —Comentó sin pena.
—Y a mí los tuyos, más este lindo lunar. —Lo acarició suavemente con su pulgar. —También me tengo que disculpar por haberte puesto en esa situación. No es lindo conocer a las demás personas con las que estás, más si están en el mismo lugar y debí negarme cuando Irene se invitó sola al viaje ya que quería pasarlo únicamente con ustedes. —Se disculpó rascándose la nuca con nerviosismo. A Jennie de cierta manera le alegró que no haya sido Rosé quien la invitara. —Me cuesta decir que no, más cuando alguien se ve emocionado por hacer algo e Irene lo había hecho.
Jennie sonrió y le acarició la mejilla, amando lo suave que siempre estaba la mujer más alta. Sonrió y, con cierta duda, se puso en puntas para alcanzar sus labios. Rosé al notarlo se inclinó y le dio un pequeño beso.
—¿Te quieres quedar? —Le preguntó suavemente sobre sus labios, dándoles otro besito.
Rosé asistió dándole un último beso y se acercó de nuevo a la camioneta, despidiéndose de Sehun, Lisa y Jisoo y agarrando tan solo su maletín, la bicicleta la recogería después.
Jennie se mordió el labio esperándola, cuando llegó hasta ella tomó la mano que le estaba extendiendo Rosé y entraron al lobby.
—¿Y qué pasó con Irene? —Preguntó con duda cuando ya estaban dentro del elevador.
Rosé sonriendo se acercó a ella, acorralandola contra una de las paredes y besándola. —Nada extraordinario, sólo le dije que no quería seguir teniendo nada más. —Dijo una vez se separó de ella. Jennie se sorprendió notablemente: ¡había terminado con su otro culo! Una mujer por cierto muy hermosa y sexy.
—¿Hablas en serio? ¿por qué? ¿no se enojó o algo así? —La notable emoción en su voz hizo reír de ternura a Rosé.
—No me interesa más la verdad, te tengo a ti. Y no, no era la única persona a la que tenía, le dio igual. —Rio mientras se echaba levemente hacía atrás tras recibir el abrazo de Jennie. —Espero que no te moleste. —Susurró con cierta pena en su voz.
—Claro que no, tonta. —Se separó para darle otro besito y abrazarse contra su torso, apoyando su cabeza en su pecho y suspirando el olor de su cuello.
Se separaron tras escuchar el sonido del ascensor que les avisaba que habían llegado y tomadas de la manos, salieron de éste.
Tras llegar al apartamento, Jennie abrió la puerta tendiendo a Rosé abrazándola por detrás mientras le daba besitos en su cabello y mejillas. Al entrar dejaron las maletas a un lado, la más alta se alejó y la tomó de la mano para llevarlas hacía el sofá, sentándose en este y luego agarrando a la más baja de la cintura para hacer que se pusiera encima suyo.
Jennie dejó que Rosé la llenara de cariñitos, le encantaba lo dulce que era realmente. —Jen. —Se sobresaltó un poco al escuchar la repentina voz de la más alta seguida de su risa. —Perdona, no quise asustarte.
—No te preocupes. —Le sonrió con ternura para luego darle un besito en los labios. —¿qué serías decirme?
Rosé se aclaró la garganta y dejando que toda la valentía le recorriera el cuerpo dijo: —Me gustaría intentarlo contigo. —Reveló, haciendo que Jennie se alejara y la mirara sorprendida. —Si tú quieres, claro. —Aclaró porque sintió que su tono de voz sonó muy demandante.
—Claro que quiero. —Y tras decir esto la besó con ganas, acomodándose mejor sobre el regazo de la mujer más alta, colocando cada pierna a los lados y sintiendo como ésta la agarraba de las caderas con fuerza.
Rosé acariciaba sus cintura y espalda, bajando más palmas abiertas hasta su culo y apretandolo más, queriendo acercarla. Jennie se separó de ella para gemir y empezar a mover sus caderas, mirándola fijamente a los ojos. La respiración de ambas estaba acelerandose con cada movimiento que hacía Jennie.
—Dios, me encantas tanto, Jennie. —Rosé llevo sus labios hasta el cuello de la mujer mayor, besándolo con entusiasmo. Jennie echó levemente la cabeza hacía atrás mientras gemia cada rato más fuerte y se movía más, provocando que las manos que tenía sobre su cuerpo le apretara el culo mientras la ayudaba a moverse. —Jisoo me comentó que odias es tipo de actividades, dime porqué fuiste entonces. —Su voz se escuchó tan demandante que Jennie no pudo evitar excitarse cada vez más.
—Quería verte con calzas. Amo como se te marca el culo y los deliciosos músculos de tus piernas cuando las llevas puestas, además me puse muy celosa al saber que Irene iría también. Y obviamente porque quería pasar tiempo contigo. —Reveló sin pena. Escuchó la risa de Rosé y se separó para verla a los ojos con intensidad. —Quiero que me cojas.
—Lo haré.
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