extra 2: gym.
—¡Jennie, Jennie! —La susodicha se encontraba tirada en el suelo mirando con ganas de ahorcar a Rosé mientras escuchaba a su mejor amiga y la hermanastra de la mujer a la que estaba matando con la mirada gritar su nombre repetidas veces con la intención de darle ánimos.
—Vamos, Jennie. Hazlo así como la vez que entré sin querer a tu habitación y te vi montando como si se fuese a desvanecer a esa preciosura. —Se burló Jisoo señalando a Rosé provocando un sonrojo en ella y la risa escandalosa de Lisa.
—Cállate, Jisoo. —Gruñó enojada. —Sabías perfectamente que estaba con Rosé ese día, sólo lo hiciste para molestar. —Le dio una breve mirada a su mejor amiga quien se colocó la mano en el pecho con indignación fingida para luego volver su vista a la más alta.
Se volvió a parar decidida a cumplir con el reto que le dio Lisa. No permitiría que ganara, ¿pero ella que tenía para perder? en realidad nada, sólo es la vena de competitividad que recorre todo su cuerpo la que no le permitiría darse por vencido o fallar en su cometido. ¿Y ganaba algo? Tampoco. Sólo es Jennie siendo Jennie.
—Muy bien, Roseanne Park. Ahora sí lograré tumbarte. —Y dicho ésto tomó impulso y volvió a agarrase a su espalda, envolviendo sus piernas en la cintura y sus brazos en sus hombros. Rosé sólo se balanceó ligeramente recibiendo el peso de Jennie como si nada.
¿Cómo fue que terminaron en la sala de boxing con Jisoo y Lisa riéndose de la situación de Rosé y Jennie donde la más baja de las dos estaba agarrada al cuerpo de la menor queriendo tumbarla al piso?
Entre conversaciones que estaban teniendo mientras Lisa le enseñaban algunas cosas del deporte a Jisoo, y Rosé y Jennie las veía, la mujer alta de cabello negro mencionó que solía dificultársele lograr tumbar a su hermanastra cuando entrenaban. la chica de cabello castaño se había burlado diciéndole que no podía ser realmente difícil, argumentando que aunque tuviese fuerza, fuese alta y se viera algo marcada, era de contextura delgada y no pesaba mucho. Fue cuando la retó a hacerlo.
Y así es como algunas de las personas que estaban en la sala junto a Lisa y Jisoo miraban entretenidas a las dos mujeres compitiendo entre sí. O únicamente a Jennie, porque Rosé no hacía mucho esfuerzo en mantenerse de pies.
Un gruñido por parte de Jennie salió de su garganta con rabia. —Por Dios, no puede ser tan difícil. —Se quejó enojada haciendo peso hacía atrás en su espalda.
—Camina, Chaeyoung. —Escuchó la voz de Jisoo entre risas. —Se molestará más al verte tan relajada haciendo. —Aseguró, riéndose al escuchar la protesta de su mejor amiga.
La más alta hizo caso y comenzó a caminar con Jennie aún colgada a ella forcejeando inútilmente. La escuchó suspirar con pesadez y cuando creyó que al fin se daría por vencida, le susurró al oído.
—Sigue caminando, Rosie. No te vayas a detener por nada en el mundo y tampoco hables. —Miró a Rosé voltear la cabeza para poder mirarla de reojo, pero inmediatamente Jennie la enderezó de nuevo. —No, no. Mira hacía el frente, no saques la vista de ahí. Sólo camina despacio hacía los baños, por fi. —La mujer más alta asintió.
Aferrándose mejor a Rosé, Jennie volteó a mirar a las dos mujeres que las acompañaba cuando preguntaron hacía donde iban, guiñándoles un ojo.
—¿Irán a coger? —Preguntó Lisa incrédula. —¿Acaso no saben que está prohibido hacerlo en los baños, mejor dicho, en el gimnasio? —Miró a Jisoo.
Dándole una palmada en el brazo, la mujer más baja respondió: —Qué te vienes hacer la correcta acá si nosotras ya estrenamos los baños primero.
—¿Me creerías capaz de hacer tal cosa? —Preguntó ofendida la menor. Ella era un pan de Dios, no haría esas cosas. O bueno, eso decía.
—Siempre que me pides que maneje es porque me quieres meter mano mientras lo hago. La verdad temo por mi vida, debería dejar de hacerte caso. —La miró brevemente. Lisa le hizo un puchero que logró hacerla reír.
—Pero te gusta, no puedes negarlo. Aunque sí es peligroso. —Reflexionó. —Bueno, de algo hay que morir y si mi destino es porque quise meterte mano, pues así será.
Jisoo iba a contestarle cuando escuchó el celular de su compañera. Miró a Lisa leer el mensaje y luego levantarse rápidamente.
—Lo siento guapa, tengo que salir. —Recogió sus pertenencias, sacó las llaves del auto de su hermanastra del bolso de ésta y empezó a caminar hacía la salida. Volteó para mirar por última vez a Jisoo y dijo: —Dile a Rosé que tuve que irme y que me llevaré su auto, gracias.
—No te vayas a quedar seca. —Se burló. Levantándose, se estiró y procedió a seguir con su rutina.
Rosé se preguntaba mentalmente porqué los baños del tercer piso tenían que estar fuera de servicio en ese precioso momento. Y no era como que le molestara cargar a Jennie; primero porque no pesaba nada así que el esfuerzo que hacía era mínimo y segundo, porque era Jennie. Pero le urgía de sobremanera llegar rápido y poder quitársela de encima. No podía soportar un segundo más las mordidas, lamidas y besos que repartía delicadamente en su oreja y cuello.
—Jen, deja deja de hacer eso, por favor. —Le suplicó apretando ligeramente sus piernas. Había decidido agarrarla de los muslos para mayor comodidad de la mayor. —Además nos pueden ver. —Mencionó un poco avergonzada de que sepan lo que harían una vez lleguen al baño.
—No te preocupes, mi cabello tapa lo que te estoy haciendo. —Le susurró al oído. Jennie sonrió hacía sí misma con malicia ante la idea que le llegó a la mente. Dándole una última mordida al lóbulo de su oreja, se relamió los labios y murmuró: —¿Recuerdas lo que mencionó Jisoo?
La más alta frunció el ceño, tratando de recordar. —No. —Dijo finalmente.
—Lo de montarte como si no hubiese un mañana. —Le recordó Jennie, abrazándose más a ella con la intención de sentirla más cerca.
Rosé se aclaró la garganta y asintió con la cabeza. Queriendo sacarse esa imagen mental se acercó hacía una de las personas encargadas del aseo. —Disculpe, ¿los baños del segundo piso están disponibles? —Su voz salió más profunda de lo normal, causándole una risa a Jennie.
—No señorita. Hubo un problema con las cañerías que inhabilitó los baños del segundo y tercer piso, tendría que ir hasta el primero.
Le agradeció al hombre y siguió caminando. Rosé creyó que Jennie había sido piadosa con ella dejando de hablarle, pero se equivocó cuando la escuchó nuevamente.
—Recuerdo que llegaste a mi apartamento ese día con la intención de ver la películas. —Rio recordando. —Aún me sorprende lo inocente que puedes llegar a ser para unas cosas...
—En mi defensa, dijiste que querías que te acompañara a ver algo en Netflix y relajarnos.
—Y bueno, Rosie, ¿qué más iba a significar eso? ¿es que acaso nunca escuchaste esa frase?
—¡Sí! en inglés. -Hizo un puchero.
Jennie rio y siguió relatando: —Habías traído unas hamburguesas y bebidas, muy lindo de tu parte. —Le dio un pequeño beso en la mejilla. —Y colocamos... ya no recuerdo. Cuestión que me paré del sofá para ir a mi habitación y mostrarte algo que compré, ¿recuerdas? —Rosé asintió. —Te llamé para que me ayudarás a bajarlo porque estaba muy alto. Llevabas una camisa suelta ese día, qué maravilla cuando te estirarse y vi ese lindo tatuaje de tu pierna que llega hasta la cintura. Y los abdominales cuando no se te bajó del todo; me encantan tus abdominales, amo lamerlos y luego restregarme en ellos, son maravillosos.
Un suspiro de lujuria salió de Rosé recordando las veces que Jennie ha hecho aquello, lo magnifica que se veía desde abajo moviéndose encima de ella y lo húmeda que se siente. Siempre la toma de la caderas para ayudarla a moverse, se hipnotiza mirando sus pechos moverse ligeramente debido al movimiento. Sí, definitivamente le gusta tener a Jennie montándola.
—Recuerdo que me acerqué a ti y los toqué, luego te comí la boca y tú me agarraste de la cintura con una mano. ¿He dicho lo mucho que me encanta cuando lo haces? Luego te pedí que te sentaras en mi cama y abrieras el paquete ya que era un regalito para ti. —Escuchó a Rosé suspirar nuevamente. —Parece que ya estás recordando.
—Te odio, Jennie.
Jennie rio suavemente. —Sé que te encanto, así como a mí me encanta que me cojas.
—Y así como a mí me encanta cogerte. —Escuchó Jennie cuando Rosé la había bajado. Habían llegado a los baños y no se había dado cuenta. Miró a Rosé echarle seguro a la puerta y sonrió complacida.
—Oye, nos regañaran. —Mencionó mientras veía a Rosé acercarse a ella, pegándola a la pared.
—No me interesa. Lo único que quiero es cogerte. —Colocó una mano en su cuello, acariciándolo con el pulgar mientras la otra estaba haciéndolo con su costado. —Sigue contando lo que pasó la semana pasada. —Su voz sonaba tan profunda y rasposa que provocaba un cosquilleo placentero en su vientre bajo.
Jennie se relamió los labios y cerró los ojos al sentir como Rosé iba dejando besos en su cuello. —Me había hecho detrás tuyo mientras te acariciaba los hombros. —Colocó su mano sobre ellos, repitiendo la acción. —Tus hombros tan suaves y fuertes... —Enterró sus uñas ligeramente, sintiendo a la mujer más alta bajar sus manos hasta sus muslos para cargarla. —Cuando abriste la caja te sorprendiste, amé ver tu linda carita de sorpresa. —Cerró con más fuerza sus ojos al sentir la mordida en su clavícula. Se calló cuando sus besos empezaron a bajar hacía el escote de su top deportivo.
—No te pedí que te callaras, sigue. —Ordenó Rosé sin para sus acciones.
Jennie gimió levemente al escuchar la demandante y rasposa voz de Rosé, se relamió los labios y prosiguió hablando: —Había conseguido un strap on, quería que me cogieras con uno. Tú te sorprendiste pero podía ver en tus ojos como la excitación se apoderó de ti. Todo fue tan rápido, en menos de un minuto ya lo tenías puesto y conmigo debajo tuyo. Me besabas como fuese la última vez que lo harías, estaba tan caliente y moja-
Se vio interrumpida cuando sintió como Rosé sacaba sus pechos del top por encima, haciendo que se elevarán y se vieran más grande por la presión -cosa que amó la más alta.- y se los llevara a la boca. Un gemido fuerte salió de los labios de Jennie, colocando sus manos en la cabeza de la mujer de cabello rosa para atraerla más hacía ellos.
—Me encantan tus tetas, Jennie. Podría estar todo el día chupándotelas. —Jennie gimió más fuerte, se estaba empezando a mojar demasiado. Rosé se separó de sus pechos, colocó su boca en el oído para susurrarle: —¿Recuerdas cuando te coloqué en cuatro sobre la cama? Te veías tan bien así, tú solamente me movías el culo con ganas de que te cogiera.
—Te tomaste muy en serio lo de hablarme sucio, ¿no? —Dijo como pudo mientras le acariciaba los brazos.
—Me encanta hacerlo y saber que tú lo disfrutas tanto como yo me pone a mil. —Se separó para mírala. Le encantaba como se veían sus ojos cuando se excitaba, se notaban más expresivos y oscuros de lo normal.
—Quiero cogerte bien y acá no se puede. Vámonos. —La bajó y le ayudó a acomodarse nuevamente el top, no son antes darle una pequeña caricia a sus pezones duros.
Tomadas de la mano, salieron del baño rumbo a la sala de boxing nuevamente. Al acercarse, vieron a Jisoo coquetear con un chico e ignorándola, ambas caminaron hacía sus pertenencias. Cuando estaban por salir de la sala, el llamado de Jisoo las hizo parar.
—Chaeyoung, Lisa se llevó tu auto. —Rio al mirar a Rosé agarrar su bolso y buscar enojada dentro de él.
—La puta madre, le daré una patada y luego la echaré a la calle.
Y tomando nuevamente de la mano a Jennie salieron juntas para buscar un taxi. Luego se encargaría de insultar a Lisa en los cinco idiomas que sabía su hermanastra.
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