Prólogo




Los cálculos escritos frente a él eran un completo desastre. Cualquiera que viese algo parecido seguro diría que no tenía pies ni cabeza, pero para Loey eso no era un gran problema, era el pan de cada día.

En su habitación se hallaban hojas desperdigadas sobre su escritorio, papeles con coordenadas y diseños de modelos borrados y tachados tantas veces que en la mayoría de veces se volvían solo más basura incomprensible. Sin tener suficiente con eso, arriba, en un pizarrón de corcho, tenía colgados mapas del Pueblo de Lumiscia, su distribución, la forma que imaginaba debía tener desde su exterior, y a su alrededor unas anotaciones hechas con tal velocidad que probablemente para muchos, aun al ser escritos en su idioma, parecía algo de otro mundo.

En el piso se veían hasta pedazos de prototipos, piezas de materiales sin ninguna conexión, con cables sueltos, algunos rotos y otros pelados. Debía admitir, también tenía algo de ropa tirada, junto a sobras de comida que se olvidó de recoger, lo que lo dejaba un olor desagradable y que podría clasificarse un inmenso cuchitril.

No era algo de lo que Loey se jactara, en realidad, se sentía muy avergonzado, porque sabía que, aunque ya no estuviese habitando en casa de sus Padres—por evidentes razones en cuanto a lo que era su edad y la posición en la que quedaba—, de igual manera, tenía cohabitantes en esa residencia de Rojos en entrenamiento para pertenecer a la Guardia Divina.

Y a pesar de que él no se reconociera como un gran prospecto para el puesto, se hallaba ahí porque era el deber que debía tomar para con su categoría.

Lástima que esas no fueran las aspiraciones de nuestro querido Luminian.

"El último análisis está aquí, pero ¿por qué solo me dan resultados en negativo? No es posible que tenga puros negativos, ¿qué hice mal en esta ocasión?" Como era de esperarse, si tenía un lugar así de desordenado, era porque su propia cabeza lo estaba.

Loey se mantenía lo suficientemente distraído pensando en sus cálculos, problemas y la resolución para idear la más gran posibilidad de salir de órbita, por más que, durante años, su familia y allegados le dijeran que estaba loco de creer que eso fuese algo por lo que dedicar una vida entera.

¿De qué servía salir de la órbita de Lumiscia si no había nada más allá que su propio mundo?

¡Era una completa locura y pérdida de tiempo!

No para Park Loey cuando básicamente había gastado más noches a formular sus propias ideas, arreglar y mejorarlas, por más errores que también tuvieran una vez que las probase, y esa solo era una de tantas donde, en lugar de prepararse para su examen de condición que tendría esa mañana, se había pasado resolviendo sus propias cuestiones y averiguando cuál era ese único fallo que tenían sus cálculos para que el proyecto siguiera sin prosperar desde donde lo había dejado hace más de cuatro meses.

No iba a ser sorpresa que fallara otra prueba una vez más, no estaba para graduarse y tomar su papel en el Palacio como tantos de su familia ya habían hecho y sus propios Padres querían, con la única esperanza de que entrara en sus cabales, en vez de estar soñando en volverse un Erudito y portar el color azul marino que a ellos les correspondía. Era evidente que nunca cambiaría de categoría si ni siquiera para el amor estaba siendo un gran prospecto.

En resumidas cuentas, cualquiera diría que Loey era un completo fracaso de Luminian.

"Tal vez sea porque la variante D tiene una mala ruta de disposición. Entonces, si intento cambiarla por la variante Y sobre sus valores negativos con la vuelta de transición que debe manejarse en el sistema..." esas opiniones lo tenían sin cuidado; cuando obtuvo la respuesta a sus problemas, solo pudo sorprenderse y ahogar un grito ante las hojas en sus manos, con un lápiz y borrador que estaban apuntando todo lo que decía en cuanto los resultados parecieron verse justo como tanto lo esperaba. "Es todo lo que necesito. ¡Los resultados dan positivo! Esto es todo por lo que he estado viviendo hasta ahora. Por los ancestros, si mis cálculos son correctos y lo que aquí acabo de terminar está en buenos términos, eso quiere decir que el proyecto va a ser un éxito."

Dejó caer el lápiz en su mano. Con su cabello platinado algo revuelto luego de tanto estar pasando sus manos por él, los lentes mal acomodados sobre el puente de su nariz y un par de manchas en su rostro debido al remitente de sus rayones en las hojas (por lo que sus dedos también se habían pintado de gris a diferencia de su piel azul), Loey se quedó parado en medio de su habitación con ese pensamiento que solo lo dejó saber la tan ansiada verdad de lo que había resuelto.

"Es posible salir de la órbita de Lumiscia. Es posible que el proyecto prospere. Oh, ¡ancestros! Tengo que notificarlo con la Divinidad Suprema, ¡él dijo que cuando mis resultados fueran positivos podría intentarlo! ¡Él me dijo que me daría el apoyo suficiente para probarlo! Y entonces, yo..." miró a su alrededor, a ese cuchitril que tenía de habitación, todavía vestido con sus prendas Rojas del día anterior como si no apestaran lo suficiente por su desgaste de hace horas. "Podré salir de esta escoria de pozo en el que me metieron mis Padres. ¿Es posible que me dejen usar ahora el azul en mis prendas? ¿Y si establezco una nueva categoría? Los exploradores del espacio de Lumiscia..."

Lo pensó, todo eso en voz alta. Si ya la gente lo juzgaba de loco, ¿qué más daba?

Fue por eso por lo que entremedio de esa gran sonrisa en su rostro, no tuvo dudas. Estaba decidido a cumplir con el sueño que desde hace tanto tenía.

"Tengo que ir a pedir una junta de índole urgente con su Divinidad Suprema, estoy seguro de que no va a fallar en escucharme cuando sepa con lo que trato," y una vez más, comenzó a correr su mente con nuevos planes de lo que necesitaba. Todavía con sus cálculos corregidos en la mano, algunos otros que pensó que tal vez necesitaría, y hasta el más reciente modelo de prototipo que había diseñado lo cogió para llevarse fuera. Sin embargo, se detuvo una vez que se vio en el espejo que había colgado precisamente en su puerta para recordarse cada día, antes de salir, que: "Oh, cierto, un baño... Necesito tomar un baño, no puedo visitar a la Divinidad Suprema de este modo. Ni siquiera me dejarían entrar al Palacio incluso cuando porte prendas Rojas, sería una gran falta de respeto y nadie me tomaría en serio... menos de lo que ya lo hacen..." masculló a último minuto.

No tuvo problema con pensar mucho en ello. En realidad, lo dejó estar como si no le fuera un grave malestar durante toda su vida que se vio bajo el rechazo, y cuando tomó sus prendas y un par de utensilios de uso básico para su arreglo, salió de su habitación a las salas de limpieza que compartían en la residencia. Por suerte era todavía muy temprano, apenas los primeros cuartos de la mañana, así que no había nadie despierto o arreglándose como él, incluso cuando en unas horas estaban por tener su siguiente examen que podría definir el futuro de su vida.

No tuvo altercados ni miradas de desprecio por lo mismo, él pudo relajarse solo unos minutos en los que se arreglaba, y una vez que quedó presentable, salió de la residencia sin siquiera despedirlos; quizá la necesitaría, si las cosas salían bien, tal vez ya no tendría que volver, más que para recoger y sacar sus pertenencias.

El proceso para ver a la Divinidad Suprema no era fácil, en realidad, había toda una lista de espera, y si tenías suerte, probablemente te comunicaban con el representante del Pueblo para ver si en verdad tu tema a tratar tenía una situación de urgencia correspondiente para ser vista con sus Divinidades o hablada en esos momentos como tanto lo requerías. Sin embargo, Loey poco se preocupaba por eso, él ya estaba teniendo su idea muy fija. Cuando clamó su pedido sobre ver a la Divinidad Suprema con suma urgencia, solo tuvo que responder una cosa para que le hicieran caso y le permitieran la entrada:

"Vengo por parte de los Condes de Wu, la familia prometida de su Divinidad, necesitan darle un mensaje de inmediato a su Divinidad Suprema. ¿No querrán dejar esperando a los Condes sobre su pedido cuando ellos son la próxima familia unida de sus Divinidades, cierto?"

Y bueno, sí, sabía que era una mentira, era una muy bien dicha, porque, hasta ahora, luego de tantas ocasiones que la había dicho, de alguna manera se había hecho con la fama de parecer el mensajero de los Wu; aunque también fuera juzgado como el loco Rojo que quería salir del planeta, no todo mundo lo conocía. No todos los Guardias sabían que era solo un chico aficionado por la física y astronomía que cada que decía esas mentiras solo era para discutir de sus proyectos con la Divinidad Suprema, y que por ello tal vez no deberían darle su privilegio de pasar mucho antes que cualquier otro civil que viniera a poner su citación, pero...

Si la Divinidad Suprema no había reclamado sus fechorías, bien podría deberse a dos razones: una, que realmente tuviera interés en su proyecto por más descabellado que sonara desde hace tanto que inició y dio la posibilidad de que, con algo de apoyo por su parte, podría prosperar para obtener nuevos conocimientos; o dos, que estuviera tan ocupado para preocuparse por el loco Rojo que solo venía a decir disparates cada que obtenía algún avance, aunque no fuera tan a menudo para estarle fastidiando como, por ejemplo, cada semana con su cara.

Fue con ello que, una vez más, hizo de las suyas y entró a la sala de conferencia con la Divinidad Suprema. Al verse frente al hombre que cargaba una capa Blanca sobre sus hombros y miraba con las manos en la espalda por un ventanal la extensión de su Pueblo, se reverenció con sumo respeto para dar su saludo a una cierta distancia, luego de que le cerraran las puertas en una privacidad requerida.

"Su Divinidad Suprema," entonces, el hombre lo volteó a ver, y con un ceño fruncido luego de reconocerlo, no le tocó más que ignorar esas percepciones de ligera molestia cuando pudo reincorporarse, aunque no viera a los ojos a su dirigente.

"Prospecto Park, usted aquí de nuevo... ¿no le dije que viniera hasta que me entregara sus resultados positivos?" Ese no fue precisamente el saludo que esperaba recibir por el lado contrario, mas, la verdad se vio mejor de lo que creía. Para cómo podía percibir a su Divinidad, Loey estaba muy seguro de que no lo había tomado en la mejor de las mañanas, y solo deseaba que eso... no fuera a provocarle un desperfecto a sus planes.

"Así es, pero es precisamente por eso que he venido a presentarme con usted luego de tanto. Tengo aquí en mis manos los detalles de mis cálculos y me han dado nada más que resultados positivos. Me pareció correcto que viniera a presentárselos a usted para que los evalúe, y si es posible..." no lo miró, pero levantó solo un poco la cabeza para intentar distinguir la expresión de su Divinidad cuando extendió sus manos con los papeles que prolijamente había intentado acomodar en un sobre para evitar que se vieran como lo que eran: otro completo desastre. "... que se me dé la aprobación de mi proyecto para ponerlo sobre la marcha, como antes lo discutimos..."

"¿Realmente conseguiste esos números positivos?" No respondió, aunque eso fue una pregunta. No lo hizo porque Loey distinguió tanto en sus percepciones como en el tono de su voz que la Divinidad Suprema no estaba sorprendido, sino que usaba una connotación de burla e incredulidad sobre lo que aseguraba. Igual tomó el sobre de sus manos, y cuando lo escuchó hojear, solo le esperó antes de que esa burla permaneciera con una risa que escapó entre sus labios. "Increíble."

No quería juzgarlo. Loey sabía que la Divinidad Suprema en su planeta era un hombre sabio, justo y bastante correcto que en más de una ocasión le había demostrado claro interés por su trabajo, incluso cuando muchos otros creyeran que no era adecuado que siguiera esforzándose o intentando tanto cuando su posición siempre había estado establecida desde que nació en esa casa de Rojos que nunca habían aspirado a ser nada más que eso: Rojos. Sin embargo, también sabía que, como cualquier persona, la Divinidad Suprema tenía sus días buenos y malos, que probablemente le nublaban el juicio sobre lo que mejor debería hacer en estas posiciones.

Ese día... tal vez había sido uno excepcionalmente malo, porque ni siquiera estaba su Pareja a su lado, como Loey sabía que  era con normalidad; ya le daba más de una señal de que quizá no fue el mejor momento para venir a presentar los resultados de su proyecto, porque cuando terminó de hojearlo, recibió de vuelta tirado en el suelo.

Con obvia noción de que acababan de aventarlo como si no fuera el trabajo de toda su vida, sino pura basura. Como todo mundo siempre se lo había dicho.

"Esto es un desastre, prospecto Park, no tiene pies ni cabeza lo que me está mostrando, ¿cómo quiere que yo comprenda algo de lo que aquí ha escrito?"

"Su Divinidad, sé que no es lo más adecuado de mostrar, p-pero es que yo... no pude tomarme el tiempo suficiente para transcribirlo, c-creí que lo mejor era que se lo mostrara de inmediato, porque podría ser de su interés, de su agrado, y-y quizá..."

"¡Terrible! No puede presentarme algo así incluso cuando pueda o no ser de mi agrado, ¿cómo espera que sea de mi agrado cuando lo que pone en mis manos está tan deshecho como un nido de roedores?"

"P-Pero, Señor..." intentó recoger sus papeles en el suelo, mas, lo cierto fue que no supo si debió acuclillarse en ese momento por sus cosas cuando todavía estaba hablando con la Divinidad Suprema, porque, entonces, solo recibió otro grito.

La Divinidad Suprema era casi tan respetable para él como temible, por más buenas y bellas sonrisas que pudiera compartir con otros incluso para la edad que tenía y por la cual muchos le halagaban al decir que aún se veía bastante joven y saludable para ceder su puesto, también estaba su lado gravemente serio que podía ser la perdición de muchas personas como él que solo buscaban algo de apoyo y alguien que les creyera con respecto a los sueños que se llevaron durante toda una vida.

"¡Inaceptable! Es más, ahora recuerdo mejor nuestra última conversación, prospecto," Loey odiaba que le llamara así, le decían prospecto porque tenía un deber para con su Pueblo, él estaba ahí para volverse un Guardia Divino, sin embargo, ser un prospecto también significaba renunciar a sus ideales de volverse un Erudito y crear su propia tripulación de exploradores en el espacio. Como los de las aguas, pero en un nivel que nadie en Lumiscia había pensado; el cambio, por el cual tantos lo juzgaban como loco. "Le dije claramente que necesitaba resultados positivos, pero también le pedí que consultara con un Erudito antes de entregarme cualquier cosa. ¿Dónde está su consulta? ¿Quién fue el experto que lo instruyó aquí? ¿Acaso alguien ya le dio el visto bueno por el cual podamos proceder como usted espera con todo esto?"

No tenía esa parte, y no era porque no quisiera hacerla, sino porque obtener la atención de un Erudito no era tan fácil como solo soltar una mentira para que la Guardia Divina te permitiera la entrada con su Divinidad Suprema. Ellos siempre estaban ocupados, encerrados en sus laboratorios y ensimismados en sus propios quehaceres, solo como él podía en su propia habitación de prospecto, y por lo que tampoco se le reconocía el mérito que había logrado, sobre todo porque su formación no era la que de ellos se esperaba.

¿Qué Erudito iba a escuchar sus ideas sobre salir del planeta con la asistencia de una gran máquina para poder explorar mucho más que solo las aguas cuando ni ellos mismos habían tenido esa idea antes? Loey podría decir que admiraba a los Eruditos porque ellos tenían las posibilidades que él no, porque podían hacer tanto, pero al mismo tiempo, al admirarlos desde lejos, bien sabía de los desperfectos que entre ellos se manejaban.

Eran arrogantes, tan llenos de sí mismos que no se abrían fácilmente a las ideas de otros, porque ellos sabían que, si no lo tenían bajo su nombre, solo demostrarían que no habían sido lo suficientemente capaces de pensar como tú y... ¿qué clase de Eruditos serían si su inteligencia no daba para más que la de un simple Rojo prospecto a Guardia Divina?

No, claro que no iban a escuchar las locas ideas de Loey, menos porque él había puesto todo bajo su nombre, con la evidente noción de que, si no lo hacía, cualquier Erudito podía robarse sus trabajos, reclamarlos como suyos y dejarlo totalmente fuera del proyecto, porque era evidente que un prospecto no iba a tener la posibilidad de poner un ojo u opinar sobre lo que eso podía originarles.

Creyó que quizá podría ser él suficiente para la Divinidad Suprema, que demostraría su capacidad con esos resultados, incluso sin la aprobación de un Erudito, porque solo así podrían abrirse a la posibilidad de que aun alguien fuera de esa categoría tenía el suficiente intelecto para crear algo semejante, sin embargo...

No contaba con que su Divinidad fuera tan recto a las categorías o solo que... estuviera de malas ese día.

"S-Su Divinidad, yo..."

"Vuelve cuando tengas la aprobación de un Erudito. Es más, tráelo aquí cuando así sea, para que yo pueda reunir a mi propio sequito, ante el cual discutiremos de la manera más adecuada estos términos. Entonces, se te proporcionará el apoyo y la ayuda necesaria para proseguir con el proyecto si las cosas salen bien o se aprueban entre todos nosotros. Ahora puedes retirarte, anuncia a tus compañeros de categoría que no permitan más entrada a civiles por este día, necesito ir a revisar a mi Pareja que hoy ha estado enferma."

Ah, así que eso era. Loey no pudo juzgarlo ni hacer nada más luego de escuchar eso, comprendió en su totalidad que la Divinidad Suprema se hallara un poco más molesta o dispersa de lo que él se esperaba debido a la situación ante la que se encontraba. Y al saber que la Pareja de su Divinidad tenía una salud inestable rumorada entre las paredes del Palacio desde el nacimiento del Heredero ya hace tantos años, él no pudo quejarse porque su proyecto fuera nuevamente rechazado por ese inconveniente que lo distrajo de prestarle su verdadera atención a lo mostrado.

Eso no quiso decir que no se sintiera desilusionado de nuevo. Con las esperanzas rotas, el sueño destrozado y una simple reverencia que marcara su despedida antes de retirarse a saber que probablemente nunca volvería a obtener una oportunidad como esa.

Después de todo lo que había dicho de los Eruditos, ¿cómo era posible que se presentara junto a uno con la Divinidad Suprema para aprobar su proyecto?

Incluso cuando pudiese venir en otro día donde la Divinidad Suprema no se hallara tan molesta, era evidente que esta opinión, sobre una aprobación de otro Erudito, no iba a dejarse pasar para la próxima y, de nuevo, llegaba al punto donde no tenía siguiente ocasión para discutir más de esto.

Qué forma de romper con las aspiraciones de uno. Pero bien se lo habían dicho todos: ¿por qué insistía tanto cuando ya sabía que ese solo no era su lugar?

El día no fue mejor después de eso. Al saber que no iba a poder deshacerse de sus responsabilidades como prospecto luego de haber fallado una vez más por escalar en su proyecto de vida, ahora tenía en cuenta que en una hora debía presentarse para tomar su dicho examen de condición, del cual ya sabía que iba a fallar. Ya estaba listo y arreglado, así que no tenía mucho que hacer más que esperar por ello, y como el campo donde se entrenaba a la Guardia Divina se veía con una conexión en el teletransportador del Palacio al cual tenía acceso por su posición como prospecto, tampoco era como si se tuviera que preocupar por recorrer mucho de un lugar a otro para entretenerse con eso en lo que le daba la hora.

Sin embargo, tan emocionado como estaba por la mañana ante lo que había logrado, apenas se dio el tiempo para tomar algo qué comer; un poco más triste ahora, tampoco lo pensó mucho hasta que su cuerpo se lo recordó. Cuando terminó de transmitir el mensaje a los Guardias que custodiaban la entrada a la sala, como se lo pidió la Divinidad, entonces se vio con la posible idea de que podría distraerse hasta que llegara la maldita hora de su prueba al ir a desayunar algo. Ya que estaba en el Palacio, el Comedor del Pueblo no pareció una mala opción para eso.

Al menos así lo creyó hasta que llegó al lugar y se dio cuenta de que, por la hora, muchos habían pensado lo mismo, muchos de su misma residencia, ya con algo de tiempo para también haberse arreglado, y ahora... No le quedaba más que compartir otro momento junto a ellos, porque había fallado en su intento de escapar de esto.

"Oh, pero ¡miren quién decidió aparecerse ante nosotros!" A Loey no le molestaría compartir su lugar con otros prospectos a Guardia Divina, sino fuera porque, a diferencia de algunos, ellos sí sabían quién era y en lo que se involucraba, justo para traer este tipo de comentarios como el que le estaba dando mismo su compañero Lucas, por el cual, más podía llegar a odiar su día. "Prospecto Park Loey, ¡venga! Siéntese por aquí, le he guardado un lugar. ¿No quiere honrarnos al hablar de sus grandes e increíbles ideas para que nos haga más interesante nuestra mañana?"

Si el tono con que le dijo eso no había dejado en claro cómo se estaba burlando de él, evidentemente las vibraciones que liberó lo hacían, lo que provocó un par de risas a su alrededor. Loey solo lo ignoró. Suficiente tenía con su familia que lo molestaba y su desgracia de esa mañana para preocuparse por las molestias que podría generarle hoy Lucas o cualquier otro de sus secuaces.

A pesar de todo, obviamente eso no hizo sentir bien al matón. Incluso cuando recibiera su interés mediante carcajadas de sus compañeros a la mesa, y una clara vibración por su parte de que lo había molestado al escucharlo, que Loey no le diera una segunda mirada al dirigirse mejor a otro asiento, era evidente que no iba a hacer que se sintiera satisfecho. Porque para ser todo un matón, claramente debías recibir una respuesta de inferioridad por parte de tus víctimas.

Ello fue quizá lo que lo llevó a pararse y bloquearle el paso. Y aunque Loey fuera solo un poco más alto que Lucas, eso no pareció preocuparlo a él cuando se cruzó de brazos y con esa sonrisa burlona que siempre tenía, insistió:

"¿No me escuchaste? Te dije que podías sentarte con nosotros, Rojo Erudito," otro intento de burla. Bueno, ser llamado así era mejor que solo loco como muchos en su familia ya lo consideraban, pero eso no iba a admitirlo, y menos para con el hombre que tenía de frente, solo al hacerle más imposible su mañana. "¿Acaso no quieres aprovechar esta gran oportunidad?"

"Lucas, por favor, el día de hoy no, solo... ¿no puedes percibir que estoy cansado?"

"Oh, claro, mis disculpas, Loey, ¿cómo no lo noté antes? Debí ser más considerado, después de todo, eres una mente tan brillante, ¿cómo no iba a tenerte consideración por eso?"

No iba a responder a esa insinuación, era simplemente irracional, Loey nunca le había hecho nada malo a Lucas, además de demostrar que en verdad tenía una inteligencia mayor a la suya—tal vez alguien que era tan bueno para la actividad física, en condicionamiento y preparación no debería molestarse tanto por eso, pero ¡quién sabía! Loey no estaba ahí para diagnosticar los problemas y posibles traumas de sus compañeros y por los cuales se comportaban de esta maldita manera—, solo iba a seguir por su camino cuando pareció que Lucas finalmente estaba cediendo, por más tono burlón que siguiera utilizando.

Sin embargo, tan pronto dio un solo paso, con su mente llena de tanta mierda en esa mañana, y al abrazar sus papeles en sobre contra su pecho, no se fijó que alguien le puso el pie más adelante a modo de plan en vibración confabulado con Lucas. De pronto, él cayó con un estrepitoso ruido. Eso pudo haber sido todo, pero no contó con que otra persona, además de dejarlo caer, fuera a aparecer en su rango de visión con un maldito pastel para que, al caer de bruces, solo le quedara ser recibido por el betún—que en realidad no era dulce, era salado— y todo el contenido de su composición en la totalidad de su cara.

Al principio el silencio fue lo que reinó el Comedor, mas, cuando Loey levantó la cabeza al querer recuperar sus papeles tirados y reincorporarse todavía en el suelo, incluso con el desastre que era ahora, las risas no se vieron esperar, hasta que alguien más apareció frente a su poca visión de ese momento.

"Oh, por todos los ancestros, ¿estás bien? Perdón, no me fijé, estaba tan tranquilo caminando con mi pastel en la mano que no noté cómo tú ibas de caída justo en mi camino. ¡Si te hubiera notado juro que no habría dejado que esto pasara! No solo hubiese quitado el pastel de tu camino, sino que te habría evitado la caída, pero todo pasó tan rápido, que solo no... Diablos, ¿te hiciste daño?"

Las risas duraron solo otro poco, hasta que Loey mismo percibió esa vibración que dio orden para que se fueran apaciguando y finalmente callaran, entonces, intrigado por saber quién las estaba propiciando, aun cuando todavía no recuperaba sus papeles por completo, levantó la cara, y al quitarse sus lentes, que fueron lo único que lo salvaron para no llenarse los ojos de ese pastelazo, pudo ver frente a él una cara lo suficientemente reconocida en su Pueblo para sentir que en definitiva ese día solo iba de mal en peor.

"S-Su Divinidad," frente a él se encontraba el príncipe Heredero de Lumiscia. Kim-Byun BaekHyun. Estaba mirándolo con un evidente ceño fruncido, y él con todas esas fachas en las que andaba, sobre todo con la cara cubierta de lo que se le había embarrado, bueno, no era que se sintiera menos que avergonzado. Sobre todo porque Loey... no iba a admitirlo en voz alta, pero cada que veía al Heredero podía decir que por lo único que creía que era bueno haber pertenecido a una familia de Rojos era ser cercano con la familia Divina. El Heredero siempre le había parecido bastante amable, agradable, un buen prospecto para tomar el poder de su Pueblo, sin contar que tenía una mentalidad mucho más abierta por la que él soñaba que pronto pudiera hacer cambios, aunque eso no le diera la completa esperanza de que algún día fuera a fijarse en él como algo más que un chico Rojo...

Iba a decirlo solo aquí, su Heredero le parecía bastante apuesto, pero ya estaba comprometido.

Loey entendió tarde que él fue el que provocó que se empeorara su resultado de esa terrible broma en la que había caído, y aunque la Divinidad no hubiera notado realmente eso, más preocupado por temer que le hubiese hecho daño, su actuar solo le hizo sentir todavía más apenado de lo que ya. Porque no solo estaba pasando por una trágica broma, sino que estaba sumándose a la desgracia que obtuvo en esa mañana la vergüenza de haberse encontrado así con su amor más que platónico, y ahora sabía que sus emociones negativas iban a afectar a los de su alrededor. No podía permanecer ahí otro poco.

"Oye, lamento lo sucedido, deja que te ayude a pararte, si tuviste una lesión o algo, te puedo llevar con un Sanador o solo a que te limpies esta cara, después de todo, fue mi culpa que terminaras así, yo debería—"

"N-No, no me toque, su Divinidad. Estoy sucio, estoy mal, soy una vergüenza para usted ahora."

"¿Qué? Pero ¿de qué estás hablando? Yo no—"

"Acepto sus disculpas, pero lo mejor que podría hacer por mí sería dejar que me fuera a atender por mi cuenta todo esto."

"Pero..." no dejó que su Divinidad dijera o hiciese nada más, en medio de esa vergüenza, Loey recogió todo lo que le faltaba y salió corriendo del lugar, sin saber cómo sus otros compañeros de prospectos en la Guardia Divina pudieran ver ese accionar, o incluso si eso podría ser considerado como una falta de respeto para la Divinidad Suprema.

Ya nada podía ir peor. La primera ocasión que se veían, y él solo había quedado como una vergüenza. Tendría suerte si su Divinidad solo lo olvidaba.

Loey regresó así a su lugar. Se teletransportó, pero en vez de llegar al área de entrenamiento donde era su examen, regresó a las residencias de prospectos, y al encerrarse en su habitación, solo pudo mirarse al espejo de su puerta azotada con esa gran desgracia.

Limpió su rostro, pero eso no le quitó el sentir tan negativo, y guiado por lo mismo, hizo solo un desastre mayor del lugar que tenía. Tiró sus papeles, los volcó, pateó y golpeó su alcance, hasta que finalmente dejó todo como un verdadero cuchitril del que tanto se quejaban. Más tarde, cuando no creía poder con todo eso, solo se dejó en el suelo. Con la máxima desesperación de lo que había provocado.

"Toda una vida gastada en esto. Toda una vida pensando días y noches en estos malditos números solo... ¿para qué? Si nada sirve ahora, si mis resultados no son los esperados, si no tengo el apoyo de nadie, y si no... no soy capaz de siquiera mostrarme como una persona decente para cualquiera de la familia Divina. Ni siquiera para lo que mi categoría me exige sirvo, ¿qué se supone que hago todavía existiendo en esta vida?" Se quejó, quizá un poco más dramático, tenían que comprenderlo un poco, después de todo estaba atravesando por la peor mañana.

Sin embargo, cuando vio esos papeles que tiró a su alrededor, de nuevo, con los resultados en positivo, solo no pudo creer que todo ello lo fuera a tirar a la basura.

Entonces, sus ojos tristes miraron su alrededor, todos esos prototipos que había dibujado por las noches, los viajes en los que se había embaucado incluso para estudiar algo más allá, por los que había aprendido y conocido tanto hasta que sus Padres lo detuvieron en su loca manía y lo obligaron a llegar hasta ese lugar. Y luego... tan triste como estaba, solo pensó, de nuevo, en voz alta:

"No puedo dejar que esto acabe, no puedo... no quiero hacerlo, porque, si lo hago, entonces eso significará que realmente me he rendido y le he demostrado a todos los que de mí se burlaron que yo... en verdad soy ese loco del que tanto hablan," de nuevo tomó sus papeles, por los que, al fruncir solo un poco el ceño y volver a ver su prototipo en su pizarrón de corcho, él solo se vio con una iluminación en ese momento. "Pero ¿cómo demostrarles lo contrario si ningún apoyo he recibido para continuar con esto?"

Fue imposible considerar algo, mas, de pronto, su mente maquinó grandes ideas. Miró algunos de los artefactos con los que había jugado hace tiempo en sus investigaciones, aquellos que tenían cables pelados y desconectados, pero que, si los unía, quizá...

Loey no especuló más, se puso de pie, e incluso lleno de unas cuantas preguntas sobre lo que planeaba, comenzó a trabajar en ello. La hora de su examen se le pasó, pero eso no le dio importancia, tampoco saber que hubiera caído la tarde y él solo no probase bocado desde la noche anterior, él se mantuvo encerrado todo el día y la noche para poder trabajar en lo que tenía entre manos. Cuando lo llamaron por la noche para notificarle de su incumplimiento para con sus responsabilidades, él lo ignoró, porque ya estaba viendo una luz al final de su camino.

No tenía lo suficiente para crear todo lo que se esperaba en esa noche, y fue evidente que muchas cosas le faltaron, por lo mismo que había pedido desde un principio los apoyos del Palacio para continuar con lo que hacía, pero, ya que no los obtuvo (y tampoco los obtendría a futuro), tuvo que apañárselas. Una vez que pareció ir prosperando, en mitad de la madrugada, solo no pudo quedarse con todo eso entre sus manos.

No pudo mentir, en verdad necesitaba algo de ayuda en eso, tarde se dio cuenta de que quizá no todo tenía que venir desde el Palacio, y cuando se vio llegando a la Costa, cerca de donde se embarcaban las tripulaciones de los exploradores, él...

"Por favor, tienes que ayudarme, debe haber algo que puedas proporcionarme que hubieran encontrado en sus exploraciones. Tan solo te lo pido como un favor, quizá como una retribución por todos los años que estuve a tu lado y te ayudé en las aguas..." se vio implorando, más que nada, por lo que otro par de días y noches se llevó en su proyecto creado desde sus propias manos.

"No estoy seguro de que esto sea lo correcto, Loey, ¿qué pasaría si las cosas no salen como lo planeas? ¿Acaso eso me haría quedar a mí como uno de los responsables de tus fallos?"

"No tiene que ser así, yo jamás te señalaría, podemos dejar todo esto entre nosotros, solo, por favor, dame esta pequeña oportunidad, capitán Do..."

"Mañana, a la Medianoche. No llegues tarde, Loey."

Claro que no lo hizo puesto que estaban dándole la oportunidad de su vida. Y entre tanto trabajo, esfuerzo y una misión casi imposible, donde Loey básicamente se vio dado de baja dentro del programa de prospectos por su terrible incumplimiento para con sus responsabilidades, quedó sin casa. Sin un lugar a dónde regresar a dormir o comer, pero eso tampoco le fue un problema. No cuando ya estaba encontrando su propio buen resultado.

Su familia intentó hacerlo razonar, lo buscaron y de nuevo le exigieron que acatara el lugar que le correspondía, pero entre gritos y discusiones, Loey solo se encontró siendo llamado loco y ya no más parte de la familia Park, por lo que se despojó de lo que eran sus prendas, y finalmente, incluso en su soledad y dificultad sobre lo que todo ello conllevaba, lo logró.

Creó a su costa todo por lo que había luchado en su vida, y cuando lo obtuvo frente a sí, solo supo que no importaba lo que pasara. No iba a poder presentarlo frente a otros si sabía que iba a obtener las respuestas de antes, así que pensó que lo más lógico que podía hacer era probar su invento por sí mismo para que la gente por fin viera cómo él no estaba loco.

O tal vez sí lo suficiente para embaucarse en ese riesgo, pero por el cual sabía que obtendría buenos resultados.

"Muy bien, aquí va el trabajo de toda una vida..." era todo por nada en esa noche. Loey tal vez ya no tuviera una casa ni mucho menos un hogar en el cual ser recibido, pero eso no le quitó la posibilidad de seguir obteniendo su pequeña ayuda no-registrada, por la cual se vio con la facilidad de llevar un par de provisiones y necesidades consigo, antes de que el proyecto fuera iniciado.

Y lo hizo, en medio de las aguas, lejos de la posibilidad de afectar a alguien en el Pueblo de Lumiscia y de los exploradores marinos, en eso de los cuartos en la noche, Loey solo se despidió de todo lo que alguna vez conoció para asegurarse de que su proyecto cobrara vida.

"Iniciando prueba de motores," de ese modo, metido en su invento, Loey comenzó a accionar todo por lo que hasta ahora había trabajado. Sintió el rugir de su creación, y con una sonrisa, comenzó a accionar los otros botones dispuestos a su alcance. "Activando el propulsor del proyecto."

Luego, aunque recibió un par de sacudidas feas que provocaron una ligera combustión en medio del agua, como si fuera parte de esos botes y embarcaciones que exploraban, Loey confió y respiró hondo porque sabía que sus resultados no podían equivocarse. Con tanto trabajo y luego de tiempo, finalmente había obtenido positivos.

Él no necesitaba la autorización de ninguna Divinidad o la aprobación de un Erudito, él estaba seguro de lo que había hecho y de lo que estaba creando.

Se lo iba a demostrar a todos cuando pudiera demostrarles las cosas que había descubierto con la grabación de su bitácora y que le garantizarían todo lo que hace mucho le fue rechazado.

"Doy comienzo al despegue de la máquina exploradora bajo el nombre de Park Loey en estos momentos," entonces colocó una mano en su palanca, esa que le daría la salida de su Pueblo y estaba seguro de que, si la jalaba, bien le haría cumplir su sueño de conocer esos otros mundos llenos de... estrellas. "Volveré pronto Lumiscia, y cuando lo haga... verán cómo ustedes fueron los equivocados al burlarse de mí y darme la espalda."

Con eso dicho y aún grabado en su bitácora, bajó la palanca. El verdadero movimiento inició. Al principio, Loey creyó que no despegaría, pero de un momento a otro, sintió ese tambaleo que lo llevó a levitar sobre el agua, y cuando él pudo tomar el comando, dio el giro necesario para llevarlo hacia las estrellas.

No fue suficiente, estaba avanzando con lentitud, y Loey sentía que ese tambaleo en su máquina estaba por provocar que se perdiera el avance y cayera en picada, así que, con cierta dificultad, se vio accionando un par de propulsores más que no creyó antes necesarios en su proyecto. Se suponía que esos solo le servirían de reserva en caso de que el principal fuera a fallarle; ya que básicamente sí había servido, mas, estaba funcionando con mucha dificultad, tuvo que tomar medidas sobre ellos.

No fue el mejor movimiento que tomó, el tambaleo que sintió antes paró, sin embargo, cuando recibió el apoyo de los propulsores de reserva, se vio avanzando con mucha más rapidez de la esperada.

"Oh, ancestros," perdió el control de su comando. Se vio con demasiada potencia que no pudo manejar, y sus manos solo no fueron capaces de saber cómo sobrellevar eso. Su máquina lo llevó por su propio camino. "No, no, no, no me hagas esto, no puedes hacerlo, no... no así, por favor, ¡yo no hice esto para fallar!"

La desesperación y el descontrol de su máquina generaron un completo desastre en los cielos de Lumiscia de esa noche. Nadie en el Pueblo lo notó, porque, para la lejanía que Loey había tomado por su protección, se vio improbable que alguien lo advirtiera.

Nadie supo cómo Loey tuvo que intentar tomar el comando por sus dos manos y soportar con fuerza suficiente el descontrol de propulsores, ni cómo gritó o casi liberó todas esas emociones negativas que cualquier Luminian despreciaría si estuviera a su lado.

Loey creyó que todo lo perdería, y una vez que se vio con la necesidad de pensar en sus mensajes enviados al morir, se dio cuenta de que no tenía a nadie a los que quisiera liberarlos, pero, entonces...

Hubo una explosión. Loey se estrelló contra su comando, y antes de sentir la sangre brotar de su nariz por esto, él junto a su máquina se vieron propulsados fuera de la órbita de Lumiscia con una parte quemada que solo terminó por caer en las aguas.

El tambaleo persistió, la velocidad con la que era lanzado acrecentó y lo llevó a quedar pegado a su asiento luego de haber sido mandado al frente por la repentina explosión. Intentó sostenerse de donde podría, pero no había más que lo pudiera ayudar en esa pequeña cabina que había hecho para sí mismo; cuando todo terminó, solo...

Vio ante él un vasto horizonte lleno de estrellas.

"Ancestros, yo... ¿lo hice? ¿Lo logré?" Se preguntó, aún aturdido por ese inesperado accionar, pero una vez que lo notó, que realmente se dio cuenta de que Lumiscia ya había quedado muy lejos de donde estaba, él solo pudo reír lleno de emoción, porque en verdad acababa de hacer lo menos esperado. "¡Lo hice! Estoy fuera, conseguí salir de Lumiscia, y más allá de eso, todo es..."

Sin embargo, tarde se dio cuenta de que no estaba asegurando que su bitácora siguiera puesta. Tomó mucho más cerca el micrófono que localizó de esta en su máquina y todavía con su sonrisa al ver el hermoso planeta azul que tenía de Lumiscia a sus espaldas, declaró:

"Primera bitácora de Park Loey con el éxito del proyecto. ¡Es posible salir del planeta! Es hermoso, en verdad, es una vista que nadie jamás se imaginaría, incluso con las imágenes propuestas por los Eruditos, esto no se compara con nada de lo que ya hubiéramos visto. Voy a registrar imágenes para futuras investigaciones, también para mostrar como prueba una vez que dé la finalización a este proyecto," y se quedó todavía otros segundos admirando lo que tenía frente a sus ojos. Esas masas que se componía alrededor de su planeta, toda la inmensa belleza que tenía del Pueblo que le había dado la espalda, pero al cual él ya estaba asegurándose volver solo para demostrarles lo equivocados que ellos estuvieron. Con eso se dio cuenta de que aún tenía una labor. "Oh, es verdad, debo iniciar la exploración del planeta y sus alrededores para garantizar no solo mi teoría sobre cómo podemos descubrir más de esta manera de nuestro Pueblo, sino también de la existencia de otras civilizaciones con las que no hemos tenido contacto. Tan solo debo accionar una vez más el propulsor inicial y..."

Habló demasiado rápido sobre lo que buscaba, porque, tan pronto sus manos se dirigieron a los botones en su comando principal, las luces que tenía de ellos antes ya no estaban. Una clara señal que debió tener desde un inicio al momento de querer activarlos, con solo presionar al menos uno de ellos supo que nada estaba respondiendo como debería.

"Hum, qué extraño. Parece que no reacciona," y lo probó de nuevo, sin respuesta, por lo que, esta vez, intentó manejarse por otro lado. "Bueno, seguro que solo es un pequeño fallo por la forzada salida del planeta, pero todavía he de poder dirigir la máquina como espero..."

Su palanca tampoco le ayudó, y aunque la jaló varias veces, de arriba abajo, nada le siguió a ello, así que fue en ese momento donde comenzó a alterarse. Solo un poco.

"Puede que sea solo un pequeño desperfecto. No es algo que no pueda arreglar, no se preocupen, los demás comandos siguen funcionando, así que puedo utilizar unos cuantos para saber cómo..." lo intentó, una y otra vez lo intentó, pero nada hizo, todo siguió en completo reposo, mientras su máquina era manejada por la cero gravedad a la que se había expuesto en el espacio, y por la cual poco a poco se vio alejándose más del posible regreso a Lumiscia. "Oh, Ancestros, n-no, esto no es posible, no, yo no habría fallado con mis cálculos, yo sabía que todo estaba bien, solo hubo un incidente, nada que no se pudiera controlar y reparar ahora, esto es solo..."

La máquina ya no le sirvió, y cuando la desesperación lo gobernó, se vio picando y moviendo de un lado a otro todo aquello que pudiera hasta que...

"¡Ah!" Gritó de desesperación, pero en ese último golpe que dio a sus controles, algo se escuchó. A pesar de lo sucedido, de la inutilidad que su máquina demostraba, la grabación de su bitácora se volvió a reproducir en ese momento, y él descubrió... "¿Eso sirve?"

... que tal vez no todo estaba perdido. Detuvo lo escuchado, y al buscar almacenarla donde antes, recuperó su micrófono. Con accionar su grabación, solo le quedó decir, aunque fuera ante una mínima luz de esperanza.

"Bitácora del día uno, continuación a la bitácora anterior de introducción. Me he quedado sin batería, sin motores y sin propulsión para movilizarme. El proyecto fue un éxito, pero nos llevó a un desperfecto que ha provocado mi propio exilio del planeta. Eso no debe desanimar, a pesar de todo, porque, aun de los errores, se ha demostrado la posibilidad de salida, y si aprendemos de estos que quizá pueda narrarles aquí en lo que ha sucedido en mi trayectoria, podremos intentar mejorar el proyecto de tal manera que la exploración se vuelva un completo éxito en futuras planeaciones. No voy a defraudarlos una vez más. Quienquiera que escuche esto en un futuro o pueda captar mi frecuencia para estar al pendiente de mis grabaciones..."

Loey respiró. Esto iba a ser complicado de decir, casi sentía que sonaba como si dijera que no iba a sobrevivir a futuro, como si, a pesar de la esperanza que le quedó, supusiera que no regresaría, al menos no vivo a Lumiscia, y que cuando se encontrase solo quedaran sus memorias de aprendizaje grabadas para que no pasaran por los mismos problemas que él en ese momento.

Bueno, eso era lo que un hombre noble haría, ¿no?

"... Espero pueda honrar mis aprendizajes. Tomaré imágenes de todo aquello que descubra en mi trayectoria, así como grabaré todo lo posible para dejar algo a mi Pueblo. Hasta entonces, habla Park Loey."














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¡Bienvenidas y bienvenidos al segundo libro de este universo de Lumiscia! Me alegra mucho poder traerles esto que durante tanto tiempo estuve planeando sacarles. Hemos regresado al fin~ después de casi cinco años de haber sacado por primera vez The Ways of the Universe 🥲

Desde aquí vengo a hacerles rápidas aclaraciones. A pesar de que he podido mostrarles lo que hay aquí, no estoy del todo preparada para lo que sigue, y por eso, a diferencia de cuando saqué The Ways of the Universe, no podré actualizar la historia tan constantemente. Yo creo que una vez al mes tendrán un capítulo aquí (a menos de que ya llegaran con la historia completa, entonces sin problemas~), pero mientras tendrán que esperarme.

Además de eso he de recordarles: ¡esta historia es BaekYeol! O sea, BaekHyun top, ChanYeol bottom, y aunque normalmente aquí somos del team versátil, es probable que veamos mucho más BaekYeol que ChanBaek. Después de todo, el otro se lo dejamos a The Ways of the Universe. Y como saben, The Ways of the Universe es la historia de la que esta proviene, pero eso no significa que se relacionan en su totalidad, más como que esta es su precuela que no del todo se une a lo que vimos ahí (aunque obvio sí recomiendo que lean esa historia antes, porque ayuda a conocer este universo), así que...

Sí, ya no diremos otra cosa para que lo demás se vaya descubriendo~

💥 Entonces, ¿qué les parece? ¿Algo que decir sobre el prólogo aquí? ¿Se siente la emoción por lo que va a venir? 🥳

💥 ¿Qué opinan sobre Loey? Ya que hemos podido ahora ver su perspectiva y sobre lo que quiere ser 🥲

💥 ¿Qué esperan ver ya que iniciamos la historia? ¿Algo en particular que tal vez puedan esperarse incluso desde la sinopsis—esperando la hubieran leído🤨?

Hasta aquí, les agradezco mucho su apoyo, espero pudiera gustarle, así como deseo leerles entre comentarios; sus votos y esto son completamente bienvenidos. Nos leeremos para el capítulo que sigue, ¡hasta entonces! 💙

Pd. Créditos completos y eternos para lafawae por haberme hecho esta portadita. Gracias, querida, eres toda una artista. Vayan a seguirla a su Instagram: la encuentran como @fawae.dan 👌🏻

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