Capítulo 7: La hipótesis de la percepción
Un tiempo había pasado desde que el entrenamiento de Loey empezó. Lo mismo que la vez anterior, probablemente había mucho que describir sobre esos días y noches, pero lo cierto era que si se trataban cada uno de ellos nunca habrían de terminar el libro.
No era como si Hyun quisiera darles muchas explicaciones, igual todo había ido un poco normal. Como Loey insistió desde su último viaje que lo entrenase para estar preparado ante cualquier amenaza, Hyun no vio más que estar con él en su nave mientras pasaban días rutinarios en su agenda.
No más salidas de campo, tampoco revisión de próximos planetas, solo una amena convivencia junto a Loey durante poco más de treinta días, y aunque seguramente eso ya habría llevado a la locura a mucha gente, él estaba entrenado para esto. Había sobrevivido seis meses solo en el espacio, claro que podía hacerlo más ahora junto a un alienígena medio tonto (¿notaron cómo dijo medio? Sí, eso fue porque tal vez Loey no era tan bruto como quiso antes describirlo).
Quizá había ocasiones en las que uno llegaba a hartarse del otro, pero para eso hacían actividades que los distrajeran de tener que compartir un tiempo juntos. Las comidas estaban bien, ahí podían decirse cosas; como siempre, Loey era el que iniciaba una conversación, ya que era ese con más desconocimiento sobre su persona y las cosas a su alrededor, venía a traerles preguntas que a veces señalaba con libros (prestados de la biblioteca limitada a la que–ya se dijo– tenía acceso). Si Hyun estaba de humor, capaz le contestaba y si no...
"Hum," gruñidos era todo lo que iba a obtener de sus labios. Aja, como un animal, pero eso era Hyun en ciertas situaciones.
Loey ya lo conocía también, tomaba eso a su favor para reírse, y aunque a Hyun le hubiera molestado en un principio... ya no era tanto así.
Lo mejor de su nueva rutina era que justo usaban las actividades para distraerse, y como Loey estaba interesado en lo de su acondicionamiento, él encontró fascinación en darle espacio. No le costaba pasar sus días junto a Loey si solo estaban entrenando cuerpo a cuerpo en su cuarto habilitado. Hyun se la podía pasar ahí todo el día, hacerlo con Loey ahora era diferente, pero [inserte aquí encogimiento de hombros].
"¿Estás seguro de que no quieres aprender a usar una de estas?" Hyun le preguntó a Loey cuando recién todo aquello comenzó. Al mostrarle un arma de alto calibre, inmensa por su tamaño y poderosa por la carga láser que encendía su exterior con ventanas rojas para indicar su munición; ligera en sus manos, Loey solo sacudió la cabeza en un completo terror de lo que hacía. Sin siquiera ver demostración suya. "¿De verdad? Esto podría ayudarte mucho, mejor de lo que un combate cuerpo a cuerpo."
"Ya te lo dije, no me gusta el uso de armas. No soy bueno con ellas."
"Pero podrías serlo," insistió, mas, la forma en la que Loey fue a abrazarse con sus propias extremidades le dijo tenía un límite. "De acuerdo. No armas. ¿Tampoco sables?"
"¿Los sables son como esas cosas que sacas de tu uniforme?"
"Esos son bastones, pero tenemos un fino armamento en el Sistema. Podría haber alguna cosa que a ti te guste. Yo tampoco he sido fan del láser, pero estos bebés," mostró al bajar esa pistola y mostrarle uno de sus bastones, convocado justo del uniforme que ya estaban usando los como un día normal en su nave. "Me fascinan."
"No, gracias. Si para ti funcionan, bien, pero yo creo que estoy mejor sin ninguna de estas... cosas."
"¿Qué era lo que usabas en tu antiguo trabajo? Porque eras un guardia, ¿no? ¿No tenías que usar pistolas, espadas o alguno de estos?" Señaló. El cuarto de entrenamiento tenía una pared completa de armas del lado contrario a su puerta. Como todo, se escondía en una sola indicación con su mano sobre sus extremos. Ahí muy bien Loey podía mirar tantas excentricidades como el humano (y otras razas) habían creado en conjunto. Desde cosas grandes aterradoras, otras pequeñas y diminutas que podían matar millones... hasta un arma blanca como un simple cuchillo de cocina lo era.
A pesar de que su pregunta no vino malintencionada, sí halló en Loey una ligera incomodidad. Con sus cejas juntas en una arruga de ligero desagrado y un paso atrás que dio lejos, Hyun captó cada emoción negativa de Loey hacia esto.
La pregunta aquí era: ¿por qué a Loey lo incomodaba tanto este tipo de cosas?
"No, yo... era más de algo distinto, hum... no estaba... quiero decir, yo..." su complicación al hablar le dijo a Hyun que, aun cuando estuviese muy curioso y quisiera saber la verdad, mejor era no forzarla si de Loey no salía.
Menos para su tipo de persona. Loey era casi un libro abierto, vamos, que si algo le costaba decir debía ser muy grave y complicado.
"Está bien, no armas. Entonces, vamos a entrenarte con los puños, espero estés preparado para un entrenamiento intenso. Creo que veo potencial en tu composición," sobre un toque a su delgado brazo, aunque sorprendió a Loey, tras no ver negativa, no se retiró tampoco. Su sonrisa se esbozó por lo mismo. "Vamos a ver qué podemos sacar de provecho."
Mes y medio no era suficiente para acondicionar a alguien por completo. Loey aún necesitaba mucho para llegarle a su propio nivel, pero hubo cambios. Sobre todo en el físico, Hyun tuvo que admitir muy bien eso.
Estaba complacido con el nuevo Loey. No era un gran mastodonte musculoso adonis que podría cargar 200 lbs o algo parecido, sin embargo, sí tenía sus atributos mejorados. Esos brazos que antes podría comparar con fideos habían ganado masa corporal. Su cuerpo nunca estuvo mal, Loey ya era alto y delgado, y aunque no lo fuera, Hyun sabía que ya hallaba en él un buen equilibrio; estaba saludable, pues. Él lo incrementó al proponerle una ronda de ejercicios que fue aumentando en peso y cantidad por cada dos semanas y algo. Empezaron con algo sencillo, luego fueron metiéndole más, todo para estabilizarlo en la fuerza necesaria para el tipo de trabajos que podía haber en el Sistema.
Hyun lo estaba entrenando para ser un soldado. Así como él recordaba su ejercitación fue más o menos imitándola con Loey. No del mismo modo, sabía que sus cuerpos eran distintos, por ende, le pidió ayuda a Zzar con la inteligencia de la nave para hacerle un plan propicio a Loey de acuerdo con sus medidas, peso inicial, masa corporal y grasa, dieta, así como otros estudios que pudieron meter en una base de datos para calcular lo más indicado.
(Fue ahí donde justo descubrió que la sangre de Loey era negra... ya se imaginaba que no podía ser roja como la de un humano, porque su color de piel cambiaba distinto a ciertas reacciones comunes. Por supuesto que pensó en que hacer más investigación sobre la anatomía de Loey interna como externa podría ser un gran descubrimiento para el conocimiento actual de los humanos, pero... él no era científico).
La espalda, piernas, pecho, abdomen y cintura de Loey también ascendieron de categoría. Fue un muy buen cambio, a Hyun le hizo tener un poco más de fijación en su atracción sexual, mas, se enfocó únicamente en seguir con la condición del Luminian. Loey ya no se cansaba corriendo por más de media hora 15 km/h. Era un avance bueno.
Entre seguir una buena dieta, correr, hacer caminadora, bicicleta, pasar a las pesas, brincar la cuerda y ponerle algunos desafíos físicos como subir la cuerda, la barra y terminar un pasamanos, Hyun pensó que era momento de enseñarle algunas técnicas de combate físico.
La fuerza la tenía, ahora era momento de ayudarlo a usarla.
"Debes fijar muy bien tus pies sobre la tierra. Es uno de los puntos más importantes, Loey, si no fijas tus pasos," en un solo movimiento sobre su primera lección, Hyun dezlizó su pie pateando a Loey, y lo tumbó. Hubiera caído sobre suelo, pero el Capitán se compadeció para tomarle su mano arriba en auxilio y detener el golpazo que se habría dado. "Cualquiera puede tirarte, incluso alguien más bajo y de complexión menor."
"Nunca dudaría de que tú podrías tirarme, Hyun, estoy muy seguro de que puedes hacerlo, incluso ahora," Loey señaló, aún sostenido solo por su mano en esa posición que lo dejaba inclinado. Cuando lo jaló para impulsarlo arriba, Loey quedó casi pegado a él con esos grandes ojos sorprendidos de compartir un mismo aliento.
Sin tocar sus labios, Hyun sabía que un movimiento en falso podría...
"Por supuesto, pero incluso un niño podría tumbarte con esta posición. Tienes que saber fijar tus pies, baboso," eso se lo dijo más porque en su distracción consiguió tirarlo de nuevo. Solo tuvo que empujarlo con sus manos sobre el pecho. Ahora sí lo dejó caer sobre su trasero en el grito de dolor que le daba su segunda lección de ese día: "Tampoco te distraigas, cualquier mínimo segundo que te tomes en pensar otra cosa será suficiente para que tu enemigo te derrumbe, ¿está claro?"
"Sí, hum, pero tengo una pregunta," Hyun arqueó una ceja con el dedo alzado de Loey que no usaba como su otra mano para sobarse sus partes bajas. "¿Podemos poner una colchoneta?"
"Podemos, pero deberás saber que allá afuera no siempre vas a caer en superficies blandas," Loey hizo ese sonidito de niño adolorido de nuevo, así que, Hyun suspiró. El chico estaba recién iniciando, no debía ser tan duro. "Levántate y te llevo a una."
Las lecciones vinieron una tras otra. Desde que Hyun le enseñó cómo pararse, cómo cerrar sus puños para dar un buen golpe sin romperse los dedos, las patadas sin caerse, esquivar un altercado, defender su rostro, evadir golpes mortales, romper huesos (sin hacerlo, porque ninguno de los dos quiso pasar por ese dolor, usaron un muñeco para ejemplificar el trabajo), dar en puntos clave para dejar indispuesto a un oponente, responder con rapidez, agilidad, estrategia y hasta sanar heridas con pocos materiales posibles de encontrar en algún escenario hipotético, Loey fue tomando cada cosa: una tras otra como una esponja.
Fue agotador, pero a la vez tan agradable. Loey era un aprendiz excelente, sí llegaba a cansarse y obvio también a rendirse, mas, parte de hacerlo le hizo reconocer a Hyun lo que podía tomar por día.
Ningún soldado en el Sistema al momento de adiestrarse tenía la posibilidad de pedir un alto al fuego. Sabían al entrar en este tipo de vidas que muchas veces podías morir, y mostrar clemencia o rendirse eran sinónimos de un fracaso, game over, hasta ahí llegó tu tiempo en este mundo.
Hyun había recibido incontables palizas que lo dejaron adolorido, echado en cama y hasta inconsciente por días en el hospital, sin embargo...
A Loey no podía hacerle eso. Por más que intentase seguir el tipo de entrenamiento del Sistema de Seguridad, no era capaz de continuar moliendo a golpes a Loey cuando este ya estaba en el suelo gritando:
"¡Me rindo!" No si tenía a ese gran hombre bajo él, con el rostro volteado para evitar otro golpe directo y los brazos doblados hacia arriba para cubrirse–como bien le enseñó en su intento de evadir heridas mortales–, aunque a él lo adoctrinaron para que no se detuviera y que golpease hasta a sus mismos compañeros de escuadrón al grado de dejarlos inconscientes para nombrarse ganador del combate, esa posición de Loey siempre le ganaba.
"¿Qué te dije de decir esas palabras, Park?" Aún podía darle un par de lecciones, incluso ahí. Tras ver cómo Loey lo volteaba a ver sobre la colchoneta y él a unos centímetros con su puño encima de su rostro, fue severo en lo que dijo. Había algo que aprender, y él era capaz de contenerse, pero otros no contra Loey. Que hablara de rendirse así tan fácil a Hyun... iba a admitir, a veces le daba miedo. "¿Eh? ¡¿Eh?!"
"Q-Que no las dijera, p-porque la gente puede tomarme como un débil y-y abusar... de mí."
"Sí. Jamás digas que te rindes, ¿me escuchaste, Loey?" Asintió, mas, esa tarde Hyun puso el doble de severidad. Ver así a Loey tan temeroso e indefenso le pudo. "¡Háblame!"
"S-Sí, quiero decir... sí, te escuché, Capitán," no podía hacer mucho si también Loey le venía con esas. A Hyun nunca le había gustado mostrar alguna autoridad que rebajase a otras personas, solo por categoría, dinero o poder, eso para él le era desagradable en una persona.
Pero que Loey le dijera Capitán en este tipo de escenarios...
"Bien," por su propia salud mental, lo obligaba a alejarse. "Terminamos por hoy, ve a cambiarte que apestas."
"¿Es por mi tipo de sudor? ¡Y-Ya te dije que es totalmente normal entre los Luminians!" No era eso, claro que a él le había parecido súper raro descubrir que Loey expedía una sustancia amarillenta de su piel como la pus cuando se ejercitaba mucho. Loey le había llamado sudor, y como aparentemente tenía una capacidad de absorber el agua por su piel (no tan recién descubierta en sus estudios físicos), entendió que eso también fuera diferente. No iba a decirle que su actuar ahí debajo de él en los entrenamientos lo ponía cachondo. Mejor que se fuera con ese pensamiento. "¡Hyun! Pero ¿si no puedo decir que me rindo cómo vas a detenerte antes de hacerme daño en la práctica?"
Ese día en aquel entrenamiento, Hyun lo detalló, porque tuvo algo importante en su historia. Al detenerse antes de salir de aquel cuarto, miró a Loey por encima del hombro y pensó.
Tenía algo de cierto en no usar lo de rendirse, pero ¿cómo iba a parar si no usaban aquello?
"Solo di que te rindes ante mí, nadie más, ¿de acuerdo?" Loey asintió otra vez, ahora sentado en la colchoneta al estabilizarse. "Puedes usar una palabra clave si lo prefieres. Algo que los dos sepamos lo que es para detenernos si hemos tocado un límite."
"¿Una palabra clave?" Loey repitió como un eco, fue su turno de asentir, y aunque pudo irse, se quedó a escucharle comentar sin preocupaciones: "Byul."
"¿Qué?"
"Quiero que esa sea nuestra palabra clave," se volteó por completo hacia Loey con un grave ceño que debió hacerle dudar su declaración. "¿N-No significa eso, hum, estrella en tu idioma?"
"En coreano, sí," Hyun le contestó, sin perder su gesto que encogió un poco a Loey. Sin importar cómo de ejercitado estuviese ahora, todavía se mostraba así de pequeño con él, como si tuviera que irse con cuidado. A Hyun no le gustaba, no era para provocarle miedo, no obstante, Loey no sabía lo que él encontraba detrás de esa palabra. "Byul... ¿por qué te gusta?"
"E-Es bonita. Creo que entre esa y cielo me parecen las palabras más bonitas del coreano. Haneul, Byul. Si pensamos en los escenarios desastrosos en los que podemos encontrarnos dentro de una pelea, traer una palabra disonante a estos como algo que traería paz, pienso que podrá hacer reaccionar al otro y salir del estado catastrófico."
"¿Y entonces quieres usar Byul para detenerme a seguir moliéndote?" Loey se encogió de hombros, antes de mostrarle una sonrisa.
"También me hace pensar en una de las cosas que más me gustan. Ahora que conozco el espacio, creo que las estrellas son bonitas."
"Las estrellas solo son energía cósmica que produce calor, luz y radiación, son gas y plasma, ¿qué tienen de bonitas?"
"Me recuerdan a ti," frunció más el ceño. ¿De qué estaba hablando?
"¿Me acabas de llamar bonito?"
"Yo leí que las estrellas más conocidas son los soles, y ellos existen en solitario, lo que tal vez fuiste antes, pero... también existen sistemas binarios de estrellas. Dos estrellas que orbitan mutuamente... como tú y yo ahora en el espacio, estamos orbitando, ¿no?"
No supo cómo contestarle, porque ni siquiera vio el qué, entonces, lo dejó pensar lo que quisiera.
Byul se volvió desde ese día su palabra clave. A veces Loey la utilizaba en sus entrenamientos cuando Hyun se estaba sobrepasando o cuando se rendía. Y mientras más y más fueron avanzando en ellos, Loey dejó de decirla, aún era consciente de ella, solo ya no la escuchaba tanto. Eso era porque Loey había escalado de nivel.
Ya podía darle una ligera batalla.
Actualmente, mes y medio después, mientras Hyun lanzó un golpe hacia el rostro de Loey en su esquina del cuarto de entrenamiento, donde habían acomodado las colchonetas junto a la zona de tiro, vio cómo Loey lo esquivó, y al no solo escapar–como al inicio de las prácticas hacía por no saber cómo contestarle–, con su propio puño fue a defenderse bien.
Pudo haberle pegado en el abdomen, si Hyun no estuviese acostumbrado a ese tipo de respuestas. Al tomar el puño de Loey y amarrarlo con su brazo izquierdo, lo llevó a doblar el propio por detrás de su espalda.
"¡Ah!" Loey gritó, y eso probablemente hubiera sido un alto en otras ocasiones, mas, no esta vez. Hyun no escuchó ningún Byul para detenerse. No iba a romperle el brazo, aunque sí podría, solo esperó a ver cómo se defendía esta vez.
Había llevado a Loey hasta la pared. Con el brazo doblado en su espalda, su pecho y cara en el muro, y una respiración jadeante que sacaba saliva de sus labios como perro rabioso, Hyun se puso serio a la expectativa de cómo su pupilo iba a reaccionar sobre esta amenaza.
Ya no le daba órdenes ni lecciones, había aprendido suficiente, era momento de que Loey respondiera sin su ayuda.
Descubrió lo que le dejó sin cuidado. Al Loey usar su otro brazo no imposibilitado, con su codo le dio un golpe, consiguió asestarle una vez en la boca y otra en la nariz si él no hubiera previsto que más golpes como ese vendrían para liberarse. Así que lo soltó y levantó sus manos como defensa para cubrirse el rostro.
Ese fue el momento que Loey tomó para voltearse e inmediatamente atacar dándole una patada. Hyun pudo caerse, mas, la fuerza de Loey no fue mucha. No sabía si se estaba conteniendo por ser él, y si lo estaba haciendo...
Hyun iba a mostrarle por qué no era bueno. Podían no aceptar mutilaciones ni roturas de huesos, pero jamás debían contener su fuerza, necesitaban demostrar que la tenían en todo momento.
En la siguiente patada que lanzó hacia él, Hyun le tomó la pierna. La agarró bien, sin importar que la sangre bajó por su nariz por los antiguos golpes, y él puso de su fuerza para llevárselo con esa inseguridad de Loey hasta el suelo. Lo giró y lo dejó nuevamente con su pecho en el suelo. Esta vez procuró a tiempo tomarle ambas manos encima de su cabeza para restringirle y se sentó en él evitando cualquier otro movimiento.
Entonces, eso no importó, porque como solo necesitaba una mano para retener las de Loey, ocupó la otra para hacerle una llave al Luminian. El aire se le fue, y lo imposibilitó de pensar bien, Hyun ya ni siquiera requirió de sostener sus manos. No en esa posición. Llevó bien sus extremidades para hacerle apropiadamente la llave a Loey y siguió asfixiándole. Loey quiso moverse, usar sus piernas y manos para salir de ese retén y liberar su respiración; él puso más fuerza. No iba a dejar que Loey se le escapara, no esta vez, tenía que aprender su lección.
Esto iba por contenerse.
Eso pensó, pero lo cierto fue que también tuvo en su cabeza: ¿no va a pedirme que pare?
Aun en este estado, Loey luchó. Con sus manos semiliberadas, usó sus puños para golpearle los laterales de la cabeza. Él lo esquivó, y aunque sus movimientos fueron medio erráticos y casi lo hicieron caerse de su posición sobre él, se mantuvo firme. Mucho más cuando Loey fue perdiendo la poca fuerza que aún tenía a falta de aliento.
Byul. Di Byul, por favor.
Hyun siguió impidiendo el paso de respiración. Loey poco a poco fue perdiéndole. En unos segundos, cuando Loey se detuvo y sus manos fueron a la colchoneta abiertas sin más movimiento ni de su parte inferior...
"¿Loey?" Hyun se detuvo. Una fracción de segundo. Loey no se movía, su rostro había caído hacia el frente. "¡Loey!"
Oh, por Dios, ¿no lo había dejado inconsciente, cierto?
Hasta ahora eso no había pasado. Loey siempre los detenía antes de eso. Hyun tampoco habría querido aquello, sí le estaba dando una lección, mas, no para matarle.
"Loe– ¡ah!" Fue sorprendido cuando al soltarle y acercarse un poco a él, recibió otro golpe. Loey había saltado. Por tenerlo distraído tocando bajo su ojo donde ahora recibió el codazo, fue capaz de impulsarse, levantar su cuerpo y tirarlo en su moción para hacerlo caer de lado izquierdo. Un plan magnífico, Hyun lo vio apenas, porque cuando él pensó que había dejado inconsciente a Loey, en realidad él solo había fingido. Estaba bien, medio jadeante, pero aún lúcido. "Ja, increíble."
No le permitió darle ningún otro halago. No cuando al tumbarle, fue su turno de ponerse sobre él en la misma posición para retener sus manos con una, solo esta vez él estaba sobre su espalda y no en el pecho. Loey lo veía de frente. Como hace tantos días, finalmente estaba ahí, con un puño arriba lleno de rabia listo para darle directo en el rostro.
Hyun creía que Loey aún necesitaba pulirse. Su entrenamiento había avanzado exponencialmente, hoy lo estaba viendo, pero era muy seguro que si lo ponía contra un arma, a Loey le iba a faltar más destreza para defenderse. Si no fuera porque él se detenía para no romperle un hueso o dislocarle algo, probablemente no hubiese llegado hasta ahí tan lejos. Desde que lo puso contra la pared ya pudo decirle adiós a su brazo y a su ser, porque entonces pudo golpearlo contra la pared hasta quebrarle el cráneo y matarle.
Por supuesto, Hyun no iba a hacer eso. Loey entonces bien podía tenerlo ahí ahora, a una de ganarle la batalla, pero en otras circunstancias, Hyun era mucho más consciente de que aún tenía la desventaja. Su entrenamiento no acababa, requería de táctica, mayor evasión y como siempre, ejercitarse para hacer que esa fuerza se volviera el doble; sin embargo, ya era un avance. Loey tenía un gran cerebro y lo usaba para ser más estratega.
"Byul," ¿por qué incluso así lo había escuchado decirle ahí la palabra clave? Con su ceño, Hyun lo preguntó. Loey no contestó. Bajó su puño y se detuvo de darle el último golpe sobre un suspiro. "¿Terminamos hoy aquí?"
"¿Qué? ¡No! Estabas a punto de ganarme, ¿por qué demonios te detuviste?" Loey no le dio respuesta. Se puso de pie, y aunque sí masajeó su hombro con un par de movimientos circulares–producto de la antigua torcedura de hace unos minutos–, cuando se alejó de él, Hyun no se sentó en la colchoneta con el gusto de haber hecho un buen trabajo. "¡Park!"
"Voy a la enfermería para ponerme algo en el hombro. ¿Vienes?" Tampoco dijo nada. Estaba confundido sobre ese inesperado cambio, no le gustaba, lo hacía sentir algo raro en su interior y eso le fastidiaba tanto. "Bien, pero por favor, ve cuando puedas. Necesitas revisarte la nariz que te sigue sangrando y tu ojo no se ve muy bien, creo que te quedará un moretón."
"¿Y es eso por lo que no vas a continuar pegándome? Yo no he dicho la palabra clave, no deberías detenerte por mí, ¿qué carajos te sucede?"
"¿Es tan raro que alguien quiera preocuparse por ti?" Loey espetó, medio enojado cuando decidió pararse antes de salir, aún a unos buenos metros de la puerta, así como de su lugar. Hyun no supo a qué vino aquello, así que tampoco vio el modo de contestar. Inquieto, Loey solo rellenó el silencio al decirle: "No quiero golpearte, no así, Hyun. Está bien si es para entrenarme, pero yo no disfruto haciendo esto ni mucho menos estaré tranquilo de saber que te ocasione esas heridas."
"Es una tontería que te preocupes, con un simple ungüento de la enfermería estaré bien, no me has hecho ni un rasguño," cuando sorbió y tragó la sangre de su nariz que se regaba como fuente no pudo decir que eso fuera completamente cierto. No obstante, apenas le concedió a Loey el gusto, se paró con su molestia de esas extrañas emociones que Loey llegaba a provocarle en asuntos como ese. "Deja de ser así y ven a pelear. Cualquier oponente no va a permitirte algo así, tomarán tu titubeo y se irán contra ti."
"No voy a titubear contra un oponente. Pero si mi oponente eres tú, no pienso pelear por mucho tiempo."
"¿Qué significa eso?" Él gritó, desesperado. Loey solo bufó en conjunto de su giro de ojos. "Si tu oponente soy yo, debes pelear más duro. ¿Es que no lo entiendes? No importa contra quién pelees, siempre debes fijarte en ti antes que en cualquier otra cosa. Creí que esa era una lección que ya había dejado clara."
"Lo hiciste, pero yo aún tengo mis morales."
"En la batalla no los hay. Es tu supervivencia o la del otro. ¿Vas a dejar que sea el otro quien gane?" Loey no discutió más con él. Otra vez, se giró y fue hacia la puerta. Hyun ni siquiera sabía por qué estaban discutiendo, tal vez quería darle una lección, en su excusa de ser el maestro que le enseñaba algo y él un alumno terco que decidía fallar a propósito el examen, hirvió en ira porque bien sabía cómo Loey tenía tanto por mostrarle. "¡Maldita sea, Park! Un soldado no le da la espalda nunca a un combate ni a su Capitán."
"Suerte que yo no soy un soldado, ¿cierto?" Eso le dijo y hasta le sonrió, divertido, desde la entrada donde rápido salió azotándole la puerta.
"¡Park!" Él gritó aún lleno de enojo. Las estúpidas sensaciones en su cuerpo después de tal demostración de Loey que provocaron reacciones distintas en él (en parte físicas y otras que no estaba comprendiendo), bulleron más en su interior para hacerle gritar como maníaco. "¡PARK!"
«Loey Park tiene razón, amo, debería calmarse y sanar su cuerpo».
"¡Cállate! Nadie pidió tu opinión, idiota," Zzar le hizo caso tras escucharlo así de molesto, y tal vez esta era el momento en el que ella salía para darle algún tipo de terapia, plática constructiva y reveladora para tranquilizarlo (como era su trabajo en lo de consciencia emocional), no obstante, su silencio fue mucho más fuerte de lo que él se imaginó. Le hizo entender al minuto siguiente lo irracional que estaba siendo. "Pero ¿por qué...?"
No escuchó respuesta de Zzar, aunque salió de sus labios la pregunta. Quedó en el aire, y él solito tuvo que reflexionar. No hizo un gran trabajo, incluso cuando quiso ver que Zzar estaba aplicando la misma que él al ya no decirle nada a Loey para que supiera responder y actuar de acuerdo con lo aprendido, él no era gran alumno como Loey. Él aún era un inexperto en este tema emocional, y no tenía ni idea de qué demonios le estaba pasando.
Si bien quiso quedarse otro rato en la sala de entrenamiento para distraerse y rebajar ese hirviente temperamento que se cargaba por esta extraña situación, el mareo que le sobrevino (seguro de la pérdida seguida de sangre) no se lo permitió.
Salió del cuarto y fue hacia su enfermería a atenderse. Tampoco podía manejar su nave en esas condiciones, necesitaba sanar... como Zzar le dijo.
No esperó que ahí todavía encontrara a Loey. Incluso cuando él le dijo que iría, para el tiempo que tardó en salir (haciéndose más tonto dentro de la sala por calmarse), imaginaba ya habría regresado a hacer sus actividades: ir a comer, hidratarse, una ida al baño, bajarse a su cama a descansar y dormirse o leer como tanto le gustaba en los momentos más inusuales; no, estaba ahí. A unos pasos de él con un hombro vendado.
Lo que quería decir que estaba sin camisa.
"Hyun," eso no importó cuando Loey solo le extendió su mano. Esa misma de una bella piel azul que sin palabras le decía ven.
Hyun no tuvo cómo rechazarla. Se acercó y con un suspiro, tomó el ofrecimiento. No duró mucho, al colocarse sobre la camilla en medio, lo soltó y fue por sus tratamientos para sanar lo dañado.
"Ah," Loey exclamó en modo de regaño, y aunque él pudo no escucharlo, cuando le agarró de la muñeca para detenerlo, lo observó en la moción de pedirle que lo dejara ayudarlo.
Se lo permitió, aun cuando lo hizo algo renuente. Ya no estaba para discutir ni pelear, sentía que era absurdo ahora. Así era a veces de bipolar él, y al menos Loey lo entendía.
Sonriente por su rendición, le limpió la nariz de la sangre, así como sanó su herida con los compresores. No se la había roto, pero sí debió tronar un vaso o algo parecido porque hubo mucha sangre. Por suerte ya se había detenido. Pasó después a desinfectar otras heridas, y aunque no pudo hacer mucho más que usar esos ungüentos sobre la hinchazón de sus golpes como la mayor debajo de su ojo, Hyun poco se preocupó al relajarse con estos cerrados.
"¿Cuánto tiempo me dijiste que tardaba en bajarse la hinchazón y el enrojecimiento de un golpe con esto?"
"De dos a tres horas," contestó, como estaba más tranquilo, ya no dijo las cosas de mala forma. Dejó que el tratamiento suave y revitalizador lavara sus molestias, y al mirar a Loey ya que este se trajo una silla para estar junto a él con los brazos sobre el borde al recargar su barbilla, enarcó una ceja. "¿Por qué? ¿Te hiciste mucho daño en el cuerpo?"
"No, yo estoy bien, con los vendajes en el hombro y lo que me puse en las demás zonas adoloridas, creo que puedo tolerarlo."
"¿Entonces?"
"No me gusta verte así todo amoratado."
"Loey..."
"Sé que lo que me dijiste en el entrenamiento tiene algo de cierto, pero aún pienso que también está bien que defienda mi punto. ¿No dijimos que debíamos ser más sinceros con nuestras palabras?" Suspiró. Ya había pasado más de un mes del incidente en Krasaw, pero Loey nunca iba a cansarlo sobre ese tema. Haberse abierto con Loey tenía lados positivo como negativo, ahorita lo detestaba. Esa sensación de vulnerabilidad no se iba, y que Loey se preocupara tanto por él todavía llegaba a incomodarlo. "No me gusta lastimarte, Hyun."
"Así son estas cosas, Park, debes aceptarlo. Independientemente de si eres tú el que me hace esto o alguien más... no hay escapatoria."
"¿Y de verdad te gusta lo que haces?" Frunció el ceño, ¿qué quería preguntarle esta vez el Luminian? "Aquí en el Sistema... recibiendo todas estas palizas continuamente."
"No recibía tantas palizas hasta que llegaste," admitió, en parte tenía algo de cierto, pero ver la vergüenza de Loey por esa confesión entre sacarle una sonrisa también logró reducir su incomodidad. No quería hacer sentir mal a Loey por sus sensaciones, no en realidad. "Pero contestando a tu pregunta, sí, esto es mejor de lo que podría hacer en cualquier otro lado. No me veo siendo nada más que un Capitán del Sistema."
"¿Eres feliz?"
Esa era toda otra pregunta. Si bien Hyun pudo contestar que sí, era feliz, pues por qué no lo sería, lo cierto fue que se descubrió con la misma duda.
¿Quién era feliz de verdad? ¿Siquiera existía eso?
Por un segundo, la inseguridad que mostró de responder debió darle interés a Loey, ya que se incorporó, y claro, él tenía la posibilidad de mentir y decirle que sí para dejarlo estar; sin embargo, no tuvo que hacerlo cuando sonó una alerta de la nave.
Llamada entrante para el Capitán Primero Byun Hyun, dijo y dispuso una mirada interrogativa en Loey sobre él que no contestó.
No tenía por qué hacerlo, no era de su incumbencia, y aunque le interesase, ahí no iba a explicar nada.
"Ya vuelvo. Regresa a tu cuarto o quédate aquí, pero por favor, no te acerques a la zona de control, ¿está bien?" Ordenó incluso cuando lo hizo como petición por la pregunta. Ya encaminado a donde dijo, no miró cómo Loey asintió. Al final, era lo esperado, después de esos casi dos meses que llevaban de esta forma ya era una costumbre.
Hyun estaba manteniendo comunicación de TaeYeon sobre el Sistema desde aquella última vez en su salida a Krasaw, pero él no había querido decirle a Loey.
¿Por qué?, sí, eso podían preguntarle. Él también se cuestionaba lo mismo. Tal vez era en parte porque estaba ocultando algo de ambos lados.
Con Loey había dado poco informe de sus actividades y la verdadera misión del Sistema como la principal razón para no contarle que ahora estaba (otra vez) en contacto con sus superiores (entre diálogos que involucraban justamente lo que eso era, y que obvio no iba a divulgar, aunque fuese en menor volumen para censurar las partes que Loey no tenía por qué saber). Lo mejor era solo no decirle. No le hacía ningún daño a él, de cualquier modo, era tema más administrativo y eso qué le interesaba.
Con TaeYeon... la cosa era un poco diferente, hasta Hyun se inquiría mucho cuál era el por qué de mentirle a su Mayor, esa misma que tenía hasta cierta relación con él como para alguna vez imaginarse guardándole algo. Algo, lo que era Loey, porque a TaeYeon claro que no le había dicho que hace más de cuatro meses se había encontrado un alienígena y se embarcó junto a él en una bola de misiones no autorizadas por el Sistema (con la mera justificación de que era parte de su trabajo para ver si descubría el final de la misión F.I.R.E.–hipócrita, porque no estaba compartiendo esos resultados, aunque otra vez se escudaba tras decir que no había nada positivo aún).
Debería, oh, sí, claro que debería. Iba a ser difícil, y seguro se conseguiría una sanción porque este era un tema de alto calibre. No podía dejarlo pasar y creer que nunca nadie iba a enterarse de su polizonte; no obstante, decirlo podía tener muchos posibles resultados y uno de ellos era que Loey seguro sería tomado por el Sistema para su investigación (aunque no lo irían a poner como animal, enclaustrado en una jaula de laboratorio o algo parecido, al menos la raza humana ya no era tanto del estilo cuando se hablaba de conocer otra especie), y bueno, Hyun...
No sabía por qué, no se sentía muy cómodo de pensar que fueran a alejarlo de Loey. O sea... más como que a Loey lo distanciarían de él o... hum...
¿Cómo ponía eso para que no sonase demasiado personal?
El caso era que no se veía así. No le gustaba esa opción, y por lo mismo, se guardó lo que hizo en todos esos últimos meses junto a TaeYeon, tras darle un par de reportes falsos en lo que había estado haciendo desde antes, y al añadir por ahí una que otra vez que quizá había ido de exploración por creer encontrar una pista que sonara interesante para su camino por sobrellevar F.I.R.E. (siempre con la desgracia de los resultados negativos–que eran muy reales), se zanjó de cualquier otro interrogatorio o amonestación.
TaeYeon lo dejó pasar, al final, sí, había faltado un poco con sus responsabilidades al medio desaparecerse, mas, eran amigos. Podía darle chance, y por supuesto, al recompensarla con sus nuevos (medio falsos) reportes, guardados los reales donde sí se mencionaba a Loey solo para él (¿para qué?, ¿acaso iba a hacer un diario, un libro que revelaría cuando encontrara los resultados necesarios? Ni él sabía, solo continuaba excusándose tras no pensarlo mucho), TaeYeon ya no vio motivos de molestarlo.
No lo pudo soltar tan fácil. A pesar de contentarse de saber que su trabajo continuaba, decidió que iba a estar más al pendiente de él–solo para que no te me desaparezcas de nuevo, dijo–, y de forma constante había estado llamándole al menos dos o tres veces por semana en horario Nueva Tierra para escuchar más de sus reportes.
Hyun tuvo que hacer lo mejor para ahí malabarearse. El entrenamiento que Loey quiso hacer le vino como anillo al dedo: distraerlo mediante este le permitió a él ya no tener que delatar sus nuevas exploraciones y pasarse por el más tonto con sus falsos reportes, sin preocuparse porque la misma TaeYeon llegara a investigarlo más allá y le señalara que no tenía información suya de haber pasado por tal o cual planeta en su registro (que ella podía leer) de la nave. A Loey no pudo ocultarle mucho, claro que la excusa de necesitas entrenarte funcionaba bien para seguir evitando las exploraciones, eso de guardar como secreto sus llamadas junto a TaeYeon había sido imposible.
Menos porque la nave lo delató más de una vez. Inadvertidamente, cuando no pensó que TaeYeon de verdad podría llamarlo en cualquier otro momento, recibir la alerta de la nave sobre su llamada entrante, puesta a todo volumen en cualquier zona que estuviera de ella (porque no había desconfigurado esa función para transferirla en formato privado recibido solo a su comunicador en la muñeca–o por Zzar, siquiera), Loey supo. Él solo fue otra vez a justificarse para evadir a Loey. Que Loey apareciese sin más mientras tenía su llamada junto a TaeYeon lo arruinaría todo. Le contó entonces que en su base necesitaban comentarle cosas importantes del trabajo–cosas importantes y secretas del trabajo–, por las que él necesitaba quedar fuera.
Hasta eso, Loey podría ser muy curioso, siempre intentar conseguir más respuestas y ponerse en modo investigador para ver cuándo lo encontraba con la guardia baja para decirle todo. No obstante, en esto era diferente. Cuando bien le dijo no, te quedas aquí, al impedirle ser partícipe o saber una cosa más de esa llamada entrante, lo respetó y no dio más inquietudes.
No significaba que no las tuviera. Siempre que Hyun iba a atender sus responsabilidades, sabía que Loey se quedaba ahí con las dudas eternas de sus ojos, e igual él ya solo las ignoraba.
Esto era lo mejor, pensó, porque la verdad no estaba listo para declararlo. Extrañamente Zzar tampoco le había cuestionado o corregido al respecto, así que... ¿era probable estar en lo cierto?
Hoy iba a salir de esa enfermería dejando atrás otras miles de inquietudes sin respuesta, y esperaba abrir sus labios frente a esa mujer de gran poder para correr mentiras. No podía pensar en nada más que eso, sin entrometerse en cuestiones morales–él no era como Loey. Este era su deber, siempre.
¿Era feliz?, bueno... eso estaba por verse.
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Loey no podía decir que la situación con Hyun fuera normal. Incluso cuando él lo creyese al dejarle de lado en la suposición de que aceptaba lo que ocurría, Loey alcanzaba a percibir algo extraño.
Sus días en la nave y el entrenamiento habían ido bien, de ello no se podía quejar. ¿La razón por la que decía que estaba extraño?, eran esas llamadas.
No había querido ser muy preguntón, igual ya sabía que si Hyun no le hablaba de esto a la primera, sería difícil convencerlo más tarde. Las llamadas pudieron ser cosa de un momento, Loey lo supuso en un inicio cuando estas fueron alertadas y Hyun se excusó para atender unos asuntos del trabajo.
Bien, por supuesto, él no ignoraba que Hyun tenía una misión en la que (supuestamente) lo estaba ayudando. Desde un inicio declaró que era confidencial, no podía decirle ni una cosa porque eso le costaba la muerte–o lo imaginaba Loey, porque Hyun siempre se ponía todo pesado y difícil de leer cuando hablaban sobre el tema. Hasta captar sus emociones en torno a esta misión (¿faier?, ¿fayer?, algo así) era atosigante. A él no le gustó indagar mucho más porque en parte atenderla como era debido lo dejaba fuera de hacer sus exploraciones y por otro lado, bueno, estaba eso.
Pero saber que esas llamadas no habían desaparecido aún después de... ¿qué eran? ¿Ya llevaban dos meses? Tal vez menos, Loey había perdido un poco la cuenta. El punto era que no sonaba normal tener por tantas ocasiones ese tipo de llamadas, y aunque hubiera aceptado no leer los reportes de Hyun por ser información confidencial de su trabajo, esto de tampoco comprender qué eran las llamadas que tenía cada dos o tres noches...
Comenzaba a sentir algo. Hyun se percibía difícil tan solo hablando sobre fayer, ahora que después de esas llamadas lograse percibirlo molesto, irritado y, sobre todo, inseguro ya era mucho que decir; porque Loey no entendía cómo Hyun se sentía inseguro, si era la persona más segura.
No completamente, obvio bien sabía que Hyun como cualquiera tenía sus debilidades. No obstante, para él era muy seguro, además de que esa inseguridad era distinta. Casi se leía con tristeza, lo que le llevó a preguntarle ese día: ¿era feliz?
¿En serio?
Si a él lo cuestionaban, alguien que se sentía molesto, inquieto, irritable y todos sus sinónimos en su trabajo no era alguien que se autonombrara feliz. Y si un trabajo no te hacía feliz, ¿por qué conservarlo? Sabía que para mucha gente no era fácil cambiar solo así de ocupación, muchas veces era casi imposible... como para él, sin poder moverse de categoría como Guardia Divino, no era quién para decir que solo dejase su trabajo y buscara otro... incluso cuando él lo hubiese hecho desafiando sus propias órdenes y encontrándose hoy ahí...
Hyun podía estar embotellado en un punto indiscutible.
Fueron esos pensamientos los que lo llevaron a percibir más a Hyun de lo que le hubiera gustado. Incluso como una criatura que podía leer las emociones de otra gente solo con pararse cerca de alguien, desde niño se le había enseñado a evitarlo. Por respeto y una mejor relación con las personas. No todo Luminian se enfrascaba en percibir siempre a todo mundo, aunque fuera algo imposible de ignorar porque la capacidad estaba ahí a la mano en cualquier segundo, las verdaderas relaciones nunca hubiesen sido hechas si en verdad se percibieran todo el tiempo.
(¡Dato curioso! al menos no todos los Luminians percibían igual las emociones. Como en todo, las categorías estaban ahí presentes, y de acuerdo con su posición y poder social, unas capacidades eran mayores de lo que en otras personas. Por eso su Divinidad Suprema era ese gran líder, porque podía identificar cuando alguien le estaba mintiendo, cuando le iban a engañar o buscaban algo diferente en las negociaciones–si acaso él se enfocaba en percibirlo–, el heredero al trono era el siguiente en tener mejor habilidad de percepción, y de ahí los que seguían: sus descendientes, la gente a su alrededor de grandes familias que iban por generaciones en Lumiscia).
Loey como un niño nacido de una familia de rojos entre las tantas de la Guardia Divina no debía tener un poder de percepción muy grande. No realmente, al menos su categoría era una menor que reducía su capacidad (obvio para tampoco permitirle tener un don como la de un Blanco). Y así iban, de los Blancos a los Verdes, luego Azules, Rojos, Amarillos, Naranjas, Grises y Negros. Entre algunos otros colores que quizá se podían destacar, pero no eran muy señalados (como el Beige).
Sus capacidades eran heredadas, y por generaciones todos sabían que uno iba a tener más que otro según la casa en la que habían nacido.
¿Por qué Loey tuvo un poder de percepción tan grande a pesar de saber esto? Esa era una pregunta... que hasta los mismos Sanadores hicieron cuando niño. Su Papá no pudo entenderlo, le pareció molesto, porque hasta su propio bebé mostraba tener más capacidad que él como un adulto. Entonces, le dijeron que si no quería ser castigado o meterse en problemas (ya de grande) debía manejar ese asunto de ocultar su gran percepción y nivel.
Practicó por años ignorarle. Algunos Luminians de gran poder–como el mismísimo heredero– se llegaron a entrenar en la capacidad de ocultar sus emociones como estrategia de protección, pero ¿él? Loey tuvo que enseñarse (a sí mismo) a ignorar cuánto podía percibir a una persona incluso a lo lejos.
Y por mucho tiempo estuvo intentando no meterse con las emociones de otros, mas, desde que estuvo con Hyun se le complicó un poco. Admitía querer descubrir más de él igual que se castigaba después por recordarse que era malo hacerlo sobre las veces que esas emociones percibidas le eran más intrigantes que reveladoras.
Por esta vez, en su entender que había algo que estaba haciendo mucho más presentes sus emociones hasta para ignorarlas, Loey se dejó llevar y olvidó sus enseñanzas, ignorante de cuánto eso podía también quitarle su privacidad a Hyun por saber leerle. Buscó en cada emoción si había algo que alcanzaba a decirle qué estaba ocultando.
Fuera de sus entrenamientos, donde más podía percibirlo relajado, Loey dirigió su percepción en otras ocasiones. A veces en el desayuno, otras en la cena y la comida, donde compartían espacio y al contarse cualquier cosa. Loey denotó que para Hyun esos momentos eran los de calma, porque no había nada para alborotarlo. Era un ambiente sano, lejos de su enojo e inseguridad.
Las llamadas eran lo que accionaba aquello. Una que otra vez lo podía sentir... como en este momento donde lo llevó a curarle y comenzó a hacerle preguntas sobre cómo se sentía.
E incluso si ya no lo llegaba a percibir, Loey había descubierto que en hacerlo obtenía gestos que ocultaban significado. El saber que Hyun casi no esbozaba ninguna sonrisa–que no tuviera dobles intenciones, porque bueno, esas eran evidentes–, le dijo que quizá se había creado una faceta seria para la gente alrededor de él, pero por dentro era mucho más (no lo dejaban mentir sus gestos).
Cada vez que enarcaba sus cejas o con una arriba, Loey aseguraba tres cosas: Hyun estaba impresionado, sorprendido o había encontrado diversión en lo dicho. También estaba ese eterno ceño, pero este no siempre significaba enojo o molestia, algunas otras veces era duda, inquietud, confusión y otras hasta la preocupación misma.
Cuando algo no le gustó, en ocasiones Hyun hacía un movimiento de nariz, como flexión al aspirar, y sus ojos otras veces se hacían diminutos si el disgusto era mucho. Se tronaba los dedos también cuando prestaba atención a un tema importante, y si algo lo preocupaba de este, su mano iba hasta su boca en puño mientras miraba directo. Si bufaba era porque te creía un tonto–lo que Loey había recibido tanto, pero alertar que eso también era para cubrir su risa ya no le pareció tan vergonzoso. Ese tipo de expresiones que él había ido anotando en su repertorio sobre cómo leer a Hyun tras percibirle... le hacía sentir feliz, de alguna forma.
Extraño, porque inició esta labor para saber más del secreto detrás de las llamadas. Ahora que tenía la información poco había averiguado nada más que las llamadas eran fastidiosas para él, y más se habían quedado él con la alegría de tener unos pequeños datos de Hyun que pocos sabrían–si acaso nadie.
Era absurdo, ¿a quién le iba a importar o por qué debería parecerle bien saber este tipo de cosas diminutas sobre Hyun? ¡No era como si lo ayudase! Solo... Loey se emocionaba con banalidades. En su evidente gusto e interés por el Capitán Byun, cualquier mínimo detalle era significativo.
Las llamadas seguían siendo un misterio para Loey, siquiera ya sabía cómo leer a Hyun sin necesidad de una percepción rigurosa. Él podía saber si algo lo tenía molesto, preocupado, divertido, con algún interés... así como excitado. Sí, en todo lo que esa palabra era.
Si acaso quiso encandilarse por saberlo, poco tuvo un modo. Al final, el deseo de Hyun por él no era discreto. Hyun se le había echado encima con mensajes de dobles intenciones desde el día uno cuando lo llamó guapo sin conocerle. Ahora que su entrenamiento había iniciado y tenían cierta cercanía mayor, la burla en algunas insinuaciones, mensajes con doble sentido y sus encontronazos provocaban algo evidente en el cuerpo de Hyun–como podía hacerlo en el de Loey, porque, astros, él no era ningún inocente y si le gustaba Hyun, le gustaba en varios aspectos. Hasta hoy, cuando Hyun entró a la enfermería mientras él lo esperaba, supo que le afectó de una manera tan solo por verle sin camisa.
Loey podría sentirse bien, agradecía que su entrenamiento le hubiera dado un poco para crecer no solo en habilidad sino físicamente, y le gustaba notar cómo su imagen podía ser más atractiva para Hyun (más de lo que ya era antes), pero...
Esa no era la emoción que Loey deseaba percibir o denotar en Hyun, no realmente. O sea... el deseo y la atracción eran dos pasos importantes en la fórmula del amor, eso él lo tenía en su diario, y aunque no todas las criaturas (Luminians) requerían de sexo para complacer y amarse, a él no le hacía ningún daño tomarlo a consideración como veía que tampoco a Hyun. En lo absoluto.
Pero ustedes como él ya debía saber que Loey quería que Hyun lo viera de otro modo. Él quería algo real, más fuerte. Aunque sus emociones todavía estaban en su propia exploración, mientras lograba descubrimientos sobre lo que era enamorarse y podía anotar algún que otro pique del progreso, si se pensaba a futuro sobre un experimento exitoso, añoraba creer que este involucraría a Hyun en su misma fase.
Suspiró. Ciertamente como tonto quiso creer que si seguía provocando ese deseo en Hyun quizá podría evolucionarlo a otro tipo de sentimiento más profundo. Algo más que la lujuria de su cuerpo, solo (como muchos de sus anteriores experimentos) parecía que estaba fallando. Fracaso haberse esperado en la enfermería sin camisa.
Bravo.
Ahí después de todos esos pensamientos y explicación (para introducirles a su perspectiva), Loey tomó la chaqueta del uniforme, y cuidadoso se la fue a poner. Ya no tenía caso exponerse si su experimento–quiso decir, Hyun– no estaba ante él. Tal vez era también la última vez que volvía a intentarlo.
Estaba fallando exponencialmente en dos de sus investigaciones: ni podía averiguar por percepción qué estaba ocultándole Hyun en esas llamadas, ni incrementar el deseo de Hyun en gusto por él.
Sin saber qué hacer ahora que eso estaba calculado, en la obviedad de que ni siquiera podía pasearse por la nave como siempre ya que Hyun estaba en su llamada importante, se sentó en la camilla donde había atendido al Capitán hacía solo unos minutos. Se cubrió su cara con sus manos hasta restregarle con el pesar de sentir que cada día su intelecto de supuesto Erudito se desvanecía más.
¿Era por no estar tan involucrado en la ciencia, sus trabajos de laboratorio o leer más allá de pura ficción humana? ¿O por qué le estaba costando tanto entender todo esto?
"Tal vez todo es culpa de las emociones," se dijo al poner sus manos sobre ambas rodillas. No era extraño que Loey hablase solo, seguro ya lo habían leído así varias veces. Después de todo, como un Erudito siempre estaba pensando y diciéndose millones de hipótesis y cuestiones que necesitaba discernir sobre las mismas. "Es difícil medir o investigar algo con las emociones. Si yo me estoy llevando tanto por ellas... ¿no seré el culpable del fracaso en mi indagación?"
Ya estaba dudando de todo. Hasta pensar que los dizque éxitos que tuvo antes como ese primer beso entre ellos en la Vigésima Primera Isla no eran verdaderos. Tal vez no significó nada para Hyun, después de todo, se lo dijo, ¿no? Lo hizo para salvar su trasero.
Nada más que eso. No un posible desarrollo de emociones, sentimientos hacia él... al único que había afectado realmente era a Loey, y Hyun...
No tenía ni idea de qué estaba pensando al tenerlos encerrados a ellos como ocultas sus llamadas.
"Ugh, ¿por qué eres tan difícil de entender, Byun Hyun...?" Fue otra vez a cubrirse el rostro. Por algún par de minutos se quedó así, y si bien se permitió malgastar el tiempo ahí sin nada que hacer más que reprenderse, sin notarlo, había llamado algo a él. Algo que se había hecho presente a nivel del suelo y que si no mirara en esa dirección al caer su frente, no habría visto; pero qué bien que lo estaba haciendo, cuando advirtió ese azul luminiscente ante él, se asustó para botar y casi irse atrás en la camilla si no reconociera la figura de Zzar como el canino que Hyun le había explicado lo seguía a todas partes como algo de su trabajo. ¿Por qué Zzar estaba ahí cuando era la consciencia emocional de Hyun y debería estar siempre cerca o conectada a él?, esa podía ser la pregunta real, mas, Loey no la hizo. Más curioso por ver dicha imagen solo dijo: "Zzar, ¿qué...?"
"No hay tiempo. Tienes que venir, Hyun te necesita en la sala de controles."
"¿Eh?" Zzar vibró, su imagen hizo interferencia, y aunque dio tiempo suficiente para que él se intrigara, no mucho para pensar lo que ocurría. "¿De qué estás...?"
"¡Pronto! Es urgente, Park–" entonces, desapareció.
Dejó ahí a Loey con la misma duda de siempre: ¿qué?
No quiso girar por mucho en torno a ella, ya se estaba fastidiando de hacer hipótesis malas. Quizá su lado analítico e investigador le iba a regañar por olvidar el primer factor de todo Erudito; e igual se decidió darle una prueba. Saltó a las acciones, dejó atrás todo el pensamiento, análisis, formulación de ideas y experimentación para buscar resultados.
Hyun lo necesita, ¿no?, eso le dijeron, y si era Zzar la que lo había dicho, ¿por qué no creerle?
Salió de inmediato. Primero lo hizo un poco alterado, casi en la preocupación de que detrás de esa puerta de enfermería encontrase una catástrofe, y trotó por el pasillo hasta que en unos pasos se quedó ahí. A meros metros de la sala de controles, donde se detuvo a tiempo porque Hyun seguía de lo más normal sobre su asiento de piloto ante un monitor expandido por su ventanilla.
Era su llamada, eso debía estar haciendo aún y no veía riesgo alguno del por qué él tendría que acercarse más o creer que Hyun podía necesitarlo.
¿Por qué le habría pedido Zzar aquello? ¿Acaso se la imaginó o fue algún fallo...?
Alejado y con la asistencia de la menor luz en esa zona, Loey se dio el tiempo de fruncir el ceño, pero no se molestó mucho por averiguarlo ni para mortificarse porque al menos no parecía que Hyun lo hubiera advertido.
Entonces, se iba a retirar para seguir dando esa privacidad de la que habló Hyun se merecía en su trabajo–respetuoso siempre él de procurarlo–, al menos hasta que oyó una voz. Venía de la pantalla en la escotilla pintada en tonos naranjas como siempre cuando veían los mapas, los datos y controles. No le habría interesado mucho si no fuera porque esa voz le pareció peculiar, era muy suave, un poco honda, pero femenina.
Estaba mal discernir qué o quién podía ser masculino y/o femenina cuando Loey bien venía de una sociedad donde eso no hallaba límites ni diferencias, mas, él iba a admitir que sí lo encapsulaba a veces de alguna manera. La voz que escuchó al mirar hacia abajo en su incertidumbre de por qué estaba ahora ahí le sonó tan melódica que no evitó elevase sus ojos para ver a quién le pertenecía.
Definitivamente no era Hyun, era la persona en la pantalla, y esta era...
«Wow», fue su mejor forma de describirlo, aunque otra parte de él también pensaba lo obvio: «Hermosa».
La persona en la pantalla lo era sin duda para él. En sus estándares de belleza que seguro para cualquiera serían diferentes, Loey no veía razón de meter a tal criatura (humana posiblemente, si tenía relación con el trabajo de Hyun) en una categoría menor a esta. Con ese rostro ovalado de una barbilla en punta, ojos rasgados de forma elegante, nariz pequeña y respingada, boca chiquita, pero labios gruesos, pómulos altos, frente despejada sin cejas y una marca de tres líneas en el centro que no disminuían la belleza por ser de alguna forma más excéntrica, enmarcado todo en un cabello corto, oscuro y lacio lo simbolizaba.
Linda, bella, guapa, preciosa, lo que fuese, de una u otra manera se le tenía que reconocer. No solo por Loey. Con todos esos atributos, ¿habría alguien que no la llamara de esa forma?
Lo reafirmó cuando, después de sabría qué estuvo diciendo Hyun en medio de su respuesta, esbozó una sonrisa dulce, y aunque sus ojos desaparecieron por elevar ambos pómulos sobre ella, le dio otro toque tan bonito que le hizo querer apreciarla más.
¿Un ser podía ser así de bello?
«Bueno, Hyun podría considerarse...»
"Claro, y por mina de oro me quieres decir que vas a tardarte otra infinidad de meses para terminar con la misión, ¿no?" Oyó, lo que le trajo sorpresa. Tan enfocado como estaba en las imágenes y menos en el sonido, no creyó identificar algo, pero esa voz al ser reconocida como parte de toda esa belleza no le fue posible pasarla más. De a poco, los sonidos se hicieron palabras y estas oraciones, hasta entender un mensaje que se impresionó el doble de estar escuchando, porque él no debería, no si era la llamada confidencial de Hyun. Él tenía que retirarse. "No puedo creerlo, Hyun, ya estás por cumplir el año allá afuera, ¿y todavía no hay un verdadero avance?"
"Sabíamos que esto iba a ser difícil, el prospecto de F.I.R.E. está a más de cinco años de posible resolución, no sé por qué te estás quejando," eso fue lo que pensó, solo no lo que hizo. Al preguntar por qué no se estaba moviendo, se quedó ahí y vio a Hyun más que a la persona en la pantalla cuando él habló, mientras se inclinaba con cierta coquetería que a él no le era desconocida. No porque Hyun había actuado así con él también cuando creía estar insinuándose. «E-Eso significa que para él no es...» "¿O qué? ¿Ya me extrañas tanto, TaeYeon? Para querer que vuelva a estar contigo pronto entre tus brazos."
Inhaló un aliento. Esas palabras lo habían dejado más que inmóvil, estaba estático. Una parte de él no se aseguraba de haber escuchado cosa similar. Probablemente solo fuera una equivocación de sus oídos, porque Hyun no podría hablarle a alguien más así, no cuando era a él a quien... al que...
Parpadeó con cero garantías de poder continuar la oración anterior. ¿A quién estaba engañando? Hyun y él no tenían nada que los relacionase, nada más que eso de ser amigos como se declararon hace poco más de un mes, pero incluso así eso no los hacía únicos ni para reclamarle. Si Hyun les coqueteaba a otras personas, ¿quién era él para escandalizarse?
«Tal vez no es lo que crees, recuerda que él es bastante extraño en su forma de expresarse. Seguro lo dijo como broma, esta persona podría ser una amistad, un familiar, alguien con quien se lleva de esa forma sin dobles intenciones...»
Si se quiso consolar pensando en eso, le duró poco. Al minuto siguiente que la persona en la pantalla respondió a la insinuación de Hyun con otra risa y un acomodo a su cabello detrás de su oreja, le vino una ola de emociones que no deseó percibir, pero le fue inevitable. No sabía cómo se sentía la persona en la llamada porque no estaba ahí físicamente, así que bien supo que lo que acababa de percibir eran las emociones de Hyun.
Todas se leían llenas de un deseo inconmensurable. Mucho mayor de lo que alguna vez creyó sentir hacia él. Entonces, eso era, ¿no? Ahí estaba la razón del por qué su experimento de un gustar estaba fallando.
¿Cómo podía competir contra esto? Loey era un tonto. A comparación de tal persona, ¿qué tenía que ofrecerle él a Hyun? Si ni aún sabía bien defenderse...
"Deja de decir estupideces. Enfócate en lograr tu trabajo y tráeme buenos resultados la próxima vez. Quiero esa mina de oro que dices, entrégala lo antes posible. ¿Te queda claro?"
"Sí, señora. Como el agua."
"Bien," terminó su conexión de esa forma, y aunque Loey escuchó más por quedarse, poco le interesó al tener los puntos obvios.
Hyun al frente solo se quedó ahí pensando, entre suspiros y sobarse las heridas del entrenamiento aún sanando, sintió que necesitaba algo pronto para distraerse o refrescar su propio ser. Mentir no era tan fácil, hacerse el más inocente y poner la mejor cara cuando bien sabía que mucho estaba en juego era justo de pesarle.
"¿Qué mina de oro debes de entregar, Hyun?" Nada de eso fue considerado por Loey cuando decidió que ya no estaba tampoco para fingir. Al salir de su escondite y traer un susto en Hyun, lo vio voltearse con tal rapidez que hasta debió dolerle el cuello. Él no hizo más para preocuparse. Quería saber la verdad si ella al menos podía apaciguar ese dolor inminente.
"¿Loey? ¿Qué demonios haces aquí?" De sorprendido, Hyun pasó a molesto, y aunque eso sí llegaba a apurarle, Loey no retrocedió ni un paso cuando se enfrentó al terrible ceño de un disgusto enorme del humano. "¿No te dije que te fueras? Estaba en llamada, no podías estar por la zona de controles. Esto es confidencial, ¿acaso escuchaste...?"
"¿Crees que si hubiera escuchado todo lo que le dijiste a esa persona te estaría preguntando de qué mina de oro le has hablado?" Él también alzó la voz con cierto enojo y molestia que no veía por qué expresar, ya que no estaban en una discusión. No en serio. Hyun se percibía más tranquilo para verlo de esa forma, y ahora hasta confuso estaba, seguramente porque no entendía qué lo llevó a enfurecerse. "¿Vas a decirme?"
"No tienes por qué saber de lo que hablo con mis superiores. Habíamos establecido específicamente que lo que me incumbía a mí en mi trabajo no iba a relacionarse contigo. No sé por qué pensaste que podías de repente aparecer, si fue accidental o a propósito, espero no vuelva a repetirse."
"¿O qué? ¿Vas a molerme en el siguiente entrenamiento? ¿Me regresarás a Lumiscia en el siguiente viaje? No puedes ni hacer eso, porque aún no encuentras mi planeta."
"Y no necesito encontrarlo para deshacerme de ti. Te puedo meter en una vaina de escape solo para que te vayas y navegues por tu cuenta en el espacio. ¿Crees que no puedo hacer algo contra ti?"
"Claro, porque eso es lo que haría un gran amigo, ¿no? Tirar al otro en la nada como si fuera basura."
"¿Qué demonios te sucede? ¿Por qué me estás discutiendo esto ahora?"
"¡Porque no entiendo por qué me estás ocultando las–!"
"¡Porque busco protegerte!" Esa no se la esperaba. Mientras soltaba su fastidio en los reclamos de un error tras otro, cuando quiso quejarse de por qué Hyun no le había dicho la razón de las llamadas, no se imaginó que él llegaría a cortarle antes y decirle aquello. No sabía si había supuesto que hablaba de ocultarlo... a sí, ocultarlo a él. Si eso se entendía y Hyun iba hasta pararse para ponerle seriedad, no quiso preguntar, no cuando necesitaba darle el tiempo de explicaciones. "Nadie debe descubrir que estás aquí, ¿bien? En mi trabajo no lo saben, nunca informé que te había encontrado hace más de tres meses navegando en el espacio, y sé que estuvo mal, pero aún no pienso que sea lo indicado. Si lo saben, pueden sancionarme, y no sé qué te harían a ti. Tú eres un riesgo para mi misión, puedes provocar una catástrofe."
"¿Estás queriendo decir que soy un problema para ti?" Bajó el volumen, así como su tono al inquirirle. Hyun liberó un aliento, incrédulo al serle obvio el gesto a Loey sin percibirlo. "¿E-Es porque soy un bruto...?"
La pregunta dicha con su propia inseguridad trajo un feo ceño en el rostro de Hyun, sus ojos incluso se empequeñecieron, lo que para Loey era una obvia señal de que le desagradaba lo que estaba oyendo, pero él... ya no sabía qué parte, si lo último en específico, si el solo seguir tratando esto con él, toda la conversación en sí, su presencia porque no le parecía lo más deseable como podía ser la de aquella persona en su pantalla o qué...
Qué, ya no sabía ni qué. Cuando creía poder leer a Hyun incluso al percibirle, no estaba seguro. Hyun era complicado. Su tono y voz decían una cosa, pero sus gestos y sus percepciones algo diferente. ¿En qué podía fiarse?
"¿Eso es lo que crees?" Hyun lo sorprendió una vez más preguntándole tal cosa. Y aun cuando deseó contestar, su boca solo se abrió titubeante, sin palabras. Suficiente para permitir que Hyun se acercara hasta él y la cerrase con su mano en su barbilla para bajarlo a su nivel de visión. Tan cerca. "Entonces, demuéstrame lo contrario. Demuéstrame lo que sabes hacer bien, maldita sea."
Mil y un dudas volaron en su mente. El indescriptible deseo de hacer algo más al estar tan cerca de él lo inundó casi pensando que este era un buen momento para demostrarle lo que él sabía hacer, en su posible convencimiento de ser mejor de lo que Hyun comparaba con otras personas. Sin embargo...
Todo lo acalló solo para asentir y aceptarlo.
Hyun lo soltó después, y aun serio, se fue de ahí sin compartir ninguna otra oración.
En lo que él recuperaba la respiración de tal intensidad. Aún seguía inquiriendo qué fue aquello, mas, no titubeó tanto. Había sido claro en una cosa e iba a cumplirla: tenía que demostrar que él era más de lo aparente.
・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚
Y así llegamos con otra partecita de esta historia. Digamos que desde el inicio hasta ahora hemos cruzado un arco... con algunos pequeños ¿sub-arcos?, como ramas en las que se ha ido diversificando para conocer y entender más de los chicos (entre el modo introductorio del principio), pero aunque aún no digo que ya estemos cerrándole, no nos falta mucho para hacerlo...
Algo bueno se viene aquí, la historia ha ido muy slow-burn, recordándoles que a mí me fascina hacerlas de esa forma, con un ritmo lento y ligero (je, je), pero eso es porque cuando las cosas pasen, nadie va a detenerlas. Iremos ahí con todo... yo advierto 👀
Esperen al siguiente arco para verlo, no falta mucho~
💥 Mientras tanto, ¿qué me pueden decir aquí? Hubo poca acción, más modo narrador, pero eso es porque estamos justo en la transición de un arco a otro, y pues... lo cierto es que también en las descripciones se van conociendo más cosas de los personajes, ¿no creen? 🫣
💥 ¿Algo que decir sobre la narración de Hyun y/o de Loey? ¿Comentarios sobre cómo ambos se van sintiendo y ellos creen?
💥 ¿Qué pensaron de la palabra clave? Si ya leyeron The Ways of the Universe, deben saber... y sobre ese punto: ¿qué sintieron sobre Loey deteniendo su entrenamiento de hoy? Sobre su conversación con Hyun...
Loey se está volviendo más osado al hablarle, eso sí, aunque a veces le cueste, ya comienza a manejárselo mejor 🤭
💥 Una más: ¿tienen opiniones sobre lo que Zzar hizo con Loey...? ¿Razones por las que creen que se apareció así de repente ante él? 👀
Para comentarles, TaeYeon no se irá pronto de esta historia, quizá no sea un personaje tan recurrente, pero la tendremos más y más apareciendo pronto... y no voy ahorita para que la odien (ni aquí en la historia como alguien ficticio ni en el mundo real—obvio), aún hay más que desentrañar con ella... van a verle 😬
Comentado todo aquello, quedo para agradecerles sus votos, comentarios y lecturas. Espero les siga gustando cómo avanza esto y continúen al final conmigo para descubrir cómo se desenvuelve la historia de este par. Nos leeremos en la siguiente parte, ¡hasta entonces! 💙
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