Capítulo 5: Ese horrible verde moco




Muchas cosas habían pasado desde esa última exploración. De alguna manera, Hyun se había visto fácilmente envuelto y llevado por el interés de Loey sobre buscar, conocer y vivir mucho más dentro de lo que era su extenso universo. Y aunque bien se redujo su búsqueda a solo unos cuantos lugares como los posibles destinos que podrían viajar (considerado su filtro después de señalar la cercanía de su antiguo encuentro), eso no quitó que los manejasen bien por un tiempo.

Un mes había pasado: viajando y descubriendo o redescubriendo algunos planetas. Los que no estaban nombrados llamaban más la atención de Hyun, por supuesto, pero eso no quería decir que no hubiesen intentado explorar algunos con nombres particularmente extraños, de poco conocimiento y registro en su base de datos sobre la mayor curiosidad que hasta al Capitán le podía provocar averiguar a qué se debería aquello.

Un mes... era mucho tiempo, si a cualquiera le iban a preguntar. Hyun justificaba el hecho de que no podían siempre o todos los días salir a explorar. No cuando en muchas de las ocasiones acababan como las últimas dos. Entre agitación, temor a una muerte cercana, descubrir que los planetas no eran ese inocente lugar que la imagen les propiciaba y estamparse con la dura realidad de un mundo sobre el que todos sus medios buscaban deshacerse de ellos... bueno, sin duda no había modo de asegurar que de un día para otro ya estuviera listo para ponerse en acción de nuevo.

Hyun se había tomado sus días de descanso. Un poco para que Loey también se acostumbrara a su rutina, y aunque no eran los mejores compañeros al momento de compartir espacio en una misma nave en la que pasarían su tiempo libre... le había dado para conocer mejor a esta criatura.

Loey era en todo su esplendor una pieza que le interesaba. No en el aspecto carnal, Hyun pensaba más que en estos días Loey había llamado su atención en cuanto a sus características respuestas. Esa forma de asustarse con facilidad, su torpeza tan sencilla, el fácil modo en el que confiaba con ingenuidad y su sincera habla eran peculiares, sin cuestión. Pero ver que al mismo tiempo hubiese una llama de intelecto puro, seguridad en lo que hacía, determinación y rapidez para aprender o entusiasmo a recibir más, más y más, atraía en todos sus sentidos.

No sería la primera vez que Loey había tenido una conversación de mera curiosidad, tras intentar hacerle plática mientras él solo escribía reportes o revisaba actividades y hasta en su hora de comer o descansar sobre el asiento de Capitán como un completo flojo, Hyun ya le conocía todas estas. Bien había evitado decir más de lo necesario, compartía en cuestión de recibir algo a cambio. Esa era la facilidad, Loey sin saberlo le decía tanto cuando él contaba poco, mas, si algo había escuchado no era más que bazofia.

A Hyun le podría dar curiosidad, pero saber la diferencia entre llamar a un superior Divinidad o Divinidad Suprema no eran datos que lo dejarían despierto por la madrugada (en horario humano). Más le sirvió todo ese mes para descubrir que Loey podría ser algo un poco más que un bruto como antes fue a describirlo, un hombre perspicaz (si esas tardes donde bien quiso aprovechar su cansancio para averiguar más de su misión por la que él solo rio, bien en claro cómo no se lo diría, aunque fuese hablando dormido), y sí, para reanimar su interés carnal, no tenía preguntas.

Vamos, que Loey estaba como él quería. Hyun no era un ciego, a Loey bien podía hacerle falta un poco de ejercicio, esa altura le hacía maravillas, pero los brazos tan delgados y cuerpo larguirucho debajo de su uniforme ajustado denotaban cómo había entre ellos algunas diferencias. Eso no quitaba que él pensase un poco en lo que aún podría hacer si se lo permitía. Sus porciones flacas se podían cubrir si hallaba un buen trabajo, y si se fijaba en su cara guapa, el paquete era una (posible) garantía. Además... si Hyun era honesto, tenía mucho tiempo sin hacerlo, como... en serio, mucho.

No era que tener sexo fuese una completa necesidad para su vida, muchos seres en este vasto universo podían vivir perfectamente sin hacerlo, y él no era la excepción, había tenido seis arduos meses en esa maldita nave sin la compañía de alguna otra persona más que la propia, así que... sí, estaba capacitado para sobrevivir sin sexo. ¿El problema? Como que, si pensaba en eso, en realidad se daba cuenta de que bien podía cogerse lo que fuera. De verdad, no estaba seguro de si en otra situación le llamaría mucho Loey o no, pero estos días estaba bien.

Si Loey quería, él quién iba a ser para negárselo. Obvio, no había pasado. Un mes metidos en esa nave mientras arriesgaban sus preciados culos (en ocasiones, no siempre hallaban un planeta devastado que quería matarlos, algunas veces solo era tierra y... eso, nada más que un miserable panorama sin prometer exploración o encuentros extraños), y en ningún momento había pasado nada más que insinuaciones que subieran un poco de tono.

Hyun conocía sus límites, por supuesto. Que se burlara o hiciese un par de insinuaciones a Loey no quería decir que lo iba a presionar. En general, nunca había hecho un movimiento que fuera más allá, el toque físico existía, pero nunca lo daría sin un consentimiento. Era un hombre, pero no uno sin cerebro. Y estaba ahí para hacerse todas las fantasías que él quisiese en su cabeza sobre Loey, mas, nunca alguna que se hiciera realidad por importunarlo.

Todo un caballero, ¿no es verdad?

Tenía que decirlo, después de todo, bien le había dado tiempo suficiente para explorar como tanto él quería. Con algo de su propia ganancia, claro. Hyun no iba a ignorar que había explorado más planetas de los que en seis meses de misión podría, y aunque eso era porque había estado un poco perezoso y poco quiso visitar algo más cuando entendió era como buscar la aguja en un pajar (con un universo tan inmenso, ¿cuándo iba a acabar si solo se ponía a viajar de un sistema a otro?), tener a Loey como motivación en su búsqueda de esa tan nombrada Lumiscia le había hecho sentir que quizá sí avanzó mucho en su trabajo.

¿Algo que le tuvo un poco mal? Saber que había hecho al menos tres reportes de misión y no había mencionado nada sobre Loey o su encuentro con la cápsula quizá podía dar con eso.

¿Por qué?, es lo que se preguntaba, pues sabía muy bien que en algún punto lo tenía que hablar, era su labor y tal vez fuese necesario proceder mejor en lo que hacía. Sin embargo, al no querer pensarlo mucho, supuso que podía continuar en sus investigaciones de campo.

Le había gustado, era divertido, ¿no lo dijo? Ver a Loey emocionarse y sorprenderse tanto por las cosas más sencillas como era descubrir algo nuevo, plantas que le hablaban, animales que cambiaban de color, pisos derretidos que podían hacerlo caer como si hubiese entrado en agua y mucho más era único. Que alguien lo acompañase en su soledad después de tanto tiempo, también era un extra.

No era la mejor compañía, pero sí, la disfrutaba un poco. Siempre tan curioso y tierno...

«Eso es que te gusta, Amo», Zzar le dijo en una de sus noches que volvía a pensarlo. Tras cerrar el grifo de su baño al terminar de lavar sus dientes, y sacudir la cabeza mientras se reía por recordar cómo Loey se habría sorprendido al explicarle cómo era que la comida se hacía sola en la nave por medio de su inteligencia (y la comida no era algo real, solo materia modificada en forma y sabor para aparentar lo mismo que entre civilización humana se comía hoy), no esperó escuchar a su consciencia. Pero claro que ahí estaba, siempre atenta a sus pensamientos, quizá más esos cuando denotaban una emoción en su persona. Lista para reducir en su rostro su sonrisa. «Está desarrollando sentimientos por Loey, lo sabía, ¿no?».

"Por supuesto que no, eso es ridículo. ¿Por qué lo haría? Decir que me gusta es un término muy fuerte, Zzar. Claro, que me gusta en lo físico, lo admito. Si él quiere que duerma hoy con él en su cama, ¿quién soy yo para decir que no? Pero ¿crees que eso tiene algo que ver con ser romántico?"

«La atracción física es un punto determinante para cualquier hombre al sentir algo romántico por alguna persona, según conozco, Amo».

"Y vas a creer que porque admita que me gusta en físico se traducirá pronto a que me va a gustar en una forma más profunda," dijo, irónico solo al verse hacia el espejo. Zzar no aparecía ahora, quizá porque no era necesario, y aunque hablase prácticamente solo en voz alta, ellos sabían algo distinto. No era raro, era su rutina casi en todos los días desde que la misión había empezado. Se rio bajando la cabeza. "Claro. Zzar, no seas patética, no soy ese tipo de persona, ya deberías saberlo. Yo no siento igual que..." apretó los labios tal como sus manos un poco pálidas sobre la fuerza al sostenerse de cada lateral en su lavabo. "... que otras personas."

«Amo, su trauma no lo invalida de tener sentimientos», suspiró, ahí iba su consciencia emocional a funcionar como terapeuta. Asco.

"Tengo poco más de un mes conociéndolo, ¿crees que eso es suficiente para sentir algo romántico por él, Zzar? ¿En serio?"

«¿No es así como empiezan todas las relaciones?».

Hyun sacudió la cabeza. Quienquiera que hubiese programado a Zzar seguro se había basado en películas para el aspecto romántico. Esto no correspondía en nada con su misión y tampoco con su estabilidad emocional, no tenían por qué tratarlo mucho más tiempo.

Al dejarle sin respuesta, Hyun levantó sus ojos al espejo una vez y se vio. Por un segundo... solo un segundo se preguntó si acaso era capaz de sentir eso que le decían, pero en cuanto vio cómo algo en sus ojos se movía, suspiró. Con otro parpadeo, dejó de verlo. No tenía caso, Hyun no era como eso que Zzar estaba describiendo, no lo sería.

Lo dejó estar al solo irse a descansar a su cama, y metido entre sus sábanas, el sueño se llevó todas esas cosas. La mañana siguiente lo recibió con otras. Un Loey que le apareció tan pronto se abrieron sus compuertas corredizas de su habitación no fue lo que esperaba, mas, ver cómo estaba levantando titubeante el puño como si fuera a tocar le sacó una sonrisita.

Bailarina, como esa mano que después el alienígena bajó, escondió detrás, movió como si un tic tuviera hasta que la guardó en su bolsillo trasero, ignorante de lo que sobre él provocaba en lo nombrado la noche anterior. O lo que Loey mismo sentía.

"Oh, ah... hey, y-yo solo estaba..." regresó más su interés a lo que ya decía: ver esa duda en sus ojos le traía una chispa. Diversión de alguna forma, no por burlarse sobre su persona, sino por ver con ternura esos actos tan sencillos que solo se podían hacer y decir como cualquier otra cosa. ¿Por qué a Loey le costaban tanto? Hyun no lo sabría, pero era hilarante ver con qué lo iba a recibir de aquello en otra jornada. "¿Cómo estás? Eh, ¿y-ya listo para nuestra siguiente búsqueda?"

"Hola," respondió, y aunque siguiese en sus prendas de pijama con ese pantalón deportivo gris y playera negra (en serio, algo tan sencillo), notar la mirada apreciadora de Loey que no fue nada disimulada para darle una barrida hasta tragar duro, pudo con su ego. Cruzado de brazos, se jactó de ser tan guapo incluso en primeras horas. "No lo sé, ¿ahora sí me llevarás a Lumiscia?"

"Hum..." le gustaba saber que aún podía tenerlo en su meñique, que era muy posible atraerle a una persona, incluso cuando no fuese el mejor ni por lejos, y que todavía después de tantos meses sin haberlo hecho siguiera provocando solo con una mirada. Loey era su perdición en ese aspecto; definitivamente un ser vivía sin sexo, pero no por mucho tiempo. "S-Sí, quiero decir, eso espero. C-Creo que al ver un poco el mapa universal encontré un planeta que podría ser interesante para investigar, y como han pasado unos días desde nuestra última exploración, pensé..."

"Claro. Te has levantado tan temprano para eso. Bueno, lindura, yo todavía no me he puesto mis bóxeres siquiera, ¿te importaría si tomo un poco de tiempo para despertar y vamos a verlo?"

"¿No estás usando ropa interior debajo...?" A veces él juraba no había nada qué hacer con Loey, él solito se ponía. Con una mirada hacia abajo y su sonrisa, el oscurecimiento de su piel se lo dijo. Loey hizo todo aspaviento excepto el necesario. "O-Oh, p-por supuesto, e-eh, supongo entonces... ¡Sí! Quiero decir, s-sí, claro, tómate tu tiempo para estar listo. Yo iré mientras a-a..."

"¿Prepararte para mí, guapo?"

"Prepararme para... ¡no! Digo sí, o sea..." hilarante, ¿no piensan? "Ya me voy, te veo en la cabina."

"No te pongas muy ansioso, seré bueno contigo, Park," suficiente con su insinuación. Loey había corrido, literalmente al desaparecer por su pasillo a donde dijo. Le permitió volver sobre sus pasos, y al encerrarse en su cuarto, hizo también lo propio (después de una risita). Iban por otra aventura.

Listo ya con su uniforme usual, dejados minutos atrás para que Loey mismo se calmara, Hyun se le unió en la cabina, y ante el visor de mapa universal que estaba ampliado en la escotilla principal para indicar específicamente los puntos señalados de su exploración, se puso manos a la obra.

Loey aún podría haberlo visto con ligera pena, el calor en sus mejillas volvió por reconocer que el aspecto simple en Hyun se había perdido y regresaba su profesional; sin embargo, no fue destacado. Al traer sus ojos solo a esos puntos que quedaban después de eliminar las zonas que exploraron en sus anteriores días, Hyun lo vio con una duda.

"¿Cuál es el lugar que investigamos?"

"Oh, hum... es este. No sé cómo denominarlo porque el sistema de datos no lo tiene catalogado de ninguna forma. Y como tampoco tengo tu autorización para que revise el reporte del lugar, no podría decir mucho sobre lo que sea, pero..." si Hyun escuchó reproche en ese último comentario, lo ignoró por completo. No importaba qué tanto Loey le expresase molestia o resaltara labios de puchero como un niño, él no iba a ceder y darle acceso a su base de datos, no si eso guardaba los secretos que como Capitán del Sistema se le habían confiado. Soporta. "... creo que hay algo peculiar en lo que muestra."

"¿Qué es eso peculiar de lo que hablas?"

"El planeta tiene una forma," Loey se lo dijo, y aunque bien lo vio por la imagen que mostraba al ampliarlo sobre la pantalla, no veía lo mismo que el Luminian, no cuando todos los planetas para él eran iguales: solo esferas redondas, perdidos entre el espacio solitario.

"Sí, es circular, ¿y eso es especial porque piensas...?"

"No, no se trata de eso. Hyun, es más..." Loey extendió una mano, y aunque casi estuvo por tocarle un hombro–casi–, Loey se retrajo con sus dedos en un puño hacia su pecho de nuevo. "El planeta no tiene mucha tierra, es más agua."

"¿Agua?"

"Sí, ¿no puedes verlo? Prácticamente es como si el planeta fuese solo una isla."

"Oh, sí, claro, puedo verlo," asintió, ya enfocado en la imagen. Ese planeta estaba dando vueltas, era una imagen real, tal cual estaba en su sistema solar, y al verlo con claridad, aunque el tono anaranjado en su pantalla lo cambiara, vio a dónde Loey iba. "Y tú dijiste que Lumiscia era eso, ¿no? ¿Una isla?"

"Técnicamente lo es, o sea... si contamos mi tiempo en las aguas de Lumiscia donde en realidad descubrimos que podía haber algo más en las profundidades que no se explora (por el bien de los Luminians), no, pero eso es abajo. Arriba solo existe: Lumiscia como una gigantesca isla conectada por una civilización pequeña."

"Y tienen toda esa agua en el planeta..." Hyun destacó, poco interesado por escuchar los comentarios aleatorios del Luminian sobre su experiencia. Que sí, lo había oído por ahí detallar cómo había estado en el mar, tripulante de una embarcación o algo... qué importaba, no era interesante si no servía para su misión. Hyun iba al grano. Nada de habladurías. "Entonces, ¿crees que esa podría ser Lumiscia?"

"¿Es una posibilidad? En similitud, te lo diría, pero quién soy yo para discernirlo, sin el reporte general..."

"Me haré cargo de revisar eso por mi cuenta," lo cortó antes de que continuase lloriqueando. Loey aún lanzó un suspiro que poco pudo preocuparle. Hyun tomó asiento para comandar ajustes a su nave en el viaje que ahora harían. De una misma forma, Loey se vio sentándose en su silla, conocedor del proceso. "Vamos a hacer nuestro viaje para allá. Y esperemos encontrar después de todo este rato lo que buscamos."

"Sí... e-emocionante, sin duda," no hubo verdadera emoción en esas palabras. Sin embargo, apenas se fijó. Hyun ya los tenía enfocados en su trayectoria, que a Loey entusiasmara o no, no se evaluaba. Solo el estar cerca de cumplir con su objetivo.

Costase lo que fuera.

・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚

Dentro de la base de datos del Sistema, Hyun no vio que se dijera mucha cosa sobre ese planeta. Lo nombraban la Vigésima Primera Isla, lo que no le decía mucho más que confirmar lo hablado junto a Loey en un principio. Tenían una isla en ese planeta, era todo lo que había: un pequeño pedacito de tierra y nada más que pura agua a su alrededor.

Llamarle la Vigésima Primera le pareció curioso a Hyun, obviamente averiguó, y cuando descubrió (mientras leía sus datos en su lector de muñeca, tras dejar el piloto automático y alejarse con la excusa de preparar su armamento en la hora de viaje que tenían–como Loey podría estar haciendo, pero estaba claro que él nunca hacía por su cero uso de armas, y el interés por ver cómo corría el universo frente a su escotilla con esa ilusión de un mundo nuevo) era porque había otras veinte islas más registradas como planetas del Sistema. No existían más que 21, siendo esta la última que se descubrió en ese momento de la historia del humano en su exploración por encontrar su Nueva Tierra. A Hyun le pareció eso muy interesante, y se preguntó si acaso debería averiguar dónde se localizaban las otras veinte islas.

Sin embargo, de momento fue a explorar aquella. Aterrizó su nave de vuelta en su posición de Capitán cerca de lo que parecía ser su costa. Él se puso su casco y protecciones de inmediato, y aunque Loey ya estuviese igual, tan emocionado como siempre por ver nuevas cosas, no lo vio esta vez salir antes que él como en las anteriores ocasiones.

"¿No estás entusiasmado por saber qué hay allá abajo?" Dijo, ya que la compuerta estaba abierta. Ante ellos se exponía un terreno parecido a una playa... o lo que los humanos conservaban como playa en su forma artificial. La Nueva Tierra no era igual a lo que se conoció de la 'Vieja' hace siglos; eso no quitó que los humanos le buscaran una apariencia similar, la modificaron–como siempre hacían con todo a su paso–, y en su gusto, dieron la estructura de unas, para que Hyun muy bien supiera cómo era. Esa arena dorada, blanca y beige que seguro se sentía suave y calientita al tacto, con el sol en un cielo despejado para darle característica tal, y a unos pasos de su nave y donde ellos estaban, la extensión de un mar azul tan claro con olas chocando a su derecha daba el aspecto de un paraíso como Hyun tenía tanto sin ver ante sus ojos.

¿Por qué veía en los de Loey todo lo contrario? Era un misterio. Lo fue más con su respuesta.

"Se parece tanto a casa," no le dijo lo que se esperaba. El tono con el cual habló tampoco fue el imaginado. Decía todo menos una contestación a su pregunta. Loey tenía una sensación de pesar y pena, lo que para Hyun no debería traducirse cuando alguien hablaba de su casa.

Era casi tanto como él podría decir sobre la suya...

"Entonces, ¿crees que esta sea Lumiscia?" Tampoco hubo respuesta. Loey se quedó mirando fijamente al exterior, y sin dar un paso o alguna moción, entendió que tal vez él debía ser quien las diera si quería salir de esto. "Bueno, se ve como un lugar bonito. Muy paradisiaco, ¿será posible que nos maten aquí hoy?"

"La gente de Lumiscia nunca ha recibido alguien de afuera, quiero decir, de un espacio exterior. Es lo que te había dicho, yo fui el único en creer que había más en este universo. No estoy seguro cómo te recibirían siendo un humano, o sea, otra especie (lo que es muy notorio si vemos que desde tu piel hay algo distinto)," Hyun apretó los labios, no había razón de explicar por qué fue eso. Decidió bajar en cambio por la rampa y poner sus pies sobre la arena, junto a Loey que lo tuvo que seguir al continuarle hablando. "Pero no creo que sea malo, tú no eres una amenaza para el Pueblo, eso puedo comprobarlo yo y en general, no somos una población hostil o parecido."

"¿Piensas en verdad que la raza humana no debería ser considerada una amenaza?" Cuestionó, y aunque Loey no le dijo nada, él le contestó en su lugar: "Tal vez deberías pensar eso de nuevo."

"Pero–"

"Parece que hay civilización cerca," Hyun notó, ya sin importar lo que Loey quisiese responder. Al señalar con su barbilla en dirección opuesta al estacionado de su nave, vieron a lo lejos lo que percibían ser casas... o algo similar. Hyun no estaba muy seguro, estas no eran como esas grandes estructuras ni tenían la arquitectura moderna o contemporánea de la Nueva Tierra. Eran como unos montoncitos de arena, casi a modo de cuevas o pequeñas montañitas que sobresalían cerca de la Costa con puertas y ventanas no muy claras, pero que Hyun sospechaba darían forma para llamarle vivienda. Y si había casas, había civilización, ¿no? Nada de eso se leía en el registro, no se había anotado datos sobre el campo de población, pero a Hyun le parecía un poco extraña la redacción de este informe. Como cuando acababas la tarea a medias, se había iniciado muy bien, pero la conclusión era mínima, ¿siquiera habían llenado todo el formato? "¿Quieres ir a revisar para ver si hay alguien en casa?"

"Si son casas de la Costa, deben ser casas de gente Blanca," arqueó una ceja. Eso no quitó que él ya se pusiera en marcha. Más intrigado por este asunto del reporte inconcluso, Hyun sacó su espinita de buen explorador y decidió irlo a averiguar. Su fuente de agua estaba ahí, tan cerca, y quizá si él quería terminar rápido con la parte de su misión solo necesitaba ir y recoger una muestra; sin embargo, no estaría satisfecho solo de esa forma. Sería Loey que le había incentivado la flama de exploración o solo su curiosidad, Hyun pensó que no costaba nada si se permitían unos minutos afuera. "O sea, la gente de dinero, los ricos, de la nobleza, con mayor poder o como sea que le quieran llamar en tu Pueblo."

"¿Y es aquí donde vives, acaso? ¿Reconoces alguna de estas casas?"

"Hum, bueno... no, pero es porque yo casi no puedo pasearme por estos lados. S-Si realmente estamos en Lumiscia, claro, aún no estoy seguro. Hay algo en el cielo que no me convence."

"¿El cielo?"

"Aja. No sé, se ve... distinto. Pero puede ser solo un poco más de viento que cambió el panorama. De cualquier forma, si tengo permitido ir a la Costa solo es por mi función como futuro Guardia Divino. Eso se reduce a ir hasta la casa de sus Divinidades Supremas..."

"Uy, con lo mejor de lo mejor," se burló, sin que Loey le siguiera.

"... o para ir de exploración en entrenamientos y actividades de campo, a veces acompañando a su Divinidad, pero eso está igualmente reducido. Su Divinidad es un hombre que se ha independizado mucho, no nos da trabajo."

"¿Quieres decir que este podría no ser terreno conocido para ti?"

"No estoy cien por ciento seguro de decir eso, yo... he explorado algunas cosas por mi cuenta, y sé que su Divinidad vive en la Costa de Lumiscia, fuera de lo que es el Palacio, pero todo esto... no lo sé, no me parece fami..." la voz de Loey se cortó de una cuando llegaron al primer montoncito de arena-casa, y Hyun pudo entenderlo. La casa en su figura descrita desde lejos estaba, pero con la puerta medio abierta, Hyun y él solo pudieron ver una casa completamente deshabitada. No había ni siquiera muebles o algo dentro, era como si alguien hubiese levantado los cimientos de una construcción y la dejara de esa forma, nunca para ser casa muestra. Porque no había nada más que paredes de una arena beige y los espacios divididos para darle el aspecto común de vivienda, sin ningún lujo o diseño especial que pudiera darle la idea de que un noble como tal vivía ahí ahora. "... liar."

Apenas terminó lo dicho, más de forma ausente o suelta al aire, quizá por tener la palabra en su boca. No obstante, el ceño que se fue frunciendo en su rostro azulado le dio para que él lo imitara, intrigado por lo que Loey podría estar viendo.

"¿Qué no es familiar para ti en todo esto?" Preguntó, tan inquieto como lo ponía. Loey no le dio respuesta, lo que hizo mella en su curiosidad de explorador. No pudo hacer más que insistir y seguirlo cuando Loey decidió ir al siguiente montoncito-casa para asomarse por la ventana abierta. "¿Loey?"

Fue el mismo resultado. Hyun lo vio, aunque este montoncito-casa no se mostrara con la puerta abierta como la anterior donde claramente les daría la vista de un hogar deshabitado–ni siquiera un hogar, si pensaba en que nunca hubo nada dentro–, la ventana estaba despejada y sin transparente material para notar que no había nadie ni una cosa en lo absoluto en su interior. Como se fijó en la siguiente casa por otra ventana, en la siguiente por el hoyo en medio de la puerta y en la siguiente de esa siguiente y más por cualquier lugar que les permitiese.

Era un pueblo fantasma.

"¿Loey...?"

"¿H-Hola? ¿Hay alguien aquí...?" Loey comenzó a tocar las puertas y ventanas. De un montoncito-casa a otro, habló en esa lengua que para él y su traductor universal era incomprensible en su totalidad. Pero no le impidió seguir, con tono desesperado, fue de uno a otro en lo que incluso aunque no entendiera, suponía era la búsqueda de personas... "¿H-Hola? ¿Están...?"

"Loey, ¿qué estás haciendo? Loey... Loey, basta, si querías pasar desapercibido contra amenazas, solo estás–" claro que él intervino, al acercarse a Loey y tomarle un brazo para evitar que tocara otra puerta, el Luminian lo miró y encontró la frustración en sus ojos. No pudo del todo entenderla, no sabía qué era lo que lo estaba angustiando de este modo, pero cortó todas sus palabras y las sustituyó por las que Loey le dijo en esa misma tristeza.

"N-No hay nada, Hyun, n-no hay... ¿a-acaso se esfumaron? Yo... todo este tiempo... ¿ha pasado demasiado tiempo para que todo el mundo d-desaparezca?"

Hyun entendió a dónde iba con decirle aquello. Loey tenía este temor, como si pensase que toda su civilización, lo que él alguna vez conoció, se hubiera perdido. Retenida su respiración en el miedo de lo que eso era, Hyun no tuvo más que empatía con Loey, y no pudo darle por su lado o menospreciarlo, ni siquiera para hacer una broma ante su nerviosismo tan típico en su lengua.

El problema fue que incluso si él quisiera consolarlo, no sabía cómo. Suponer que en verdad su pueblo del que tanto hablaba se borrase de este mundo por alguna circunstancia–después de todo, había pasado un mes desde que descubrió a Loey en su tiempo, pero él bien entendía cómo eso podía ser distinto para otros mundos, un día eran milenios en la rotación de otros planetas, no descartaba la eliminación de una raza de un segundo a otro por lo mismo–, no le permitió asegurarle ninguna tranquilidad. Hyun había sido entrenado para recibir las peores noticias sin ninguna emoción que complicase su trabajo.

No quitaba eso que tuviera empatía y dolor por igual, porque al final era parte de cualquier persona sana, sin embargo... se lo había dicho bien a Zzar hace un tiempo, él no sentía como otra gente en su mundo, él tenía su experiencia.

"Loey..." con suavidad, Hyun hizo lo mejor para darle paz a esos grandes ojos negros listos para derrochar por ellos su alma. "¿Realmente crees que estemos en Lumiscia?"

"Y-Yo..." no pudo contestar, no porque no hubiera la capacidad, sino porque en ese punto escucharon movimiento a sus espaldas. Ambos se giraron en sintonía, mas, no vieron nada. Lo que fuera que hubiese corrido ya no estaba–
Hyun aseguraba ser pisadas, la arena podía suprimirlas, pero su aguda audición aún reconocía algo en ese terreno. No importó, aquello motivó a Loey para indagar, quizá aferrado a la posibilidad de no haber perdido lo que conocía. "¡¿Hola?! ¿Hay alguien?"

"Loey," se soltó de su mano, y en dirección contraria a la que venían, regresó sobre sus pasos, metido ahora por el pasillo a la vuelta de ese montoncito-casa para entrar al pasadizo que daba bienvenida a un laberinto de estas viviendas una detrás de la otra. Como callejoncitos, de paredes hechas por arena altas, en la imposibilidad de ver hacia dónde se estaban dirigiendo. No se permitió perderlo de vista, Hyun siguió a Loey, aunque el Luminian fuese mucho más rápido al casi trotar con sus largas piernas, mientras seguía repitiendo ese ¿Ojahl? con voz desesperada. Él también puso de ese tono al llamarlo entre susurros: "¡Loey!"

Otro ruido de pisadas rápidas se oyó detrás de su persona. Hyun se puso en alerta, al detenerse casi en automático, volteó para ver si acaso encontraba algo, pero como lo anterior, no hubo nada. Fue tan extraño, si Hyun sospechaba de antes sobre el registro inacabado en su base de datos, ahora lo hacía más, porque no podía ser que este lugar pareciese poblado, mas, no miraran ni un alma. Claro que había planetas deshabitados, que se olvidaron y vivieron a la deriva. La (vieja) Tierra debía estar así ahora, muerta en la contaminación que el humano le dejó atrás y solo con las pocas especies que podrían sobrevivir a aquello como las cucarachas, sobre las miles de viviendas que quedaron en destrozos por los múltiples diluvios, inundaciones, cambios climáticos, incendios y tantos desastres como la naturaleza les dio en sus últimos años de su historia al tenerse harta por la mano humana..., sin embargo, algo había en esta isla que no le gustaba a Hyun.

Su instinto explorador se lo decía, Loey lo había mencionado en un principio, estaba esa cosa extraña que no aseguraba su tranquilidad, y ahora...

Ahora mismo, aunque no lo viera, Hyun se sentía asechado.

"¡Ojahl!"

"Loey," Hyun reaccionó cuando oyó de nuevo la voz de Loey gritar lo-que-sea que estuviera exclamando. Al quedarse él atrás por detenerse sin pensarlo, descubrió que Loey se le había ido unos buenos pasos. El pasillo iba en vertical, con nada más que paredes de montoncitos-casa pegadas una junto a la otra sin darle alternativa para meterse por un lateral, al menos hasta que a tres o cuatro metros se subían escaleras. Escaleras hechas de la misma arena, muy bien estructuradas, pero eso no fue a lo que Hyun prestó atención, sino que Loey ya estaba ahí, subido hasta el descanso, donde al fin se veía que hubiera una entrada bajo un marco hacia un lateral–quizá hacia otro pasillo amplio como callejón de esa colonia–, y aunque Loey lo miró en su fuerte llamado, nada cambió que algo más lo tomase de un brazo y lo jalara hacia ese pasadizo a la derecha, desaparecido así de su vista sin más advertencia. "¡Loey!"

El pánico lo apoderó de inmediato. Hyun no dudó ni un segundo para sacar sus bastones, y al irse corriendo hasta el último lugar donde vio a Loey, tras gritar su nombre una vez más...

"¡Loey!" Descubrió que del otro lado del pasillo más allá del arco no había nada. Era un pasillo de paredes arenosas, sí, pero acababa de la misma forma: callejón sin salida. ¿Adónde se había ido Loey en ese caso? "¿Loey? ¡¿Loey?!"

«Amo», el llamado de Zzar fue tan inesperado que hasta lo asustó. Porque se contuvo de soltar un golpe o un electroshock con sus bastones juntos. Al recordarse quién era esa voz que lo llamaba, se quedó impávido, todavía un poco acelerado como si la corrida de hace un minuto le quitara el aliento. Puesto a la tentativa, Hyun no tuvo más que escuchar a Zzar para estabilizarse un poco. «Estoy sintiendo altos niveles de perturbación en sus sensores. ¿Se encuentra en algún peligro? ¿Necesita de mi ayuda?».

"No, yo estoy bien, Zzar, yo no necesito..." entonces, su urgencia la dirigió sobre otra cosa: "¡Zzar! Sí, en realidad, necesito de tu ayuda. Loey estaba aquí hace un minuto, pero alguien... o algo lo ha desaparecido. No lo entiendo."

«¿Quiere que lo ayude a buscar su huella de calor, acaso?».

"¡Haz lo que sea malditamente necesario! Solo quiero que lo traigas hasta mí, yo–" Hyun se fue hasta el final de aquel rincón sin salida, como si esperase que alguna puerta escondida se le revelara, tocó las paredes por igual. Sin embargo, la pared como un metal era inquebrantable, no había forma de atravesarla. A menos de que hubiese caído por algún agujero de gusano o cosa similar, Hyun no lo entendía. Se regresó sobre sus pasos, y pudo hablar más si no fuera detenido por armas. En específico, lanzas. Dos puntiagudas flechas en la parte superior de tubos blancos largos se le presentaron como cruz de un mapa impidiendo su escapatoria del pasillo. Cómo habían aparecido era la cuestión, pues Hyun solo captaba estas fuera de cada lateral en las supuestas paredes de arena. "Zzar..."

«¿Amo?», su voz cambió el tono, ya no había preocupación, ahora era seriedad. Con ceño fruncido, Hyun levantó sus bastones cargados, en su advertencia.

"¿Qué me está atacando?"

«Intento localizar su amenaza, amo... Calculo que hay entes a su alrededor».

"Pero no puedo verlos," externó, y aunque aún miraba a cada lado, esas lanzas no se habían movido ni un centímetro. Él tampoco. ¿Acaso habían caído en una trampa? ¿Si pisaba mal activaría algo...? "¿Están...?"

«Lo tienen rodeado, amo. Hay alrededor de seis criaturas en las paredes».

"¿Emparedados?"

«No, dentro. Cuidado atrás, hay alguien que intenta atacarlo, ¡abajo!», hizo caso de inmediato. Hyun se fue al suelo justo a tiempo para ver pasar por su cabeza otra lanza. Esta rebotó con las dos que le impedían el paso. Las tumbó, y de una, Hyun respondió, pegó con su brazo izquierdo la pared de junto, la más próxima. Aunque solo dio a la arena y lanzó miles de granitos volando, algunos como rocas, eso tiró la lanza que aún se mantenía de aquel lado. Luego se paró para patearla. Al dejarle lejos, dio contra la derecha. Fue más rápida que él a pesar de todo, le pegó en su mejilla dejando brotar un hilo de sangre por su rostro; eso lo despreocupó, no fue un golpe duro. No como el que respondió, tras pegar con electricidad la pared contraria, en un temblor que solo se miró en la lanza, se cayó de nuevo.

«A su izquierda, amo, 30 grados», la siguiente indicación de Zzar lo volteó para lanzar otro electroshock de su bastón a esa pared detrás. Una punta de lanza se escondió, no dio por completo su salida. Debió darle el lujo a su atacante de esconderse un poco, y permitir que alguien más saliera. «Por debajo, cinco grados».

"¡¿Cómo voy a calcular los grados?! Zzar, maldita sea," en su casco aparecieron pronto los datos. Como un plano, se vislumbraron coordenadas, inclinación de brújula y por igual los grados, entonces él podía ver lo que Zzar le dijo, aunque en sí no lo mirara. Con solo esquivar por un pelo que otra lanza le rebanara huevos por saltar atrás y caer de culo, tuvo la ventaja. "Gracias."

«No me agradezca hasta terminar. Hay más abajo, inclinación a 20 grados, amo».

De ahí se vio saltando. Botó al menos dos veces hacia atrás, de izquierda a derecha. Rodó en una ocasión, y ya más lejos del arco, de nuevo en el descanso triangular, Hyun se impulsó para ponerse en sus plantas. Hizo lo que pudo para contrarrestar su amenaza, con las instrucciones de Zzar, acertó a algunos golpes y evitó que le dieran. Sin embargo, no fue todo, solo no iba a poder por mucho. Si eran seis o más, Hyun no tenía tanta fuerza. Se cansaba, y quizá esa fue su estrategia, lo agotaron hasta que no hizo más que acabar en un punto sobre la esquina.

Tarde escuchó su advertencia.

«Amo, ¡muévase de ahí ahor–!», Zzar tampoco se oyó más, al verse atrapado por el tubo de una lanza sobre el cuello hasta ahorcarlo, la falta de aire en sus pulmones, su inmovilización y la poca fuerza para luchar al perder en la sorpresa sus armas en el suelo, el descontrol llevó hasta que su consciencia se desconectara de a poco. «A-A-Ah-A-mo».

Como una máquina trabada, Zzar tembló en su tono, y muy pronto él también lo fue perdiendo. Su respiración se dificultaba, su visión... apenas pudo dar para encontrarse con figuras que salieron... ¿de las paredes?, Hyun no pudo vislumbrarlo bien, estaba mirando a medias. Por momentos se perdía la luz, y en una respiración dificultosa, dos...

"¿Q-Quiénes... s-son...?" Las figuras exageradamente altas, tan delgadas inhumanas, no le dieron respuesta. Vio por último cómo manos de dedos huesudos se extendían en su dirección. Verdes dedos, antes de perder por completo su vista.

・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚

"Hyun... Hyun... ¡Hyun!" La siguiente vez que Hyun pudo ver algo, fue recibido antes con lo que sus oídos captaron. Esa voz tan lejana, como puesta bajo el agua, lo trajo a la vida, y aunque fue muy complicado porque le dolía su cabeza como la mierda, cuando entreabrió los ojos, por un segundo parpadeó una imagen. Se tardó en tomar forma, pero lo logró para enfocar a Loey solo a unos pasos. Estaba sobre sus rodillas, y aunque eso fuese nuevo, no lo vio tanto así como encontrarle solo usando su pantalón del uniforme negro. No traía la chaqueta, tampoco su casco, ninguna protección encima. Él tampoco, pero al menos el aire de ahí no parecía matarlos porque ahí seguían, y él no estaba desnudo de la mitad para arriba (o para abajo) ni encerrado en una jaula. ¡¿Qué carajos?! "Oh, Hyun, ¡qué bien! Ya has despertado. Temía mucho porque no fueras a hacerlo, que te hubiesen hecho algo hasta mandarte a un coma, o peor, que estuvieras ya... hum..."

"Loey... ¿qué...?" Levantada su cabeza y su permanente ceño listo, Hyun parpadeó otra ocasión. Al menos un segundo antes de intentar hacer algo. Por supuesto, se enteró ahí que no podía: sus muñecas estaban restringidas, encerradas sobre unas cadenas que lo amarraban a esa pared asquerosa de arena, Hyun hizo lo obvio. Se sacudió como si esperara que fuesen a soltarlo. Su fuerza no era más que ese material, lo vio en los ojos desamparados de Loey que ya sostenían con sus manos azules los barrotes de su jaula, puesto solo a unos metros sobre tierra como él al no tocar ni sus dedos el terreno. El dolor vino ahí de a poco. "¡Ah! ¡¿Qué demonios está pasando?!"

"H-Hyun, yo... cuánto lo siento, creo que no... no estamos en Lumiscia."

"¿Dónde diablos estamos?" No obtuvo respuesta, Loey no la tenía. Pero no necesitó dársela. Antes de que hiciera escándalo mayor al sacudirse y buscar escape de su encadenamiento, una puerta se abrió.

La sala donde estaban no era más que eso, casi un cuadrado de cuatro por cuatro, ellos dos cabían a duras penas entre esas paredes desprovistas de decoración. Ninguna luz del sol que hubo hacía unos minutos les daría, por algo ni siquiera se enteraba si acaso habían pasado desde que llegaron horas, unos minutos o hasta días–eso lo dudaba, Hyun no estaba aún muerto por su modo de prisión, ni famélico, deshidratado o tenía suficientes heridas en sus muñecas con forma de moretón para creerlo, aunque ya viese indicio de unos, y por supuesto el hilillo de sangre se le había secado e inflamado a falta de atención en su mejilla–, pero cuando descubrió que había a su derecha una puerta y entró luz que aparentaba ser producida del posible pasillo fuera, imaginó ya no era muy temprano (en horas de aquel planeta).

Entonces, se detuvo, y aunque no dijera que fuese a ser dócil ante su posible agresor(¿a?), quizá encontraba cómo negociar o tener comunicación que diese unas respuestas.

"Oiga," la criatura que quedó en el marco de la puerta circular estaba usando un vestido rojo vino largo. Nada que le dijera aún quién era o cómo nombrarle, pero se notaba algún poder en su presencia. Hyun lo percibía con su figura alta, muy delgada de mejillas refinadas, nariz respingada, pómulos alzados y ojos negros delineados para remarcar sus puntas hacia arriba; su cabello rubio le caía largo y lacio por los hombros, y si algo le quiso confirmar el poder en su persona, las piedritas sobre sus cejas rubias y entre sus ojos como flor roja junto a la tan brillante aureola dorada por detrás (imaginaba, una corona), le daba su idea completa. Aún no se lo aseguró, después de todo, costumbres sin igual había en todo tipo de planetas, y fuese este signo o no de nobleza, Hyun lo ignoró... tanto como lo hizo al ver el tono verde moco que tenía su piel libre de imperfecciones (envidia). "¡Oiga! ¿Quién demonios es usted? ¿Dónde estamos? ¿Por qué nos han traído aquí? ¿Acaso no sabe que está encadenando a un Capitán Primero del Sistema–?"

"Calla," la mujer le dijo en voz grave y baja. Hyun casi rio por esa orden, como si fuera a escucharla, sin embargo, una mirada de esos ojos que por un segundo perdieron su esclerótica para estar solo negros, lo llevó a cerrar su boca. De tener una bragueta, habría sentido que se la cerraron, y en esa moción, Hyun se quejó sin voz ni mínimos tonos. Solo el movimiento de sus manos sobre las cadenas se escuchó como reclamo. "Cálmate, por favor, ni siquiera te muevas. Puedes respirar y hacer tus funciones básicas, pero no te quiero haciendo un solo ruido en mi presencia."

Eso llevó a que todo su cuerpo se pusiera en calma. No le gustó esa sensación, como si fuese controlado. Era obvio, definitivamente estaba bajo aquello: un embrujo o algo, lo que fuera, la criatura lo tenía a sus expensas. Hyun quería gritar, pero ni siquiera su cabeza se lo permitía.

Para todo esto, ¿Zzar en dónde había quedado?

"Ahora, tú..." la criatura se acercó en unos pasos hasta Loey en su jaula. De forma notoria, Loey se asustó. Rehuyó de los barrotes que daban cerca de ella, pero como no había mucho más espacio, solo se quedó ahí, pegado a los contrarios detrás. Tanto más para que Hyun se enfadara, ¿qué carajos estaba ocurriendo? ¿Y por qué esta criatura estaba sonriendo victoriosa sobre lo que provocaba en Loey como una psicópata? "Ya que se he demostrado tu amiguito sigue con vida, ¿crees que podamos continuar nuestra conversación de hace rato?"

"N-No pienso hablarle de ninguna cosa, s-señorita. No a usted, n-no hasta que nos libere o-o... ¡me devuelva mi ropa!" Entre todas las cosas que Loey podía pedir era su ropa. Bravo. Hyun quiso rodar los ojos, pero obvio eso tampoco pudo. Solo le tocó admirar cómo la ahora nombrada fémina se reía de esa ternura bruta con la que tanto describía a su compañero, antes de tamborilear sus largas uñas verdes en los barrotes de la jaula. "P-Por favor."

"Ruégame de nuevo, precioso."

Hyun le quiso negar a Loey. Él no tenía por qué hacer esto, esta persona... ¡estaba loca! No valían sus quejas ni esas lágrimas...

"Por favor," Hyun suspiró. Al menos eso sí lo hizo (quizá sin ser un ruido fuerte para molestar la orden de la controladora).

"Mmm, me encanta tanto cómo suenan esas palabras salidas de tu boca," por un segundo, Hyun se preguntó cómo era posible que estuviera entendiendo esto, hasta que se dio cuenta, incluso cuando su casco fuese desactivado–quizá en la lucha y su encarcelamiento–, parte de las funciones en su traje aún servían. El traductor universal estaba activado. Muy probablemente Loey y esta ¿mujer? estaban hablando en otra lengua. Como Loey entendía y era capaz de hablar otros idiomas sin problema por el extraño funcionamiento en su persona, no le iba a ser problema, pero él hablaba por tecnología. Se estaba traduciendo en automático, y aunque Zzar no estuviera, si el traductor le funcionaba, eso quería decir que... otras cosas también podrían hacerlo. "Quiero que las repitas una y otra vez ante mí, precioso, mientras estás bajo mi cuerpo."

Wow, ¿esa había sido una insinuación sexual? En realidad, no era insinuación, la criatura había dicho justo como eran las cosas. Si pudiera, Hyun habría traído de nuevo su ceño, mucho más que enojado, con asco. No podía creer que ella estuviera...

Olviden lo que dijo, claro que sí podía. Él también había pensado en eso cuando vio a Loey por primera vez, y ahora sin su chaqueta... no se iba a quejar de lo que había debajo.

Pero eso era descarado, ni él llegaba a tanto. Esta fémina no era respetuosa.

"Jamás lo haría de ninguna otra forma que no fuera esta. Menos bajo las horribles circunstancias en las que estás proponiendo," otra vez, la fémina se rio de Loey, por más que este demostró determinación mayor al ponerse recto y serio en su tono como su mirada. "Te exijo que nos sueltes ahora, y si lo haces en buenos términos, quizá el Capitán y yo consideraremos ser benevolentes contigo y tu gente, princesa Sandara."

Así que una princesa... bueno, algo era definitivo, no estaban donde él quería.

"Podrás poner todo tu empeño en usar tu poder de control, pero el mío es más fuerte, precioso," Sandara se tocó la sien con uno de sus dedos, sin soltar el barrote del final de su mano izquierda. "No puedes manipular mis acciones a tu antojo."

¿Poder de control?, eso fue todo lo que pudo pensar antes de que Loey mismo reaccionara con cierta sorpresa. Como si algo apenas hubiese reconocido, Loey se le quedó mirando con intriga. Lo vio con la guardia baja, suficiente para que Sandara tomase la ofensiva.

"Has llegado aquí por obra del destino, a mi hermoso reino con nada más que la gente que me venera. Y llegaste justo a tiempo, Loey Park, porque ya me había cansado de mis anteriores juguetitos. Todos mis antiguos esposos no eran más que cosas tontas y aburridas que ya me tenían harta, era momento de que consiguiera uno nuevo. No cualquiera, uno especial, el indicado," Loey sacudió la cabeza, pero tampoco pudo decir mucho, ninguno de los dos estaba entendiendo en su totalidad. Hyun seguía un poco perdido en su propia cuestión de antes y lo que podía hacer para escaparse de esta hasta salvarlos, igual que Loey se hallaba intrigado por lo que le dijeron, que le permitieron seguir hablando a su antojo. Hasta poner sus escleróticas negras como sus ojos en dirección a los de Loey. "Vas a ser mi esposo ahora. Te casarás conmigo en la ceremonia que ya estamos preparando, y al decir que sí vivirás por el resto de tu vida a mi servicio, amándome y adorándome como todos mis otros súbditos, dándome todo aquello que te pida con el mayor de los gozos que puedas mostrar, porque de mí estás enamorado. ¿Cierto, precioso?"

"Sí, princesa."

Hyun abrió grandes sus ojos al oír la susceptibilidad con la que Loey dio su respuesta. Había caído, eso era obvio. Como él, bajo este control, no podía hacer nada. Y si se sentía tan mal como él por dentro de no poder negarse o hacer algo más para evitar ceder bajo la sonrisa encantada de esta fémina, no podía más que imaginar el sufrimiento que pasaba en su cabeza.

Loey lo mostró, tan pronto como Sandara llamó a sus grandes lacayos–mismas gigantes criaturas que había creído ver antes de perder la consciencia: seres enormes de más de dos metros quizá, delgados hasta la anorexia y de brazos como piernas inhumanos por su complexión huesuda como muertos, solo en la seguridad de que quizá eran de la misma especie que Sandara porque tenían piel verde moco, no estaban hermosos ni exudaban brillo con esos cabellos largos y mugrosos, negros, de ojos caídos y enrojecidos con nada más de ropa que taparrabos–, estos fueron a la jaula y la abrieron con fuerza descomunal tan solo al doblar los barrotes como si fuesen nada más que un par de gomas. Sacaron a Loey al jalarlo, aunque no fue necesario. Por Loey no hubo oposición.

Al bajar y unirse por la mano a Sandara, le cayó una sola lágrima de su ojo derecho para que Hyun lo supiera: estaba agonizando dentro.

"Vámonos, encanto."

"Lo que usted diga, princesa."

"Ah, una cosa más, quiero que olvides todo lo que sea relacionado a tu pasado, sobre todo junto a esta persona. De ahora en adelante, solo me tendrás a mí en tu cabeza, sin más lágrimas, cariño," no era posible, prácticamente esa mujer acababa de quitarle sus recuerdos a Loey en un comando. ¿De verdad podía? Hyun esperó a la expectativa, en el deseo de que Loey no perdiera quién era ni él ni su misma persona, pero...

"Sí, mi hermosa princesa."

Perdió toda esperanza.

"Black, Jack," la princesa llamó a sus lacayos de nuevo antes de abandonar su encierro, y al quedarse en su atención, Sandara solo lo vio por encima del hombro para dar su orden con sonrisa ganadora. "Llévense al Capitán junto a los demás. Quizá no sea muy guapo, pero si algún día me canso de mi nuevo esposo, podré tomarlo a consideración del harem junto a los otros."

¿Qué?, hasta ahí llegó lo absurdo. No era posible que esta mujer loca con un poder de control tuviera aparte un harem completo... aunque, si lo pensaba bien, tal vez era lógico. Algo le decía que el pueblo fantasma que creyeron ver en un inicio no era eso. Probablemente toda la gente no estuviese en sus casas porque eran parte de ese harem de la princesa. Si alguna vez hubo un pueblo en esa isla había caído ante los deseos estúpidos de la fémina.

Y lo peor, ellos estaban a punto de hacerlo igual que todos los demás. Loey ya lo hizo. Tal como los posibles exploradores del Sistema que quizá habían dejado el registro inconcluso porque fueron capturados... o estaban muertos, lo que hubiera hecho antes el tiempo.

Al ser sacado de los grilletes que lo estaban sosteniendo, Hyun pensó que bien podría pelear para zafarse de esto, pero fue inútil. Incluso sin Sandara ahí presente, Hyun no podía luchar. El control seguía sobre él para hacer nada que no le fuera indicado, peor aún, tenía los labios sellados, y los grandes entes que lo estaban llevando por cada brazo–casi arrastrado ante el primer fallo de sus piernas– eran muy difíciles de pelear. Estaban delgados, pero su fuerza no era cuestionada.

Lo sacaron de ese encierro, mas, lo llevaron a otro. Al recorrer pasillos tan extensos que no tenían nada de decoración más que lo que aparentaba ser una alfombra negra con toques en los bordes de dorada–interminable sobre toda su extensión–, candelabros en los techos, y un par de antorchas–a la vieja usanza, ¿en qué tipo de era estaría esta civilización?, ¿acaso no tenían tecnología ahí?, ¿era por eso tan usado aún esa cosa de una jerarquía y el harem de gobernantes locos?–, mucho más se fijó en cuántas vueltas daban sobre cada esquina y buscó más mínima cosa que le diera un punto clave sobre dónde estaban.

Loey y Sandara se habían ido por lado contrario al suyo: ¿adónde?, no sabía, pero al menos tenía una pista. De ahí que dos o tres vueltas se diera, y que viese una, dos, hasta cinco puertas pequeñas de lo que parecían más calabozos–si acaso podía llamar a donde estuvo como tal–, Hyun podía recordarlo. Era dócil al viaje largo, permitió que lo aventasen al abrir esa sexta puerta y casi se golpeara contra el barandal del balcón al que quedó expuesto.

Al final, tampoco pudo reclamar de eso. Con la puerta cerrada y nada más que oír un candado atrás, Hyun quedó en un espacio pequeño... hasta ver la otra perspectiva.

Enfrente había una increíble extensión de lo que parecía ser un jardín inmenso. A metros de su altura abajo, lo que bien podría ser verde pasto–si lo ponía a comparación con lo que él conocía de la civilización humana– se encontraba junto a un par de árboles, arbustos y plantas, pero no eran tan impresionantes como la cantidad de hombres en taparrabos caminando entre todo aquello.

¿Cuántos eran? ¿Cien, doscientos? Quién sabía, eran demasiados, todo ese verde ante sus ojos le dio para hasta sentirse asqueado. Si no vomitó fue porque aún su control ni le permitía abrir la boca. Tuvo que tragarse su disgusto, y al ver cómo a su lado había unas escaleras que le darían la bienvenida a su nueva cárcel, se preguntó si convenía bajar para buscar ayuda.

¿En qué estaba pensando? Seguramente todos esos entes estaban ahí por voluntad. Ninguno se veía con el más mínimo deseo de huir por esas paredes, aunque no fuesen muy altas ni lisas para no intentar escalarlas. Y si lo fueran, todos podrían unir sus taparrabos y hacer una cuerda o algo para darse escapatoria. Ese jardín no estaba techado, si había lluvias, noches frías, nevadas y de calor infernal, a ninguno parecía preocuparle tampoco. Lo notaba solo al verlos, todos demostraban al menos severas quemaduras–ya fuera por calor o frío– y claras secuelas de esa exposición y mal cuidado. Su desnutrición era otra, sus labios resecos que aún a leguas se notaban decía cómo los tenían hasta en baja hidratación, y que aún se vieran esos cuerpos caminando lento entre ellos, con los ojos perdidos, rojos, y la cara larga sin ninguna percepción entre los que ya hasta estaban tirados–Hyun no sabía si acaso aquellos estarían descansando, durmiendo o...– le decía suficiente para entender no iba a hallar ahí su escapatoria.

Tenía que hacer algo. Al caerse de lado–sin poder mantenerse por mucho más tiempo sobre el barandal, porque sus funciones motrices aún seguían bloqueadas–, cayó con un suspiro, y en el enojo pensó fuerte sobre cómo iba a salir de aquello.

El traje estaba en funcionamiento, eso le daba una ventaja, pero cómo iba a hacerlo si no podía ni mover sus manos para usar los bastones como ahora los acababa de conjurar a cada lado de él por solo pensarlos.

Bravo. ¿Qué otra cosa hacía?

«Amo–¡Zzar!». La voz en su cabeza de su consciencia le trajo una gran bendición. Era como un milagro, Hyun podría no hablar en voz alta, pero aún era capaz de pensar, y Zzar tenía la ventaja de escucharlo en cualquier forma. «Lamento mi desaparición tan espontánea. Al estar conectado a su consciencia y perderla, mi sistema fue censurado. No he estado más que intentando reiniciarme todo este tiempo y me he reconectado a usted de nuevo. Noto está ahora mismo un poco alterado, ¿hay alguna cosa que pasó mientras estaba...?–pasaron demasiadas cosas, pero eso ya no importa. Lo que lo hace ahora es que me ayudes saliendo de esto».

Por un segundo no hubo nada. Zzar se calló, y si bien temió perderla de nuevo, cuando su consciencia emocional se presentó ante él en su figura perruna de holograma, la mirada fiel y segura le dijo al menos estaba a su comando.

«¿En qué puedo ayudarlo, amo?–¿hay alguna función que me saque de un control mental?–. Soy su consciencia emocional, amo, yo puedo quitarle cualquier manipulación mental, emocional o física que se haya implementado en su cuerpo», decir eso le trajo en un parpadeo la recuperación de sus funciones. Hyun hasta dio un gran respiro como si hubiese salido del agua, y al levantarse por su cuenta del suelo (aunque con algo de dolor por los golpes pasados), se cuadró en su totalidad antes de escuchar de nuevo a su consciencia. «¿Algo más en lo que necesita que lo auxilie, amo?».

"Sí, dime, ¿dónde puedo localizar a Park en este momento?"

«¿Park se ha perdido de nuevo?», rodó la mirada. Cuántas veces no les había pasado eso.

"Creo que necesitamos buscarle algo a Park para evitar un control mental, ya van dos que le pasan. Una loca se lo ha llevado, reclamándolo como su esposo o cosa parecida. Necesito ir a sacarlo ya, tenemos que salvarlo y regresar a la nave para huir tan lejos como se pueda de esta condenada isla."

«En ese caso, me está comentando que hay una posible población con la que podríamos entrar en conflicto, amo. Si recapitulo lo que encuentro en su memoria para entender su situación, la princesa Sandara es la loca en cuestión, y siendo la gobernante de un planeta, ¿no piensa que pondría en riesgo nuestro estado?».

"La civilización de la Vigésima Isla no parece tener gran tecnología, incluso aunque entremos en conflicto, dudo mucho que nos den batalla fuera de su órbita, no tendrían las naves o herramientas para atacar en el espacio, estoy casi seguro," Zzar no dijo mucho sobre eso. Mientras él se limpiaba un poco su traje de esa arena y recuperaba sus bastones, junto a estiramientos de piernas, brazos y muñecas, lo dejó pasar al seguir con lo que importaba. "¿Dónde puedo encontrar a Park, Zzar?"

«Amo, fácilmente podríamos escapar si solo saltamos ese muro que nos divide del exterior de este palacio. Estamos a unos buenos metros de donde quedó estacionada la nave y no tengo tanto alcance para comunicarme con su inteligencia para acercarla a nosotros, así que tendríamos que ir a pie para acortar y permitirme aquello, al igual que ya hemos podido notar cómo esta civilización tiene la habilidad de transportarse por paredes como si su composición no fuese más que agua», Hyun más bien diría moco, pero quién era él para juzgar. «Pero creo que este es un buen momento, con la distracción que tienen sobre Loey Park para que salgamos y logremos escapar sin otro inconveniente».

"¿Estás queriendo decir que abandonemos a Park aquí?" Zzar no se lo confirmó, pero su imagen inmutable se lo dijo. Hyun frunció el ceño, no se imaginaba que su consciencia pudiera ser mala... "Pero–"

«Loey Park ha demostrado ser un inconveniente en nuestra misión, no ha hecho más que atrasarnos, frustrar nuestras exploraciones y trabajo, además de distraerlo de su verdadero objetivo. No habríamos terminado aquí si no fuera por él y su imprudencia. Y él ahora ha perdido hasta sus recuerdos para rememorar quién era y preocuparse por vivir su nueva vida como otra persona. Usted solo tiene una función, debe recordarlo, la misión no involucra a Loey Park. ¿O acaso ya lo está olvidando, amo?».

"No..." musitó, un poco bajo y grave por lo mismo. Aunque supo cuánta de razón había en todo eso, a Hyun no le agradaba. Fuera porque no tenía corazón para abandonar a alguien–incluso lo que él dijo era casi un desconocido– u otra cosa... no le parecía bien aquello. Zzar hablaba tal como sus superiores del Sistema. Humana. Él tenía que convencerla en sus términos. "Pero aún creo que Park nos es indispensable. Esa mención continua de su pueblo, Lumiscia, podría sernos una clave para la misión. Sin importar las posibles complicaciones que de él vengan, no tendremos la seguridad de descubrir Lumiscia si no es con su ayuda."

«Amo...»

"Iremos por Loey, no es pregunta, te lo estoy ordenando," si Zzar notó un cambio en lo que dijo, no se lo hizo notar, siguió fija en su posición sentada de una perrita bien portada. Al final, esa era la diferencia entre ellos, él era ahí el Capitán y ella solo su herramienta. "Llévame a donde tienen a Loey ahora."

«Siga el camino que le iré indicando», Zzar se dirigió hacia la puerta, y si bien él necesitaba golpear con sus bastones para atravesarla, eso no le fue problema. Para Zzar menos, ella siguió por donde él requería. «¿Qué piensa hacer cuando lleguemos donde Loey Park, amo?».

"¿Qué más piensas?" Fueron trotando desde ahí, mientras Hyun recordaba los pasillos que habían pasado hasta su antiguo encierro, y al dejarlo atrás, Zzar le dio las siguientes indicaciones que él desconocía, en la esperanza de que no estuviera lejos para acabar con esto pronto. "Voy a detener una boda."

Tal vez Hyun estaba equivocado, quizá aún podía sentir algo como las demás personas.

・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚

Zzar le dijo que había una posibilidad de ayudar a Park para salir de este nuevo control mental y recuperar su consciencia sin meterse en gran conflicto–por matar a su receptora igual que cuando se hizo en Escabeche en la creencia de que al menos eso les evitaría una definida guerra con lo que era una civilización poco más similar a la humana–, aunque eso no aseguraba que no explotase una combustión (y más si había civilización a su comando), hallaba una alternativa a hacer las cosas por las buenas.

«He descubierto cómo Loey Park tiene esta habilidad para transmitir emociones a cierto tipo de personas. Esto es lo que hizo al estar en Escabeche, por lo que las plantas los soltaron un rato. Misma fue la razón por la que la princesa Sandara debió mencionarle ese poder del que le hablaba y usted tuvo duda hace unos minutos, amo».

"¿No es esa la habilidad por la que temías que Park fuese a hacernos daño? Como ese peligro por el que deberíamos preocuparnos..."

«Tengo mis sospechas. Esa habilidad podría escalonar y volverse un completo control mental, similar a lo que hace la princesa Sandara. Realmente yo lo consideraría de alto riesgo, pero en estos momentos no parece que Loey Park sepa cómo tiene esa capacidad ni cómo es capaz de explotarla más para avanzar en su dominio...»

"En conclusión, no es una amenaza."

«Por ahora...»

"Sí, bueno, tampoco creo que lo sea en un futuro, Loey es solo..." ignoró lo que iba a decir al final de esa oración. Al detenerse en la esquina del pasillo escondido tras una planta de maceta prominente para que los lacayos larguiruchos que surgieron lo pasasen desapercibido (al igual que su consciencia), redirigió su hilo de conversación a otro lado. "¿Esa información cómo nos sirve para sacarlo del embrujo que lo han puesto?"

«Si Loey Park es capaz de manipular las emociones de otros, no dudo que tenga un fuerte temple mental. Él solo tiene que reconocerlo, él mismo puede salir de su control, solo debe encontrar algo que lo haga reaccionar de aquello».

"¿Qué podría hacerlo?" No hubo moros en la costa, cuando Zzar siguió trotando su camino, Hyun la siguió y vio de pronto cómo había salido un mensaje en su lector de la muñeca. Se amplió de una, como imagen holográfica ante sus ojos. "¿Qué es esto?"

«Te he mandado tres opciones con las que pienso que Loey Park podría salir del control. Son las cosas que caracterizan a Loey Park como parte de su persona, lo que más le importa».

"¿No podías decírmelas?"

«Es mejor si las visualizas», Zzar le dijo, lo que luego proyectó en su mismo camino una realidad aumentada que Zzar le dispuso sobre las opciones discutidas. Eran justo lo que Hyun había leído: ciencia, exploración y...

"Por favor, la tercera es ridícula, ¡quita esa imagen ahora, Zzar! Me distrae del camino," la realidad desapareció, lista para permitirle detenerse cuando toparon con pared y dio la vuelta. Al asomarse, más por precaución propia, porque Zzar seguía, sacudió la cabeza, aun incrédulo de la tercera. "Voy a hacer lo que pueda, seguro encontraré sacarlo de ese embrujo con las otras."

«Lo atacarán, amo».

"Puedo arreglármelas, ¿no recuerdas?" Corrió de nuevo, y al salir por fin en un pasillo amplio por una gran puerta hacia el exterior que desembocaba en la entrada del (posible) palacio fuera de ese laberinto, las escaleras que iban hacia arriba le dieron la bienvenida a la costa anterior fuera del gran palacio-montoncito hundido, junto a la cantidad de personas trajeadas y vestidas para una grata ocasión junto a esa pareja hasta el final que se tomaban de las manos junto a su oficio. Él sonrió, divertido. Al menos Loey ya no estaban semidesnudo, lo habían arreglado con un traje de tres piezas blanco–muy bonito, si a él le preguntaban, con todo y cabello engomado. Estaba listo para arruinarles la boda. "Soy un experto en crear escenas."

"... y usted, Loey Park, ¿está dispuesto a tomar la mano de la princesa Sandara Park en nuestro sagrado matrimonio?"

"Yo..."

"¡Me opongo!" Hyun gritó al concluir por su cuenta esa frase. Todo el cuórum lo miró entre gritos ahogados, en sintonía para voltearse y tener puros rostros verdes de distintas formas y figuras que lo miraban y hacían suficiente ruido cuestionador. A él no le importó, ni eso ni la mirada enfurruñada de Sandara en su hermoso vestido negro de cola y velo largo. Él siguió caminando campante por el pasillo, junto a su consciencia, con la mayor de las sonrisas de bastardo que podía dar, sobre el interrogante ceño que el ente que estaba oficiando aquella boda daba por descubrirlo. "Así es, como me escuchan, yo me opongo a este matrimonio."

"¿De qué demonios estás hablando? ¡No puedes oponerte! Esta es una boda real, no hay esa pregunta ni por asomo," Sandara reclamó, como una niña. Y aunque Loey no hiciese nada ni para moverse junto a ella al seguir tomándole una mano, lo encontró inclinando la cabeza, casi como si dudara reconocerlo. Entonces, Loey sí estaba perdido, ¿no? Él tenía que hacer lo que Zzar le dijo para recuperarlo. "Dígale, mi señore, cómo eso no está permitido."

"Es verdad, una boda real no tiene la cuestión de oponerse o no. Esta unión es sagrada."

"Pues deberían darla, después de todo, yo tengo una gran razón para oponerme a este matrimonio," al sacar de nuevo sus bastones, gritos de temor y exclamación se escucharon. Algunas personas incluso huyeron, quizá en la seguridad de que nada bueno vendría de esto. Le señore no lo hizo, se quedó ahí, parade y solo con la protección de su libro del oficio, porque Sandara no se lo permitió. En una mirada, se lo dijo.

"Alto."

"M-Mi princesa..." aun así, no hubo ningún control que Hyun encontrara en este señore, ¿sería posible que Sandara solo encontrase un control en ciertas personas? ¿El género masculino?

«Amo, recuerde, nuestro plan», Zzar igual le propuso que tal vez no era necesaria la violencia.

No tenían por qué entrar en conflicto. Si Sandara no tenía el control de todo el mundo ahí, entonces...

"Tranquilas, tranquilos, tranquiles, yo solo estaba hablando..." mostró sus manos, pero como sus armas seguían en ellas, no dio mucha tranquilidad. Decidió guardarlas (lo que era un error para cualquier soldado..., pero hoy Hyun iba a actuar distinto, no como un soldado del Sistema, sino como un hombre que podía razonar por palabras; después de todo, era lo que Loey querría, ¿no?). "Tengo una razón real por la que esta unión no debería ser sagrada ni concedida. Esta mujer," señaló a Sandara con su fino dedo, y en la mayor diversión de esta escena, gesticuló exagerado entre círculos. "Es una mentirosa."

Gritos de sorpresa se vinieron sobre aquello. Sandara solo abrió la boca, incrédula, y le señore incrementó su ceño, más indignade.

"¿Es eso cierto, mi princesa?"

"¡No! ¿Cómo vas a creerle a un extraño? ¿Él cómo va a saber algo?"

"Lo sé porque conozco al novio como la palma de mi mano," mintió, sí, un poquito, porque un mes de estar junto a Loey no le daba la seguridad de conocerlo así, pero quién tenía que saberlo. En la sorpresa colectiva que continuaba, se hizo del interés de le señore como de la población que se había quedado. "Y estoy seguro de que él jamás querría algo como esto," al menos eso era cierto. "Él no aceptó casarse con la princesa, fue hechizado bajo sus trucos y está siendo ahora mismo obligado a hacer esto."

"¡Princesa! ¿Cómo se atreve? ¿En verdad está usando sus poderes de manipulación para hacer esto?"

"¡No! Claro que no, desde mi séptimo esposo, tú sabes que yo jamás volvería a hacer eso. Loey Park es el amor de mi vida, ¡lo juro!"

"Quisiera creerlo, princesa, pero después de 36 matrimonios fallidos," ¿36 matrimonios? Bueno, esta loca no perdía el tiempo. ¿Qué edad tenía? "Veo la ligera sospecha de lo que podría ser esto. Sabe cómo nos tomamos aquí el compromiso, debe ser sagrado. Usted como nuestra princesa debe mostrar estabilidad para la isla... y reclamar su trono junto a su descendencia."

"Por supuesto, y podré tener todo eso junto Loey, estoy segura. ¿No es verdad, precioso?"

"Sí, princesa," Loey respondió, casi tan robótico que... Hyun no podía entender cómo le señore aún creía aquello. ¿Era en serio?

"Señore..."

"¿Qué pruebas tienes para demostrar lo que nos estás diciendo, forastero?" Le señore le dio una oportunidad. Aunque Sandara se opusiera con reclamos de niña, el dedo arriba de este la trajo en la victoria que él creía.

"Voy a demostrar que Loey Park está en un embrujo al sacarlo de este. Él mismo va a decirle. Loey," Hyun lo llamó, ya frente a él, y aunque Loey lo miró titubeante, porque ni lo reconocía, Hyun hizo su mayor esfuerzo. Miró a Zzar e imitó la realidad aumentada que le había dispuesto. "¿Recuerdas la investigación que hicimos juntos? Ya sabes, lo de buscar Lumiscia. Al revisar juntos los posibles puntos, y el cómo tú me apoyaste para reducir opciones, señalando incluso esta isla porque tenía cierto parecido a tu planeta..."

Zzar le apoyó al mostrar en una proyección grabaciones de lo que habían hecho juntos en la nave. De lo mencionado, hubo un par de grabaciones cortas. Loey estaba ahí, puesto frente a los comandos, tan curioso como cada día, mientras apuntaba junto a Hyun posibles ideas y suposiciones de Lumiscia. Aunque no hubiera sonido, la imagen naranja traslúcida era mucha. La gente a su alrededor hasta se alucinó por ella, pero Loey...

No dio respuesta. Con la cabeza inclinada aún, solo parecía un cachorro interesado por un extraño ruido.

"¿No lo recuerdas?"

"Claro que no, él no vivió nada de eso. Esas son mentiras, está creando una historia junto a ese... verdadero truco que tiene, es un brujo, señore. ¡Tienen que encerrarlo!"

"Forastero..."

"¡No! Espere, puedo comprobarle más," añadió con una mano arriba. Ciencia no, pero quizá podía la exploración. "Loey, recuerda, tú estabas fascinado por conocer el universo. Al ir en tu primera exploración conmigo, o la forma en la que viajamos juntos en espacio-tiempo. Tu mirada se perdía como ninguna otra en el universo, ese modo tan ilusionado que tenías de hablar por descubrir, conocer y observar más," eso pareció hacer algo. Con las imágenes de Zzar que ejemplificaban, Loey frunció el ceño, parpadeó mucho, y aunque sacudió la cabeza hasta tomarla junto a una mano como si quisiera sacar algo de ella...

"Loey," Sandara lo evitó cuando lo jaló por su mano entrelazada. Al mirarlo una vez más, Hyun perdió lo que tenía. "Diles cómo nada de eso es cierto, diles que tú me amas, quieres ser mi esposo y que vas a casarte conmigo para ser mi rey de la isla."

"Yo a-acep..."

"¡No! Loey," Hyun lo tomó por la otra mano, y aunque eso se pudo convertir en un juego de ver quién jalaba más, en una mirada a Zzar, Hyun supo lo que tenía que hacer. Él no iba a abandonar a nadie, jamás.

Besó a Loey en los labios. Literalmente su boca se estampó, y eso provocó una conmoción inmensa. Hasta escuchó a Sandara Park gritar enardecida. A él no le importó, aunque notó que Loey quiso poner oposición, él lo evitó en el temor de que el control siguiera sobre él y lo tomó por su cuello para inclinarlo a un buen beso. Abrió su boca para darle paso a su lengua, y puso todo su empeño en ese beso como hace mucho no lo hacía esperando que aún supiera besar para traerlo de vuelta.

Todo por la ciencia, ¿no?

"Hyun," Loey suspiró entre sus labios, y al escucharlo, Hyun paró. Se hizo un paso atrás, entonces, cuando vio sus ojos encontró la ternura de unos tan confundidos, asustados, inquietos y... brutos.

Lo trajo.

"Hola, Park."

"¿Q-Qué...? ¿Qué está pasando?"

"Hum, bueno..." carraspeó. No sabía si Loey estaba consciente sobre cómo le había comido la boca–pero vaya, sí sabía besar, parecía que el bruto de su acompañante no era un completo inexperto–, igual, se acomodó un mechón atrás de su oreja, y como el más inocentón, respondió con lo que lo caracterizaba: "Te estoy salvando el culo flácido de nuevo."

"P-Pero yo..."

"¡Ugh! Esto no es posible, ¿cómo demonios has salido de mi control?" Sandara espetó dando pisotones, y aunque fuera hasta tirar su ramo al suelo enfadada, le señore intervino poniéndose entre ellos y Sandara para evitar que se les fuera encima.

"Entonces, ¿sí estabas haciendo manipulación? ¡Sandara!"

"No, espera, yo no quise decir que estuviera..."

"Te he escuchado, Sandara, y como tu señore progenitore, no puedo creer que estuviese a punto de permitirte algo como esto de nuevo."

"Señore..."

"¡Basta! No más, estás inmensamente castigada."

¿Castigada? Bueno, esto comenzaba a ser cómico. ¿Cómo castigaban a una princesa manipuladora? ¿No le dejaban jugar con su harem? ¿La encerrarían como a él en el calabozo colgada por grilletes una hora?

"Je, je, tonta," musitó, tal vez no muy bajito. Antes de que se lo esperara, Sandara se asomó por un lado de le señore. E hizo todo lo que quizá más pudo haberse esperado de una mente mala y sucia.

"¡Black, Jack! Y todos los demás, ¡aniquílenlos a ambos!"

"¡¿Qué?! Sandara, ¡detén ese control ahora mismo! ¡Sandara!" El reclamo de le señore no fue suficiente, no pudo escucharse más cuando Black y Jack aparecieron en segundos, y como tantos otros hombres a su alrededor, tomaron lo que fuera un arma, listos para atacar.

Hyun no estaba para irse contra todos ellos. Lo más seguro era una sola cosa:

"H-Hyun..."

"Sip, es ahora cuando corres por tu vida," no le dio ni tiempo de pensar, al decirle aquello, Hyun tomó a Loey por la mano y lo jaló lejos de esa zona. Detrás de ellos se vino una bandada de personas que gritaron a pulmón por su señora. Al menos su velocidad no fue mucha, entre la torpeza que era correr todos en grupo en una misma dirección, algunos chocaron y cayeron entorpeciendo el camino para otros. Les dieron una ventaja, y sacaron buenos metros de distancia en su lejanía.

«Amo, he hecho conexión con la inteligencia de la nave, ¿quiere que la accione para partir lejos en su encuentro?».

"¡Sí! ¿Qué demonios crees que debemos esperar, Zzar?" Gritó en respuesta. Loey pudo mirarlo inquieto porque él no había escuchado lo que Zzar le dijo, pero al menos lo entendió. Ya no era raro para él tampoco verlo hablando en voz alta sin interlocutor. Zzar y su imagen holográfica desapareció en un parpadeo, y mientras aún corrían, escuchó la nave encendida. El motor estaba en marcha. A unos pasos de ellos, estaban listos para irse lejos de esa órbita. "¡Sube!"

Hyun le dijo eso a Loey y lo lanzó encima de él, en un empujón de manos, lo soltó para que fuese antes arriba. Él lo pudo alcanzar, pero antes, cuando vio el agua de la costa chocar cerca de su estacionado recordó.

La misión era lo que importaba.

"¡Hyun! ¿Qué estás haciendo?" Loey le gritó tan pronto vio cómo se alejaba de la rampa. La nave incluso al ya tener a Loey arriba, en la posible idea de que su instrucción acababa de ser acatada con sus 'tripulantes' sobre ella (la nave no leía que fuera Loey o Hyun, ella solo sabía que uno estaba en ella, y si Loey ya había subido, ese uno estaba), comenzó a oscilar hacia arriba. La rampa se empezó a elevar, y Loey ahí quedó, al borde de la compuerta asegurado en su manija para evitar que se cerrara o él cayera. "¡Hyun!"

"¡Ya voy! Ahora te alcanzo. Zzar, dame tiempo," «Amo, pero...» "La misión, la misión es la que importa, ¿no has dicho?" Él gritó, frustrado. Más porque la puta agua se le había ido en una ola. Su tubo de ensayo que sacó del lateral se llenó solo de arena mojada. No la suficiente cantidad para sacar lo que necesitaba. Tuvo que tirarla y tomar otra muestra. "¡Maldita sea!"

«Amo, la horda está a menos de diez metros, la misión y su importancia no debe comprometer su vida».

"¡No! Sí debe, porque primero me muero yo antes de fallar en mi misión, ¿lo olvidas? ¡¿Lo olvidas?!" Gritó otra vez, y al conseguir el agua tras venir otra ola a la costa, él tomó lo que necesitaba. "Sí..."

«Siete metros. Amo...»

"¡Hyun!" Loey aún gritó. La nave estaba sobrevolando, era imposible que él fuera a subirse a ella si no quería volver a aterrizarla. Hacer eso los pondría en peligro, la nave en un aterrizaje forzado se podría dañar, y si aterrizaban bien le darían el tiempo a la horda de llegar a ellos para atraparlos. Si pudiesen detener ese control como le señore había pedido, quizá se salvaban, pero él dudaba que le señore tuviera algún poder para deshacer lo que su desgraciada hija greñuda.

Era mejor que les dejara irse. Había hecho lo necesario: morir por la misión, ¿no lo dijo? Era su trabajo.

"Zzar, déjales ir."

«Amo, pero...»

"He dicho que..."

"¡Deténganse!" Sin que él terminara de dar su orden, ese grito vino desde Loey, aun en la compuerta aferrado, su voz fue tan potente que hasta a él le dio directo. Fue como si una onda volase, y aunque no supiera describirlo, la sensación que le sobrevino sobre un simple grito realmente le hizo desear detenerse, otra vez como ese control de Sandara. Hyun sentía que no tenía poder completo sobre sus funciones. "Deténganse, por favor."

"L-Loey," él intentó decir, porque en su totalidad no estaba inmovilizado. En realidad, si veía a la población masculina que los había seguido hasta ahí, ya a unos pasos, podía verlos en las mismas condiciones. Medio congelados, pero aún queriendo moverse. Como si no entendiesen qué hacer, si seguir la orden de Sandara en aniquilarlos o detenerse, porque había otro poder que estaba medianamente gobernándoles.

Entonces, esto era lo que Zzar decía que necesitaban temer...

Por suerte, Loey lo miró y al darse cuenta de lo que quizá había hecho (o no), suavizó su expresión en lo que le decía tan tierno (como si no hubiera detenido una horda de asesinos con meras palabras).

"Hyun, sube."

No se lo tuvo que pedir dos veces. Hyun acató el pedido al salir de ese ¿control?, y aunque costó, bajó un poco más la nave, lo suficiente para que él tomase la mano de Loey sin necesidad de aterrizar o bajar más la rampa. Solo apoyado por esa mano azul, subió y en un segundo...

"Vámonos," se habían perdido. Los gritos que dejaron atrás liberados trajeron a Hyun un grave ceño fruncido. Lo que ahí había pasado no sabía cómo clasificarlo. Quizá lo preocupaba.

Perdido en esa idea, ni se fijó mucho más en Loey, solo fue a su asiento como en automático, y cayó en la silla frente a los comandos en blanco. Se quedó ahí, sin un rumbo fijo más que lejos de esa isla, y aunque bien lo procesó, aún no le caía cómo fue que sucedió todo aquello.

Así, tan pronto.

"Hyun," se recuperó cuando Loey apareció de nuevo. Él, todavía en su traje blanco, se le vio tan raro, pero lindo. Hubo un cosquilleo en su interior solo por verlo aun a la distancia. Loey se quedó ahí restregando sus manos una junto a otra tan preocupado, como si fuese un niño que había hecho alguna travesura. Y Hyun debía saber cuál era. "Yo... me disculparía por lo que pasó, porque supongo ha sido mi culpa, pero en realidad no... no recuerdo bien qué fue después de que..., bueno, estuviera en esa jaula... ¿t-tú podrías...?"

"No te tienes que disculpar ni decir nada, porque eso fue lo que pasó: nada, Loey, ¿te queda claro?" Loey frunció el ceño, no pareció gustarle lo que dijo, pero Hyun no cedió. Volteado en su silla en su dirección, cuadró sus hombros para verse serio.

Loey solo suspiró, mas, asintió, de acuerdo.

"¿Y todo eso que hiciste fue para salvar la misión?"

Miró su tubo de ensayo. El proceso estaba aún, no tenía resultados, e incluso si hubiera, no iba a decirle nada a Loey sobre esto, no era necesario.

"No," sin embargo, en algo tuvo que ser claro. No podía mentir, ya no en todo cuando sabía lo que él estaba sintiendo. "No todo. También lo hice para... salvarte a ti, Loey."

Si vio en Loey un brillo sobre esos grandes ojos o su titubeo en la esquina de su boca hacia arriba, no le dijo nada.

"Es la primera vez que me llamas bien por mi nombre, ¿lo sabías?" Desinteresado por lo que provocaba, se volteó de nuevo y esperó el resultado de su tubo. Dejado que escuchara su voz a sus espaldas. "Gracias."

Los pasos le dijeron que se fue después de aquello. Hyun permitió que lo hiciera. Luego, suspiró, sin saber qué se suponía que estaba haciendo.

Eso había sido tanto.

El resultado de su muestra fue negativo. ¿Tanto para qué? ¿No?

«¿Entonces?», Zzar inquirió apareciendo sobre su monitor, y él solo negó con la cabeza. No tenía por qué contestar, ni él sabía al final. Tirada su frente en sus comandos lejos de oprimir algo que le hiciera arrepentirse, murmuró su queja.

Tan diferente a lo que estaba pasando abajo.

"Bitácora del día treinta de exploraciones," Loey sobre su navecita, dijo algo que cambió el rumbo de su historia desde ese momento. "Hoy esta me dejó conocer tanto, pero creo que acabo de darme cuenta de algo. Ancestros, esto no es nada científico, mas, con quién voy a hablarlo. Hoy he notado que gracias al Capitán Byun Hyun quizá yo... quiera conocer algo más que solo el universo."


























・゚✵ :・゚✧ :・゚✵ *:・゚✧:・゚✵ :・゚✧:・゚

Y después de una un poco más larga espera junto al capítulo más extenso que he escrito hasta ahora en esta historia (más de 14k, ustedes dirán), vengo a recompensarles, como un regalito igual por el cumpleaños de ChanYeol en el 2023 (según la fecha en la que esto se está actualizando) 🥳

¿No se lo veían venir, eh? Pues ni yo tampoco. Me he sorprendido de lograr terminar esto a tiempo, más por lo tanto que tenía sin escribir, temiendo que pudiera haberme oxidado un poco. Siento que no lo hice en sí, porque fluyó muy bien, y quizá sea la inspiración que tengo para escribirles de esta historia como tanto me gusta, pero...

Cualquiera que sea el caso, ¡espero puedan disfrutarle!

💥 ¿Qué quieren decirme sobre esto? ¿Les ha gustado el capítulo? Hubo algo de acción, pero también fue medio cómico y ridículo con este tema. Si vienen después de haber leído también The Ways of the Universe, creo que recordarán esa mención de lo que era la Vigésima Primera Isla y su princesa...

Así que ya tienen un poco de más conocimiento sobre lo que era, y ya han de saber lo que pasó también con ChanYeol al explorarla junto a KyungSoo—guiño, guiño—, esos Park son difíciles de superarse 😂👌🏻

(Quienes recordaron antes de que Sandara fuese mencionada cuál era la Vigésima Primera Isla, vengan a dejar aquí su puntito como verdadera/o fan 👀)

💥 ¿Qué les pareció el giro que tomaron estas cosas? ¿Se veían venir esa única respuesta que Zzar dio, cómo Hyun tuvo que actuar y—yo sé que tanto lo esperaban— SU PRIMER BESO? Tienen que admitirlo, es lo que más debió fliparles 😂

💥 ¿Alguna idea sobre lo que creen que pasará? Con lo descubierto por Loey y Hyun en su habilidad, lo sucedido entre ellos, y este problema de la misión que, ahora pueden saber, tal vez se imaginen (o no) bien lo que es, pero que se nota cuánto es de importante para Hyun para arriesgarlo todo por ella...

Eso les traerá problemas, tómenlo en cuenta.

¡Muchas gracias por leer hasta aquí! Por sus votos, comentarios y demás (como siempre) se les agradece, y esperando que pudiera gustarles la lectura, desearé leerles en la siguiente parte. ¡Hasta entonces! 💙

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top