3. ¿Huida? Parte 1 (sin editar)
¡¿Cómo se atrevía a mentirme de esa forma?! Y yo que confié en ella, me hizo hacer el ridículo frente a mis mejores amigas; bueno no es como si antes no haya hecho el ridículo pero mentirme y hacer el ridículo sobrepasó los límites.
—Callie, estas distraída ¿Qué tienes? —preguntó preocupada una de las rubias.
—Estoy perfectamente bien, Saery, no te preocupes —le contesté—. Mejor vamos a buscar a mi hermana y a Shawn.
—¿A la vampiresa que se cree lo máximo y al que siempre apesta a perro mojado? —Aranza hizo un puchero— Ni lo sueñes, Call. No pienso buscar a ese par de inútiles a los que llamas hermana y mejor amigo. Olvídalo.
—Sí vamos a ir.
—¿Por qué?
—Porque se los prometí —mentí.
Realmente no quería quedarme sola con estas dos locas de remate en mi cumpleaños. Saber lo que podrían hacerme.
"No quiero morir, todavía soy muy joven para eso".
—Vamos chicas, apúrense, que ahora sí que se nos va a hacer tarde —reclamé—. Primero vamos donde Shawn, él ya debe de estar listo.
Fuimos al ala donde se encontraban los cuartos de los hombres y buscamos el número 405, que es el número de la puerta de Shawn.
Iba a golpear la puerta con mi mano pero antes de hacerlo, Shawn la abrió.
—Parece que estamos sincronizados, enana. Justo en este momento iba a ir a buscarte —dijo dándome una sonrisa torcida.
—Genial... Supongo —Observé como se había vestido—. Parece que dejaste atrás tu faceta de payaso gruñón y ahora eres una persona normal y corriente, obviando que eres un hombre lobo por supuesto.
—Eres imposible, Call —me respondió Shawn rodando los ojos—. Y creo que es mejor ir a buscar a la vampiresa, porque si no, nunca llegamos.
—El perro tiene razón, mejor hay que apurarnos.
Aranza y Saery caminaron detrás mío lo más rápido que pudieron. Shawn me seguía el paso como si nada. Ya me estaba cansando pero no me iba a permitir llegar tarde otra vez a las elecciones de las pruebas de sangre como lo hice en mi segundo año.
Mi celular sonaba pero no me importaba, por eso no le hacía ni caso. Hoy iba a ser mi día que mejor forma de comenzarlo que dándose un relajador baño. El móvil dejó de sonar, ya era hora. Me recosté en la tina y cerré los ojos.
La canción "So what" de Pink resonó por todo el baño dándome un susto de muerte. Creo que será mejor que conteste si no van a estar llamando cada dos por tres y no podré relajarme.
Agarré el teléfono que se encontraba cerca mio y contesté.
—¿Dónde demonios te has metido, Callie? Las elecciones para la prueba de sangre ya comenzaron y tú ni si quiera has ido a que te saquen sangre —gritó mi hermana desde el celular.
—Y se supone que hoy iba a ser mi día de relajación —murmuré.
—Relajación nada, te vienes para acá ahorita mismo.
Gruñí.
—Ya se me hizo tarde, ya fue, Peyton. Será para el próximo...
—Que vienes hacia acá en este momento. Tú nunca faltas a estas cosas y hoy no va a ser la excepción. Te doy quince minutos para que vengas.
—Pe-pero...
—Tsss, ahorita.
Hice todo lo que tenía que hacer en menos de un minuto y salí corriendo hacia allá.
Abrí la puerta de golpe pensando que todavía no había comenzado pero sí que me equivoqué. Todos voltearon a mirarme y quería que la tierra me tragara, fue una vergüenza total.
Desde ese entonces no he vuelto a llegar tarde a ningún lugar, estoy un poco traumada con eso. En realidad no, pero no pienso pasar la misma vergüenza dos veces.
Toqué la puerta una, dos, tres, cuatro veces y seguía sin abrir. ¿Qué es lo que tanto hace? ¿Cómo puede demorarse tanto? Si hace ya varios minutos dijo que iba a salir. Ni si quiera nos quiso abrir la puerta para esperar sentados. Volví a tocar la puerta con impaciencia. Sería bueno si por lo menos me contestara y no se quedara muda.
—Peyton —grité desde el pasillo que daba a su dormitorio—, si no sales en este preciso momento, juro que derrumbaré tu puerta ¿me entendiste?
—Si, Peyton, apúrate. Tenemos siete minutos para llegar, te vamos a dar dos y si no sales en ese lapso de tiempo, Call derrumbará tu puerta y si no sales después de eso te dejamos acá.
—Ya, relájense. Salgo ahora —Abrió la puerta y todos la mirábamos mordazmente. Levantó las manos en rendición—. No hay necesidad de recurrir a la violencia, chicos. La perfección toma tiempo, por si no se han dado cuenta.
—A nadie le importa tu perfección, Pey —La aludida me miro de mala forma—. Bueno, puede ser que a Fabián. Si, a Fabián sí, Y porqué, porque es tu novio. Así que para la próxima que salgas con nosotros, haznos el favor de no demorarte mucho ¿ok?
Asintió de mala gana.
Nos fuimos caminando velozmente para llegar al lugar donde nos extraen sangre para mandarlas a la computadora a que las analice y llegar a una conclusión.
En la puerta de entrada del laboratorio de ciencias, se encontraban dos personas en batas blancas. El hombre que es el doctor y la mujer es la ayudante.
Siempre me gustó que la chica me atendiera, cada vez año que he venido es la misma. Tan solo una vez me tocó con el doctor "soy un experto con las agujas y puedo matarte si quiero". Me da nervios ese doctor tiene cara de malo.
La enfermera, Layla, me recibió con una sonrisa de oreja a oreja. Ella me prometió nunca dejarme con el Dr. Montana. Fui hacia ella feliz de que cumpla con su promesa, es una buena chica. Es rubia pero inteligente. No es mi culpa que las rubias se hayan hecho la mala fama de "chicas huecas".
—Callie, hola —me saludó entusiasmada Layla—. ¿Qué tal te encuentras? ¿Lista para que saqué sangre de tu cuerpo?
—Buenas, doctora Layla. Es un honor —Me incliné haciendo una reverencia. La enfermera rió por la broma—. Estoy en perfectas condiciones para que mates a mis glóbulos rojos, blancos y plaquetas poniéndolas en una jeringa.
Layla me guió por el laboratorio hacia una silla para hacer el procedimiento. Una liga alrededor de mi brazo por encima de mi codo, introduce la aguja dentro mi brazo dando con la vena y desde ahí empieza la extracción de sangre. Nunca pregunté cuánta sangre te sacan y no lo voy a hacer ahora porque no le tomo mucha importancia.
La vampira —sí, Layla es una vampira y también enfermera—, sacó la aguja de mi brazo y me puso un algodón para cubrir el punto de donde me sacó la sangre.
—Nos vemos, querida —Se despidió alegremente. Seguía sin entender cómo era que no le afectaba la sangre. Mujer loca.
—Nos vemos.
Cuando salí, mi hermana estaba afuera agarrándose de cualquier cosa que encontraba. La muy boba le tiene terror a las agujas y no le gusta ver sangre, Peyton seguía sin poder controlarse del todo y le hacía mal. Se supone que a su edad, los vampiros ya pueden controlar su sed de sangre. Les dan unas pastillas sabor cereza que los ayuda a no salirse de control. Uno, cuando te pinchan no duele y dos, sigo sin saber que tiene la sangre para que la haga sentir mal. Un misterio más sin resolver. Le gusta pero la hace sentir mal. Tal vez solo eran cuestiones de vampiros.
—Peyton, suelta al pobre chico. Si sigues poniendo esa presión en su brazo se lo vas a romper. ¡Peyton! —Enojada soltó al chico, quien huyó de la escena con una gran facilidad.
—Hermanita, tienes que entrar.
—No.
—Vamos, no tenemos que pasar por esto cada vez que venimos aquí. Es agotador. Entra al laboratorio, por favor—le rogué—. Si quieres entro contigo.
A veces se comportaba como una niña pequeña pero así la quiero.
Caminé a su lado intentando no reírme por su comportamiento. Andaba toda cautelosa mirando de un lado a otro como si el peligro la acechara.
Esta vez, no como las anteriores, la llevé donde Layla. Ella ya había resuelto casos como estos.
En un par de minutos, ya le habían sacado sangre y salimos a esperar en el pasillo a que las gemelas también terminaran.
Cuando ya estábamos todos reunidos, nos dirigimos a la puerta que se encontraba al lado de esta, que era donde estaba el salón principal o el salón para los eventos especiales como este y hasta para bailes de promoción.
Ya estaba casi lleno, nos hicimos espacio entre la gente para observar los resultados en la gran pantalla.
—Chicos y chicas de la academia Morgenstern und Abenstern, en breve va a comenzar las elecciones.
Layla caminó hacia el estrado entregándole un sobre con los nombres de los mejores en cada especie.
Una pantalla led de unas ochenta y cuatro pulgadas se prendió dando paso a la primera sección.
Comenzaron las elecciones con los brujos, después hadas, y luego hombres lobo, donde salió elegido mi mejor amigo, Shawn, y una chica llamada Fiona, no escuché muy bien su nombre.
—Suertudo —Abracé a mi mejor amigo—. Felicitaciones Sr. King, ahora apúrate y anda al frente para que todos vean tu cara en vivo y en directo y no desde una pantalla.
Cuando llegó al estrado, la directora Crabgrass y la presentadora lo felicitaron junto con la chica.
—Los mejores en la casta de los vampiros son el señor Fabián Wood y la señorita Peyton Newton, un aplauso para ellos —dijo la presentadora. En la pantalla aparecieron las fotos de los dos chicos mencionados y en toda la habitación se escuchaba el sonido de los aplausos, silbidos. Mi hermana saltaba como loca y fue al estrado junto con Fabián y colocarse al costado de los otros "ganadores".
—Y para terminar, los drakens —Se calló mientras sacaba el último papel del sobre y hacía larga la espera y todos en la sala la miraban expectantes—. El señor Rule Ferre y la señorita...
La presentadora se quedó boquiabierta mirando el papel que sostenía. En la pantalla salió la foto de Rule pero cuando vi la imagen de la chica elegida, la sangre se me heló y probablemente mi cara era blanca como una hoja de papel, porque la chica de la foto... era yo.
Miré a mi hermana. Ella es la única que sabía sobre mis sospechas de pertenecer al grupo de los drakens y ella también las tenía. Sus ojos denotaban el miedo y la angustia que sentía pero no demostraba.
Peyton y yo estábamos en mi cuarto llamando por teléfono a cualquier persona para molestar, y de pronto esa persona se dio cuenta de que era yo. El nerviosismo empezó a aflorar en mi estómago, sentí un escalofrió bajar por mi espalda, levante la vista para mirar a mi hermana y esta se quedo mirándome con la boca abierta.
—Peyton ¿Qué pasa? —le pregunté a mi hermana preocupada.
—Tu-tus ojos
—¿Qué tienen? —Estaba poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.
Peyton salió corriendo en dirección al baño y me trajo un espejo.
—Míralo tú —dijo pasándome el espejo—, porque no se cómo describírtelo.
Levanté el espejo a la altura de mi cara, y vi que mis ojos ya no eran de color azul grisáceo, su color natural, si no eran de un tono morado y mi pupila ya no era redonda sino una raya vertical como la de las serpientes.
—Pareces un dragón a medio convertir —se burló mi hermana.
—Peyton —chillé—, cómo puedes bromear sobre eso en estos momentos. Si nuestros padres se enteran, son capaces de desheredarme y no volverme a hablar.
—Entonces no les diremos nada —Se encogió de hombros—. Aparte, es probable de que no vuelva a pasar si dejas de ponerte nerviosa, y tú casi nunca pierdes el control de tus emociones, así que tranquilízate, no nos van a descubrir.
—No creo que sea una draken, Peyton. Tal vez es un tipo de cambio, no sé, algo... ¿Diferente?
—Hermanis, no creo que sea eso —me contradijo mi hermana.
—Pues yo sí, que es lo que importa, y hasta aquí saldamos el tema.
Mi hermana resopló.
—Está bien, pero te sólo te digo que va a volver a suceder tarde o temprano.
Todos me miraban interrogantes pero al mismo tiempo burlones, y Victoria, la verdadera chica más poderosa de los drakens —según yo y la mayoría—, se me acercó y miró a todos.
—¿Creen que esta chica es una draken? Ella no es más que una inútil y estúpida antrópina que estudia en este colegio gracias al poder que sus padres tienen en la sociedad —se burló Victoria—. ¿Acaso han visto algún cambio en ella en todo el tiempo que ha estado acá? Nadie ¿verdad? Eso es porque no los tiene.
Nadie habló, todos estaba mudos de la sorpresa.
Me sentía impotente, diminuta alrededor de todos, como si no le importara a nadie; no me quisieran.
Para dejar de sentirme intimidada lo único que pude hacer en ese momento fue correr pero sabía que iban a buscarme para pedirme explicaciones y Rule probablemente encabece la búsqueda ya que tiene el mejor olfato de toda la academia.
Corrí por todos lados buscando donde esconderme pero a donde sea que vaya, me iban a poder encontrar.
Lo único que me quedaba era despistarlos, tenía que llevarlos a otra parte. No podían saber mi ubicación exacta.
Me deshice de la polera que traía puesta dejándola en las puertas del gimnasio, para que sientan mi olor hasta allá, mientras me adentraba al gimnasio. Busqué mi casillero pero en lugar de ir al mío, me encontraba parada frente al de Rule.
¿Qué demonios hago acá?
No tenía tiempo extra para ir a buscar el mío. Así solo me quedaban dos opciones:
1. Adivinar la combinación del candado.
2. Romper el candado.
Toqué el candado y en mi cabeza aparecieron una serie de números, di un salto para atrás y la conexión que al parecer había entre la pieza de metal y yo. Me acerqué lentamente para intentar poner los dígitos que recordaba.
Aquí voy. Relájate, nada malo va a pasar si no es la combinación me hablé mientras daba una bocanada de aire.
Cinco. Se oyó el primer click. Veintitrés. Otro click. Quince. Click. Ocho. El candado se abrió dándome libre acceso al casillero.
Dentro de esta se encontraban una camisa cuadros color rojo, negro y blanco de franela, un jean, un polo negro, un par de zapatillas converse negras, entre otros objetos.
Agarré "prestado" el polo y me saqué la camisa y el polo a tiritas que llevaba puestos reemplazándolas por la prenda de vestir que sostenía en mi mano.
¿Escribo un nota o no lo hago? Me pregunté.
«No lo hagas, Callie. Pierdes tiempo».
Pero es por cortesía.
«Como quieras».
De mi mochila saqué un blog de notes y escribí en una hoja.
"Rule, tomé prestado tu camiseta negra, ese que tiene estampado en la parte trasera «I'm a bad boy» y a cambio te dejé mi camiseta preferida, una de los ramones.
Siendo tu ropa, tu olor está impregnado en ella, lo que hará su búsqueda de encontrarme más difícil gracias a ti. Por esa razón/motivo te agradezco demasiado por el polo (que algún día te devolveré) y ya nos veremos por ahí, en algún futuro ya sea cercano como lejano.
Con agradecimiento,
Callie Newton."
Sé que es tonto dejar una nota, como dijo Amara, pero para mí es ser educada o considerada. Aparte no es como si me fueran a encontrar, por lo que no me interesa en lo más mínimo.
Saqué de mi mochila la camiseta de los Ramones y la metí dentro del casillero bajo la nota.
Iba a recuperar esa camiseta cueste lo que me cueste. Me la regaló Shawn para mi primer cumpleaños que pasamos juntos desde que llevábamos siendo amigos y por esa razón es muy importante para mí y no la puedo perder por nada del mundo.
Recorrí lo corredores hasta dar con la cocina. Me siento a gusto ahí. Entré y dejé la puerta media abierta, escaneé el lugar y me senté en un rincón del suelo.
—Amara, ¿qué es lo que voy a hacer ahora? —le hablé a mi pulsera. Esperaba que nadie me viera haciendo esto—. Mi hermana, Peyton, me advirtió que iba a suceder tarde o temprano. Se han dado cuenta que no soy una antrópina. Definitivamente estoy muerta, mis padres me matarán o desheredarán.
Desabroché la pulsera de mi muñeca y la coloqué en mis piernas. Tapé mi cara con mis manos y bufé.
En mis piernas ahora se encontraba un pequeño dragón morado grisáceo oscuro que me miraba con cara de 'en serio'.
—¿Qué vas a hacer ahora? ¿De verdad me estás preguntando eso? —Asentí—. Pues lo que vas a hacer es salir de la cocina y enfrentarte a todo el mundo allá afuera —respondió la drakiner como si fuera lo más sencillo del mundo. Como es más fácil decir que hacer.
—No creo que pueda hacer eso. No te das cuenta que acabo de salir huyendo para que no...
—¿Con quién hablas antrópina inútil? —me interrumpió Victoria levantando una ceja y sonriendo sardónicamente desde el umbral de la puerta.
Amara se transformó en la pulsera antes que Cruella de Vil la pudiera ver. Abroché la pulsera rápidamente a mi muñeca y me levanté de donde estaba sentada.
—Oh, verdad —puso una mano en su boca—. Tus amigos y tu hermana te dieron la espalda, te abandonaron, después de tu gran y malísima mentira.
Esa perra me las va a pagar y bien pagados pensé maliciosamente.
«Callie, cálmate. Lo único que hace es hablar tonterías para provocarte o tal vez está celosa por que por primera vez en su vida no está en primera en algo. Solo déjala hablar».
Olvídalo.
—¿Qué olvide que, tu mentira? Ja, ya quisieras antrópina estúpida. Ni para mentir eres buena y voy a hacer que todos sepan de tu mentira.
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Cha, cha, cha, chaaaan
¿Qué creen que pasará en el siguiente capítulo?
¿Callie se enfrentará a la maléfica y popular de Victoria o saldrá corriendo?
¿Aparecerá el sexy de Rule? ¿O será Shawn?
¿Qué creen que les dirá o explicará Callie a la directora o a sus padres?
No se olviden de votar y/o comentar, eso me hace muy feliz y me ayuda a tener ganas de seguir escribiendo. Aparte quiero ver a esos lectores fantasmas :3 Y me disculpo si esta última parte no es de su agrado. Ciao, nos vemos en el siguiente capítulo.
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