0 [Reescrito]
El dragón se liberó de las cadenas y se alzó en vuelo buscando desesperadamente algo. Encontrando su objetivo, bajó en picada aterrizando delante de una mujer.
La mujer sorprendida, corrió para detener al dragón. Pero fue muy tarde. El dragón escupió fuego.
—Detente, por favor, detente. Debe de haber otra forma de arreglar las cosas —gritó la mujer.
El dragón rugió y cubrió a la mujer con sus alas. Un rayo de luz se había aproximado y el dragón la había protegido. Unos hombres bestias corrían a una velocidad increíble hacia donde ella se encontraba.
—Drake, atrás tuyo.
Ninguno de los podía saber en quien confiar. No sabían quién estaba de su lado y quién no. Eso los tenía preocupados y confundidos porque no sabían a quién atacar. La mujer no encontraba a su hermano. Y si ella quería parar la guerra, tenía que ir hacia donde estaba su hermano. Antes de que Drake atacara a los hombres lobo que venían corriendo hacia donde ellos, la mujer, reconoció la cara de Piper entre ellos. Corrió a darle el encuentro y la abrazó. La mujer loba gruñó y ella se alejó. Piper no se encontraba en una buena condición pero tampoco estaba malherida.
—Meadow, si quieres abrazar a alguien en medio de esta guerra, primero asegúrate que no tenga una herida del tamaño de América en el hombro o en cualquier otra parte de su cuerpo —habló Piper con voz gruesa y ronca. Eso era característico en los hombres lobo.
—¿Quiénes son ellos? —preguntó Meadow.
—Oh, ellos son Lyra y Caleb. Son mellizos. Son mis amigos de la infancia.
—¿Quieres que cure tus heridas y las de ellos? —cambió de tema Meadow. La rubia sabía que a su amiga no le gustaba hablar sobre su pasado, por lo que no preguntó nada.
—Sería de gran ayuda —Piper hizo un gesto con la cabeza a los hermanos y ellos se acercaron.
Caminaban cautelosamente, como si en cualquier momento, el dragón que los miraba amenazante los atacaría. Y no se equivocaban. Si daban un paso en falso, él los atacaría. Drake haría lo que fuese para proteger a Meadow. Ella no solo era su amiga de toda la vida, ella era su vida. De igual manera era para Meadow. Cuando se acercaron y el dragón no los atacó, se vieron aliviados y se relajaron un poco. Seguían alertas pero ya no se preocupaban por el dragón. Los hermanos se habían dado cuenta que si no le hacían nada a la mujer que los iba curar, él no los atacaría.
Meadow empezó con Lyra, quien era la que estaba más malherida. Acercó sus manos a su espalda y la mujer lobo se tensó. Meadow hablaba en un idioma que solo Drake entendía. Lyra sintió como si agua fluyera desde sus pies, recorriendo su cuerpo y se arremolinaba en las heridas graves. Las pequeñas heridas se curaban en un parpadeo y las más grandes y profundas, se reconstruían. Para Lyra y Caleb era raro ver aquel espectáculo. Nunca antes hubieran imaginado que tal clase de magia pudiera existir. Los huesos se acomodaban en su lugar, los músculos y ligamentos se entretejían como si hubiera algo dentro que los enlazara al igual que la piel. Incluso el pelo y las uñas crecían.
Cuando Meadow terminó de curar a Lyra, se acercó a Caleb y recitó las mismas palabras. Los mellizos a pesar de ya haber visto el proceso de curación, estaban maravillados. Luego de unos minutos, terminó y curó a Piper.
Meadow estaba agotada. A ella no le gustaba usar magia, a diferencia de su hermano, Nolan. Ella prefería utilizar su poder cuando había una emergencia. Nolan lo utilizaba hasta para ordenar su habitación. A pesar de que había muchachas de limpieza, Meadow no dejaba que limpiaran el cuarto de Nolan. Y cuando esta lo veía utilizar magia para ordenar su cuarto, lo regañaba. Él replicaba diciendo que él era un Dios y no tenía por qué hacer esas tareas tan insignificantes, que para ello estaban las criadas.
Meadow pensaba que así es como empezó su hermano a separarse de ella. Él ansiaba más poder del que tenía. Y supuso que matando a su hermana, conseguiría sus poderes. Meadow conocía el hechizo de transferencia de poderes y sabía que era un hechizo prohibido. No tenía la menor idea de cómo su hermano averiguó sobre aquel peligroso hechizo. Todos los libros prohibidos se hallaban en un lugar oculto con magia druida. Si Drake no hubiera estando custodiando a Meadow mientras dormía, Nolan la hubiese matado.
—Meadow, hemos encontrado la ubicación de tu hermano. Está escondido en una cueva a diez kilómetros de aquí —Piper lucía agotada. Ella quería a Nolan igual que Meadow. Ella no había estado con Nolan desde siempre, como Meadow y Drake, pero si pasó gran parte de su vida con él. La chica jamás pensó que él traicionaría a su hermana. Él la quería más que a nada. Sin embargo, ese amor, se convirtió en odio.
—Llama a todas las tropas y da la orden de atacar con todo. No quiero que la batalla dure ni un día más —Meadow lucía derrotada y el dragón podía notar el sufrimiento en sus ojos—. Drake, ve, por favor. No quiero cambiar de idea.
Dio una reverencia y se fue volando.
Meadow sabía que lo que ella hacía era lo mejor en su situación. Pero Meadow no podía dejar de pensar en su hermano. Los mellizos habían prometido estar juntos hasta el final de los tiempos. Fue Nolan quien terminó rompiendo la promesa, y la traicionó.
—Nosotros también tenemos que ir yendo —advirtió Lyra antes de echar a correr. Caleb la siguió.
—Meadow, sube a mi espalda, yo te llevo —Meadow hizo lo que su amiga le dijo y Piper corrió para alcanzar a los mellizos.
***
Cuando llegaron, ya había acabado todo. El hermano mellizo de la Meadow se encontraba atado contra una madera luchando para liberarse. Al parecer el chico no se había dado cuenta que le habían lanzado un hechizo de opresión. A Meadow se le rompió el corazón al ver a Nolan. Pero ya no podía ayudarlo.
Lo único que falta hacer era llevarlo a un lugar fuera de las tierras sagradas y lanzarle el hechizo de destierro y la maldición del fuego.
Y así se hizo.
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