«1»

— ¡Vamos, Roger, apúrate y entra al auto!

Un bufido escapó de los labios rosados y algo rotos del rubio de catorce años, quien tras aquello, solo se limitó a subir al asiento del copiloto y a abrocharse el cinturón. Su hermana Clare, de diez años, estaba atrás suyo, en el asiento trasero, jugando con uno de sus peluches.

Con disimulo se puso sus audífonos y miró por la ventana. Sus cabellos cortos eran movidos por la suave brisa que entraba por la puerta abierta del piloto. Pronto este asiento fue ocupado por su padre, un hombre de contextura algo robusta y cabellos rubios y con canas blancas. Este se colocó el cinturón de seguridad, cerró la puerta, le puso seguro y encendió el auto.

«Genial, ahora no podré lanzarme por la ventana.» pensó el rubio.

En el camino, Roger oía los sonidos que sus audífonos le trasmitía, además de los murmullos que hacía Clare mientras jugaba. Su padre iba callado, y el resto del auto también.

— ¿Podrías callarte? —escuchó pronto la voz del hombre. Clare calló al instante y este no dijo nada más. El rubio solo rodó los ojos, sabiendo que no podría hacer nada, y sintiéndose mal por ello.

Continuaban en camino, unos diez o quince minutos más adelante, mientras en los oídos de Roger sonaba On a Plain de Nirvana, el hombre volvió a hablar, con el mismo tono brusco que había empleado anteriormente con su pequeña hermana.

— Quiero que los dos se comporten de ahora en adelante —dijo—. Tú Roger, ya basta de tus estupideces, de tus anormalidades y de andar de negro todo el día.

— Cuando deje de vestirme con negro será cuando algún idiota invente un color que sea cuatro veces más oscuro —sentenció el rubio en voz baja. El hombre lo miró con cólera, soltando un bufido.

— Pareces payaso con tanto maquillaje.

— Mamá me enseñó, así que no dejaré de hacerlo —lo miró devuelta. Roger tenía una mirada llena de indiferencia, que escondía otros sentimientos bajo aquella coraza que había decidido usar para cubrirse.

— Vete a la mierda... —masculló el hombre y soltó un bufido—. Y tú, Clare, tienes que empezar a madurar. Ya no eres una niña, eres una señorita.

— Papá, tiene diez años —intervino el rubio antes que la niña pudiese decir algo.

— Por lo mismo tiene que madurar. Y tú también deberías hacerlo. Pareces payaso así.

— Los payasos usan colores —repuso.

— Cada vez con más de esas mierdas de metal en la cara, cada vez con el pelo más teñido, con los ojos más negros.

— Me gusta verme así —masculló.

— No hay caso contigo —bufó el hombre.

— Lo siento —murmuró.

— Tu madre estaría tan decepcionada —dijo.

— Mi mamá no impedía esto.

— Sabes que tenía otras preocupaciones —dijo—. Y tú en vez de tenerlas también, te pusiste así.

— ¡Tenía once años, papá! ¡Y doce cuando "me puse así"! —exclamó.

— ¡Pues en ese caso siempre fuiste estúpido! —exclamó. Roger solo suspiró, sabiendo que no había caso alguno—. Como esa vez que andabas mintiendo sobre Alfred.

— No fue mentira, papá, y no tienes que recordarlo —dijo en voz baja.

— Seguiré recordándolo para recordarte que eres un maldito mentiroso —dijo—. Siempre mintiendo.

— Yo no miento —masculló gesticulando de forma brusca y lenta cada palabra.

— Lo haces. Lo hiciste esa vez, que hasta te dañaste para que te creyeran. Eres un puto enfermo mental.

— ¡No estaba mintiendo! —gritó.

Su padre lo miró con una cólera inigualable y Roger se sintió intimidado al instante. No dijo nada más y se apresuró en mirar por la ventana.

— Cuando lleguemos hablamos —dijo, y aquello fue suficiente para que el terror creciese dentro suyo.

(...)

— Brian, ¿vienes a la fiesta el sábado? Irá todo el equipo —mencionó su compañero Tim, mientras sacaba su bolso de la grada del camerino.

— Sí, lo más seguro —respondió este mientras se quitaba la camiseta sudada y la reemplazaba por una limpia—. Era a las ocho, ¿no?

— Sí, a las ocho —respondió Tim sacando su ropa seca del bolso—. Después del entrenamiento podríamos ir por malteadas, ¿te parece?

— ¿Hay otro? —preguntó Brian con cierto hastío—. Pero ya estuvimos toda la hora de educación física.

— Ya sabes que se viene el torneo y el entrenador se vuelve un poco loco —se encogió de hombros—. Tú al menos eres alto, se te facilita más todo esto...

— Por ser alto no significa que pueda encestar mejor —repuso Brian.

— Pero tienes más facilidad —se encogió de hombros—. Eres de los mejores del equipo.

— ¿Tú crees? —preguntó con una sonrisa.

— Todos lo saben, Bri. El mismo entrenador —se encogió de hombros—. En fin, iré a la ducha. Nos vemos.

— Nos vemos, Tim —se despidió y tomó su bolso, puesto que ya estaba listo.

Salió del camerino con su bolso en mano dirigiéndose a su casillero, donde puso la contraseña adecuada, lo abrió y guardó el objeto allí, sacando los libros para la siguiente asignatura. Cuando cerró el casillero, vio a su lado a un chico que no había visto antes. Se veía pequeño de estatura, con un mechón negro sobre su rubia melena en una especie de flequillo. Tenía los ojos azules y maquillados de forma muy oscura, al igual que tenía un piercing en la ceja. Dos, mejor dicho. Usaba tonos oscuros y Brian se quedó viéndolo por unos momentos.

— ¿Qué me ves, imbécil? —habló el rubio dándose vuelta. Tenía una voz rasposa y con algunos gallos se le producían al hablar. Brian dio un pequeño respingo y se avergonzó al instante.

— Lo siento, no te había visto nunca aquí. Y ese casillero estaba vacío —respondió.

— Oh, llegué hoy —dijo simplemente.

— Oh... comprendo —dijo algo extrañado. El chico usaba un suéter negro, algo rasgado y una camisa de franela. Le pareció extraño, puesto que el día estaba algo caluroso—. ¿Necesitas ayuda para encontrar tu salón o algo...?

— Nop, ya me dijeron dónde quedaba, gracias de todas formas —respondió con normalidad y se fue con sus cosas. Brian quedó algo confundido, pero no dijo nada y solo se encogió de hombros, yendo al suyo.

Pensó que el chico era algo extraño. Nunca había visto a alguien tan oscuro. Había oído de esa subcultura de inicios de los dos mil, pero ver a alguien así en el año en el que estaban, se le hizo bastante raro. Además se notaba a kilómetros que el joven no tenía muy buena actitud.

Suspiró, no podía hacer nada ante eso. Probablemente lo vería un par de veces, porque sus casilleros estaban al lado, pero más que eso no. Se notaba que el chico era menor que él. Quizás por un año o dos. Al menos se veía bastante pequeño, de baja estatura.

Brian no le dio más rodeos, sabía que tampoco era bueno juzgar a alguien antes de conocerlo, así que simplemente decidió irse a su clase.

Cuando entró a esta, se sentó con su amigo Freddie, su otro amigo, John, iba un curso atrás de ellos. Lo saludó amable y conversaron de temas variados mientras esperaban la llegada del profesor.

— Creo que llegó alguien nuevo, pero me llama la atención porque ya llevamos dos meses de clase —comentó Brian riendo levemente.

— ¡El gótico! —exclamó Freddie—. Sí lo vi, se ve como un niño si... es bastante bajito. Mide poco menos que yo.

— Sí, y resulta que su casillero queda junto al mío.

— Entonces vas a poder hablarle. Me llama la atención que siga una tribu urbana de inicios de los dos mil —dijo Freddie riendo levemente—. Bueno, cada uno con lo suyo.

— Tú lo has dicho —se encogió de hombros.

(...)

— Y hoy recibimos a un nuevo alumno. Su nombre es Roger Taylor y viene de North Folk —lo presentó la maestra.

Roger solo saludó con la mano desde su lugar. Algunos lo miraban en cierta forma extrañados, y otros simplemente lo ignoraban. No quiso dar más rodeos, solo se quedó en su puesto dibujando algunas cosas en su libreta.

— ¿Podría decir algo, señor Taylor? —preguntó la maestra. Roger elevó el rostro para poder verla y se encogió de hombros.

— Pues... me mudé hace poco —dijo—. Y... eh... me gusta la música.

— Oh, interesante, ¿qué bandas o artistas te gustan?

— Eh... —odiaba ser el centro de atención, sentirse visto por todos.

— Vamos, solo responde. Así todos podremos conocerte mejor —siguió la maestra.

— The Beatles... Nirvana... Evanescense... eh... Pink Floyd... The Horrors... eh... My Chemical Romance... —seguía sintiéndose algo intimidado por la mirada ajena—. Def... Leppard...

— Oh, entonces te gusta el rock —dijo la maestra. Roger solo asintió, queriendo que la tierra lo tragara—. Qué interesante, ¿a alguien más?

La clase no respondió por un buen rato, la maestra insistió y tímidamente un chico levantó la mano.

— ¡John! ¡Genial! Entonces pueden hacerse amigos —sonrió ella.

— Eh... sí.

— Bueno, ya iniciemos la clase —dijo. Roger dio un suspiro de alivio—. Abran sus libros en la página sesenta y cuatro.

El rubio se limitó a obedecer ya más tranquilo y se dispuso a realizar los ejercicios de matemática que le habían asignado. Cuando la maestra puso las respuestas en la pizarra, sonrió con orgullo, había tenido todos correctos.

Quizás sería un nuevo inicio, dejando atrás lo que le atormentaba.

•*•*•*

Holiii roggie tiene el pelo corto xd, en el edit lo tiene largo pero pondré su diseño original (ahí si es un poco mayor, con 15/16 xd)

Tmb tiene este outfit

Tmb quiero darle créditos a Dreamy_KillerQueen una de mis mejoras uwu pk hay algunas cosas de la historia que están basadas en un rol que hice con ella xd y pues me gusta dar créditos uwu

Oh! Y pueden entrar al libro de arte de este AU o verlo a través de mi Instagram (@revolution.em)

Así que eso los tkm baiii

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