C A P I T U L O 4.

Después de mucho tiempo en que no me sentía muy seguro del todo al estar a cargo en la Reserva pude darme cuenta que mi trabajo estaba siendo valorado, los trabajadores comenzaron a conocer confiar en mí del todo, y las criaturas seguían teniendo los mismos cuidados y atenciones que solían.

— Las criaturas están en perfectas condiciones Charlie — me comunicó Newt Scamander, que a pesar de su avanzada edad, seguía en el trabajo con los animales mágicos y él mismo se conservaba en una condición física excelente — Estoy muy orgulloso de ti y de tus capacidades, jamás había visto a los Dragones tan bien cuidados.

— Sólo es mi trabajo señor Scamander — estaba feliz de que a él le gustara mi trabajo.

— No sólo es tu trabajo, se nota que lo haces por vocación y porque realmente amas a las criaturas.

— Es lo que siempre quise hacer — admití.

— Y no te preocupes por el dragón que está enfermo, sé que haces todo lo que puedes.

— Me deprime verlo así, todos sus hermanos ya están empezando a volar.

— Tienes que aprender que estas cosas pasan, es parte de la vida. A mí también me costó asumirlo.

— Gracias por su visita señor Scamander — contesté mientras lo encaminé hasta donde estaba Yusuf, ellos eran amigos y supuse que querían comentar algunas cosas.

— Puedes decirme Newt, Charlie. Ya hemos trabajado hace mucho juntos, y veo que amas a los animales, eso basta para saber que eres una buena persona.

— Sus palabras son muy importantes para mi, sabe que cuando vuelva a estar en Rumania puede venir sin problemas.

— Eres muy amable, eres como tu mamá ¿Por cierto cómo está tu familia?

— Están muy bien todos, la familia se ha ido agrandando, varios de mis hermanos se han casado.

— Creo que los Weasley pronto dominarán el mundo mágico — bromeó mientras guardaba a Pickett en su bolsillo.

Fue imposible no reír ante su comentario, esa frase la escuchaba con mucha frecuencia.

— Al parecer sí, venga lo llevaré con Yusuf.

El sonrió, era una persona cálida y muy amable, siempre estaba alegre y a pesar de sus años seguía desprendiendo ese aire de confianza que inspiraba. Atravesamos la pradera con entusiasmo y seguimos por el sendero de gravilla.

— ¡No puedo creerlo! — de la nada salió Evanna y puso cara asombrada cuando estuvo frente a frente con Newt.

Mi acompañante la observó sin entender su euforia ridícula y sin sentido.

— ¡Usted es el más grande maguizoologo de todo el mundo! — el señor Scamander sonrió y yo rodé los ojos — ¡No puedo creer que lo conozca por fin! — exclamó.

— Señorita, usted está logrando hacer que me sonroje, y si le soy honesto eso sólo lo consigue mi esposa — comentó con un tono muy amable.

—¡Lo siento, no quise incomodarlo! Pero enserio admiro su trabajo — ahora ella era quien se había sonrojado y se veía ¿Adorable? No se veía como una niña tonta.

— No incomoda, me es grato que se reconozca mi trabajo. ¿Por cierto cómo se llama?

— Oh, discúlpeme — estiró la mano — que tonta soy, fue la emoción...

— O que eres una acosadora — le interrumpí y me miró muy feo.

— Evanna Steinner — sonrió como una adolescente.

— Encantado de conocerla señorita — se volvió hacia mi — No sabía que trabajaran chicas en este lugar.

— Eva es nuestra trabajadora más reciente — le contesté sin desperdiciar la oportunidad de fastidiarla — la envió el ministerio Inglés, usted sabe para husmear.

El señor Scamander se rió por lo bajo ante mi comentario y ella me golpeó en el brazo sin poder contener su enojo.

— Sin violencia jóvenes, por favor.

Asentí y ella se unió a la conversación sin pedirle permiso a nadie. Camino parloteando de un sinfín de tonterías sin sentido alguno pero al parecer a Newt le fascinaban tanto como a ella.

—¡Newt!

— ¡Yusuf! Tanto tiempo.

Ambos amigos se abrazaron cuando se encontraron y empezaron a hablar de viejas anécdotas y vivencias.
Cómo ví que Eva no tenía intenciones de moverse la arrastré conmigo para que dejara a los dos hombres conversar con tranquilidad.

— ¿Por qué eres tan amargado? — me regañó muy molesta.

— No soy amargado, sólo tengo educación.

—Yo también la tengo — me rebatió cruzandose de brazos.

— Pues no se nota — le dije irritado —¿Acaso no te dabas cuenta que ellos querían conversar en privado?

— Nadie lo dijo.

— Pues no es necesario que lo digan, si tuvieras educación lo sabrías.

— No los ví quejarse de mi presencia.

— Eva, imagina si tu madre viera lo entrometida que eres ¿Acaso jamás te regañó por ser así?

Ví que sus facciones cambiaron de repente, sus ojos se achinaron y la expresión sonriente que siempre solía tener se volvió seria. Me miró con rabia, pero había algo más, estaba herida.

Mierda.

— Eres un imbécil— fue lo único que dijo antes de dar media vuelta e irse de donde estábamos.

¿Qué pasó? ¿Se había enojado? Bueno así aprendería a no meterse donde no la llamaban.

Pasaron las horas hasta que el señor Scamander se fue y se despidió de todos los presentes, Evanna no fue a despedirse, al menos aprendió.
Isaac estaba guardando las cosas en su bolso para irse a su casa esa noche.

— ¿Por qué Eva no ha ido a despedirse? — me preguntó —¿Está enferma?

— No lo sé

— ¿ Enserio? Vi que estaba llorando hace un rato.

Mi interior se removió un poco ¿Era posible que estuviera así por lo que yo le dije?

— ¿Llorando? —cuestioné.

— Sí ¿No habrán discutido otra vez?

Mierda, Mierda, Mierda.

— Sólo le dije algo parecido a lo que siempre le digo — me excusé

— ¿Qué sería eso? — se preocupó Isaac.

— Pues le dije que si acaso su madre sabía lo entrometida que era.

Mi amigo me observó con asombro.

— Creo que esta vez te pasaste Weasley

— ¿Por?

— Evanna, no conoce a sus padres.

Eso es Charlie, la cagaste.

— Me estás molestando — dije.

— No, Eva creció en un orfanato en Londres, me contó hace poco un día que nos quedamos cuidando a los escarbatos. Jamás conoció a sus padres.

¿Por qué no me lanzaban un crucio en ese momento?

¿Era enserio?

Me sentí mal, descortés, miserable y sobre todo mala persona. Si mi madre lo supiera ya me hubiera golpeado y como castigo hubiera tenido que hacer quehaceres sin magia mínimo por un mes.

— Yo no lo sabía — fue lo único que pude articular. Estaba helado.

— Se nota, creo que le debes una disculpa. Suerte con eso amigo— comentó Isaac cuando se colocó la mochila para irse.

Me sentí un imbécil, además que también me había vuelto orgulloso, sabía que había hecho algo malo y ahí estaba aún. Pensando en ir de inmediato donde ella o dejar que se olvidara de la situación, después de todo yo no sabía nada, porque si lo hubiera hecho jamás lo hubiese dicho.
A veces realmente me comportaba como un estúpido y esta era una de ellas.
Resignado suspiré y mis piernas se comenzaron a mover lentamente hacia la pensión donde estaban las habitaciones. No había nadie más ya que todos se habían marchado a sus casas. Subí las escaleras con pesar y me paré frente a la habitación de Eva. Golpeé despacio y nada se oyó, lo intenté de nuevo y nada.

— ¿Evanna? — llamé despacio. Me estaba ignorando.

Lentamente fui abriendo la puerta y la ví dormida. Estaba con la ropa de trabajo puesta aún y claramente había llorado bastante. La observé con detención y al menos ahora dormía tranquila. Resolví que sería mejor hablar con ella mañana así que decidí salir, pero choqué con una pila de libros que tenía en el piso y lamentablemente la desperté.

— ¿Charlie? ¿Qué quieres? —me preguntó con hostilidad mientras se incorporó rápidamente.

— Yo sólo quería disculparme, no fue correcto lo que te dije. No quise herirte Evanna.

Me miró sorprendida y en un impulso se lanzó a mis brazos sollozando. No pude hacer más que contenerla y esperar a que se calmara. Ahora entendía varias cosas, ella siempre ha querido encajar para ser aceptada y que no la abandonaran como sus padres.

Luego de unos momentos se calmó. La observé secarse los ojos con la manga.

—Lo siento — murmuró.

— No te disculpes, yo debía hacerlo.

— Gracias — dijo en un susurro, mientras me dirigió una mirada con sus ojos claros.

No sé porqué pero sentí que eso ya lo había vivido con alguien más, además nunca pensé que ella me daría las gracias por algo, jamás pensé que tendría que disculparme por algo con ella.

Sin duda era algo nuevo.

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