Capítulo 54: La batalla final. ( Parte II )

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Nerubian sintió algo removerse en su interior. Tenía que ser algo muy importante, para generarle tan profunda inquietud. Su instinto de dragón le indicaba que un gran peligro se cernía. Así que presintió que tenía que estar junto a Rhiannon la Reina en estos momentos. Emprendiendo el vuelo se dirigió hacia Angus.

Por otro lado Thor había regresado a Ehazur, con el propósito de dejar embarazada a una virgen, tal y cómo le había sugerido Ragnar. Así que ordenó que trajeran rápidamente a palacio a las doncellas más bellas, para poder escoger entre estas a todas las que quisiera.

Mientras tanto cientos y cientos de dragones negros surcaban el cielo, oscureciéndolo a medida que se aproximaban a Angus.

La corazonada de Nerubian resultó cierta cuando vio a gran distancia como una grandiosa multitud de dragones enemigos regresaban de sus conquistas lejanas y se dirigían en dirección contraria. Todo parecía indicar que un ataque sobre la desprotegida ciudad de Angus, estaba muy próximo.

Así que la gran criatura rápidamente regresó otra vez a donde estaban los ejércitos de Niels y Aidan y dió la alarma entre los dragones blancos. Estos se agitaron, y empezaron a bramar, en respuesta a los sonidos emitidos por Nerubian.

— ¡Algo malo está ocurriendo, nunca vi a los dragones tan inquietos.Parece que Nerubian se está comunicado con ellos. Lástima que no estén aquí Catrin y Rhiannon que entienden el lenguaje de los dragones. — Dijo Aidan a Niels muy preocupado.

— Parece que quieren marcharse de aquí. Lo mejor será montarnos encima de los dragones y ver a dónde nos llevan. Puede que Rhiannon y Casandra estén en peligro.—  Intuyó Niels, mostrando su desasosiego por las dos mujeres a quien más quería en el mundo, como eran su esposa y su pequeña hija Casandra.

Ragnar esperaba afuera del castillo impaciente a que Thor, acabara la misión que había venido a realizar a Ehazur. Cuanto antes se dirigieran a Angus, más posibilidades de éxito tenían de victoria. Al cabo de unas horas, al amanecer Thor ya estaba listo y se reunió con el gran dragón, sintiéndose físicamente satisfecho y más poderoso aún, después de su encuentro con las mujeres. En una de aquellas se engendraba una nueva vida, que aseguraría su descendencia.

Nerubian y todos los dragones que le seguían, se dirigían a la máxima velocidad que les permitían sus alas. Mientras los hombres se agarraban fuertemente para mantener el equilibrio a lomo de los dragones en esa loca carrera, sintiendo el aire golpear con fuerza sus rostros, y escuchando el silbido del viento con fuerza.

— ¡Tardaste demasiado! — Le recriminó Ragnar furioso a Thor, sintiendo que éste se había excedido en el tiempo de la misión encargada por él mismo. Thor calló y se subió al lomo de la criatura, dirigiendo una mirada de fastidio hacia el gran dragón, pues no soportaba que nadie le diera órdenes o le regañara, ni siquiera Ragnar. Sabía que pronto tendría el mismo poder o incluso más, cuando se transformara en un dragón cómo aquel. Percibía que ese momento estaba muy cerca ya.

En poco tiempo Nerubian que transportaba a Niels alcanzó a ver como Ragnar estaba parado a las puertas de Angus, y Thor estaba de pie delante de los ejércitos que esperaban su orden de ataque. Por su parte el dragón negro, también se apercibió de la presencia de la líder de los dragones blancos, que se aproximaba. Entonces Nerubian hizo descender a Niels de sobre ella, pues iba a enfrentarse con Ragnar, sintiendo gran furia contra el dragón que había acabado con la vida de Zenedar su amado compañero. Asimismo los otros dragones se disponían en orden de batalla, pues estaban todos los dragones llegando al lugar. Aidan, Neakail y Marcus que acababan de llegar se reunieron con Niels y con los hombres que iban llegando a las afueras de la ciudad. Las hogueras en señal de socorro se habían encendido en Angus clamando silenciosamente por ayuda, pero habían muchos hombres en camino, muchos guerreros lejos de allí todavía.

Los soldados enemigos por su parte empezaron a rodear la ciudad, por orden de Thor, quedando sitiados sus habitantes que en su mayoría ahora se componía de mujeres, niños y personas mayores o enfermas, pues los hombres de Angus estaban afuera llegando de la batalla. Pero no eran esas personas las que le importaban y no quería que escaparan. Su objetivo era la Reina y su hija.

* Las grandes puertas de entrada empezaron a ser golpeadas con grandes troncos a fin de derribarlas. Desde las torres elevadas de vigilancia y otros puestos elevados, los pocos guardas que habían quedado les lanzaban flechas encendidas. Rápidamente acudió Catrin en ayuda de los hombres que trataban de resistir estoicamente. Haciendo su movimiento peculiar con sus manos, les empezó a lanzar grandes bolas de fuego verde, que caían como bombas a sus enemigos. Por otro lado Niels, Aidan y algunos cientos de hombres que habían llegado montados en los dragones empezaron a atacar también por la retaguardia a los guerreros de Thor, unos lanzando flechas encendidas mientras que otros se enfrentaban cuerpo a cuerpo peleando con la espada. De todas maneras, poco podrían resistir, hasta que no empezarán a llegar en masa los ejércitos aliados que venían en camino.
Mientras en las alturas también los dragones empezaban a enfrentarse entre ellos.
— Nerubian, en vez de pelear conmigo, tendrías que ser mi hembra. ¿No tuviste bastante con que matará a tu compañero? — Dijo Ragnar a ella en son de burla y menosprecio, mientras caminaba a su alrededor detrás de ella.
— Eres un maldito. No me asusta la muerte, pero lo haré peleando. — Le contestó mientras le mostraba el rostro girándose hacia el gran dragón negro que estaba a sus espaldas.
Elevándose a las alturas con velocidad Ragnar la retó con ese gesto a un enfrentamiento feroz a vida o muerte.
Allí donde el aire está enrarecido por la disminución de oxígeno empezó la batalla. El primero en golpear fue Ragnar. Un potente coletazo, le impactó de lleno a Nerubian. Ella algo aturdida logró estabilizarse, logrando además devolverle un duro golpe que pilló desprevenido al dragón.
— Veo que eres más fuerte de lo que pareces. Casi como lo era Zenedar. Lástima que no esté aquí para defenderte. — Con sus palabras trataba Ragnar de minar la confianza de la dragona.
Y tras esas palabras le lanzó una bocanada de fuego que Nerubian pudo esquivar.
Ahora la que contraatacó fue ella, que embistió con fuerza el cuerpo del dragón, como el choque de dos titanes.
La pelea se alargó con una serie de intercambios de golpes por parte de ambos, que les dejó exhaustos. Ya no era posible seguir peleando en las alturas. Jadeantes tuvieron que descender al suelo para proseguir su pelea mortal a vista de todos los dragones y humanos.

Mientras la puerta de entrada de Angus cedió entrando en tropel numerosos soldados de Thor, causando el pánico entre los pobladores de allí. La gente gritaba y trataba de protegerse en sus casas, pero pronto tuvieron que salir de estas pues empezaron los enemigos a incendiarias.

Thor por su parte se abría camino, derribando con su espada a los guardas que se interponían en su camino, dirección a palacio.

— Neida, esconde a la niña. Yo me quedaré protegiendo la entrada. Madre tu también ve con ellas — Suplicó Rhiannon a su amiga y a Arianne que permanecía al lado de su hija.

— Mamá, quiero quedarme contigo, no me abandones. Tengo miedo — Lloraba suplicante Casandra, siendo arrastrada por su abuela y por Neida en dirección contraria pues la niña se resistía con todas sus fuerzas a salir de aquella habitación.

Niels por su parte intentaba llegar al castillo, pero tenía una derribar a un sinnúmero de soldados que le ofrecían resistencia a su paso. Con movimientos rápidos y precisos con la espada, lograba avanzar lentamente en esa dirección.

Aidan y Neakail y Marcus estaban rodeados de los soldados de Thor en una lucha de desgaste físico. El filo de una espada enemiga llegó a alcanzar el brazo de Aidan causándole un tajo que empezó a sangrar haciendo más difícil y dolorosa la defensa de sus contrincantes.

Ragnar por fin logró subyugar a Nerubian clavándole las garras en el lomo de la dragona. Un quejido de gran dolor salió de la garganta ella, que se removía en su esfuerzo de sacarse de encima esas uñas que como cuchillos afilados se introducían cada vez más en su interior.

La Reina quedó sola en la estancia con lágrimas surcándole las mejillas sintiendo un gran dolor en su corazón al ver a su hija suplicante marcharse de su compañía. Se disponía a dirigirse a las puertas del castillo, pero de pronto la puerta de la habitación se abrió de par en par apareciendo Thor con sus soldados.

— Hola Rhiannon, por fin nos encontramos otra vez. Aunque me temo que está va a ser la última.
— Saludó Thor a su hermana en tono inquietante y sarcástico.

— Por favor, recapacita hermano. Aún estás a tiempo, de abandonar está locura. — Se acercó ella a él, y le puso su mano sobre el brazo de él, intentando conmoverle.
Pero en los ojos de él se alojaba una mirada totalmente enloquecida, llena de odio y sinrazón demostrando que ya no quedaba nada de aquella persona que en un tiempo demostró ser.
— ¿Donde está tu hija? — Gritó Thor.
— Deja a la niña en paz. Aquí estoy yo, mátame si quieres pero no le hagas daño a Casandra. — Imploro piedad por su pequeña.
— No te preocupes, tu también morirás como ella, al igual que todos los demás. No quedará nadie en pie que se interponga en mi camino, ni ahora ni nunca. No voy a permitir que haya algún superviviente que intente vengar tu muerte. — Contestó su hermano, totalmente fuera de sí.
— ¡No por favor! — Gritó Rhiannon desesperada.
— ¡Soldados buscad en todos los rincones hasta encontrar a la niña! — Ordenó su hermano chillando con todas sus fuerzas.

Algo increíble sucedió ante la mirada atenta de la Reina. De repente, Thor cayó al suelo convulsionando y retorciéndose de dolor, al tiempo que sus ojos se volvían rojos como el fuego, y mientras su cuerpo ardía en su interior deshaciendo su ropa y armadura como si fueran de papel y escamas negras cubrían su piel y alas empezaban a brotar de su espalda...

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