Capitulo 42: La batalla por Thor. ( Parte II )

- ¿Tenemos todas las armas afiladas y a punto, Lars? - Preguntó Ivars.-
-Sí he revisado una por una, están en perfecto estado y además tenemos más que suficientes para todos los hombres que vamos a la batalla. He ordenado que se coloquen en sus respectivos carros- Respondió éste tras haber revisado cuidadosamente todo el material bélico.
- ¿Cómo estamos de provisiones, comida, agua, mantas...? - Se dirigió Ivars a Thanco.
- Estoy acabando de llenar los carros, con todo lo necesario. Frutas, verdura, carne y pescado salado. También tenemos varios barriles con agua. Creo que tendremos suficiente hasta llegar a Angus. - Le respondió el hombre encargado de las provisiones.
- Padre, mira he conseguido está espada. La he afilado personalmente. - Dijo Niels con orgullo.
- Hijo mío, te agradezco tu buena disposición. Seguro que serás un excelente guerrero en el futuro. Pero debes de quedarte. Tienes que quedarte a cuidar a tu madre. Necesitamos hombres valientes como tú aquí en Grambelaii que cuiden de las mujeres. - Respondió su padre intentando buscar una excusa para evitar suavizar su negativa.
- Padre, muchos hombres se quedan aquí. No todos parten a la batalla. Los hermanos de madre se quedan acá también. ¿Porqué no quieres que vaya? Tengo ya dieciséis años. Soy fuerte, no tengo miedo de guerrear. - Insistió Niels.
- Dieciséis años recién cumplidos, por cierto. Aún te falta mucho para ser un hombre de verdad, aunque tengas la estatura y casi la fuerza de un hombre adulto.- Le replicó su padre, alborotandole el pelo con la mano, y sonriendo al mismo tiempo.
- ¿Y cómo voy a convertirme en un hombre de verdad si me quedo a las faldas de mamá? Quiero ir a la batalla, no tendrás que cuidar de mí. Sé que puedo seros útil. - Continuó insistiendo el joven.
- No voy a continuar discutiendo contigo. ¡No puedes venir y se acabó! Soy tu padre y me tienes que obedecer. No puedo perder más tiempo, casi es tiempo de partir y aún debo despedirme de tu madre. - Le contestó Ivars ahora con voz y rostro solemne.
Niels se fue contrariado con su padre, hacia donde estaba su madre, fingiendo que al final se había sometido a la voluntad de su progenitor.
Ivars se despidió de su esposa, al igual que hicieron todos los demás guerreros con sus mujeres e hijos. En poco tiempo ya estaban los hombres preparándose para la partida.
Toda la gente se congregó a las puertas de Grambelaii para desear suerte a los valientes que iban a la batalla.
- Madre, déjame reunirme con los primos, vamos a subir a la colina para ver hasta donde sea posible la marcha de los hombres. - Engañó Niels a su madre, obteniendo su permiso. Después de todo ella conocía la decepción de su hijo por no haber podido acompañar a su padre y los demás hombres a la batalla.
El joven se acercó sigilosamente a uno de los carros donde se encontraban los víveres. Estos estaban cubiertos por grandes y gruesas mantas para protegerlos de la intemperie. Niels se subió al carro sin ser visto y tras hacerse un hueco y acomodarse lo mejor posible se tapó con estas, pasando totalmente desaparecido por el momento. Solo se aseguró de tener un poco de espacio para poder respirar.
Los guerreros partieron con sus carros y caballos hacia la batalla. Gradualmente se alejaron lo suficiente hasta desaparecer de la vista de los observantes de Grambelaii.
El cuerpo de Niels se resentía cada vez que saltaba el carro por los desniveles del sendero, pero todo y así resistía quieto y en silencio. Pasaron varias horas hasta que finalmente anocheció, y se detuvieron a descansar. Aunque sabía que representaba un riesgo, se bajó del carro y con mucho sigilo, aprovechando que los hombres estaban profundamente dormidos consiguió algunas de las sobras de la cena y pudo comer y beber algo, así como hacer sus necesidades que le urgían imperiosamente. Los fuertes ronquidos de los guerreros, le ayudaron a pasar más desapercibido en el silencio de la noche. Hasta los guardias se habían quedado dormidos, presa del cansancio.
Con sus necesidades ya cubiertas, ahora Niels volvió a subir al carro y taparse con las mantas durmiéndose casi de inmediato.
Temprano al amanecer reemprendieron la marcha todos los hombres destino a Angus. Así, iban pasando las horas y el Sol empezaba a calentar con fuerza en las horas centrales del día.
-¡Ay! -Gritó fuertemente el muchacho, sin poder evitarlo, tras dar un buen brinco al pasar el vehículo por encima de una gran piedra que el conductor del carro no había podido evitar y que casi causa un vuelco.
- ¿Has oído tu también gritar a las patatas? - Preguntó el hombre que manejaba el carro a su compañero sentado a su lado en tono burlón.
- Sí, creo que una de ellas va de polizón. Tendremos que descubrir cuál es.- Contestó éste sonriendo.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó el guerrero tras levantar la manta y destapar bruscamente la mercancía, apareciendo Niels.
- Yo...yo, - Contestó el joven tartamudeando y avergonzado tras ser descubierto, temiendo la reacción de su padre cuando lo viera.
- Algo está sucediendo- Dijo Ivars a Lars su compañero pues notó que se habían detenido varios carros de la parte de atrás de la caravana de viajeros, así que se dirigió hacia allá.
Tras abrirse paso entre los hombres enseguida vio la razón del parón y el barullo que se estaba formando.

- Niels...¡¿Qué demonios estás haciendo tú acá?!- Se dirigió a su hijo con la cara enrojecida de ira.
- Padre perdóname, era la única forma que tenía de unirme a la batalla.- Contestó el chico, temblandole la voz, pues sabía que aunque su padre era un hombre noble y bondadoso, cuando se enojaba podía convertirse en un huracán de furia.
- ¡Eres un inconsciente, un estúpido, un descerebrado, un...! Tu madre debe de haberse quedada desolada al ver que has desaparecido. ¿Quieres arriesgarte a morir en batalla, y hacer que ella muera de tristeza...? Aún eres un niño, no un guerrero. - Le dijo su padre gritando - ¿Qué voy a hacer contigo? Hemos recorrido ya un buen trecho camino a Angus, y no podemos detenernos, el plazo para congregarnos todos los guerreros procedentes de los reinos aliados termina pronto. - Se lamentó su padre al ver que ya no podían volver atrás.
- Padre, no os causaré ningún problema, lo prometo. Pelearé a tu lado y no me perderás de vista. - Respondió Niels ante el desconcierto de su padre y de los hombres que iban con él.
-Claro que no causarás más problemas. Ya sé lo que voy a hacer. Te quedarás en Angus, y no vas a venir a Ehazur a pelear. Aunque tenga que atarte de pies y manos, juro por todos los dioses que no vendrás a la batalla. Te he de devolver vivo a casa de regreso- Aseveró su padre con convicción.

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- Rey Gare, tengo que notificarte algo muy importante. - Le dijo uno de los soldados de confianza del monarca, tras haber entrado apresuradamente a la gran sala donde se encontraba el Soberano, celebrando uno de sus banquetes cómo de costumbre.

- ¡Habla! tienes toda mi atención. - Contestó Gare cambiando su semblante alegre a uno de preocupación-

-Los vigilantes que patrullan nuestras tierras montados en sus dragones han divisado una gran cantidad de hombres, cientos, quizás miles. Carros y caballos que se dirigen a Angus desde todas partes así como numerosos dragones blancos volando hacia allá - Le dió el soldado la inquietante noticia al Rey.
- Rápido avisad a todos los hombres del Reino que se preparen. Esto no significa otra cosa sino que se están reuniendo para atacarnos pronto, y la razón es porque hemos capturado a Thor. También id algunos de vosotros a avisar a las tropas que aún están guerreando lejos de aquí. Montad en vuestros dragones rápido, y notificadles que se retiren y vuelvan inmediatamente a Ehazur. Los necesitamos más aquí que allí.

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Los soldados guerreros de todos los Reinos aliados empezaron a llegar unos tras otros a Angus. Nunca se había visto tal cantidad de gente en aquel lugar. Ya no cabían en la ciudad y acamparon por todos los alrededores fuera de allí, en los valles cercanos.
Ahora Ivar y Niels se dirigieron a donde estaba Aidan, dejando al resto de los hombres de Grambelaii atrás.
- Tengo que pedirte un favor personal. - Le pidió Ivars a Aidan cuando lo encontró.
- Tengo que dejar a vuestro cuidado a Niels aquí. Ya sé que ahora mismo en esta situación esto representará una carga para vosotros. Pero verás, mi hijo se infiltró en el grupo de viajeros de Grambelaii, se escondió de hecho, y solo descubrimos su presencia cuando ya llevábamos mucho tramo de viaje y no podíamos volvernos atrás. Él quiere pelear, pero no puedo permitírselo aún, no puedo arriesgarme a perderlo, ni su madre tampoco. Es nuestro único hijo. Todos los hombres que hemos venido tenemos más de treinta años. Hombres experimentados, curtidos en batallas. Niels debe quedarse aquí, por favor te lo pido.- Dijo un angustiado padre a Aidan.
- No te preocupes, se quedará al cuidado de Arianne. - Le respondió Aidan a Ivars. -Te entiendo, pues a nosotros nos ocurre lo mismo. Rhiannon quiere ir personalmente a la batalla, pero aunque sea la Reina, aún es casi una niña. Tanto para su madre como para mí es sumamente valiosa, y todavía más ahora que Thor ya no está. Además es la Soberana legítima de Ehazur, la esperanza de todos los pueblos. Su pérdida sería terrible para todos.- Concluyó de decir Aidan.
Tras eso Niels entró en la casa de Arianne, con la cabeza baja, se sentía humillado, en vez de pelear como un valiente en batalla tenía que resignarse a que lo cuidarán y vigilarán como a un niño pequeño. Pensaba que se moriría de vergüenza cuando se encontrara con Rhiannon y se enterara de lo sucedido.
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Poco después de esto, Aidan, Neakail, Catrin, Marcus, y los demás líderes, hombres y mujeres valientes de Angus se reunieron para trazar las líneas de actuación en la batalla.
- Neakail mi padre, Marcus y yo mismo nos presentaremos a las puertas de Ehazur, con todos los ejércitos a nuestras espaldas a fin de intentar negociar la liberación de Thor, con Gare el Rey. Sí eso ocurriera y nos lo devuelven sano y salvo, nos retiraríamos y volveríamos a nuestros hogares. - Dijo Aidan causando asombro entre los presentes, que ya estaban más que dispuestos para la batalla. Pero ante todo estaba la prioridad de que Thor regresara con vida. A la que todos apoyaron la propuesta.

Después de hablar con todos los representantes de cada delegación de tropas de los reinos aliados partieron para Ehazur. Miles de hombres valientes y docenas de dragones blancos se dirigieron a su destino.

Al llegar allá, una gran multitud de guerreros preparados con sus armaduras, espadas y escudos les esperaban a las puertas de Ehazur.

Los tres hombres de Angus se adelantaron hacia allá. El Rey Gare también estaba en primer línea de batalla, y dos soldados custodiaban al niño, con sus espadas amenazando el cuello del pequeño.

- Por fin nos vemos cara a cara. - Dijo Aidan a Gare intentando reprimir sus sentimientos por el bien del pequeño. - Te has hecho muy poderoso, te has convertido en el líder que siempre quisiste ser. Más que eso, te has convertido en Rey. ¿No tienes suficiente...? Devuélvenos al pequeño, y nos retiraremos. Solo hemos venido a buscar a Thor. No queremos que se derramen litros y litros de sangre. Muchas vidas valiosas pueden perderse. - Le habló con convicción Aidan al Rey.

- Vaya, ¿Temes pelear? ¿Ahora te has convertido en un cobarde? ¿Tanto te ha ablandado la joven Arianne?- Rió estruendosamente Gare.

- Solo devuélvenos al pequeño y marcharemos. - Le respondió Aidan haciendo oídos sordos a las burlas de Gare.

- ¡Nunca! ¡Nunca! Mi hijo Thor no se irá de mí lado. De hecho, si no soy yo, será él quien terminará lo que yo empecé. Acabará con todos vosotros, os exterminará como una plaga, empezando por la Reina Rhiannon. - Respondió amargamente ahora el Rey Gare, al que le había cambiado el semblante, mientras el pequeño que estaba presenciando todo lloraba y temblaba de miedo.

- Te doy la última oportunidad. Devuelve a Thor a su madre. Nadie tiene que morir hoy. - Le dió un ultimátum a su enemigo.

- ¡Llevaros el niño, ponedlo a salvo en el castillo! Mientras yo y mi ejército acabaremos con esta escoria. ¡Que suenen las trompetas de batalla! - Gritó el Rey, mientras decenas de guerreros se interponían delante de Gare, protegiendo su vida y desenvainando sus espadas. Mientras el cielo se oscurecía por la presencia de cientos de dragones negros que estaban acudiendo.
La gran batalla estaba a punto de comenzar...

Espero que os haya gustado el capítulo. No olvidéis de darme vuestra opinión al respecto. Muchas gracias.

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