Capítulo 6: Dragona y rubia.


Los personajes, imágenes y vídeos de esta historia no me pertenecen, sólo los empleo con fines de diversión.

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Era difícil para el Slayer comprender, comprender lo que quería lograr la pelirroja con semejantes palabras.

-No entiendo ¿pelear contigo? ¿Qué esperas lograr con eso? – Preguntó serio y a la vez confundido.

-Es tal como escuchaste, quiero pelear contra ti, por favor – Pidió Erza nuevamente, su rostro esbozaba una pequeña sonrisa, estaba más que decidida a lograr lo que sea que quisiera, sin embargo, se olvidó con quien estaba tratando.

- Tengo trabajo que hacer – Negó la petición para luego seguir su camino – Wendy, nos vamos – Llamó a la peliazul, esta enseguida lo siguió en silencio, sin quitarle la mirada a la pelirroja. Justo cuando lo vio seguir sin siquiera considerarlo, volvió a plantarle cara.

-Espera, te lo pido, por favor pelea conmigo – Erza fue insistente, hablando mientras hacía una reverencia. La escena era simplemente increíble para las personas que caminaban por ahí; ver a la gran Titania haciendo una reverencia ante un desconocido, alguien sin renombre.

A Natsu empezaba cansarle un poco, no era por la insistencia, simplemente no le gustaba llamar la atención, menos que difundan rumores sobre él sometiendo a las magas más famosas de Fairy Tail, así que tomó una decisión, algo que no muchos podían lograr.

-De acuerdo – Sus frías palabras hicieron a Erza levantar la cabeza, mirarlo algo animada – Vamos a otro lugar, escucharé lo que tengas que decir – Tan pronto como miró a su alrededor, la multitud se dispersó rápidamente, su sola mirada causaba gran temor a cualquiera que se encontrara en su camino. Sonriente, Erza siguió al acorazado, imaginando que por fin podría lograr algo. Wendy permaneció a lado del joven, intercalando su mirada entre él y la pelirroja, sabía que algo iba pasar, esperaba que no fuera algo malo, nunca dejaba de preocuparse por él y menos cuando se involucraba con otras personas, mujeres en específico.

Caminaron un tanto hasta salir de la ciudad, llegando a un bosque, en medio del claro que le proporcionaba algunos árboles. La pelirroja se veía entusiasmada, lista para enfrentar al pelirrosa, al que consideraba su salvador y la persona más importante en su vida.

- Natsu, gracias por aceptar mi petición, yo...

- No te confundas- Interrumpió, dándole la espalda a la maga. Los ánimos en la expresión de Erza rápidamente se desvanecieron – Nunca dije que iba a pelear contigo, sólo escucharé lo que tienes que decirme – Intuía la razón de aquella petición, pero quería oírlo de ella, que lo confirmara para poder negarla de nuevo, después de todo, no tenía tiempo para juegos, tenía una misión por delante - ¿Y bien?

Cabizbaja, Erza apretó los puños, debía ser directa, más que las veces que intento hablar con él, las veces que intento hacerlo recordar, todas fueron un fracaso. Y ahora, perdería, tal vez, su última oportunidad de lograrlo sí no era del todo sincera.

-Mi vida ha sido algo difícil, sin padres, sin recuerdos antes de ser secuestrada para trabajar en una torre hasta la muerte, vi a muchos de mis amigos morir... Yo creí que sería la siguiente... - Habló con tristeza, una lágrima amenazaba caer de su ojo, pero no lo hizo, siguió hablando, esta vez con una sonrisa – Y entonces a pareciste tú, me salvaste, a mí, a todos mis amigos, me regresaste las esperanzas – De bajo del yelmo nada se inmuto, siguió escuchándola sin que nada lo afecte – Después de salir de esa isla, de esa torre, deseé volver a verte, agradecerte por todo lo que hiciste por mí, maldije no pedirte que me llevaras contigo, pero ahora... – Su sonrisa se desvaneció nuevamente – Me sentí mal cuando no me reconociste... Intente hablar contigo, hacer que recuerdes... Pero parece que algo te ocurrió, por alguna razón no puedes recordar o más bien... No quieres hacerlo - Sus palabras fueron serias, logrando ensanchar los ojos de la peliazul. Alguien más se había dado cuenta.

-"Ella igual"

-¿No quiero recordar? – Cuestionó Natsu, aún sin reaccionar -¿Qué te hace pensar eso?

-Esa mirada... Esa mirada fría y vacía – Señaló la pelirroja– No es normal, aún si han pasado varios años, nadie puede cambiar así por completo, pareciera.... – Dejó en intriga a ambos Slayer – Pareciera que tratas de ocultar algo, algo que no quieres que nadie sepa... O peor... Que te atormenta en tus sueños - Debajo del yelmo, nadie vio como Natsu ensancho los ojos, se sintió confundido, abrumado por esas palabras, no lo demostró.

-¿Es todo lo que querías decirme? – Preguntó, siguió con su fachada imperturbable -¿Eso qué tiene que ver con esto? ¿Por qué quieres pelear conmigo? – No lo admitiría, pero tenía curiosidad por saberlo.

- ¿Lo recuerdas? – Preguntó la pelirroja, confundiendo más al Slayer – He intentado hablar contigo varias veces, pero pareciera que nada te afecta, sin embargo, se me ocurrió algo, sí mis palabras no te llegan, tal vez mis espadas lo hagan, sé que suena ilógico, pero vale la pena intentarlo ¿No te parece? – Terminó de hablar, una larga espada con alas de plata en la empuñadura apareció en su mano, ahora sólo quedaba que él confirmara.

-Suena lógico... -Dijo Natsu- ... Para el gremio en el que estamos – Agregó, provocando una risilla en la maga.

-Ese es el estilo de nuestro gremio, de Fairy Tail por su puesto– Dijo orgullosa, la marca azul en su brazo era prueba de ello.

Natsu suspiro, bajó la mirada a su lado, Wendy se veía preocupada.

-Natsu-san...

-No te preocupes – Sus palabras la reconfortaron de alguna manera. Volvió a mirar a la pelirroja – De acuerdo... Te daré lo que quieres... - Esto hizo sonreír a Erza, al mismo tiempo Wendy no podía creerlo, ver a su mentor acceder a un combate, así como así, aun con trabajo por delante -... Sin embargo... - Dijo Natsu, tenía que asegurarse que no volviera a repetirse algo así – El perdedor tendrá que hacer lo que el ganador ordene – Fue firme con su idea, hacer que ella deje de "perseguirlo" para hacerle recordar algo que dudaba que existiera.

La sonrisa de Erza flaqueó, semejante condición la había puesto nerviosa, sin embargo, ante la idea de hacer que Natsu acceda a cualquier cosa que quisiera, daría lo mejor para salir victoriosa.

-De acuerdo, acepto – sujetó su espada, colocándose en posición – Estoy lista – Declaró decidida.

-Reequipar: Kanshō, Bakuya – Dos espadas cortas, de estilo filo curvado, aparecieron. Con la izquierda sujeto el arma brillante, mientras que con la derecha empuñó el filo oscuro.

-"No son espadas comunes" – Pensó Erza sujetando su espada con fuerza. La energía que emanaban ambas espadas acrecentaba el aura de Natsu, un tono carmesí que se fue ennegreciendo - ¡Aquí voy! – Aun así, se arrojó, descargando un corte vertical.

Natsu cruzó ambas espadas de frente, las chispas que hicieron los filos al chocar sorprendieron a la peliazul. Erza no se rindió, presionó con su espada, tratando de empujarlo, pero nada consiguió, era como si intentará empujar una gran montaña.

-¿Eso es todo? - Sorprendió a la pelirroja, mirándola a los ojos. Ella quedó paralizada al ver la luz jade dentro del yelmo – Mi turno – Natsu presionó, con suma facilidad la hizo retroceder. Erza se sorprendió al verse atrapa entre las espadas y un árbol – La diferencia es abismal, debes rendirte – Propuso Natsu, sólo consiguió hacer que Erza apriete los dientes.

-¡Jamas! – Gritó molesta – Reequipar: Armadura de velocidad – Vestida de leopardo, logró escaparse, Natsu quedó inmóvil al ver que había desaparecido.

-"Si no puedo ganar en fuerza, usaré la velocidad" – Fue el plan de Erza al correr a su alrededor.

-"Ya veo..." – Plan del que Natsu se dio cuenta. Justo atrás, una espada amenazaba su nuca, basto con ladear la cabeza un poco para que el filo soló consiguiera rozarlo.

-Tsk -Erza chasqueó al fallar.

-Tsk – Natsu al no haberla esquivado por completo.

-"Es muy buena(o)" – Pensaron el uno del otro.

Siguieron combatiendo, Erza retrocedió con un salto. Natsu giró de inmediato, arrojando sus espadas hacía ella. Erza se agachó para esquivarlas, se lanzó de nuevo aprovechando que Natsu estaba desarmado.

-"Lo conseguiré" – Fue arrogante, con una sonrisa, con su espada levantada, a punto de caer sobre el hombro del Slayer. Sin embargo, un paso hacia atrás de Natsu borró su alegría.

-No seas ingenua – La espada chispeo con el nuevo armamento.




Natsu había reequipado al último segundo; el escudo estaba sujeto a su antebrazo izquierdo. Natsu bloqueaba la espada de Erza, mientras levantaba el puño derecho, demostrando que sus espadas no eran su mejor arma.

-¡¿Cómo?!

Erza recibió el golpe en la mejilla, Natsu se había contenido, y aun así, ella fue a dar contra un árbol - ¡Argh! – Su espalda casi hace el tronco caer, pero no fue suficiente. Erza reaccionó de inmediato, esquivando la patada que partió el árbol en dos.

-Tienes buenos reflejos – Elogió a la pelirroja, no muchos podían evadir sus ataques, sobre todo si eran cuerpo a cuerpo.

-"Como se esperaba de él, espadas, escudo, cuerpo a cuerpo... Lo único que falta es..." – Analizó la pelirroja, mientras recuperaba el aliento, se preguntaba en que momento Natsu iba a usar su magia, su magia única y más poderosa, esa que presenció cuando fue salvada en el pasado.

-¿Qué sucede? – Preguntó Natsu, viendo que la pelirroja se había recuperado, pero nada, se había quedado estática -¿No vas a atacar?

Erza lo observó, no había ni una abertura en él. Al deshacerse de sus espadas, Natsu había ganado un aura más imponente. Además, por alguna razón, el escudo lo hacía ver como una fortaleza impenetrable.

-Reequipar: Emperatriz de fuego – Vestida y armada de rojo, Erza se preparó para lo peor, enfrentarse a la magia de Slayer. Natsu suspiró pesadamente.

-Para que te quede claro... -Natsu habló, des-equipando su escudo, como bumerangs, las espadas que había arrojado regresaron a sus manos - ... No usaré mis llamas, así que no desperdicies ese equipo en esto – Fue directo, no le preocupó que Erza utilizara sus palabras en su contra.

-¿Por qué? – Preguntó Erza sin bajar la guardia, esas palabras la hicieron sentir menos, como si el Slayer declarara que ganará sin siquiera esforzarse, sin su magia única.

-Eso es porque... - Dando un pequeño paso, desapareció del lugar. Erza no pudo reaccionar a tiempo, por más rápido que giro a su espalda, no pudo defenderse, abrió sus ojos con sorpresa cuando sintió el filo negro tocar su cuello – Mis llamas son sólo para enfrentar demonios – Soltó sin más, viendo a Erza bajar su espada. Natsu de-equipó sus sables, ya no quería seguir jugando – Se acabó, no vuelvas a insistir más en esto – Agregó estoico mientras se giraba, mientras se dirigía a la salida del bosque. La pequeña dragona lo siguió sin decir nada, solo podía voltear a ver a la perdida pelirroja.

Erza había perdido, arrodillada, apretando sus labios con frustración. Mientras los Slayer seguían su camino, no pudo más, apretó los puños, optó por hablarle una vez más, una última vez, ya que como había dicho el Slayer, ya no quería que ella se acercará más para hablarle de un pasado inexistente.

-¡Te equivocas! – Gritó la pelirroja, Wendy se detuvo abruptamente, volteó a verla. Natsu simplemente siguió caminando – ¡Tus llamas no son sólo para eso! – Siguió gritando, Wendy intercalo la mirada entre Erza y Natsu, este último parecía ignorarla – ¡Tus llamas me salvaron, me protegieron en el pasado, a mí, a mis amigos! – Siguió hasta que decidió decirlo - ¡Tú y tu padre...! – Dio el golpe de gracia- ¡Yurei!

Detuvo su paso de golpe, como un rayo, esas palabras calaron en su mente, debajo del yelmo nadie vio lo abierto que estaban los ojos de Natsu. Por primera vez desde que tenía memoria, sintió un dolor inimaginable en su pecho, como un vacío interminable.

-¿Dónde... - Giró lentamente.

-¿N-Natsu-san? – Wendy se mostró nerviosa, viendo a Natsu regresando, un aura oscura lo rodeaba por completo.

-¿Dónde escuchaste eso? – Se acercó más, pasando de Wendy, hasta quedar frente a Erza, ella tragó duro cuando vio los orbes brillando en carmesí - ¿Dónde escuchaste ese nombre? – La voz de Natsu había cambiado, una voz espectral que paralizo a Erza. Ella no pudo moverse, sumado a la presión que ejercía el aura del pelirrosa, una presión oscura y conocida.

-"E-Esta... Esta sensación... Es similar a la magia de Mira..." – Pensó Erza algo asustada – "No... Es diferente... Es igual a la de Él" – La imagen de cierto jinete oscuro reemplazo por un momento la imagen del pelirrosa.

-Contesta- La voz espectral de Natsu sacó a la pelirroja de sus pensamientos. Erza miró directo a la oscuridad dentro del yelmo, no tardo en distinguir un orbe brillando en sangre. Se armó de valor, respiró profundo antes de dar su respuesta.

-Tú lo hiciste... - Habló mientras se ponía de pie – Hace cinco años, tú lo hiciste, te escuche decirlo cuando hablabas con él, Así es como llamabas a ese jinete, Yurei – Dijo muy segura, encarando al pelirrosa.

De nuevo, los ojos de Natsu se abrieron por completo - "No es posible... No... No lo es, yo... Yo soy... ¡¿Eh?!" – Sorprendido, se sumió en sus pensamientos, u otra cosa – "¿Quiénes son esos niños? ¿Quién es esa niña?" – De repente, imágenes aparecieron en su cabeza, algunas borrosas, otras bastante claras, como sí los hubiera vivido en carne propia, estaba confundido, casi temblando. Una última apareció, pero esta vez...

-Mocoso – Natsu se sorprendió. Lentamente volteó a su espalda, sólo para encontrarse con el dueño de la voz fantasmal – ¿Qué crees que estas haciendo? – Y ahí estaba, aquel que rondaba en su cabeza, aquel que reinaba en sus pesadillas.

-¡Tú! – Dijo Natsu, un tono enojado reemplazo la voz tenebrosa que tenía hasta hace unos segundos. Sorprendió a Erza al reequipar su arma predilecta - ¡Desaparece! –Blandió la gran espada, la DragonSlayer. Cortó la ilusión en dos para así disiparla, pero no se detuvo ahí, la fuerza fue tal que había conseguido desquebrajar esa parte del bosque. La impresión de Erza fue en aumento, no sabía que había pasado, qué había hecho al Slayer actuar así, estaba realmente preocupada por él.

-Natsu... ¿Qué te ocurre?... - Acercó su mano tímidamente, sólo para ser interrumpida.

-Natsu-san – Wendy se acercó, se aferró al brazo del pelirrosa, este aun empuñando la espada – Por favor, deténgase, ya no siga – Soltó con ojos llorosos, consiguiendo que el aura oscura se esfume.

-Wendy – La miró confundido – "De nuevo... ¿Por qué ocurre esto?" – Pensó, dándose cuenta de lo que había hecho, miró hacia atrás, a la confundida Titania- Suficiente con esto – Su voz se había calmado, regresó la espada a su sombra. De nuevo, se dispuso a salir del bosque junto con Wendy.

-¡Natsu! – Volvió a gritar Erza - ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Qué fue lo que ocurrió contigo hace cinco años? – Preguntó en un grito, deteniendo el andar del Slayer.

-No lo sé – Respondió sin voltearse, un tono triste impregnado en sus palabras – Ni siquiera recuerdo quién soy en verdad. Lo siento, Erza – Eso último sorprendió a las dos chicas. Erza no comprendía por qué se disculpó – Si acaso tienes razón, y de alguna manera soy el Natsu del que hablas... Te aseguro que él ya ésta muerto, no intentes buscarlo más –Sus palabras llegaron a la pelirroja, ella volvió a caer de rodillas, de alguna manera, con esa declaración, él confirmo que ya nunca más volvería a verlo, a ese Natsu que la salvo.

Se fueron de ahí, desde ese día, Natsu rara vez iba al gremio, tomando los trabajos más largos y mejor pagados para sustentarse. Sólo Wendy iba de vez en cuando, siempre que le preguntaban por él, sobre todo cierta familia albina y viejo maestro, su respuesta era la misma; un silencio incomodo.

Paso mucho tiempo, y el nombre de Natsu se hizo muy conocido en todo el reino. Hubo un tiempo que se burlaron de él, debido a los trabajos que hacía como mago. Natsu aseguraba que todos los trabajos que tomaba, que en su mayoría involucraban la desaparición de personas o de pueblos enteros, era cosa de demonios. Nadie le creía, esto porque tales criaturas eran imposible que existieran en este tiempo, más increíble que cuando Wendy dijo que ella y Natsu eran hijos de dragones. Lo tacharon de loco, aunque muchas bocas se callaron debido a dos razones: el rápido ascenso de Natsu a mago clase S ¿y la otra razón? Simple, sólo un loco se metería con el dueño de un aura y mirada de muerte como la que tenía aquel pelirrosa. Los magos de ese tiempo eran ignorantes del mundo en el que han vivido los dos Slayer.

En cuanto a Erza, resulto ser una mala perdedora, aquella derrota no fue suficiente para hacerla desistir de estar con Natsu. A pesar de las palabras frías del Slayer, ella estaba más que convencida de que podría hacerlo recordar, sin embargo, nunca volvió a mencionar el nombre de aquel jinete, debido al miedo que tenía de que Natsu volviera a comportarse de manera violenta y sombría.

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Un tiempo después...

Hargeon, una ciudad al sur de Fiore, cercana a la ciudad de Magnolia. Esta bella ciudad portuaria mantenía un aura de paz y tranquilidad que sólo la brisa marina y el sol radiante le podían dar.

En el centro de la ciudad, donde se ubican varios comercios y locales, cierta rubia caminaba apresuradamente, mantenía una expresión molesta mientras hablaba con ella misma.

-Estúpido viejo, sólo me rebajo mil jewels, ¿mi atractivo sexual sólo vale eso? – Dijo la rubia sin fijarse en su camino. Vestía una falda bastante corta y una blusa blanca pegada al cuerpo, realmente lucía hermosa, sin embargo su actitud le quitaba bastante atractivo, doblando en una esquita choco contra alguien, lo rápido que iban las dos partes, hicieron que ambas cayeran al suelo – Auch... Eso dolió – Sobó su trasero para luego ponerse de pie - ¿Estas bien? – Preguntó, dándole la mano a la joven con la que había chocado.




-Sí, estoy bien –Contestó de manera tímida, mientras era ayudada por la rubia.

-Lo siento, no me fijé por dónde iba – Se disculpó la rubia, recibiendo una sonrisa de la joven peliazul.

-No hay problema, yo también tuve la culpa.

-Aun así quiero disculparme, realmente estaba distraída, no he tenido un buen día ¿sabes? Jeje – Dijo algo bromista, aunque molesta al recordar lo que paso en cierta tienda – Mucho gusto, mi nombre es Lucy ¿y tú eres? – Preguntó algo animada, la peliazul le dio la mano mientras sonreía.

-Me llamo Wendy, es un gusto conocerla, Lucy-san – Uso un tono respetuoso, normal en una jovencita inocente y con buenos modales.

-Igualmente, Wendy – Devolvió el gesto con una sonrisa, ambas jovencita caminaron juntas por un rato, y como era de esperarse de la animosa rubia, quiso conversar un poco – Y dime, Wendy ¿Vives en esta ciudad?

-No – Contestó Wendy – Vivo en Magnolia – Agregó algo apagada.

-Mmm – Lucy se puso a pensar- Eso no está muy lejos, aun así ¿Qué haces es esta ciudad? ¿Estas sola? – Preguntó algo curiosa, observando detenidamente a la peliazul.

-La verdad es que... - Wendy empezó a hablar, aunque inmediatamente fue interrumpida. Un grupo de chicas paso corriendo a un lado de ambas.

-¡Demon-sama está en la ciudad!

-¡Kya!

Fueron los gritos incesantes del grupo de chicas, voces chillonas y expresiones emocionadas, todas ellas se dirigían con rumbo hacía el parque de la ciudad.

-¿Eh? ¿Demon ésta aquí? ¿Ese famoso mago cazador? – Cuestiono Lucy, igual o más entusiasmada que aquellas señoritas. De inmediato, volteó a su lado – Wendy ¿No te parece increi... - Se cortó al no encontrarse con la pequeña - ...ble?... Mmmm ¿A dónde habrá ido? – Miró a su alrededor, pero nada, la joven se había esfumado – Bueno, seguro la volveré a ver. Tengo que apresurarme, quiero conocer al famoso Demon – Dijo más emocionada que antes, siguiendo a las chicas descontroladas.

Al llegar al parque, hizo todo lo que pudo por colarse en la multitud, se abrió a paso entre las chicas, cuando por fin llegó, ahí se encontraba, cierto hombre de complexión delgada y cabello purpura.

-Tranquilas señoritas, una a la vez, les daré un autógrafo a todas – Dijo el pelipurpura de tatuaje en el rostro, repartiendo su firma como si se creyera una celebridad.

-"¿Eh? ¿Qué es esta sensación?" – Fue de inmediato, al verlo, el corazón de la rubia tuvo un sobresalto, algo que hizo que sus pupilas cambiaran por corazones, se sentía sumamente atraída por el hombre que decía ser el Demon, uno de los magos más poderosos de cierto gremio, y quizás de todo el reino. Se abrió paso entre la multitud alborotada. Lentamente, se fue acercando al hombre, quien le dedicó una sonrisa. Justo cuando iba a llegar, fue retenida del brazo.

-¡Lucy-san, reaccione!

-¿Eh? – Los corazones en los ojos de la rubia se rompieron, aquella voz la había despertado de su trance – ¿Wendy? ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí? – Preguntó confundida, para luego ser llevada fuera de la multitud.

-Bueno, ahora si me disculpan, tengo asuntos que atender- Dijo el pelipurpura, una expresión de decepción se reflejó en el rostro de cada chica. Al chasquear los dedos y recitar un hechizo, levantó el vuelo en una especie de vórtice color purpura -¡Voy a dar una fiesta esta noche y todas están invitadas, señoritas! – Giño, y sin más, desapareció en el cielo. Todas estaban más eufóricas que antes, parecían admirar mucho a aquel hombre apodado Demon.

Un poco lejos de ahí, antes de que la multitud se dispersara...

-Gracias, Wendy, realmente me ayudaste – Dijo la rubia, ambas chicas habían tomado asiento en un banco.

-No hay de que, me gusta ayudar a los demás – Expresó Wendy, dándole una sonrisa sincera.

-De verdad, muchas gracias jeje – Volvió a agradecer - Es increíble que ese tal Demon allá resultado ser tal charlatán, no puedo creer que usará magia de hipnosis para hacer que esas chicas se sientan atraídas por él, sinceramente estoy muy decepcionada – Siguió hablando, haciendo sonreír a Wendy de manera nerviosa, y al mismo tiempo, haciéndola apretar los bordes de su falda – Y bien ¿Por qué desapareciste de repente? – Preguntó de inmediato, con el presentimiento de que la peliazul desaparezca de nuevo.

- Estoy aquí por un trabajo del gremio, pero la verdad es que...

-¡Espera! ¡¿Dijiste gremio?! – Lucy no la dejó terminar, sus ojos reflejaban mucha emoción.

-S-sí – Respondió Wendy, algo cohibida al ser observado por unos ojos brillantes.

-Jeee, eso significa que eres maga, me parece increíble que lo seas a tu edad ¿Sabes? Aunque no lo creas, yo también soy maga, y espero unirme a un gremio algún día, ya que solo así seré considerada una verdadera maga, he escuchado que... - Y la rubia seguía y seguía.

El nerviosismo de Wendy no así más que aumentar, se hubiera mareado por los comentarios de Lucy sí no fuera por su actitud paciente y calmada. Dándose cuenta de que ya habían pasado algunos minutos, decidió interrumpirla.

-Lo siento, Lucy-san, pero tengo que irme, tengo algo importante que hacer – Habló apenada mientras se ponía de pie.

-¿Ya te vas? Bueno, no se puede hacer nada, la vida de una maga es algo ocupada ¿Cierto? – Comentó Lucy, una sonrisa acompañaba su guiño – Bueno, espero que nos volvamos a ver.

-Sí, yo también lo espero, hasta luego, Lucy-san – Se despidió cortésmente, alejándose de aquel lugar- "Tengo que darme prisa, tengo que demostrarle a Natsu-san lo que puedo hacer por mi cuenta" – Pensó decidida, con su mano en su corazón, se veía muy motivada por algo.

Viéndola alejarse, Lucy quedo pensativa, algo tarde, se dio cuenta de algo...

-Ah... Rayos, olvide preguntarle a qué gremio pertenecía – Dijo para sí misma.

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Aburrida y recostada en el banco, se puso a hojear una revista, llevaba unos minutos haciéndolo desde que se fue la peliazul – Sería bastante increíble que Wendy resultara ser miembro de Fairy Tail jeje, ese gremio es simplemente genial, quisiera unirme a ellos – Dijo al aire, leyendo los artículos que hablaban sobre aquel gremio, sin saber que era escuchada por alguien.

-Oh, vaya, así que quieres ser maga de Fairy Tail.

Lucy se levantó de golpe - Tú eres... ¡No caeré otra vez en ese truco! – Se puso en alerta al reconocer al hombre y los anillos que traía consigo.

-Sí realmente quieres ser maga de Fairy Tail, yo te puedo ayudar – Sonrió de manera maliciosa. Las palabras del pelipurpura llamaron por completo la atención de Lucy, ella se mostró muy interesada, y sin más, escuchó la propuesta del mago.

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De noche, el barco había partido con rumbo desconocido, en mar abierto, ninguna de las jovencita que habían sido invitadas a la fiesta se habían percatado de eso. Lucy trataba de permanecer calmada mientras escuchaba al supuesto Demon, ofreciéndole unas gotas de vino con su magia.

-¡Ya fue suficiente, no caeré con eso! – Gritó molesta, al darse de lo que pretendía aquel sujeto.

-Muy impresionante, Lucy, realmente eres especial – Dijo el hombre con expresión arrogante.

-Mira, no te des una idea equivoca, quiero unirme a Fairy Tail, pero no de esta manera, no pretendo volverme tu amante ni nada parecido – Siguió molesta, sin saber lo que le esperaba.

-Parece que estas confundida, preciosa, no te das cuenta de que eres una más del montón jeje.

-¿Qué significa... ¡¿Eh?! – Se sorprendo, cuando varios hombres aparecieron a su alrededor.

-jeje, jefe, hoy si fue una gran pesca- Comentó uno de los rufianes. Como un costal de papas, una mujer colgaba en su hombro, al igual que los demás hombres, todos llevaban a una de las mujeres que fueron invitadas a la fiesta, obviamente había sido una trampa.

-Ahora quédate tranquila mientras nos dirigimos a Rosco jeje – Ante la expresión malvada del hombre, Lucy se puso realmente preocupada.

-¿Cómo te atreves? – Antes de que pudiera emplear sus llaves, una especie de látigo purpura se enrolló en su cuerpo, arrebatándole las llaves de sus manos. Lucy estaba atrapada, apunto de llorar por tal viles actos, todos perpetrados por el hombre que decía ser mago de Fairy Tail – ¡Eres el peor mago de todos!

Justo grito, un fuerte viento hizo a todos tapar sus rostros, la ráfaga duro unos segundos y cuando por fin paró, una de las chicas se había librado de su captor, propinando golpes a los maleantes hasta llegar a la rubia.

-Espera un momento, tú eres... - Lucy estaba sorprendida de lo que había pasado, aunque no reconocía a la mujer que la había salvado.

-¿Se encuentra bien? Lucy-san – Esa forma de hablar hizo a la rubia abrir los ojos, su apariencia no era la misma, sin embargo, la reconoció de inmediato.

-¿Wendy?

-Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí? – Habló el pelipurpura, viendo a las dos chicas subir su guardia – Así que tenemos a una infiltrada. Dime ¿Quién eres preciosa? – Intento ser seductor, pero la verdad es que se oía repulsivo.

-Perdón, Lucy-san. No quería actuar hasta que lo confirmara, no era mi intención dejarla sola – Susurró. Ambas chicas se cubrían las espaldas, una a la otra.

-No te preocupes, estoy bien, pero más importante, no puedo ayudar, arrojaron mis llaves al mar- Comentó triste, viendo que más hombres las rodeaban.

-¡A ellas! – Ordenó el pelipurpura. Varios hombres se arrojaron a las magas.

-¡Lucy-san, no se aleje de mí! – Grito la mujer. Antes de que los hombres llegaran, fue contra ellos, propinando rápidos golpes con las palmas de sus manos, rafagas de viendo atravesaban los cuerpos de los maleantes para luego caer inconscientes.

-Increíble – Lucy alucinaba con lo que veía, como aquella niña tímida que conoció, ahora con apariencia de veinteañera, propinaba una golpiza a aquellos tipos, se preguntaba si acaso todos los magos de Fairy Tail eran así de hábiles y fueres. Desafortunadamente, bajó su guardia por un segundo.

- ¡Detente en este instante! – Un grito desesperado detuvo las acciones de la peliazul.

El corazón de Wendy tuvo un vuelco cuando miro a su nueva amiga siendo retenida, utilizada como rehén.

-L-Lo siento... Wendy – Trato de disculparse, la magia del hombre comenzó a estrangular su cuerpo lentamente.

-Deje ir a mi amiga – Gritó temerosa, Wendy sólo podía ver como seguían torturando a la rubia.

-Primero dime quién eres y ríndete – Exigió el hombre, sonriendo al ver la expresión de la maga.

Wendy no tuvo más opción, bajó sus puños y deshizo la magia ilusoria.

-Jooo, que pequeña más adorable – Soltó arrogante, varios hombres rodearon a la pepliazul.

-Ahora déjela ir – Pidió Wendy, desesperada al ver que no liberaban a la rubia.

-Para nada, ella se convertirá en nuestra mercancía, y tú igual jovencita jaja- Hablo entre risas, usando su magia para retener a la pequeña – Serás una mercancía interesante para ciertos clientes jaja – Siguiendo riendo. 

-N-Natsu-san...- Wendy sólo pudo soltar una lágrima, sintiendo como la magia del sujeto la adormecía.

A toda velocidad, surcando el cielo estrellado...

-Bien, ahora llévenlas con las demás- Ordenó el pelipurpura.

... Nadie se imaginaba que algo se acercaba...

-No vayan a arruinarlo esta vez.

... Un ala negra como la noche eran su medio de transporte predilecto...

-Dense prisa y pongan el barco a toda...

... Y como un rayo, cayó de golpe, atravesando el techo del barco, quedando en medio de los pobres diablos.

-¡¿Qué diablos?! – Gritó asustado, viendo a aquel ser que había entrado, arrodillado, un ala negra se extendían hasta el agujero del techo.

Las luces en el interior del barco se apagaron, todo quedo en penumbra, la luz de la luna que se filtraba por las ventanas apenas conseguían hacer que algo se distinga. Una luz verde se abrió en la oscuridad, luz que pertenecía a aquel ser misterioso.

-Antes de empezar ¿alguien prefiere retirarse? – De pie, soltó su advertencia, retrayendo su ala, viendo muy bien a los tipos que tenía por enemigos, sus ojos veían muy bien en la oscuridad.


Su voz fría y espeluznante hizo a los hombres torcerse en terror. Con el miedo calando sus huesos les costaba estar de pie, de frente a la figura oscura y mirada penetrante de aquel caballero.

-U-Una armadura desgastada y ala negra... - Con voz temblorosa, uno de los rufianes asustó a todos con sus palabras - ¡J-Jefe!...E-Es él... Es el verdadero... Demon... !Demon Slayer!  

- ¿Demon Slayer? - Expresó la rubia impactada.

El miedo se apodero todos con esa advertencia, sin embargo el pelipurpura, aun sudando frío, se negaba a creerlo, creer que el mago, a quien usurpó el nombre, se encontraba frente a él.  

-¡Deja de decir estupideces! !No se queden ahí parados y acaben con él! – Gritó desesperado, temblando hasta las rodillas. Los bandidos consiguieron reaccionar, aun con el miedo, arremetieron contra el acorazado, este no hizo más que suspirar, ninguna de las espadas o armas de filo lo tocarían, se aseguraría de ello.

-Idiotas, pero aun así vivirán – Se dijo a si mismo. En un parpadeo, justo cuando la luna fue tapada por las nubes, no se escuchó nada más que el metal rebanando la carne, después, el sonido seco de los cuerpos cayendo. Nuevamente, dos luces verdes se abrieron en la oscuridad – "No son demonios, aun así, actúan peor que ellos, ustedes los humanos no son hacen más alimentarlos, volverlos más fuertes con sus actos" – Pensó mientras sostenía del cuello a aquel mago pelipurpura, este último se había llevado la peor parte. La luz del barco regresó, cuerpos tendidos y demacrados tapizaban el suelo, seguían con vida, sin embargo, nunca más se pondrían de pie o lastimarían a alguien con sus manos, el filo negro y de plata ensangrentados daban fe a ello.

-"¿Q-Qué... Qué sucedió? ¿Quién es..." – Lucy temblaba de miedo, en el suelo, sólo podía ver como aquel acorazado se acercaba, caminaba hacia ella y a Wendy, rezaba porque no fueran las siguientes víctimas, la manera de acabar con aquellos malvados fue lo bastante cruel para hacerla pensar eso – N-No... - Rogó mientras cerraba los ojos, el extraño se arrodillo, lentamente acercando su mano a la peliazul- ¡Alejate de ella! ¡No le hagas daño! – Gritó, se había armado de valor para arrastrarse e interponerse en su camino, aunque después entendió algo, nada ni nadie interfiere en el encuentro de una dragona con su dragón, lo entendió de la manera más impactante posible.

-¡Natsu-san! – Wendy se levantó, de inmediato, rodeó el cuello del blindado, lo abrazó con cariño.

-¡Eeeh! - un gesto que tomó por sorpresa a Lucy, sobre todo al ver a la personificación de la inocencia abrazar a la imagen del mal encarnado, según ella.

-¿Estas bien, Wendy? – Natsu demostró estar preocupado por Wendy, aunque su voz no lo hacía parecer así, ni tampoco el que no haya correspondido al abrazo. Wendy asintió, de nuevo fue interrogada -¿Qué haces aquí? ¿Por qué te fuiste sin decir nada? – Esto hizo que la peliazul se separara, que pusiera una expresión realmente apenada.

-Quería probarte que puedo hacer misiones por mi cuenta, mostrarte que yo también puedo luchar, así que vine a Hargeon para resolver el caso de desaparición de algunas mujeres – Dijo algo triste al ver que las cosas no resultaron como esperaba – Pensé que se trataban de "ellos" – Agregó, haciendo alusión a los enemigos del pelirrosa - Lo siento... Natsu-san - Se disculpo, bajando la mirada. Como una niña, esperaba su regaño, lágrimas se amotinaron en sus ojos.

Natsu se puso de pie, mirando a su alrededor, se fijó en los hombres que no habían sido cortados, aquellos que la peliazul derribo antes de llegar. Sintió orgullo por ella, había demostrado ser capaz de hacer luchar por su cuenta, después de un año de haberla entrenado.

-No lo hiciste mal – Elogió a su manera, con su voz fría de siempre, esto hizo que Wendy subiera la mirada, limpió sus lágrimas, se sintió feliz al recibir esas palabras  – Pero para la próxima... - Se acercó a la sorprendida y a la vez asustada rubia - ... No vengas sola, y menos trayendo peso muerto – Esto último lo dijo viendo a la rubia directamente a los ojos. Wendy no pudo evitar soltar una gota en la nuca, disculpándose internamente con su amiga. Lucy se habría desmayado al verlo, sin embargo, su enojo ganó contra su miedo.

-¡Oye! ¿Quién te has crei.... ¡¿Eh?! – Se vio sorprendida al ser levantada por el blindado, tal cual saco de papas.

- Sujetate – Dijo Natsu. De inmediato, Wendy se abrazó a su cintura -¿Lista?

-Hai – Respondió Wendy, preparándose para partir.

-E-Espera... ¿Qué vas ¡Aaahhhh! – Gritó Lucy sintiendo su cuerpo elevarse, perdiéndose entre las estrellas, gracias al ala del verdadero Demon.

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https://youtu.be/pBKwUvwsAus



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