Capitulo 2: Dragón y pelirroja.
Impulsivo y descuidado, esas serian las palabras que describirían las acciones del joven slayer en este momento. Corriendo en las grutas acabando con cuanto enemigo se encontraba en el camino.
-Karyū no Tekken- Con un puño envuelto en llamas, acabó con uno de los guardias que custodiaba una puerta de lo que parecía ser un calabozo.
No importándole nada mas que llegar hacia la persona que gritaba por ayuda, derribo la puerta con un fuerte golpe, esta vez no necesito su magia, solo fuerza bruta.
-¡¿Quien demonios eres?!- grito molesto uno de los magos que rodeaban una mesa. El pelirrosa no contesto solo observo a los individuos que tenia enfrente, cinco hombres vestidos con capuchas negras, uno que otro armado con una espada. Un niño de 9 años debería sentirse intimidado por su apariencia y sobre todo por las expresiones que tenían, pero él no; mantenía una expresión seria y serena o eso era al menos hasta que vio aquello que tenia ocupados a los magos. En aquella mesa de piedra yacía una hermosa niña pelirroja encadenada, solo unos harapos la vestían ademas de que tenia algunas cortes en sus extremidades y rostro.
-¿que creen que están haciendo? - si no fuera porque lo tenían enfrente, los magos no creerían que aquella voz aterradora provino del niño que tenían enfrente. Su manto y bufanda cubrían su cabello y rostro, lo único que tenia descubierto eran sus ojos color jade los cuales los miraban de forma amenazante.
-Eso no te importa mocoso- hablo uno de los magos que se no se sintió tan intimidado.- ella sera preparada para ser el sacrificio- siguió hablando. -¿sacrificio? - interrogo el pelirrosa - si, sacrificio, ella sera el recipiente para traer a la vida al gran Zeref- prosiguió con su discurso malvado seguido de una risa que secundaron los demás magos.
Los ojos del pelirrosa se agrandaron, no conseguía entenderlo, recordó a aquellos demonios a los que se había enfrentado, Yurei le había enseñado que los demonios son el peor mal del mundo y que deben ser exterminados, pero los individuos que tenía enfrente no eran demonios sin embargo se comportaban como uno o peor.
-p-por... f-a...vor ayuda... - una voz débil llego a los oídos del pelirrosa, se trataba de la niña cautiva, sus ojos reflejaban miedo a la vez brotaban algunas lagrimas.
-¡Aléjense de ella malditos!- grito realmente molesto lanzándose al ataque. -¡niño, no nos subestimes!-grito un mago empuñando su espada, se preparaba para cortar al joven quien cargaba de frente,pero al hacer un corte horizontal desapareció completamente de su vista -¿eh?- expresaron los demás magos, al ver como el cuerpo de su compañero, partido en dos, caía al suelo en un charco de sangre. - Ahora siguen ustedes- declaro el pelirrosa, su cuerpo al igual que su espada estaban cubiertas de sangre. - ¡N-no se queden parados, ataquen! - grito asustado otro mago.
La batalla o mas bien masacre duro unos pocos segundos, la niña presencio todo, desde los cortes hasta las llamas que consumían los cuerpos sin vida de los magos.-escoria- dijo el chico de mirada fría ante las cenizas. Lentamente camino hacia la mesa de piedra, la niña cerro sus ojos por el miedo de lo que podría hacerle ahora a ella-¿estas bien? - Escucho una voz amable, la pelirroja abrió sus ojos encontrándose con otros color jade. -s-si- contesto nerviosa no miedo sino por la sensación que le provocaba ser observada por esos hermosos orbes, ya no eran fríos ahora irradiaban vida y amabilidad, una sentimiento indescriptible surgió ella. El pelirrosa la libero rompiendo las cadenas con su espada.
-Mi nombre es Natsu, ¿como te llamas?- pregunto dándole la mano. - me llamo Erza - contesto tímida.-Erza... es un lindo nombre- dijo en tono suave haciendo que la niña se ruborice- ¿por que me salvaste? Pudieron haberte matado -dijo la pelirroja.
- ¿por qué dices? ... mmmmm... no lo sé... simplemente quise hacerlo al escuchar que pedías ayuda - respondió, si no fuera por su capucha y la bufanda que cubría su boca, la pelirroja podría jurar haberlo visto sonriendo por la forma en la que cerro los ojos. "Fuerte y amable" "me siento segura a su lado" fueron los pensamientos que tuvo ella, estaba dispuesta a seguirlo a donde fuera pero... -ven, hay que salir de aquí - le dijo el chico señalandole la salida- no puedo - contesto la pelirroja.
- eh ¿por que?- cuestiono el niño.
-mis amigos... tengo que ayudarlos... no puedo abandonarlos- contesto con una mirada decidida.
- De acuerdo, te ayudare - dijo el muchacho, Erza se sorprendió a la vez que una inmensa alegría invadió su cuerpo.
Luego de platicar y de que Natsu le proporcionara una espada y una simple pieza de armadura a la pelirroja, se dirigieron al lugar donde se encontraban todos trabajando.
Ocultos detrás de algunas rocas cercanas -Escucha Erza... yo me encargare ellos, mientras tanto tu liberaras a tus amigos- dijo y le entrego un juego de llaves las cuales quedaron de los restos de la gente que incinero. - Entiendo... cuando estén libres yo te ayudare- dijo la pelirroja decidida.-¡No!, yo seré la distracción, tu solo ocúpate de tus amigos y huyan- el pelirrosa fue cortante.- pero...- no pudo terminar ya que el chico había saltado a la acción.
Nuevamente Natsu hizo gala de sus habilidades para la lucha y la matanza, su mayor arma en ese momento era el sigilo, se ocultaba entre las sombras y las pocas rocas, luego que tenía a un guardia lo suficientemente cerca, tapaba su boca y hundía su espada en su cuello, de esa forma se aseguraba de matar a todos con el menor ruido posible, mientras eliminaba a los guardias, la pelirroja usaba las llaves para liberar a los niños de sus cadenas. Desafortunadamente, las habilidades de Natsu no eran perfectas.
- ¡Intruso! - grito un mago quien lo vio intentando esconder un cuerpo.
-tch, Diablos - Maldijo el pelirrosa.
-¡Detente ahí maldito! - Grito un mago y con su cetro lanzo una llamarada. El ataque llego al pelirrosa pero tal fue la sorpresa del hombre cuando vio como el niño consumía las llamas.
-Gracias por la comida - dijo a la vez que sonreía de manera agresiva.
-¡Monstruo! - Expreso aquel mago asustado.
En pocos segundos una gran numero de magos al muchacho, Natsu observo a su alrededor y se alegro de ver que ya habían escapado la mayoría de los esclavos.
-"Bien hecho Erza" - Pensó a la vez que sonreía, sin embargo su situación no era nada buena pronto todos los magos prepararon sus hechizos.
-¡Todos! ¡Ataquen! - Grito un mago y de inmediato todos lanzaron unos rayos de diferentes colores.
Natsu esquivo los rayos como pudo, salto, corrió y acabo a algunos magos con su magia de Slayer y su espada.
- ¡Karyū no Tekken! - ataco a un mago que lo rodeaba, de inmediato se dirigió su mirada al resto, su respiración se volvía pesada, se estaba quedando sin energías.
-¡Vamos! es solo un niño... ¡Acabemos con él de una vez! - Dijo un mago enfurecido viendo al joven cansado.
Los magos se reunieron y prepararon sus hechizos nuevamente, pero esta vez era diferente, sus magias se estaban concentrando en un solo ataque.
-"¿Qué es eso?"- Pensó Natsu al ver y sentir la inmensa cantidad de magia acumulándose, intento huir pero un dolor punzante en el abdomen se lo impidió, llevo su mano a esa parte para darse cuenta de su herida - Hasta aquí he llegado jeje... lo siento Yurei no pude obedecerse esta vez - Natsu se lamentó mientras observaba su mano ensangrentada.
El tiempo se volvió lento a medida que caía al suelo y se preparaba para aceptar su destino, pero sin darse cuenta cierta niña se planto enfrente de él.
-¡¿Qué demonios estas haciendo?! - Grito el pelirrosa molesto.
-¡Y-yo te protegeré! - Declaro Erza temerosa, sus piernas temblaba al igual que sus manos al empuñar su espada.
-¡UNISON RAID! - Declararon su ataque, un enorme vórtice de energía brillante que se dirigía a los dos niños.
Rapidamente, con gran esfuerzo y dolor, el pelirrosa logro levantarse y colocarse enfrente de Erza.
- ¡Karyū no Hōkō! - Natsu lanzo su ataque más poderoso, un rugido de fuego en forma de vórtice.
Las magias chocaron provocando una onda expansiva, ambas energías se empujaban entre sí, ninguno de las dos quería ceder.
-Increíble, l-lo esta logrando - Hablo Erza impresionada por la fortaleza del Slayer.
Sin embargo a pesar de su entrenamiento, y de su habilidad, aun le faltaba experiencia y resistencia, poco a poco las llamas empezaron a retroceder. Natsu, dándose cuenta que su cuerpo y mana habían al limite, retrocedió y abrazo a la pelirroja.
-"Maldición, al menos tu debes vivir" - Pensó cerrando los ojos preparándose para el impacto, antes de que eso ocurriera escucho una voz deformada en su cabeza.
-Mocoso... ¿qué crees que estas haciendo?-
La explosión fue enorme haciendo temblar el lugar, una cortina cortina de humo se levanto donde se encontraban los dos niños, los magos miraron complacidos su hazaña, habían terminado con la vida de aquellos que les dieron tantos problemas.
- Bien, se lo tenían merecido - dijo complacido uno de los magos que tenía apariencia de ser el líder.
-¿Ahora que hacemos? Señor - pregunto otro de ellos.
-Vayan y capturen a todos los que escaparon, y a los que se resistan matenlos - Ordeno molesto, estaba agotado y muy irritado después de realizar semejante ataque, lo ultimo que quería era a unos niños llorones después de ser capturados nuevamente, por lo que esa orden sonaba lo más lógico para él.
El humo y polvo se fue disipando, todos los magos se encontraban discutiendo y algunos recuperándose.
-S-se...se...señor - dijo asustado uno de los magos.
-¿Qué suce... - Se corto al dirigir su mirada hacía el humo.
Miedo es lo que sintieron al ver semejante entidad salir del humo, un ser horripilante e imponente, un manto oscuro y una coraza tan negra como la noche cubrían al jinete, el caballo o mejor dicho la bestia que montaba le daba una apariencia más intimidarte, su casco hablaba por él, asesino de demonios, jinete del apocalipsis, caballero maldito...el caballero calavera.
-¡¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! - Grito el líder aterrado.
-¡AAAAH! - Gritaron otros por el miedo que les imbuía aquel ser.
De manera desesperada reanudaron sus magias, el rey calavera se quedo plantado protegiendo a los dos niños, recibió cada ataque pero ni uno solo podía dañarlo, ni siquiera lo movieron de su lugar, ni un milímetro.
-Fall (Caigan)- Sin hacer ningún gesto o movimiento, recito la palabra como un canto demoníaco.
En seguida todo se oscureció alrededor de los magos, la sensación fue abrumadora para ellos, no sabían lo que estaba pasando, estaban atrapados en una especie de cúpula negra, algunos gritaron, otros lloraron y unos pocos maldijeron pero al final, como habían escuchado, todos cayeron como si algo les hubiera arrancado el alma, Los cuerpos tapizaban su suelo, "matar humanos si es necesario" había cumplido con uno de sus lemas sin embargo no estaba feliz por su acción.
El jinete giro la bestia y bajo su mirada hacia el pelirrosa.
- Yurei... yo... - hablo el pelirrosa pero fue interrumpido.
- ¡Silencio! - ordeno con su voz fantasmal. - Los demonios son nuestros únicos objetivos, cualquier otra cosa esta fuera de discusión - Dijo con tono severo haciendo que Natsu bajara la cabeza. Sabía que su discípulo aun guardaba mucha compasión y calidez en su corazón, eso era lo que le molestaba, afirmaba que era algo que lo hacía descuidado y vulnerable.
- No fue su culpa, él solo intentaba protegerme - Dijo Erza con miedo al tener de frente a Yurei. Lo que le daba valor para hablarle era el hecho de que estaba en los brazos de Natsu.
El caballero miro a la niña a lo que ella hundió su rostro en el pecho del pelirrosa. Bajo del corcel y se acerco a ellos.
-Eres la segunda persona que me encara, jovencita- Expreso Yurei, si no fuera por su extraña voz parecería que uso un tono amable.
-Yurei, ella es bastante fuerte, salvo a sus amigos y me protegió - dijo el pelirrosa contento.
-Ya veo, parece que haz encontrado una buena pareja, Natsu - Dijo Yurei. La pelirroja puedo oírlo y de inmediato quedo tan roja como su cabello.
-Mh ¿pareja? ¿qué es eso? - expreso Natsu confundido.
-Sin embargo, me desobedeciste así que prepárate para las consecuencias - dijo el caballero con tono serio.
-¡Noo! ¡Eso no! - grito el pelirrosa asustado, rascándose la cabeza de manera cómica. Tenía traumas de los castigos que su maestro le ejerció los primeros días de su entrenamiento.
Erza no pudo evitar soltar una pequeña risa ante aquel acto, a pesar de la apariencia y aura aterradora, el caballero y Natsu actuaban como un padre castigando a su hijo maleducado, por supuesto que eso la puso feliz y al mismo tiempo triste puesto que ella era huérfana, viéndolos apenas y podía imaginarse lo que era una familia.
Luego de salir de aquel lugar, Erza se encontró con el resto de los niños en un muelle de la isla, estaba tan contenta que todo haya salido bien, por fin eran libres y todo gracias a Natsu, el pelirrosa permanecía alejado de aquella escena, por su parte Yurei se había ido del lugar.
- Natsu - dijo Erza mientras corría hacia el muchacho.
- ¿Qué sucede? - Pregunto Natsu.
-Tus heridas... ¿estas bien? - Pregunto preocupada.
-Si, no te preocupes - Dijo el muchacho mientras mostraba abdomen vendado.
-Gracias Natsu, por liberarme a mi y a mis amigos - unas lagrimas empezaron a brotar de los ojos de la pelirroja.
-Oe oe, pensé que estarías feliz - Dijo Natsu algo confundido.
-E-estoy... feliz, es solo que... no puedo evitarlo - El llanto de la Erza empezó a volverse más fuerte.
Natsu se quito la capucha y la bufanda que cubría su rostro. Al verlo, tanto su rostro como su cabello rosa, Erza quedo anonadada, a pesar de que eran niños estaba sorprendida por lo atractivo que era, pero lo que hizo que se sonrojara fuertemente era la hermosa sonrisa que le estaba dando.
-También estoy feliz por ti Erza - Dijo el pelirrosa sin dejar de sonreír.
Después de despedirse, desde un acantilado, Natsu observo el barco alejarse, ya no había nada que hacer ahí, los restos de la torre lo confirmaban y sin más emprendió el regreso a su hogar.
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(2 meses después)
Era de día y a pesar de eso un extenso bosque permanecía oculto en la neblina, en el lugar se libraba una batalla, fuertes explosiones, llamaradas y rayos de energía oscura hacían temblar el suelo, se trataba del hogar y lugar de entrenamiento de cierto niño. La naturaleza del bosque impedía ver lo que ocurría o quienes eran los que participaban en tal lucha, lo único que se podía decir, por lo magnitud de los ataques, es que iban en serio, era una lucha a muerta. Alaridos bestiales y el sonido de metales chocando le daban ambiente al encuentro, sin embargo, al llegar la noche todo eso se detuvo, el silencio reino, en lo profundo del bosque figura infantil permanecía plantada en medio de un claro. La luz de la luna permitió ver de quién se trataba, estático y con una expresión serena mientras observaba el astro, así se veía aquel chico pelirrosa quien tenía la ropa completamente rota y chamuscada a la vez que la sangre corría de sus heridas.
-Nee...¿Lo hice bien?... ¿estas contento?... al fin lo hice... elógiame por favor jajaja - Expreso el pelirrosa con euforia mientras abrazaba algo - ¡Dime!... ¡HABLA MALDITA SEAS! - grito furioso, después de eso cayo de rodillas y encaro la realidad.- ¿qué debo hacer ahora? dime por favor... Yurei - Expreso con voz triste a la que vez que lagrimas empezaron a caer sobre el objeto que sostenía, un casco agrietado en forma de calavera, lo único que quedo de su mentor y protector.
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