Capítulo 18: D????? y A?????



Los personajes, imágenes y vídeo de esta historia no me pertenecen, sólo los uso con fines de diversión.


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Inconsciente, su cuerpo se encontraba cayendo a toda velocidad, en un abismo oscuro y sin fondo, sin nada que pudiera frenar su caída.

Por el sonido que hizo, sin duda, fue la caída más larga que haya tenido en su vida.

-Ugh... - Se quejó. Increíblemente, había sobrevivido - ¿D-Dónde... estoy? – Abrió su único ojo. Se arrastró algunos metros, dentro de ese gran cráter que hizo al caer. Sus piezas de metal lo abandonaron en el camino, se hicieron polvo, como si el paso del tiempo corriera más deprisa. Su cuerpo malherido y su brazo derecho ausente.

Asomó fuera del cráter, se sintió desconcertado, era un lugar oscuro y solitario, como un enorme desierto, la arena blanca, el cielo por completo negro, una media luna a lo lejos.

Nada nunca lo había detenido. Recordó lo último que vivió; el duro golpe de un rayo; su pelea contra cierto mago; su reencuentro con una pelirroja y, por último, la luz cegadora de una torre de cristal.

Había recibido golpes muchos más fuertes y sobrevivido a situaciones mucho más peligrosas. De su padre y de su maestro, cualquier cosa que viniera de ellos, resultaba mucho más doloroso y difícil que lo que estaba viviendo ahora. Como todo un campeón, se levantó, y se dispuso a explorar el lugar, con el fin de buscar civilización, algún rastro de vida... O alguna salida. Contando solamente con sus pantalones desgastados, al igual que el manto negro que cubría la mayor parte de su anatomía.

-M-Maldición.... ¿Qué es este lugar? – Dijo, mientras caminaba a un paso lento, mirando a todas partes. Sin duda, un lugar en el que nunca había estado, un lugar desconocido y a la vez tétrico -¿Eh? – Se detuvo de inmediato, cuando aquella cosa apareció de la nada.

Frente a él, un arco de piedra, con el tamaño suficiente para que pase un elefante, o algo mucho más grande - ¿Qué demo...?

Le resultó inquietante, sobre todo al leer la inscripción grabada en la parte superior: "Abandona toda esperanza al entrar aquí".

Pese a todo esto, él decidió seguir, cruzar el gran arco como si se tratara de una especie de portal, lo único que se encontró al llegar al otro lado fue el resto del desierto. Al voltear, la misteriosa estructura había desaparecido- ¿Qué es todo esto?... ¿Eh? - Al mirar sus pies, se dio cuenta de otra cosa. Aunque la luna brillaba lo suficiente, su cuerpo no proyectaba sombra alguna - Que extraño.

Decidió dejar de lado el asunto y seguir su camino.

Pasó el tiempo, todo era confuso para el joven, se sentía abrumado, ¿Había estado caminado por horas? ¿O quizá días? Lo único que evitaba que perdiera la cordura era el recuerdo de sus compañeros, de ciertas chicas. Una peliazul y una pelirroja, quería encontrarse con ellas lo más pronto posible, hacerles saber que estaba con vida, que estaría ahí para ellas, disculparse por haberse ido sin despedirse, después de dejarlas tanto tiempo, todos esos pensamientos invadieron su mente, llenaron el vacío que su corazón había albergado desde hace varios años.

-¿Hm? – Se detuvo. Algo llamó su atención - "Eso es..." – Visualizó una sombra a lo lejos - ¡Oye! – Lo llamó, pero no hubo respuesta, así que empezó a correr hacia aquella silueta – Oye... Espera – Pidió, pero la sombra siguió su camino, ignorando por completo al joven - ¿Qué es este lugar? – Preguntó, pero nada -Oye, te estoy... ¡AGH! – Intentó tocar su hombro, y la sombra le respondió con un fuerte golpe.

Su espalda se arrastró unos metros. Sostuvo su rostro, su nariz sangraba a borbotones. Ahora, más que confundido, estaba irritado.

-¿Q-Qué demonios te pasa?... Yo sólo quería... ¿Eh? – Se sorprendió, al ver al extraño, la luz de la luna reveló su apariencia. Pudo reconocerlo-¡Tú eres...! !Hm! – Se quitó justo a tiempo. Una enorme espada apuñaló la arena.

El joven dio otro saltó para hacer distancia, los ojos rojos de esa cosa brillaban dentro de la cortina de polvo.

-¿Qué ésta pasando? Se supone que tú éstas... ¡¿Hm?!- Sus sentidos le advirtieron, pero fue demasiado tarde.

Una gran sombra había aparecido a su espalda. volteó lentamente, encontrándose con los enormes dientes de la bestia -¡ARGH! – De nuevo, fue golpeado, esta vez en su espalda. Se elevó algunos metros, para después caer en la arena -¡Gagh! – Vomitó sangre, esta desapareció de inmediato, como sí la arena estuviera sedienta.

-¿Q-Qué hacen ustedes aquí?... No entiendo... ¿Qué está pasando? – Se levantó como pudo, adolorido, su mente desconcertada, cuando más sombras aparecieron. El primero que lo había golpeado se acercó.

- ¿No lo recuerdas? – Dijo, con voz distorsionada.

-¿Q-Qué? – Él se sorprendió todavía más.

-Tus nos encerraste en este lugar – Le dijo al joven, mientras extendía sus brazos, refiriéndose al extenso desierto – Después de consumir nuestra carne, nos confinaste aquí, para disponer de nuestros poderes, usaste nuestros restos para crear tus herramientas- Mostró lo que sostenía. Una enorme espada de dos filos, lo más llamativo de esta, era la punta de la empuñadura en forma de coronilla, y la calavera en el centro.



-No es posible... -Entró en pánico- Entonces ustedes son.... – Las sombras se revelaron.

Cada uno de ellos lucía amenazante, pequeños y de gran tamaño, algunos con apariencia humanoide, y otros con forma de bestia. Los demonios que había enfrentado en el pasado, más de la mitad cuando estuvo bajo la tutela de cierto caballero oscuro, el resto los había cazado durante su primer año en cierto gremio. Lo rodearon. Miraron de forma amenazante al joven.

-Que ironía, el carcelero terminó atrapado en su propia prisión nishishishi – Rió uno de ellos, de apariencia humana, marcas azabaches en todo su cuerpo, como si fueran tatuajes, una marca en forma de espiral en su frente. El pequeño rubio sonreía divertido.

-¡Arránquenle los ojos! ¡Arránquenle los brazos! ¡Rawg! – Graznó, la enorme ave color carbón, mientras batía sus alas alrededor de la presa.

-¡RAAAW! -Rugió otra más de las bestias. Pelaje color naranja, al igual que su larga melena, dándole una apariencia leónica, sus garras se veían sumamente afiladas, listas para insertarse en la carne de su víctima.

-¡RAAAAW!- se arrojó, una gran garra evitó que alcanzara su objetivo-¡Gahr!

-Calma... - Habló la sombra más grande. El joven lo miró impresionado, nunca se imaginó que él, el más grande, y de apariencia más feroz, pudiera pronunciar palabras con tanta tranquilidad- Tú no decidirás su destino... – Dijo mientras dejaba en libertad a su compañero de "celda" -¿Hm?

Las cosas en ese lugar se tornaban cada vez más extrañas, aun así, el joven no lo pensó dos veces cuando decidió saltar y atacar al más grande.

-¡Puño de hierro del Dragón de Fuego!- Con todas sus fuerza, consiguió saltar, golpear su pecho, las llamas se extendieron, la criatura siquiera se inmuto. Eso había sido una mala idea -¡Agh! – La bestia lo golpeó como si se tratara de una mosca, terminó tendido en la arena. Su cuerpo sólo seguía llenándose de heridas.

-No lo entiendes... No estás aquí para luchar... - Dijo la criatura, agachándose para mirarlo de cerca.

- ¿C-Cómo? – Él no lograba comprender.

Cinco veces el tamaño del joven, piel oscura, una especie de coraza azul en el pecho y todas sus extremidades, algunas esferas azules en el pecho, brazos y piernas. Sus colmillos bien afilados lo hacían ver realmente intimidante. Esa apariencia no le quedaba para nada a su voz – Estas aquí para ser juzgado.



-¿J-Juzgado?... ¿De qué... De qué se me acusa? - Preguntó el joven, mientras se volvía a poner de pie, se tambaleó. Así como el primero y el segundo, el tercer golpe iba con toda la intención de asesinarlo, a pesar de que ellos querían que entendiera qué es lo que hacía en ese lugar.

-Natsu

Reaccionó, una voz espectral y conocida. Abrió su ojo por completo.

-Yu... ¿Yurei?- No sabía qué hacer, si alegrarse o sentirse más amenazado, al ver la imagen de su difunto maestro, aquel caballero oscuro, integrarse a las filas de aquellos demonios -Tú... Te habías ido... Todos ustedes... Yo los asesine... ¿Qué hacen aquí?... Y más importante ¿Qué es lo que hago a...? – Calló, cuando una espada le fue arrojada, la atrapó sin más, un arma simple, sin nada de filo, demasiado oxido para ser empuñada. Sus preguntas fueron respondidas de la forma más impactante posible.

- Al igual que ellos... no soy más que la sombra de lo que alguna vez fui... una pequeña porción de mi consciencia, Natsu- Le dijo al joven, su tono débil y movimientos tétricos confirmaban sus palabras. El joven todavía más confundido, nada de esto tenía sentido- Sí quieres salir de aquí... tendrás que luchar con tú propio poder... demostrar que eres digno de seguir siendo un Demon Slayer.... un "combatiente" – Reveló, a la vez que hacía aparecer su arma, la temible MataDragones.

-¿Eh?

Todo se prepararon, espadas, colmillos, garras, lo necesario para acabar con el joven, masacrarlo.

-¡No entiendo! – Gritó Natsu, cuando los demonios se arrojaron a su dirección- ¡Yurei! ¡Por favor! ¡Respóndeme! – Dio un gran salto. En el aire, continuó su interrogatorio- ¡¿Qué es este lugar?! – Los demonios no le dieron descanso, el enorme cuervo intentó atraparlo con sus garras.

Natsu lo esquivó por poco, decidió llevar la lucha en la arena. Dos perros, negro y blanco, ya lo estaban esperando.


-¡MATAAAR!

-¡ANIQUILAAAR!

-¡No es posible! - Desesperado, giró para patear al blanco, este chilló, salió disparado con la cola entre las patas. Ya en tierra, usó su espada para bloquear los colmillos del negro -Ugh – Gimió, mientras se arrodillaba. Bloquear con un solo brazo era difícil, sumado a su debilitado cuerpo, no sabía si saldría de esta- ¡Yurei! – Gritó una vez más, pero el caballero esqueleto se limitó a atacarlo. La enorme espada amenazaba su torso -M-Maldición- Con todas sus fuerzas, se deshizo del perro, ahora se encontraba chocando espadas con el caballero esqueleto – Yurei... Por favor...No quiero luchar contigo... Por favor... No quiero volver a asesinarte – Miró a los ojos, aquellas cuencas vacías. Fue cuando se dio cuenta que ninguna de sus palabras conseguiría llegar a su maestro, este ya había perdido su esencia, todo rastro de alma -¿Eh?

Su descuido le costó caro. Su espada, al igual que su brazo, se encontraban girando en el aire, el ave oscura aprovecho para darse un festín.

-¡AARRG! – Gritó de forma desgarradora antes de arrodillarse y quedarse sin aliento.

La sangre fluyó, abandonó su sistema de forma masiva. Se fue de espaldas. Abatido. Como le advirtieron al entrar, ya no había esperanza, no cuando esos demonios volvieron a rodearlo, como si quisieran presenciar su muerte, una muerte lenta y dolorosa

- "No puedo... Estando juntos es demasiado... Son demasiado fuertes" –Sintió su cuerpo ponerse frío, su mirada nublarse, sólo le quedaba esperar su final, a manos de su última presa, aquel demonio carmesí, aquel que empuñaba a Rebellion, aun le quedaba algo de consciencia.

-No puedo creer que alguien como tú haya podido derrotarnos en el pasado – Lo miró con desprecio- Das lastima, Demon – Apuntó su corazón, con la punta de Rebellion. Natsu sólo pudo cerrar su ojo, esperar que fuera rápido.


-...


-¿Hm?

Sintió una leve brisa, una cálida luz tocar su rostro.


-...


De nuevo lo escuchó, aquellas voces venían de arriba, de una pequeña luz, la única estrella en el cielo.

-"P-Puedo... Puedo escucharlo... Me llaman... Me están llamando"

Los demonios se detuvieron, cuando fueron bañados con la misma luz.


-... Por... Fvor... Aydns... Nat...


-¡¿HM?! -Abrió su ojo de golpe.

-¡AAARGGH! – Los demonios gruñeron, retrocedieron para no ser incinerados. 

-No voy a... morir... definitivamente... no – Habló con dificultad mientras se levantaba una vez más, usando sus piernas y rostro – Definitivamente... ¡VOY A SOBREVIVIR! – Rugió, su cuerpo se envolvió en llamas, estas brillaban como el sol, iluminando por completo el basto desierto, cegando a las criaturas, estas se cubrieron, sentían sus cuerpos incendiarse.

El demonio carmesí cargó contra de frente. El pelirrosa se hizo a un lado, esquivándolo por poco. Con su pie envuelto en llamas, propinó una patada alta. La cabeza del demonio salió disparada, rodó algunos metros. El cuerpo cayó de rodillas. Fue en ese momento que la situación se tornó realmente bizarra... Para aquellos monstruos.

-Arw – Mordió con fuerza, uno de los brazos del cuerpo decapitado. Por el sonido, estaba masticando con rapidez, arrancó toda la carne que pudo, como si su vida dependiera de ello... Porque así era – Glup – Tragó duro, el sabor era el de siempre, horrible - ¡ARRG! – Su expresión comenzó a agonizar. Como un capullo, algo estaba brotando de su muñón derecho - ¡RAAAW! – Rugió, como una bestia enfurecida, cuando al fin salió, su nueva extremidad, un brazo rojo e inhumano, igual al que había devorado.

-J-Juro que... saldré de este lugar... – Dijo entrecortado, con una expresión decidida – Con los poderes que me otorgaste... - Miró la sombra que fue su maestro, levantó su nueva mano hasta el cielo – Y las magia de mi padre... - Hizo un puño, este prendió de inmediato. Las llamas de un Dragón, un Dragon Slayer -... Acabaré con ustedes de nuevo... ¡Voy a regresar! ¡Para estar con ellas! ¡protegerlas con todo mi ser! – Declaró. En su mente, el rostro de ciertas chicas. Llamándolo, derramando lágrimas dolor y tristeza... No más. Aniquilaría a quien sea que se atreviera lastimarlas.

Más sombras aparecieron frente al Slayer, como una multitud. Pero lejos de estar asustado, Natsu sonrió con salvajismo. Espadas, dagas, lanzas, armas de fuego, los demonios mostraron todo su arsenal, las armas que él había creado a partir de su carne.

La gran espada vibró, escapó de las manos del caballero esqueleto. MataDragones había regresado con su verdadero dueño.

-Cien contra uno ¿eh? - Dijo con un tono neutro, como si su situación no fuera nada del otro mundo- Parece que se olvidaron de algo - Levantó el espadón. MataDragones lucía más afilada que nunca- Esas armas no fueron lo único que creé con sus restos- Apuñaló la arena, esta comenzó a "sangrar". Un mar negro se extendió por toda la zona, bajo los pies de Natsu y aquellos monstruos- Arte secreta: ... - Recitó su hechizo. 

Como sombras, varias figuras se levantaron detrás del pelirrosa. Se revelaron. Metal rojo, negro, desgastado y uno que otro alado, apenas eran cinco, y aun así, el pelirrosa sonrió confiado, sería suficiente para hacerles frente.




-Hora de cazar– Declaró Natsu, señalando a sus presas. Sus "soldados" se lazaron primero, después, empuñó su espada. Se arrojó dentro de la horda. Destajó e incineró a cuanto demonio se le puso enfrente. 

Desencadenaron una batalla cruel y sangrienta, una batalla perdida.... No para un perlirrosa, quien planeaba sobrevivir, ganar esta guerra interna.



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Hasta aquí el capítulo.

Planeaba subir esto antes, como el capítulo 14.5, pero desistí, quería poner algo de tragedia primero. No salió muy bien que digamos, pero que más da, je.

Hasta ahora ¿qué tal la historia? Escriban en los comentarios que podría agregar o mejorar, o sí tienen alguna pregunta con respecto a ella, háganla. Me interesa saber que piensan.

Gracias por leer.

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