Capítulo 14: Dragón y Maestro.
Los personajes,imágenes y vídeos de esta historia no me pertenecen, sólo los uso con fines de diversión.
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-...- Despertó al fin, un solo ojo abierto, medio rostro cubierto de sangre, era la primera vez que no sentía tanto dolor después de emplear todas sus magias, después de tan duro golpe – Yo... Yo he.... ¿Q-Qué ha...pasado? – Se vio en la oscuridad, en el fondo de una caverna, un pozo. Muchos metros arriba, una débil luz. Intentó alcanzarla – Ya veo... - Se dio cuenta que el escudo no era lo único que había perdido.
-Natsu...- Una voz llamó su atención, dos luces rojas dentro de la oscuridad. Reconoció el tono, a quien pertenecían los orbes que lo observaban.
-Yu... Yurei... - Pronunció débil, después de mucho tiempo de no haberlo nombrado.
-Así que por fin has recordado ¿Eh? Mocoso - Su voz fantasmal era de desgana.
-Sí... - Afirmó, mientras regresaba su mirada hacia arriba – Yo he recordado... Recordé quién soy... Recordé a mi padre, Igneel... Recordé a... - Regresó su vista hacia aquella presencia– Recordé a mi maestro.
-Entiendo – Dijo aquella entidad - ¿Cómo te sientes? ¿Qué más has recordado?– Preguntó apagado.
-Esa noche hace ocho años... ¿Por qué lo hiciste? – Preguntó Natsu con un tono curioso- ¿Querías enseñarme algo? O de verdad... - Intentó levantarse, no lo consiguió, se arrastró hacia aquella entidad - ¿O de verdad querías matarme? - Dijo sin miedo, aquellos orbes se desviaron, como si le tuviera miedo a esa mirada demacrada.
-Esa noche... - Empezó a hablar, Natsu hizo memoria de todo lo ocurrido, lo que esas luces le contaron, como si hubiera estado ahí de nuevo- Esa noche vi algo en ti que no debería existir, algo terrible para este mundo... No... Fue mucho antes de eso... - Habló con culpa, a pesar de su tono distorsionado -Fue cuando te encontré... Cuando recordaste a tú padre Dragón, cuando recuperaste tus llamas... Pero, no podía hacerlo, al final... Termine... - Calló, no se atrevía a decirlo. Natsu escuchó en silencio, manteniendo una mirada seria – Terminé encariñándome contigo... Mis sentimientos se interpusieron... Al final no pude hacerlo, no pude eliminarte... Es por eso que...
- Dejaste que yo te matara – Interrumpió Natsu, un tono severo, carente de emociones.
- Si– Lo admitió al fin – Yo era igual que tú... Vine de muy lejos... Mi objetivo era eliminar a todo ser demoníaco.... Mi especie – Reveló al fin. Por su expresión inmutable, Natsu ya tenía conocimiento – Cuando te encontré... No pude hacerlo... Eras un mocoso miedoso y llorón, terminé llevándote conmigo por puro capricho... Entrenarte para seguir con mi misión... Puedes reírte si quieres, tú estricto maestro admitiendo me agradaba tu presencia, je – Bromeó.
-No me reiré – Dijo Natsu, en su rostro una sonrisa amable, su único ojo tornándose cristalino, recuperando brillo – Además con todo lo que recuerdo de ti, es imposible que me ría jejej. Después de todo eras un pésimo maestro.
-Posiblemente, pero todo tenía un propósito – Dijo aquel par de orbes, apagándose lentamente - ¿Recuerdas cuando llorabas y me rogabas para que te dejara subir en mi compañero?
-Sí, no importaba que, me obligabas a correr varios kilómetros, fue un infierno, pero gane resistencia.
- ¿Recuerdas cuando te arroje desde ese acantilado?
-Fue cuando te dije que no sabía nadar, estuve a punto de morir ahogado, pero después de un día, aprendí a hacerlo, lástima que esa vez termine perdido en mar abierto.
-¿Esa vez que te deje por tu cuenta en un pueblo de bandidos?
-Dijiste que debía aprender a socializar con los de mi especie, a tratar con la escoria, terminé trabajando en un bar por una semana, fue una buena experiencia, aunque tuve que dejarlo, la dueña y las camareras no dejaban de meterse en mis pantalones.
- ¿Y esa vez que casi atravieso tu corazón?
- Me enseñaste a sobreponerme, a no flaquear en mis decisiones, proteger y protegerme a mi mismo, aunque ese agujero en mi mano tardó en cerrarse.
-Y por último... ¿Recuerdas cuando te castigue por salvar a esos niños hace ocho años?
- Me regañaste y golpeaste por desobedecerte... Por proteger a esa niña... Me golpeaste hasta que entendiera que lo que hice estuvo mal, poner la vida de alguien más antes que la mía... Aunque eso fue sólo porque te preocupabas por mí- Susurró eso último.
-Sí... Definitivamente... Fui un pésimo maestro... Un pésimo e hipócrita maestro...
-Sí, eras un terrible maestro... Pero... - Lágrimas escaparon de su ojo – Fuiste el segundo mejor padre que pude tener – Dijo mientras sonreía. Los orbes rojos se apagaron, un temblor sacudió todo el lugar.
- ¿Qué piensas hacer ahora? – Preguntó el fantasma entre las sombras - ¿Vas a quedarte aquí?
- No – Respondió el pelirrosa, mientras se arrastraba hacia la pared rocosa, dejando un rastro carmesí – Yo.. No volveré a olvidar... Incluso si vuelvo a usar a Yamato... No volveré a olvidarte, olvidar mis lazos con ellas... Voy a ir allá... Pateare el trasero de ese bastardo... Después yo... Yo... -Titubeó al recordar a cierta pelirroja.
-Entonces úsame.
-¿Eh?... ¿Usarte? – Preguntó confundido. Los obres rojos volvieron a encenderse - ¿De qué estás hablando?
-No me digas que no has recordado eso... Lo que hiciste conmigo después de matarme.
-¿Eh? – Vio como aquel par de luces se acercaban, las interceptó con su única mano, reconoció la pieza, se trataba de un yelmo, restos de una bufanda lo cubrían, similares a las que vendaban su mano- L-Lo siento... Yo no quería...
-Está bien – Interrumpió- Al igual que las espadas, sino hubieras usado mis restos... Mi espíritu vagaría por el mundo hasta encontrar y poseer un nuevo anfitrión, así que hiciste bien... Comer mi carne... Usar mis restos para forjarla... Sellando mí alma por siempre.
-... - Natsu no pudo decir nada, lágrimas comenzaron a caer sobre la pieza.
-Sólo tienes que decir su nombre, será la última lección que te daré... Más de diez minutos con ella puesta y tú cuerpo empezará a romperse... Usa tu magia, esas llamas que tienes no están de adorno ¿cierto?... Lo que sea que vayas a hacer, hazlo rápido.
Lo vio materializarse, pararse frente a él, aquel caballero de aspecto oscuro y aterrador, a su lado un corcel negro- Te has vuelto muy fuerte – Se agachó para tocar su hombro.
-Y-Yurei...
-Mantente a salvó... Natsu.
Lo vio montar el corcel, cabalgar lentamente hasta desvanecerse. No pudo decir otra cosa, el shock de recordar fue muy grande.
Desenvolvió la pieza, el metal brillaba en negro, creyó que nunca lo encontraría, después de todo, lo había buscado arduamente durante varios años... Recordó lo que hizo después de abandonar su hogar, aquel bosque protegido por la niebla... ¿Quién hubiera pensado que regresaría a esa Torre para esconderlo?
-Te fuiste hace casi nueve años... Y sigues dándome clases – Sonrió mientras se ponía de pie. De repente, varias sombras salieron disparadas de su cuerpo, estas volaron a su alrededor, hasta reunirse frente a él, la pieza en su mano se acomodó perfectamente arriba de todas- Gracias, Yurei.
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- ¡AAAGH! – Su caída fue brutal, desquebrajando el suelo de cristal con su espalda.
- ¡Simón! – Gritó la pelirroja, intentando correr hacia su amigo, este la miró desesperada, sus ojos lentamente se fueron cerrando.
-E-Er... - La llamó, débil, heridas por todo su cuerpo, sus latidos se debilitaron a la vez que la pelirroja llegaba hasta él.
-Simón... Habláme... Por favor... Despierta – Dijo con ojos llorosos, moviendo el cuerpo de su amigo.
-Er... za... Yo... te... - No pudo más, al final sus latidos se apagaron, Erza lo miró destrozada, la figura de su amigo, de un niño, dejar este mundo.
-Jajaj – Rió a más no poder el culpable, acercándose, aplaudiendo como si se tratara de una gran obra- Con que esto es a lo que se le llama desperdiciar la vida, Simón – Sonrió con maldad – No importa, en un rato te reunirás con ellos dos, una vez que tú cuerpo sea absorbido por Etherion, Erza – Acercó su mano, a una resignada pelirroja, llorando a mares sobre el pecho de su amigo caído -¿Eh?
El cristal debajo de Jellal empezó a brillar en rojo. Sintió sus pies arder, tuvo que retroceder, una columna de fuego se interpuso entre él y la pelirroja. Erza volteó consternada, lo que esa columna de fuego guardaba en su interior, la sombra y orbes de una Dragón furioso.
-¡Aléjate de Erza! – Rugió con furia, mientras encajaba su puño en el rostro del peliazul.
- ¡Gaah! – Jellal salió disparado hasta encontrar su fin en uno de los tantos cristales.
-Nat... su... - Para Erza fue un gran impacto, verlo ahí, no se trataba de una ilusión o de algún fantasmas. Natsu había venido al escuchar su llanto, incluso al escuchar sus lágrimas tocar el cristal.
No sólo era el hecho que el pelirrosa estaba vivo, sino también las llamas que cubrían su puño izquierdo, no eran negras y frías, estas irradiaban vida, brillaban como el sol, no pudo evitar llorar, al recordar la primera vez que las vio emplearlas.
-Erza – Dijo Natsu, agachándose hacia la pelirroja. Erza seguía conmocionada, no podía formular, sólo extender su mano hasta tocar la mejilla del joven.
- ¿De verdad...? ¿De verdad eres tú... Natsu? - Dijo temblando, como si temiera que el pelirroja fuera a desvanecerse.
- Soy yo, quién más podría ser je- Respondió sonriente. Esa sonrisa, la recordaba muy bien, más lágrimas vinieron una después de otra - ¿Estás bien? – Le preguntó preocupado.
-S-sí... - Respondió afligida, mientras desviaba su mirada hacia atrás – Pero... Pero Simón.... Él... - Vio con tristeza a su amigo. Natsu abrió su ojo por completo, viendo a lo que se refería, viéndola romper en llanto.
-Erza... Yo... ¡¿Hm?!
-¡Desgraciado! – Gritó Jellal, mientras se levantaba. Sosteniendo la quemadura en su mejilla-¡¿Cómo es que sigues con vida?! – Preguntó furioso, preparando un sello en su mano.
-Espera aquí – Dijo con un tono serio. Erza vio como la mirada Natsu se tornaba vacía, como la primera vez que lo vio en el gremio, se preocupó al ver su cuerpo, lo que había perdido.
-E-Espera, Natsu... Estas muy herido... ¿Qué vas a hacer? – Preguntó con temor, viendo el camino de sangre que dejaba a su paso.
-Voy a terminar con esto – Con sus dientes, ajustó un trozo de tela alrededor del muñón, encaró al peliazul sin siquiera parpadear.
-No sé cómo lo hiciste, pero en tu estado ¿Crees que puedes vencerme, Natsu? – Preguntó Jellal, en su rostro una sonrisa arrogante.
-No lo creo... - Respondió el pelirrosa- Lo sé – Agregó, con una sonrisa despreocupada, Jellal no pudo evitar molestarse, preocuparse, cuando lo vio emanar energía oscura y carmesí- Vas a caer junto con esta torre, no te perdonare por haber lastimado a mis compañeros, por hacerla llorar, ¡Jellal! – Gritó para luego arremeter.
- ¡Eres un demente! - Gritó Jellal para luego emplear su magia - ¡Vigas celestiales! - rayos brillantes se dirigieron hacia el pelirrosa, este corría y esquivaba de frente, nada eso valía para el furioso Dragón - ¡Meteoro! - Embulló su cuerpo en un aura dorada, retrocedió para hacer distancia, el pelirrosa no se detenía, resistía los pocos rayos que golpeaban su cuerpo- "¿Por qué?... ¿Cómo es que sigue de pie?" – Pensó agitado.
- ¿Qué sucede?... ¿A casó no puedes seguirme? – Se burló Natsu, impulsándose con sus llamas, reduciendo la distancia a cero.
- ¡¿Cómo?! – Se sorprendió cuando lo encontró de frente.
-¡Rugido del Dragón de Fuego! – Disparó una gran llamarada, Jellal apenas pudo cruzar los brazos para proteger, salió disparado hacía una columna de cristales.
– ¡Grr!- Gruñó adolorido- "Ya te he vencido... Fuiste golpeado por Etherion... ¿Cómo es posible que tengas tanto poder?" – Pensó con frustración, volviendo a reincorporarse. El aura dorada no tardó en aparecer - ¡Recibe esto! -Voló sobre el pelirrosa - Que el juicio del cielo caiga sobre ti- Siete estrellas se proyectaron frente a él – Magia celestial: ¡Grand Chariot! – Recitó, disparando las siete estrellas.
-Reequipar: ... - Pronunció Natsu, mientras extendía su muñón.
-¡Natsu, esquívalo! -Gritó Erza al ver como el Slayer se quedaba parado, los siete rayos lo golpearon con fuerza, levantando una gran cortina de humo.
-Je- Sonrió Jellal, aun en el aire- Con esto debería ser... ¿Eh? – Fue una gran sorpresa, para él y la pelirroja, ver una presencia salir del humo, esta se detuvo frente a el peliazul, fue tan rápido que apenas pudo distinguirlo, tembló justo cuando un puño apuntó entre sus ojos.
-¡Puño de Hierro del Dragón de Fuego! – Natsu golpeó con fuerza, metal negro había reemplazado su extremidad. Jellal no pudo defenderse, sumado a las llamas que lo rodeaban, la caída fue brutal.
-¡Gaah!- Perdió el aliento, sintió su cuerpo romperse.
- Es cierto... - Dijo Natsu, mientras aterrizaba con fuerza, agrietando el suelo- Había dicho que mis llamas eran solamente para eliminar demonios, pero tú... Jellal... Eres más desagradable que cualquiera de ellos, haré una excepción contigo –Dijo con desprecio, mientras apretaba sus nudillos, las llamas en sus puños se volvieron más intensas, la temperatura en aquel piso aumento de golpe.
Para Erza fue increíble, haberlo visto moverse y pelear a pesar de sus heridas, no estaba actuando frío y sereno, era violento e impulsivo, la imagen de cierto niño pelirrosa se superpuso a la del joven que tenía enfrente, no pudo evitar llorar conmovida.
- No puedo perder... - Soltó un debilitado peliazul, tan sólo dos ataques del Slayer bastaron para reducirlo a semejante estado, hizo a un lado los restos de cristal que llevaba encima- Es imposible..." -Pensó, sintiéndose frustrado - ¡NO PUEDO PERDER CONTRA UNA ESCORIA COMO TÚ! – Ese grito vino acompañado de una fuerte presión de poder. Se levantó de golpe, cruzó sus manos hacia el cielo.
Natsu y Erza observaron cómo sus sombras eran atraídas hacia Jellal, formando un vórtice negro.
-"Esa magia... No puede ser" – Pensó una asustada pelirroja – ¡Jellal! ¡¿A caso quieres destruir tú torre?! – Le preguntó, mientras la magia tomaba forma; una enorme esfera que asemejaba el cielo estrellado.
-No importa... - Murmuró cabizbajo
- ¿Eh?
- No importa sí la destruyó, mientras pueda capturarte otra vez... Mientras pueda eliminar a este maldito, no importa... ¡Volveré a reconstruirla! jejej -Había perdido la cordura – ocho años... No... En tan sólo dos años... Así que espérame, Zeref... - Dijo mientras terminaba de preparar su ataque.
- ¡Natsu... Esquívalo...! ¡Esa magia es demasiado poderosa! ¡En tu estado no...! - Suplicó Erza, a un cabizbajo Slayer.
-Reequipar: Mata Dragones- Pronunció y la enorme espada surgió de su sombra, la levantó con su nueva mano – Reequipar: ... -Después, piezas de metal surgieron de su sombra, se alinearon sobre su cuerpo.
Erza vio impresionado como las piezas negras se sujetaron al cuerpo del Slayer, el sonido era bizarro, metal retorciéndose, forjándose en su cuerpo. La coraza era oscura e intimidante, sumando el manto oscuro y rasgado. No era la primera vez que veía esa forma, aun así, Erza no pudo evitar sorprenderse.
-Magia celestial: ¡Altair! – Jellal lanzó su ataque, la enorme esfera se acercaba de manera amenazante, arrasando todo a su paso. Natsu se plantó con fuerza. Sujetó su espada, rugió, dándole otra forma a su nueva coraza.
-¡RAAAAAW!- Jellal sintió ese rugido hasta en los huesos, inlsuso todos los magos en aquella burbuja lo escucharon. La estructura se sacudió por la inmensa presión de poder que emanaba Natsu- ¡Arte secreta: ...! - Llamas negras rodearon su espada y cuerpo- ¡Ala del Dragón Negro! – La blandió, disparando las llamas, la ráfaga destrozó todo el camino, todo fue cortado hasta llegar a la esfera.
-¿Q-Qué?- Jellal no se lo podía creer, con la boca abierta no se podía creer lo que ese pelirrosa había hecho, cortar su magia en dos, dividir el cielo mismo, como si un gran dragón se hubiera elevado- N-No... Es... Posib... - Se dio cuenta hasta ahora. Las mitades de su cuerpo cayeron de lado a lado, las llamas se encargaron de convertirlo en cenizas.
- Espero que en ese lugar encuentres la libertad que tanto deseas... Jellal – Soltó el blindado, viendo las cenizas dispersarse.
Erza observó en silencio, estaba perpleja, no pudo evitar sentirse mal por el peliazul, aunque fue su enemigo, en el pasado había sido su amigo, su hermano. Sin embargo, otra lágrima corrió por sus ojos, estaba feliz, aliviada, al fin todo había terminado. Por primera vez en mucho tiempo se sintió libre, nuevamente, gracias a cierto pelirrosa.
-Regresa, MataDragones- Pronunció Natsu, su espada regresó a su sombra. Las fauces del yelmo se abrieron con un sonido mecánico, dejando a Erza ver su cabellera y ojos – Jeje- Le sonrió antes de comenzar a caer.
Erza se levantó de golpe, corrió lo más rápido que pudo, evitando que el Slayer tocara el suelo. Sintió su peso, su respiración en su cuello, de verdad estaba ahí, era él, el niño que la salvó hace ocho años, cayeron de rodillas, dejó que la cabeza de Natsu descansara en su pecho.
-Lo siento... - Pronunció débil, apenas escucho y sintió sus latidos.
-Natsu... ¿Estás...?
- Lo siento- Volvió a decir, interrumpiendo a la pelirroja, confundiéndola con sus palabras.
- ¿Por qué dices eso? – Preguntó preocupada.
-Yo... - Los labios del Slayer temblaban, aun así, encontró las palabras, el valor para seguir – Yo recuperé mi memoria... Pero, además, recuerdo todo lo que hice cuando llegué al gremio... Aquella vez que te desconocí... Y la manera en la que te trate durante dos años... Es por eso que... Lo siento mucho, Erza – Se separó, mostrándole una expresión realmente arrepentida.
Erza sintió su corazón encogerse, otra lágrima estuvo a punto de escaparse, pero se contuvo, no era lo que quería escuchar, después de todo, se trataba de su segundo reencuentro, un encuentro destinado.
-¡Tonto! – Dijo molesta, mientras desviaba la mirada.
-Lo sé... Fui un tonto... Hice algo muy...
-¡No es eso! – Interrumpió Erza, sorprendiendo al pelirrosa – ¿Tienes idea de cuanto espere este momento?... ¿De cuantas veces desee volver a verte? – Soltó con un tono triste.
Esta vez, Natsu sintió su corazón ser presionado, esas palabras, esas lágrimas, comprendió por completo a qué se refería la pelirroja, ese sentimiento, el querer a alguien, recordó algo importante.
-¿Eh? – Abrió los ojos por completo, cuando sintió unos brazos rodear su cuerpo. Natsu la atrajo, esta vez, dejó a Erza escuchar sus latidos. A presar de la coraza, podía escucharlos perfectamente, sentirlos, eran tan fuertes, le recordaban a la primera vez que la abrazo, la protegió del peligro.
-Estoy feliz...- Pronunció con un tono amable – Estoy feliz de volverte a ver, Erza.
Sintió su corazón llenarse de calidez con esas palabras, correspondió al abrazo, se sintió plena, feliz, ya que al fin se había reunido con el verdadero Natsu.
-Es cierto... - Volvió a separarse - Nunca te lo dije.
-¿Qué cosa? - Erza se vio confundida.
-Dragneel... Mi nombre es Natsu Dragneel - Dijo con una sonrisa, Erza quedó perpleja, luego sonrió, se alegraba de escucharlo.
-El mío es Erza - Se presentó la pelirroja - Lo siento, no tengo apellido así que tendrás que conformarte con...
-Scarlet- Fue interrumpida, a la vez que uno de sus mechones fue sostenido - Tú cabello... es lo que pensé la primera vez que te vi, tiene un color muy hermoso... Yo... Me enamore de ese color je - Dijo sonriente, un poco sonrojado, Erza no tardó en seguirlo, sonrojarse hasta alcanzar el tono de su cabello, eran el segundo alago que recibía de él, después de muchos años.
En medio de su cálida reunión, un temblor sacudió todo bajo sus pies. Erza y Narsu se separaron, intuyeron que es lo que ocurría.
-Parece que la estructura recibió una gran cantidad de daño... - Dijo Erza, cuando otra sacudida la hizo callar – Este lugar va a caer, hay que salir de aquí – Dijo, ayudando al Slayer a ponerse de pie.
Caminaron hacia la orilla, en el trayecto, Erza vio el suelo agrietarse, colapsar. Impotente, vio el cuerpo de Simón caer al vacío, no podía hacer nada, no con la estructura cayendo a pedazos rápidamente.
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-Esa luz... - Habló Juvia – Puedo sentir un terrible poder mágico viniendo de esa torre- Comentó con miedo, los magos no tardaron en contagiarse de ese sentimiento.
-¿Qué significa eso? – Preguntó Lucy mientras temblaba.
-Significa que Etherion está fuera de control – Contentó Gray, un tanto agitado- Es imposible que esos cristales puedan retener tanto poder mágico después de todo el alboroto que Natsu y Erza hicieron allá dentro, esa cosa va a explotar.
-¡Espera! – Agitó sus manos desesperado, cierto hombre con cabeza cuadrada- D-Dices que esa cosa va a explotar... Estamos muy cerca... Definitivamente seremos golpeados – Soltó con miedo.
- ¿Qué pasará con los que siguen adentro? – Preguntó Sho, temiendo por la vida de Erza y Simón.
-A este punto... - Comenzó a responder Gray – A este punto no importa quien este adentro o no... Todos seremos aniquilados – Agregó, todos se vieron preocupados, una peliazul se puso de pie, no podía seguir sin hacer nada. Sacó un pie fuera de la burbuja, se preparó para impulsarse con su magia.
-¡Wendy! – Lucy fue la primera en darse cuenta - ¿Qué estás haciendo?
-No puedo quedarme aquí y seguir viendo... Tengo que ir... Tengo que ayudar a Natsu-san – Dijo desesperada, mientras el aíre se reunía en su pie. Estuvo a punto de saltar fuera, un pelinegro se apuró a detenerla - ¡No! ¡Por favor! ¡Suélteme! – Rogó mientras sacudía su cuerpo.
-Por favor, Wendy.... Esa cosa explotará en cualquier momento – Le pidió Gray – Tienes que calmarte – Junto con Lucy, pudieron restringir sus movimientos. Wendy sólo pudo llorar, sollozar, aun si su cuerpo estuviera completamente recuperado, le hubiera costado escapar de ellos.
- N-No sólo Natsu-san... Erza-san también ésta ahí... Pensé que eran sus amigos... ¿Por qué no hacen algo? ¡¿Por qué no van a rescatarlos?! – Soltó, sin considerar cómo se sentían sus compañeros, impotentes, temerosos de verse envueltos por la explosión. Lo único que podían hacer, era confiar en que ellos saldrían a tiempo.
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-Vamos... Sólo un poco más - Dijo Erza, ayudando al Slayer a caminar.
Gracias a la armadura, Natsu a penas podía moverse, al quedarse sin magia no podía hacer otra cosa, después de todo, con el golpe de Etherion y la pelea anterior la mitad de sus huesos se habían roto.
-Ugh- Otra fuerte sacudida lo hizo arrodillarse. Tocó el suelo, sabía que esto no era normal, algo estaba pasando con la torre, después de tan duro combate- No... No puedo irme...
- ¿Cómo dices? – Erza no podía creer lo que escuchó.
- Etherion... Al recibir tanto daño, la torre hará más que caer, la lacrima ha absorbido una gran cantidad de mana, este lugar va a explotar – Explicó con un tono serio. Erza no pudo evitar entrar en pánico.
-¡Entonces hay que salir cuanto antes!- Se agachó para hacer que se ponga de pie – Saltaremos, haré algo para amortiguar la caída, luego de eso podemos nadar, Gray y los demás no deben estar muy lejos... - Mientras Erza contaba su desesperado plan, Natsu la miró fijamente, se perdió en sus labios, en sus ojos, una parte de su mundo estaba ahí frente a él. Tenía que hacer algo para controlar la explosión, o no sólo ellos, también Wendy, sus compañeros a lo lejos serían alcanzados.
-"Lo siento... Wendy"- Miró el cristal a su lado, se apartó de la pelirroja, recargó su espalda en el cristal.
-Natsu ¿qué éstas... haciendo? -Erza lo vio extrañada, cuando el Slayer colocó una mano en su mejilla.
-Erza, al menos ustedes... - Pronunció suave, con una sonrisa cálida – Al menos ustedes deben vivir – Le dijo por segunda vez, el tercer temblor se presentó, haciendo colapsar buena parte de ese piso. Sin que se diera cuenta, extendió su mano hasta ella.
-¿Eh? – Erza se vio confundida, complemente consternada, cuando se vio cayendo hacia al vacío - ¿Nat...su? – No podía procesarlo, al ver que se separaba por segunda vez del pelirrosa, luego de esperar tanto tiempo para reunirse. Varias sombras la siguieron.
-Jeje – Rió, mientras recargaba su cabeza – De verdad lo siento, Erza... Había tantas cosas que quería decirte... - Miró hacia el mar, una leve brisa tocó su rostro, su expresión se tornó triste – Te escucho.... Wendy... Por favor... No llores – Podía verlo, una pequeña peliazul derramando sus lágrimas de manera desconsolada.
Mientras columnas de luz atravesaban el piso, vio como dos esferas brillantes, roja y azul, tomaban forma, estas batieron sus alas, se alejaron frente a él
-Igneel... Yureí... – Extendió su muñón, sonrió, antes de que el piso colapsara por completo - ¿Así es como se sintieron?
Lo torre de cristal comenzó a brillar con más intensidad, su luz llegó hasta el cielo, envolvió todo a su alrededor, incluso a ciertos magos navegando en una burbuja.
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-... - Una pelirroja se hallaba durmiendo, por su expresión, estaba a punto de abrir los ojos -Hmmm... ¿D-Dónde... ¿D-Dónde estoy? – Preguntó confundida, lo primero que pudo distinguir fueron las estrellas en el cielo, la playa a unos metros.
- ¡Erza! – Volteó de inmediato al escucharlos gritar, vio a sus compañeros acercarse a su dirección. Estaban sumamente felices, eso se podía ver por la forma en la que sonreían y agitaban sus manos para saludar.
- ¿Qué ha pasado?... ¿Cómo es que estoy viva?– Miró su mano -¡¿Natsu?! ¿Dónde... -se dio cuenta que estaba suspendida- ¿Eh? -Cualquiera se hubiera asustado, pero ella no, lo miró conmovida, sabía quién vestía esa coraza, esa que la cargaba con gentileza, como a una princesa – N-Natsu... - Dijo con voz quebrada mientras soltaba una lágrima – Tú... Tú nos salvaste... De verdad... Eres increíble – Si hubiera tenido fuerzas lo hubiera abrazado, tan sólo alcanzó a tocar su yelmo, esperando que lo abriera.
Se arrodilló, la colocó suavemente sobre el agua, sus compañeros seguían corriendo.
-N-Natsu... ¡Natsu-san! – Gracias a Happy, Wendy fue la primera en llegar – Natsu-san, Erza-san... En seguida los atenderé – Extendió sus manos – Sólo esperen, yo los... - Calló de golpe, su mirada comenzó a cristalizarse.
- ¿Wendy? – Erza vio como el rostro de la pequeña adquiría un tono pálido. Esa mirada vacía, no auguraba nada bueno.
-Muchachos- Gray llegó, luego Lucy y compañía- Que bueno que están bien... ¿Eh?
- ¿Qué sucede? – Preguntó confundida Lucy, sus sonrisas desaparecieron lentamente. La expresión de su compañera lo decía todo.
-N-No... - Pronunció débil, mientras comenzaba a llorar -N-Natsu-san... ¿Por qué...?... ¿Por qué lo hizo?...
-¿Qué es lo que pasa, Wendy? – Preguntó Erza, viendo como la pequeña se desmoronaba.
-No... No quiero... No quiero quedarme sola.... Por favor... No... - Empezó a sollozar, todos se preocuparon, no entendía a lo que refería la pequeña.
-Wendy ¿D-De que estas hablando? – Preguntó Erza, por alguna razón comenzó a temblar, intuyendo a lo que se refería Wend, los demás se enteraron, de la peor forma posible – N-Natsu esta aquí... Él esta... - Volteó al escucharlo.
Primero fueron los brazales, luego las hombreras, por último, el yelmo cayó como lastre al agua. El impacto fue grande para las hadas, nadie lo podía creer, la pequeña llama en su interior se extinguió al desbaratarse por completo.
-N-No puede ser – Erza miró hacia el mar abierto - N-Natsu...
Esa noche nadie celebró, las estrellas fueron testigos de su llanto. Dejaron que sus lágrimas se mezclaran con las del mar.
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Hasta aquí el capitulo.
Gracias por leer.
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