Capítulo 8: Advertencias.
-Keira, ¿me pasas la cinta adhesiva, por favor?-dijo Jean extendiendo su mano. Keira suspiró, fue a la mesa tomando la cinta.
-Aquí está. -dijo dándosela.
-Gracias.-cortó un pedazo y pegó el cartel que se estaba a punto de caer.-¿No crees que Athan hace un buen trabajo?
-¿Qué?-dijo mirándola distraída.
-Sí. Es de gran ayuda para la decoración, aunque casi no sabía nada cuando llego. -rió un poco al recordar la cara de confusión de Athan al entrar al colegio y ver a todos decorando.
-Bueno, es que de donde viene no lo ponían a hacer nada.-fue lo único que se le ocurrió para disfrazar la identidad de Athan.
-Pues con ese físico ¿quién no lo consentiría?
-Sí, ¿quién no?-dijo con sarcasmo rodando los ojos cruzándose de brazos.
-Mejor ve a traer los listones para colgarlos.-dijo mientras se bajaba de la escalera pasando sus manos por su pantalón, la miró sonriendo.-¿Y le puedes pedir ayuda a Athan? Son muchos listones para ti sola.
-Sí, sí, ya voy.
Keira fue hacia donde estaba el aro de basquetbol y jaló un poco la camisa de Athan, él la volteó a ver.
-¿Me ayudas con algo?-dijo Keira mirándolo y poniendo sus manos en el bolsillo de su sudadera.
-¿Qué cosa?-preguntó Athan dejando el pegamento en la mesa de a un lado.
-Con unos listones. -señaló con la cabeza hacia las gradas donde habían varios listones de diferentes colores.-Jean los ocupa para colgarlos.
-Está bien.
La acompañó a las gradas con pasó calmado y despreocupado. Keira tomó unos listones dándoselos, él los tomó sin decir protesta alguna. Caminaron hacia donde estaba Jean, ella los vio con una sonrisa.
-¡Bien!-dijo Jean juntando sus manos feliz.-Vengan, empezaremos por aquí.
Los tres fueron a la puerta, Jean se subió a la escalera lista para empezar a colgarlos.
-Keira, ¿me agarras la escalera por favor?-le dijo viéndola con una sonrisa. Antes de que Keira de acercara, Athan la detuvo dandole los listones.
-Yo lo hago.-dijo acercándose a la escalera sosteniéndola, Jean sonrió por el acto de él.
Keira le pasó los listones uno por uno sin voltear a ver a Athan ni a Jean, miraba como iba quedando la pared. Miles de cosas pasaban por su mente, los tres elfos, su habilidad para ver cosas mitológicas, la visita de Andrew y Cyrene, Athan...
-Keira...-la voz de Jean la sacó de sus pensamientos.
-¿Sí, qué pasó? -dijo Keira con una sonrisa nerviosa.
-Estás muy ida, ¿te pasa algo?
-No claro que no.-movía su mano en negativa. -¿Qué decías?
-¿Si podías ir a colgar unos allá afuera? Yo tengo que quedarme a seguir decorando.
-¿Afuera? Sí, claro.
Tomó los listones yendo hacia afuera. La verdad quería alejarse un rato de Jean, la quería mucho, era su mejor amiga; pero a veces era desesperante que la mandara a hacer todo, cuando a veces lo que quería era estar sola. Sonrió, ¿ella qué iba a saber lo que estaba pasando? Nada, y no lo debía de saber.
Puso los listones en una banca, se sentó y empezó a clasificarlos desenterrando todos. Soltó un suspiro, ese era un día maravilloso pero no podía pensar en nada divertido que hacer, solamente podía pensar en aquellos elfos que volverían en cualquier momento por ella.
-Por lo menos fíjate que no llegues a tus uñas. -dijo Athan sentándose a un lado de ella. Keira miró sus manos y casi se rasguña, no había puesto atención al deshacer un nudo en el listón que casi se lástima el dedo con su propia uña.
-No me di cuenta.-dijo riéndose de si misma.
-Lo noté. -tomó un listón para desamarrarlo.-¿Miedosa de esos tres?
-Sólo de dos, el tercero no me dio miedo. No era para nada atemorizante, en cambio los otros dos ¡dios! Sí que ellos daban miedo.
-Esos dos son los más hábiles de los elfos, sobretodo Eldan.
-Eldan...-meditó un rato.-¿El más alto verdad?
-Exacto. -la volteó a ver.-Los pudiste distinguir.
-Sí. Para ser gemelos, su estatura varía por unos centímetros. ¿Tu no los distinguías?
-Al principio no.-dejó el listón a un lado agarrando otro.-Ya después sí, como en un rango de dos días ya pude saber quién era quién.
-¿Por qué dijiste que Eldan era el más habilidoso?-dejó los listones a un lado volteándolo a ver acomodándose en la banca cruzándose de piernas.
-Porque...-la imitó. La miró fijamente.-Eldan es muy bueno en el arco, no, es excelente y con la espada ni se diga. Es más rápido, más ágil, más fuerte, su intuición esta muy avanzada al igual que sus reflejos.
-Con razón, da un poco de miedo.
-Para ti tal vez.
-¿A ti no?
Athan la vio con un gesto de obviedad. Al ser un dragón no tenía miedo de nada, los demás le tenían miedo. Ni siquiera sabía qué era el miedo.
-¿Puedo preguntarte algo?-dijo poniendo su mentón en su mano apoyando el codo en su rodilla.
-Claro, pregunta.
-¿El miedo es un sentimiento?
-Em... sí. -le extrañó que le preguntara eso. Sabía que él no tenía conocimiento de los sentimientos pero no a tal grado de no saber que es el miedo, ¿qué acaso nunca lo había sentido?
-¿Es malo?-interrumpió sus pensamientos.
-Te mantiene alerta.
-¿Para qué?
-Para no morir.
Athan se quedó meditando un poco, era extraño escuchar eso ¿el miedo sirve para eso? Nunca lo había sentido y probablemente no lo haría jamás. Volteó a ver a Keira, se había parado para colgar los listones sin siquiera mirarlo. Él la imitó, dio por hecho que su conversación había terminado.
Toda la tarde se la pasaron arreglando las cosas, era cansado y aburrido según pensaba Athan. Con esa aura de chico nuevo y "cool" no dejaban que hiciera nada, pero, él lo hacía sólo para molestar a Keira en el proceso y ella no se quedaba atrás.
Al final de todo ambos regresaron a casa. Entraron dejándose caer en el sillón suspirando al mismo tiempo, se vieron y rieron.
-Todo fue tan cansado, ¿cómo lo soportas?-dijo Athan recargándo su cabeza en la cabezera del sillón.
-No lo sé. Nunca me había puesto a pensar sobre eso.-dijo Keira dejándose caer de lado por completo, puso bajo su cabeza una almohada para no lastimarse con el descanza brazos.
-Que cansado.
-Cómo si los dragones no se cansaran.
-De hecho, lo que hago es muy cansado. No lo soportarías ni un día.
-Tal vez tienes razón.-se paró estirándose y caminó a la cocina.-No podría soportar ser un dragón salvaje y hechar fuego por la boca todo el tiempo.-hizo una seña con sus manos pareciendo garras y con su boca dejó ver sus dientes gruñendo un poco.
Athan rió, le pareció gracioso la cara que hizo a pesar de que tal vez se estuviera burlando de él. No le importó. Ella bajó sus manos y le sacó la lengua, rió un poco entrando a la cocina. Abrió la nevera sacando un bote de jugo de naranja, abrió la alacena y sacó un vaso. Athan entró.
-¿Quieres?-le dijo Keira señalando el jugo sin cerrar las puertas.
-¿Qué es?-preguntó señalando el empaque.
-Jugo de naranja. Es rico.-sonrió. Sacó otro vaso, cerró la alacena y los puso encima de la barra. Abrió el empaque sirviendo los dos vasos, le acercó uno a él y el otro se lo bebió ella lentamente.
Athan se acercó el vaso a los labios, olió el contenido y lo bebió de un solo golpe. Tosió un poco, Keira rió.
-Sabe...-dijo recuperando la voz.-...bien, pero rasposo.
-Es porque lo bebiste muy rápido. Tienes que beberlo lento para que no raspe.
-Si, lo tomaré en cuenta.
La puerta se escuchó junto con el sonido de las llaves golpear la mesa.
-Ya llegué. -dijo su madre entrando a la cocina.
-Hola ma.-dijo Keira sonriente yendo hacia ella abrazándola.
-Bienvenida, señora.-dijo Athan con una sonrisa.
-Gracias, Athan.-le contestó sonriente. -Veo que ya empezaron a saquear el refrigerador, ¿tienen hambre verdad?
-Un poco.-dijeron ambos sonriendo.
-Bueno, ¿por qué no van a cambiarse mientras yo preparo la cena?
-Si, ma.-dijo Keira dándole un beso en la mejilla.
-Y dense una ducha que apestan.
Los tres rieron. Athan y Keira subieron a sus habitaciones, primero se iba a duchar Keira y luego Athan, con la condición de que éste no saliera de su habitación en los próximos 20 minutos. Lo mismo pasaría cuando él se metiera a bañar.
Después de 40 minutos, Keira tocó la puerta de Athan. Le dio permiso de entrar, ella abrió la puerta con sigilo y entró.
-¿Bajas? Dice mamá que ya está la cena.
-Sí, ya voy.-se puso la camisa. Para Keira ya no era tan raro verlo así pero aún era vergonzoso. Alcanzó a notar una pequeña herida en su hombro, cerca de su clavícula, al terminar de ponerse la playera.
-¿Estás bien?-dijo ella acercándose.
-Sí, ¿por qué?
-Tienes una herida en el hombro.
-Ah... no lo había notado.
-¿Enserio?
-Sí -fue hacia ella saliendo de la habitación juntos.-Casi no me doy cuenta cuando me lastimo.
-¿O eres un despitado o simplemente no te importa?
-Mas bien -decía bajando las escaleras, ella lo siguió. Pararon en el último escalón, el abajo y ella arriba.- no me había lastimado tanto desde hace tiempo.
-Presumido.
-Un poco.
Ambos bajaron a cenar. La cena fue tranquila, llena de varios temas sin ninguna relación entre si. Una vez que terminaron Athan ayudaba a levantar la mesa mientras Keira le ayudaba a su madre a lavar los platos.
-Athan se volvió un gran amigo para ti, ¿no es así hija?-dijo su madre enjuagando el plato y dándoselo a Keira.
-Sí, un poco.-recibió el plato secándolo y guardándolo en su lugar.
-¿Por qué ese tono confundido?
-Por nada, sólo que es difícil enseñarle todo.
-Es extranjero, no lo culpes.
-Claro.-tenía doble sentido. Le era difícil enseñarle todo sobre la vida de los humanos a un ser mitológico pero era interesante en cierta manera.
-Ya es tarde, vámonos a dormir. Que mañana es un día agitado y tu tienes que ir al festival ¿no?
-Sí. Buenas noches mamá. -la abrazó, dio un beso en su mejilla y subió.
Pasó al baño rápido, del mueble que estaba ahí sacó una caja blanca que usaba cuando se lastimaba. Fue a la habitación de Athan tocando.
-Adelante.
Ella entró con la caja en manos. Lo encontró semi acostado en la cama leyendo un libro que había visto por ahí.
-¿Pasa algo, niña?
-¿Qué parte de...?-se calmó y lo vio.-Vine a curarte esa herida, lagartija.-se sentó en la cama con una sonrisa burlona. Athan la vio fulminándola con la mirada, no le agradaba su apodo pero era divertido que ella lo molestara como él lo hacía.
-No necesito que me cures.
-Nada de peros. Podrás ser "indestructible" como dragón, pero aquí te lastimas.
-Está bien.-se dio por vencido.
Se sentó cerca de ella. Ella hizo a un lado el cuello de la playera para ver la herida, no ayudaba mucho. Athan quitó su mano y de inmediato se sacó la playera dejando a descubierto la herida y parte de su pecho, no se la había quitado por completo para no hacerla sentir incómoda.
Keira sacó alcohol, una pomada, algodón y un parche para cubrir la herida de la caja. Mojó el algodón en el alcohol aplicándolo en la herida, Athan se exaltó por el ardor tan horrible que sentía.
-No duele tanto.
-Si lo hace. -se quejó.
-Llorón.
-Mandona.
Apartó el algodón poniéndolo de nuevo en la caja, tomó la pomada untándola en la herida y por último cubriéndola con el parche.
-Listo.
-Gracias. -se volvió a poner la playera haciendo un gesto de dolor al terminar.-No me había dado cuenta que me dolía.
-Ya se curará. -dijo Keira cerrando la caja.-¿Crees que fue por...?
-¿Ese elfo Colin? Sí, lo más probable. Tú no tienes nada, ¿o sí?
-No, no tengo nada. Ya me revisé.
-Bien.-la vio apartando un mechón juguetón de su rostro.-Ya no tengas miedo, sólo son elfos tontos.
-Solo le tengo miedo a un elfo y no está aquí.
-¿Qué da más miedo, un elfo o un dragón?
-Nunca te he visto como dragón así que no me das miedo.
-Si me vieras si te daría.
-No lo creo.
-¿Por?
-Porque sólo eres una lagartija grande.
Athan rió. Le era divertida esa chica, sólo había estado con ella una semana y le era divertido pelear con ella, su habilidad tan única la hacía ver más interesante y misteriosa. Tenía que descubrir qué era ella y rápido.
-Buenas noches, lagartija.-se paró y salió de la habitación llevándose la caja consigo.
-Buenas noches, Keira.
Se quedó viendo hacia la ventana mirando la luna cuando sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, algo le había pasado a alguno de los cuatro dragones faltantes.
"¿Están bien? ¿Pasó algo?" dijo Athan para comunicarse con ellos.
"Todo bien, los lagos están a salvo al igual que los mares. ¿Ustedes están bien?" dijo Bastiaan con un claro tono de preocupación.
"Esta bien aquí, los dragones rojos no han querido hacer nada. Me preocupan ustedes." contestó Athan desesperándose por no obtener respuesta.
"Oigan..." era Deo, el dragón cobrizo. "Andrew, fue Andrew. Lo lastimaron."
"¡Andrew! ¡Andrew contesta!" gritaron Athan y Bastiaan al mismo tiempo que aturdieron la mente de Deo.
"¡No griten que me lastiman más de lo que ya estoy!" contestó Andrew enojado y débil.
"¿Quién o qué te hizo eso?" habló Deo después del aturdimiento.
"Fue un pirolisco." contestó Andrew.
"¿Un pirolisco? ¿En el desierto?" esta vez fue Bastiaan sorprendido.
"Hay basiliscos, pero ¿no hay piroliscos?" dijo Athan tratando de comprender. Sabía todo tipo de criatura que existía en los lugares donde ellos habitaban, pero a veces llegaban unas nuevas que ni siquiera él se enteraba.
"Son una variante. Estos son peores que los basiliscos que ustedes conocen." contestó Andrew. "Estos seres convierten en fuego a cualquiera que los mire aparte de piedra."
"¿Qué te hizo?" preguntó Bastiaan.
"Ustedes saben que no puedo ser convertido en fuego por mis escamas y poder."
"Lo sabemos." dijeron los tres.
"Solamente me lastimó de gravedad, las quemaduras son profundas y mi ala fue convertida en piedra, sólo una."
"¿Acabaste con él?" preguntó Deo.
"Sí claro, con un ala de piedra lo lastime y quemé como si estuviera en un asador."
"Era por precaución, idiota. Esa cosa puede llegar a las montañas donde vivo yo o quizá a las de Athan, incluso a los lagos a atacar a Bastiaan." contestó Deo enojado por el sarcasmo que Andrew había empleado.
"Se fue cuando yo caí por mi ala. No logree distinguir a dónde se dirigía."
"¿Te están curando?" preguntó Bastiaan preocupado.
" Sí, Cyrene se está encargando."
"Bien," dijo Athan por primera vez en esa conversación o casi pelea. "Andrew, por favor avisanos cualquier cosa."
" Sí, Athan"
"Bien. Por ahora mantengan se alerta de cualquier cosa que amenace sus tierras." ordenó Athan. Al ser el segundo más poderoso puede hacer eso, además del dragón dorado.
"Como ordenes, dragón plateado" dijeron los tres dragones con respeto.
"Athan..." habló Andrew por último.
"¿Qué pasa?"
"Debes de cuidar a esa chica, tal vez Eldan y Belden estén detrás de esto."
"¿Chica?" dijeron al unísono Bastiaan y Deo.
"Esta chica tiene la habilidad de conocer seres mitológicos disfrazados, al igual que saber sus debilidades. No sé que más puede hacer."
"¡Es valiosa!" dijo Bastiaan.
"Ciertamente. Andrew podrá tener razón..." dijo Deo analizando. "Puede que Eldan y Belden lo hayan mandado con él para que te advirtiera y estuvieras atento para cualquier cosa, los piroliscos podrán tomarte por sorpresa en cualquier momento."
"Puede ser, Deo." dijo Athan. "Tendré los ojos y oídos abiertos por cualquier cosa".
"Te avisaré si pasa algo por aquí." dijo Bastiaan.
"Igual yo." habló Deo.
"Haganlo. Andrew mejorate, cualquier cosa avisanos. Hablamos después."
Los cuatro se despidieron y cortaron comunicación.
Athan se quedó pensando, tal vez Deo tenía razón, tal vez vendrían en cualquier momento por esa chica; y no lo dice por decir, es el que tiene más inteligencia de los cuatro, sin contar al dorado.
Ahora debe de tener los ojos bien abiertos si quiere proteger a ese pueblo, su tierra, a Keira.
-Tendré que tener más cuidado mañana. ¿De qué se trata todo esto, Karsten?
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