Capítulo 4: Nueva vida.

Al día siguiente Keira se paró temprano junto con Athan. Era Viernes y podría inscribirlo bien para que se pusiera al corriente el fin de semana.

Durante el camino Athan se estaba memorizando la ruta. No era difícil, fue demasiado sencillo para su gusto. Llegaron y Keira lo condujo a la recepción para que se pudiera inscribir.

-Tienes que decir que eres un estudiante de intercambio.-le dijo Keira mientras esperaban a que los atendieran.

-¿Inter... qué?-dijo Athan sin entender. Se podía leer claramente en su rostro el gran disgusto que sentía.

-Intercambio. Ya sabes, mmm... extranjero, de fuera.

-Ah... eso di.

-Así lo decimos aquí.-se quedó pensativa un momento.-¿De dónde podrías ser?

-No lo sé.-se hizo para atrás en la silla poniendo sus brazos cruzados atrás de su nuca recargándolos en la pared mientras cerraba los ojos.

-¿De dónde eres tú?

-¿Qué?-no cambio de posición ni un momento.

-Tu... mitología, ¿de dónde es?-lo miraba recargada en su mano con su brazo recargado en el costado de la silla.

-De varios lugares. Europea y Oriental.

-Mmm... con razón.

-¿Con razón qué?

-Tienes rasgos orientales y europeos también.-se acercó un poco más a su rostro. Athan abrió los ojos de golpe al sentir su cercanía y respiración.

-¿Pero qué...? ¡¿Niña qué haces?!-dijo exaltado. Con su brazo izquierdo la apartó haciendo que volviera a su asiento.

-Ya, ya, no te pongas así lagartija. Solo estaba viendo tus rasgos.

-¿Mis rasgos?-la volteo a ver disgustado.

-Sí, mira...-se acomodó en la silla para poder verlo mejor.-Tus ojos parecen orientales, pero tu quijada, piel, y todo lo demás parece europeo.

-No lo había notado.-volteó hacia otro lado con indiferencia.

-¿Enserio? ¿Ni un poquito?-dijo haciendo una seña con sus dedos.

-No...-la volteó a ver susurrando.-Es la primera vez que me transformo.

-Oh...-no pudo articular mas cuando la señorita los llamó, mas bien a Athan. Se pararon y se acercaron al escritorio.

Athan se recargó apoyando sus codos en el escritorio. La secretaria lo volteó a ver impactándose por su apariencia. Athan la vio y esbozó una sonrisa dejando ver su perfecta y blanca dentadura.

-¿En... en qué puedo ayudarle?-dijo la chica con nervios.

-Vengo a inscribirme, ¿todavía puedo?-contestó con una sonrisa adornando su rostro amablemente. Su voz cambió totalmente. De una seria y burlona de cuando habló con Keira, a una amble y un poco seductora con la morena chica.

-Cl... claro que puedes. ¿Estudiante de intercambio?

-Sí.

La morena abrió el primer cajón de su escritorio sacando unos papeles. Los ordenó poniéndolos encima de la mesa extendiéndoselos a Athan con una sonrisa.

-Llena esto por favor y estarás listo para empezar.-le sonrió pasándole un bolígrafo, él lo tomó rozando sus dedos en el acto y sonriendo. Ella volteó a ver a Keira que estaba atenta a lo que hacían y habló.-¿Qué deseas?-ahora su voz era de fastidio y desagrado.

-Oh... Vengo por la lista de inscripción del club de música.-contestó Keira con una notable ira en su rostro pero no lo quiso demostrar mucho debido a la presencia de varios maestros y estudiantes ahí.

La morena buscó entre sus papeles aquella lista y se la entregó sin decir ninguna palabra ni esbozandole una mirada. Keira la tomó haciendo una pequeña mueca. Athan vio aquella escena, rió por lo bajo. Dejó la pluma en el escritorio volviéndole a sonreír a la secretaria.

-Ya terminé.

-Muy bien.-dijo recibiendo la información.-Puede incorporarse de inmediato...-vio el nombre escrito en la primera hoja de la documentación.-Señor Silver...-vio a Keira que estaba revisando la lista con detenimiento.-Tú...-la señaló.

-¿Yo?...-se señaló a si misma.

-Sí. Guía al señor Silver en todo lo que necesite. Ponlo al tanto.

-Está bien.-fue a su lado y le sonrió. Athan la vio y sonrió, una sonrisa de burla que la secretaria no se percató en absoluto.-Acompañame.

Athan asintió, vio a la morena sonriendo de agradecimiento y se fue con Keira. Ella lo guiaba por los pasillos, Athan soltó una risa burlona como siempre.

-¿Ahora por qué te burlas, lagartija?-lo vio con una sonrisa de medio lado.

-Se me hace interesante como te trató esa mujer de allá.-dijo soltando una risa.

-Me odia. No sé porque.

-Bueno, una niña como tú debe de tener varios defectos para hacer que la odien.

Keira volteó y le dio un pequeño golpe en el brazo. Athan se sobó el brazo riendo.

-Te dije que no me dijeras niña.

-Y yo que no me llamaras lagartija. Pero no siempre se consigue lo que se quiere ¿verdad?

Ella resopló.

-Los dragones son insoportables.

-Al igual que ustedes humanos.

-¿En que salón estás?

Athan alzó los hombros. Ella tomó el papel que tenía en sus manos mirándolo de cerca. Maldijo por lo bajo bajando el papel.

-¿Niña?-ella no dijo nada, solamente le hizo una seña para que la siguiera. Así lo hizo y la siguió ahogando una carcajada.

Keira entró a su aula yendo a su lugar dejando sus cosas inmediatamente. Volteó a ver a Athan que estaba recargado en el marco de la puerta viendo a la nada, varias chicas que pasaban a su lado se le quedaban viendo y sonreían al verlo. Keira rodó los ojos y fue hacia él, lo tomó del brazo.

-Ven a tu asiento.-él la volteó a ver con una media sonrisa. Las chicas que estaban ahí la fulminaron con la mirada de inmediato.

-Que amargada.-sonrió. Keira lo jaló del brazo y lo hizo entrar a la fuerza al salón.

Lo llevó a un asiento vacío parándose frente a él mirándolo a los ojos. Él lo vio burlón cruzándose de brazos.

-Éste será tu asiento. Debes atender a cada cosa que los maestros digan y ya. Así funciona la escuela.

-Entiendo.-soltó un suspiro bajando la cabeza riendo por lo bajo. Keira no lo notó.

Sonó el timbre anunciando el inicio de las clases, ambos se sentaron en sus respectivos asientos esperando al maestro. Entró un hombre alto, de piel blanca, cabello negro, ojos grises y tez un poco morena. Apuesto pero bastante serio.

-Muy bien.-habló el maestro con su voz grave. Tan grave que daba miedo.-Tenemos un estudiante de intercambio, pasa al frente.

Ante esa orden Athan no se pudo negar. Pero, lo hacía mas por mantener la apariencia de un chico humano que por miedo. Él daba órdenes mucho mas aterradoras, y era mas imponente que ese hombre.

Se paró frente a toda la clase. De inmediato todas las miradas se posaron en él, las chicas suspirando y los chicos con indiferencia. Eso le causó gracia, sus reacciones eran interesantes hacia él.

-Soy Athan Silver.-corto y frío. Regresó a su asiento sin voltear a ver a nadie, solo a Keira sonriendole de medio lado. Había generado curiosidad entre todos esos estudiantes.

Durante la clase él quería morirse. Estaba total y completamente aburrido, solamente estaba apoyado en su mano viendo al profesor hablar. Ni siquiera ponía atención, pero cuando el profesor le preguntaba algo él respondía correctamente a todo. Un prodigio dirían todos, pero no era así del todo.

Sonó el timbre de salida después de un día totalmente aburrido. Se paró y salió del aula y esperó a Keira en la salida. Ella salió acompañada de Jean, al verlo sonrió y fue con él.

-¿Ya tan desesperado por irte?-le preguntó con una risa burlona.

-Sí. No sabes cuánto.-le contestó del mismo modo. Jean se le quedó viendo, cautivada completamente. Él la volteó a ver.-¿Quién es?

-Es mi mejor amiga, Jean.

La recién nombrada sonrió. Athan le sonrió devuelta tomando su mano y besándola. Jean se sonrojó un poco, ese hombre era encantador.

-Soy Athan. Mucho gusto Jean.-le guiñó un ojo soltando su mano.

-El gusto es mío, Athan.

La observó mejor. No era fea la chica, era hermosa a decir verdad pero no era como Keira. Algo tenía esa niña que le causaba fascinación, aparte de su evidente habilidad de verlo tal y como es. Las vio a ambas, eran como dos polos opuestos, al igual que ellos dos.

-¿Nos vamos?-le dijo Keira sacándolo por completo de sus pensamientos. Asintió.

Durante el camino no dijo absolutamente nada. ¿Por qué? Ahí estaba Jean. No podía molestar a Keira o preguntarle algo sin que Jean se diera cuenta que no era normal. Precaución, ante todo precaución.

Un ruido.

Se percató de un ruido en la parte de atrás. Varios kilómetros atrás, su oído era muy potente como para poder oír a grandes distancias al igual que sus ojos. Los cuales le permitieron ver a un hombre de pelo castaño y pálido caminar sin tratar de ser notado por él, claramente. Rechinó un poco los dientes.

-Yo me voy.-habló Jean. La volteó a ver.-Un gusto conocerte.

-Igual.

Sin más, se fue a su propia casa dejándolos solos caminando.

-Ahora si puedes hablar.

-¡Pero que aburrido fue!-exclamó de inmediato.

-¿Te pareció?

-¡Mucho! ¡¿Cómo lo soportas todos los días?!

-Con mucho esfuerzo. Pero, enserio pareces aburrido. ¿Qué te aburrió?

-Todo.

-¿Cómo que todo?

-Sí.-paró en seco volteándola a ver con una sonrisita.-Yo ya sé todo eso.

-¿Pero qué...? ¡¿Cómo?!-su sorpresa no la podía ocultar para nada. Él le hizo una seña de obviedad.-Cierto. Has vivido muchos años, inmortal lagartija.

-Exactamente, mortal niña.-rió por la expresión de Keira al oírlo llamarla "niña".

Otra vez ese ruido. Más cerca. Mucho más cerca.

Tomó a Keira por el brazo llevándola detrás de una casa. Se escondieron.

-¿Qué pasó?-preguntó totalmente confundida. Athan la cayó haciendo una seña con su dedo índice en sus labios. Ella no dijo nada.

El ruido se acercaba más. Más... más... más... Tomó su mano y corrieron a un parque que estaba cerca de ahí. Encontró un gran árbol en el centro, fue para allá y puso a Keira detrás del tronco para ponerla a salvo.

-No vallas a salir.-ordenaba viéndola.-Por ninguna circunstancia.

-¿Por qué? ¿De qué...?

-De esto...-salió y tomó al chico por el cuello sin dejarlo respirar.

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