Capítulo 34: Memorias.

Athan estaba sentado en el piso, recargado a los pies de la cama. Su vestimenta era simple, pantalones negros y camisa blanca, de tal forma que daba la impresión de descuido. Había sacado sus alas, se podía apreciar claramente la marca de la herida que había sufrido con anterioridad, seguía doliendo pero no le tomaba importancia, no era un dolor tan fuerte como para sufrir por él, o al menos así pensaba el plateado.

Ningún dolor se podía comparar con lo que ahora estaba sintiendo. Desesperación, confusión, ira, dolor...

Desesperación, no saber en dónde se encontraba ella.

Confusión, se suponía que él estaba muerto.

Ira, al enterarse que Karsten le había mentido.

Dolor, él apareció de nuevo pero totalmente cambiado y a ella la había perdido.

¿Qué más podía esperar? Esa persona que en un momento había formado parte importante en su vida que creyó desaparecida, que creyó muerta, había vuelto de nuevo. No debía ser coincidencia. Con él había aprendido tanto, había convivido, etc.

—De seguro te reirías si me vieras así, ¿no es así, Slaven?

Habló al viento. Bajó su cabeza sonriendo, una sonrisa que escondía todo lo que estaba sintiendo. Flexionó sus rodillas apoyando sus codos y con sus manos su cabeza mientras que sus alas decayeron, si alguien lo viera así pensaría que era un blanco fácil para poder destruir en ese preciso momento sin ninguna compasión. No estarían equivocados.

Todo eso era nuevo para él, sentimientos que nunca había tenido poco a poco empezaban a aparecer, eran todos a la vez que poco a poco lo volvían loco al no saber qué hacer con ellos.

El tema al que más le daba vueltas ahora era él, seguía desconcertado de haberlo visto de nuevo que no podía explicarse los hechos. ¿Qué había cambiado? ¿Por qué había regresado? ¿Por qué no estaba muerto? ¿Por qué se volvió así? Más y más preguntas se formulaban en su mente, y no había nadie que pudiera responderlas. Tal vez en sus recuerdos podía estar la respuesta, pero había jurado que jamás iba a volver a ver sus memorias, pero no podía hacerlo solo.

Se paró saliendo de su habitación dirigiéndose hasta la cima. Ya frente a la puerta se debatía si tocar o no, debía tragarse todo su orgullo y enojo para poder pedir ayuda, eso lo veía difícil pero debía hacerlo, tenía que hacerlo, solo así podía encontrar respuestas a todas sus preguntas, o al menos a algunas de ellas.

"Al diablo", tocó la puerta.

Karsten abrió, al verlo se sorprendió que estuviera ahí, no solo por su vestimenta si no por su rostro. Un rostro que delataba completa desesperación y necesidad de ayuda.

—Athan... —no podía esconder su sorpresa. —Pasa, pasa.

Athan pasó, el dorado se esperaba que le dijera algo, alguna queja, una reprimenda, lo que sea. No pasó.

Cerró la puerta, caminó hacia el centro donde se había parado Athan. Dado que él podía sentir lo que Athan estaba sintiendo, sabía perfectamente que algo le incomodaba y que estaba en una encrucijada si decirle o que simplemente le leyera la mente como lo hacía siempre.

— ¿En qué te puedo ayudar? —optó por que se lo dijera él mismo.

—Es algo delicado. —su voz era débil, eso a Karsten le dio tristeza.

—Lo que necesites.

—Es extraño que de repente haya vuelto, quiero saber por qué volvió así, quiero saber qué cambió.

—Espera...

—Veamos mis recuerdos.

Karsten abrió los ojos con sorpresa, no se había imaginado nunca que él dejaría que vieran sus recuerdos de nuevo. Hace tiempo lo permitía pero de la noche a la mañana se negó respondiendo con actitud fría, incluso agresiva y que ahora lo sugiriera daba indicios de que era debido a un acto desesperado.

— ¿Estás seguro? No creo que sea sano....

— ¡Hagámoslo Karsten! —gritó volteándolo a ver. —Sólo así podrá haber respuestas de su regreso, debe de haber algo.

—Aun así, sería desde tu perspectiva, no creo...

—Por eso mismo, podría haber algo que en ese momento yo no noté, debe de haber algo.

Karsten notó su desesperación, estaba dispuesto a soportar el dolor de entrar a su mente y mostrar aquellas memorias que poco a poco se fueron bloqueando por voluntad propia. Si estaba seguro de que algo estaba oculto en esos recuerdos debían hacerle caso, Athan no decía las cosas solo por decirlas, siempre había una razón tras sus palabras.

—Está bien, veremos tus recuerdos.

Ambos fueron a la parte de abajo de la montaña, los demás ya estaban reunidos. Cuando vieron a Athan se sorprendieron de su estado.

— ¿Está todo bien? —preguntó Deo preocupado.

—Todo bien. —contestó Karsten tocándole el hombro yendo hacia ellos. —Athan quiere decirles algo.

Los tres lo voltearon a ver esperando su comentario, Athan soltó un suspiro enfocando su vista hacia ellos con decisión.

—Veremos mis memorias.

— ¡¿Estás loco?! —exclamaron los tres alterados.

— ¡Esto no es un juego! —exclamó Bastiaan acercándose a él.

— ¡Sabes las consecuencias de esto! —esta vez fue Andrew.

—No sabemos lo soportarás —por último Deo. —Hace años que dejamos de ver tus recuerdos.

—Es necesario, debe de haber una señal en mis recuerdos de porque Slaven se volvió así. Lo he decidido y solamente se puede hacer con todos nosotros, es ahora o nunca. Ayúdenme.

Los tres voltearon a ver a su líder, Karsten les asintió con mirada comprensiva.

—Está bien. —dijo Bastiaan sonriendo. —Hagámoslo.

Athan asintió aliviado. Se acercó hacia donde se encontraba Karsten.

—Bien. —le tocó el hombro al plateado y volteó a ver a sus demás compañeros. —Ya saben qué hacer.

Los cuatro comenzaron a moverse, en el centro se colocó Athan y los demás en las esquinas formando un cuadrado. Cada uno se quitó su cadena que contenía sus respectivas piedras.

—Necesitarán mi ayuda. —habló Argante a espaldas de Karsten. —Debido al tiempo en el que no se ha practicado la visualización podrá generar algunas crisis, necesitaran mi ayuda para contenerlo.

—Gracias, Argante. —después de decir eso les indicó a los dragones que pasaran a la siguiente fase.

Juntaron sus piedras con la Alejandrita de Athan que hizo que emitiera una fuerte luz para después elevarse justo arriba de Athan que entró en un profundo sueño, sus alas aparecieron haciendo que quedara en el aire dormido. Las piedras volvieron a emitir una luz de un color extraño, los dragones sacaron sus alas empezándose a dibujar en ellas espirales que resplandecían con la luz de su respectivo color de linaje, la luz irradiada por las piedras se transformó en una imagen borrosa que poco a poco se fue aclarando, estaban viendo ahora los recuerdos del segundo al mando.

"Apenas era un niño, de unos 10 años aproximadamente. Se encontraba corriendo por el bosque, que en ese momento estaba cubierto de nieve, tocaba los árboles como si buscara algo. Al encontrar uno con un tronco bastante grueso se colocó detrás tapando su boca mientras emitía una ligera risa.

Un niño de la misma edad que él buscada detrás de los árboles de la misma manera que lo había hecho él. Descubrió el árbol, se acercó sigilosamente, vio la parte de atrás del árbol descubriendo a Athan.

— ¡Te encontré! —gritó alegre poniéndose frente a Athan que se espantó para luego volver a correr siendo perseguido por él mientras estaban riendo.

De vez en cuando se escondían en los árboles por juego, o se aventaban un poco de nieve sin dejar de correr y sonreír. En un juego ambos falsearon al momento de quererse agarrar cayendo sobre la fría nieve.

— ¡Fue tu culpa!

— ¡No cierto!

—Ambos cayeron al mismo tiempo. —se escuchó una melodiosa voz acercándose hacia ellos deteniéndose justo en frente de donde se encontraban sus cabezas.

— ¡Madre! —dijeron ambos parándose y mirándola.

—Miren como quedaron, todos llenos de nieve. —dijo sonriendo mientras los limpiaba quitándoles todo residuo de nieve. —Listo, quedaron igual de guapos que antes.

Ambos sonrieron.

—Madre, juega con nosotros vamos a...

— ¡Slaven! ¡Athan! —gritó su padre acercándose a ellos. — ¿Qué hacen aquí? Deberían estar practicando y no perdiendo el tiempo con juegos.

—Pero padre, solamente queríamos un descanso junto con madre. —dijo Athan triste de que su padre los hubiera regañado.

—Pero nada, regresen a practicar ¡ahora!

—Vamos, Athan. —dijo Slaven tomando el brazo de Athan jalándolo, ambos voltearon a ver a su madre con rostro triste para después empezar a correr regresando a su hogar para poder seguir practicando.

A pesar de todo, su padre imponía demasiado. Era alto, su cabello totalmente negro, ojos azules oscuro y penetrantes, facciones duras, lo único que podía darle aspecto más relajado era el lunar que tenía en la barbilla, el mismo que poseía Athan.

En cambio su madre era más fresca, era de estatura pequeña casi igual a la de Keira, su cabella era bastante largo y castaño, sus ojos eran azul brillante, piel totalmente blanca y facciones finas y orientales.

— ¿Por qué me miras así? —dijo el rey plateado mirando a su esposa.

—No seas estrictos con ellos, son niños deben divertirse, disfrutar de esta etapa, no estar practicando todo el tiempo. —se cruzó de brazos mirándolo fijamente.

—No pueden, algún día tendré que dejar este puesto y dárselo a uno de ellos, deben de estar preparados para eso.

—Eso lo entiendo, pero todavía falta para eso. —relajó sus brazos acercándose a él tomando su brazo con delicadeza. —Debes dejarlos que se diviertan, o no podrán tomar el cargo como se debe.

—Pero deben estar preparados...

— ¡Alistaire! —exclamó la reina enojada separándose de él.

—Es lo que deben hacer, recuerda que después no podré estar con ninguno de ellos. —ella bajó la mirada, se acercó a ella tomándola de la barbilla haciendo que lo viera. —Por eso deben estar preparados, así tiene que ser, ¿lo entiendes, verdad, Yui?

—Entiendo perfectamente, y por eso... —tomó su mano. —Debes de pasar tiempo con ellos fuera de los entrenamientos.

—Bien, pasaré tiempo con ellos.

—Pero enserio, inténtalo.

—Lo intentaré.

Yui sonrió al igual que él, ya que si su reina sonreía él también.

Athan y Slaven estaban practicando sus ataques de hielo, después de un rato eran agotadores y los dejaban totalmente muertos que terminaban quedándose dormidos en ese mismo lugar. Slaven volteó a ver a su hermano notando una clara tristeza y agotamiento de su parte.

—Athan, ¿por qué no mejor paramos un rato? Ya me cansé. —sus palabras expresaban lo que en realidad Athan quería decir, se notó al momento en que el menor sonrió aliviado.

Ambos se sentaron en el suelo recargando espalda con espalda, Athan casi se dejó caer de no ser por Slaven que sirvió muy bien de apoyo para él.

—Padre nos obliga a practicar todo el tiempo, hoy solo quería alejarme un poco. —mencionó el menor cabizbajo.

—Es normal, padre nos explicó que a su edad su padre lo entrenó, es parte del linaje.

— ¿Pero para qué? Tú vas a ser el siguiente líder, no tiene caso que yo entrene.

—Debes hacerlo, ¿y si me pasa algo? Ahí estarás tú.

—Solo porque nos parecemos, eso no cuenta. —rio contagiando al mayor.

— ¡Se me acaba de ocurrir una idea! —exclamó alegre el mayor.

— ¿Cuál?

—Hay que pararnos temprano y vamos a dar una vuelta por las montañas, ¿te parece?

— ¡Sí! ¡Hay que hacerlo! —se mostró emocionado, esa era una actividad que solamente hacían ellos dos, era algo únicamente de ellos dos que ninguno de los demás compañeros dragones de linaje solían hacer. Sin embargo, era una actividad que no hacían mucho debido a los entrenamientos, por esa razón cuando encontraban una oportunidad de salir la aprovechaban al máximo.

De repente reinó el silencio, Slaven ladeó su rostro desconcertado encontrando que Athan se había quedado dormido recargado en su espalda, con mucho cuidado se fue deslizando poco a poco hasta que ambos quedaron acostados en el piso no sin antes de voltearse bien para que la cabeza del menor no azotara en el piso, lo acomodó con sumo cuidado para no despertarlo y al final se acostó él, lo cual lo hizo sin delicadeza ya que si se pegó en la parte trasera de su cabeza. Después de sobarse y acomodarse mejor sus ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que se quedó profundamente dormido."

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