Capítulo 17: Nuevo Lugar.

Keira se despertó por una pequeña corriente de aire dándole frío. Se sentó en el pasto restregando sus ojos bostezando después, alejó el ala de Athan que la había cubierto esa noche. Con cuidado se paró haciendo a un lado el ala para no despertarlo, el día se veía hermoso; claro después de una lluvia que saliera el sol hacía el paisaje más hermoso al chocar con las gotas de agua que quedaron impregnadas en el bosque.

Se arrastró un poco hasta quedar frente el rostro de Athan que estaba de perfil. Su rostro de dragón lo hacía ver más imponente pero seguía siendo el chico que había conocido, el burlón y frío; aunque ahora se dejaba ver más preocupado y decidido que antes. Con la yema de sus dedos acarició su frente pasando a su hocico, sus escamas se sentían raras y producían una sensación extraña.

«¿Qué haces?» dijo Athan en su mente.

—Pensé que estabas dormido. —su rostro parecía como si a un niño lo hubieran atrapado haciendo una travesura.

«Estaba » abrió sus ojos mirándola. «Me despertaste. »

—¿Yo? —se sentía confundida, había sido tan cautelosa al momento de pararse para no despertarlo que le parecía imposible haberlo despertado.

«Sí, tú. » movió su cabeza para verla mejor. «Cuando moviste mi ala me despertaste. » Keira lo miró confundida, si apenas si movió su ala. «Mis alas son mis puntos sensibles, si las mueves o tratas de hacerles algo automáticamente me pongo a la defensiva. »

—Perdón —bajó la mirada. —No pensé que te iba a despertar.

«Tranquila, de todas maneras ya me iba a levantar. » bostezó un poco estirándose. Se paró en cuatro patas cubriéndose con sus alas, cuando las apartó ya era de nuevo el chico adolescente.

—Bueno, dejando de lado que me hubieras sentir culpable por despertarte. —se paró del césped sacudiendo un poco sus rodillas quitando cualquier pedazo de pasto que se hubiera impregnado aunque la mancha de que estaba húmedo permaneció ahí. —¿A dónde vamos?

—Primero, esperamos a ese enano. —dijo refiriéndose a Deo.

—¡Enano tú! —respuesta inmediata a su comentario. Deo salió de los árboles con una mochila negra en la espalda. Keira rió por su actitud, se le hacía divertido ver como se molestaban mutuamente.

—¿Trajiste lo necesario? —dijo Athan con una sonrisa burlona, Deo lo amenazó con la mirada y luego soltó u a risa.

—Sí, todo está aquí. —le dio palmadas en la mochila sonriente.

Se hincó abriéndola mientras ambos chicos lo miraban. De ahí sacó un cambio de ropa para Athan que de inmediato se la aventó.

—Cámbiate. —le dijo sonriente, Athan atrapó la ropa mirándolo con duda. —No me veas así, cámbiate de ropa que con esa apestas.

—¿Y tú hueles a rosas, no? —dijo en su defensa. Deo lo miro serio, Athan bufo y fue detrás de un árbol para cambiarse. Keira vio su actitud, era gracioso pero se tuvo que contener de reír.

—Esto es para ti. —le dijo Deo entregándole otro cambio de ropa el cual ella aceptó gustosa.

—Gracias -dijo sonriente. —Ya vuelvo.

Fue detrás de un árbol lejos de la vista de Athan y Deo para poder cambiarse a gusto. Deo hizo lo mismo mucho más rápido que ambos; Athan salió vistiendo pantalones negros, playera de rayas azul y blanco, y una chaqueta negra. Deo estaba vestido casi igual solo que llevaba mezquilla y playera blanca.

—¿Y Keira? —preguntó buscándola.

—Se fue a cambiar, en un momento regresa. —se le quedó mirando un momento hasta que habló —: Ya no le dices niña.

—Le sigo diciendo así, sólo que... le digo por su nombre en ocasiones especiales.

—Sí claro, especiales. —dijo Deo haciendo comillas con sus dedos en "especiales".

Athan iba a replicar dándole un golpe mientras Deo se encogía esperándolo cuando Keira apareció dejando mudo a Athan, Deo sonrió. Se acercó a ellos tranquila, Athan dejó a Deo en paz a lo que él sonrió triunfante al ver como se controlaba cuando Keira estaba cerca.

—¿Todo bien? —preguntó Keira viendo primero a Deo y luego a Athan, aunque ya sabía lo que pasaba.

—Si todo bien, ya sabes Athan siendo Athan. —Keira rió por el comentario mientras que Athan lo fulminó con la mirada. —Ahora, ¿nos vamos? Porque estar en un bosque es tedioso.

—¿A dónde iremos ahora? —preguntó Keira mientras caminaba junto con ellos.

—Primero a comer algo, luego con Andrew es lo más probable. —respondió Athan mirándola de reojo. Ella no dijo nada, prefirió guardarse los comentarios no porque no quería decir nada si no porque no era momento para hablar, el hambre se lo impedía.

Llegaron a otro pueblo, Keira llegó a la conclusión de donde había bosques había pueblos y no ciudades, lo cual era muy obvio pero en estas circunstancias lo tomaba como lógica en vez de obviedad. Mientras caminaban buscando un local para poder comer, Athan y Deo tambaleaban un poco de vez cuando; Deo tocaba la pared para no caer y Athan el hombro de Keira.

—¿Están bien? —preguntó tomándolos de los brazos para ayudarlos a apoyarse aunque sea por un poco.

—Sí... tal vez sea el cansancio... —dijo Deo incorporándose haciendo como si nada hubiera pasado.

—Gastamos mucha energía volando sin descanso hasta anoche, obvio que es eso. —de nuevo, Athan sacó su lado sarcástico, ya a Keira no le molestaba eso, hasta se había acostumbrado.

Llegaron a un pequeño restaurante, al entrar de inmediato acapararon las miradas, específicamente para Athan y Deo. No era común ver a dos chicos con ese aspecto, en cuanto a Keira parecía una chica típica a no ser porque estaba acompañada por ellos y tan bien porque era linda, pero más por culpa de esos dos seres.

Se sentaron en una mesa un tanto alejada de los demás para evitar llamar la atención, no funcionó del todo bien, sin embargo, no les importaba y los ignoraban. Pidieron de comer, ni siquiera se fijaron que pudieron, el hambre era mucha que necesitaban saciarla con algo.

Athan y Deo pusieron sus brazos cruzados en la mesa y sus cabezas en ellas. Claramente se notaba que estaban mal, débiles y cansados.

—Ya van a comer, traten de aguantar un poco más. —dijo Keira tratando de animarlos.

—Hemos aguantado mucho, en estos momentos hasta comeríamos lo que nos pusieran enfrente. —dijo Deo casi sonando como un balbuceo debido a la posición en la que estaba.

Keira puso sus manos en la cabeza de ambos acariciando su cabello, los tomó por sorpresa el que hiciera ese movimiento. No estaban acostumbrados a que alguien les acariciara el cabello, solamente entre ellos lo hacían y eso ocasionalmente. Se tornaron nerviosos, pero... lo sentían agradable, el roce era gentil y cariñoso. Deo lo sentía como si lo acariciara su hermana; Athan, por otra parte, se sentía confundido, no sabía que sentir ante el acto de Keira, estaba nervioso y ansioso por saber si continuaría haciéndolo.

Por el otro lado, Keira estaba igual de nerviosa que él al sentir los suaves y finos cabellos del dragón. Vio a otra parte para distraerse de lo que estaba haciendo y no pensar en los nervios que sentía por todo su cuerpo.

Les trajeron la comida, Keira quitó sus manos lo más rápido que pudo soltando un suspiro. Athan y Deo abandonaron su posición esbozando una sonrisa para que pensaran que todo estaba bien, una sonrisa medio rara.

Empezaron a comer en silencio. Para ambos dragones era un deleite en el paladar cada bocado que pasaba por sus labios y garganta. Poco a poco iban recuperando fuerzas, se les notaba en su expresión y cambio de humor; Keira ahogó una pequeña risa al verlos tan cambiados después de probar bocado, eran -en cierto modo- graciosos.

Al terminar se quedaron en duda como iban a pagar las cosas, la salvación fue Deo, que sacó dinero de la mochila y pagó. Athan y Keira lo vieron con sorpresa e interrogación.

—¿Cómo...? —articuló Athan sorprendido.

—¿Conseguí eso? —completó el cobrizo. —Bastiaan piensa en todo, me dio esto para el viaje. —palpó la mochila con una sonrisa.

Athan llevó su mano a su frente y sonrió soltando una pequeña risa, Bastiaan lo sorprendía cada vez más. Siempre lo ayudaba aún sin pedírselo, parecía que él era el mayor en lugar de Karsten o él.

—Pues.... —Keira rompió el silencio, no era incómodo pero era inquietante que no dijeran nada y solo sonrieran. Un poco. —Gracias Bastiaan. —sonrió.

Los tres salieron del local. No tenían a dónde ir, lo mejor que podían hacer era buscar un lugar donde pasar la noche y después poder volver al viaje. Y como estaban cansados de caminar querían encontrar un vehículo para poder transportarse o algo, cosa que era curiosa porque eran seres mitológicos y lo más probable era que nunca hayan conducido y Keira, ella no sabia conducir. Iba a ser un problema.

Dieron con un pequeño taller mecánico, se miraron entre sí decidiendo entrar para ver si podían conseguir algo. Al entrar el dueño los recibió con una cara larga, se notaba que no era muy sociable.

—¿En qué los puedo ayudar? —prefirieron ignorar el tono con el que se los preguntó. No era momento de enojarse o algo peor.

—Queremos un auto, ¿nos podría vender uno? —esta vez habló Keira, sabía si uno de ellos dos hablaba la cosa se iba a poner fea.

—No puedo venderles uno. —los miró de arriba a abajo con negación. —Son unos niños, no podrían pagarlo sin sus padres.

Eso encendió a ambos dragones. En estos casos debían pensar con la cabeza fría y no hacer un alboroto por algo tan simple como unas palabras, en esto Deo era un especialista, mientras que Athan podría hablar con inteligencia pero de momento a otro poder perder el control; eso le pasa a alguien que nunca había estado conviviendo con los humanos, perdía los estribos muy rápido.

Deo se acercó poniéndose frente a él dejando a Keira y Athan atrás de él. Vio por todo el taller hasta que encontró una camioneta un poco vieja y gastada, de marca LandRover Discovery, era perfecta para ellos. —¿Qué le parece si reparo esta... —caminó hacia la camioneta seguido por el dueño.-...y nos la vende a buen precio?

El dueño soltó una risa, Athan lo fulminó con la mirada, no se dio cuenta porque si lo hubiera hecho estaría aterrorizado. Deo estaba inspeccionando el vehículo para analizar lo que haría para repararlo correctamente y poder llevárselo sin ninguna objeción por el cara larga del dueño.

—No creo que lo logres, niño, es muy vieja. —ahora estaba retando a Deo.

—¿Y si logro hacerlo? —su voz sonaba segura de si mismo, se cruzó de brazos mirándolo con reto.

—Dejaré que se la lleven sin pagar, niño.

—Hecho.

El reto estaba hecho. Era una competencia en toda su expresión, verían quién era más capaz y quién tenía la razón. El sueño regresó a donde había estado anteriormente riendo, estaba subestimando a Deo, y mucho. Athan se acercó a él poniendo su mano en su hombro.

—¿Estás seguro de lo que acabas de hacer? —le dijo en voz baja.

—Muy seguro, sabes que puedo hacer lo que sea así que no es bueno subestimarme. —dijo con una sonrisa segura.

—Cierto. En lo que tú haces eso, nosotros iremos a buscar un lugar en dónde quedarnos.

—Sí, adiosito. —Athan y Keira se fueron dejándolo con su trabajo de mecánica.

Ambos caminaban mirando de un lado a otro buscando un Motel o algo que se le pareciera. Keira no entendía lo que quiso decir con "hacer lo que sea", se suponía que no debía de saber nada de eso al ser un dragón, ¿acaso él ya había compuesto cosas como esa anteriormente? Todo era muy confuso, pensaba que todos eran como Athan, excepto claro, Bastiaan.

—¿Por qué tanta confianza en Deo, lagartija? —se atrevió a preguntar. Athan la volteó a ver con una mueca, a pesar que ya se había acostumbrado al apodo todavía le molestaba un poco ese sobrenombre de reptil.

—Porque él ya había convivido con los humanos anteriormente. —a pesar del tono serio con el que hablaba se notaba que estaba seguro y tranquilo por las palabras anteriormente dichas. —¿Sorprendida, niña?

—Sí, pensé que todos eran como tú. Que nunca habían convivido con nosotros. —llevó su mano a su cabello acariciándolo un poco nerviosa, sabía que estaba equivocada en cierta manera.

—De todos los dragones, yo soy el único que nunca se había transformado. Todos lo han hecho menos yo, hasta ahora. —siguió caminando hasta que encontró un letrero que decía: "Motel". —Ven, niña.

Keira lo siguió sin decir nada. Sintió una presencia extraña, una presencia familiar hasta cierto punto. Se acercó a Athan disimuladamente para advertirlo de esa presencia.

—Lagartija...

—¿Qué, niña? —no lo dijo de mala manera, si no que estaba tan concentrado que su frialdad salía a flote.

—Siento algo. —eso hizo que Athan pusiera atención y sus sentidos se agudizaran.

—¿Qué sientes? —no la volteaba a ver, mas se notaba la preocupación y alerta en su voz. Su oído se empezó a agudizar más de lo normal esperando reconocer algún paso extraño.

—Elfos, los dos.

Athan se alarmó. Con su oído captó los pasos de esos gemelos rápidamente, con su vista periférica se dio cuenta que estaban a unas cuantas cuadras detrás de ellos, lo bueno era que un grupo de personas los estaban bloqueando de su vista así que no se habían percatado de su presencia. Aunque, pensándolo bien, tal vez se habían percatado de Athan por su altura mas no de Keira; eso lo podía usar como ventaja.

—Cuando te diga te escondes en el callejón. —le avisó con voz baja. Keira asintió. Esperó el momento oportuno cuando el grupo cubría perfectamente la presencia de Keira de su lado. —Ahora.

Keira hizo lo que le dijo, se metió en el callejón escondiéndose detrás de unos cestos de basura evitando que se viera por completo. Athan se recargó en la pared esperando a ambos gemelos, cuando pasaron por ahí habló:

—Vaya, no pensé que estarían aquí también. —su voz sonaba despreocupada y esbozó una sonrisa.

—No esperábamos que estarías aquí, dragón. —dijo Belden. —¿Qué haces aquí?

—Sólo vengo de paso. Aunque no puedo decir lo mismo de ustedes, ¿o sí? Díganme, ¿a qué vienen?

—No creo.... —fue interrumpido por su hermano.

—Buscamos a esa chica, ¿sabes dónde está? —claramente Eldan era el que daba más miedo. Su tosquedad y seriedad lograba obtener cualquier información rápidamente. De los dos era el que más temible era al igual que astuto.

—No sé, no supe de ella. Como llegué me fui. —se rascó la nuca para hacer su historia más creíble, la actuación se le daba bien así que los podía engañar rápidamente.

—Está bien. La encontraremos, si nos enteramos que estaba contigo todo el tiempo, será interesante. —sonrió un tanto cínico al igual que Belden.

—Si claro, suerte con eso. —sonrió cruzándose de brazos y recargando su pie derecho en la pared tomando una postura más relajada. —Estaré esperando, orejas de aguja.

Ambos lo miraron con una mueva por el apodo que les había dado. Eldan sacó una daga clavándola con una velocidad increíble en la pared.

—Un adelanto, dragón. —sonrió.

Athan cubrió con hielo la mano del elfo adhiriendola más a la daga provocando sorpresa y dolor al rubio.

—Te recuerdo, elfo, quién manda aquí. Sabes que puedo expandirlo hasta que tu existencia sea solo un simple recuerdo.

Eldan frunció los labios con enojo, odiaba que siempre le recordara que él era el más poderoso de todos y lo humillara de esa manera. Con rapidez rompió el hielo sacando la daga y separando su mano, tambaleó hacia atrás por la acción siendo detenido por Belden evitando que callera.

—Ya veremos, dragón. —sin decir nada más se fueron hasta que se perdieron de vista tan rápido como habían llegado.

Athan suspiró después de verificar que se habían ido. Entró al callejón poniéndose al lado de los botes viendo a Keira.

—Ya se fueron. —le dijo más calmado. —No podemos quedarnos, ya no es seguro.

—Me lo imaginé. —suspiró parándose al igual que él. —¿A dónde vamos?

—Por ahora a donde podamos llegar a pasar la noche, luego tendremos que volver a volar. Pero será después. —decía mientras caminaban a la salida del callejón.

—Bueno, por lo menos no volaremos. Es incómodo estar en tu espalda por mucho tiempo. —rió contagiando lo a él también.

—Sí lo sé. También es incómodo tenerte atrás, pesas niña. —se llevó como respuesta un pequeño golpe en brazo, rió ante eso.

Al llegar a la salida encontraron a Deo montado en la camioneta con una sonrisa triunfante. Ambos entraron con sorpresa.

—¿Cómo fue...? —apenas pudo articular Athan. Sonrió cómplice. —¿Cómo se quedó el cara larga?

—Le callé la boca más rápido de lo que tardé en arrancar esta cosa. —chocaron son cinco riendo.

—¡Bien hecho Deo! —dijo Keira riendo con ellos.

Deo paró en alto mirando a Athan suspirando.

—¿Encontraron un lugar para quedarnos?

—No podemos quedarnos. —Deo se sorprendió, le iba a recriminar cuando fue interrumpido. -Eldan y Belden estuvieron aquí.

No necesitó más para entender que era malo. Asintió comprendiendo.

—Entiendo. A ver...—hizo una pequeña pausa pensando. —Creo que el hogar de Andrew está cerca, podemos llegar al pueblo más cercano hasta la noche, ir con Andrew un tiempo luego volver a volar y hacer paradas hasta el hogar de Karsten.

Athan había pensado lo mismo desde antes. Por más que no le gustara tenía que llevarla con él, sólo él podría protegerla mejor. Volteó a ver a Keira.

—¿Estás de acuerdo con esto? —le preguntó con calma.

—Sí, hay que hacerlo así. —contestó con una sonrisa calmándolo.

—Bien, entonces así será. —dijo Athan asintiendo. Vio a Deo dándole la indicación que debían ponerse en marcha pronto.

—De acuerdo, entonces. —puso en marcha la camioneta volviendo su vista al camino esbozando una sonrisa. —Próximo destino... Andrew.

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