Capítulo 15: ¿Celos?

Athan tomó a Keira en sus brazos parándose junto con Bastiaan, ambos estaban cansados. Al parecer la reunión ya había llegado a su final ya que no había nadie más que ellos tres y esos dos lobos que estaban hablando con un hombre más alto que ellos al igual que mayor -de apariencia-. Zarek volteó a ver disimuladamente hacia donde estaban Athan y Bastiaan, pudo divisar bien cuando Athan levantaba en brazos a Keira, se sintió raro.

—Bien, gracias por la información Carib, sigue protegiendo la frontera.—le dijo al mayor con seriedad, Cavalon le hizo una seña para que se retirara así que el mayor así lo hizo dejándolos solos.

—Zarek, —le dijo al moreno con voz tranquila, no quería detonar la ira o algo peor.— creo que sería mejor que entraran, por lo menos para la chica.

—Bien pensado, Cavalon.—sonrió de medio lado, pero no era una sonrisa burlona ni egocéntrica si no que enmascaraba algo, la pregunta era: ¿Qué?

Se acercaron a esos chicos despertando de inmediato la defensiva, sobretodo de Athan. Ya estando parados frente a frente no se les notaba la diferencia de estatura, solamente la diferencia física, pero se podía distinguir de inmediato quién era más fuerte de los dos. Zarek sonrió mientras que Athan apretó a Keira a su pecho, con la suavidad necesaria para que no incomodarla y hacerla despertar.

—Deben entrar, lucen cansados y agotados ¿tan rápido se tornaron débiles?—claramente fue un comentario sarcástico pero en un tono frío y enojado salvo que para Athan sonó más como despectivo y burlón, en cierta manera como él actuaría si estuviera en su lugar.

—No nos volvimos débiles.—habló Bastiaan cruzando sus brazos con mirada desafiante.—Aún podemos ponerlos en su lugar, así que ustedes deciden.

—Ya basta.—habló Cavalon deteniendo la casi disputa que tendrían los tres poniendo en peligro a Keira. Se acercó a Zarek, puso una mano en su hombro dándoles la espalda a los dragones, acercó su rostro y susurró en su oído —: Sabes perfectamente que no hay que hacerlos enojar, y sobre eso sabes que a diferencia de nosotros no pueden quedarse transformados tanto tiempo. Así que te sugiero que te calmes a menos que quieras un golpe en el hocico tan grande que te cargas.Zarek se quedó serio, él tenía razón, si no se callaba podía terminar con un golpe tamaño gigante en el rostro. Cavalon se volteó tornando sus ojos a una expresión arrepentida y servicial. —Lamento esto, por favor pasen les vendrá bien, sobretodo para que la señorita descanse.

Athan se sorprendió por los modales del castaño, era extraño que un lobo se comportara de esa manera, Bastiaan ya estaba acostumbrado, a veces prefería hablar con Cavalon que con Zarek debido a su comportamiento tan refinado, pero los deseos no se hacen realidad de esa manera.

Ambos asintieron, Cavalon sonrió agradecido y aliviado mientras que Zarek tenía cara de golpear algo. Los siguieron hasta entrar a la casa de al fondo, era grande y espaciosa, no a comparación de sus cuevas pero era razonable. Toda era café con gris, y tenía toques de rocas y madera, sin embargo, parecía acogedor. Subieron a una habitación gris con una cama en el centro de color negro, tanto las sabanas como la base.

—Puede descansar aquí si lo desean.—dijo Cavalon con una sonrisa. Ambos dragones entraron, Athan los volteó a ver con una expresión de: "vallanse o los saco a patadas", ambos lo entendieron y se fueron, Zarek rodó los ojos de mala gana y siguió a Cavalon fuera de la habitación.

Athan se acercó a la cama, Bastiaan apartó las sábanas para que fuera más fácil, Athan acostó a Keira y la tapó bien con las mantas negras como la noche misma. Se le quedó viendo un momento y acarició su cabello por última vez.

—Debemos dejarla descansar, mañana será pesado para los tres.—dijo Bastiaan tomando el hombro del moreno.

—Sí —la vio de nuevo, suspiró y volteó a ver a su compañero. — Vámonos.

Sin nada más, salieron de la habitación haciendo el menor ruido posible para no molestar el delicado sueño de Keira. Como ambos no podían permanecer tanto tiempo como humanos y convertirse en dragones no era una opción, optaron por hacer una media transformación, así no molestarían a nadie.

Ya en sus respectivas habitaciones, se quitaron la camisa que llevaban puesta dejando al descubierto el enorme tatuaje de sus alas. Sí Athan tenía espirales y lineas negras, Bastiaan tenía la forma exacta y específica de sus alas en la espalda sólo que de color café obscuro, totalmente diferentes, no todos los dragones iban a tener la misma forma de las alas en el cuerpo de un humano. En fin, liberaron sus alas de la espalda, mostraron un poco sus escamas en antebrazos, rostro y pecho y dejaron que sus ojos tornaran su color verdadero de dragón; Athan azul y Bastiaan naranja.

La media transformación estaba completa. De esa manera podían recuperar fuerzas sin estar totalmente transformados, lo cual era bastante beneficioso en caso de estar de encubierto, así lo había hecho Athan durante su estadía en el pueblo. Se acostaron y esperaron la llegada de un nuevo día.

La luz entraba tenue en la habitación, Keira abrió los ojos parpadeando muchas veces para acostumbrarse. Una vez listo se sentó en la cama, la sábana de deslizó cubriendo sus piernas, se estiró y bostezó. Miró la habitación con curiosidad cuando la puerta de abrió, de ella entró Cavalon.

—¿Dormiste bien?—le preguntó acercándose a ella dejando un plato que llevaba en la mano encima de la cama y una bolsa de papel en el suelo.

—Sí, gracias.—levantó su mirada detallando su perfil. Era apuesto y sobretodo relajado, no forzaba su expresión como Zarek si no que estaba más suave.

—¿Tengo algo en mi rostro que te hace incomodar?—preguntó dándole una dulce sonrisa, Keira apartó la mirada haciendo una pequeña mueca que más bien parecía tierna que incómoda.

—No, sólo que me preguntaba...

—¿Si?

Lo volteó a ver encontrando de nuevo esos ojos gentiles, estaba segura que erabese lobo de antes pero quería comprobarlo de todas maneras.

—¿Acaso eres el lobo que vi afuera? ¿El café rojizo?—frunció los labios un poco, Cavalon sonrió y rió levemente.

—Si soy yo.—le contestó con una sonrisa.

—Entonces un gusto en conocerte ¿em...?—dijo haciendo énfasis en la última palabra detallando que no sabía su nombre.

—Cavalon, mi nombre es Cavalon ¿señorita...?

—Keira, soy Keira.

—Un gusto, Keira.—ambos se sonrieron y estrecharon manos en forma de saludo. Cavalon soltó su mano, tomó la bolsa del suelo entregándosela. —Toma, es ropa limpia por si quieres cambiarte o ducharte.

—¿Enserio?—estaba sorprendida, no se imaginaba que ellos se ducharan así que era raro que un lobo lo dijera.

—Sí. —dijo entre risas.—Aunque parezca raro si nos aseamos, no es agradable oler a sudor de tanto correr y a sangre de heridas que llevamos en el cuerpo después de escapar o algo parecido. No es algo que sea grato oler en nosotros.

Keira rió por su comentario, sobretodo de la expresión que hizo al recordar el olor que hace un día portaba antes de conocerla.

—¿En dónde se asean?—preguntó con tono dulce.

—Usualmente en el lago, allá afuera.—Keira se asustó, no estaba dispuesta a salir y que la vieran todos, ni en un millón de años. Cavalon rió ante su expresión de incomodidad y negación. —Lo hacemos en forma de lobos.—aclaró.—Tú puedes bañarte aquí, allá hay una habitación donde puedes hacerlo. También nosotros disfrutamos de un poco de privacidad.

Keira rió, asintió bajando la mirada terminando de reír pero seguía sonriendo.

—No sabíamos tu talla así que una de las mujeres nos dio ropa así que te puede quedar.—le sonrió incómodo de hablar ese tema, se le notaba que estaba incómodo.

—Gracias. —le dijo sonriendo. Cavalon asintió y se dirigió a la puerta, ya había estado mucho tiempo ahí y sus actividades habían sido interrumpidas, era cuestión de tiempo que Zarek le recriminase.—Eh... Cavalon...

—¿Si?—dijo volteandose deteniendo la puerta con su mano.

—Eres mucho más considerado que el otro lobo, gracias por no lastimarme o algo por el estilo.

—De nada.—rió. —Zarek es bueno, sólo que complicado. Dale tiempo.

—Está bien.—sonrió.

Cavalon le correspondió y salió de la habitación dejando a Keira con la libertad de poder asearse. Keira tomó un poco de carne del plato que había dejado Cavalon frente a ella, sabía muy bien. Terminó la carne y siguió con la fruta, al terminar suspiró parándose de la cama, se estiró un poco y fue a la puerta que le habían indicado anteriormente.

Al entrar se sorprendió, era un baño. Sorprendente. Decidió no tomarle importancia, necesitaba darse un baño, hacía como cuatro días que no se aseaba y comenzaba a sentirse sucia. Salió para tomar la bolsa y una manta para cubrirse y regresó cerrando la puerta con seguro por si alguien decidía entrar, aunque lo podía golpear pero era mejor no arriesgarse. Abrió la bolsa y encontró un pantalón negro como los que usaban esos lobos y Athan y Bastiaan, junto con una blusa que parecía suéter color azul turquesa, al desprender la blusa calló al piso otras prendas, se hincó para observalas ¡la mujer desconocida le salvó la vida! Era ropa interior. De seguro la escondió en la blusa para que ninguno de esos lobos la viera, ¡qué incómodo habría sido! Debía agradecer a esa mujer cuando la conociera. Se quitó su ropa y entró a la tina llena de agua tibia, sintió como si todos sus problemas se hubieran desvanecido de repente, ya nada importaba. Permaneció un poco más de tiempo ahí dentro dejando que el agua se llevara todos sus problemas y preocupaciones, aunque sabía que no era posible pero nada perdía con intentar.

Salió de la tina cubriéndose con la manta, se puso la ropa y con la manta se secaba el cabello, apenas notó que había un espejo colgado, suspiró viéndose. Comprendió que ya no era la misma chica sencilla de hace unos días atrás, ahora era una chica perseguida por dos elfos que la querían para un propósito el cual no conocía en lo absoluto, ¿le faltó algo más? Tal vez el hecho de que estaba siendo protegida por una criatura que juraba que era ficticia o del que nunca pensó hacerse amiga, ese chico de ojos negros y ojos de apariencia oriental ocultando su naturaleza de dragón, extraño. Pero... lo atesoraba, ahora era una de las personas importantes en su vida y Deo, Andrew y Bastiaan ya formaban parte también, hasta Cyrene lo formaba.

Alejó esos pensamientos y salió de ahí. Dejó la manta extendida en el suelo para que le diera el sol y se secara más rápido. Guardó su antigua ropa en la bolsa poniéndola encima de la cama, se sentó suspirando.

"¿Debería salir un rato?" pensó. Frunció el seño. "De seguro esos dos salieron a buscar a la criatura que le hizo daño a Deo y me dejaron aquí. Tal vez deba salir, puedo ayudar a atraerlo o algo parecido." y se proporcionó un pequeño golpe en la cabeza, era una idea alocada. Aunque no estaba tan equivocada, Athan y Bastiaan si habían salido en busca de ese animal y la habían dejado ahí. Como no quería aburrirse optó por salir a caminar un rato, claro sin alejarse tanto para no causar problemas. Se puso los zapatos y salió de la habitación y luego de la cabaña rumbo al bosque.

Era tranquilo, árboles de diferentes tipos por doquier, aves cantando y aire fresco rondado por ahí, como un viento juguetón y libre. Se sentó en una roca respirando el aire puro para distraerse un rato, en esos momentos desearía tener el libro de mitología que dejó en la cueva de Bastiaan, así no estaría tan aburrida.

—¿Qué haces aquí?—escuchó a su espalda. Volteó para ver al dueño de esa voz, era Zarek.

—Debería de preguntar yo eso.—le contestó volteandose de nuevo, por alguna razón su actitud no le había agradado mucho y prefería alejarse de él, sobretodo por la actitud que Athan había tomado el día anterior.

—Para una humana, estar en el bosque sola rodeado de licántropos es una invitación a comerte.—se acercó a ella hincándose a su lado, pasó su mano por su cabello sonriendo burlón.—Creí que esos dos te lo habían dicho.

—Yo decidí salir así que sí, lo sabía. —lo miró a los ojos sonriendo de igual manera, se alejó volviendo su vista hacia enfrente. Zarek sonrió.

—Te subestime.

—¿Perdón?

—Pensé que serías de esas humanas que son débiles y dependientes de alguien para su protección.—rió ante la idea. Antes había visto a humanas así, por eso a algunas las convertía en licántropas infectadas, eran más fáciles de manipular.

—Siento decepcionarte.—sonrió triunfante, a más de uno le había dejado claro que no era así en absoluto.

—Eres interesante, Keira.

Se sorprendió ante que supiera su nombre, nunca se lo dijo así que ¿cómo lo supo?

—¿Cómo sabes mi nombre? Nunca te lo dije. —lo señaló enojada, Zarek rió.

—Escuché cuando se lo dijiste a Cavalon.—y Keira no supo que más decir.

—Es malo espiar, lobito.

Zarek sonrió por como lo llamó. En lo personal no le gustaba ese nombre tan despectivo pero cuando ella lo pronunció le pareció gracioso. Su sonrisa se desvaneció al momento de escuchar a un gruñido salir de los árboles de enfrente. Se paró cambiando su rostro a uno serio.

—Roy, ¿qué haces aquí?—dijo con una seriedad escalofriante.

—Ese olor es delicioso, ¿por qué no te la comes?—contestó con una sonrisa macabra, Keira se alarmó. Ese chico estaba todo desarreglado, el pelo alborotado, piel arañada, ojos totalmente negros y dientes filosos con un poco de sangre en la comisura de los labios. Una imagen aterradora.

—No estas bien, no te la comerás ¡regresa ahora mismo!—era su deber detenerlo, él era un licántropo nuevo y por ende no tenía el control de nada.

—¿Y si no quiero?—sonrió malévolo.

—Te detendré. No puedes transformarte, pero yo sí. —sonrió. Su confianza era mucha pero también tenía una debilidad, los infectados eran más fuertes que él cuando son novicios.

Roy soltó una sonora carcajada.—¡Intentalo!

Se abalanzó sobre Zarek, ambos cayeron al suelo rodando. Golpes, mordidas y más golpes. En un movimiento rápido Zarek lo lanzó lejos lo que le dio tiempo para transformarse en ese lobo negro grisáceo. Keira observó mejor a Roy, él emitía un aura diferente a los del día anterior, su esencia estaba manchada y su olor estaba mezclado con... ¡Deo!

"¡Es él! ¡Él hirió a Deo!" pensó Keira. Se paró de la roca por la impresión llamado la atención de Roy.

—Ven, pequeña. Ven...—la llamó Roy. Keira retrocedió, el miedo inundó su cuerpo al verlo a los ojos que demostraban el rostro de un animal asesino.

Zarek se aventó a él alejándolo de ella aventándolo lejos. Se colocó frente a Keira gruñendole a Roy.

«¡¿Qué rayos haces?!» le dijo Zarek en su mente.

—Ese es el culpable.

«¿Qué?»

—¡Él fue el que lastimó a Deo!

Zarek comprendió, sólo un infectado sin control pudo haber hecho eso pero él no era común si no que ya era sádico y ahora había aumentado más al volverse hombre lobo. Debía desaserce de él de inmediato.

«De acuerdo.» al terminar de decirlo se lanzó de nuevo hacia Roy mordiéndolo. Emitió un quejido cuando Roy clavó sus uñas y dientes filosos en su para izquierda y cuello respectivamente. Avanzó hacia Keira que intentaba encontrar un punto débil para noquearlo, fue interrumpida cuando Roy la tomó del cuello asfixiándola; la levantó sonriendo con malicia, quería comérsela, su instinto era así. Keira lo volvió a ver, encontró su punto débil.

Con la poca fuerza que le quedaba al sentir que poco a poco se desvanecía, pateó lo más fuerte que pudo justo abajo de las costillas falsas, en las costillas flotantes del lado izquierdo, proporcionándole un dolor inmenso que lo hizo soltarla, más bien aventarla al árbol. Debido al golpe y al casi ahorcamiento Keira se desmayó.

Zarek aprovechando la debilidad de Roy lo mordió en el cuello haciendo que perdiera el conocimiento. Su objetivo de capturarlo se cumplió gracias a Keira.

Volvió a su forma humana, se acercó a Keira tambaleando debido a las heridas en su brazo y cuello. Se hincó apartando unos cuantos cabellos del rostro de Keira, divisó un pequeño golpe en su frente donde salía un poco de sangre, al igual que vio las marcas en su cuello. La tomó en sus brazos y regresó a la cabaña donde seguramente se iba a llevar un tremendo regaño por parte de Athan.

Al entrar lo primero que vio fue a Athan que se abalanzó hacia él al verlo con Keira en sus brazos. Antes de que lo golpeara Bastiaan tomó a Keira para que no resultara más herida de lo que ya estaba.

—¡¿Qué le hiciste?!—dijo Athan tomando a Zarek del saco tornando sus ojos a su azul común de dragón.

—Yo nada.—respondió con seguridad.—Encontró a quien le hizo eso a su compañero.

La expresión de Athan cambió a una de sorpresa al igual que Bastiaan que se acercó a ellos. Athan soltó a Zarek.

—¿Quién fue?—dijo Bastiaan con ganas de quitarle la vida al culpable.

—Era un infectado, un novicio. Perdió el control total de sus sentidos y atacó al que se encontraba en su camino.—miró a Cavalon que estaba serio viéndolo fijamente.—Es Roy.

Cavalon por poco se cae al suelo. Ambos estaban encargados de controlarlo, le estaban enseñando a ser un hombre lobo pacífico si se podía decir así. Ellos tenían fama de ser sangrientos y crueles, los cuales si eran, pero al poder controlarse esas características disminuían considerablemente, al contrario de los infectados que eran puramente sanguinarios en el primer mes de haber sido infectados. Ahora eran responsables de eso, de lo que Roy le había hecho a Deo.

—¿En dónde está? —hablo Athan ya más calmado a un lado de Keira revisando que estuviera bien.

—En el bosque, ya mande por él. —dijo Zarek débil. Las heridas sangraban cada vez más, su cuerpo tambaleó al sentirse mareado, Cavalon se acercó sosteniéndolo del pecho pasando su brazo por sus hombros sosteniendo su peso.

—Debes curar tus heridas, te lastimó mucho.—lo llevó a una silla, Zarek casi se desplomó al sentarse, sus fuerzas estaban casi agotadas.

—No es mi culpa que los primerizos sean más fuerte que nosotros.—rió. Hasta débil no perdía ese toque burlón que lo destacaba entre todos los licántropos.

Keira abrió los ojos sentándose con cuidado, Athan la ayudó preocupado. Se llevó una mano a su cuello el cual tenía una venda cubriéndolo, no estaba apretada así que podía respirar bien. En su frente ya no había marca alguna de un golpe.

—¿Cómo te sientes?—le preguntó un Athan preocupado, Keira lo vio y le sonrió. Al verlo sintió como todo su dolor se desvaneció, al igual que él al ver su sonrisa.

—Mucho mejor.—le contestó sonriente.

—Si no fuera por ella jamás hubiera encontrado a Roy.—dijo Zarek acercándose a ellos, Cavalon ya había curado sus heridas y no había evidencia alguna de debilidad.

—¿Qué no lo tenían en su protección? —dijo Keira sin entender.

—Él había huido de nosotros hace unos días, no sabíamos donde encontrarlo hasta ahora que lo vieron ustedes en el bosque.—dijo Cavalon poniendo sus manos en el bolsillo de su saco.—Gracias Keira.

Y Athan se sintió morir. Alejó ese sentimiento de inmediato, no permitiría que lo vieran de esa forma.

—Nos encargáremos de él. —dijo Athan parándose al igual que Bastiaan. Le tendió la mano a Keira que la tomó sin titubear parándose siendo sostenida por Athan por si llegaba a debilitarse en un momento.—Gracias por su ayuda pero nosotros haremos el resto.

—Lamento corregir eso...—dijo Zarek parándose y encarandolos al igual que Cavalon.—...pero nosotros nos encargáremos, era nuestra responsabilidad y fallamos así que nosotros le pondremos fin.

No pudieron discutir contra eso, solamente se limitaron a transformarse, Keira se subió a Athan, dio un último vistazo a los lobos; Zarek y Cavalon inclinaron la cabeza en señal de agradecimiento, ella hizo lo mismo. Athan con los humos al tope despegó seguido por Bastiaan.

Mientras se alejaban lo único que lograron escuchar fueron aullidos y gruñidos de los lobos y el aullido de dolor de Roy.

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