Capítulo 1| Lazo de sangre
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Los gritos de desesperación, las súplicas a los dioses no eran escuchados, puede que muchos antes de morir hayan pensado ¿Los dioses nos han abandonado? ¿ Qué pecado hemos hecho para merecer esto?
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– Bell, a la cuenta de tres sal corriendo de aquí, es bastante peligroso, ve al bosque y escóndete en una de las cuevas
– El hombre miró de reojo a Bell, quién se miraba completamente asustado.
– ¡¡¡Grrr!!! – La bestia rugio con fuerza
mirando al castaño.
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– ¿Qué....? – Bell llevó su mano directamente a su cuello, observando cómo un gran chorro de sangre provenía de ahí.
Minutos después, el albino cayó al suelo desmayado bajo la mirada del dragón.
– Lo lamento, Ratoncito – Dijo para después caer muerto al suelo.
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Danmachi: Dragon Blood
Capítulo 1
– ¿Hmm...? – Abriendo los ojos despacio.
El pequeño Bell había despertado, notando como el fuego en el bosque se había apagado y como los árboles estaban quemados , el albino comenzó a levantarse poco a poco sintiendo un gran dolor en su cuerpo y dándose cuenta que la parte superior de su ropa se encontraba destrozada.
Sus ojos se abrieron de sorpresa al ver la marca que tenía en el pecho y ver cómo su cuerpo había cambiado en algunos aspectos.
El albino se tocó la rara marca que no tenía un forma definida , para sentir una gran presencia y que pocos segundo después, todo se volviera oscuro.
– Hasta que despiertas, Ratoncito – Dijo mientras sonreía.
Bell giró su cabeza buscando al dueño de la voz, llevándose una gran sorpresa al darse cuenta que se trataba del dragón que había visto antes de quedar inconsciente.
– ¡Tú Eres el dragón! Espera, recuerdo que te quería ayudar y tú! Tú...me atacaste al cuello y estaba sangrando – Exaltado comenzó a tocarse el cuello, percatandose de que no tenía la herida abierta y que había cicatrizado.
Bell había retrocedido varios pasos atrás mientras era observado por el dragón rojo.
– Espera ¿Dónde estoy? ¿Acaso estoy muerto? –el chico comenzó a temblar mientras observaba sus manos.
El dragón rojo lo observó y dejó salir un gran suspiro para después acostarse en el suelo.
– No estás muerto, niño – Habló mientras miraba a Bell quién le estaba prestando total atención.
– ¡Entonces, por qué estoy aquí!
– Porque tú estás conectado a mí. Somos uno solo ahora, ya no existe Bellion.
– ¿A qué te refieres con eso? – preguntó el chico en busca de respuestas.
El dragón rojo, llamado como Slyder, observó con una gran sonrisa a Bellion, quién era llamado por sus padres y los del pueblo como bell.
– Ya no existes, nadie afuera de este pueblo te conoce, nadie sabía sobre la existencia de este pueblo – Habló mientras comenzaba a levantarse y comenzaba a caminar más adelante.
Bell observando esto comenzó a caminar detrás del dragón.
– Yo soy lo único que tienes en estos momentos, tu pueblo fue exterminado por completo por aquel demonio – Bell se detuvo al escuchar eso.
Con la cabeza agachada, bell cerró con fuerza sus puños y intentaba contener las lágrimas que querían salir.
– ¿Mi padre está muerto? – preguntó en voz baja.
– Lo más probable, nadie sobrevivió al ataque de aquel demonio, intenté con todas mis fuerzas detenerlo pero no pude, era muy poderoso – Dijo Slyder mientras se detenía y recordaba como peleaba con el demonio.
– Entiendo...– Fueron las palabras de Bell.
– Escúchame chico, a partir de ahora, Bellion ya no existe, Bellion murió hace dos días. Yo y tú somos uno, estamos conectados con un lazo de sangre....tú ahora tienes la Sangre de un dragón, no eres humano completamente.
Bell escuchaba atentamente todo lo que le decía Slyder, dándose cuenta que había durado dos días inconsciente.
– ¿Qué es este lugar? – preguntó.
Slyder lo miró y sonrió ampliamente.
– Digamos que esto es tu mente, aquí me podrás encontrar cuando me necesites, Ratoncito – respondió Slyder.
Slyder comenzó a retomar el paso de nuevo mientras era seguido por Bell.
– Llegamos – el dragón se detuvo frente a una gran piedra y detrás de la piedra había una gran puerta sellada.
– ¿Qué es este lugar? – preguntó curioso el chico.
– Este es el núcleo, todo mi poder está ahí en esa piedra – señaló.
Slyder volteó a ver a Bell, quién miraba con curiosidad la roca. Sus ojos tomaron un brillo ardiente, el albino comenzó a caminar hacia la piedra bajo la mirada del dragón que lo acompañaba.
– Toca la piedra, Ratoncito – Ordenó Slyder.
Bell se acercó a la piedra para tocarla, al momento de hacerlo una gran aura roja lo cubrió por completo. El chico comenzó a gritar debido al gran dolor que estaba sintiendo. Slyder miraba esto mientras el chico aún seguía tocando la piedra.
– Es suficiente, ya no la toques – Habló hacia Bell quién inmediatamente se retiró lejos de la piedra.
El albino aun tenía la aura roja rodeándolo en todo su cuerpo, segundos después desapareció. El chico comenzó a mirar su cuerpo dándose cuenta que la antigua marca extraña sin forma que tenía había tomado la forma de un dragón y que su cuerpo había crecido un poco más.
– ¿Qué es esta marca? – preguntó.
– Es la marca de nuestra unión – Respondió Slyder
– Entiendo – habló mientras miraba la marca.
El dragón rojo observó al peli blanco quién tocaba con bastante curiosidad la marca.
– Es hora de que te vayas – Habló a Bell quién lo miró extrañado.
– ¿No me enseñarás nada de tu poder? Porque si he tocado la roca, significa que tengo algo de tu magia en mí – Bell miró a Slyder quien sonreía ampliamente.
–Si sales de aquí, podrás usarlo – Respondió sonriendo.
– ¿Y cómo lo hago? – preguntó el albino.
– Concéntrate en querer salir de este lugar y lo podrás hacer – Respondió.
El chico cerró los ojos mientras se concentraba en querer salir del lugar.
– Solo vé al exterior... – Habló.
Bell abrió sus ojos dándose cuenta que había salido de aquel lugar oscuro donde se encontraba con Slyder.
El chico miró su alrededor dándose cuenta que había unos cuantos árboles quemándose. Bell retrocedió unos pasos atrás sorprendido, para percatarse de que había un feroz fuego rojo cubriéndolo y que él era la causa del fuego en los árboles.
– ¿C-cómo lo apago? – preguntó.
Nadie respondió a la pregunta que había hecho el albino. El chico comenzó a ponerse nervioso sin saber que hacer.
El albino cerró los ojos mientras intentaba pensar una manera para detener las llamas.
Minutos después de cerrar los ojos, Bell sintió como el fuego que lo rodeaba se había detenido. El chico abrió los ojos para ver qué el fuego si se había detenido.
– Se han detenido.... – susurró.
El pequeño Bell comenzó a caminar hacia lo que una vez fue su pueblo. Entrando en el lugar todo se encontraba completamente destruido, el albino se dirigió a su antigua casa que también se encontraba destruida. Revisando entre los escombros, Bell encontró el collar que una vez le perteneció a su padre. Un collar de un colmillo de una bestia que su padre había matado hace tiempo.
– ¡Aqui estás! – tomó el collar y lo guardó en el bolsillo de lo poco que quedaba de su pantalón.
Bell comenzó a salir del pueblo a dirrección a una ciudad que se encontraba a una semana de viaje. Antes de abandonar por completo a su pueblo, el albino miró el cielo y levantó su mano para cerrar su puño apuntando a dirección al cielo.
– Me haré fuerte y mataré a ese demonio. Te lo prometo, papá – dijo para después seguir caminando.
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|| • Imperio Orario • ||
– ¿ Tienes alguna información sobre él, Alfia? – preguntó una mujer de cabellos plateados con los ojos verdes.
– No tenemos ninguna información de él. Hemos buscado por años y nada de él, Meteria – Respondió la mujer llamada Alfia.
Alfia tenía un aspecto de cabellos plateados al igual que la recién nombrada meteria. Ambas compartían un aspecto bastante similar, con la diferencia del color de sus ojos y el color de su vestido. Alfia tenía los ojos de diferentes colores, uno gris y otro plateado como su cabello y un vestido negro. Mientras que meteria, tenía ambos ojos color verde y un vestido gris.
– No he sabido nada de mí hijo en estos 10 años, Alfia. No sé si está muerto o vivo, no sé nada de él, Silver y yo lo hemos buscado sin parar y nada de él, hermana – las lágrimas salían del rostro de la mujer.
– Se que el pequeño está bien y que un día él regresará, no pierdan las esperanzas tú y Silver – abrazó a su hermana para consolarla.
Ambas hermanas permanecieron durante unos minutos en el abrazo hasta que Meteria habló.
– Ojalá que si, espero que mí hijo regrese a mí un día, solo le pido ese favor a los dioses – Habló con una gran tristeza en su voz.
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Danmachi: Dragon Blood.
Capítulo 1| Lazo de sangre
By: Wallenxstan-sama
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