Dragon Ball Z - Capítulo 1.

El cielo resplandece a mi alrededor (alrededor)
al volar, destellos brillan en las nubes sin fin.
Con libertad puedes cruzar hoy el cielo azul (el cielo azul).
Despierta furia un golpe de pronto en ti.

Como si un volcán hiciera una erupción
derrite un gran glaciar; podrás ver de cerca un gran dragón.

CHA-LA HEAD-CHA-LA
No importa lo que suceda, siempre el ánimo mantendré.
CHA-LA HEAD-CHA-LA
Vibrante mi corazón siente emoción;
haré una Genki-dama.

CHA-LA HEAD-CHA-LA
No pienses nada, solo escucha: sueños hay en tu corazón.
CHA-LA HEAD-CHA-LA
No importa lo que suceda,
sonreiré el día de hoy, hoy, hoy, hoy...

Dragón Ball Z: El Guerrero del Tiempo. - Capítulo 1: "Un futuro en ruinas."

Una camioneta recorría a toda velocidad un campo vacío y solitario, como un proyectil en busca de su destino. El vehículo, una reliquia oxidada pero aún resistente, transportaba a los únicos miembros vivos de la familia Brief.

En el asiento trasero, Naruto se acomodaba junto a su hermano menor, Trunks, un joven de trece años con cabello violeta pálido, ojos azules centelleantes, y vestido con una camiseta y pantalones deportivos. Su atención estaba completamente absorbida por la radio, que era su única ventana al mundo exterior en estos tiempos inciertos.

Mientras tanto, al volante, Bulma Brief, una mujer que desafiaba el paso de los años con su belleza, sostenía el timón con firmeza. Su cabello azul se encontraba recogido en una coleta, y lucía una chaqueta y pantalones rosados, estaba determinada a llevar a salvo a sus amados hijos de regreso a casa.

Sin embargo, Bulma era plenamente consciente del riesgo que estaba asumiendo al aventurarse hacia otra ciudad en busca de las piezas que tan desesperadamente necesitaba. Sabía que los androides acechaban en cada rincón, siempre al acecho, y que podrían detectarlos en cualquier momento. Pero Bulma no tenía alternativa. No podía pedirle a su hijo mayor, Naruto, que volara hasta allí para buscar las piezas, ya que no tenía el conocimiento necesario y usar su ki sería como encender una antorcha en la oscuridad, atrayendo a los androides como polillas a una luz. Nunca se perdonaría si algo le sucediera a su hijo a causa de esos monstruos mecánicos.

Mientras el paisaje se deslizaba rápidamente frente a ellos, Naruto aprovechaba un momento para sumergirse en la rara sensación de relajación. Era una tregua fugaz en la vida llena de cautela y peligro para la que había sido entrenado desde la aparición de los androides. Observaba con curiosidad los árboles verdes que flanqueaban la carretera, un respiro bienvenido comparado con los edificios en ruinas y la desolación que habían dejado atrás en su ciudad natal.

Pero la paz fue efímera. La radio repentinamente interrumpió el silencio con una noticia escalofriante: los androides estaban atacando una ciudad cercana. Trunks reaccionó al instante, su rostro se tensó con ira mientras sus ojos se clavaban en la radio. Naruto, por otro lado, cerró los ojos, tratando de bloquear el torrente de emociones que la noticia traía consigo. Si bien su deseo ardiente era hacer algo para salvar a esas personas, él sabía que estaba superado en fuerza y habilidades por las imparables máquinas. Sin embargo, Trunks no compartía la misma resignación y, en un impulso irrefrenable, saltó de la camioneta y emprendió vuelo al lugar donde estaban atacando los androides.

—¡Trunks! —Bulma gritó desesperada mientras detenía el auto, pero sus llamados cayeron en oídos sordos. Naruto no perdió un segundo y se apresuró a seguir a su hermano. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos, la decisión impulsiva de Trunks y la determinación de Naruto, quienes se lanzaron hacia el peligro, dejando atrás a su madre con un nudo en el corazón y una única súplica: —Naruto... Por favor, cuídalo. Ustedes dos son todo lo que me queda —Con un asentimiento, Naruto demostró su compromiso antes de desaparecer tras su hermano en busca de un destino incierto, en un mundo donde la supervivencia dependía de su astucia y valentía.

XxXxXxX

Todo era caótico y aterrador. La gente corría despavorida por las calles, sus rostros llenos de pánico mientras los androides gemelos, conocidos como N°17 y N°18, los perseguían implacablemente. La aterradora persecución tenía a N°17 al volante de un automóvil robado, utilizándolo como un arma letal, arrollando a las personas sin misericordia. Su risa malévola llenaba el aire, mezclándose con los gritos de terror de las víctimas.

Mientras tanto, su hermana gemela, N°18, observaba la escena con desinterés desde el asiento del copiloto, habiéndose aburrido de la matanza y decidiendo dejarle toda la diversión a su hermano. En su rostro, apenas había una expresión, excepto un profundo aburrimiento. En ese momento, sus pensamientos se dirigían hacia un único humano que le interesaba en este planeta destrozado: Naruto. Se preguntaba cuándo volvería a verlo, si alguna vez lo haría. Para ella, Naruto era un atisbo de entretenimiento en medio de un mundo aburrido y sin sentido.

N°18 suspiró cansinamente, apoyando su cabeza en sus manos mientras N°17 continuaba su carnicería. —Qué infantil eres, N°17. Honestamente, pareces un niño. Todo lo que quieres hacer es jugar —le reprochó a su hermano con voz monótona, como si estuviera discutiendo una trivialidad.

N°17, por su parte, decidió abandonar el coche robado, permitiendo que se estrellara contra una gasolinera cercana. La colisión desencadenó una espectacular explosión que provocó un incendio masivo. Su sonrisa siniestra se amplió mientras observaba el caos que había causado. —Bueno, ¿no te estás divirtiendo hoy? —dijo N°17 sarcásticamente, acercándose a su hermana con pasos seguros.

—Oh, cállate y vámonos —respondió N°18 con indiferencia mientras se elevaban en el aire y abandonaban la ciudad en ruinas en busca de otro lugar que les ofreciera más diversión o algo que realmente despertara su interés.

XxXxXxX

Cuando finalmente llegaron a su destino, no era más que otra ciudad devastada, sabían que ya era demasiado tarde. El paisaje que se desplegaba ante sus ojos era desolador. Las calles, una vez llenas de vida y actividad, ahora estaban plagadas de escombros y la marca indeleble de la tragedia. La ciudad yacía en ruinas, como si hubiera sido arrasada por un cataclismo. El cielo, antes azul y sereno, estaba oscurecido por una nube de humo y ceniza. Ambos hermanos, Naruto y Trunks, se sintieron abrumados por una profunda tristeza al contemplar la magnitud de la devastación.

Entre los escombros se extendía una macabra escena de cadáveres esparcidos por todas partes: hombres, mujeres y niños, víctimas inocentes de la destrucción. El corazón de Naruto se retorció en su pecho mientras observaba a su alrededor, sintiendo impotencia y rabia. Lágrimas silenciosas rodaban por sus mejillas mientras apretaba los puños con ira. Se culpaba a sí mismo por no haber llegado a tiempo, por no haber podido evitar esta masacre. Había llegado tarde, y eso pesaba sobre él como una losa.

—Naruto, mira este lugar —murmuró Trunks con horror mientras examinaba el desolado paisaje. Sus ojos se posaron en los restos de lo que una vez fueron hogares y comercios prósperos, ahora reducidos a escombros y cenizas. El joven Saiyajin compartía el sentimiento de impotencia de Naruto.

—Tienes razón, Trunks —respondió Naruto con voz quebrada, agachándose para recoger un oso de peluche que yacía abandonado en medio de la desolación, un triste recordatorio de la infancia que se había perdido en este lugar. Tomó una respiración profunda, tratando de contener sus emociones desbordantes, y puso su mano en el hombro de su hermano para intentar calmar la creciente ira ardiente en su interior. —Veamos si podemos encontrar sobrevivientes —dijo con voz esperanzada, aunque sabía que era una esperanza vaga. Pero rezaba para que alguien hubiera logrado sobrevivir a esta masacre. Trunks asintió con determinación, y los dos hermanos comenzaron su búsqueda en medio de la desolación.

Ambos exploraron entre los escombros y los edificios destrozados, con la esperanza de encontrar algún signo de vida, cualquier indicio de que alguien hubiera sobrevivido al devastador ataque. El tiempo pasaba sin que encontraran ningún rastro de vida, y la frustración comenzó a pesar sobre ellos. Naruto sentía que la ira de su hermano aumentaba lentamente con cada segundo que pasaba sin resultados. Entonces, Naruto se volvió y vio a Trunks sosteniendo un juguete infantil, mirándolo con ojos llenos de tristeza e ira, la simple acción de su hermano, reflejaba el sufrimiento de todos los inocentes que habían sido arrastrados por esta tragedia.

Naruto apretó los puños mientras su odio hacia los androides, los monstruos responsables de esta masacre, crecía con cada segundo que pasaba en la ciudad. La necesidad de justicia y venganza ardía en su interior, pero también sabía que su prioridad era encontrar sobrevivientes y brindarles ayuda.

De repente, percibió un incremento en el nivel de poder detrás de él. Al darse la vuelta, vio a su mejor amigo Gohan. Hacía mucho tiempo que aquel joven había desaparecido, aquel joven inexperto en la búsqueda del sentido de la vida y un propósito en ella; ahora era un hombre alto y curtido por la guerra, con cabello corto y oscuro, una mandíbula cincelada y ojos que habían presenciado más muertes y batallas que cualquier otro en el mundo actual.

Los tres se acercaron, formando un grupo entre ellos. —Vamos, saquemos a los sobrevivientes de aquí —dijo Gohan con una voz firme, reflejando su compromiso de hacer todo lo posible por ayudar en medio de esta tragedia. Los dos hermanos asintieron, compartiendo su determinación, y después de echar una última mirada a la ciudad, los tres medios saiyajin se elevaron en el aire, volando de regreso a su hogar con la esperanza de encontrar a alguien que todavía estuviera vivo en medio de la desolación.

XxXxXxX

Los tres habían regresado a la casa Brief, una estructura que milagrosamente seguía en pie en medio de la devastada ciudad. Esta casa mantenía la energía necesaria para el equipo de Bulma, una luz de esperanza en un mundo sumido en el caos y la oscuridad.

Gohan, con la mirada perdida en el horizonte, se encontraba junto a las ventanas, contemplando la puesta de sol que pintaba el cielo de tonos rojizos y naranjas, una breve pausa en medio de la desolación. Naruto, por su parte, estaba sentado a la mesa, luchando por reprimir los turbulentos pensamientos que se agolpaban en su mente después de los acontecimientos del día. Estaba decidido a evitar que la ira se apoderara de él y lo nublara. En cuanto a Trunks, permanecía en el sofá, lágrimas en los ojos y un peso abrumador en el corazón por todo lo que había ocurrido.

Fue Trunks quien rompió el silencio con palabras cargadas de emoción y desesperación. Su voz captó la atención de los otros dos.

—¿Es esta la vida que se supone debemos vivir? Llena de tanto dolor —dijo Trunks, sus ojos reflejando el sufrimiento que pesaba sobre sus hombros. Su voz temblorosa resonó en la habitación. —Prefiero luchar y arriesgar mi vida a ver esto continuar más tiempo. —Gohan apartó la mirada de la ventana y se volvió hacia Trunks, sus ojos llenos de comprensión y empatía. —¡No puedo permitir que esto continúe! Por favor, ¿podrían tú y Naruto entrenarme? Necesito aprender a luchar para poder proteger a todos, como ustedes dos.

Naruto observó a Trunks desde la mesa, su rostro mostraba una expresión pensativa mientras sopesaba las palabras de su hermano.

—Vamos, Gohan, soy medio Saiyajin como tú y Naruto. Comprenden cómo me siento con todo esto. Por favor, denme una forma de canalizar mi ira.

Hubo un breve silencio, que fue roto por Gohan.

—Te encuentras en un estado lamentable, Trunks. Algo similar a mí cuando mamá no me permitía entrenar ni pelear con mi padre. —Trunks miró a Gohan, confundido, mientras Naruto esbozaba una sonrisa, sabiendo exactamente a dónde quería llegar Gohan. Se levantó de la mesa y se colocó junto a Gohan, y los dos experimentados saiyajines se encontraron frente a Trunks. —A partir de ahora, Naruto y yo seremos tus maestros y te entrenaremos. —Dijo Gohan con determinación en su voz, una mirada que evocaba recuerdos de su padre cuando lo entrenaba en su niñez, cuando Piccolo lo guiaba hacia la fortaleza.

Trunks sonrió emocionado y asintió. —¡Gracias! No los decepcionaré, chicos.

—Sabemos que no lo harás, hermano —dijo Naruto mientras despeinaba el cabello de su hermano en un gesto cariñoso.

En ese momento, la voz de Bulma resonó desde otra habitación.

—¡Naruto, Trunks, estoy en casa!

Trunks entró en pánico de repente. Si su madre descubría sus planes de entrenar para luchar contra los androides, seguramente estaría en contra. —Chicos, por favor, no le digan nada —rogó Trunks.

—¿Qué? ¿Crees que le diríamos algo? Ni siquiera le he dicho que estoy entrenando, Trunks. —Naruto rió, aliviando la tensión en la habitación, justo cuando Bulma entró.

—Es bueno ver que ustedes están bien —dijo Bulma al ver a sus hijos, antes de notar a Trunks. —¡Gohan, es bueno verte!

Gohan hizo un pequeño gesto hacia la mujer de cabello azul. —Hola, Bulma.

—Dejen de actuar extraño, chicos. Van a luchar contra los androides y vuelvan con Gohan. No están planeando nada, ¿verdad? —preguntó, con una mirada dura en sus ojos. Gohan y Trunks guardaron silencio, mientras que Naruto solo silbó incómodo. —No lo creo. Muy bien chicos, vamos a cenar.

Todos los Saiyajin en la mesa se sumieron en sus comidas con entusiasmo. Bulma negó con la cabeza. —Realmente se parecen mucho a sus padres.

Gohan dejó de comer y sonrió tristemente al recordar a su padre. —¿Tú crees?

—¡Por supuesto! La forma en que comen, su poder y gentileza al mismo tiempo, incluso su apariencia, especialmente con esos atuendos. —Gohan acarició cariñosamente su Gi mientras pensaba en su padre.

—Siempre quise ser fuerte como él. Me siento honrado de usar sus colores. —dijo Gohan.

—He oído que has estado luchando contra los androides por tu cuenta, ¿es cierto? —Bulma preguntó con preocupación.

—Sí.

—Ten cuidado y protege a mis chicos si los ves. —advirtió Bulma.

—Lo haré, Bulma. —respondió Gohan con determinación. Sus ojos reflejaban la promesa de un Saiyajin dispuesto a enfrentar cualquier desafío para proteger a su mundo.

Continuara...

Vienes corriendo a encontrar a un monstruo,
con un aroma a nuez vuela cerca de ti.
Al verlo te emocionas (te emocionas).
Lluvia de palomas, luz en la vía láctea ["lluvia..." (x5)].

Ayer te dije adiós ("dije adiós"),
misterios ("muchos hay").
Tu poder debes reunir ("tú puedes lograr cambiar"),
puedes caer ("uhh uhh").
Puedes recuperar poder.

La nube que vuela es muy práctica,
muchos horizontes te ayuda a ver.
Cuando de pronto es el momento
para decir adiós, terrible es.
¡Ay!, Kami-sama puede ser muy cruel. ¡Perdón!
Uhh, la energía es recuperada
¡Sal de ahí, magnífico poder, ahora!

XxXxXxX

Eso sería todo, nos vemos, príncipes, y princesas. Que tengan una muy linda mañana, tarde, o noche. Dependiendo de dónde y cuándo me estén leyendo.

Se me cuidan, nos vemos pronto con una nueva actualización, y espero hayan disfrutado de leer este capítulo, ya dentro de poco voy a estar publicando un nuevo capítulo, esperó y lo puedan disfrutar.

Antes de despedirme, no te olvides de comentar, dejar tu estrellita, y seguirme, si no lo estás haciendo.

Bye.

ʙʟᴀᴄᴋʟᴜᴄɪᴀɴᴏ.

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