En el castillo del Planeta Salad, en la sala del trono, se desarrollaba un debate serio y urgente. El Rey, junto con los altos mandos del planeta, estaban reunidos para discutir un caso que había conmovido profundamente a la raza Saiyajin.

El nombre "Rabo" resonaba en la sala, un nombre que era sinónimo de autoridad y liderazgo en la Elite Saiyajin. Rabo, el príncipe Saiyajin y líder de la Elite, había sido asesinado de manera brutal. Los detalles del crimen eran sombríos: un grupo de criminales había experimentado con una planta desconocida, un árbol que drenaba la energía vital del planeta en el que se plantaba.

El Rey, aunque devastado por la pérdida de su hijo, mantenía la compostura. La ira ardía en sus ojos, pero su determinación estaba enfocada en encontrar justicia y tomar medidas para prevenir tragedias futuras. La sala del trono se llenó de voces, cada una expresando sus opiniones sobre cómo responder a este acto de violencia.

Después de un debate apasionado, surgió una propuesta. La idea de que los cuatro Elites del planeta formaran una alianza con la patrulla galáctica para acelerar la búsqueda del asesino de Rabo fue discutida. El Rey sabía que tal solicitud no sería rechazada, ya que la muerte del príncipe era personal para ellos. La venganza era un objetivo claro en la mente del Rey, y la alianza proporcionaría los recursos y la influencia necesarios para perseguir a los culpables.

Sin embargo, a medida que se forjaba esta alianza en la sala del trono, el Rey también estaba pensando en el futuro de la Elite Saiyajin. La ausencia de Rabo dejaba un vacío significativo en su liderazgo. Un vacío que no podría ser fácilmente llenado. A pesar de la ira y el deseo de venganza, el Rey también estaba considerando cómo encontrar a alguien adecuado para asumir el papel que su hijo había dejado atrás.

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El Rey se levantó, su figura imponente proyectando autoridad en la sala. Miró a los altos mandos con determinación en sus ojos y habló con voz firme. Planteó una idea que podría cambiar el destino de su especie y restaurar la integridad de la Elite Saiyajin.

La idea era clara: Un Torneo. Un torneo que no solo sería una muestra de poder y habilidad, sino también un proceso para encontrar a alguien que llenara el espacio en la Elite. El Rey creía que la fuerza individual no era suficiente; lo que se necesitaba era un equipo unido, una Elite compuesta por cinco guerreros que fueran capaces de enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

Los altos mandos asintieron en acuerdo, comprendiendo la sabiduría en las palabras del Rey. La idea del torneo resonaba con la esencia de su cultura Saiyajin, donde la lucha y la superación eran fundamentales. El Rey instruyó a los altos mandos para que comenzaran con la construcción del torneo, estableciendo las reglas y los criterios para la selección de los participantes.

La sala del trono se llenó de actividad mientras los altos mandos comenzaban a trabajar en la organización del torneo.

Mientras Tanto. . . 

Kyabe se encontraba en medio de sus quehaceres diarios, realizando algunas compras en el mercado del Planeta Salad. Mientras examinaba algunos productos frescos, notó que una multitud se había reunido en un área cercana. La curiosidad lo llevó a acercarse, preguntándose qué podría estar causando tanto revuelo en su pacífico planeta.

Entre la multitud, Kyabe divisó un panfleto que llamó su atención. Lo tomó entre sus manos y comenzó a leer. Sus ojos se posaron en las letras impresas y su corazón comenzó a latir con anticipación. El anuncio hablaba de un torneo, pero no era uno común y corriente. Era un torneo organizado por la realeza y pedido directo del Rey.

Kyabe sabía que los torneos eran una parte esencial de la cultura Saiyajin. Las batallas eran el camino para demostrar el poder y ganarse el respeto entre su especie. Sin embargo, este torneo tenía un significado especial. El ganador no solo sería reconocido como un poderoso guerrero, sino que también ocuparía el puesto más alto de la jerarquía Saiyajin, solo por debajo del Rey y otros líderes de alto rango.

A medida que leía las palabras en el panfleto, Kyabe sentía una mezcla de emociones. La oportunidad de competir y demostrar su poder comenzó a atraerlo, pero había algo más. El torneo ofrecía una oportunidad única de acercarse a su objetivo más grande: Superar a Vegeta.

El recuerdo de la batalla entre los Universos 6 y 7 se agitó en su mente. Recordó el enfrentamiento contra Vegeta y cómo el príncipe Saiyajin había compartido su conocimiento al mostrarle la transformación en Super Saiyajin. Kyabe sabía que este torneo no era solo una competencia, sino también una oportunidad de demostrar que su entrenamiento no había sido en vano.

Mientras sostenía el panfleto en sus manos, Kyabe sonrió con determinación. Estaba decidido a participar en el torneo, no solo para ganar, sino también para acercarse a su objetivo de superar a Vegeta. La chispa de emoción que ardía en su interior se convirtió en una llama ardiente mientras contemplaba el camino que tenía por delante, imaginando los nuevos retos que le deparan.

La noticia se esparció rápidamente por todo el planeta, creando una ola de anticipación y emoción entre los Saiyajin. Las expectativas eran altas, ya que el torneo no solo era una oportunidad para demostrar poder, sino también para demostrar el espíritu de unidad y cooperación que eran esenciales para la Elite Saiyajin.

En una parte tranquila y apartada del planeta, un anciano ermitaño observaba el anuncio en su pequeña choza.

El anciano, con el paso de los años, se había retirado de la vida de la mayoría de los Saiyajin. Prefirió la soledad y la quietud, buscando la paz y la reflexión en su propio rincón del mundo. Pero la noticia del torneo había capturado su atención de una manera que no podía ignorar.

A medida que veía el anuncio en la pequeña pantalla, una chispa de interés brilló en sus ojos arrugados. A pesar de su avanzada edad, su espíritu seguía siendo curioso y lleno de vida. La idea de un torneo para encontrar a un nuevo miembro de la Elite Saiyajin le intrigaba.

El anciano recordó los días de su juventud, cuando también había luchado en torneos y batallas. Pero esos tiempos habían quedado atrás. Ahora, se encontraba en un lugar de paz y retiro, disfrutando de la tranquilidad y el silencio.

Sin embargo, algo en el anuncio del torneo despertó algo en su interior. Una sensación de nostalgia y emoción que no había sentido en mucho tiempo. La idea de ser un simple espectador en este torneo, de presenciar la lucha y la determinación de una nueva generación de Saiyajin, le pareció atractiva.

 Sin embargo, su reflexión fue interrumpida por la entrada de alguien especial en su vida: su nieta, Kale.

Kale, con su cabello negro y su mirada tranquila, entró en la habitación. Sus palabras eran cálidas y familiares, como la conexión que compartían.

Kale: Abuelo, está listo el almuerzo.

El anciano ermitaño levantó la vista, sus arrugas se suavizaron en una sonrisa mientras miraba a su querida nieta. La relación entre ellos era una de afecto y comprensión, una unión que se forjó a través de años de convivencia y amor.

Abuelo: Ya voy, querida.

Las palabras del anciano eran tranquilas y gentiles, como la brisa suave que soplaba en su retiro. Aunque el torneo y las noticias emocionantes eran el tema de conversación en todo el planeta, en ese momento, lo que más importaba era el vínculo entre abuelo y nieta. El torneo podía esperar un poco más, mientras compartían un almuerzo en la calidez de su hogar.

¿Quién fue el Asesino del Príncipe?

¿Quiénes participaran en el Torneo?

¿Kyabe podrá pasar estos desafíos?

Averígualo en el próximo Capitulo de Dragon Ball SIX.