Samantha.

Desde que llegué a esta mansión todavía no he podido acostumbrarme a estar dentro de un lugar tan enorme. La convivencia con las hijas de Saraí es muy amena aunque no participe en sus conversaciones.

Siempre andan hablando de lo sexy y hermoso que es el señor Drago, aunque para ser sincera si, el hombre es bien parecido. A mi jamás me ha llamado la atención un hombre, no me he fijado en nadie, ya que siempre estuve encerrada en ese sótano por años, no sé lo que es convivir con un hombre o hablar con uno.

Siempre me he mantenido al margen con el hecho de querer acercarme a uno, simplemente me dan pavor con solo verlos, pero si soporto estar en este lugar, es por la meta que tengo trazada, reunir el dinero suficiente para poder irme de este país, pero primero pagarle todo lo que ha gastado Michelle en mi, no podría irme sin hacer eso. Ya no hablamos más y tampoco se como está, porque tenemos prohibido salir de la casa al menos que sea alguna emergencia.

Solo esperaba que ella estuviera bien. Solo eso.

La mayor parte del tiempo he estado ocupada limpiando la casa u ordenando la habitación del señor Drago, también de llevarle la comida cuando está aquí.

Saraí se ha encargado de hablar como es la personalidad del señor Drago, información innecesaria para mí, pero me toca oírla por si llegase a tener un problema con el y no cometa errores.

Se que hago mal con entrar a su biblioteca pero, me gusta estar en ese sitio, es tranquilo y acogedor, solo he leído algunos libros que me han parecido muy interesantes y entretenidos, siempre me siento en el suelo a leer en voz no tan alta, me gusta hacerlo porque imagino que le estoy leyendo a alguien y eso me hace sentir un poco bien dentro de toda la mierda que tengo encima.

Supe por Saraí que al señor Drago es muy reservado sobre su vida privada, aunque hay veces que lo viene a visitar una señorita llamada Kylie, por lo que escuché de las hijas de Saraí, se hace llamar la pareja del señor Drago, viene de vez en cuando a la mansión para estar con el. También se que tiene aires de superioridad y se cree la señora de la casa cuando ni siquiera es la novia oficial del señor, según las chicas solo es "sexo" y nada más, pero ella es la que se hace las ilusiones.

Ya se lo que come el señor Drago y que no, sus bebidas al igual que el café. Saraí dice que siempre come solo encerrado en su habitación o en su despacho pero que jamás ha usado el comedor o la cocina. Le gusta las cosas bien hechas y todo tiene que estar reluciente tal cual espejo, detesta los ruidos y el desorden, se podía decir que es un hombre muy pulcro.

A decir verdad, no me asusta que sea mafioso, ya mi vida ha estado expuesta a los peligros, a estas alturas me daría igual si muero o no.

—Samantha —Sarai llegó a la cocina, estaba en mi hora de almuerzo—, ve por las cosas de la limpieza, el señor Drago quiere limpiar la biblioteca.

—Está bien —hablé con la boca llena..

Me limpié las manos y tapé mi comida, fui por todos los implementos de limpieza que necesita para limpiar su biblioteca, caminé hasta allá y lo espere en la puerta.

Poco después apareció con la misma ropa de esta mañana, su pantalón de chandal y la musculosa puesta, hasta ahora me había dado cuenta de que tiene muchos tatuajes en sus brazos, cómo siempre anda en traje no lograba verlos.

—¿Tienes todo? —su tono era frio y distante al igual que su rostro, no había nada. Mas bien parecía molesto. 

No creo que se haya dado cuenta de nada ¿verdad?

—Si señor, aquí está todo.

—Bien —extendió su mano y le di lo que iba a usar—, no te muevas hasta que yo salga y no quiero sorpresas ¿Entendido?

—Si señor —asentí.

Saraí siempre me dice que cuando esté frente a el no le demuestre miedo, pero no le temo a este hombre, a pesar de su increíble altura y musculatura, no me intimidaba ni un poco.

Me miró algo serio y entró a su biblioteca, aún no entendía cómo es que la deja sin llave si sabe que no le gusta que nadie entre. Jamás entenderé a los ricos.

Me quedé parada casi que una hora sin moverme, salió una sola vez para pedir unas toallas limpias, mis pies dolían un poco. Luego salió y me entregó lo que había usado y sin mas se fue. Sin entender mucho recogí todo y lo fui a guardar al closet y poner a lavar las toallas que usó. Después de hacer todo eso, baje a terminar de comer y Saraí me entregó la bandeja con la comida de señor. La tomé con mucha firmeza y subí hasta su habitación, toque dos veces y el me dió el pase.

—Coloca la bandeja sobre la mesa.

De reojo ví como se secaba el cabello con una toalla, estaba usando un pantalón gris de vestir.

Coloque la bandeja sobre la mesa y salí de la habitación a terminar mis deberes. Limpiar esta mansión es un trabajo demasiado pesado, había que tener todo reluciente cómo le gustaba al señor Drago, me coloque los audífonos para empezar a limpiar, me asusté cuando sentí que alguien tocó mi hombro. Me gire asustada mirando al hombre frente a mi.

—¿Samantha? —el me miró confundido.

Me quité los audífonos para poder calmar mis nervios.

—Hola señor.. disculpe no se su nombre.

—¿No me recuerdas? —sonrió— soy Ian, nos conocimos hace unos días en tu departamento.

Parpadee varias veces ¿Ian? ¿El novio de Michelle?

—Ya lo recuerdo... Disculpa que lo pregunte pero ¿Trabajas aquí? 

—Oh no —negó—, yo vivo aquí, Drago es mi hermano... Bueno, no hermano de sangre pero si somos hermanos —rió—, que casualidad que trabajes aquí. No te había visto. 

De inmediato mis alarmas se encendieron, el era un mafioso también, no podía permitir que pusieran en riesgo a Michelle.

—Eres un mafioso —dije asustada—, podrían hacerle daño a Michelle si estás con ella... No puedo permitir que la lastimen.

—Tranquila -intentó tocarme y retrocedí—, nada le pasará a Michelle, de hecho ella terminó conmigo hace unos días.

—¿Terminaron? ¿Porqué?

—Por malos entendidos y pensamientos distintos, ella decía que no íbamos a encajar y tenía razón, ambos pensamos de forma diferente.

—Entiendo... —dije un poco confundida.

—Me quedaría a hablar pero... Debo irme, cuídate.

Sonrió y salió de la casa a toda prisa, no sabía que habían terminado, por un lado me alegra que haya Sido así, Michelle no podría estar en peligro.

(...) 

Más tarde.

3:50 AM.

Eran casi las cuatro de la mañana y no podía dormir, daba y daba vueltas en la cama pero no funcionaba, hoy no quise ir a la biblioteca del señor Drago, no quería ser atrapada ésta vez, ya estaba arriesgándome demasiado.

Tomé mi suéter y me lo coloque, recogí mi cabello en una coleta y me puse las pantuflas y mis lentes, con mucho cuidado salí de la habitación para ir a la cocina para hacerme un té a ver si funcionaba.

Eso de no poder dormir me estaba comenzando a afectar de nuevo, es horrible no poder dormir en paz. 

Encendí la luz y empecé a buscar todo para hacerme un té.

—¿Samantha?

Solté un grito agudo y me tape la boca, me asusté cuando escuché la voz del señor Drago, estaba parado en la entrada de la cocina, tenía en su mano su saco, su camisa estaba arremangada a los codos y tenía unos botones sueltos.

—Señor me asustó —suspiré.

—¿Que haces despierta a esta hora? —miró su reloj—, son casi las cuatro de la mañana.

Su voz era espesa, casi que ronca.

—Es que no podía dormir, vine a hacerme un té.

—Entiendo —asintió—, yo vine a buscar algo de comer.

—Si gusta puedo calentarle su cena, Saraí hizo pollo y arroz blanco ¿Le parece?

—Por mi está bien.

Caminó hasta la isla de la cocina y se sentó en una de las sillas, me sorprendí un poco por su acción, creí que me pediría llevársela a su habitación, pero no quise preguntar. Busqué en la nevera su cena y la coloque en el microondas mientras me hacía el té, me sentía un poco inquieta porque sentía su pesada mirada en mi espalda. Después de calentar la comida le coloque el plato sobre la isla con los cubiertos y un vaso con jugo, yo estaba por irme para dejarlo comer solo cuando habló:

—¿Podrías quedarte? —preguntó, su expresión era suave— solo un momento mientras ceno, por favor.

—Claro señor.

Tomé la taza con el té me pare del otro lado de la isla a beber mi te mientras el comía en silencio. El silencio que reinaba la cocina no era incómodo al menos para mí, todo se escuchaba tan tranquilo y en paz, solo los cubiertos sonando contra el plato, no quise mirarlo porque no sabía si se iba a incomodar.

—Estuvo bien para mí.

Voltee a verlo y ya había terminado, iba a tomar su plato pero el me detuvo levantando la mano.

—Yo mismo lo lavaré.

Tomó el plato con los cubiertos y se levantó a lavarlos, verlo hacer esa simple acción era extraño, porque lo hacía con mucha calma, dejé de verlo cuando se giró.

Dejé de respirar por unos segundos cuando sentí su cercanía, su pecho rozaba levemente mi hombro y parte del brazo, brazo que pasó casi que por mi cara.

—Había olvidado el vaso.

Por un momento sentí una calidez extraña y el olor de su perfume había quedado en mi suéter, volví a mirarlo y observé cómo guardaba todo en su lugar y se secaba las manos, caminó hasta la isla y tomó su saco.

—Ya es tarde Samantha, ve a dormir —su rostro estaba endurecido al igual que su mandíbula.

Sus ojos azules miraron los míos y por una sola fracción de segundo, no quise que se fuera, quería que se quedara por que temía de la soledad de la cocina. 

Es demasiado confuso para mi todo esto. 

—Ya me ire a dormir señor, buenas noches. 

—Buenas noches Samantha.

Y solo pude ver su enorme espalda salir de la cocina, me sentía extraña pero ¿Porque? Si no hablamos ni hubo cercanía, al menos eso creía... Lavé la taza y me fui a mi habitación aún pensando en lo que había sucedido en la cocina cerré mis ojos cuando puse mis brazos cerca de mi rostro y así poder su perfume que se había impregnado en mi suéter y pude al fin poder conciliar el sueño. 

No sabia si era por el te o por el olor de aquel suave perfume del señor Drago.  

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Hola hola ✌️😊 no podía dormir así que decidí escribir este capítulo 😴

Quisiera leer sus comentarios y opiniones sobre esta historia. ¿Que les parece hasta ahora? ¿Les está gustando? Quiero leerlxs 😉💕

Si les gustó por favor dejen sus votos y comentarios lxs leo 💜

Besos, Rosslix.