XIII. Skalaer, guder og kjærligheter
CHAPTER 13
SCALES, GODS AND LOVES
La segunda prueba se llevaría a cabo el veinticuatro de febrero, estaba a unos días de aquella fecha y aunque Rhaena ya sabía que haría aquel día no discernía quién de sus parientes más cercanos estaría inconsciente en el lago negro.
En ese momento leía por segunda vez la carta que había recibido por parte de Charlie, tan solo hace un día la había recibido y no dudo en darle una respuesta.
Dobló el papel y lo metió en un cajón donde cada carta que recibía quedaba guardada en aquel lugar, cerró el cajón y se dirigió al gran ventanal de su habitación deseando con inmensidad verlo de nuevo.
El escuchar la manija de la puerta la hizo regresar de vuelta a la realidad, miro quien entró a la habitación, y con los brazos cruzados miro a su hermano a quien no le importaba tocar a la puerta como cualquier persona decente lo haría.
-Claro, pasa -dijo en un toque de ironía
-Al parecer alguien se levantó de malas
Ella alzo una ceja al ver lo que su hermano ocultaba a sus espaldas -¿Qué es eso que ocultas?
-¿Qué?... Nada
Rhaena se cruzó de brazos esperando que su hermano hablara hasta que él suspiró, no le quedó otra opción para encubrir el crimen que cometió, así que le entrego aquel sobre, ella tomo el sobre y después de ver de qué se trataba miro nuevamente a su hermano pero ahora con un toque de molestia en su mirada.
-Así que todo esté tiempo tú la tenías
-Sí -afirmó él-. ¿Sin rencores?
Rhaena rodó los ojos dejando aquella carta en el cajón junto con las demás que había escrito Charlie.
-Tendré que pensarlo
-No serías tan cruel al hacerme eso -Ejder se sentó en la cama
-No -ella se sentó a un lado de su hermano mientras acomodaba la falda de su vestido-. Aunque tus actos tienen consecuencias, tomaste algo sin mi consentimiento, no diré que no estoy molesta, lo estoy
-¿Y ocultar tu amorío en cartas? -él recuesta su espalda en la cama mirando hacia el techo-. Tarde o temprano lo hubiera deducido
-¿Y tenías que revisar mis cosas personales para saberlo?
-Sí y no
-¿Sí y no? -ella levanto una ceja mientras miraba a su hermano sonreír-. Creí que decías que las mujeres eran difíciles de entender, ahora pienso que son los hombres difíciles de comprender
-Mjm, si, claro
-¿Qué tú no lo eres?
-No tanto como te haces creer
Rhaena rodó los ojos -¿Alguien más lo sabe?
-Tú romance en cartas; Viktor y Rhaenyra -él se levantó quedando sentado en la cama-. ¿Quién más creías?
-No lo sé ¿Tú dime?
-Graciosa -él le sonrió a su hermana
⚔️
El día de la prueba había llegado, todos los alumnos se dirigían al lago para contemplar la segunda prueba.
Rhaena bajaba por la explanada, noto que las mismas tribunas que habían rodeado en noviembre el cercado de los dragones estaban ahora dispuestas a lo largo de una de las orillas del lago. Las gradas, llenas a rebosar, se reflejaban en el agua. El eco de la algarabía de la emocionada multitud se propagaba de forma extraña por la superficie del agua y llegaba hasta la orilla por la que Rhaena caminaba con total tranquilidad hacia el tribunal, que estaba sentado en el borde del lago a una mesa cubierta con tela dorada.
Cedric y Fleur se hallaban junto a la mesa, y la observaban acercarse.
Su padre se acercó a ella y Rhaena le dió una media sonrisa -¿Lista?
-Podría decirse -Rhaena regreso su mirada al lago-. ¿Quién se encuentra abajo?
-Busca tú respuesta -Ragnar le susurro al oido mientras miraba a los otros miembros del tribunal
Al intentar buscar la respuesta en las mentes de los miembros lo único que obtuvo como respuesta fue nada.
-Ninguno de ellos la tiene -ella regreso la mirada a su padre notando la gran obviedad frente a sus ojos-. ¿Fuiste tú?
-Era mejor de esta forma -dijo él-. Suerte -le volvió a susurrar al oido mientras se dirigía a la mesa del tribunal tumbando asiento en su respectivo lugar
Ragnar miro por última vez a su hija y le guiño un ojo lo que la hizo sonreír después de un segundo regreso a su semblante serio, camino un poco más teniendo una vista panoramica del lago preguntándose «¿Quién estaría abajo?» la primera persona que cruzo por su mente bien podría ser su madre o el más probable, su hermano.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz a sus espaldas -¿No llego tarde, al parecer?
Ella dió media vuelta encontrándose con aquellos ojos azul que tanto añoraba, una media sonrisa se dibujo en su rostro.
-No lo hiciste
Él se acercó más a Rhaena y ambos se fundieron en un cálido abrazo sin importar las miradas intrigantes de algunos, ninguno de los dos habían demostrado afecto frente aún público bastante amplio, solo pocas personas sabían de aquel cariño que ambos se demostraban.
-¿Ya sabes quién se encuentra abajo?
Ella alzó su cabeza para mirar a Charlie
-No -dió un suspiro-. Padre se encargó para que no lo averiguara
-Seguro todo saldrá bien -él le sonrió
-Te recuerdo que más de un familiar mío está de visita, las probabilidades son demasiadas
-Lo harás bien -ella le devolvió la sonrisa mientras subía su mano derecha a la mejilla para después fundirse en un beso
Los gemelos Weasley al ir caminando pararon en seco al ver a su hermano besarse con aquella mujer de cabellos rubios, entre ambos se miraron momentaneamente y regresaron su mirada a aquella escena que no podían creerse ni por un segundo.
Juliette al notar que los gemelos detuvieron su andar ella se acercó a sus dos amigos pelirrojos.
-¿Porqué se detuvieron? -preguntó ella colocándose en medio de los gemelos
-Ese es... -comenzó a decir Fred
-No puede ser -George se cruzó de brazo y colocaba su mano en la barbilla-. Es...
-¡¿Charlie?!
-¿Qué con él? -los gemelos miraron a la rubia de su amiga
-Nunca lo vimos tan cariñoso públicamente con alguien que no fuese un dragón
Juliette miro a Fred -¿Sólo era eso?
-No -Fred extendió su mano a su gemelo-. Págame
George a regañadientes le entrego unos cuantos galeones, Fred sonreía satisfactoriamente mientras guardaba el dinero en uno de sus bolsillos.
-¿Apostaron sobre la vida amorosa de mi prima?
-La verdad -George rodeo su brazo al rededor de los hombros de Juliette-. Creí que tardarían más
Ella rodó los ojos y aceleró el paso sin mirar a los gemelos, dirigiéndose a dónde Rhaena se encontraba; abrazada al pelirrojo mientras la larga capa estilo mediaeval en tonos negros cubría su cuerpo.
Rhaena al notar que su prima se acercaba se separó un poco del pelirrojo dedicándole una leve sonrisa a Juliette, intercambiaron un par de palabras cuando las miradas fueron dirigidas a aquel par de pelirrojos gemelos quienes se acercaban a ellos, Charles al ver que sus hermanos hacían acto de presencia enarcó una ceja.
Los gemelos le sonrieron a la pareja como dos niños traviesos encubriendo su broma.
-¿Era necesario que apostarán? -cuestionó Charles
-La costumbre -dijo George-. Supongo
-Deberían ver la gran cantidad de apuestas que hay por el torneo -agregó Fred-. Esta por los cielos
-Uno se hace la idea -Rhaena sonrió ladinamente mientras miraba a su prima-. ¿En el camino viste a mi hermano?
-¿Ejder? -ella negó-. Sólo ví a Elaena junto con Viktor venir hacia aquí
-Bien -Rhaena regreso su mirada al lago-. Dos a los que descartar
A lo lejos una voz se hizo presente haciendo que muchas miradas fueran a dar a esa persona.
-Estoy... aquí... -dijo sin aliento Harry, que patinó en el barro al tratar de detenerse en seco y salpicó sin querer la túnica de Fleur.
-¿Dónde estabas? -inquirió una voz severa y autoritaria-. ¡La prueba está a punto de dar comienzo!
Miró hacia el lugar del que provenía la voz. Era Percy Weasley, sentado en la mesa del tribunal. Nuevamente faltaba el señor Crouch.
-¡Bueno, bueno, Percy! -dijo Ludo Bagman, que parecía muy contento de ver a Harry-. ¡Dejémoslo que recupere el aliento!
Dumbledore le sonrió, pero Karkarov y Madame Maxime no parecían nada contentos de verlo... Por las caras, resultaba obvio que habían pensado que no aparecería.
Rhaena dejo de prestar atención a su alrededor cuando a lo lejos vio a su hermano junto con sus tíos y a un lado de ellos Viktor y Elaena, él se acercó a ella sin dudar un segundo, extendio su brazo izquierdo colocándolo en el hombro derecho de su hermana y ella hizo exactamente lo mismo con su mellizo.
-Llegue a tiempo
-Sabes que si -ambos se sonrieron mutuamente-. Creí que eras tú
-Por suerte para mí, no lo soy
Ambos miraron a su alrededor notando que faltaba una persona.
-Rhaenyra
Los dos se separaron -Suerte, querida hermana
Elaena se acercó junto con Viktor
-Te veremos en unas horas -ella le guiñó un ojo
-Y con toallas -agregó él
Cada uno de ellos se retiro mientras ella los veía, Harald quien se encontraba a un lado de ella le ayudo a quitarse la capa, y aunque estuviera vestida como solía hacer vasto un chasquido de dedos para que tuviera el traje de baño en tonalidades violeta puesto.
Harry se inclinó hacia delante poniendo las manos en las rodillas, y respiró hondo. Tenía flato en el costado, que le dolía como un cuchillo clavado entre las costillas, pero no había tiempo para esperar a que se le pasara.
Ludo Bagman iba en aquel momento entre los campeones, espaciándolos por la orilla del lago a una distancia de tres metros. Harry quedó en un extremo, al lado de Rhaena, que se había puesto el bañador y no poseía varita en mano.
-¿Todo bien, Harry? -susurró Bagman, distanciándolo un poco más de Rhaena-. ¿Tienes algún plan?
-Sí -musitó Harry, frotándose las costillas.
Bagman le dio un apretón en el hombro y volvió a la mesa del tribunal.
Apuntó a la garganta con la varita como había hecho en los Mundiales, dijo «¡Sonorus!», y su voz retumbó por las oscuras aguas hasta las tribunas.
-Bien, todos los campeones están listos para la segunda prueba, que comenzará cuando suene el silbato. Disponen exactamente de una hora para recuperar lo que se les ha quitado. Así que, cuando cuente tres: uno... dos... ¡tres!
El silbato sonó en el aire frío y calmado. Las tribunas se convirtieron en un hervidero de gritos y aplausos. Sin pensar demaciado los iris de Rhaena tomaron el color de azul eléctrico igual que el mar, y sus pupilas tenían una forma elíptica vertical mientras sus runas irradiaban un azul celeste, en ese entonces se adentro en el agua hasta que su cuerpo se fue hasta lo profundo del lago.
El agua estaba tan fría que sintió que la piel le quemaba como si hubiera entrado en fuego, conforme pasaban los segundos el dolor cesó, sin decir nada tomo la forma de una sirena, sus piernas se juntaron formando una aleta, escamas se hicieron presentes en su piel y su traje de baño se mezclo con las escamas, había logrado la transformación humana de un ser perteneciente al elemento agua sin ninguna dificultad.
En ese momento el primer trago de agua helada fue como respirar vida. La cabeza dejó de darle vueltas.
El agua ya no parecía helada.
Al contrario, resultaba agradablemente
fresca y muy fácil de atravesar. Rhaena nadó, asombrándose de lo lejos y rápido
que la propulsaban por el agua su aleta, y también de lo claramente que veía, y de que no necesitara parpadear. Se había alejado tanto de la orilla que ya no veía el fondo. Se hundió en las profundidades.
Al deslizarse por aquel paisaje extraño, oscuro y neblinoso, el silencio le presionaba los oídos. No veía más allá de tres metros a la redonda, de forma que, mientras nadaba velozmente, las cosas surgían de repente de la oscuridad; bosques de algas ondulantes y enmarañadas, extensas planicies de barro con piedras iluminadas por un levísimo resplandor.
Bajó más y más hondo hacia las profundidades del lago, con los ojos abiertos, escudriñando, entre la misteriosa luz gris que la rodeaba, las sombras que había más allá, donde el agua se volvía opaca.
Pequeños peces pasaban en todas direcciones como dardos de plata. Una o dos veces creyó ver algo más grande ante ella, pero al acercarse descubría que no era otra cosa que algún tronco grande y ennegrecido o un denso macizo de algas. No había ni rastro de los otros campeones, de sirenas ni tritones, de su prima Rhaenyra ni, afortunadamente, tampoco del calamar gigante del que escuchaba hablar.
Unas algas de color esmeralda de sesenta centímetros de altura se extendían ante ella hasta donde le alcanzaba la vista, como un prado de hierba muy crecida. Miraba hacia delante sin parpadear, intentando distinguir alguna forma en la oscuridad. Siguió nadando durante unos veinte minutos, hasta que llegó a unas vastas extensiones de barro negro, que enturbiaba el agua en pequeños remolinos cuando ella pasaba aleteando. Luego, por fin, percibió un retazo del canto de las criaturas marinas: Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora...
Rhaena nadó más aprisa, y no tardó en ver aparecer frente a ella una roca grande que se alzaba del lodo. Había en ella pinturas de sirenas y tritones que portaban lanzas y parecían estar tratando de dar caza al calamar gigante.
Rhaena pasó la roca, guiada por la canción:
... ya ha pasado media hora, así que no nos des largas si no quieres que lo que buscas se quede criando algas...
De repente, de la oscuridad que la envolvía todo surgió un grupo de casas de piedra sin labrar y cubiertas de algas. Rhaena distinguió rostros en las ventanas, rostros que no guardaban ninguna semejanza con la imagen Dada en los cuentos de hadas sobre esas criaturas.
Las sirenas y los tritones tenían la piel cetrina y el pelo verde oscuro, largo y revuelto. Los ojos eran amarillos, del mismo color que sus dientes partidos, y llevaban alrededor del cuello unas gruesas cuerdas con guijarros ensartados.
Le dirigieron a Rhaena sonrisas malévolas. Dos de aquellas criaturas, que enarbolaban una lanza, salieron de sus moradas para observarla, mientras batían el agua con sus fuertes colas de pez plateadas.
Rhaena siguió, mirando a su alrededor, y enseguida las casas se hicieron más numerosas. Alrededor de algunas de ellas había jardines de algas, y hasta vio un grindylow que parecían tener de mascota, atado a una estaca a la puerta de una de las moradas. Para entonces las sirenas y los tritones salían de todos lados y la contemplaban con mucha curiosidad; señalaban su aleta al igual que las runas de sus brazos, y se tapaban la boca con las manos para hablar entre ellos. Rhaena dobló muy aprisa una esquina, y vio de pronto algo muy raro.
Una multitud de sirenas y tritones flotaba delante de las casas que se alineaban en lo que parecía una versión submarina de la plaza de un pueblo pintoresco. En el medio cantaba un coro de tritones y sirenas para atraer a los campeones, y tras ellos se erguía una tosca estatua que representaba a una
sirena gigante tallada en una mole de piedra. Había cuatro personas ligadas
con cuerdas a la cola de la sirena.
Rhaenyra estaba atada entre Ron y Cho Chang. Había también una niña que no parecía contar más de ocho años y cuyo pelo plateado le indicaba que debía de ser hermana de Fleur Delacour. Daba la impresión de que los cuatro se hallaban sumidos en un sueño muy profundo: la cabeza les colgaba sobre los hombros, y de la boca les salía una fina hilera de burbujas.
Se acercó rápidamente a ellos, dirigiéndose a su prima. Las cuerdas de algas que sujetaban a los rehenes a la estatua eran gruesas, viscosas y muy fuertes.
Miró a su alrededor. Muchos de los tritones y sirenas que los rodeaban llevaban lanzas. En ese momento ella se dió cuenta que por los pensamientos de aquellas criaturas la ayuda no era necesaria pedirla, pues no la darían.
Rhaena se acercó al rostro de su prima coloco sus palmas en cada mejilla haciendo que está despertara sobresaltada y con un hechizo no verbal logro que pudiera respirar.
Rhaena bajo hasta las cuerdas que sostenían a su prima y con su mano izquierda comenzó a quemarlas, poco a poco está termino rompiéndose, cuando subió para tomar del brazo a su prima ella le hizo un gesto para que volteara, y eso hizo, un remolino de agua comenzaba a acercarse a ambas, las burbujas comenzaron a rodearlas, entonces una se aferró a la otra cuanto esté se las llevo en dirección a la superficie.
⚔️
Mientras que en la superficie Ejder miraba el agua con cierta impaciencia, esperando que de esta emergiera su hermana, pero entre más parecía que miraba sus esperanzas se desvanecían.
-Saldrá -Ejder miro a Aeralyx-. Ya lo verás
-¿Cómo estás tan seguro de ello?
-Creeme, lo hará -él le sonrió-. Tal vez antes de lo que tenías pensado
Elaena miro a Viktor momentaneamente mientras volvió a retomar su camino de dar vueltas de un lado a otro.
-Ya tardo ¿No creen?
Vyrakira observó a su hija -Paciencia
-No tengo demasiada, de hecho -el comentario hizo reír a Juliette mientras ella rodó los ojos-. Debí traerme un libro para entretenerme
Ariwyn le extendió un libro y Elaena paro su andar y decidió a tomarlo.
-Gracias
Ella comenzó a abrir el libro, no termino de pasar la hoja cuando el sonido que hicieron los gemelos la saco de su lectura.
-¡Vieron eso! -exclamaron los gemelos mientras señalaron el movimiento en el agua llamando la atención de las personas que los rodeaban
-¿Qué? -Juliette se acercó quedando al lado de los gemelos seguida de Elaena
-Ahí -George señaló un punto en el movimiento ondulante del agua dónde Juliette dirigió su mirada notando lo mismo que los gemelos
-No debería moverse así -Viktor dirigió la moda a su amigo-. ¿Cierto, Ejder?
-No debería -respondió el nombrado
Un poco más lejos de donde los gemelos señalaron una figura de un hombre se ergio, tan alto como un titán acercándose hacia la multitud, muchos jadearon de sorpresa; aquella figura de hombre estaba formada por agua, e incluso algunos miembros de las tribunas se acercaban más para admirar a aquella figura.
-Imposible -musitó Daenyx aún expectante de aquello que sus ojos veían
Aquella figura descendió un poco y dos cuerpos en el borde del lago donde observaban los miembros del tribunal, después está regreso sumergiéndose en el agua, los cuerpos pertenecían a dos mujeres rubias que eran bien conocidas por las cuatro familias que se encontraban de visita en Hogwarts; Rhaena Pendragon y Rhaenyra Krasnyvolk.
Rhaenyra fue la primera en expulsar el agua de sus pulmones mientras que Rhaena se destrasformaba, la aleta que tenía desapareció a cambio de sus piernas y las escamas que cubrían su torso y pecho se desvanecían dejándola al desnudo y ella en un intento algo fallido trato de cubrir un poco su desnudez.
Ejder fue corriendo con su hermana, quitándose la gran capa que cubria sus hombros y arropar con esta a su hermana.
Charlie no tardó un segundo en dirigirse a paso firme dónde los hermanos estaban, se agachó a la altura de Rhaena y ella no dudo ni un momento en ser rodeada por los brazos de su amado.
-Gracias -musitó ella
Su hermano le sonrió -No agradezcas
-Yo también me encuentro bien -Ejder dirigió su mirada a un costado donde Rhaenyra se encontraba-. Gracias por preguntar
Rhaenyra se arropaba con la capa que su padre Aeralyx le había dado mientas veía como su primo sonreía ladinamente.
A los pocos minutos los demás campeones salieron del agua, siendo el último en regresar Harry.
Desde las tribunas, la multitud armaba muchísimo jaleo: todos estaban de
pie, gritando y chillando.
Made Pomfrey se había acercado a ambas con una poción pimentónica en manos, la primera en beberlo fue Rhaenyra quien en pocos instantes entro en calor.
-No creo que funcione -dijo Ariwyn a Made Pomfrey
-¿Por qué no funcionaría? -preguntaron los gemelos
-Su elemento principal es fuego -comenzó a decir Kelrina
-Prácticamente su fuego se extinguió, momentaneamente -concluyó Aeralyx con una sonrisa de lado
Mientras tanto, Madame Maxime intentaba sujetar a Fleur Delacour, que estaba completamente histérica y peleaba con uñas y dientes para volver al agua.
-¡«Gabguielle»!, ¡«Gabguielle»! ¿Está viva? ¿Está «heguida»?
-¡Está bien! -intentó decirle Harry, pero llegaba tan cansado que apenas podía hablar, y mucho menos gritar.
Percy agarró a Ron y tiró de él hacia la orilla («¡Déjame en paz, Percy, estoy bien!»); Dumbledore y Bagman tomaron a Harry; Fleur se había soltado de Madame Maxime y corría a abrazar a su hermana.
-Fue «pog» los «guindylows»... Me «atacagon»... ¡Ah, Gabguielle, pensé... pensé...!
-Tú, ven aquí -dijo la voz de la señora Pomfrey.
Agarró a Harry y, llevándolo hasta donde estaban los otros y Hermione junto con ellos, lo envolvió tan apretado en una manta que le pareció que le había puesto una camisa de fuerza, y lo obligó a beber una poción muy caliente que le hizo salir humo por las orejas.
-¡Muy bien, Harry! -gritó Hermione-. ¡Lo hiciste, averiguaste el modo, y todo por ti mismo!
-Bueno... -contestó Harry. Le hubiera contado lo de Dobby, pero se acababa de dar cuenta de que Karkarov lo miraba. Era el único miembro del tribunal que no se había levantado de la mesa, el único que no mostraba señales de alivio al ver volver sanos y salvos a Harry, Ron y la hermana de Fleur-. Sí, es verdad -dijo Harry, elevando algo la voz para que lo oyera Karkarov.
-Pero te has pasado un montón del tiempo, Harry... ¿Te costó mucho encontrar a Ron?
-No, lo encontré sin problemas.
Harry se sentía más idiota a cada momento.
Una vez fuera del agua, le parecía evidente que las medidas de seguridad de Dumbledore no habrían permitido la muerte de uno de los rehenes sólo porque el campeón no hubiera conseguido llegar a tiempo. ¿Por qué no había tomado a Ron y se había marchado con él? Habría sido el primero... Ni Cedric ni Rhaena habían perdido un instante preocupándose por los otros: no se habían tomado en serio la canción de las sirenas.
Dumbledore estaba agachado en la orilla, trabando conversación con la que parecía la jefa de las sirenas, que tenía un aspecto especialmente feroz y salvaje. El director hacía el mismo tipo de ruidos estridentes que las sirenas y los tritones producían fuera del agua: evidentemente, Dumbledore hablaba sirenio. Finalmente se enderezó, se volvió hacia los otros miembros del tribunal
y les dijo:
-Me parece que tenemos que hablar antes de dar la puntuación.
Los miembros del tribunal hicieron un corrillo para discutir. La señora Pomfrey había ido a rescatar a Ron de las garras de Percy; lo llevó con Harry y los otros, le dio una manta y un poco de poción pimentónica, y luego fue en busca de Fleur y su hermana. Fleur tenía muchos cortes en la cara y los brazos, y la túnica rasgada; pero no parecía que eso le preocupara, y no permitió que la señora Pomfrey se ocupara de ella.
-Atienda a «Gabguielle» -le dijo, y luego se volvió hacia Harry-. Tú la has salvado -le dijo casi sin resuello-. Aunque no «ega» tu «gueén».
-Sí -asintió Harry, que en ese momento estaba muy arrepentido de no haber dejado a las tres atadas a la estatua.
Fleur se inclinó, besó a Harry dos veces en cada mejilla -él sintió que la cara le ardía, y no le habría extrañado que le hubiera vuelto a salir humo por las orejas-, y luego le dijo a Ron:
-Tú también la ayudaste.
-Sí -dijo Ron muy ilusionado-, un poco.
Fleur se abalanzó también sobre él para besarlo. Hermione parecía furiosa,
pero justo entonces la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman retumbó
junto a ellos y los sobresaltó.
En las gradas, la multitud se quedó de repente en silencio.
Viktor en ese momento se acercó a su amiga quien no tenía el mejor de los aspectos; estaba más pálida de lo normal y tiritaba de frío.
-izglezhdash mnogo zle (luces realmente mal) -dijo él en su lengua madre mientras se agachaba a la altura en la que Rhaena estaba
-Izglezhdam kakto se chuvstvam (me veo como me siento) -ella lo miró momentáneamente y regreso su vista a la nada
Rhaena sentía un malestar surgiendo en su estómago queriendo subir por su garganta, se estremeció más de frío, literalmente estaba temblando, Charles la miró preocupado al igual que Viktor.
Charlie colocó la palma de su mano en la frente de Rhaena siento el calor emanando de ella -Estás ardiendo
Eso capto la atención de toda la familia, Ragnar, sin dudar un segundo se acercó a su hija y alzando su rostro desde la barbilla con sus dedos notando más claramente los síntomas.
-No es un simple resfriado -dijo Kaysa-. Empeorará si no la atendemos de inmediato
Ragnar se levantó quedando al lado de su esposa -Lleven la a la casa antes de que eso suceda...
Y en eso se escuchó como alguien vomitaba, la pareja regreso su vista de dónde provenía, Rhaena había devuelto lo que estaba en su estómago junto con aquello que había tragado en el mar; la parte de un alga junto con algo de sangre.
Rhaenyra por consiguiente le sucedió lo mismo.
-Será mejor irnos -mencionó Daenyx mientras ayudaba a su hija a ponerse de pie-. Tendrán a los mejores médicos que puedan existir en ambos mundos
Ariwyn fue quien abrió un portal que los dejaría lo más cerca posible de la casa y cuando estuvo todo listo Daenyx sería el primero en cruzar.
-Njörðr, nú fyrirlít ég þig (Njörðr, en estos momentos te desprecio) -exclamó Rhaenyra antes de cruzar el portal
-Hermana sigues tú -susurró Ejder mientras ayudaba a su hermana ponerse de pie junto con Charlie y Viktor cubriéndola
Los cuatro cruzaron el portal y cuando estuvieron del otro lado este se cerró detrás de ellos.
Rhaena sentía que flotaba por un momento y se aferró al brazo de su hermano antes de que todo se tornara obscuro.
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