VII. Den første testen

CHAPTER 7
THE FIRST TEST

«Hasta que apareces» fue lo primero que escucho por parte de su prima Rhaenyra, Elaena se encontraba a su lado.

–¿Qué tanto hacías? –cuestionó Elaena

–Nada –respondió Rhaena

–Nada –repitió Rhaenyra–. Algo hiciste, ¿Qué? No se, pero algo hiciste

Rhaena rodo los ojos –Y cómo estás segura de ello

–Llámalo presentimiento

Elaena quién las miraba dijo –Creo que ya se porque te tardaste

–¿Ah, si? –inquirió Rhaenyra

–Ragnar menciono algo de Dragones en la carta –Rhaenyra miro estupefacta a Elaena

–Creo que esa parte no la leí –se puso pensativa–. O jamás la leí

–Eso ya no importa –menciono Rhaena

–De hecho si importa –Elanea miro a sus primas–. Sabes si los cuidadores de los dragones saben cuidar a un grifo o una quimera –dijo esto último dirigido a Rhaena

–Y de casualidad sabrán cuidar un lobo negro gigante –continuo Rhaenyra

Rhaena con algo de fastidio respondió –¿Por qué no se lo preguntan ustedes?

–¿Cuando podríamos hacer eso? –pregunto Elaena

–Mañana quizás

–Si bueno –empezó a decir Rhaenyra–. Mañana lo hacemos –fingió un bostezo–. Ahora lo que necesito es un buen sueño

Elaena miro a Rhaenyra –¡Si, claro! –se cruzo de brazos–. Tú no diste una vuelta al otro lado del mundo

Rhaenyra rodo los ojos y corrigió –Necesitamos un buen sueño –sonrió falsamente

–Bien, andando –Rhaena dio media vuelta y empezó a caminar–. No querrán perderse en el bosque –dio una mirada a sus espaldas para ver a sus primas–. Y menos de noche

⚔️

El día siguente era domingo, el día más tranquilo que Rhaena pudo tener de no haber sido por el grito de su hermano que retumbó por toda la casa.

Aún adormilada se levantó de la cama, salió de su habitación y se dirigió a la de su hermano.

–¿Qué es lo que te sucede? –dijo ella entrando a la habitación

Ejder la miro e hizo una expresión con sus manos para que mirara a su alrededor, Rhaena se quedó totalmente callada, después miro a su hermano

–Yo no hice esto –afirmó ella

En las sábanas blancas manchadas con sangre la runa Laguz se podía ver claramente y en el piso las plumas de cuervo esparcidas por toda la habitación.

En eso Elaena aparece en la habitación –¿Por qué tanto ruido? –fingió un bostezó para después mirar la habitación–. Yo no lo hice

Rhaenyra se asomó y vió la habitación –¡Vaya! ¿Pero que pasó aquí?

–¿Tú lo hiciste? –Elaena le pregunto

–Me temo que yo no fui la responsable de esto –entro a la habitación

Ejder se levantó de la cama –Saben, no me molesta la sangre y las plumas de cuervo –las tres mujeres lo vieron–. Lo que me intriga es eso –señalo la pared de enfrente

Las tres miraron a dónde Ejder señaló, el símbolo Aegishjalmur inscrito en un circulo de runas se encontraba dibujado con sangre en la pared blanca.

–¿Creen que esto pasó en algún lugar más? –Elaena pregunto y entre los cuatro se miraron

No paso ni un segundo cuando cada uno fue a alistarse.

⚔️

Después de un tiempo, los cuatro se encontraban alistados; se dirigieron a la entrada de la casa, pero al abrir la puerta, ellos no creían lo que estaban viendo, los cuervos en plena agonía de muerte.

–Esto parece aterrador –mencionó Rhaenyra

–Así parece –afirmó Elaena

Ejder bajo los escalones para ver mejor la escena y cuando volteo a ver a las chicas, se quedó boquiabierto al ver el símbolo Aegishjalmur inscrito en un circulo de runas tal cual se encontraba en su habitación. Rhaena al ver la reacción de su hermano, bajo las escaleras quedando a lado de su hermano, Elaena y Rhaenyra hicieron lo mismo.

–Él sabe que estamos aquí –Rhaena menciono

–Por cierto –intervino Rhaenyra–. ¿Dónde se encuentra el tío Ragnar?

–Debe estar con Dumbledore –Ejder respondió–. Si él ve esto, seguramente las culpe a ustedes tres

–No lo creo –habló Elaena–. Si hubiéramos sido nosotras no usaríamos sangre de animal

–¿Y cómo sabes que es sangre de animal? –inquirió Ejder

Rhaenyra que no dudo ni un momento se acercó a la pared de la casa donde la sangre chorreaba, tomo un poco con su dedo y la probó, a muchos se les haría extraño ver eso, pero para ellos tres era de lo más normal.

–Es de animal –confirma Rhaenyra–. De ciervo –regresó a lado de Elaena

–No volveré a dudar de lo que ustedes digan –mencionó Ejder–. Vamos a ver dónde más sucedió esto

Los cuatro decidieron caminar un poco más, pasaron a un lado de la carroza de Beauxbatons, al parecer el mismo simbolo se encontraba ahí, la escena parecía graciosa ante ellos cuatro, ver cómo el alumnado de Beauxbatons salía a toda prisa de la carroza y tratando de quitarse las plumas de encima. No muy lejos de ahí se podía visualizar la cabaña de Hagrid, al parecer lo mismo había pasado en la puerta de su hogar.

–No creen que esto debería preocuparnos un poco –dijo Ejder

–No lo creo –respondió Rhaenyra–. Mejor hay que seguir

Caminaron un poco más hasta llegar al barco de Durmstrang, esto parecía cada ves más curioso. Karkarov y el demás alumnado de Durmstrang se encontraban fuera de el barco, Igor se notaba molesto, demasiado a decir verdad, le estaba gritando a sus alumnos, al parecer quería saber quién fue el responsable de dibujar aquel símbolo, pero cuando Igor volteo a mirar a dónde los cuatro se encontraban se cayó.

–Bueno, ya sabemos que esto pasó en más de un lugar –dijo Elaena–. Lo más problable es que también en el colegio

–Así es –respondió Rhaena–. Será mejor irnos, ya captamos la mirada de más de uno

Rhaenyra miro a todos lados, su prima no mentía, todo el alumnado de Beauxbatons y Durmstrang tenían sus miradas puestas en ellos, y unos cuantos de Hogwarts.

–Bueno y que esperamos –dijo Rhaenyra–. Vamos, quiero preguntarle a los cuidadores de dragones la duda que tenía anoche

–¿Cuidadores de dragones?

Rhaena puso su brazo alrededor de el cuello de su hermano –De eso trata la primera prueba –Ejder miro a su hermana–. No vayas a decir nada, todo será revelado el día martes

–Empiezo a encontrarle sentido a muchas cosas, hermana –admitió él

–Lo sé –respondió su hermana y se separó de él–. ¿Vienes o te quedas?

–Voy –respondió él

Los cuatro retomando la caminata se adentraron al bosque hasta que el castillo dejo de ser visible, fue cuando vislumbraron las carpas.

–Al parecer la tormenta de cuervos también apareció aquí –mencionó Rhaenyra

Se acercaron un poco más y si, al parecer paso lo mismo hasta que un pelirrojo los saco de sus pensamientos.

–No deberían estar aquí –Rhaenyra miro al pelirrojo y viseversa–. Te conozco; el Juego de Dragones, ¿Cierto?

Rhaenyra lo miro curiosamente, no era necesario preguntar cómo lo sabía; volteo a ver a Rhaena –Desde cuando tienen tanta confianza

Rhaena se encogió de hombros.
Elaena se acercó al pelirrojo –Elaena Argentdriff –estrecho la mano con él

Rhaenyra hizo lo mismo que Elaena –Rhaenyra krasnyvolk

–Charles Weasley –les sonrió–. Un placer

–Dime Charles –comenzó a decir Elaena–, no te molestará que les pregunté a tus compañeros una pequeña duda que tengo

–Para nada –respondió Charlie–. Adelante

Elaena y Rhaenyra entraron al lugar y veían a las enormes bestias. Ejder se acercó a su hermana y le susurro al oído

–Tenemos una charla pendiente –después se fue a dónde sus primas se encontraban

Charlie se acercó a Rhaena –Realmente no mentías cuando dijiste que me ibas a presentarme las

–Yo siempre cumplo mis promesas –se piso de puntas y le dio un beso en su mejilla

Él sonrió y luego la miro –Dime, que planeas hacer con el dragón que te toque –los dos comenzaron a caminar por el bosque

–Planeo más que solo dormirlo –ella lo miro–. Quiero que me hagas un favor

–Te escuchó

–Cuando me enfrente al dragón que me toque, no quiero que nadie intervenga

–Haré lo que pueda –él le sonrió

⚔️

La mañana del lunes llegó, si bien el día de ayer Rhaena estuvo con Charlie aún no sabía si tomarse enserio lo que había entre los dos. Si bien en su juventud jamás se tomaba nada en serio, de hecho, Elaena, Rhaenyra y Rhaena eran muy bien conocidas por tomarse todo a juego, razón por la cual se ganaron su reputación, y una no muy buena.

Charlie era ese tipo de hombre a qué cualquier mujer le pondría el ojo encima, lindo, amable y caballeroso, y algo que él odiaba era que le ocultaran la verdad y eso era un pequeño conflicto que tenía con Rhaena, al parecer todo lo que tuviera que ver con ella y su familia era un total secreto.

Rhaena dejo que Charlie pasara la noche en la casa. Justo en este momento ambos se encontraban solos en el comedor.
Al parecer el destino quería que ese momento los dos estuvieran solos, Rhaena no sabía dónde se encontraban sus primas y su hermano e incluso su padre.

–Note que el símbolo ya no está –mencionó él

–tenemos personas que se encargaron de eso

–¿Personas? –la miro con duda–. Creí que tenían elfos

–Si tuviéramos elfos en mi verdadero hogar, morirían de miedo

Él sonrió a medias –Sabes, de aquel símbolo solo reconocí el círculo de runas, pero no sé cuál era el símbolo de el centro

–Es el aegishjalmur –respondió ella–, es un símbolo mágico de protección utilizado por los vikingos; también se le conoce como hechizo del terror o del temor

–Veo que tú tienes esas runas –señaló los brazos–. Puedo saber porque las tienes

–Son una maldición y una bendición –ella suspiro

⚔️

Él gran día llegó, Rhaena el día de ayer no pudo pasar más tiempo con Charlie, si el colegio no la mantenía ocupada su padre lo hacía, justo anoche su padre le entrego dos trajes que ella usaría en la primera y última prueba, aunque aún así pregunto por el que usaría en la segunda prueba pero aún así no recibió respuesta por parte de él.
Las clases se interrumpieron al mediodía para que todos los alumnos tuvieran tiempo de bajar al cercado de los dragones. Aunque, naturalmente, aún no sabían lo que iban a encontrar allí.

El tiempo pasaba de forma más rara que nunca; Rhaena estaba más ansiosa que nerviosa, sabía lo que iba ha hacer y probablemente las consecuencias que traería.
Ella se encontraba en su habitación mirando su reflejo en el espejo, vestir de esa forma le traía miles de recuerdos.

Alguien tocó a la puerta dejando ver a su querido padre –Te ves bien –él le sonrió–. Ya es hora

Ella asintió como respuesta y ambos salieron de la casa para bajar a los terrenos del colegio donde se daría la primera prueba.

Ragnar la conducía bordeando el bosque hacia donde estaban los dragones; pero, al acercarse al grupo de árboles detrás del cual habría debido ser claramente visible el cercado, Rhaena pudo vislumbra que habían levantado otra tienda que lo ocultaba a la vista.

Al entrar pudo ver a Fleur Delacour estaba sentada en un rincón, sobre un pequeño taburete de madera. No parecía ni remotamente tan segura como de costumbre; por el contrario, se la veía pálida y sudorosa. Cedric paseaba de un lado a otro.

–Nervioso, Diggory –le dijo ella mientras pasaba a un lado de él

–Más de lo que crees –ella le dedico una sonrisa ladina

Rhaena volteo a la entrada y vio como Potter entraba –¡Harry! ¡Bien! –dijo Bagman muy contento, mirándolo–. ¡Ven, ven, ponte cómodo!

De pie en medio de los campeones, Bagman se parecía un poco a esas figuras infladas de los dibujos animados. Se había vuelto a poner su antigua túnica de las Avispas de Wimbourne.

–Bueno, ahora ya estamos todos... ¡Es hora de ponernos al corriente! –declaró Bagman con alegría–. Cuando hayan llegado los espectadores, les ofreceré esta bolsa a cada uno de ustedes para que saquen la miniatura de aquello con lo que les va a tocar enfrentarse –les enseñó una bolsa roja de seda–. Hay diferentes... variedades, ya lo verán. Y tengo que decirles algo más... Ah, sí... ¡Su objetivo es tomar el huevo de oro!

Harry miró a su alrededor. Cedric hizo un gesto de asentimiento para indicar que había comprendido las palabras de Bagman y volvió a pasear por la tienda.

Y enseguida se oyeron alrededor de la tienda los pasos de cientos y cientos de personas que hablaban emocionadas, reían, bromeaban... Harry se sintió separado de aquella multitud como si perteneciera a una especie diferente. Y, a continuación, Bagman abrió la bolsa roja de seda.

–Las damas primero –dijo tendiéndosela a Fleur Delacour.

Ella metió una mano temblorosa en la bolsa y sacó una miniatura perfecta de un dragón: un galés verde. Alrededor del cuello tenía el número «dos».

Después siguió Rhaena, metió la mano en la bolsa, y cuando sintió a la pequeña criatura en la palma de su mano lo saco, un hébrido negro. Alrededor del cuello tenía el número «cuatro».

Cedric metió la mano en la bolsa y sacó el hocicorto sueco de color azul plateado con el número «uno» atado al cuello. Sabiendo lo que le quedaba, Harry metió la mano en la bolsa de seda y extrajo el colacuerno húngaro con el número «tres». Cuando Harry lo miró, la miniatura desplegó las alas y enseñó los minúsculos colmillos.

–¡Bueno, ahí lo tienen! –dijo Bagman–. Ha sacado cada uno el dragón con el que les tocará enfrentarse, y el número es el del orden en que saldran, ¿comprenden? Yo tendré que dejarlos dentro de un momento, porque soy el comentador. Diggory, eres el primero. Tendrás que salir al cercado cuando oigas un silbato, ¿de acuerdo? Bien. Harry.. ¿podría hablar un momento contigo, ahí fuera?

–Eh... sí –respondió Harry sin comprender. Se levantó y salió con Bagman de la tienda.

Rhaena recorrió con su mirada el lugar donde ahora se encontraba cuando de repente dos cabelleras rubias se hicieron presentes.

Rhaena se acercó a ellas –¿Qué hacen ustedes dos aquí?

–¿Qué no podemos venir a desearle suerte a nuestra querida prima? –cuestiono Rhaenyra

–Aunque sabemos que no la necesitas –agregó Elaena–. Porque sabemos que los dragones son tu fuerte y lo harás más que excelente

Se escuchó, el sonido de un silbato, lo que significaba que Cédric tenía que entrar en el cercado.

–Esa es nuestra señal para irnos –dijo Rhaenyra–. Nos vemos

Y en ese en lo que ellas se fueron Harry volvió a entrar. Unos segundos después oyeron el bramido de la multitud, señal de que Cedric acababa de entrar en el cercado y se hallaba ya frente a la versión real de su miniatura.

Sentarse allí a escuchar era peor de lo que Harry hubiera podido imaginar.

La multitud gritaba, ahogaba gemidos como si fueran uno solo, cuando Cedric hacía lo que fuera para burlar al hocicorto sueco. Fleur ahora había tomado el lugar de Cedric, caminando de un lado a otro de la tienda. Rhaena era la más tranquila en ese lugar, cualquiera que la viera en estos momentos diría que no le preocupaba nada.

Y luego, tras unos quince minutos, se oyó un bramido ensordecedor  que sólo podía significar una cosa: que Cedric había conseguido burlar al dragón y tomar el huevo de oro.

–¡Muy pero que muy bien! –gritaba Bagman–. ¡Y ahora la puntuación de los jueces!

Pero no dijo las puntuaciones. Harry supuso que los jueces las levantaban en el aire para mostrárselas a la multitud.

–¡Uno que ya está, y quedan tres! –gritó Bagman cuando volvió a sonar el silbato–. ¡Señorita Delacour, si tiene usted la bondad!

Fleur temblaba de arriba abajo. Cuando salió de la tienda con la cabeza erguida y agarrando la varita con firmeza.

Se repitió el mismo proceso.

–¡Ah, no estoy muy seguro de que eso fuera una buena idea! –oyeron gritar a Bagman, siempre con entusiasmo–. ¡Ah... casi! Cuidado ahora... ¡Dios mío, creí que lo iba a tomar!

Diez minutos después se oyó que la multitud volvía a aplaudir con fuerza. También Fleur debía de haberlo logrado. Se hizo una pausa mientras se mostraban las puntuaciones de Fleur. Hubo más aplausos y luego, por tercera vez, sonó el silbato lo que significaba que era el turno de Potter.

El proceso se repitió, en ese momento Rhaena no prestaba atención a lo que Bagman dijera, estaba total y completamente centrada en lo siguiente que iba a hacer.

El sonido del silbato sono por cuarta y última ves, lo que hizo que Rhaena saliera de sus pensamientos, era ahora o nunca.

Se levanto y salió de la tienda, pasó los árboles y penetró en el cercado a través de un hueco.
Cientos de ojos se posaron sobre ella, pero Rhaena solo estaba centrada en una cosa; las dagas que traía con ella las dejo en el suelo, miro dónde el nido se encontraba, pero no vio al dragón, hasta que vio la punta de la cola y escuchó el resoplido fuerte y furioso de el dragón, en ese momento se dio media vuelta para verlo.

–Esto debe ser una maldita broma –susurro para ella misma

Alzó sus brazos creando un campo de protección mientras el dragón escupía fuego sobre ella. Cuando las llamas se extinguieron el campo de protección desapareció.

–Āpanāra ēṭi karā ucita naẏa (no debiste hacerlo) –ella le dijo al dragón a lo que esté respondió con un grito/rugido–. Tōmākē āmākē manē kariẏē ditē habē nā (no me lo tienes que recordar) –el dragón volvió a responder con un grito–. Āmi ḍima nēba nā, sōnāra raṅēra ēkaṭi mātra (no tomaré un huevo, solo uno en color dorado)

El dragón se dirigió hasta el nido y miro los huevos y volvió a gritar –Hyām̐ ēṭā'i (si, ese es) –hizo una pausa antes de continuar–. Tabē, āmi kēbala ḍimēra jan'ya āsini (pero, no vine solo por el huevo)

el dragón fue hasta ella y grito frente a su rostro haciendo que su cabello se moviese –Āmi tōmākē śr̥ṅkhala thēkē mukti di'i (te libero de la cadena) –señalo la cadena–. Āpanāra ānugatya binimaẏē (a cambio de tu lealtad)

El dragón respondió con un grito y Rhaena dio una sonrisa ladina, tomo una de sus dagas y dirigiendo la punta de está a la superficie anterior del antebrazo y dibujo un símbolo La Marca del Jinete distintiva entre los Jinetes de Dragón. Ella se acercó a uno de los brazos del animal pero cómo la piel de dragón es difícil de penetrar; con su dedo índice dibujo la marca mientras está quemaba la piel del animal.

Með þessu vörumerki tengist ég lífi mínu þínu þar til annað tveggja deyr

La marca de ambos comenzó a brillar en tonos blancos y destellos morados y ambos sintieron un ardor insoportable, como cuando un sello de metal lo ponen al fuego y este queda al rojo vivo y lo pusieran en tu piel para marcarte.

El dragón no le gustaba lo que sentía, el dolor lo hacía rugir y desesperarse lo cual puso nerviosos a los espectadores; Rhaena termino perdiendo el conocimiento por el dolor.
Cuando el dragón dejo de rugir Rhaena abrió los ojos, pero ya no eran los mismos sus iris cambiaron a una tonalidad violeta y sus pupilas tenían una forma elíptica vertical, identicos a los ojos del dragón, su cabellera rubia ya no lo era, ahora era de un color negro como la noche.

Rhaena se levanto del suelo y con su mano tomo la cadena y con el fuego que irradiaba su mano está se derritió dejando al dragón libre; estiró sus brazos y el huevo de oro levito hasta llegar a sus manos, camino hasta el dragón y se montó en su lomo.

–Sōvēs (vuela) –le susurró ella al dragón

El dragón extendió sus alas y se levanto en patas traseras para después emprender vuelo.
Rhaena estando arriba surcando los cielos se sentía bien, una sensación que echaba de menos, libertad.

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