Capítulo X


Hymn For the Weekend - Cod Play

‡Kaly Mason‡

Navidad...

Siempre que alguien mencionaba esa palabra en casa todo mi cuerpo emanaba felicidad. Pero ahora no siento nada, absolutamente nada.

¿Por qué? Simple, no estoy con las personas que quiero. Era la primera vez que no pasaba las fiestas con mis padres. Solo tenía una esperanza y era mi teléfono, pero como lo imaginé, aquí no había señal, ni siquiera una barra para enviar un simple mensaje.

Lo sé, es como un castigo. No sé que le hice a Santa Claus para tener tan mala suerte en navidad ¡Si fuí una niña buena!

En lugar de estar cenando con las únicas dos personas que me importaban en este mundo, tenía a un Dereck tocando la puerta sin cesar desde hace media hora.

-Kaly, vamos ¿No quieres ni salir de la habitación? -pregunta por enésima vez.

-¡No! -en mi voz se reconocía la tristeza ¿Y como no? Si estaba llorando como si alguien se hubiese muerto.

Vuelvo a hundir mi cara en la almohada, mientras Dereck no deja de tocar y tocar. Lo único que quería era pasar toda la noche encerrada, ahogando mis penas en los cojines de la cama, viendo cómo cae la nieve desde el ventanal.

Pero Dereck no me estaba ayudando en nada.

-Por favor... -vuelve a insistir.

-Dereck, quiero estar sola.

-No me voy a ir hasta que me abras la puerta -toca otra vez, no se detiene y ya me estaba exasperando.

Me levanto, molesta. Solo iba abrirle para que dejara de joder... Y también porque tenía ganas de esos abrazos de oso que me daba, eran increíblemente reconfortantes.

Si, admito que Dereck abraza bien ¿Y qué?

-¿Qué? -le pregunto con fastidio cuando abro la puerta.

No me había visto en el espejo, pero ya me imaginaba mi aspecto. Tenía un moño despeinado en mi cabeza, con mechones rebeldes que se escapaban y me tapaban la frente, ojos hinchados por el llanto y ojeras más grandes que la muralla china.

En resumen, un desastre.

-¿No quieres cenar al menos? -me pregunta, con la esperanza de que le diga que sí.

Tomo una respiración honda antes de responder-. Dereck te pido que, por favor, te vayas y desaparezcas de mi vista ahora que no estoy de humor.

-No puedo hacer eso, pelirroja -se cruza de brazos.

Le imito, mordiendo mi labio inferior mientras ideaba un plan para sacarme a Dereck de encima. Sabía que no se iba a ir hasta que me cambiara y bajara, pero yo no quería y él no era capaz de obligarme.

-¿Que puedo hacer para que me dejes en paz? -intento negociar.

-Que te bañes, te vistas y bajes conmigo -me dice en el mismo tono.

Comenzamos un duelo de miradas, en el cual ninguno quería desistir. No sé porque, pero termina riendo, se apoya en el marco de la puerta sujetando su estómago mientras se carcajeaba.

Yo lo miraba como si le hubiese picado un mosquito brillante ¿De que se reía?

-Lo siento -dice más calmado-. Te ves muy tierna cuando te enojas.

-Cállate, elefante.

-Solo si bajas, pelirroja.

-¡Bien! -termino cediendo-. Pero tardaré, que estoy hecha una loca.

-Una loca muy bonita, a mi parecer -dice en tono coqueto.

-No puedes dejar de coquetear ni un segundo...

-No.

Lo único que hago ante ese comentario es cerrarle la puerta en la cara y me dirijo a regañadientes hasta el baño para ponerme la ropa que hay en el armario.

Dereck me había conseguido algunas cosas, sobre todo ropa. No sé de dónde la sacó, si la compro o que se yo, pero era linda y de mi talla.

Mi vista se concentro en un vestido azul turquesa con mangas caídas y lo cojo. Me llegaba hasta la mitad de los muslos dejando ver mis piernas algo pálidas que demostraban la falta de luz solar, unas sandalias del mismo color y el collar que me había regalado Dereck.

Mi cabello rojizo hacía contraste con el azul, lo dejo suelto y no me molesto en peinarlo, solo me paso los dedos de las manos para acomodarlo un poco.

-¿Ya estás? -me pregunta desde la habitación.

-¡Casi termino!

-Pues apúrate, que me están empezando a sonar las tripas -fruncí el ceño ante el comentario.

Salgo mientras acomodo mi vestido, lo encontraba algo corto, pero tal vez era porque no usaba con frecuencia cosas así. Alzo mi vista encontrándome con la del chico sentado en la cama, estaba sorprendido.

¿Por mí? No lo creía. Yo no era curvilínea en exceso, mis piernas eran delgadas y era de estatura pequeña. No tenía baja autoestima, solo que yo no era extravagante, era más menuda y no sabía que era lo que veía Dereck en mí.

-¿Qué? -le pregunto cuando se me queda mirando raro.

-Ah -su cara se pone roja como una fresa y se levanta rápido de la cama para que no lo mire-, es solo que... -le es inevitable detallarme de arriba a abajo.

A pesar de que tenía sus ojos puestos en mí, examinando mi aspecto, no me sentía incómoda porque su mirada lo decía todo y era que le gustaba como me veía. Acomodo mi cabello con algo de pena, era raro y a la vez lindo que un chico me mirara de esa forma por primera vez, y más si era él.

-Te ves hermosa -dice tímido, yendo a la puerta.

No quería que lo viera ruborizado, era tan tierno. Camino en su dirección y me le plantó al lado.

-Gracias -tomo su brazo y lo entrelazó con el mío.

Noto que se pone más nervioso. Y creía que yo era la única que se ponía así en esta relación.

-Si, ya vámonos que nos están esperando.

¿Nos? ¿Habrá muchas personas? Me sostengo fuerte de su brazo mientras bajamos las escaleras. Sabía el porqué las piernas me temblaban y mi corazón retumbaba fuerte, pero intentaba tranquilizarme.

Solo son personas, ni que me fueran a morder... Espera, ellos si pueden.

Noto que no nos dirigimos a dónde deberíamos, en lugar de eso nos trasladamos hasta la puerta principal. Confundida, decido saber que está pasando o a dónde vamos.

-¿No íbamos a cenar?

-Primero hay que buscar la comida -responde, como si fuera lo más obvio del mundo- ¡Chloe! ¿Podrías ir a buscarnos unos abrigos, por favor?

La chica asiente y va a por los abrigos «¿Saldremos?». Dereck me ayuda a ponerme el mío.

Mi curiosidad pasó de uno a mil en nanosegundos ¿A qué se refería con "Buscar la comida"? ¿Que ya no hay aquí en casa?

Tenía hambre, y mucha pero me daba pena decirle porque podría pensar que soy una niña antojosa que no puede esperar al menos unos minutos, no quería que me viera así.

-Tranquila -me acaricia el brazo- que pasará rápido.

-¿Y que vamos hacer?

Solo dice una simple palabra, una que me dejó atónita, boquiabierta y con los pelos de punta.

-Cacería -me susurra en el oído causando un escalofrío por todo mi cuerpo.

-¿Cacería? -pregunte, como si lo que escuché fue alguna confusión.

-Si, solo sígueme -abren las puertas.

Detrás de ella podía ver a diferentes personas: Lyla, Zac, otras que no conocía y Edgar, quien parecía liderar el grupo. Me detengo en seco, no sabía que serían tantas, pero Dereck toma mi mano y la aprieta de una manera reconfortante que me hace mirarle y sonreirle.

-¿Listos? -pregunta el Hams mayor al grupo.

-¡Si! -contestan todos al unísono.

Empiezan a dispersarse y de repente todos y cada uno de ellos se han transformado en lobos, lo que realmente eran.

No parecían comunes, eran gigantes y su pelaje era abundante, más que los lobos comunes que he conocido. Había algo en ellos que me atraía.

Nunca me había interesado tanto en algo hasta ese momento, en el que detallé a todos ¿Que eran ellos? ¿Que era este mundo?

La mezcla de miedo y curiosidad me había invadido, la verdad no sabía cual de las dos era más fuerte. Pero joder, quería saberlo.

-Dereck ¿Qué está pasando... ? -le susurro pero no me hace caso, se aleja un poco de mí y empieza a correr, no tarda mucho en convertirse y termina despedazando su ropa.

-Dereck... -me acerco.

Mientras caminaba, todos se hacían a un lado, como si temieran de mí lo cuál es irónico porque soy yo la que debería temer de ellos. Podía sentir que me miraban. Las piernas casi me fallan pero por suerte logro llegar a la fuente en medio del jardín delantero, dónde todos estaban esperando.

-Sube -me invita, agachándose un poco para que no se me hiciera difícil.

-De acuerdo, pero si me llego a caer será tu culpa. -le advierto en medio de mi esfuerzo por subir.

-Tranquila. No pesará en mi consciencia, pelirroja -bromea.

Mi boca se abre como una enorme "O" y solo respingo subiendome en él. Todos se dispersan, entran al bosque y nosotros los seguimos, somos los últimos en hacerlo.

-¿Y como funciona todo esto de la cacería?-pregunte.

Me sostengo de su pelaje fuertemente, sintiendo el viento frío del invierno golpear mi rostro.

Esta mañana me sorprendí al ver cómo los copos de nieve caían encima de los árboles gigantes, en menos de nada todo estaba tintado de blanco por la nieve. Amo el frío, y esta época del año me parecía realmente hermosa.

-Siempre hay venados cerca, es nuestra comida favorita. Todos los años salimos a cazar algunos para cenar y quién consiga el primero se lleva la parte más grande -explica.

-Ah, ¿es como una competencia?

-Algo así, pero ninguno se queda sin comer -se detiene y me pide bajar.

-¿Que harás? -le pregunto, acomodando mi abrigo.

-Tranquila, no voy a cazar contigo encima... a menos de que quieras sangre por todo tu cuerpo.

Mis ojos se abrieron hasta más no poder, y si antes sentía frío ahora más.

-¿Sabes qué? Mejor me quedaré aquí -me recuesto en un árbol.

Se aleja con sigilo y se camufla entre las sombras. Yo me muevo, algo aburrida y al pisar una ramita en el suelo, su atención se pone de nuevo en mí.

-¿Podrías hacer un poco de silencio?

-¡Hey, no eres nadie para que me mandes a callar! -elevo la voz, apuntandolo con mi índice.

-¡Silencio!... Ahí hay uno -susurra con algo de fuerza, me asomo detrás del tronco en el que me estaba recostando y veo a un hermoso venado caminando entre los arbustos.

La luna le daba justo encima mientras rebuscaba hierbas en la nieve para comer. Se veía dulce e indefenso, pero mi vista se concentro en Dereck, quien se acercaba a él.

-Es mío... -se agacha un poco y luego sale como rayo hacia el animal.

Lo siguiente no se borrará de mi mente jamás. Dereck lo agarra con sus dientes se los clava sin compasión, del animal emanan gotas de líquido carmesí y creo que me había traumado con la escena. El depredador sigue mordisqueando y la presa deja de hacer cualquier movimiento el cual reitera que ha muerto.

Mi corazón estaba a mil, horrorizada por lo que Dereck había hecho. Es como si hubiese visto una película de terror en vivo.

La siguiente acción del lobo fue aullar, y muy fuerte. Me tapo los oídos para que no me afecte tanto. Después de unos minutos aparecen más lobos, huelen el cuerpo del animal sin vida y el más grande lo agarra entre sus dientes y se lo lleva de nuevo al cúmulo de árboles. Dereck viene en mi dirección.

-¿Qué -me toco el pecho para ver si mi corazón sigue latiendo-... Fue eso?

-Ah, se me olvidó decirte que era algo sangriento -se excusa.

-Si, ¿Ahora qué? -cruzo los brazos encima de mi pecho, como si no me hubiese afectado lo que había visto.

-Sube.

Le hago caso y lo que sucedió con el venado hace rato pasó otra vez con uno más. Obviamente no fuí tan tonta como para ver la escena otra vez, de solo recordarlo me daban escalofríos y no sé cómo iba a hacer si esa era la cena.

No vamos de vuelta a la casa, en lugar de eso me trae a ese lago en el que había bebido agua. Que asco, y no lo digo por Dereck, sino por el hecho de que bebí agua donde habían hecho... Cosas.

El lago estaba congelado y era iluminado por luciérnagas y la luz de la luna, me quedo viendo los pequeños copos de nieve caer recordando que este año no podré ver a las únicas personas que quería.

-¿Los extrañas verdad? -me pregunta Dereck.

Estaba de nuevo en su forma humana, abrigado y con un gorro en la cabeza que se le veía muy tierno.

-Si -es lo que llego a responder.

Se queda en silencio, no dice nada, no hace nada, solo se queda viendo el agua congelada del lago.

-¿Quieres verlos? -pregunta de repente.

-¿Qué? -le devuelvo la pregunta, atónita.

-¿Que si quieres verlos? ¿Estás sorda, pelirroja? -me da un pequeño golpecito en la frente y le quitó la mano de un golpe.

-No, no estoy sorda. Es solo que...¿Harías eso por mí? -no sabía que decir.

-Por tí lo que sea, pelirroja. Vamos -me lleva con él, entrando de nuevo al bosque.

Caminamos como por cinco minutos y en eso me pongo a mirar al chico que tenía caminando justo a mi lado.

Su nariz y mejillas estaban algo rojas por el frío, tal vez yo estaba peor. Algunos copos de nieve habían caído sobre su cabeza y como ya había dicho, con ese gorro se veía realmente tierno. Dereck tenía un bonito perfíl, sus facciones eran perfiladas pero a la vez delicadas como una pieza de porcelana, labios medianamente carnosos, cejas pobladas y pestañas rizadas.

Tenía un aura relajada, pero veía que era de esos que no se guardan las palabras para si mismos, todo lo contrario a mí.

-¿Pelirroja? -me pregunta, sacándome de mis pensamientos.

No me había dado cuenta que dejamos de caminar y que se percató de que lo miraba sin descaro «Dios de la vergüenza, ¿Por qué me odias?».

-¿Lista? -toma mi mano.

-Lista.

Damos unos cuantos pasos antes de que toda mi vista se nuble por completo, luego se aclara un poco y ví el mismo bosque frío y gris lleno de nieve que conocía desde que tenía uso de razón.

-Vamos -me dice, aún sin quitar su mano de la mía.

Caminar, nunca lo había odiado tanto como ahora. Iba a preguntar si podía subirme a su espalda, pero me daba pena preguntarle, así que...

-Ya, súbete -se agacha frente a mí.

Me quedo mirando su espalda «Era ancha». Dudé un segundo en reaccionar, pero cedo.

Me alza y comienza a avanzar. A lo lejos podían verse las luces de la carretera que daban al pueblo y las seguimos, a medida que avanzamos más casas aparecen. Vamos por detrás de unos arbustos enfrente de la acera para escondernos.

-¿Puedes verlos desde aquí? -me pregunta, apuntando a una de las ventanas de la casa frente a nosotros.

Daba a la sala de estar. Podía verlos, a los dos.

Un hombre que no reconocí estaba sentado en uno de los sofás individuales y mis padres en el grande, papá tenía las manos sobre su cara mientras mamá le acariciaba la espalda.

Me quedo contemplando la escena con un nudo en la garganta. El hombre que estaba en el sillón se levantó, segundos después sale de la casa y mis ojos se llenaron de lágrimas al ver de qué se trataba «Un policía».

-Ten -Veo como me tiende una hoja y un bolígrafo-. Escribeles una carta, lamento que no puedas verlos de cerca o hablar con ellos pero no podemos arriesgarnos.

Me siento en la acera mientras Dereck coloca su espalda para que escriba en ella. Pienso bien mis palabras antes de escribirlas, con cada palabra me dolía más y es que sentía que no los volvería a ver nunca.

Queridos mamá y papá.

Deben estar muy confundidos por mi desaparición. Lamento haberme ido sin avisar, no era mi intención preocuparlos. Es solo que, si hubiese dicho "Adiós" no me habría ido.

Decidí tomar un descanso de todo, quiero conocer nuevos lugares y sobretodo, superar mi enfermedad fuera de aquí. Dereck se ofreció para esto y acepte. No se preocupen, estoy en buenas manos.

Lamento hacerlos pasar por esto, pero es necesario. Nunca podré avanzar en mi vida encerrada en cuatro paredes, ahora lo entiendo. Pero pronto nos volveremos a ver, no se olviden de mí, por favor.

Los amo demasiado, eso jamás cambiará.

Feliz navidad.

Con amor, Kaly.

Termino la carta con lágrimas saliendo de mis ojos. Dereck se voltea y me abraza, envuelvo mis brazos en el apretándolo muy fuerte. Minutos después me separo y le entrego la carta.

Él me da un beso en la frente para luego doblarla e ir a entregarla.

Sentía que había dejado una parte de mí en esa carta, como si me quitarán una parte de mi corazón. Algunas cosas que escribí eran ciertas.

Quería avanzar, quería empezar una nueva etapa y no lo haré si me quedo aquí.

Toca el timbre, dejando la carta en el piso y sale corriendo. Veo como mi padre y mi madre salen apresurados mirando a todos lados, como si lo que esperaron ver es a su hija detrás de aquella puerta. Sus caras se decepcionan al no ver a nadie.

Dereck me abraza mientras sigo viendo la escena, mi madre mira al piso y al percatarse del trozo de papel en el suelo, lo recoje.

En seguida se dispone a leerla con mi padre. Segundos después, mi madre se echa al piso y mi padre la reconforta, abrazandola. Dereck aprieta su agarre en mi mano mientras yo me rompo por dentro al ver a mis padres en ese estado.

Empiezo a tomar bocanadas de aire mientras susurro una simple, pero dolorosa palabra.

-Adiós.

-Los volverás a ver -me acaricia los hombros desde atrás-. Cuando todo se calme tus padres vendrán con nosotros.

Asiento mientras nos alejamos del lugar que fue mi hogar, para entrar al que ahora lo es.

Volvemos a Draflyn, estaba más calmada cuando volvimos a la casa, me ayudó tomar la mano de Dereck en el camino.

Me encontraba sentada en el gran comedor, a mi lado derecho estaba Dereck y al otro tenía a Rúbi. Ella me hablaba de sus libros, yo le seguía la conversación a gusto.

La mesa estaba llena, habían personas que no conocía y que me miraban de una manera extraña la cuál me quitaba el apetito. Edgar se mantenía a la cabeza de la mesa, mirándome de reojo a cada nada.

Parecía odiarme, y la verdad no sé porqué ¿Que le había hecho?

Muchos le susurraban cosas al oído, sabía que era sobre mí.

-¿No vas a comer? -me pregunta Dereck.

-No tengo mucho apetito -arrastro la silla en la que estoy sentada.

El sonido pone la atención de todas las personas en mí, intento crear un muro imaginario para tapar las miradas, pero aún con mi vista en el piso, mis nervios se habían disparado.

Me levanto y todos se quedan en silencio, no presto atención cuando Dereck me toma de la muñeca.

-Kaly ¿Adónde vas? -me susurra, pero con algo de fuerza.

-Voy a mi habitación...

-Siéntate -me interrumpe.

Su cara expresaba miedo y algo de súplica ¿Pero por qué? Quito su agarre de mi muñeca y me dirijo a la salida del comedor. Cuando estoy a punto de irme, escucho como una voz masculina me acusa:

-Además de humana, es mal educada...

Mis piernas se habían detenido al instante, no sabía quién lo había dicho... Por eso Dereck me pidió que me sentara «Soy una tonta».

Salgo disparada de aquel lugar, ni siquiera sé cómo pude subir las escaleras si mis piernas parecían gelatina. Me pare frente a la puerta de la habitación, con mis manos temblorosas abrí la puerta y la cerré de un portazo.

Creo que ahora odio la navidad.

Voy a la cama y me hago bolita entre las sábanas, abrazando mis piernas y ocultando mi cara en ellas.

Si antes me sentía mal, ahora me siento mucho peor ¡Ni siquiera sabía que había hecho mal!

Escuché como la puerta de la habitación se abría y pasos se acercaban en mi dirección. Él no dice nada cuando se sienta en la cama, frente a mí.

Abrí mis ojos y le miré. Dereck pasó su mano por mi mejilla y quitó los mechones de cabello que me cubrían la mirada.

-Lo siento -me disculpo, pero ni siquiera sé por qué-. No sabía...

-Nah, todos allá abajo son algo exagerados -dice en tono despreocupado. me incorporo en la cama y apoyo mi cabeza en su pecho-. Es solo que, para nosotros, está cena es algo sagrada, y más desde que mi madre murió.

Joder, ahora me sentía mucho peor. Arruiné su cena, todo era mi culpa.

-Pero tú no lo sabías, pelirroja -acaricia mi cabello-. Yo también hice lo mismo a los nueve años. Había terminado de comer antes que todos, estaba emocionado porque mi mamá me había hecho un regalo. Mi papá me persiguió por toda la casa solo para encerrarme en mi habitación para que aprendiera la "lección" -dibuja las comillas en el aire-. Mi madre me sacó a la media hora.

Río al imaginarme a un mini Dereck corriendo por todo este lugar.

-No deberías sentirte mal. Todos han cometido errores, y quién no lo hizo al menos uno vez, no a vivido -planta un beso un mi frente mientras me acaricia las mejillas-. Los errores son parte de la vida.

Lo abrazo de medio lado sin mover mi cabeza de su pecho. No sabía porqué, pero aquellas palabras me recordaron a mi madre. Tal vez era porque la extrañaba.

-Tú también te levantaste de la mesa... -le digo cuando recuerdo ese pequeño detalle, él no había terminado de comer.

-Me levantaría otra vez solo para consolarte, pelirroja.

Muerdo mi labio inferior, mientras empeze a percatarme de que afuera comenzaba a nevar.

A pesar de todo lo que sentí hoy, al menos estaba junto a él. Se había vuelto importante para mí, y tenía que empezar a aceptarlo.

Nos quedamos a ver cómo caía la nieve, el momento me pareció tan simple y a la vez tan especial.

Sí, me gustaba estar junto a Dereck...

Porque con él me sentía especial.

-Gracias -le susurro antes de cerrar mis ojos, y dormirme mientras sentía sus caricias en mi cabello.

Él me hacía sentir así.

¡Felíz Navidad!

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