Capítulo IX

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‡Kaly Mason ‡

«Corre» era lo único que gritaba mi cabeza.

Las piernas me dolían, mi corazón se aceleraba mientras jadeaba por el cansancio, pero no paraba de correr.

-Kaly... -alguien me llamaba, pero no distinguía de quién se trataba.

Los árboles pasaban y yo solo pensaba que este maldito bosque era infinito mientras él me perseguía, me acechaba. No paraba de pronunciar mi nombre cada vez más fuerte, tanto que me obligó a hacerme un ovillo en el suelo mientras me tapaba los oídos para minimizar el ruido.

«Corre» Gritaba mi cabeza, pero por alguna razón me sentía débil, no podía moverme aunque quisiera.

-Kaly... -una sombra se impone sobre mí.

Las lágrimas salen, siento que me toma, mi corazón se detiene y...

El sol se colaba por el gran ventanal, iluminando la habitación por completo. Estoy aún asustada por la pesadilla que acabo de tener.

«Solo fué un mal sueño».

Lo primero que siento cuando despierto es a alguien a mi lado, al instante sé quién es, y recuerdo lo que pasó anoche.

Era la segunda vez que dormía junto a él, no sabía porque me sentía tan cómoda, a salvo. Pero esa sensación no duró mucho cuando recordé otra cosa.

Me siento a salvo cuando estoy con Dereck, pero sigo preguntándome quién era la persona que me espiaba ayer. Decidí no tomarle tanta importancia, pero no sé porque percibía que ese tal Víctor tenía algo que ver.

Me levanto de la cama con cuidado, no quería despertar a Dereck, se veía demasiado tierno y vulnerable cuando dormía. Voy hacia el baño, lo primero que busco es un cepillo de dientes y gracias al cielo hay uno en el cajón del lavabo.

Me aseo y realizo mi rutina diaria de la mañana, pero al final me doy cuenta de que no tengo ropa aquí. Salgo del baño sin hacer ruido, buscando mi mochila, estaba segura de que había visto a Dereck ponerla por aquí... ¡Ya! Estaba junto a la cama. Tomo el morral lila entre mis manos.

Lo reviso, con la esperanza de encontrar algo en mi pequeño bolso que cargaba a todos lados. Pero por primera vez no había nada. «¿Por qué se me tenían que olvidar mis tangas de repuesto justo cuando estoy sin nada?».

-¿Estás buscando estás? -dice de repente una voz ronca.

Me volteo de inmediato viendo a Dereck despeinado y... con mis bragas en sus manos. No sabía ni dónde pararme de lo avergonzada que estaba, ¡¿Por qué tenía que revisar mis cosas?!

-¡Dámela! -corro y me le lanzó encima, tratando de agarrar la prenda.

Logro tomarlas, y para que no vea mi vergüenza me encierro en el baño. Soltaba un par de maldiciones por lo bajo mientras me cambiaba, y no sé si era yo o sentía que estaba justo detrás de la puerta.

Me debatía en si salir o no, pero no podía quedarme en el baño toda la mañana si mi estómago rugía como un león enjaulado.

-Buenos días, pelirroja -me saluda cuando salgo.

-Buenos días... -no quería mirarle a la cara, no cuando me había robado mis bragas hace un momento.

-En mi defensa, no las robe. Solo estaba curioseando tu mochila...

-Y decidiste tomar mis pantaletas ¿No? -me cruzo de brazos.

Lo aniquilo con la mirada, ¿Qué clase de loco le roba las pantys a una chica? Solo Dereck. Él me sonríe inocente, como esos niños que regañas, pero te ponen la cara tierna para que no los castigues.

-Bueno... ¿Quieres desayunar? -intenta cambiar el tema.

-No quiero salir -estaba diciendo la verdad, no quería salir.

Pero no porque no tuviese hambre, es por el susto que pase ayer ¡No sé por qué estaba tan paranoica! Y al recordar el sueño que había tenido me ponía peor.

-Pero ¿Por qué? -su cara expresaba confusión y su sonrisa se desvanece.

-Porque -no sé si decirle lo que pasó, por lo que me muevo un tanto incómoda ideando una excusa-... Solo no quiero, aún estoy cansada.

Finjo bostezar. Si, lo sé, podría ser buena actriz de Hollywood.

-De acuerdo -me muestra una sonrisa reconfortante.

Sale de la cama sin decirme nada, sin mirarme y sé que lo hace a propósito para que desayune con él. Pero vamos, no voy a dejar que me mate el hambre.

Ah, ya tengo hambre.

-¡Dereck, espera! -esto va en contra de mi orgullo que acabo de conocer, pero cuando uno tiene hambre hace cosas raras.

Abro la puerta de la alcoba, lo veo cruzar el pasillo hacia las escaleras y me apresuro en alcanzarlo.

-¡Dereck! -lo llamo de nuevo.

-¿Si? -detiene su paso.

-... Si tengo hambre -había jurado que escuche a mi orgullo romperse.

La sonrisa de suficiencia que tenía estampada en el rostro quería quitársela con mi puño, pero luego recordé que no puedo ni partir una ramita de lo débil que soy. Me mira desde el comienzo de las escaleras y me acerco quedando un escalón más arriba.

-Lo sabía -me extiende su mano y a regañadientes la tomo-. Ven.

Caminamos por toda la casa, hasta la parte trasera. Toda la casa era gigante como todo lo que había en ella y ya ni sé cuántos candelabros hay en todo este lugar.

Dereck abre las grandes puertas traseras que dan a un hermoso jardín lleno de lo que parecen ser girasoles. Un camino de piedra se hizo presente ante mis ojos, el cual lleva a una mesa en medio del gran espacio.

Nos acercamos, el desayuno ya estaba servido, pero mi vista solo escaneaba el hermoso panorama. Los árboles nos daban sombra y el viento matutino movía las preciosas flores a nuestro alrededor.

Mire al frente y lo primero que apareció en mi campo de visión fueron a dos personas saliendo de la casa. Cuando se acercan más llego a ver quiénes son y ellos nos dedican una sonrisa «Lyla y Zac».

-¡Buenos días! -Lyla nos saluda con entusiasmo.

-Hola, zilikos. -saluda Zac imitando a su pareja.

«¿Qué? La tuya por si acaso».

-¿Que son zilikos? -le pregunto a Dereck en un susurro, no sabía si era un cumplido, un apodo o un insulto.

-Los zilikos son criaturas voladoras, mayormente se encuentran en el Reino de los demonios. Básicamente, cuando logran conseguir a su pareja, se quedan con ella hasta el día que mueran, pase lo que pase. -me responde en el mismo tono, el significado me pareció realmente adorable

Solo me limito a sonreír, mientras tomo de mi jugo. Se sientan, Zac junto a Dereck y Lyla a mi lado. No estaba tan nerviosa como lo pensé, pero ambos me daban buena vibra. Ellos eran de esas personas que, sin conocerlas mucho, te caían bien.

-Hey, Dereck -lo llama Zac-¿Por qué ahora todos están hablando de Kaly?

Me quedo estática, asustada. De repente me ahogo con el jugo y hasta se me sale por la nariz ¿Todos están hablando de mí? Eso significa que el tipo que Dereck había mencionado ayer también.

Estaba jodida, completamente jodida y asustada. Era obvio que alguien tomaría represalias contra mí, de lejos parecía como que si yo estuviese invadiendo este mundo... Y Dereck ya me había mencionado lo que le hacían a los invasores.

-Oh, ¿estás bien? -Lyla me pone la mano en el centro de la espalda mientras yo no paro de toser-. Ten esto.

Me da una servilleta y me tapo la boca con ella hasta que el ataque de tos cesa. Respiro hondo tratando de regular la respiración, lo logro luego de un rato.

-¿Te encuentras bien? -me pregunta Zac y yo asiento.

-Gracias -le digo a Lyla-. No sé que me pasó.

Río para cambiar el ambiente, pero por dentro me sentía algo extraña. Dereck no me dice nada, solo me mira, como escaneando todo de mí. Creo que sabía que estaba asustada.

-¿Estás segura de que estás bien, pelirroja? -me susurra a la altura de mi oreja.

-Si, solo me ahogue. Soy algo torpe -le sonrío a él también.

No quería que supiera, no quería que me protegiera demás. En casa solo salía por la escuela, solo... Quiero olvidar la condición que he tenido toda mi vida, tratar de hacer algo.

Puedo hablar libremente con Dereck, eso es un proceso y quiero ver qué más puedo hacer. No quiero volver a sentir miedo, y es por eso que saco los malos pensamientos de mi cabeza.

En casa siempre pensaba en que tenía que tratar de hacer algo, no quería pasar toda mi vida encerrada sin hablar con nadie. Pero mi mente siempre me jugó en contra.

Mi mente controla mi cuerpo, controla el dolor, los sentimientos... ¿Pero qué pasa cuando no eres tú quien controla a tu mente?

Todo parecía venirse abajo y cada que iba al psicólogo me recomendaba algo, mejoraba y luego volvía al mismo lugar, a la misma soledad.

«El miedo pesa» Cuánta razón tenía mi madre.

-Bueno, ayer cuando veníamos para acá -Comienza a narrar Dereck, sacándome de mis pensamientos- Will nos había visto y por si fuera poco, preguntó en voz alta "¿Por qué trajiste una humana?" Y todos lo escucharon y salieron corriendo. El muy pendejo no sabe callar.

Río ante el recuerdo de Dereck golpeando la cabeza de Will.

-Pues ya todo Draflyn se ha enterado -dice Lyla.

-Por cierto... ¿Ya la marcaste? -pregunta Zac, un tanto pícaro mientras me mira.

Dereck lo codea y le pide que haga silencio, pero ya yo lo escuché, mi curiosidad vuelve a despertar y ya no hay quien me detenga.

-¿A qué se refiere? -le pregunto a los ojos verdes.

-Pues -se pone nervioso y sus mejillas se tornan rojizas, una escena digna de un «Aww»-... Cuando un lobo y su Mate lo hacen por primera vez, el lobo marca a su mate, declarándola suya.

Ahora soy yo la que se pone nerviosa. Lo imaginé, me fue inevitable ¡Lo imaginé! En definitiva fue mala idea comenzar con la lectura para adultos a los doce años.

-Espera ¿No la marcaste aún? -Zac ríe ante el comentario de su novia-. Nadie sabrá que es tu Mate.

-No lo he hecho y no quiero apresurarlo ¿Bien? -dice Dereck, sereno.

¡Pero yo sigo imaginando cómo sería sí...! Mis manos comienzan a sudar, y evito contacto visual con el causante de mi nerviosismo, a ver si así me calmo un poco. No hago más que empeorar, me rodea el cuello con su brazo, acercándome a él «Huele bien».

-No lo haré si ella no quiere -me sonríe.

¿El problema? El problema es que si quería... ¡¿Que estoy pensando?!

Terminamos de desayunar, vienen algunas personas que no reconozco a recoger lo que ha quedado en la mesa y nos dirigimos de nuevo a la casa.

Zac y Lyla se quedan hablando en la cocina, y Dereck me aborda cuando estoy por subir de nuevo a la habitación. Su tacto en mi brazo me eriza la piel, ya no se cómo tranquilizarme con este hombre cerca.

-¿Te pasa algo? -me pregunta, aún sin soltarme.

Su mirada y la sonrisa lobuna en su rostro me lo dice todo, quiere saber si me afectó lo que dijo sobre "Marcarme". La verdad es que sí, pero no quería que lo supiera, me avergonzaría demasiado.

-No... Todo está bien -digo nerviosa.

«No eres buena mintiendo».

De repente, me toma de la cintura, acercándome a él por segunda vez en la mañana. Estamos demasiado cerca, y tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para poder verle la cara.

-¿Que pasaría si te marcara? -me pregunta en tono ronco.

Me muerdo en labio inferior. Si, ya saben que lo imaginaba desde hace rato, pero la verdad no sé que responder. El corazón se me acelera con la mirada que me dedica.

Dios de todas las cosas sexys, ayúdame.

-Tengo que ir al baño -es lo único que se me ocurre para evadir la situación-. Necesito bañarme.

Intento alejarme, pero vuelve a tomarme entre sus brazos. Creo que no era casualidad que fuera tan fastidioso.

-¿Y si nos bañamos juntos? -en sus ojos la picardía es lo que más resalta- Vamos, por favor. Responde mi pregunta.

-Bueno -me puse nerviosa-... Yo, no sé, jamás lo había hecho.

-Ay, puedes aprender.

La petición indirecta me hace respirar profundo y la verdad no sé por qué aún no me alejo. Su mano sube y baja por mi espalda empeorando mi estado.

«Vamos Kaly, sabes que no te molestaría bañarte con él».

¡Cállate!

«¿Que?, es la verdad. Eres más virgen que el aceite de oliva».

Ve a ver si la marrana puso...

«¡Que soy tú!»

-¿Discuten mucho? -Dereck interrumpe mi discusión conmigo misma.

-¡Deja de meterte en mi mente! -digo exasperada.

Aprovecho que se está riendo para alejarme y subir las escaleras a la velocidad de la luz. Voy a la habitación, pero justo cuando iba al baño para hacer pis, tocan la puerta «Si tan solo Dereck dejara de joder».

-¿¡Qué carajos quieres, Dereck?! ¡Vete a joder a tu abuela y déjame en paz! -abro la puerta, pero no es Dereck quien está detrás de esta.

La rubia alta parece asustada y me mira como si estuviese loca. Desvío la mirada, ya he pasado vergüenza dos veces está mañana ¿Qué tienes contra mí, universo?

-¿Por qué gritas? Solo vine a ver como estás -Dice la rubia con una sonrisa, pasa y se dirige a la cama tanteando para que me siente junto a ella- ¿De qué hablaban tú y Dereck hace rato?

Se siente tan raro hablar con alguien que no sea mi madre, he hablado con algunas personas, pero mi madre era mi amiga, la única que tuve y que ella se preocupe por mí o simplemente me hable como si fuera mi amiga es extraño... pero lindo a la vez. Siento que puedo confiar en ella, algo me lo dice.

Me siento junto a ella en la cama.

-Me preguntó... Que qué pasaría si me marcara -sus ojos redondos se agrandan con sorpresa y no puedo aguantar la sonrisa.

-¡¿Es serio?! -casi grita y yo asiento tapando mi cara con ambas manos.

-Sí... -tomo una almohada y la pongo sobre mi cara.

-Le gustas mucho -dice de repente.

Hago la almohada a un lado, mirando fijamente al techo. No lo había detallado tanto como para pensarlo, pero sabía que le gustaba, de no hacerlo no me hubiese traído aquí. Pero me da miedo sentir algo por él...

-¿Tú crees? -sigo mirando al techo.

-¡Claro! Nunca lo había visto tan loquito por alguien, a veces suele ser muy serio y amargado -se ríe.

¿Dereck serio? No me lo imaginaba, de hecho creía que era un tanto inmaduro. Pero al recordar cómo le había hablado a Zac en la cabaña, podría ser.

-Y ...¿Te gusta aquí? -se acuesta a mi lado.

Muerdo mi labio inferior, pensándolo por un momento. Lo que había visto de este lugar era realmente hermoso, pero el miedo no se me quitaba aunque quería ocultarlo en algún rincón de mi mente.

Y ese es el problema, nunca supe cómo manejar el miedo, y como ya dije, mi mente siempre me juega sucio lo cual no me ayuda para nada. Respiro profundo antes de contestar:

-Esto es... Muy extraño para mí ¿Sabes? He estado toda mi vida acostumbrada a un solo lugar. Yo... Solía vivir en mundos de fantasía, que no eran reales. Pero que este lugar exista -me cuesta un poco hablar, pero aun así sigo-... que ustedes existan se siente como un sueño. Extraño a mis padres y no sé si volveré a verlos. Ellos son lo único que tengo. Es que... Ni siquiera sé como reaccionar a esto, todo pasó tan rápido.

»Siento cosas que nunca he sentido por Dereck, pero me da miedo acabar como una de esas historias donde todo sale mal. No sé lo que es el amor -se me escapa una risa -. He leído miles de historias sobre ello, pero nunca me he enamorado de alguien que no sea una persona ficticia. Sé que le gusto a Dereck, y no sé cómo sentirme al respecto, pero... ¿Y si solo es eso? ¿Y si no está enamorado? A veces me pregunto si es real, si voy a despertar pronto... Quisiera que todas mis preguntas sean respondidas, quisiera que mi cabeza dejara de pensar en esto desde que lo conocí a él.

Sin darme cuenta me estaba desahogando con Lyla, lo estaba soltando todo mientras ella me escuchaba con atención, como si no le aburriera. Me incorporo en la cama para encararla, nerviosa por lo que llegara a decir, de sí se burlaría en mi cara... Pero no lo hizo.

-No sé que pasaría si yo estuviera en tu lugar, Kaly. Pero lo que sí sé, es que todo esto se va a resolver, tus preguntas se van a responder. Vas a volver a ver a tus padres, Dereck nunca te quitaría ese derecho. Y con el paso del tiempo vas a descubrir qué es lo que sientes por él. Y si, fué algo precipitado, pero las cosas que no son planeadas salen mejor. Quiero que sepas que aquí tienes a una amiga, siento que te conozco de toda la vida. No temas en desahogarte, que es bueno hacerlo -ella me da una cálida sonrisa y se levanta-. Creo que te ibas a bañar, así que te dejo para que lo hagas, nos vemos más tarde.

Desaparece por la puerta, dejándome confundida. No se rió de mí, no me juzgó como lo hacían muchos y es que no se porque el mundo no tiene más personas como ella. No me conoce del todo y aun así me escuchó.

Suelto un largo suspiro y me dirijo hacia el baño. Miro mi reflejo en el espejo, en seguida veo mis ojos rojos.

¿Que siento por ti, Dereck?

¿Por qué tengo miedo de... amarte?

«Si no es que ya lo haces».


‡«♡»‡

-¡Joder, solo salta! Ya te dije que voy a atraparte -me susurra Dereck desde abajo del balcón.

-¡Está muy alto! -le grito, negándome a saltar desde aquí.

No quería hacerlo, pero creo que saltar desde una ventana y que él me atrape se ha vuelto un hábito. Si no me atrapa quedaré pegada como sticker en el piso. Dereck gruñe, exasperado y vuelve a susurrar con fuerza, no muy alto como si temiera a que lo escucharan.

-¡Ya te dije que te voy a atrapar, salta! -me insiste.

-¡¿Y por qué no salimos por la puerta principal como lo hace la gente normal?! -refute.

-Porque mi papá está abajo y no puedo salir a estas horas de la noche.

Así que se va a escapar... Chico malo. Me alejo un poco del barandal, pensándolo, aunque también es para molestarlo un poco.

-¡Si no saltas en serio comenzaré a tratarte como a una prisionera! -me chantajea, pero se que jamás sería capaz de hacer eso.

-¡No te atreverías!

-¿Quieres ver? ¡Solo salta!

Suspiro derrotada, subiendo los pies en el barandal para impulsarme. Desde aquí Dereck se ve como una hormiga... Y se supone que tiene que atraparme, así de alto está.

-¡Ahí voy! -le aviso, saltando al vacío.

Si quieren una representación gráfica de mí saltando, pues parezco una gallina a la que lanzaron desde un lugar alto. Ellas no vuelan y se ven desesperadas por hacerlo para no terminar aplastadas contra el piso.

Eso soy yo ahora, una gallina asustada intentando volar para no morir.

Siento un vacío en el estómago. Mientras caigo no veo a Dereck. Lo primero que pasa por mi mente es que voy a morir y no me despedí de mis libros, es decir, ¡Son mis libros!

Cierro los ojos con fuerza y... Caigo en algo suave. No, mejor dicho, alguien suave.

-¿Todo bien por ahí? -escucho la voz aterciopelada de la criatura que me atrapó, se transformó de nuevo en su forma de lobo.

-Ah -no hay atisbo de dolor por ningún lado, pero rectifico que todo esté bien-... sí.

-Bien -avanza a paso un poco lento, pero luego incrementa la velocidad hasta que mi melena pelirroja se mueve con el viento.

Pasamos por casas, y el bosque no parece tener fin. Hasta que, de repente, cambiamos a un lugar más abierto, no hay árboles y todo es tan... sombrío. El panorama consistía en montañas gigantes, llenas de lo que parecía ser... ¿Lava?

A lo lejos también podía verse un castillo, en la cima de una de las montañas. Pero era realmente gigante, tanto que apostaría a que se ve desde cualquier lugar. Miro arriba, y lo que pasa por mi campo de visión me dejó anonada, era un hombre, pero, tenía unas alas gigantes con las que volaba por el cielo.

-¿Dónde estamos? -me sostengo de su pelaje con algo de miedo.

-En el territorio de los demonios -dice calmo, todo lo opuesto a lo que yo siento-. Tenemos que pasar por aquí para llegar al territorio de las hadas.

-¿Por qué vamos allá?

-No voy a decirte aún, pelirroja ¿Puedes dejar de preguntar?

Bufo, no tiene que ser tan grosero. Me cruzo de brazos, él aún corre a la misma velocidad y por soltarme de su pelaje casi me caí. Suelto un chillido y vuelvo a la misma posición.

-Pero no te caigas -Dereck ríe.

-Si, si, como sea -intento hablar como si nada hubiese pasado, pero él sigue burlándose.

Las nubes rojas son reemplazadas con montañas altas, árboles y luciérnagas de todos los colores. Parecía un páramo, pero era... Simplemente hermoso. Un río estaba a nuestra izquierda iluminado por la luz de la luna llena y a medida que pasábamos veía como pequeñas cositas revolotean de aquí para allá «Hadas».

Nos desviamos, alejándonos del río. Subimos unas de las montañas a gran velocidad y no sé cómo es que Dereck no se ha cansado aún con todo lo que ha corrido. No sabía a dónde me llevaba, pero solo estaba concentrada en admirar todo.

Dereck se detiene cuando llegamos a la cima. Me bajo de su lomo y me quedo impresionada. Puede verse todo desde aquí, las montañas el río y mucho más allá, lo único que iluminaba todo era la luna.

-Y ¿Que te parece? -Dereck se pone a mi lado.

-Esto es tan... Hermoso -giro mi cabeza para mirarle a los ojos.

-Si... ¿Podrías voltearte un segundo para poder ponerme la ropa? -me dice él y yo me quedo tan confundida que termino escaneando todo su cuerpo.

-¿Cómo que ponértela...? -fijo mi vista en él y... Está como Dios lo trajo al mundo.

Encuerado, desnudo, mostrando todo... ¡Y yo mirándolo! Pero me volteo antes de poder ver mucho más de lo que ya hice.

-¡Ah! ¡¿Por qué estás desnudo?! -grito aterrada.

-Mi ropa se rompió cuando me transformé -dice calmado.

Lo dice como si no estuviese pasando nada ¡Pero está desnudo! Y yo lo ví.

-Solo tápate ¿Quieres? -pongo una de mis manos en mi cara para no ver más de él.

Dios de todas las cosas sexys ¿Por qué tuviste que dotarlo tan bien?

Ahora no puedo ver nada de su cuerpo, pero mi mente sigue repitiendo su imagen. Me doy una cachetada mental para entrar en razón.

-Bien, ya voy a vestir -se carcajea.

-¡Rápido! -le exijo.

Cuando por fin está con la ropa puesta nos sentamos en una de las grandes rocas que están en el suelo.

-¿Para qué me trajiste aquí? -pregunto dudosa.

-Quería que vieras todo esto. Dime, ¿Qué te parece? -pasa sus brazos al rededor de mi cintura, pero no le tomé importancia.

-Es increíble -suspiro.

-Así es como yo te veo, pelirroja.

Mi sonrojo es inmediato, y es que no sé porque me afecta tanto. Sin darme cuenta estaba pegada a él, mi cabeza reposaba en su hombro, no me moví... No lo hice, se sentía bien y a él no parecía molestarme y la verdad es que a mí tampoco.

-¡Aww! No sabía que podías ser tan cursi, Hams... Además de idiota -me río.

-Yo te hago un cumplido y tú solo me dices idiota -imita mi voz, pero mal, muy mal y demasiado chillona.

-Yo no sueno así -ahora yo lo imitó a él.

-Pues yo tampoco sueno así -me imita de nuevo y decido no seguir porque, si lo hago, dudo que terminemos de burlarnos entre nosotros.

Nos quedamos en silencio, yo simplemente contemplando la vista y él no sé que está haciendo, pero lo importante es que está. Por un momento quita su brazo de mi cintura, pero no le digo nada. Visualizo diferentes zonas, el bosque, una parte nublada, y la que tuvimos que pasar para llegar aquí, aunque se ven muy pequeñas desde aquí.

-No sabía que este lugar se dividía en zonas -le señalo el panorama.

-Cada territorio le pertenece a un clan diferente, y cada uno tiene su líder. Pero hay una persona que, a pesar de ser el líder de una especie, también lo es de todo Draflyn, y ese es mi padre. El poder siempre le perteneció a los lobos y al próximo que le toca llevar todo eso en sus hombros es a mí -mientras me lo explica no parece muy contento.

No me determina y parece concentrado en una sola cosa, sigo su mirada que se mantiene en sus manos. Tiene lo que parece una pequeña piedra brillante, similar a una gema. En la otra un pequeño cuchillo, parece estar tallando algo.

-Entonces... ¿Tu padre tiene cierto poder en los líderes de cada raza? -le pregunto, aún mirando lo que hace.

-Si, se podría decir que sí.

-¿Y qué fue eso que tu padre menciono cuando discutieron?

-¿Qué? -sus orbes color verde me miran, con algo de fastidio, como si supiera que voy a sacar el tema de Mikaela de nuevo... Y la verdad es que sí, je.

-Que le molestaba el hecho de que estuviste con Mikaela solo porque era la hija de la persona que lo intentó matar muchas veces, era... ¿Víctor? ¿Quien es él?

Pero no solo quería saber de Mikaela, sino también de Víctor. Solo quería aclarar las dudas, y si era tan malo como lo dió a entender su padre.

Simplemente no quería que este mundo fuese el país de las maravillas, yo Alicia y ese tal Víctor quien me quiere cortar la cabeza. De solo imaginarlo me da escalofríos.

-Ah - Dereck parece aliviado-. Víctor, gobernante vampiro -hace su voz más grave para que suene graciosa.

Río y niego con la cabeza. Era momento de que me dijera algo sobre Mikaela, pero para que lo hiciera tenía que romper el hielo un poco.

-Es decir -juego con un mechón de mi cabello-... Que te gustaba la hija del enemigo de tu padre -fue más una afirmación que una pregunta-. Un... ¿Amor prohibido?

Noto que el ambiente se pone tenso, todo lo contrario a lo que quería hacer, y la expresión enojada de Dereck me lo demuestra. Lo codeo, subiendo y bajando mis cejas con picardía.

Termina bufando y un atisbo de sonrisa aparece en su rostro.

-Era algo así, pero de todas maneras mi padre termino enterándose -devuelve la vista a sus manos, dónde la verdad no sé que está haciendo-. Pero terminé con ella, porque... Digamos que es muy explosiva.

-¿Por qué? -pregunto, haciéndome la que no sabe nada.

Pero estoy logrando que me hable de ella, ¡Y sin discutir! No como lo habíamos hecho anoche.

-Bueno, ¿Recuerdas a Rúbi?

-Claro -río ante el recuerdo de la conversación que tuvimos.

-Pues, intentó matarla... dos veces -dice como si fuera lo más normal del mundo.

¡¿Cómo es que alguien podría intentar hacerle daño a alguien tan agradable!? Bueno, no era como si hubiésemos hablado mucho, pero igual estaba impactada por como Dereck lo había dicho.

-¡¿En serio?! - pregunté asombrada, casi en un grito.

-Sí. Rúbi es como una hermana para mí y Mikaela confundió las cosas. Pero da igual, no tenía que hacer eso. Terminé con ella en seguida, y a pesar de eso sigue celándome de cuánta chica se me atraviese. Está loca -mientras lo dice parece no afectarle.

Estaba claro que la había dejado atrás por todo lo que había hecho. Dereck decidió defender a su amiga, decidió defender lo que creía bueno y eso lo admiro.

No podía imaginarme a mí defendiendo a alguien, ni siquiera puedo hacerlo conmigo misma. Sentía que se necesitaba mucho valor, el cual no tenía y eso me molestaba.

Me molestaba no poder hablar con alguien tan cómodamente, me molestaba que, cada que trataba de hacer algo al respecto las barreras de mi mente me lo impedían.

Me sorprendo cuando Dereck vuelve a poner su brazo al rededor de mi cintura y me abraza de medio lado, obligándome a recostar mi cabeza de nuevo en su hombro.

-¿Qué tienes, pelirroja? -me pregunta, recostando su mejilla sobre mi cabeza.

-Nada, es solo que -hago una pausa, intentando encontrar las palabras-... Esto es tan extraño para mí.

-Sí, puede ser algo abrumador. Pero yo estoy aquí y no quiero que lo olvides, me tienes a mí... no estás sola. -planta un casto beso en medio de mi cabeza.

Que me diga todas esas cosas es tan raro, y lindo a la vez. Él era lindo, y su manera tan peculiar de mirarme me daba a entender que yo era la única estrella en su galaxia.

-Gracias, Dereck -y sin pensarlo le beso la mejilla.

Devuelvo mi vista hacia el panorama. Está parte era gigante, y a diferencia del bosque, este si tenía montañas, y más allá, el árbol gigante que ví desde la casa.

-¿Cuántos territorios son? -le pregunto, ya que anteriormente no me dijo que especies habitan en este lugar.

-Cuatro en total. El de lobos, hadas, vampiros y demonios -los enumera con sus dedos-... Y bueno, los ángeles están tan arriba en el cielo que no se consideran parte de Draflyn, nunca bajan.

-Entiendo -hago una pausa-... ¿Ella te gustaba?

Pregunté de repente.

Él sabía a lo que me refería, y la verdad es que no tenía idea de porque volví a sacar el tema si sabía que terminaríamos discutiendo, o tal vez no. Dereck suspira y yo me muerdo el labio inferior, ya escupí la pregunta y ya no hay manera de borrarla.

¿Cómo se despregunta una pregunta?

-En su momento sí, o al menos lo creí. Pero no me gusta ahora, te lo dije, Mikaela ya no importa -toma mi mano-. A mí solo me importas tú ¿Puedes entender eso o te pondrás terca de nuevo?

Niego con la cabeza, ya que las palabras no salen de mi boca. Vuelvo a hipnotizarme con las esmeraldas que tiene como ojos, vuelvo a caer en sus orbes como lo hice en el instituto, en el bosque, en la feria, en la cabaña...

No me daba cuenta de la cercanía que tenían nuestros rostros, y va incrementando hasta que nuestras narices se rozan y mi aliento se funde con el suyo.

-¿Por qué tienes que gustarme tanto, pelirroja? -sus ojos se oscurecen y se me acelera el corazón.

Me acerca más a su cuerpo, yo no me alejo, ni siquiera un poco y la verdad es que no quería.

-Tú deberías saber la respuesta... ¿No? -junta nuestras frentes.

-No, la verdad es que no, ¿Podrías refrescarme la memoria? -su voz suena más ronca de lo normal «Joder».

Solo tuve que acercarme un poco para poder posicionar mis labios sobre los suyos. Inició como el beso que nos dimos en la cabaña, luego siento una pequeña mordida en mi labio inferior, con esa acción mis labios quedan entre abiertos y lo profundiza.

Dejo que su lengua se aventure dentro de mi boca y juegue con la mía, cuando rozan una corriente eléctrica viaja por todo mi cuerpo y los bellos de mi nuca se erizan.

«¿Cómo me llamo?, ¿Cuánto es dos más dos?».

Humedece, muerde y succiona mis labios con vehemencia y sin compasión, sin descanso... Pero terminamos con la respiración agitada por la falta de oxígeno.

Se separa y me mira a los ojos, pero yo no puedo parar de ver cómo han quedado sus labios «Rojos e inchados». Trago grueso, esforzándome para verle a los ojos.

-Yo... Deberíamos regresar ¿No crees? -es lo único que logra salir de mi boca.

-Ah, sí, tienes razón. Ya es muy tarde -se levanta de la roca y me da la mano, ayudándome a levantar.

Vuelve a convertirse en lobo. Me dió algo de pánico cuando comenzó a quitarse la ropa de nuevo, pero ya estaba acostumbrada a que este hombre me acelerara el corazón a cada nada.

Regresamos de la misma forma en la que vinimos, se sentía bien cuando el viento golpeaba mi rostro y mi cabello ondea con él.

Volvemos al bosque, pero antes de llegar a su casa, siento que me observan. «No otra vez» Por mi mente solo pasó un recuerdo y fue el de anoche, dónde sentí exactamente lo mismo. Giro mi cabeza hacia los lados, y aprieto más el pelaje de Dereck cuando, la misma silueta que ví ayer, está detrás del mismo árbol.

Esto me está empezando a asustar, ya son dos veces en las que veo a ese desconocido y la verdad me da mala espina. Parecía una sombra, camuflando su cuerpo entre los árboles.

-Hey, ¿qué pasa? -me pregunta de repente, haciéndome sobresaltar.

-Eh... no, nada. Sigamos, solo estoy cansada -bostezo, en realidad si tengo sueño.

Me pide que me baje y se transforma de nuevo. Me parecía interesante como lo hacía, ya que su pelaje era reemplazado por su piel humana con gran rapidez. Creo que jamás me acostumbraría a verlo hacer eso.

Quito las manos de mis ojos cuando vuelve a vestirse... la verdad es que había visto más de lo que debería, pero aún me daba algo de pena volverlo hacer.

-Hay que subir por aquí -me señala un gran árbol el cual está al lado de uno de los balcones-. Si mi padre se entera de que salí a estas horas me despelleja -dice mirando a su alrededor, con algo de temor.

Si fuera Dereck también le tendría miedo a su padre, aunque lo hago desde que lo conocí. Parecía un hombre serio, y cuando lo ves automáticamente sientes que tienes que respetarle o si no te irá mal.

-Joder, Dereck ¿Qué tienes con montarte en los árboles como un mono? ¿Me quieres matar? -le pregunto cruzando mis brazos sobre mi pecho

-Tranquila, no está tan alto. Ya hemos hecho esto ¿No es así, pelirroja? -me toma de la mano.

Me ayuda a subir al árbol sosteniendo mis caderas para alzarme. Me sostengo de la rama más cercana y me siento en ella mientras espero a que él se acerque para que me ayude a avanzar. Pero se sube en la misma rama en la que estoy, se sienta a mis espaldas y no se mueve, solo se queda allí.

Me volteo para verle, encontrándome con su sonrisa burlona de siempre. Tenía ganas de quitársela... Besarla... Quitarla...

«¡Por Dios, Kaly! Fue tu primer beso... Aunque, admite que te gustó».

¡No!

Sacudo la cabeza, vuelvo a mirarlo, encontrándome de nuevo con su sonrisa burlona y con sus ojos llenos de curiosidad.

-¿En serio fuí tu primer beso? -mierda, lo ha escuchado.

Me puse nerviosa, no iba a decirle que él fue el primer chico que besé. Sonará patético, pero estos labios han sido vírgenes por diecinueve años y me avergonzaba.

-¡Claro que no! -respondí, como si su pregunta fuera lo más absurdo que haya escuchado.

-¿También me negarás que no te gusto el beso que te dí? -acerca nuestros rostros, pero yo lo alejo, poniendo mi mano en le espacio que queda entre nosotros.

-Pues, no me gustó. -si me gustó, ¡Pero no iba a decirle y aumentar su ego!

-¿Por qué no lo comprobamos? -me susurra cerca del oído.

Se acerca de nuevo, intento retroceder, pero esta rama no es muy grande que digamos, y si me movía tan solo un poco me caería. Estaba a punto de besarme de nuevo cuando...

-¡¡DERECKK HAMS!! -grita una voz fuerte y gruesa.

Ambos saltamos del susto y Dereck comienza a mirar a todos lados buscando no sé qué. Se levanta y me ayuda a subir con rapidez, pidiéndome que haga silencio.

Me monto en las barandas del balcón, y al mirar por las puertas que son abiertas por Dereck me doy cuenta de que no es la misma habitación en la que había dormido anoche «Es la suya».

-¿Te vas a quedar ahí, o vas a pasar? -me pregunta, parado frente a mí.

-¿Por qué me has traído a tu habitación, Dereck? -le pregunto mientras paso.

-Fue lo primero que se me ocurrió -se encoge de hombros y yo lo miro mal-. Pero si quieres puedes irte, nadie te obliga a quedarte.

No lo escucho y solo voy a la cama, ni siquiera sé porqué estoy cansada si ni caminé, pero siento que la almohada me llama y le hago caso.

Escucho pasos por toda la habitación, y aunque tengo los ojos cerrados se que es Dereck. No sé que está haciendo, por lo que abro uno de mis ojos y lo veo buscar algo en su cajón. Creo que no se a dado cuenta de que estoy despierta.

Saca una pequeña cadena de collar, cierra el cajón y, en sus manos, parece tener un dije. Abro ambos ojos, y cuando iba a acercarme a él...

-¡Abran! ¡Sé que están allí! -gritan mientras tocan la puerta... No, golpean la puerta./

Es Édgar, nos va a matar, ya valimos.

Dereck no sabe que hacer y parece que está que se caga en los pantalones. Pone uno de sus dedos sobre sus labios en señal de que haga silencio y no dudo en hacerle caso cuando me imagino la bestia que debe de haber detrás de esa puerta.

-¡Abran! -insiste.

-Si, ya voy -Dereck se acerca lentamente a la puerta.

Bueno, Adiós Dereck, no se si tuviste una buena vida pero te extrañaré.

«Tienes que dejar de dramatizar todo, Kaly».

Antes de que pudiese abrirla, su padre se le adelanta, azotando la contra la pared y su hijo retrocede.

-¡¿Dónde estabas?! -el más alto se le acerca al menor, que no mueve ni un músculo.

-Si me dejas explicar...

-¿Qué hubiera pasado si los guardias de Víctor la hubiesen visto? ¿Y si la atrapaban? ¡¿Qué carajos habrías hecho?!

-¡Ya no soy un niño para que me andes reprendiendo por todo, joder! -Dereck se le acerca con una postura retadora.

-No me alces la voz... -su padre lo imita.

-¿O si no qué? -vuelve a retarlo y creo que ya no podría sentirme más fuera de lugar.

Me acomodo en la cama, incómoda y con ganas de salir corriendo.

-Mira, solo trato de... -habla Édgar, pero su hijo lo interrumpe de nuevo.

-Papá, estoy demasiado cansado como para tener una discusión contigo. Así que, por favor, ¿Puedes irte? -le señala la puerta.

-Hablaremos de esto mañana luego de hacer tus tareas

Dereck rueda sus ojos y su padre sale de la habitación ¿Y yo? Pues por el miedo creo que me hice pipí, pero nada más.

-Bueno, yo... Voy a ir a mi habitación -me levanto de su cama.

Pero cuando estoy a punto de salir me toma del brazo, haciéndome retroceder hasta su punto, quedamos frente a frente.

-Oye -su boca se abre y se cierra un par de veces como si no supiera que decir, solo saca el collar que traía hace un rato de su bolsillo y me lo enseña-... Hice esto para tí.

En sus manos reposa la cadena y lo que más llama mi atención es el dije que tiene en medio. Era una rosa tallada en un pequeño cristal «Lo que estaba haciendo hace rato».

Se veía impresionante, cada pétalo se diferenciaba del otro, era realmente detallado.

Le miro inocente, sin entender porqué lo había hecho para mí. Me ayuda a ponerlo en mi cuello, me volteo y sostengo mi cabello para que pueda abrocharlo.

No dejo de mirarlo, es muy bonito y no tenía idea que Dereck tenía esas habilidades.

-¿Te... Quedas?, prometo que no haré nada que tú no quieras.

Me quedo contemplándolo por un rato, sus ojos expresaban súplica y es que se ve tan tierno.

-Bien -me quitó los zapatos y me tumbó boca arriba en la gran cama.

Dereck se sienta del otro, se quita la camisa y me deja ver su espalda y hombros anchos.

Tira la camisa al piso, se acuesta en la cama boca arriba igual que yo, se voltea y me descubre mirándolo. Me volteo de inmediato y me acuesto sobre mi costado, mostrándole mi espalda para que no vea mi notable sonrojo. De repente siento sus grandes brazos envolviendo mi cintura y su respiración en mi nuca «Dios, ayuda».

-Buenas noches, pelirroja.

-Buenas noches... Elefante.

Ya comenzaba a olvidar su apodo, él no dice nada y me besa la mejilla.

La verdad es que esto no está tan mal.

‡ «Mensajero» ‡

Sé porque hago esto, se para quien trabajo y de qué lado estoy... Pero tantos años y sigo sin acostumbrarme a la sensación de porquería que me recorre el cuerpo, cada que siento que traiciono.

Me escondo. Es lo único que hago desde ayer, desde que la humana apareció y ya siento lo que desencadenará su presencia. No le dije a Víctor, sabiendo lo que implica mentirle.

Él tiene razón en recordarme cada día de mi vida que soy egoísta por concentrarme solo en mí. Y también pude ser egoísta cuando no le dije que una humana ha venido a este lugar, porque yo seré la primera persona a la que reprenderá si se entera.

La pelirroja se voltea en mi dirección y temo a que me descubra...pero vuelve a concentrarse en Dereck.

Suspir con alivio, no puedo dejar que me vea. Ambos se suben en uno de los árboles cerca de un balcón. Me acerco para ver mejor cuando se quedan sentados por mucho tiempo en una de las ramas.

Mi altura me permite esconderme fácilmente entre los grandes árboles y escabullirme más fácil. Detienen sus movimientos cuando escuchan un fuerte e imponente grito «Su padre».

-¡¡DERECK HAMS!! -su padre se asoma por una de las ventanas de la gran casa.

El castaño agarra la mano de la chica, terminando de trepar como si su vida dependiera de ello. Los sigo con cuidado tapándome con los arbustos y troncos para que no me vean, entran al balcón para luego atravesar las puertas de este.

«Lo siento, Dereck».




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