Capítulo IV
Treacherous - Taylor Swift
‡ Kaly Mason ‡
Me paro en seco frente a la puerta. Pensé en si pasar al salón o ir a encerrarme en el baño, pero era difícil decidir teniendo en cuenta que quería verlo a él y a la vez no. Pero tampoco es que me iba a dar la vuelta y regresaría a mi casa.
¿Confuso? Si, mucho.
Todavía no terminaba de procesar el beso, no dejaba de pensar en él desde anoche. Ni siquiera sabía cómo actuaría Dereck o como debería hacerlo yo. Pero me armé de fuerzas, tomando el pomo de la puerta y pasando al aula. Allí se encontraba él, con la mirada perdida y adormilada «Parece que no soy la única que se desveló».
Verlo hizo que me acobardara e intento devolverme por donde vine. Aunque ya es tarde, ya se ha volteado para mirarme, y como si yo fuera lo que le alegrara el día, su rostro se iluminó y una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en él «Se ve tan lindo».
Suspiré derrotada, me acerco al asiento. Él se levantó y me saludó con un pausado beso en la mejilla, Dios, sentí que todos me miraban en ese momento.
Me sonrojé al sentir sus labios contra la piel caliente de mi mejilla. Me fue inevitable no imaginármelos sobre otro lugar, justo como la noche anterior, y la necesidad de volver a probarlos.
Me senté, y antes de poder hablar llegó el profesor. Siempre tan puntual.
Mi mirada pasó por mis compañeros al sentir como alguien parecía comerme con la mirada «Katherine».
Incómoda, me acomodé en mi asiento, limitándome a escuchar atentamente al profesor. Este nos recuerda el trabajo que teníamos por hacer.
Ah, adivinen... ¡Lo había olvidado!
-Kaly, ¿Lo haremos mañana en tu casa verdad? -me susurró Dereck muy cerca de mi oído, se me pone la piel de gallina. Esa suele ser una reacción normal en mí, me da escalofrío cada que me hablaban al oído.
Aclaro que si malpense lo que dijo, y puede que algunas imágenes pasaran por mi mente al pensar en aquello.
Creo que tengo que dejar la lectura para adultos por un buen tiempo ¡Pero es muy difícil!
Le respondo brevemente con un «De acuerdo» prestando atención a lo que va de clase.
‡ «♡» ‡
El comedor estaba abarrotado de chicos y de ruido, y a pesar de que mi mesa estaba algo apartada no dejaba de sentirme incómoda. Como todos los días, Dereck se sentó a mi lado. La tensión e incomodidad entre nosotros no desaparecía.
-Pelirroja -me llama alejando mi atención de mi Sandwich-. Siento que todo está muy incómodo después de -carraspea-... lo que pasó ayer.
«Oh ¿En serio, Dereck?No me había dado cuenta de que la incomodidad entre nosotros se podría hasta cortar con un cuchillo, para nada».
-No sabía que podías ser sarcástica, pelirroja -dice Dereck en medio de risas roncas.
¡Ah, ¿Cómo hace eso?!
-¡Deja de leerme la mente!... Es raro.
-Bien, Bien -para de reír-Escucha, no quiero que lo de ayer afecte nuestra... ¿amistad? -se preguntó a sí mismo lo último-. Solo olvidémonos de eso por el momento, ¿si?
Como si fuera tan fácil olvidar ese beso, sus manos sobre mi cabello... Su sonrisa... Sus ojos... Cómo se sintió... ¡Simplemente no podía!
Asiento y él también lo hace, como si fuese un acuerdo. Nuestras miradas se conectan, y es que no sé cómo quiere que me olvidé del maldito beso si me mira así todo el tiempo. Me confundía, Dereck me confundía.
Comemos en silencio, sentía la necesidad de decir otra cosa, pero no sabía que. Dereck no se veía afectado, parecía que lo de ayer no le afectó en lo absoluto mientras yo solo quiero meter mi cabeza en el hoyo que debí cavar hace una semana.
Mi espalda se arqueó repentinamente cuando sentí un líquido espeso y frío bajar desde mi cabello.
-¿Qué...? -Me levanté y ví a mis espaldas a Katherine, con una falsa cara de preocupación y un vaso vacío de malteada.
-¡Lo siento muchísimo! De verdad no fue mi intención... Deberías ir a lavarte ¿No crees?
Todo el comedor quedó en silencio absoluto, luego escuché como todo el lugar se fundía en risas, todos reían, todos se reían de mí.
Sin pensarlo salí corriendo al baño y me encierro en uno de los cubículos.
-Hey, ¿Estás bien? -pregunta una chica detrás de la puerta.
No contesté, traté de hacerlo, pero mi respiración estaba descontrolada y mis manos temblaban como hojas al viento. Escuché como la puerta del baño se cerró, rectificándome que la chica ha salido.
Inhalo y exhalo profundamente, contando hasta diez en el proceso. «No hagas caso, Kaly. Son solo gente infantil que se ríe de los demás para sentirse mejor con ellos mismos».
Cerré los ojos contando de nuevo, pero solo logré llegar hasta el cinco cuando escuché la puerta abrirse de nuevo.
-Kaly... ¿estás bien? -reconocí la voz de Dereck, preguntándome con preocupación.
Me puse nerviosa, no quería que me viese así. Tal vez se burlaría de mí; eso pensaba mi mente, pero, en el fondo sabía que jamás lo haría, él no era así.
Me debatí en sí salir o quedarme allí, no quería escoger ninguna de las dos, solo quería tener una varita mágica y desaparecer para alejarme de todo y de todos.
Pero, no quería ser cobarde, no con él. Me armé de fuerzas y abrí la puerta, apenas salí del cubículo Dereck me rodea con sus brazos, enterrando mi cara en su pecho e inhalando su embriagador olor a pino.
Así pasamos un gran rato, hasta que decido separarme, aunque él no parece querer hacerlo. Mire mi reflejo en el espejo e hice una mueca al ver lo horrible que ha quedado mi cabello que ahora es una combinación de batido de fresa y nudos.
-Ven, pon la cabeza aquí. -señala el lavamanos.
Lo miré confusa, pero hago lo que me dice colocando la cabeza dentro. Empieza a salir agua de la llave, empapando mi cabello mientras las manos del castaño quitan con ayuda del agua el líquido espeso. Hace círculos en mi cabeza con la yema de sus dedos, que me hace cerra los ojos. Cuando quita toda la suciedad por completo, toma mi cabello entre sus manos, exprimiendo el exceso de agua.
Me dice que coloque mi cabeza bajo el secador de manos para que se seque un poco más. Me pide la sudadera sucia, me la quito y se la doy yendo al secador.
Me agaché y agradezco que Dereck esté mirando a otro lado, ya que la posición es incómoda, dure un buen rato allí hasta que todo mi cabello quedó un poco más seco, aunque un poco desordenado.
Doy media vuelta para verlo, y le sonrío con gratitud cuando me da la sudadera.
-Gracias, elefante.
-De nada, pelirroja -carraspea y vuelve a hablar poniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón-. Por cierto, no está tan mal lo de elefante, es tierno.
Aprieto los labios conteniendo la risa- ¿Vez? No era difícil aceptar que te gusta...
El sonido repentino de la puerta me interrumpe y nos hace saltar a los dos por el susto. Tres personas aparecen: Kathy; la psicóloga del instituto y también la mía, la señora Callaghan; la directora y otra chica que no reconozco.
-¿Qué estaban haciendo ustedes dos? -nos pregunta la directora, mirándonos con enojo.
-Eh... -intento explicar la situación sin que se malinterprete, pero terminé balbuceando por el nerviosismo.
Solo estaba rogando porque no pensara nada extraño.
La psicóloga mira a Dereck en busca de una mejor explicación.
-Yo solo quería ayudarla a lavarse... eso sonó mal -dijo lo último en un susurro, intentó hablar de nuevo, pero la Sra. Callaghan lo interrumpe más enojada de lo que está.
-Primero que nada, usted no tiene que entrar al baño de mujeres -señala a Dereck, que tiene cara de susto-. Y usted -me señala a mí-, puede lavarse muy bien sola.
-Yo... -no sabía qué decir.
-Kaly ¿Qué te pasó?-me pregunta Kathy.
No sabía que contestar, ¡No sabía nada! ni siquiera podía pronunciar palabra alguna con la mirada de la directora puesta sobre mí.
Kathy se acerca al oído de la directora, susurrándole algo que no logro escuchar.
-Muy bien -la señora Callaghan sube ambas manos en rendición-. Quedan castigados, vuelvan a sus casas, no volverán a clases hasta el lunes que los vea en detención.
Quiero refutar, pero no puedo cuando ya se han ido del baño «Mierda».
-Entonces... ¿Eso significa que tendremos el día libre? -preguntó Dereck de manera divertida e ingenua a la vez.
-No... En realidad si, pero es malo. Tendremos faltas en nuestras clases y... -no sabía cómo explicarle para que entendiera ¿Acaso nunca lo habían castigado en la escuela?
-¿Sabes qué? Lo vamos a aprovechar... Vamos -me toma de la mano y me lleva fuera del baño, caminando hacia la salida del instituto.
-Espera ¿A dónde?-pregunte tratando de seguirle al paso, sus piernas son mucho más largas que las mías así que era algo difícil.
-A un lugar. -Dice de manera sarcástica.
-No sabía que podías ser sarcástico, Hams -utilizo sus palabras de hace rato, tratando de molestarlo.
Lo escuché reír. Una suave ráfaga de viento y lluvia nos golpeó cuando salimos del edificio, trato de volver a dentro, pero él me retiene y señala en dirección al bosque, poniéndome los pelos de punta.
-No hay mejor sensación que la lluvia golpeando tu piel mientras corres por ese bosque.
-Dereck, todos los que entran allí no salen ¿Por qué no mejor vamos por un chocolate caliente y...?
-Cobarde.
Espera, ¿Qué dijo?
-¿Disculpa? - pregunté confundida al adjetivo que me había puesto ¿Yo? ¿Cobarde?... Bueno, tal vez lo era, pero no quería que me lo echara en cara.
Le tomé de la mano, arrastrándolo en dirección al bosque. No sé que por qué quería demostrarle con aquella acción que, probablemente, no era tan cobarde ¿Por qué me importaba tanto demostrarle que tenía al menos una pequeña pisca de valor?
El rió por lo bajo, sabía que quería provocarme, y claro que lo había logrado.
Sin soltarnos de la mano, comenzamos a correr por el bosque, dude, pero no me detuve. El viento nos arropaba y la lluvia mojaba las ramas delgadas de los enormes árboles, al igual que nuestros cuerpos. Tapaban gran parte del cielo, era algo oscuro y la niebla no ayudaba en casi nada, y podría verse oscuro, pero al correr de la mano con Dereck a través de ese bosque...Me sentía segura y libre.
Me sentía como un ave saliendo de su jaula para empezar a volar.
Sentía que con él no iba a pasarme nada malo...
Comprendí que nadie podía hacerme sentir como lo hacía Dereck.
El bosque se veía interminable, hacía frío, pero nada de eso nos importaba. Para mí, cada cosa que veía aquí me parecía hermosa, si tan solo hubiese entrado antes.
En un momento los dos resbalamos y caemos en la húmeda tierra, ahora convertida en pequeños charcos. Reímos a carcajadas por nuestra torpeza.
Dereck me ayuda a levantarme del lodo, sin dejar de perder el contacto visual.
-¿Qué te dije? -me pregunta de manera burlona.
-Si, sí... El bosque es realmente hermoso -respondí, en contra de mi orgullo que acababa de descubrir.
-¿Sabes que es más hermoso que este bosque?...
Toma mis manos y las coloca detrás de su cuello, las suyas se posicionan en mi espalda, pegándome totalmente a su cuerpo y mi cara queda a centímetros de la suya.
-¿Qué?
-Tú... -roza sus labios con los míos.
El beso que tanto había deseado repetir estaba sucediendo. Sus labios se movían suavemente sobre los míos, mientras disfrutaba cada pisca de él, de este momento.
Todo dejó de existir para mí, la lluvia, el viento... Es como si el bosque fuese nuestro propio mundo, donde podíamos ser nosotros mismos sin que alguien nos dijera palabra alguna.
Mis manos se hunden en su cabello mojado, acercándonos más. Su lengua toca mis labios pidiendo paso a mi boca, de un momento a otro hace contacto con la mía, y en ese instante... mi mente se apagó, no quería pensar en nada, ni en nadie.
Me gustó el beso de la feria, pero este... Era mucho más lleno de sentimientos por parte de los dos, unos que nunca había sentido.
Tenía miedo de descubrirlos, pero no hacía más que aumentar mis ganas de hacerlo.
Paramos por falta de aire, pero aún así nos mantenemos abrazados, como si no quisiéramos soltarnos nunca.
-Creo que... Hay que volver -le dije en un susurro.
-Si -nos soltamos, tomando algo de distancia.
Ahora que puedo ver mucho mejor mis alrededores... No sé dónde carajos me encuentro, ni por dónde regresar.
-Tranquila, me sé el camino -Dereck tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos.
Parpadeo varias veces, intentando averiguar si lo que ven mis ojos no es un espejismo. ¿Qué pasará ahora?, ¿Seguíamos siendo amigos?Diablos, mi cabeza era todo un lío, llena de preguntas a las que no tenía respuesta, pero no era eso lo que tanto me confundía.
Me preguntaba el por qué me había gustado tanto ese beso, el por qué quería demostrarle a Dereck que yo era más que una niña miedosa, o por qué simplemente actuaba diferente con él.
Mis zapatos quedan todos cubiertos de lodo y ramas, en realidad estoy toda sucia, y Dereck no es la excepción. Sí, tendría que inventarme una excelente excusa para decirle a mis padres.
Me matarían si supieran que entré a este bosque. Pero, lo hice y no me pasó nada... ¿Por qué todos le temían?
Salimos del cúmulo de árboles, aún tomados de la mano.
-Oye, pelirroja -me llama, captando mi atención de inmediato.
-¿Si?
-A las cuatro de la tarde te asomarás en tu ventana, te tengo una sorpresa. -me le pare en frente.
-¿Cuál sorpresa?-le pregunté con los brazos cruzados sobre mi pecho, sabía que no me diría nada, pero intentar no estaba de más.
-Ah, no me sacarás información, pequeña pelirroja curiosa -vuelve a llamarme como lo hizo ayer en la feria.
-Vamos, no te cuesta nada decirme... ¡Hams, no escapes de mí! -le grité cuando comenzó a trotar.
Ni siquiera estaba corriendo y aun así era difícil alcanzarlo.
‡«♡»‡
Estoy castigada.
En mi vida había pensado en esas palabras, pero sí, estoy más que castigada. Le conté a mi madre lo que pasó en la escuela, pensé que me iba a decir algo como "No fue tu culpa" o "Ese castigo fue injustificado, solo que una chica insoportablemente odiosa te derramó una malteada en el cabello y un chico amable entró contigo al baño y te ayudó a limpiarte, luego corrieron por el bosque y se besaron".
Bien, lo último tal vez no ¡Pero yo no era irresponsable! Solo fué un simple malentendido.
Al contarle de mi desgracia, omití la parte en la que corrí por el bosque con Dereck. Dijo que no saldría de mi habitación o a ninguna otra parte, y no es que lo hiciera mucho.
El reloj que yacía sobre la puerta de mi habitación empezaba a marcar las cuatro de la tarde, esperaba ansiosa por la sorpresa que me daría Dereck, él de alguna manera había despertado mi curiosidad.
La aguja pequeña del reloj se movió al número cuatro junto con el minutero, mientras la aguja pequeña se movía sin cesar contando los segundos «Las cuatro en punto».
Mi ventana daba a mi patio trasero, miré por ella y divisé algo moviéndose entre los arbustos que rodeaban la casa. Abrí mi ventana, saque mi cabeza por ella, y de los arbustos salió Dereck, sorprendiéndome.
Miró hacia los lados, verificando que nadie lo esté viendo, cruza mi jardín trotando hasta el árbol que está justo debajo de mi ventana.
-¡Kaly! -me llama desde abajo.
-¿Y ahora qué? -le pregunté en forma de molestarlo un poco, me muerdo el labio inferior conteniendo la risa.
-¿Acaso se te olvidó mi sorpresa?
-No me quisiste decir que era, así que... -dejo las palabras en el aire, él se cruza de brazos mirándome condescendiente.
-Ahora verás. Baja y te llevo. -se me quita la sonrisa y mi ceño se frunce, confundida.
-¿Planeas secuestrarme, Hams?
-Tal vez.
Ruedo mis ojos al cielo.
-¿Y como se supone que voy a bajar? Estoy castigada...
-Ah, está bien. Entonces me iré, y yo que quería llevarte a comprar los libros que quisieras...
-¡¿Cómo?! -grite de sorpresa, pero tape mi boca con ambas manos con tenor a qué mis padres me escucharán, bajé la voz- ¿Cómo dijiste?
-Mi sorpresa era llevarte a comprar libros, ayer me dijiste que te gustaba mucho leer. Pero tranquila, será en otra ocasión. -se encoge de hombros, restándole importancia.
Ah no, él me va a llevar si o sí.
-¡Dereck, espera! -le grito-susurro antes de que pueda alejarse más, él se volteó con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
Sé que era un truco para hacerme ir con él, pero si me está mintiendo le irá mal, muy mal. Nadie ilusiona a alguien diciéndole que le va a comprar libros y luego no lo hace.
-¿Ahora sí quieres ir?
-¡Por supuesto que sí! ¡Son libros, por Dios! Pero... ¿Cómo hago para bajar sin que me vean mis padres?
Su vista se traslada al árbol junto a mi ventana. No lo hará... ¿O sí?
Comienza a trepar por el tronco, se resbala con una rama y yo tapo mis ojos sin querer ver. Los destapo, y frente a mí está él, sentado sobre una rama.
-Ven, te ayudaré.
-Ah... No me gustan las alturas. -él me extiende su mano, pero miré lo alto que estaba y me negué.
-Vamos, jamás permitiría que te pasara algo malo. Yo te cuido, pelirroja, siempre lo haré. -su mano sigue extendida, dudé en si tomarla o no.
La tomé, primero subo un pie al marco de la ventana mientras saco La mitad de mi cuerpo. Dereck ayuda a posarme en la rama del árbol y saco mi otro pie, piso la rama y esta rebota, y con miedo abrazo a Dereck.
-Solo no mires abajo ¿Bien?-fue lo primero que hice, mire al piso, y luego lo abrazo más fuerte.
Me separa de sí, me invita a moverme por la gran rama y lo intento, pero apenas y puedo moverme. Me pare en mis dos pies, y sin mirar hacia abajo, me inclino y me apoyo en el tronco, abrazándolo como si mi vida dependiera de ello.
-Bajaré yo primero y luego te ayudaré ¿Vale?-asiento, aún pegada al árbol.
Bajó por las ramas como un mono, mientras yo seguía abrazando al tronco, no quería soltarlo, sentía que terminaría cayendo al piso aunque Dereck me dijo que no me iba a pasar nada malo.
-Bien, pelirroja. Ahora baja, te diré dónde pisar -mis ojos estaban cerrados, muy fuertemente-. Okay, debajo de tí, a tu izquierda, hay una rama...
Mi pie izquierdo se movió, Dereck me señaló la rama y aterricé en ella, pero mi vista se concentró en el césped de abajo «¡No mires abajo!».
Con miedo, intento acomodarme en la rama, pero cuando pongo mi otro pie en ella, me resbalo, cayendo de espaldas hacia el vacío.
-¡Ah! -solte un grito, pensaba que terminaría lastimándome, así que cerré mis ojos esperando el impacto, que nunca llegó.
Unos brazos fuertes me atraparon, y el olor a pino cala en mis fosas nasales al instante.
Abro mis ojos, y lo primero que ví fue a Dereck, sonriéndome con alivio.
-Te atrapé. -sus ojos verdes conectaron con los míos, impregnando en lo más profundo de mí ser.
No sabía si podía ver a través de los míos, si podía saber que sentía, que pensaba. Solo sabía que esa conexión no la podía tener con nadie más, que solo él tenía el poder de hipnotizarme de esa manera.
Me gustaba, pero a la vez le temía.
-¿Me comprarás esos libros?
-Por tí lo que sea, pelirroja.
Salimos con cuidado de mi patio trasero, no quería que mis padres me vieran escapar, jamás lo había hecho, ¡Nunca los había desobedecido!
Y Dios, se sentía genial.
Caminamos hasta el centro del pueblo, dónde están la mayoría de las tiendas y marcados.
-Vi una librería por aquí... ¡Allá está! -señala una pequeña librería en medio de un café y la única panadería que hay aquí.
Lo tomo de la mano, ansiosa por llevarlo. Siempre que salía venía aquí a deleitarme con el montón de libros que había, siempre que venía salía con uno en la mano.
Empujé la puerta de entrada y una pequeña campanita sonó cuando lo hice. A mi derecha había un mostrador, detrás de él, una chica estaba usando una computadora con cara de aburrimiento.
-Hola, ¿Sabes dónde están... ? -Dereck se acercó a ella, pero yo lo detengo, sabía dónde estaba cada libro, cada estilo de lectura y cada cosa aquí.
-Ven conmigo.
Caminamos por los estantes llenos completamente de libros, libros y más libros... Era como un paraíso para mí.
-¿Has venido aquí antes? -me preguntó Dereck.
-Vengo todo el tiempo. -por cada estante que pasaba tomaba un libro, se los doy a Dereck para que me los sostenga.
-Se nota... -ríe, haciéndome sonrojar.
-¡Mira este! -pase por el pasillo de «romance» y mire el último libro de mi saga favorita.
-¿Amanecer... Parte dos? -lee el título del libro entre mis manos.
-¡Amo la saga Crepúsculo! -pongo el libro junto a los demás que sostiene-. Y también a Jacob.
-¿Quién es Jacob? -me pregunta el castaño, fulminándome con la mirada.
-Es un hombre lobo muy sexy. -me sonrojé al decirlo, y no por imaginarme a Jacob sin camisa, sino por decírselo a Dereck de una forma tan natural, en la que nunca había hablado antes.
-Ah... -parece haberse molestado ¿Pero por qué?
-Ay Dereck, solo es un personaje ficticio, no existe.
-¿Y si no existe por qué dices que lo amas?
-Porque es cierto, tengo muchos novios que son personajes ficticios, solo que ellos aún no lo saben.
Dereck se ríe, no para de reír, y lo sigue haciendo mientras yo lo miro mal.
-Sí que estás loca, pelirroja. -se limpia una pequeña lagrimita que ha salido de su ojo.
-Búrlate todo lo que quieras, pero jamás serás como Jacob.
-Tienes razón... soy mucho mejor que él. -me pasa por al lado, dejándome atrás entre los estantes de libros.
-¡Ya quisieras, elefante!
Luego de tomar más libros, vamos a la caja para pagar. La chica no le quita los ojos de encima a Dereck, y creo que una pequeña punzada de celos atravesó mi pecho, pero no quería tomarle importancia.
Tomé las bolsas llenas de libros, son dos, pero están casi llenas. A mitad de camino mis dedos ya se habían puesto rojos por el peso, así que Dereck me ayudó a cargarlos.
-Bien, llegamos. -me dice él, luego de ayudarme a subir de nuevo a mi habitación y entregarme las bolsas.
-Sí...
De repente, el impulso de hacer algo me avasalló de una manera impresionante. Lo miré y me miró desde la rama del árbol.
«A la mierda todo».
Tome su rostro entre mis manos, y planté un pequeño beso en sus labios, tenía que agradecerle por todo lo que había hecho.
-Gracias... -le susurré.
-No tienes que agradecerme, pelirroja -me separé de él, permitiéndole bajar de nuevo al césped de mi patio-¡Nos vemos mañana!
Moví mi mano en manera de despedida, con la cara caliente, no podía decir nada, mi corazón palpitaba de una manera impresionante por lo que acababa de hacer.
¡Lo besé!
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