SE ACERCA LA PARTIDA
En solo unos segundos estuvieron en el techo de la casa de Amílcar, ambos eran completamente invisibles para cualquiera que anduviera por allí.
No había nadie al interior de la casa, y Dracul no quería gastar más sus energías buscando la ubicación exacta de los dos lobos. Decidieron que esperarían sobre el tejado hasta que ellos llegaran.
Horas después aún no había rastro de los lobos. Dracul estaba bastante molesto, agotado, y hambriento. Amílcar sugirió entrar a la casa y para su sorpresa el demonio acepto.
Entraron sin más demora, Amílcar recorrió su casa para ver si todo estaba igual que cuando se fue. No había una sola botella de alcohol, sus hermanos las habían sacado todas. Sin embargo si había bastantes provisiones. Dracul se asomó a la puerta de la cocina y le dijo que oía voces que se acercaban cada vez más al lugar. El lobo se paró al lado del demonio y juntos se quedaron allí aguardando a ver qué pasaba.
Dos vampiros, más Elicio y Key iban directo hacia la casa.
Una vez que entraron, Los lobos fueron a encender la chimenea, luego fueron a encender el fogón de la cocina y pusieron agua a hervir para el café.
Amílcar moría por saludar a sus hermanos, casi no podía estar en silencio, el demonio lo miraba y negaba con la cabeza cada vez que el lobo lo miraba queriendo saber a qué hora se harían presentes.
Los vampiros, Luka y Cronos estaban sentados en un sillón esperando que los lobos se unieran a ellos para conversar.
Una vez que los cuatro estuvieron sentados cerca del fuego, se pusieron a hablar de lo que los había llevado a aquella secreta reunión, Luka se marcharía en un par de semanas. Carmina y André se habían marchado hacia dos semanas para empezar a buscar a Dracul en aquella ciudad donde habían muerto más de cien personas sin explicación alguna. La noticia se había esparcido por varias ciudades y de ahí al mundo. Ninguno tuvo dudas que el demonio había sido el causante de esas muertes, y de alguna manera el lobo también estaba implicado en ello.
Dracul quiso gruñir de rabia al saber que darían con él en cualquier momento. Probablemente ya estaban muy cerca del orfanato esos dos vampiros.
Amílcar negaba con la cabeza pues la noticia tampoco le gustaba para nada. Él no tenía problema en ser encontrado, sobre todo por sus hermanos, pero sabía que Dracul no quería tener nada que ver con los demás.
Una vez que terminaron de discutir los planes, Luka y Cronos se marcharon discutiendo los últimos detalles de su próximo viaje, mientras los lobos hablaban también del asunto. Apenas los vampiros estuvieron lo suficientemente lejos, Dracul y Amílcar se hicieron visibles frente a los dos lobos. Estos reaccionaron como era de esperarse, retrocedieron y rugieron furiosos ante la repentina aparición del demonio.
Casi ni repararon en su hermano a solo unos centímetros de Dracul.
Antes que hicieran algo más, Dracul fue hacia ellos y los sujeto del cuello, Amílcar toco su hombro y desaparecieron de allí enseguida, los vampiros entraron en el momento en que todo el grupo desaparecía.
Se quedaron inmóviles a la entrada de la casa sin ser capaces de nada más, solo los vieron desaparecer frente a sus ojos.
Dracul y los lobos aparecieron en el ático del orfanato, Estos quisieron retroceder enseguida pero Dracul entro en sus mentes y les mostro lo que estaba pasando. Poco a poco los lobos dejaron de resistirse a su agarre y dejaron de forcejear.
Una vez que el demonio les mostró todo, los soltó y se alejó de ellos. Amílcar lo alcanzo a sujetar antes de caer al suelo. Lo cargo en brazos con cuidado de no tocar su piel y lo recostó en el sillón frente a la ventana.
Lo cubrió con varias frazadas y se quedó a su lado viendo cómo se dormía sin poder evitarlo, estaba muy agotado, se veía peor que nunca.
Amílcar se puso de pie y se quedó aguardando a ver qué harían sus hermanos.
Estos estaban pálidos, y en completo silencio. Amílcar sabía lo que debían estar sintiendo, costaba bastante procesar la sobrecarga de información que el demonio había metido a la fuerza en su mente.
Después de un par de minutos, los lobos sonrieron hacia su hermano y fueron a abrazarlo. Key le gruño molesto y le dio un fuerte golpe en el brazo. Elicio miraba todo a su alrededor y luego miraba de nuevo a su hermano, al demonio, y negaba con la cabeza.
Hablaron por varias horas hasta que todo lo que debieran saber estuvo dicho. A ninguno le hizo mucha gracia ser sacado de aquella manera del pueblo, pero entendían las razones del demonio, los dos hermanos mayores de Amílcar tenían planes de salir a recorrer el mundo una vez que hubieran encontrado a su hermano, pero ahora sus planes habían cambiado por completo, y la verdad es que no les importaba mucho. No tenían problemas en dejar sus planes para más adelante.
Bajaron al primer piso y fueron a la cocina para tomar desayuno.
Los ex cazadores aparecieron a eso de las seis de la mañana en la cocina, y sonrieron de buena gana la ver a los lobos.
Se saludaron como buenos amigos.
Minutos después fueron presentados a Eleonora y Clara y todos empezaron a preparar el desayuno de los niños que empezarían a bajar en cualquier momento.
Dracul dormía profundamente, inconsciente de todo lo que estaba pasando en el orfanato. No tenía consciencia de absolutamente nada, podría ser atacado o llevado a cualquier lugar y él ni se enteraría.
Carmina y André estaban a solo cinco días de llegar a la ciudad donde habían ocurrido las extrañas muertes. Ambos habían salido de la ciudad subterránea diciendo mentiras, y ayudados por aquellos vampiros que sentían aprecio por Ary, sin importarles en que se hubiera convertido.
Luka y Cronos no habían dicho una palabra de lo sucedido, ni siquiera habían dicho haber visto a los lobos cuando Lucian advirtió que ellos no estaban en su casa ni en ningún lugar cerca del pueblo. Ellos se mostraron tan desconcertados como los demás con la repentina desaparición de los lobos y salieron en su búsquela al igual que los demás.
A pesar de la farsa que representaban ante los demás, estaban preocupados, pues si Dracul los había estado espiando y había oído su conversación, probablemente estaba sobre aviso y estaría esperando a Carmina y a André y no tenían idea de que iba a hacer o cómo iba a reaccionar cuando los viera llegar, había dejado muy claro que no quería volver a ver nunca más a ninguno de ellos. Los vampiros no lo pensaron dos veces, y antes de que pasara más tiempo y Carmina y André corrieran aún más peligro, se marcharon para ir hacia donde sus amigos habían partido.
Tres horas después de su huida los demás vampiros se dieron cuenta que los dos más revoltosos y notorios de su clan no estaban por ningún lado. Al hablar con Lucian, Hottu y Sacha, ningún tuvo dudas que todo estaba relacionado, y obviamente el demonio estaba metido en medio. Los vampiros y lobos más fuertes salieron enseguida tras los demás. Todos habían oído lo que había pasado en Davalu/Ararat, pero ninguno había siquiera considerado el ir en esa dirección. Mientras más lejos estuvieran de allí y de lo que estaba sucediendo, era mejor. Sin embargo ahora estaban obligados a ir allá, pues William no dejaría a Carmina a merced de ese demonio, y Tristán y Janosh jamás dejarían de preocuparse por su hermana, sin importar lo obstinada, e intransigente que fuera. Lo Mismo Ángelo, que era hermano de André y Luka. Enoc tampoco dejaría a su suerte al problemático de Cronos, sin importar todos los dolores de cabeza que le provocara. En cuanto al resto de los vampiros, no dejarían solos a los miembros de su clan, sobre todo si un demonio poderoso podía hacerles daño. Los lobos pensaban igual, aunque no le tenían tanto pavor a Dracul como los vampiros.
En lo que todos estaban de acuerdo, era que aquel demonio solo les traería problemas en el futuro.
La gran mayoría de los vampiros y varios lobos pensaban que lo mejor para todos sería si ya no existiera más.
Tres días después de ir a buscar a los lobos Dracul despertó, se sentía con ánimo y no estaba tan cansado como los días anteriores, aunque sí bastante hambriento. Se quedó sentado en el alfeizar de la ventana que había en el ático, viendo como los lobos y los hermanos Leppala trabajaban plantando árboles por los alrededores del orfanato, mientras las mujeres y los niños más grandes trabajaban en las cosechas que había al otro lado, y los más pequeños jugaban. Había un sol maravilloso afuera, el demonio moría de ganas por estar con ellos y disfrutar del calor que tanta falta le hacía. No le gustaba el frío, lo detestaba, le gustaban los días soleados y la cálida brisa. Los días soleados para él eran alegría. Los días fríos eran tristeza y malos recuerdos. No es que recordara muchas cosas, pero recordaba odiar el cielo nublado, la lluvia y el otoño.
Se envolvió bien en las frazadas y bajo por algo de comer aprovechando que no había nadie dentro del orfanato.
Comió un poco de todo, pero su hambre no había disminuido en lo más mínimo. Sin embargo sabía que estaría bien, solo debía acostumbrarse a vivir con esa necesidad abrumante por la sangre de vampiro.
Una vez que volvió al ático se acostó en el sillón y se cubrió bien, tenía que pensar en lo que haría en los próximos días y hacia donde iría. Sabía que no podía permanecer allí por más tiempo. No importaba lo a gusto que estuviera, o lo querido que fuera, no podía seguir allí, no había realmente ningún lugar en el mundo al que él perteneciera. Era el único de su especie, jamás tendría un lugar entre los seres humanos, o entre los vampiros y lobos.
Estaba destinado a la soledad sin importar cuanto la detestara.
_" ¿Esta es la cuidad?"
_"Si... creo que sí"
_"Al fin hemos llegado..."
André estaba tan ansioso como Carmina, a pesar de saber que tal vez lo único que encontrarían allí sería la muerte. Dracul no los quería cerca, pero ellos tenían que saber si realmente había sido Ary en el pasado. La duda no los dejaba vivir, no podían pensar en nada más que en encontrarlo y hablar con él.
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