Y entonces, cuando menos lo notaron. Se estaban despidiendo de los padres de Larissa para volver a Hogwarts.

Ambos decidieron acompañarlos a la estación, justo antes de que cruzaran la pared. Draco colocó una mano en la espalda baja de Larissa y se acercó a su oído. -Ve tú primero, creo que olvidé algo. 

Larissa se dio media vuelta y frunció el ceño. -¿Qué fue?... Puedo acompañarte. - sugirió.

Draco negó con la cabeza. -Si me acompañas los lugares se van a llenar. Voy solo, amor. - le respondió.

Entonces Larissa asintió y se despidió de sus padres, mientras ellos le deseaban un buen inicio.

Larissa cruzó la pared y Draco se dio media vuelta para ver a los padres de Larissa. Estaba nervioso, las manos le sudaban, ambos señores lo veían esperando que dijera algo.

-¿Te sientes bien, muchacho? - dijo el padre de Larissa.

Draco asintió y tomó un poco de aire. -Le he dicho a Lari que olvidé algo, pero... quería hablar con ustedes. Sobre mi relación con ella. - dijo jugando con los anillos de su mano.

La madre de Larissa asintió, esperando a que hablara más.

-Puede ser muy rápido, pero... estoy seguro de que quiero que ella sea parte del resto de mi vida, y que ella me permita ser parte de la suya... - comenzó a decir, mientras los padres de Larissa lo miraban algo confundido. -Yo quisiera pedirles permiso... para casarme con ella. 

La madre de Larissa separó sus labios. Esa mujer era tan idéntica a su hija, con respecto a las reacciones. -¿Nos estas pidiendo su mano? - preguntó con voz tranquila.

Draco asintió nervioso, temeroso de que le dijeran que no, pues su pasado no ayudaba en absoluto. El padre de Larissa asintió. -Si... si estas seguro, muchacho, puedes hacerlo. - afirmó.

La madre de Larissa observó a su esposo y luego a Draco. -Si ella quiere, entonces por mi y por mi esposo no hay problemas, Draco. 

En la cara de Draco se formó una sonrisa y asintió. -Muchas gracias. - respondió Draco.

La madre de Larissa notó la felicidad en su rostro y le señaló con la mano. -Vamos, date prisa. Se hace tarde. 

Draco asintió y cruzó aquella pared, que lo envió directamente al tren, entonces subió y comenzó a buscar en los vagones a Larissa. 

La encontró luego de unos minutos, ella estaba colocando sus pertenencias en la parte de arriba, mientras se subía a uno de los asientos para alcanzar. 

Draco se sentó sin decir nada, esperando a que ella lo notara, pero ella lo vio hasta que se sentó frente a él y sonrió divertida, pues la había tomado por sorpresa. 

-

Al llegar a Hogwarts, el tiempo se pasaba volando, mientras Draco y Larissa salían en sus tiempos libres a pasear por el lago o conversar con Astoria en la sala común.

Larissa regresaba a dormir a su habitación de vez en cuando, pero se sentía molesta, ya que le encantaba dormir con Draco y los entrenamientos con Montague eran cada vez más largos, haciendo que ninguno de los dos pudiera verse como antes. Sumando, que los exámenes finales se estaban acercando y ambos pasaban el resto del día estudiando.

Larissa tenía una pequeña idea, de que es lo que deseaba estudiar. 

Psicología tal vez. Le gustaría ayudar personas como ella o como Draco, que pasaban por malos momentos, los cuales necesitaban ayuda profesional para poder vivir mejor sus vidas.

Mientras ella se sentaba a estudiar en una mesa abandonada de la biblioteca, dejó caer su mochila en la mesa, para luego sacar todos sus pergaminos y acomodarlos en orden, estaba un poco estresada. 

No veía a Draco, solo para dormir y apenas hablaban, pues el chico regresaba tan cansado que se quedaba desmayado en cuanto su cuerpo tocaba la cama, muchas veces Draco se iba temprano por la mañana, lo que la obligó a ir a su propia habitación. 

Le quedaban dos asignaturas, pero eran tantos temas que dudaba poder aprenderlo en esa tarde. Quería llorar de lo estresada que estaba.

Comenzó a leer y a leer, intentando memorizar cada hechizo, cada movimiento, cada parte de la teoría, no quería dejar ni un solo tema sin ver. 

Pero el hecho de llevar sentada cuatro horas, leyendo los dos mismos pergaminos la hizo comenzar a llorar, en el momento que notó le quedaban seis pergaminos y una asignatura completa.

Pudo sentir como la silla de su lado se corría en el piso y limpió sus lágrimas, sintiendo vergüenza de que algún alumno la viera llorar por no poder aprender. Hasta que sintió el olor mentolado de su novio, ella levantó su cabeza y vio a Draco con el uniforme de quidditch.

-¿Estas cansado? - le preguntó ella, al notar como las gotas de sudor resbalaban por su cien, al mismo tiempo que quitaba la túnica de su cuerpo y secaba su cara con ella. 

El chico asintió y los ojos de Larissa no evitaron bajar a la camisa mojada, que se estaba pegando al abdomen de su cuerpo, ella regresó sus ojos a los grises y lo miró con tristeza. -Draco, tengo que estudiar, lamento no poder estar contigo hoy... quería ir a tu entrenamiento. - admitió en voz baja.

Draco asintió y la tomó por la barbilla, juntando sus labios en un beso tierno.

¿Hace cuánto no se besaban? ¿Hace cuánto no lo hacían? ¿Hace cuánto no se tocaban con amor? ¿Hace cuánto no hablaban?

Su corazón dolió al pensar en los rumores que corrían en Hogwarts. "Draco Malfoy le va a pedir matrimonio a su novia". 

Pero ahora mismo, ella lo dudaba, habían pasado meses desde que ese rumor comenzó y Draco no daba señales de hacerlo, al mismo tiempo que cada vez hablaban menos y pasaban mucho tiempo separados.

Larissa comenzó a llorar al sentir que su mente estaba llena de cosas y golpeó su frente con la mesa frente a ella. Draco la tomó de los hombros y besó su mejilla, dejando que su respiración le golpeara en el cuello. -¿Qué pasa, Lari? - le susurró al oído.

La Gryffindor negó con la cabeza. -No puedo estudiar, Draco. 

El rubio había terminado ya sus exámenes, puesto que él había asistido a la mitad del ciclo escolar durante la guerra. Iba más preparado, todo era un simple repaso ahora.

Malfoy observó los pergaminos que ella tenía en la mesa y comenzó a tomarlos en sus manos, leyendo el contenido de cada uno, para luego ordenarlos de alguna forma extraña.

Larissa notó como ahora había menos contenido y lo observó. -¿Dónde esta lo demás? - le preguntó Larissa a Draco.

El rubio la miró y sonrió. -Eso es lo que va en esos exámenes. No hace falta estudiar todo. 

Larissa negó con la cabeza. -¿Y si me cambian la prueba? - dijo preocupada.

Draco negó con la cabeza. -Le han hecho la misma a todos los alumnos por años, hazme caso. - le dijo él, para luego besar su mejilla.

Larissa asintió y comenzó a leer cada pergamino, intentando memorizar. Pero pasaron dos horas más y ya era de noche. El estrés la estaba consumiendo, aún tenía cuatro pergaminos por memorizar, mientras Draco solo la miraba hacerlo y dejaba pequeños besos en sus labios o su mejilla de vez en cuando.

Al fin de dos horas más, eran las once de la noche y Larissa le pidió a Draco que le preguntara sobre los temas, para corroborar que lo sabía de memoria.

-¿Lo dije bien? - le preguntó ella, luego de notar el ceño fruncido de Draco, leyendo las palabras de los pergaminos.

El rubio asintió. -Si, lo haz dicho correctamente, amor. - le respondió.

Fue como si le hubieran quitado cinco mil kilos de encima, ella suspiró y se dejó caer en la silla, mirando al techo. -Estoy estresada. - susurró mirando el techo, mientras la cabeza le palpitaba.

Draco se acercó a ella y comenzó a meter su mano debajo de la falda, lentamente, rozando cada centímetro de la piel de sus muslos. Ella cerró los ojos al sentir como él hacia a un lado sus bragas y acercaba su cara a la de ella. -¿Sabes qué ayuda al estrés? - le susurró.

Larissa asintió. -Hacer un trabajo en equipo con un amigo. - murmuró divertida, recordando las palabras que él le había dicho cuando recién se conocían en la habitación de Draco.

El rubio se burló entre dientes y ella sintió el cálido aliento acariciar su mejilla. -Si, pero hay otra cosa... una que a mi y a ti nos gustaba hacer cuando estábamos muy aburridos en mi cama. - dijo en voz baja, mientras comenzaba a rodear su clítoris de forma lenta.

La castaña apretó su boca, evitando soltar un suspiro de alivio y abrió los ojos, para encontrarse con las piernas abiertas en una silla, mientras Draco la tocaba en uno de sus puntos dulces, pero ella más que su toque, extrañaba sus labios.

Y como si él hubiera leído sus pensamientos, la besó con la boca abierta, tomando su labio inferior, como si le pidiera dejar que su lengua entrara en su boca, y ella lo dejó. Dejando que la tocara, mientras se obligaba a no hacer ruido, mojando la mano de Draco que la frotaba con fuerza, pero de una forma lenta. 

Draco separó sus labios de ella. -¿Sabes cuál es mi fantasía? - le tarareó sobre sus labios y ella negó con la cabeza, mirando a los ojos grises. -Hacerlo en una biblioteca... da la coincidencia que estamos en una... - dijo con una pequeña sonrisita.

Larissa se sentó correctamente, sin cerrar las piernas, dejando que él siguiera frotando con sus dedos, mojando su mano con sus jugos. -Entonces déjame ayudarte a cumplirla, por favor. - murmuró.

Y con eso fue suficiente para que Draco le hiciera saber que la follaría sobre una mesa, contra un estante de libros, en una silla, mientras ella se mecía sobre él, contra una pared, mientras ella presionaba su cara contra el material duro de la pared y él le abría las piernas para follarla desde atrás.

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A la mañana siguiente, Larissa apenas y podía moverse. Draco se había aparecido con ella en su habitación, después de darle tantos orgasmos en una noche. 

Estaba segura que no olvidaría ni un detalle de lo que decía en los pergaminos, porque tampoco olvidaría ese día. 

Y así fue, como Larissa y Draco, se enteraron una semana después, que habían pasado con buenas calificaciones sus exámenes. 

Ellos podrían graduarse.

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Hola mis niñas, no se vayan todavía. Aún quedan capítulos!!

Este libro no es un smutfic, por lo que decidí saltar la escena de la biblioteca.

El orden para leer, sin que se hagan spoiler solas, los siguientes epílogos es:

1. Pledge of love.

2. Therapy.

3. Wedding.

Y al final, mis agradecimientos, que espero se tomen el tiempo de leer...

Att:—F💖.