37.

Habían regresado a la habitación de Draco luego de un día cansado de clases. Estaban a nada de salir de vacaciones. 

Larissa se dejó caer en la cama se Draco y pudo ver lo cansado que estaba, entonces ella se arrastró a él por la cama. -¿Estas bien? - le murmuró sobre sus labios.

Draco asintió y acercó un poco su cara, para besarla con cuidado. 

Cuando ambos se separaron, se dieron cuenta de que no se habían tocado desde hace un buen tiempo.

Draco parecía estresado con la escuela y Larissa no le hablaba por eso. Dejaron de besarse tan a menudo, porque Draco solo caía rendido en su cama y se quedaba dormido.

Larissa le acarició la mejilla. -¿Quieres que lea un libro? - le preguntó, estirando su mano para tomar el libro.

Draco negó con la cabeza, cerrando los ojos, entonces Larissa notó como resbalaban las lágrimas por sus pálidas mejillas, como su nariz iba tomando un color ligeramente rosado. 

Draco se aferró al cuerpo de Larissa, mientras los hacia caer en la cama; dejó su cabeza en el pecho de Larissa, pero ella estaba bastante preocupada.

Le acarició el cabello, intentando hacer que la mirara. -¿Qué te pasa? ¿Te han dicho algo? ¿Fue Seamus? - le comenzó a preguntar.

Draco negó con la cabeza, mientras los suaves sollozos escapaban de su boca. -Me duele la cabeza, es todo. - mintió, cerrando los ojos, para seguir llorando.

Larissa lo rodeó con sus brazos, mientras lo dejaba llorar un poco. -Draco... - comenzó a hablar ella, con voz suave. -Sé que tú no lloras por dolores de cabeza, ¿Te duele mucho? ¿Alguien te lastimó? - dijo enredando sus dedos en el suave cabello platinado.

Draco levantó su cara y ella pudo notar como sus ojos estaban inyectados en sangre, mientras sus mejillas se encontraban manchadas de lágrimas, Larissa estiró su mano y limpió sus mejillas mojadas, para luego dejar un pequeño beso en sus dos mejillas. 

Draco volvió a sollozar. -¿Por qué estas conmigo? - le dijo de repente.

Larissa lo miró preocupada. -Porque eres mi novio, Draco. Porque te quiero. - le respondió con cuidado.

El rubio negó con la cabeza. -¿Cómo me podrías querer? Soy malo, todos lo dicen. - le dijo el chico entre sollozos.

Larissa negó con la cabeza. -No es verdad, sabes que no eres así... tú mismo me contaste hace unas noches, como Voldemort te obligó a hacerlo, Harry nos dijo que no eras capaz de matar a nadie, porque eres bueno. -le dijo con un tono lleno de preocupación.

A ella le preocupaba que alguien en la escuela le hubiera dicho algo en su ausencia. 

Draco continuó llorando, pero Larissa lo abrazó, tomando la parte posterior de su cabeza, para hacerlo descansar en el hueco de su cuello. Ella acarició su cabello, intentando darle algo de consuelo. -¿Quién te ha dicho esas cosas, Draco? - le susurró ella.

El chico movió su mano a su pantalón y sacó un papel arrugado, se separó de ella y la miró, mientras la veía desdoblar e intentar alizar el papel. 

-

"Los Malfoy en juicio, ¿Otra vez?"

El hijo de los Malfoy, un mortifago de mucho cuidado, ha sido obligado a ir a un juicio, nuevamente, tras encontrar evidencia nueva. Se dice que es participe de torturas con su padre, de haber escondido información del ministerio... En resumen, Draco Lucius Malfoy, es un ex mortifago de mucho cuidado, alguien malo. Veremos que tiene para decir en el juicio.

-

Larissa levantó sus ojos a Draco y sacó su varita, la apuntó al papel y murmuró: -Incendio. 

El papel se hizo cenizas y ella levantó sus ojos a Draco. -Tengo que dejarte sola durante las vacaciones y... estos días. - le dijo Draco, limpiando sus lágrimas. -Quería pasar navidad contigo y año nuevo. - admitió, volviendo a llorar. 

Larissa negó con la cabeza y lo atrajo a su cuerpo. -No te preocupes, Draco... puedo ir a mi casa, con mi mamá y mi papá... - murmuró.

El rubio la abrazó con fuerza. -Tengo que hacer mis maletas, voy a salir mañana por la mañana, si necesitas algo... envía una lechuza a la Mansión. - le dijo, mientras acariciaba su mejilla.

Larissa asintió y besó su mejilla. -Si...

Esa noche, Draco y Larissa no se detuvieron ni un solo segundo, mientras Draco metía las manos debajo de la ropa de ella, acercando sus cuerpos, insaciable de ella.

Estarían lejos un buen tiempo y temía de eso, no sabía si la podría volver a ver, si estaría en Azkaban, si lo tendrían en juicio por meses, quizás no lo dejarían tener contacto con nadie. 

La aprovechó en todos los aspectos, mientras la calentura subía en ambos. Draco no la haría tener sexo solo por estar lejos, simplemente dejó que ella lo guiara, mientras la misma chica tomaba su mano y la deslizaba por su estomago, dejando que entrara en sus bragas. 

-Tócame y yo te voy a tocar a ti. - le murmuró.

Draco asintió y comenzó a trazar círculos invisibles sobre su punto sensible, mientras la veía jadear por las sensaciones; las manos de Larissa se fueron por abajo de la ropa de Draco y bajó un poco de su ropa interior, para dejar escapar su longitud y comenzar a mover su mano de arriba a abajo. 

Draco gimió al sentir como las manos de Larissa lo apretaban y no tardó mucho tiempo en hundir uno de sus dedos en ella; Larissa gimió en voz alta, mientras lo sentía meter su dedo lentamente, ella seguía masturbando a Draco, quien mordía su labio con fuerza, evitando gemir en voz alta.

Ella elevó sus caderas cuando Draco se quedó ahí, inmóvil, disfrutando de como ella se desesperaba por no moverse. -Draco si no me follas ahora, voy a dejar que te quedes sin correrte. - le escupió ella, estaba lista para seguir peleando con él, cuando comenzó a gemir, al sentir como Draco movía su dedo y agregaba otro al instante, golpeando con fuerza dentro de ella.

Su mano seguía tocando a Draco, cada vez más rápido. -Te corres después de mi, ¿entendido? - le dijo Draco y ella asintió, gimiendo más fuerte, cuando sintió como el chico curveaba sus dedos antes de salir y tocaba su punto sensible. 

-Más. Quiero más. - dijo ella, levantando sus caderas. 

-Haz que me corra primero. - le dijo Draco con una sonrisa burlona.

Larissa se desesperó cuando notó que Draco no corría en su mano, como estaba planeado en su cabeza, entonces lo hizo sacar sus dedos y acercó su cara al miembro duro de Draco. -Si te quieres correr, entonces hazlo en mi boca. - le dijo ella, para luego humedecer sus labios y envolverlos alrededor de la polla de Draco, pero ella no tenía idea de como hacerlo. -Draco... - murmuró vacilante, soltando la longitud de Draco.

El rubio negó con la cabeza. -No hagas nada que no quieras. - le dijo seguro, mientras se sentaba en la cama.

Ella lo miró. -Solo empújame o dime que hacer. - le dijo, para envolver sus labios en su miembro y tratar de tomarlo, pero una arcada la atravesó cuando la punta de Draco tocó el fondo de su garganta. 

Draco suprimió un gemido y la tomó con fuerza del cabello. -Solo chupa, yo hago el resto, bebé. - le dijo en un bajo susurró.

Ella lo miró a los ojos, mientras Draco se sentaba correctamente y la empujaba arriba y abajo. Al principio fue despacio, pero luego aceleró el paso y ella tuvo que sostener sus manos a los lados del cuerpo de Draco, apretando las cobijas.

Draco gimió cuando ella tocó su punto dulce y su cabeza se dejó caer hacía atrás, continuando con sus movimientos. Regresó sus ojos a ella y notó como estaba en la posición más caliente, en la que se pudo imaginar.

El cabello castaño le caía por los hombros, mientras estaba a cuatro patas, chupando su polla, dejando que Draco la empujara como él quisiera. No podía quitar la vista de sus ojos, lo veía con aquella inocencia, como si ella no tuviera en ese momento una polla en su boca.

Larissa frotó sus piernas, al sentirse excitada por chupar la polla de su novio y verlo jadear y gemir por ella.

Draco gimió mientras la miraba directamente a los ojos. -Me voy a correr. - le avisó.

Entonces él mismo movió más rápido la cabeza de su novia, de pronto, él empujó sus caderas contra su boca y se corrió en ella. Manchó la cabidad de su boca con hilos de líquido tibio y blanquecino.

Larissa tenía los cachetes inflados mientras se volvía a sentar, tenía la boca llena de semen y no sabía exactamente que hacer. Draco se aceró a ella. -Puedes escupirlo si quieres. 

Ella negó con la cabeza y se lo pasó; Draco abrió la boca, como si estuviera esperando que ella lo hubiera ido a escupir al baño. 

-Bueno, es mi turno de que te corras. - murmuró Draco, haciendo que ella se acostara de nuevo en la cama.

Larissa se dejó caer, abriendo inmediatamente las piernas para Draco, él sonrió cuando la vio hacerlo y lamió sus labios, acercando su cara a su entrada. Chupó una línea recta en su coño, provocando que ella gimiera.

Absolutamente eran sensaciones nuevas para ambos. Larissa nunca había tenido sexo y Draco nunca le había hecho un sexo oral a nadie. 

Hundió su lengua en la vagina de ella, provocando que la mano de la castaña volara inmediatamente a su cabello, como si pidiera que no dejara de hacer eso. Por supuesto que él no se iba a detener.

Draco chupó y chupó, mientras rodaba su lengua en su clítoris y metía dos de sus dedos, sin dejar de chupar. Ella arqueó la espalda cuando lo sintió curvear sus dedos, justo donde ella lo necesitaba.

Levantó sus caderas mientras jadeaba el nombre de Draco. -Estoy cerca, Draco. - gimió.

El rubio lo hizo más rápido, ayudando a que tuviera un orgasmo fuerte, mientras movía sus dedos más rápido, más profundo, haciendo un movimiento de tijera para estirarla más; ella soltó un grito de placer cuando pudo sentir la deliciosa sensación de ser estirada. Sus caderas tenían vida propia, mientras se mecían sobre los dedos y la boca de Draco.

Ella regresó sus ojos a los ojos llenos de deseo de Draco y se corrió mientras lo miraba y gemía su nombre una y otra vez, hasta que su orgasmo se terminó.

Draco llevó sus dedos a su boca y ella observó como él los chupaba, limpiando su líquido de ahí y pasando sus lengua por sus labios, comiendo los restos de ella.

Luego de unos segundos, Draco se dejó caer junto a ella cansado. -Quiero volver pronto, para poder besar tus labios toda la tarde, mientras meto mis manos a tu blusa o a tu pantalón. - murmuró, atrayendo el cuerpo de la castaña a su lado.

Larissa suspiró y cerró los ojos. -Te voy a extrañar cuando no estés.

Draco besó su cabeza. -Voy a enviarte muchas cartas... solo dame la dirección de tu casa. 

Larissa asintió y sin dudarlo, se la dio.

Sin duda se harían mucha falta, Draco temía más que ella, pues no sabía si iba a regresar... o quedaría encerrado en Azkaban.


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Vi que les gusta que escriba smut, entonces agregue esa escena :)

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