Quizás muchos crean que Odalis tenía todas las respuestas, pero no es así, porque aun cuando pudiera saber más cosas que la mayoría de las personas, prefería vivir descubriendo poco a poco lo que la vida les deparaba. Aun le cuesta trabajo afrontar la responsabilidad  que conlleva tener la información privilegia de tiene, pero intentaba dentro de sus posibilidades hacer lo que considera conveniente.

Su vida había dado un tremendo giro y la había hecho encararse con sus más profundos temores y aun cuando seguía teniendo cierto temor de que algún día ese futuro que los aguardaba se tornara oscuro, tenía la certeza de que no estaría sola para enfrentarlo.

Odalis ya estaba en su último año del colegio y había sido elegida como premio anual de ese año y capitana del equipo de quidditch, seguía siendo una chica sumamente brillante pero su carácter mostraba ciertos cambios, podría tener la apariencia aristocrática propia de los Malfoy, la altivez y suficiencia en sus maneras,  pero quienes la conocían podían darse cuenta que su carácter nada tenía que ver con su porte.

Sin duda ella era la viva representación de sus padres, la unión de dos personas tan diferentes entre sí que había culminado en la combinación perfecta. El resultado era una hermosa chica alta de piel bronceada y hermosos ojos grises, de porte elegante y andar altivo pero de una sencillez y gentileza en su trato que cautivaba a todos los que estaba a su alrededor, no tenía el envidiable cuerpo de Eleine, y sin embargo, su figura era hermosa  distinguida y bien proporcionada, su larga cabellera era su orgullo porque era del mismo color castaño que el de su madre.

Hacía dos años que sus hermanos habían terminado su enseñanza en Hogwards, Thor deseaba ser auror, Scorpius había optado por prepararse en leyes y  Eleine en investigaciones.

Su querida Eleine era completamente feliz desde que regresara Barlog de su peligroso viaje. Después de muchas penurias y de pasar un sinfín de pruebas logro que se le otorgara la oportunidad de ser un mortal, su apariencia seguía mostrando las características propias de los Elfos, no perdió la hermosura de sus facciones o la gallardía de su cuerpo, tampoco la magia elfica, sin embargo, había entregado su inmortalidad por amor.

Draco había condicionado su permiso para que estuvieran juntos, muy a su pesar sabía que no los podría separar de cualquier modo, pero era su deseo que esperaran para casarse al menos lo suficiente para que Eleine terminara sus estudios como investigadora.

Hydra y Thor seguían juntos, tenían una relación estable y se complementaban en todos los aspectos, la morena era capaz de manejar el carácter fuerte de su novio con mucha facilidad aun incluso en esos días del mes en que la luna invariablemente lo afectaba.

La relación de Scorpius y Rose no había sido muy bien aceptada Ron en un inicio, el pelirrojo se resistía a que su pequeña terminara emparentándolo con  un Malfoy,  pero sus reservas fueron destruidas por Hermione, quien al fin y al cabo también llevaba con orgullo ese apellido.

Como Elden había prometido regreso después de una larga visita a su hermano, con la esperanza de encontrar el amor que tanto anhelaba y lo encontró con facilidad en Antares, que por esos tiempos estaba un tanto abatida ante la decisión de Scopius de ser solo amigos. Le llevo tiempo sanar sus respectivos corazones antes de estar completamente recuperados para iniciar una nueva relación, pero su mutua compañía y la complicidad que compartían era mucha y no tardaron mucho en darse cuenta que el rumbo de su amor les mostraba que se pertenecían.

Leo por otra parte había descubierto la ternura y lealtad de Lily, encontraba en la menor de los Potter un amor desmedido y desinteresado, era tan valiente como Odalis, pero tan dulce que le resultaba realmente adorable.

La vida de todos se había encaminado según las predicciones del padre destino, era un futuro prometedor para la mayoría, con algunos retos y obstáculos que sortear, pero en general sería bueno.

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Varios años después…

Me levante temprano a pesar de no haber conciliado dormir como dios manda, los nervios me habían asaltado hasta muy entrada la madrugada que el sueño por fin me llevo a los brazos de Morfeo.

Me asome por la ventana y no podía creer lo que veía a través del cristal, todo era tan hermoso que no pude evitar sonreír como tonta y suspirar, cuánto tiempo habia soñado con este día.

Tuve que apoyar mi espalda en la pared para sostenerme, la emoción tan grande que sentía hacia que mis  piernas temblaran como gelatina, me costaba creer que el dia había llegado a pesar de saber que pasaría mi corazón aun no se acostumbraba al gozo que sentía en estos momentos.

Temblorosa me puse mi bata para saliar y poder ver por mis propios ojos cada detalle por pequeño que fuera de este dia que quedaría inmortalizado en mi memoria. Consideraría impropio bajar en estas fachas cualquier otro dia, pero hoy simplemente no podría contener mis ansias de correr por los jardines rodeada de tanta hermosura.

Así que sin mas abrí la puerta de la habitación y al hacerlo un exquisito aroma se coló a mis pulmones, el aire estaba impregnado de diferentes olores,  cerrando mis ojos me concentre y pude distinguir algunas de las dulces esencias, rosas sin duda, lili y fresias, pero algunos se escapaban a mis sentidos y no podía distinguirlos de todo, pero en conjunto era algo verdaderamente sublime.

Casi corri por el largo pasillo hacia las escaleras, pero un pequeño llanto me detuvo, por lo que regreso sobre mis pasos sabiendo bien quién era el responsable de ese alboroto a esas horas de la mañana.

Llegue hasta esa puerta que guardaba un gran tesoro, el más pequeño al menos por ahora de la gran dinastía Malfoy, una hermosa habitación de paredes azules me dio la bienvenida y al fondo una preciosa cuna de finas maderas y sabanas blancas y azules  estaban al resguardo de un pequeñín de cabellos negros y mejillas sonrojadas que lloraba a todo pulmón reclamando la atención de unos padres que seguramente aun dormían debido a los desvelos por cuidar a ese angelito.

-¿Por qué lloras mi querido Dan? - Le pregunte tomándolo en mis brazos y al escuchar mi voz se calmo del todo, solo soltando un par de sollozas de vez en cuando. -¿Quieres acompañarme? -Le pregunte y como toda respuesta sonrió mientras se formaban en sus mejillas pequeños hoyuelos que heredo de su padre al igual que esos bonitos ojos castaños de su abuela.

En mis brazos ese pequeño hermoso acompaño mis pasos a los jardines, el dia era calido y las flores arreglando todo el lugar hacían parecer los  jardines como los campos hermosos de los elfos, como el santuario de Turambar en su eterna primavera, siempre con pastos verdes y flores multicolores adornando la espesura.

-Muy pronto Dan, muy pronto este lugar estará lleno de nuestros seres queridos, la música comenzara a tocar hermosas melodías y tu y yo bailaremos un par de canciones antes de que tu madre te reclame ¿Qué te parece? -Escuche sus pequeños balbuceos y lo tome como una respuesta afirmativa.

Todo esta listo, las carpas de una blancura inmaculada propiamente decoradas con infinidad de flores de olores exquisitos, las filas de sillas completamente alineadas a ambos lados de un camino principal que llegaba a un pequeño podio donde mas tarde se realizarían la tan esperada ceremonia.

-¿Creo que hemos visto suficiente? Y tu jovencito necesitas urgentemente un cambio de pañales.

Regrese con el pequeño Dan haciendo curiosos sonidillos, no pude resistir la tentancon de besar sus redondas mejillas antes de llevarlo a su habitación para hacer librarlo de la carga del pañal sucio antes de preparar su biberón para dejar dormir un poco a su desvelados padres.

Pues todos deben de estar radiantes dentro de un par de horas, para cumplir con esa predicción que hacía ya tantos años esperábamos.